por Giorgio Agamben 21 Enero 2025 del Sitio Web Quodlibet
traducción de Jordi Pigem del Sitio Web BrownstoneEsp
como proclamaba I. Illich, por la 'corruptio optimi pessima', que al objetivar y sistematizar lo bueno, lo desplaza fuera de nosotros...
El vínculo ontológico con el bien se mantiene de este modo, pero queda la cuestión de cómo y en qué sentido un bien puede pervertirse y corromperse.
Si el mal es un bien pervertido, si seguimos reconociendo en él una figura malograda y distorsionada del bien,
Una corrupción del bien era conocida por el pensamiento clásico en la doctrina política según la cual cada una de las tres formas correctas de gobierno:
Aristóteles (que considera la democracia misma una corrupción del gobierno de muchos) utiliza el término parekbasis, desviación (de parabaino: "irse a un lado", para-).
Si ahora preguntamos hacia dónde se han desviado, nos encontramos con que, por así decir,
Las formas corruptas de organización se parecen, en efecto, a las sanas, pero el bien que estaba presente en ellas (el interés común, el koinon) se ha convertido ahora en lo propio y particular (idion).
El mal es, así, un uso particular del bien, y la
posibilidad de ese uso perverso está inscrita en el bien mismo, que
de este modo sale de sí, se va como a un lado de sí mismo.
El gesto del samaritano, que inmediatamente socorre al prójimo que sufre, sale fuera de sí y se transforma en la organización de hospitales y servicios asistenciales, que aunque se orientan a lo que se considera bueno, acaban finalmente convirtiéndose en un mal.
Es decir,
El mal es, así, una especie de parodia (aquí también hay un para-, una desviación a un lado) del bien, una objetivación hipertrófica que lo desplaza para siempre fuera de nosotros.
El "estado administrativo" y el "estado de seguridad", como los llaman los politólogos,
Y la llamada inteligencia artificial (I.A.),
Frente a estas perversiones, hay que reconocer en todo momento,
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