por Marta Belenguer
05 Mayo 2022
del Sitio Web
Diario16
Principios del año 2021.
Bomberos, guardias
civiles, trabajadores sociales, enfermeros, profesores, policías
y demás cuerpos esenciales de estado español fuimos citados para
la
vacuna 'contra' la COVID-19...
El mundo entero andaba
paralizado por un coronavirus de origen hoy todavía confuso, y esta
ansiada vacuna era la única esperanza de recuperar el trabajo de
muchos ciudadanos, el descenso de la presión hospitalaria, el
contacto social y, en definitiva, nuestras vidas.
Muchas farmacéuticas se lanzaron por ser las primeras en sacar al
mercado el producto y, entre ellas, los científicos de
Oxford Vaccine Group
desarrollaron la vacuna comercializada por la empresa
británico-sueca AstraZeneca.
Pero el viaje de esta
vacuna, conocida ahora como
Vaxzevria, ha sido turbulento,
sacudido por mensajes confusos de AstraZeneca, preocupaciones de
alto perfil sobre la seguridad y dificultades con la fabricación.
Para situarnos, hagamos una pequeña cronología de esta vacuna:
Estados Unidos apoyó
el desarrollo de Vaxzevria en mayo de 2020, con 1200 millones de
dólares proporcionados como parte de
Operation Warp Speed. 1
El dinero ayudó a
AstraZeneca y Oxford a embarcarse en ensayos clínicos en Estados
Unidos, Reino Unido, Sudáfrica y otros lugares.
Pero los
investigadores realizaron los ensayos de forma independiente, lo
que dificulta combinar sus resultados en una sola imagen clara
sobre cuánto de bien funcionó la vacuna.
El 8 de diciembre de 2020, AstraZeneca y Oxford publicaron el
primer artículo científico 2 en un ensayo clínico de
fase 3 de una vacuna contra el coronavirus.
El ensayo demostró
que la vacuna puede llegar a proteger a las personas del
COVID-19, pero dejó muchas
preguntas sin resolver sobre los resultados.
Sin embargo, el bajo
coste y la facilidad de almacenamiento de la vacuna la hicieron
atractiva para los países que buscaban una salida a la
'pandemia'.
El Reino Unido y Argentina fueron los primeros países en otorgar
la autorización de emergencia de la vacuna.
Y el 16 de febrero de
2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS)
recomendó Vaxzevria para uso de emergencia en adultos
mayores de 18 años.
Pero en marzo 2021,
los reguladores médicos europeos preocuparon por una cantidad de
casos de coágulos de sangre en personas jóvenes que recibieron
Vaxzevria.
En respuesta, algunos
países optaron por minimizar el riesgo restringiendo la vacuna a
las personas mayores, como fue el caso de España durante unos
meses hasta su total extinción, y otros, como Noruega, la
eliminaron permanentemente.
Y esa fue la vacuna de muchos de nosotros, una vacuna
autorizada en España por emergencia sanitaria, no aprobada y
todavía en fase de estudio, que fue paralizada cautelarmente
en marzo por algunas notificaciones de trombosis venosa
cerebral, reanudada sin exenciones, suspendida su inoculación en
abril en menores de 60 años y eliminada meses después de nuestro
programa de vacunación masiva...
Pero en aquel momento
éramos unos privilegiados, nos estábamos saltando la cola de edad de
vacunación porque nuestros servicios eran esenciales, o eso nos
hicieron creer.
Sin embargo, hoy en día,
muchos somos desgraciados porque nos ha dejado enfermos más de un
año, quien sabe si de por vida, y eso en la mejor de las suertes.
En
ATEAVA, Asociación de
Trabajadores Esenciales Afectados por la Vacuna AstraZeneca,
-
hay personas
jóvenes que han tenido que volver a casa de sus padres
porque ya no pueden valerse por sí mismas
-
otras que han
pasado de cuidar a otros a pagarse a alguien que les cuide a
ellos
-
enfermeras que ya
no pueden ni poner el apiretal en la jeringuillas para un
hijo
-
personas con una
sonda vesical perpetua, que han pasado de subir el pico
Veleta a no poder subir la escalera de su casa,
-
que ya no
pueden conducir
-
que no
pueden ni ducharse de pie
-
que ya no
pueden sujetar a su hijo en brazos
-
que no
pueden leer ni media hora por problemas de
concentración
-
que han
perdido mucha vista
-
que ahora
tienen tinitus
-
que no
pueden estar en conversaciones de más de media hora
ni con más de dos o tres personas porque les dan
crisis de neuralgia que acaban en hospital
-
que
perdieron totalmente la memoria e incluso el habla
-
personas con
dolores que no les dejan ni dormir, con las manos tan
hinchadas que no pueden ni abrir una botella ni escribir en
un ordenador
-
personas que han
tenido que adaptarle el trabajo pero otras que aún no han
podido volver o lo han perdido
-
personas con
miocarditis y angina de pecho que, a pesar de que
sobrevivieron, se preguntan cada día si les volverá a pasar,
y también alguna que ya no está…
Fuente
Y todas estas personas
son ATEAVA.
Y cada vez llega más
gente a nuestra asociación, gente a la que le ha costado dar hasta
ese paso, porque somos enfermos y nuestro día a día es muy duro.
Pero ustedes no habrán escuchado ni leído nada de todo esto en los
medios, ¿y saben por qué?
Porque muchos de nosotros
hemos contactado con medios y la gran mayoría no han respondido,
alguno ha argumentado que se aleja de su línea editorial y hasta
algún valiente nos ha contestado,
"no me dejan y ya he
tenido bastantes problemas"...
Sin embargo, no les
sonará extraño porque a día de hoy todos tenemos ya un vecino,
compañero, conocido o familiar que ha sufrido efectos secundarios
graves de la vacuna y en la mayoría de los casos sigue en
tratamiento.
Demasiada casualidad
conocer tanta gente alrededor de uno si el porcentaje de efectos
secundarios graves es tan pequeño.
Aun así, algunos colectivos, como médicos, políticos, periodistas,
dicen que los beneficios de la vacuna son superiores a los daños.
Pero para nuestras
familias somos una madre o un padre, un hermano, un hijo y, en
este caso, ni tan siquiera hemos sido un número...
No hay un registro
público en las administraciones de las personas ingresadas por
efectos secundarios de la vacuna, no se ha hecho
seguimiento de ningún caso notificado a la Agencia Española de
Medicamentos, no hay documentación actualizada sobre la
frecuencia de los efectos secundarios…
Personas que han estado
al borde de la muerte y ni tan siquiera son una estadística.
Si no somos ni un número, si se nos deniega asistencia sanitaria por
falta de credibilidad, si seguimos saliendo de las consultas con una
receta de antidepresivos, si a ojos de la sociedad nos tenemos que
conformar porque,
"todo tiene un efecto
secundario y, total, ya no estás tan mal como estabas",
… nunca se hará
seguimiento a nuestros casos, nunca se investigará qué nos ha pasado
y qué nos pasa todavía, nunca se aprobará una unidad de afectados
por la vacuna como la hay del long-covid en los hospitales, y
se nos seguirá maltratando como pocas veces ha ocurrido con un
colectivo de víctimas en este país.
Referencias
-
https://crsreports.congress.gov/product/pdf/IN/IN11560
-
Merryn Voysey, D.
et al, 2021. "Safety
and efficacy of the ChAdOx1 nCov-19 vaccine (AZD1222)
against SARS-CoV-2, an interim analysis of randomised
controlled trials in Brazil, South Africa, and the UK".
The Lancet, Volume 397 ISSUE 10269, P99-111.
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