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KingsleyDennis
En el mundo invertido de la realidad menor, el cuerpo físico siempre se ha reconocido como el vehículo a través del cual se experimenta la vida.
En otras palabras,
Como tal, siempre ha sido un lugar de controversia.
En algunos círculos religiosos, el cuerpo se considera una distracción material de lo divino y, por tanto, su influencia debe ser reprimida y subyugada (lo que puede incluir ciertas privaciones físicas, como la autolesión).
Diversas perspectivas religioso-espirituales han considerado el cuerpo físico como un obstáculo, una barrera, para el sentido de lo sagrado.
En el otro extremo, el cuerpo se considera el vehículo ideal para experimentar lo sensorial y lo sensual:
Aún no se ha llegado a un consenso sobre cómo considerar el vehículo que es el cuerpo físico humano.
En mi libro anterior - Hijacking Reality - señalé cómo las narrativas recientes tratan de situar el cuerpo humano como un lugar de debilidad.
Es decir,
Desde esta perspectiva, las narrativas del transhumanismo intentan ganar terreno como forma de ofrecer una alternativa al "cuerpo débil".
Como ya he comentado, se trata de intentos de
conducir la experiencia humana hacia un materialismo más profundo y
una agenda tecnocrática para un programa de hibridación digital en
nuestras sociedades.
Es una narración de cuasi trascendencia que se sumerge cada vez con más profundidad en el mito de la salvación tecnológica. Las líneas no se dibujan, sino que se difuminan.
El escritor estadounidense Philip K. Dick, famoso por sus libros de ciencia ficción que cuestionan la naturaleza y la validez de la realidad, habló de la borrosidad de los límites entre el cuerpo y el entorno en su discurso de 1972 "El androide y el humano - The Android and the Human".
Nuestro entorno, y me refiero al mundo hecho por el hombre de máquinas, construcciones artificiales, ordenadores, sistemas electrónicos, componentes homeostáticos interconectados, está empezando de hecho a adquirir cada vez más lo que los psicólogos serios temen que el primitivo vea en ese entorno:
En un sentido muy real, nuestro entorno se está
convirtiendo en algo vivo, o al menos casi vivo, y en formas
específica y fundamentalmente análogas a nosotros mismos. 1
Gran parte de la práctica espiritual-mística occidental se interpreta como una experiencia sentida somáticamente.
En las tradiciones místico-espirituales existen muchos "cuerpos", como,
El cuerpo físico, material, se considera como el
más denso de todos ellos, y además es un "blanco fácil", ya que
reside plenamente en el mundo material y está expuesto a la
ingeniería y la influencia sociales.
Ha contribuido a definir la experiencia del yo/otro y del exterior/interior, y se ha considerado el vehículo material del impulso espiritual. Quizás por este motivo, muchas sociedades de todo el mundo han intentado, en un momento u otro, suprimir el poder y la expresión del cuerpo humano.
Muchas de las tradiciones místicas hacían especial hincapié en la purificación del cuerpo humano, en que estuviera libre de toxinas e influencias corruptoras.
De este modo, se decía que el recipiente físico recibía las "iluminaciones" o la "misericordia" del impulso sagrado y divino.
El cuerpo actúa como una antena para las inspiraciones/energías nutritivas del alma.
El cuerpo, como tal, siempre ha sido un lugar de convergencia de poder y control.
Esta relación cuerpo-poder ha sido un tema importante en la obra del filósofo francés Michel Foucault quien, en su historia crítica de la modernidad, desmenuzó analíticamente el modo en el que se ha combatido por el cuerpo como lugar de poder.
El cuerpo físico también se considera un lugar de resistencia contra los poderes establecidos; es un lugar fijo en el que un individuo puede ser localizado, hallado y responsabilizado.
Y ahora que nuestros movimientos físicos se rastrean continuamente a través de la infoesfera digital, hay aún menos posibilidades de escapar al ojo de la vigilancia autoritaria.
Si no podemos escapar de nuestros cuerpos, se
diría que estamos para siempre dentro del sistema.
El lugar antaño sagrado del cuerpo, que era el recipiente de las experiencias espirituales somáticas, ha sido adoptado, o cooptado, en una construcción social de cuerpos que están bajo el control y la subyugación de autoridades externas.
En términos gnósticos,
Los durmientes son aquellos cuyo ser interno aún no ha atravesado las capas del condicionamiento social del cuerpo.
La experiencia espiritual somática se ha considerado una amenaza para las sociedades jerárquicas porque reside más allá de sus límites de poder.
Esta es una de las razones por las que las experiencias extáticas, ya sean espirituales o de otro tipo, han sido reprimidas, proscritas y desacreditadas tanto por las religiones ortodoxas como por las instituciones dominantes.
Las experiencias extáticas, que pueden romper los patrones de pensamiento y las estructuras condicionantes de la Inversión, resultan alarmantes para las instituciones de poder sociopolítico.
Fuerzas intangibles, como el poder de la baraka, son positivamente contagiosas y van más allá de los límites. [i]
Como el historiador cultural Berman señala:
En los últimos tiempos, se ha prestado cada vez más atención a lo que se denomina la consciencia innata del cuerpo, que se ha evidenciado mediante técnicas como las de testeo muscular.
Sin embargo, la
Matriz de la Realidad no es un
reino bien definido.
Sin embargo, en la actualidad, esta hibridez se está reforzando y fusionando mediante,
La Inversión intenta ganarse nuestra complacencia ofreciéndonos una forma de trascendencia que va más allá del cuerpo y los sentidos corporales.
Tal vez no haya una sola persona viva que no haya contemplado el firmamento nocturno y se haya preguntado por el cosmos de ahí afuera. Y quizá haya habido personas que, al mirar hacia arriba, se hayan preguntado si no viven dentro de una especie de burbuja.
El mundo del soñador se ha representado a menudo como una realidad dentro de una burbuja, sobre todo por los alquimistas del Renacimiento, como muestra este conocido grabado:
mmm
La piedra filosofal se encuentra fuera del reino de la Inversión; solo puede asirla quien haya salido de la burbuja de realidad (o prisión perceptiva) del soñador.
Para la mayoría de la gente, el tapiz estelar en
espiral del cosmos es el primer paso del más allá; razón suficiente,
pues, para que se haya convertido en el nuevo destino de los
pioneros modernos dentro de la realidad menor.
Y a medida que el cuerpo social se enrede cada vez más con el paisaje digitalizado, esta alienación del cuerpo no hará sino aumentar.
El idilio de la cultura moderna con el hedonismo, así como el aumento de la sexualización y la indulgencia con las drogas contribuyen a la insensibilización del cuerpo, incluso cuando este es el ámbito de la vivencia, como en las experiencias sexuales.
Como se ha señalado, se trata de una focalización en el "cuerpo natural" con el fin de corromper su potencial para descifrar capas más profundas dentro de la Inversión.
Los transhumanistas también consideran que el cuerpo como medio para la experiencia vital es un obstáculo para el viaje evolutivo hacia una "sociedad inmortal" destinada a las estrellas.
Este punto de vista lo adoptan más apasionadamente los tipos occidentales y de "élite" que han empezado a alimentarse de una consciencia mítica cósmico-religiosa moderna.
Es lo que Jasun Horsley denomina una "religión galáctica", que busca la trascendencia/ascensión abandonando el planeta y colonizando otros.
Como señala Horsley, en lugar de ascensión es lo contrario:
En contextos como este, entre otros, se experimenta un trauma a través del cuerpo físico.
El trauma puede estar relacionado con la energía disfuncional atrapada en el cuerpo, que causa malestar y enfermedad. En un intento de escapar del cuerpo del planeta, se nos obliga a "tecno-trascender" las limitaciones del cuerpo humano biológico.
Para viajar a las estrellas, se nos dice, tenemos que descargar nuestra consciencia en dispositivos mecánicos y/o etéreos paisajes nubosos.
En un intento de escapar de los confines de un "planeta prisión" que se agota, se nos pide que pongamos nuestra fe - y nuestra consciencia - en una nueva tecno-prisión.
Pero,
Esto podría implicar el trauma de un nuevo nacimiento, que volvería a recrear el tránsito del alumbramiento biológico, pero a través de la entrada en otro reino de la Inversión.
Se diría que no existe una salida genuina de la
mente soñadora a través de la elevación de la consciencia, sino solo
un salto a otro laberinto programable, aunque esta vez quizás con
programadores menos benevolentes.
El sueño tecnológico de la colonización del espacio es la nueva tendencia favorita, mientras que la investigación del espacio interior de la psique se presenta como un paisaje peligroso y embaucador.
El espacio exterior es el nuevo reino por descubrir que ofrece esperanza ante el ocaso del cuerpo (incluido el de la Tierra). Y, sin embargo, esos "pioneros galácticos" parecen impulsados menos por una percepción unificada y más por fuerzas que surgen dentro de sus psiques escindidas que no han logrado integrar.
Se trata de fuerzas subconscientes que se aferran, a cualquier precio, a la supervivencia y que estarían dispuestas a pasar por encima de los cuerpos de los demás para garantizar la propia.
El truco de la Inversión es que hay infinitas puertas por las que seguir transitando, pero ninguna salida que nos permita despertar.
Al salir de un mundo onírico y entrar en otro,
podemos pensar que somos libres, pero seguimos apresados en el
sueño. O lo que es peor, nos convertimos, sin saberlo, en nuestros
propios carceleros.
Al esforzarnos por alcanzar el efecto
panorámico orbital, nos estamos perdiendo el verdadero objetivo,
que es la "visión interior" desde dentro de nosotros mismos.
Como ya he escrito anteriormente, [ii] las narrativas de un nuevo biopoder han puesto un establishment médico-político en el primer plano de muchas de nuestras sociedades por todo el mundo.
Existe una prisa notoria por conseguir un control político-corporativo sobre el acceso, el uso y la soberanía del cuerpo humano.
En un sentido muy real,
Cada individuo es una entidad consciente (una esencia espiritual) que está operando dentro de este reino material a través del vehículo del cuerpo físico y, en este sentido, estamos unidos con una pareja biológica.
Somos un ser fusionado, como se suele decir,
Aunque el espíritu - el ser esencial - es inmortal, en su encarnación física tiene que atenerse a las limitaciones biológicas del hospedador corporal.
Debido a este hecho crucial, las agendas de
control externo están decididas no solo a obtener poder sobre los
aspectos externos del cuerpo (sus libertades, utilidad, movilidad,
etcétera) sino también, mediante intervenciones, a tener control
sobre su funcionamiento interno (código genético-DNA, comunicación
interna, y demás).
Utilizando esta designación, las agencias externas de autoridad pueden tratar de contener y controlar aún más el movimiento del cuerpo, así como obtener acceso interno mediante intervenciones químicas y farmacéuticas.
Muchos han previsto estas posibilidades, sobre todo el filósofo social (y posible programador predictivo) Aldous Huxley.
Ya en los años 50, Huxley preveía la intrusión del cientificismo para intervenir cada vez más en el cuerpo humano:
Y aun así, sigue siendo un punto de vista basado en las ciencias materiales y físicas. No representa una perspectiva espiritual más profunda.
Esta la aportaría el filósofo austriaco y defensor de la ciencia espiritual Rudolf Steiner.
En charlas pronunciadas durante septiembre-octubre de 1917, Steiner tuvo la clarividencia de hablar de las posibles intervenciones e influencias posteriores sobre el cuerpo humano.
Dijo que:
Claramente, esto muestra que,
Según Steiner, a través de lo que puede parecer un "punto de vista sensato", se crearán y propagarán una serie de narrativas socioculturales que impulsarán una agenda de mayor intervención médica.
Y estas ideas respaldadas por la medicina tienen como objetivo,
Si observamos los acontecimientos actuales y sus consecuencias relacionadas, la humanidad ya ha llegado a ese punto.
Nos encontramos en un momento del siglo XXI en el que asistimos a la transmutación de los seres vivos y de los cuerpos. El ser humano ha llegado a un umbral hasta ahora desconocido para él, y hay fuerzas que le obligan a superarlo y atravesarlo.
Es la puerta de entrada a la recodificación de los entornos y de los cuerpos: el punto en el que puede iniciarse un proceso de desterritorialización genética, y desde el que podemos asistir a la aparición de un nuevo organismo distinto del actual.
A partir de aquí, somos biológicamente
vulnerables a un impulso maquínico invasor que, por su propia
naturaleza, transformará las combinaciones corporales en conexiones
maquínicas.
Nuevas medidas físicas de desarraigo (confinamiento - lockdowns) y evitación social se están convirtiendo en prácticas establecidas en nuestras sociedades.
Estas ordenanzas antinaturales están creando disonancias cognitivas y corporales. Han surgido biotraumas que afectan a nuestra sensibilidad; se han puesto en marcha nuevas fobias corporales.
Se trata del nuevo umbral invertido, un umbral de des-territorialización que ha impuesto un cambio en la percepción del cuerpo.
Estamos percibiendo alteraciones en la consciencia y la receptividad del cuerpo humano.
También hay una privación:
Se le hace retirarse de la presencia física y alejarse del contacto tranquilizador. Es como si el cuerpo se reconfigurara para alejarse de lo sensible y entrar en un nuevo entorno sensitivo digitalmente articulado.
La vitalidad corporal está siendo sustituida por la descomposición y el miedo a la decadencia y el deterioro.
La experiencia de la muerte y la agonía se ha desvinculado de la vida comunitaria, de modo que la emoción y la cercanía han sido sustituidas por la gestión médica.
El cuerpo moribundo se ha convertido en algo repugnante y embarazoso.
No hay lugar para el fracaso en las capas cada vez más profundas del materialismo maquínico y la competición informática.
Estas son las nuevas imaginaciones en el reino del deseo maquínico.
La humanidad está en el umbral de aventurarse en una Inversión de imaginación codificada y deseos trastocados.
Y dentro de lo inalcanzable, hay que respaldar mayores formas de control externo para compensar.
Por este razonamiento, las fuerzas actuales han comenzado a establecer nuevas vías de control sobre los procesos vitales. Y esto, intencionadamente y no por coincidencia, se alinea con el auge del impulso maquínico.
La pregunta que hay que plantearse ahora es,
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