por Enrique Ortega Gironés
Como los lectores habituales de
Entrevisttas.com conocen por
publicaciones anteriores, en noviembre de 2022 apareció en TIERRA Y
TECNOLOGÍA (T&T), la revista del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos
de España, la primera parte de un artículo titulado
La Geología versus el Dogma Climático,
cuya preparación me había sido requerida por el propio Colegio. En efecto, a la vista del éxito que habían suscitado mis artículos publicados en esta revista digital, el Colegio consideró de interés que se hiciera un resumen de los mismos.
Dada la extensión del artículo, T&T decidió su publicación en dos partes.
La publicación de la primera parte, desencadenó la enérgica oposición de un grupo de 130 investigadores, que firmaron una declaración, calificando al artículo como carente de fundamentos científicos, solicitando la retirada del mismo y que la segunda parte nunca fuese publicada.
Posteriormente, en sentido opuesto, hubo una reacción a favor del contenido del artículo por parte de otro colectivo, integrado por 193 geólogos y otros profesionales.
Estos, suscribieron una carta dirigida al Colegio, manifestando su conformidad con el contenido del mencionado artículo, defendiendo la libertad de expresión científica del autor y requiriendo la publicación de la segunda parte.
Finalmente, como fue solicitado por los firmantes del manifiesto, TIERRA Y TECNOLOGÍA se negó a publicar esa segunda parte, aduciendo excusas que no se ajustaban a la realidad.
Por ello, se recurrió a este mismo medio, Entrevisttas.com, para publicarla en Enero de 2023.
Recientemente, en Mayo de 2023, ha aparecido en TIERRA Y TECNOLOGÍA un nuevo artículo, titulado Cambio climático natural versus calentamiento antrópico, firmado por José G. Sánchez Cabañero, focalizado en criticar el contenido y rebatir las conclusiones de las dos partes del artículo precedente.
En mi opinión, los argumentos y datos utilizados por el Sr. Sánchez Cabañero, no invalidan las conclusiones postuladas en La geología versus el dogma climático ya que, como suele ocurrir con la mayor parte de las hipótesis y modelos sobre cambio climático, están basadas casi exclusivamente en informes informes del IPCC, cuyos datos abarcan intervalos temporales muy limitados e insuficientes, y cuyo tratamiento estadístico ha sido muy criticado, o incluso acusado de manipulación.
En este contexto, y desde mi punto de vista, carece de sentido iniciar aquí un análisis pormenorizado y detallado, punto por punto, de los argumentos utilizados.
Creo que, mejor que iniciar un debate largo y farragoso, es preferible que el propio lector pueda juzgar por sí mismo la validez de las explicaciones, razonamientos, argumentos y datos utilizados, accediendo directamente y sin intermediarios a los textos originales, para que cada cual pueda extraer sus propias conclusiones: En cualquier caso, y desde un punto de vista muy general, sí me gustaría recordar y reiterar algunos postulados que están en el fondo de todos mis artículos publicados, individualmente o en compañía de otros autores:
Hemos de mirar la Tierra como un ente dinámico y aceptar que (así lo demuestra la historia geológica) lo que está ocurriendo actualmente con el clima forma parte de la más estricta normalidad.
Y, del mismo modo que hicieron nuestros ancestros desde la aparición del Homo sapiens, hemos de aprender a adaptarnos a esos cambios.
Por último, creo que no es científicamente válido recurrir constantemente como argumento a la abrumadora unanimidad del consenso que, además de no ser tan aplastante como se suele decir, carece en sí mismo de valor demostrativo y no es en ningún caso garantía de validez científica.
Por ello, y atendiendo también a las formas y al lenguaje utilizado en Cambio climático natural versus calentamiento antrópico, viene muy al caso recordar una vez más las palabras de Pascal Richet, ya mencionadas en la primera parte del artículo:
Más bien, sirve de justificación para desterrar del debate cualquier idea heterodoxa que cuestione el dogma.
Como ha experimentado el autor de estas líneas, el rasgo más inquietante del debate sobre el clima es el deseo de descalificar de entrada al adversario arrastrándolo a otros campos no relacionados con el problema, en lugar de ofrecerle comentarios críticos a los que podría responder científicamente.
Sorprendentemente, el libre debate en que se ha basado el progreso científico en la Historia ha sido sustituido por acciones propias del totalitarismo como la difamación, el intento de silenciamiento y la persecución del disidente bajo amenaza de ostracismo.
Quizá Aristóteles, con su lógica, pensaría que esta violencia y esta imposición son en sí mismas un indicio de en qué lado del debate se encuentra la verdad.
Hay un aspecto, no obstante, en el que me gustaría darle la razón al Sr. Sánchez Cabañero, ya que muy acertadamente, puntualiza que en el contenido de mi artículo se hurta el análisis de las implicaciones éticas que se derivan del carácter social de este asunto que, de forma necesaria, es su trasfondo.
Siempre he creído que la Ciencia debe centrarse en comprender e interpretar el comportamiento de la naturaleza, y que las consecuencias éticas, sociales o políticas que se deriven de los fenómenos naturales no deben interferir en su interpretación, aún el caso de que las conclusiones alcanzadas no sean políticamente correctas.
Por último, no quiero dejar de agradecer al Colegio de Geólogos y a la revista TIERRA Y TECNOLOGÍA su imparcialidad y ecuanimidad, al permitir la publicación de invectivas contra el contenido de un artículo cuya preparación fue solicitada por ellos mismos, que fue revisado y aceptado en su integridad y al que, finalmente, le fue negada la publicación de la segunda parte...
|