por Thierry Meyssan
04 Diciembre
2018
del
Sitio Web
RedVoltaire
Versión en ingles
Versión en italiano
Insurrección en París,
1º diciembre 2018.
Al lanzarse a las calles, los franceses son el
primer pueblo del mundo occidental que se
decide a correr riesgos físicos para oponerse a
la globalización financiera.
Aunque no tengan conciencia de ello y sigan
creyendo que sus problemas son de naturaleza
exclusivamente nacional, el enemigo de los
franceses es el mismo que ha ensangrentado la
región africana de los Grandes Lagos y parte del
Gran Medio Oriente.
Occidente atraviesa una crisis existencial y
sólo lograrán sobrevivir a ella los pueblos que
comprendan la lógica que los destruye y la
rechacen.
La causa de la
recesión occidental
Las relaciones internacionales sufrieron un profundo cambio con la
parálisis de la Unión Soviética, en 1986,
-
cuando el Estado
soviético no logró actuar con eficacia ante el incidente
nuclear de Chernobil [1]
-
con la
desaparición del Pacto de Varsovia, en 1989
-
cuando el partido
comunista de la República Democrática Alemana (RDA)
destruyó el muro de Berlín [2]
-
con la
disolución de la URSS, en 1991
En aquel momento, el
presidente de Estados Unidos, George Bush padre, decidió
desmovilizar un millón de soldados y consagrar los esfuerzos de su
país a la prosperidad de los estadounidenses.
George Bush padre quiso
convertir la hegemonía que Estados Unidos ejercía sobre su zona de
influencia en un papel de líder del mundo en su conjunto y de
garante de su estabilidad.
Enunció entonces las
bases de un "Nuevo
Orden Mundial".
Lo hizo primeramente en
el discurso que pronunció junto a la primer ministro británica
Margaret Thatcher en el Aspen Institute - el 2 de agosto de
1990 - y también en su discurso del 11 de septiembre de 1990 ante el
Congreso estadounidense, donde anunció la operación "Tormenta del
Desierto". [3]
El mundo posterior a la desaparición de la Unión Soviética es el
mundo de la libre circulación, ya no sólo de las mercancías sino
también de los capitales mundiales, sin otro control que el de
Estados Unidos.
Se trata, en otras
palabras, del paso del capitalismo a la financierización, no al
logro del libre intercambio para todos sino a una forma exacerbada
de la explotación colonial en todo el mundo, incluso en Occidente.
En 25 años, las grandes
fortunas estadounidenses se multiplicaron varias veces y la riqueza
global del mundo aumentó considerablemente.
Al dar rienda suelta al capitalismo, el presidente Bush padre
esperaba extender la prosperidad a todo el mundo.
Pero
el capitalismo no es un
proyecto político, es sólo una lógica sobre cómo obtener
ganancias.
Y la lógica de las
transnacionales estadounidense no era otra que incrementar sus
ganancias produciendo en China, cuyos trabajadores eran los peor
pagados del mundo.
Son muy pocos los que
lograron ver el costo que ese avance tuvo para Occidente.
Es cierto que en países
del Tercer Mundo empezaron a aparecer clases medias - aunque menos
ricas que las clases medias de los países occidentales - lo cual
permite a nuevos Estados, principalmente asiáticos, desempeñar un
papel en la escena internacional.
Pero, simultáneamente,
las clases medias comienzan a desaparecer en Occidente, [4]
haciendo imposible la supervivencia de las instituciones
democráticas que esas clases habían conformado.
Lo más importante es que las poblaciones de regiones enteras van a
ser diezmadas, comenzando por las de los Grandes Lagos africanos.
Esta primera guerra
regional deja 6 millones de muertos en Angola, Burundi, Uganda,
en la República Democrática del Congo, Ruanda y Zimbabwe, sin
que el mundo se preocupe por entender lo que sucede.
El objetivo era seguir
apoderándose de los recursos naturales de esos países… pero pagando
aún menos que antes.
¿Cómo? Negociando esos
recursos con pandillas armadas en vez de tratar con Estados que
tienen la obligación de alimentar a sus ciudadanos.
La transformación sociológica del mundo es muy rápida y sin
precedente. No disponemos actualmente de las herramientas
estadísticas necesarias para evaluarla correctamente.
Pero todos percibimos el
progreso de Eurasia - no de la Eurasia que evocaba De Gaulle, "de
Brest a Vladivostok", sino de una Eurasia que sólo incluye a Rusia
y Asia, sin Europa occidental ni Europa central - hacia la búsqueda
de libertad y prosperidad, mientras que las potencias occidentales
- incluyendo a Estados Unidos - se apagan poco a poco, limitando las
libertades individuales y encerrando a la mitad de su población en
zonas de pobreza.
Hoy en día la tasa de encarcelación de los chinos es 4 veces
inferior a la de los estadounidenses, mientras que su poder
adquisitivo es ligeramente superior al de los estadounidenses.
Objetivamente, con todos
sus defectos, China se ha convertido un país más libre y próspero
que Estados Unidos.
Ese proceso era previsible desde el principio. Su instauración se
discutió por mucho tiempo.
Por ejemplo, el 1º de
septiembre de 1987, un cuadragenario estadounidense publicaba una
página publicitaria a contracorriente en el New York Times, el
Washington Post y el Boston Globe.
En ella advertía a sus
compatriotas en contra del papel que el presidente Bush padre iba a
hacer asumir a Estados Unidos haciendo a esa nación responsable,
asumiéndolo sola, del "Nuevo Orden Mundial" que se construía.
Mucha gente se rió del
autor de aquel artículo… el promotor inmobiliario
Donald Trump.
La aplicación
del modelo económico a las relaciones internacionales
Un mes después de los
acontecimientos del 11 de septiembre de 2001,
el secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld,
designó al almirante
Arthur Cebrowski como director
de la nueva Oficina de Transformación de la Fuerza (Office of
Force Transformation -
OFT).
La misión de Cebrowski
era modificar la cultura de los militares estadounidenses para que
pudieran adaptarse a un cambio total de su misión.
Ya no se trataría de utilizar las fuerzas armadas de Estados Unidos
para defender principios o intereses sino de servirse de los
ejércitos estadounidenses para reorganizar el mundo… dividiéndolo
en dos:
El Pentágono ya no
libraría guerras para apoderarse de los recursos naturales sino que
pasaría a controlar el acceso de los países globalizados a esos
recursos.
Esa división se inspira
directamente en el proceso de globalización que ya había
marginalizado a la mitad de la población occidental. Sólo que en lo
adelante lo que se preveía era la exclusión para la mitad de la
población mundial. [6]
La reorganización del mundo se inició en la zona política definida
como el "Medio Oriente ampliado" o "Gran
Medio Oriente", o sea la que va desde Afganistán hasta
Marruecos, exceptuando Israel, Líbano y Jordania.
Fue esa la supuesta
epidemia de guerras civiles que ya ha dejado varios millones de
muertos en,
-
Afganistán
-
Irak
-
Sudán
-
Libia
-
Siria
-
Yemen [7]
Como un monstruo
que devora a sus hijos, el
sistema financiero global, con base
en Estados Unidos, sufrió su
primera crisis en 2008, cuando
estalló la burbuja de las subprimes.
Al contrario de lo que
afirma el mito, aquello no fue una crisis global sino una crisis
exclusivamente occidental. Por primera vez, los países de la OTAN
fueron los primeros en sufrir las consecuencias de las políticas
que respaldaban.
Pero las clases
superiores occidentales no modificaron su comportamiento en nada,
se limitaron a mirar compasivamente el naufragio de la clase media.
La única modificación notable fue la adopción de la "regla Volcker",
[8] que prohíbe a los bancos utilizar informaciones
obtenidas de sus clientes para especular contra los intereses de
estos.
Ahora bien, aunque es
cierto que los conflictos de intereses han permitido a muchos
inescrupulosos enriquecerse rápidamente, también hay que decir que
no son ellos el problema de fondo. Este es mucho más amplio.
La revuelta de
los occidentales
La revuelta de las clases medias y populares de Occidente contra la
clase superior globalizada comenzó en realidad hace 2 años.
-
Consciente de
que, en relación
con Asia, Occidente está en
recesión, el pueblo británico fue el primero en tratar de
salvar su nivel de vida saliendo de la Unión Europea y
acercándose a China y al Commonwealth ("Sí"
al Brexit como resultado
del referéndum realizado el 23 de junio de 2016). [9]
Por desgracia,
los dirigentes del Reino Unido no lograron concretar el
acuerdo que esperaban obtener con China y están enfrentando
graves dificultades para reactivar sus vínculos con la
Commonwealth.
-
Más tarde, viendo
como su industria civil se derrumbaba, una parte de los
estadounidenses votó el 8 de noviembre de 2016 por el único
candidato a la presidencia que se oponía al Nuevo Orden
Mundial:
Se trataba de
volver al "american dream" (el "sueño americano").
Por desgracia
para esos estadounidenses, Donald Trump no tiene un equipo
en torno a él - exceptuando a su familia - y solamente está
logrando modificar - pero no cambiar - la estrategia
militar de su país, donde la casi totalidad de los
generales del Pentágono y de los altos funcionarios son
hostiles a su política.
-
Ya ante el fin de
su industria nacional y con la certeza de que están siendo
traicionados por su clase alta, los italianos votaron el 4
de marzo de 2018 por los partidos antisistema:
Esos dos partidos
constituyeron una alianza de gobierno para poner en
práctica una política social.
Por desgracia
para ellos, la Unión Europea se opone a esa política.
[10]
-
En Francia, en
momentos en que decenas de miles empresas pequeñas y
medianas que trabajaban en el sector industrial han ido a
la quiebra durante los 10 últimos años, los impuestos - que
ya clasificaban entre los más elevados del mundo - han
aumentado en un 30% en ese mismo periodo de tiempo.
Ahora cientos de
miles de franceses han salido a las
calles para protestar contra un alza de los
impuestos que les parece abusiva.
Por desgracia
para ellos, la clase alta francesa se ha contaminado con el
discurso que los estadounidenses rechazan. Esa clase
privilegiada está tratando ahora de adaptar su política a
la revuelta popular, en vez de cambiar de política.
Si se abordan por separado los casos de cada uno de esos
cuatro países, seguramente aparecerán explicaciones
diferentes para lo que en ellos sucede.
Pero si los analizamos
como un fenómeno único que se produce en culturas diferentes,
veremos que los mecanismos son los mismos.
En esos cuatro países,
las clases medias están desapareciendo con mayor o menor rapidez -
como consecuencia del capitalismo - y con ellas desaparece el
régimen político que esas clases encarnaban: la democracia.
Los dirigentes occidentales van a tener que renunciar al sistema
financiero que han construido y volver al capitalismo productivo de
los tiempos de la guerra fría, o inventar una organización
diferente en la que nadie haya pensado hasta ahora.
Si no lo hacen, el
Occidente que ha dirigido el mundo desde hace 5 siglos acabará
hundiéndose en una serie de conflictos internos.
Los sirios han sido el primer
pueblo no globalizado capaz de sobrevivir y de resistir a la
destrucción que reinaría en el inframundo de Rumsfeld y Cebrowski.
Los franceses son el primer pueblo globalizado que se revela contra
la destrucción de Occidente, aunque no tengan conciencia de que
están luchando contra el enemigo único de toda la humanidad.
El presidente
Emmanuel Macron no es el
"hombre de la situación", no porque sea responsable de un sistema
que ya existía antes que él sino porque él mismo es producto de ese
sistema.
Ante los motines que
estallaron en su país, este presidente de la República Francesa no
encontró nada mejor que decir - desde la cumbre del G20 realizada en
Buenos Aires - que la reunión le había parecido un éxito (en
realidad no lo fue) y que él mismo avanzaría más rápidamente que
sus predecesores… en la dirección equivocada...
Cómo salvar
los privilegios
La clase dirigente británica parece haber hallado su propia
solución.
Si Occidente en general,
y Londres en particular, ya no está en condiciones de gobernar el
mundo, lo conveniente es resignarse y tratar de salvar lo que sea
posible salvar dividiendo el mundo en dos zonas.
Esa fue la política que
aplicó la administración Obama durante sus últimos meses en el
poder, [11] es la política de la primer ministro
británica Theresa May y también la de Donald Trump, política
que aplica con su negativa a cooperar y sus acusaciones
estruendosas, primero contra Rusia y ahora contra China.
También parece que
Rusia y
China, a pesar de su rivalidad
histórica, han tomado conciencia de que nunca podrán tener como
aliados a las potencias occidentales que siempre han querido
desmembrarlas.
Esa es la idea que ha
dado lugar a su proyecto de "Asociación de la Eurasia Ampliada -
Eurasian Economic Union":
si el mundo va a
dividirse en dos, cada bando tiene que organizar su parte del
mundo.
Para Pekín, eso significa
concretamente abandonar la mitad de su proyecto de "Ruta
de la Seda" y redesplegarse junto a Moscú en la Eurasia
ampliada.
Fijar la línea
divisoria
Tanto para Occidente como para la Eurasia ampliada lo más
conveniente sería fijar sin demora la línea divisoria.
Por ejemplo, ¿de qué lado
quedará Ucrania?
Al construir el puente
sobre el Estrecho
de Kerch, Rusia buscaba cortar el país, absorber la
región de Donbass, la cuenca del Mar de Azov y, posteriormente,
Odesa y Transnistria.
El incidente organizado
en Kerch por el bando de los occidentales apunta a meter toda
Ucrania en la OTAN antes de que el país se divida.
Viendo que el bando de la globalización financiera se hunde, muchos
comienzan a tratar de salvar sus intereses personales sin
preocuparse por los demás.
De ahí viene, por
ejemplo, la actual tensión entre la Unión Europea y Estados Unidos.
Y el movimiento sionista
siempre lleva la ventaja en ese juego, lo cual explica la rápida
mutación de la estrategia israelí, que ahora está dejando Siria a
Rusia para volverse simultáneamente hacia el Golfo Pérsico y el este
de África.
Perspectivas
Teniendo en cuenta todo lo que está en juego, es evidente que
la insurrección en Francia es sólo
el comienzo de un proceso mucho más amplio que se extenderá a otros
países occidentales.
Es absurdo creer que en estos tiempos de globalización financiera,
algún gobierno - sea cual sea - logrará resolver los problemas de
su país sin afectar las relaciones internacionales y recuperar
simultáneamente su capacidad de reacción.
El problema es
precisamente que la política exterior ha sido mantenida fuera del
ámbito democrático desde que desapareció la Unión Soviética.
Es por lo tanto urgente
salir de casi todos los tratados y compromisos
pactados en los 30 últimos años.
Sólo los Estados capaces
de recobrar su soberanía tendrán posibilidades de recuperarse.
Referencias
[1] Según Mijaíl
Gorbatchov, ese acontecimiento fue lo que hizo posible la
disolución del Pacto de Varsovia y de la Unión Soviética en la
medida en que deslegitimó el Estado soviético.
[2] Al contrario de lo que afirma el mito divulgado en
Occidente, quienes echaron abajo el muro de Berlín, visto como
el símbolo de la dominación soviética, no fueron los
anticomunistas (y los pro-estadounidenses) sino los
nacionalistas del partido comunista de la RDA (y las iglesias
luteranas).
[3] El principal objetivo de la invasión de Irak no fue liberar
Kuwait sino utilizar la ocupación de este último país como
pretexto para conformar la mayor coalición internacional
posible, bajo el mando de Estados Unidos y con la participación
incluso de la URSS.
[4] Global Inequality - A New Approach for the Age of
Globalization, Branko Milanovic, Harvard University Press, 2016.
[5] "El
proyecto militar de Estados Unidos para el mundo",
por Thierry Meyssan, Haïti Liberté (Haití), Red Voltaire, 22
de agosto de 2017.
[6] Es evidente que las guerras de los presidentes Bush hijo y
Obama nunca tuvieron como objetivo extender la democracia.
Primero porque, por definición, la democracia sólo puede emanar
del Pueblo y no puede imponerse con bombardeos. Y además porque
Estados Unidos ya era una plutocracia.
[7] Me refiero no sólo al millón de personas que murieron en
las guerras mismas sino también a las víctimas de los
desórdenes suscitados por esos conflictos.
[8] El ex presidente de la Reserva Federal estadounidense, Paul
Volcker, es uno de los arquitectos de la financierización
global. Fue Volcker quien persiguió, en nombre de la ONU, a las
personas y entidades que habían ayudado a Irak para que burlara
el embargo impuesto por la ONU (el caso "petróleo a cambio de
alimentos"). Volcker es una de las principales personalidades
de la
Pilgrim's Society, el club
transatlántico que tiene como presidente a la
reina Isabel II. Fue así como
Volcker se convirtió en el principal consejero económico del
presidente Barack Obama y conformó una parte de su equipo de
gobierno.
[9] "La
nueva política exterior británica", por Thierry
Meyssan, Red Voltaire, 4 de julio de 2016.
[10] El Mercado Común Europeo era un sistema de cooperación
entre Estados, pero fue reemplazado por la Unión Europea, que -
según la definición enunciada en el
Tratado de Maastricht - es una
entidad supranacional y se halla bajo control de la OTAN. La
Unión Europea tiene, por tanto, la prerrogativa de oponerse a
las decisiones nacionales.
[11] "Dos
mundo separados", por Thierry Meyssan, Al-Watan
(Siria) , Red Voltaire, 8 de noviembre de 2016.
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