Magdalena del Amo: ¿Por qué este documental ahora? ¿Cómo
surge la idea y cuál es el fin?
Lara Hernández: Creo que estamos en un momento de
calma tensa, en el que muchos piensan que hemos vuelto a la
'normalidad', cuando lo que pasa es que hemos normalizado lo
anormal...
Cada día se avanza a hurtadillas en la implantación
paulatina de una agenda esclavista que tiene mal retroceso,
sobre todo si no somos conscientes de lo que estamos
entregando a cambio.
Con el documental se pretende poner las
cartas sobre la mesa, llamar a las cosas por su nombre y
despertar a la toma de conciencia.
M. del A.: Llevan siglos contándonos mentiras. ¿Es
tiempo de decir "basta ya"...?
L. H.: Por supuesto. Todo apunta a que es el momento de
recuperar nuestro poder.
Los seres humanos somos mucho más poderosos de lo que
pensamos, y ya es hora de que nos rebelemos contra
unos
verdugos que ni siquiera han tenido el valor de dar la cara.
Tenemos el derecho de recuperar la verdad sobre nuestra
historia, geografía, salud y verdadera naturaleza.
Y, por
supuesto, la obligación de hacerlo.
M. del A.: ¿Cómo valoras el papel de la disidencia, los
llamados 'despiertos'?
L. H.: El tema de los "despiertos" encierra varias trampas.
Cierto grado de despertar espiritual, o el hecho de
"despertar" a una realidad determinada, no otorga ningún
grado, ni estatus superior a otros que, quizás, lo hayan
hecho en otros campos, o lo vayan a hacer en otro momento.
La soberbia y el enfrentamiento denotan, precisamente, que
el verdadero "despertar" aun está por llegar.
Creo que ese
es uno de los grandes errores en los que hemos caído desde
la llamada "disidencia", pero que aún estamos a tiempo de
enmendar con una actitud de respeto y colaboración...
M. del A.: La gran mayoría de ciudadanos sigue creyendo el
relato oficial. ¿Qué ha fallado, qué hemos hecho mal?
L. H.: Muchos de los grandes problemas entre humanos suelen
partir de la comunicación, y no estamos ante ninguna
excepción.
Por un lado, como ya sabemos, se ha
controlado el
discurso de los medios, anulando el debate y censurando el
pensamiento crítico e independiente; y por otro lado, no
hemos sido capaces de trasladar la información que teníamos
con tolerancia y empatía, y el resultado ha sido
catastrófico.
M. del A.: ¿Estamos hablando de una situación geopolítica
más que sanitaria, con fines oscuros y muy concretos?
L. H.: A estas alturas hemos comprobado que es evidente, ya
que la narrativa sanitaria ha ido compartiendo cartel con
muchos de los otros puntos de
la agenda transhumanista,
cuyos fines están cada vez más al descubierto.
M. del A.: Entre los fines que quieren conseguir, ¿qué
destacarías?
L. H.: La pérdida absoluta de libertad y la alienación del
ser humano a favor de una sociedad de control...
M. del A.: ¿Y el objetivo mas peligroso y siniestro de la
Agenda?
L. H.: Sin duda el transhumanismo.
M. del A.: ¿Crees que
la 'pandemia' marca el fin de una era, y
el comienzo de otra?
L. H.: Sí. De hecho ya lo estamos comprobando. El mundo no
ha vuelto a ser el mismo desde 2020.
El cambio es obvio,
pero quizás estemos a tiempo de orientarlo a nuestro favor.
M. del A.: ¿Debe preocuparnos el transhumanismo?
L. H.: Preocuparse no sirve de mucho, sobre todo ante la
magnitud de un plan tan avanzado.
Creo que es preferible
ocuparse y hacer todo lo que se pueda por exponerlo y
encontrar todas las alternativas posibles.
M. del A.: Si es cierto lo que se dice de una próxima
'pandemia', ¿cómo cree que debemos actuar?
L. H.: Con aplomo y rapidez. No podemos consentir que se
vuelvan a vulnerar nuestros derechos hasta esos extremos.
M. del A.: El documental desvela todo aquello que nos
ocultan los medios oficialistas y nos pone en alerta, pero
abre una vía a la esperanza.
¿Está satisfecha con el
resultado?
L. H.: El documental habla de una realidad muy distópica, y
alerta sobre todo lo que está pasando y puede pasar, pero lo
hace utilizando el recurso narrativo del cuento, que permite
un distanciamiento y un tono algo más neutral que el
utilizado normalmente desde la disidencia.
El objetivo es
volver a las grandes preguntas, para que a partir de ahí
podamos recuperar nuestro verdadero poder, que es el que
nace del interior, y que, cuando se encuentra, es imbatible.
Aunque es un trabajo realizado en menos de dos meses y
susceptible de innumerables mejorías, estoy satisfecha,
porque ha partido de una necesidad tan fuerte que me ha
servido como combustible para sacarlo adelante, y prefiero
quedarme con lo que sí hemos podido hacer:
con todo lo bueno
de la experiencia, los encuentros (o reencuentros) con
personas maravillosas, con todo el apoyo y los momentos de
compañerismo.
Y en cuanto al resultado, en lugar de lamentar
los errores y faltas, me guardo algunas lecciones que he
aprendido:
valorar, agradecer, y reducir tanto la crítica
como la autocrítica...