por Jordi Pigem del Sitio Web BrownstoneEsp
"inteligencia artificial", pero no es inteligencia (que siempre requiere entender), sino cálculo mecánico...
¿Cómo es posible que la imagen, la copia, sea más viva, o sea más real, que el original?
Lo que en la experiencia del momento se nos presenta, la imagen lo re-presenta, tal vez alterándolo para que resulte más llamativo y espectacular.
Y de este modo la representación, el espectáculo,
acaba eclipsando la inmediatez del original.
Acostumbrados a las representaciones
sofisticadas, elegidas para impactar, la auténtica presencia de las
cosas o las personas puede saber a poco.
El síndrome de París, que puede comportar ansiedad, vómitos y alucinaciones, fue inicialmente diagnosticado por un psiquiatra de origen japonés, Hiroaki Ota, en 1989.
Y no solo sucede en París...
Al principio de una obra con este título (La sociedad del espectáculo, 1967), Guy Debord lamentaba:
La representación siempre es lejana y secundaria:
En un mundo repleto de representaciones, dejamos de estar plenamente presentes.
De ello se aprovecharon los totalitarismos clásicos, como vio Hannah Arendt.
Según Arendt, una clave del totalitarismo de Hitler y Stalin fue 'fomentar la falta de sentido' (senselessness).
Los totalitarismos se construyen de forma sistemática a partir de premisas rígidas que no concuerdan con el dinamismo de la realidad.
Por eso son, en una expresión que la filósofa alemana de origen judío repite a menudo,
Lo que puede resultar sorprendente es que la locura o la insania de estos sistemas ideológicos se basa, como explica la filósofa,
Aferrados a su lógica interna, los totalitarismos ignoran los matices y evidencias que no encajan con sus ideas fijas y proceden con una frialdad implacable:
Los totalitarismos, como los fundamentalismos, desprecian los hechos y el sentido común.
Boris Souvarine, amigo de Lenin y Trotski, testigo en Moscú de la "locura extraordinaria" de las purgas estalinistas, escribe desde Francia en 1938:
Poco después, la propia Francia se hunde en el totalitarismo con el mariscal Pétain, colaborador de los nazis.
Como explica Koyré en su ensayo sobre la mentira:
Pero este proceso de desprecio por los hechos, erosión de la honestidad y declive del sentido de la realidad no empieza en el siglo XX.
En 1843, exactamente cien años antes de que Koyré denuncie que nunca se había mentido tanto, el filósofo Ludwig Feuerbach deplora que el interés por la realidad se está perdiendo.
Constata que se empieza a valorar más lo ilusorio que lo verdadero,
Eso constituye, protesta, un "engaño" y un
descalabro sin comparación posible (una "aniquilación absoluta":
absolute Vernichtung...).
Otro filósofo que escribe en alemán, el coreano Byung-Chul Han, afirma hoy que,
No se trata solo de que la realidad inmediata se debilite:
Eso es lo que significa vivir en un mundo dominado por las representaciones, en una sociedad centrada en el espectáculo.
Las representaciones se nos presentan por todas partes, las imágenes pasan a conformar la realidad que nos rodea.
Y hoy la mayoría de imágenes que imperan en los medios digitales son imágenes de violencia:
Los contenidos mentales son lo que lleva al mundo
al colapso.
La "I.A." se hace llamar "inteligencia artificial", pero no es inteligencia (que siempre requiere entender), sino cálculo mecánico...
Por eso sería más exacto leer el acrónimo IA
(I.A.) como "Imitación Algorítmica", o "Invasión
Algorítmica", si tenemos en cuenta sus repercusiones.
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