por Thierry Meyssan
Damasco (Siria)
28 Diciembre 2015
del Sitio Web
RedVoltaire
Versión en italiano
¿Pueden los militares influir en los políticos o deben limitarse a
obedecerlos, aunque los vean cometer errores?
El coronel James H.
Baker, actual estratega del Pentágono, abordó este tema en un
célebre artículo.
Este es también el sentido del artículo de Seymour Hersh sobre cómo el Estado Mayor Conjunto estadounidense estuvo
advirtiendo constantemente a la Casa Blanca sobre las operaciones de
la CIA en Siria y en Ucrania.
Hace varios meses que el complejo militar-industrial, el ex director de la DIA y el ahora ex
secretario de Defensa vienen multiplicando las críticas sobre la
política del presidente Obama.
Los generales Michael T. Flynn, ex director de la agencia de
inteligencia del Pentágono (DIA), y Martin Dempsey, ex jefe del
Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos (JCS), posan con sus
esposas.
Después de haber obedecido en silencio, hoy arremeten
contra la influencia de los halcones liberales sobre la Casa Blanca.
Para ambos generales, Washington debería actuar como un socio
confiable para Moscú, en vez de seguir jugando sucio en Siria y
Ucrania.
Desde la realización de la Conferencia de Ginebra, en junio de 2012,
Estados Unidos ha estado acumulando las contradicciones, tanto en
Siria como en Ucrania.
Ahora, el Estado Mayor Conjunto de Estados
Unidos ha decidido organizar "filtraciones" de información sobre su
propia posición, como medio de influir en la Casa Blanca.
Contradicciones y vacilaciones de la Casa Blanca
Durante los dos mandatos de
George W. Bush, la Casa Blanca quería
derrocar la República Árabe Siria y crear en Ucrania una zona de
caos, como había logrado hacerlo en Irak.
Por un lado, esperaba
proseguir así el rediseño del "Medio Oriente ampliado" y, por el
otro, cortar las líneas de comunicación terrestre entre Occidente y
el creciente poder que representan Rusia y China.
Cuando
Barack Obama llegó a la Casa Blanca, como sucesor de George
W. Bush, tenía como consejeros al general Brent Scowcroft y a su
propio mentor en temas políticos, que no era otro que
Zbignew
Brzezinski.
Estos ex consejeros de Jimmy Carter y de Bush padre en materia de
seguridad nacional desconfiaban de la teoría del caos de Leo
Strauss.
Ellos estimaban que el mundo tenía que estar organizado
según el modelo de la paz de Westfalia, o sea alrededor de Estados
internacionalmente reconocidos. Al igual que
Henry Kissinger, ellos
aconsejaban debilitar a los Estados, para que no estuvieran en
condiciones de oponerse a la hegemonía estadounidense, pero sin
destruirlos.
Por consiguiente, no vacilaban en recurrir a grupos no
estatales para que hicieran el trabajo sucio del Imperio
estadounidense, pero sin la menor intención de confiarles la
administración de territorios.
Cuando los halcones liberales, reunidos alrededor
de Hillary
Clinton, Jeffrey Feltman y David Petraeus - un general de salón
reciclado en la vida civil - sabotearon el acuerdo que la Casa
Blanca acababa de negociar con el Kremlin y reactivaron la guerra en
Siria, en julio de 2012, Barack Obama no reaccionó.
En plena campaña
para la elección presidencial, Obama no podía darse el lujo de
permitir que se viera claramente el desorden reinante en su equipo
de gobierno.
Lo que hizo fue tender una trampa al general Petraeus,
haciéndolo arrestar - llegando incluso a esposarlo - al día siguiente
de su propia reelección como presidente de Estados Unidos. Después,
despidió a Hillary Clinton y la reemplazó por John Kerry. Este
último, que tenía relaciones cordiales con el presidente sirio Bachar al-Assad, podía recuperar el terreno perdido en ese aspecto.
En cuanto a Feltman, que ya se hallaba en la ONU, sacarlo de allí
bruscamente parecía delicado.
Pero John Kerry comenzó dejándose convencer de que ya era demasiado
tarde y de que a la República Árabe Siria no le quedaba mucho
tiempo. Y creyó que lo único que podía hacer era evitar que Assad
corriera el mismo fin trágico que
Muammar el-Kadhafi, sodomizado con
una bayoneta antes de ser asesinado.
La Casa Blanca y el
Departamento de Estado se habían dejado cegar por las mentiras que
databan de los tiempos de la administración Bush, cuando todos los
funcionarios estaban movilizados, no para analizar el mundo y tratar
de entenderlo sino para justificar por adelantado los crímenes de
Washington.
En 2006, el primer secretario de la embajada de Estados
Unidos en Damasco, William Roebuck, había redactado un informe
impuesto como verdad indiscutible:
Siria no era una república baasista sino una dictadura alauita.
Así que Arabia Saudita, Qatar y
Turquía podían respaldar legítimamente a la mayoría sunnita de la
población para implantar la "democracia de mercado". [1]
El presidente Obama dejó, por tanto, a la CIA seguir adelante con su
operación de derrocamiento del régimen sirio, disfrazada de apoyo a
los "rebeldes moderados".
Se organizan entonces amplias redes de
tráfico de armas, primeramente desde la Libia post-Kadhafi, más
tarde desde la Bulgaria de Rosen Plevneliev y Boiko Borisov,
[2] y
posteriormente desde la Ucrania post-Yanukovich. [3]
Simultáneamente, se abren oficinas de reclutamiento en todo el mundo
musulmán para enviar combatientes a salvar a los sunnitas sirios
reprimidos por la dictadura Siria.
Pero al final no queda más remedio que reconocer que la República
Árabe Siria resiste a la embestida de la mayor coalición de la
Historia (114 países y 16 organizaciones internacionales agrupadas
en el seno de los "Amigos de Siria").
Y si la República Árabe
Siria
logra resistir es simplemente porque nunca ha sido una dictadura
alauita sino más bien un régimen laico y socialista; porque el
ejército sirio nunca se ha dedicado a masacrar a los sunnitas y
porque son precisamente sunnitas la mayoría de los soldados que
defienden la República Árabe Siria ante la agresión extranjera.
En febrero de 2014, cuando los neoconservadores, reunidos alrededor
de Victoria Nuland, lograron
derrocar el gobierno de Kiev - a golpe
de millones de dólares - el presidente Obama vio en ello el merecido
resultado de largos años de esfuerzos.
Barack Obama no percibió de
inmediato las consecuencias de aquella operación.
Y después se vio
ante un dilema: dejar el país sin gobierno, como un hueco negro
entre la Unión Europea y Rusia, o poner en el poder a los soldaditos
de la CIA, varios nazis y unos cuantos islamistas. Así que optó por
la segunda posibilidad, pensando que sus servicios secretos
encontrarían entre esos mercenarios algunos individuos capaces de
mantener una apariencia de respetabilidad.
Los hechos han demostrado
que no lo lograron.
El resultado es que, si bien el régimen de
Viktor Yanukovich era corrupto
- aunque no más que los de Moldavia,
Bulgaria o Georgia, y todavía sería posible mencionar muchos más - el poder actualmente instalado en Kiev encarna todo aquello contra
lo que luchó Franklin D. Roosevelt.
El periodista Seymour Hersh reveló la masacre de My Lay
- durante la
agresión estadounidense contra Vietnam - así como las torturas que
practicaban los militares de Estados Unidos en la cárcel de Abu Ghraib
- durante la invasión de Irak.
Después de haber trabajado en
el New York Times, y posteriormente en el New Yorker, este
periodista estadounidense ya no logra publicar sus trabajos en la
prensa de su propio país y funge como colaborador de la London
Review of Books.
Lo que quieren los militares estadounidenses
En momentos en que la Casa Blanca y el Kremlin acaban de concluir un
segundo acuerdo para restaurar la paz en el Medio Oriente, el
periodista estadounidense Seymour Hersh publica - en la London Review
of Books - una larga investigación donde revela cómo el Estado Mayor
Conjunto, encabezado por el general Martin Dempsey, se resistió a
dejarse llevar por las ilusiones de Barack Obama. [4]
Según Hersh,
los militares estadounidenses trataron de mantener el contacto con
sus homólogos rusos, a pesar del manejo político de la crisis
ucraniana.
Para ello transmitieron información crucial a algunos de
sus aliados, con la esperanza de que estos los hicieran llegar a los
sirios, pero se abstuvieron de toda ayuda directa a Damasco.
Seymour Hersh deplora el hecho que ya no sea así desde que el general
Joseph Dunford encabeza el Estado Mayor Conjunto.
En este artículo, Seymour Hersh afirma que la política de la Casa
Blanca se ha mantenido invariable en 4 aspectos, totalmente
absurdos, según los militares:
-
la insistencia en la salida del
presidente Assad
-
el rechazo a crear una coalición
contra el Emirato Islámico junto a Rusia
-
seguir viendo en Turquía un aliado estable en la guerra contra el
terrorismo
-
seguir creyendo en la existencia de fuerzas sirias de oposición
moderada aptas para recibir apoyo estadounidense
Es necesario recordar que el anterior secretario de Defensa, Chuck
Hagel, fue descartado en febrero de 2014 precisamente por haber
cuestionado esa política. [5]
Chuck Hagel fue reemplazado por
Ashton
Carter, un alto funcionario - ex-colaborador de Condoleezza Rice - conocido por su habilidad para los negocios.
[6]
En octubre de 2014, la Rand Corporation, principal tanque pensante
del complejo militar-industrial estadounidense, tomó oficialmente
posición a favor del presidente Assad, subrayando que su derrota
haría inevitable la llegada de los yihadistas al poder mientras que
su victoria permitiría estabilizar la región. [7]
En agosto de 2015, fue el general Michel T. Flynn, ex director de la
Defense Intelligence Agency (DIA, la agencia de inteligencia del
Pentágono), quien reveló al canal de televisión qatarí Al-Jazeera
que se había esforzado por advertir a la Casa Blanca sobre las
operaciones planificadas por la CIA y varios aliados de Washington
mediante el uso de los yihadistas.
Ante las cámaras de Al-Jazeera,
el general Flynn comentaba uno de sus informes - recientemente
desclasificado [8] - donde anunciaba la creación del Emirato
Islámico. [9]
Finalmente, en diciembre de 2015, el ex secretario de Defensa, Chuck
Hagel, declaraba que la posición de la Casa Blanca sobre Siria
restaba credibilidad al presidente Obama. [10]
La eliminación del presidente democráticamente electo de Siria es un
objetivo de guerra de los halcones liberales y los neoconservadores
estadounidenses.
La neutralización de Assad implicaría la caída del
régimen, de la misma manera como el linchamiento de Kadhafi hundió
Libia en el caos.
Hoy resulta imposible salvar al pueblo sirio sin
respaldar a su presidente, Bachar al-Assad.
Cómo trataron los militares de ayudar a Siria
Según Hersh, en 2013 el Estado Mayor Conjunto estadounidense dio a
conocer a sus homólogos sirios las 4 exigencias de Washington para
implementar un cambio de política:
-
Siria tendría que impedir que el Hezbollah
atacara Israel
-
Siria tendría que retomar las
negociaciones con Israel para resolver la cuestión del Golán
-
Siria tendría que aceptar la presencia de consejeros militares
rusos
-
Siria también tendría que comprometerse a realizar nuevas elecciones
al final de la guerra, permitiendo además la participación de un
amplio sector de la oposición
Al leer esas 4 condiciones resulta sorprendente comprobar lo
siguiente:
-
o los militares estadounidense carecen totalmente de
conocimientos sobre la política del Medio Oriente
-
o lo que buscan
es imponer condiciones que no son tales y que serán aceptadas de
inmediato por parte de Damasco
A menos que se trate, en realidad, de
sugerencias enviadas al presidente Assad para que lograra hacer
evolucionar la posición de su homólogo estadounidense.
-
En primer lugar, el Hezbollah
es una red de resistencia contra la ocupación israelí creada
en Líbano como respuesta a la invasión de 1982.
Inicialmente, el Hezbollah no contaba con asesoramiento de
los Guardianes de la Revolución iraníes, aunque mucho le
debe al Basij, [11] sino del Ejército Árabe Sirio.
Y sólo se
volvió hacia Irán en 2005, después de la retirada del
Ejército Árabe Sirio del Líbano. A pesar de ello, durante la
agresión israelí de 2006 contra el Líbano, el entonces
ministro sirio de Defensa estuvo - en secreto - en el campo de
batalla para supervisar la entrega de material militar.
Actualmente, el Hezbollah chiita y el Ejército Árabe Sirio
laico luchan juntos, en Líbano y en Siria, contra los
yihadistas, que a su vez cuentan con apoyo aéreo de Israel,
país que además presta atención médica a los yihadistas
heridos.
-
Desde 1995 (en Wye River) y
hasta 2000 (en Ginebra), el entonces presidente
estadounidense Bill Clinton organizó negociaciones entre
Israel y Siria. Todo se negoció de forma equitativa, a pesar
de la deshonestidad de la delegación israelí - que escuchaba
las conversaciones telefónicas entre los presidentes de
Estados Unidos y de Siria. [12]
La paz habría podido y
debido firmarse en aquel momento, si el primer ministro
israelí Ehud Barack no se hubiese echado atrás en el último
momento, como señala el propio presidente Bill Clinton en
sus memorias. [13]
Posteriormente, Bachar al-Assad retomó
las negociaciones, indirectamente - a través de Turquía - y
por propia iniciativa. Pero las interrumpió cuando Israel
violó descaradamente el derecho internacional al interceptar
y abordar la "Flotilla de la Libertad" en aguas
internacionales.
Actualmente, Siria sigue estando dispuesta,
y desea, retomar y llevar a buen término aquellas
negociaciones, pero la parte israelí rechaza esa
posibilidad.
-
En cuanto a las relaciones
militares entre Damasco y Moscú, estas se remontan a la
época de la Unión Soviética, con una especie de paréntesis
en tiempos de Boris Yeltsin.
En 2005, Bachar al-Assad viajó
a Rusia para renegociar la deuda que Siria había contraído
con la desaparecida URSS. El presidente sirio ofreció
entonces al Kremlin 30 kilómetros de litoral para ampliar el
puerto militar de Tartús, pero los rusos - cuyas fuerzas
armadas se hallaban en plena reorganización - no mostraron
interés en la propuesta.
En junio de 2012, antes de la
Conferencia de Ginebra, el consejero sirio de Seguridad
Nacional Hassan Turkmani propuso a los rusos desplegar "chapkas
azules" (una fuerza de paz) en suelo sirio para estabilizar
el país.
El Kremlin, observando la actividad de la CIA y la
ola de yihadistas provenientes de todo el mundo musulmán,
comprendió poco después que aquella guerra era el ensayo
general de una operación que habría de desplazarse hacia el
Cáucaso.
Vladimir Putin decidió entonces que el tema sirio
era una "cuestión interna rusa" y se comprometió a desplegar
sus fuerzas armadas.
Si nada sucedió en 2013 y 2014 no fue
porque Rusia hubiese cambiado de opinión sino porque estaba
preparando sus fuerzas, y sobre todo dando los últimos
toques a nuevos tipos de armas.
-
En mayo de 2014, la República
Árabe Siria organizó una elección presidencial, que todas
las embajadas presentes en Damasco calificaron de justa y
democrática.
Fueron los europeos quienes, violando la
Convención de Viena, impidieron a cientos de miles de
refugiados sirios votar en dicha elección presidencial. Y
también convencieron a diferentes grupos de oposición para
que no presentaran candidatos.
Bachar al-Assad, que ganó
ampliamente esa consulta, está sin embargo dispuesto a poner
su mandato en la balanza, de forma anticipada, cuando
termine la guerra.
Mediante un simple voto del parlamento,
la República Árabe Siria podría aceptar las candidaturas de
ciudadanos sirios exilados, exceptuando a los que hayan
colaborado con
la Hermandad Musulmana o con sus
organizaciones armadas, como al-Qaeda, el Emirato Islámico,
etc.
Los militares
estadounidenses quieren desmarcarse de los neoconservadores
Justo antes de dejar el cargo de jefe del Estado Mayor Conjunto, el
general Martin Dempsey había logrado la nominación del coronel
James
H. Baker como nuevo director del Office of Net Assessment, o sea la
oficina encargada de elaborar los proyectos y estrategias del
Pentágono. [14]
Al coronel Baker se le considera recto,
racional y razonable - exactamente lo contrario de los straussianos
- y aunque Seymour Hersh no lo menciona en su artículo, parece
entonces posible que Baker tenga que ver con la posición del Estado
Mayor Conjunto.
En todo caso, el artículo de Seymour Hersh demuestra que existe en
el Estado Mayor Conjunto estadounidense una voluntad de desmarcarse
a la vez de la Casa Blanca y de los halcones liberales, como los
generales David Petraeus y John Allen.
Esto es una manera de
subrayar que, en el actual contexto, el presidente Obama ya no tiene
ninguna razón para seguir con las ambigüedades que tuvo que se vio
obligado a mantener durante los 3 últimos años.
Elementos
fundamentales
-
En los últimos meses, la Rand
Corporation (principal tanque pensante del complejo militar-industrial
estadounidense), el ex director de la Defense Intelligence
Agency Michael T. Flynn, el ex jefe del Estado Mayor
Conjunto Martin Dempsey y el ex secretario de Defensa Chuck
Hagel han cuestionado las contradicciones y vacilaciones de
la Casa Blanca.
-
Los estrategas militares
estadounidenses cuestionan la política de confrontación con
Rusia, heredada de la era Bush. Ese sector está pidiendo que
se implante una colaboración en Siria y Ucrania, así como
volver a meter en cintura a los supuestos aliados de
Washington, como Turquía, Arabia Saudita y Qatar.
-
La alta oficialidad
estadounidense estima,
-
que hay que respaldar al
presidente Bachar y que este debe vencer y
mantenerse en el poder
-
que hay que actuar junto
a Rusia contra el Emirato Islámico
-
que hay que castigar a
Turquía porque no está comportándose como aliado
sino como un enemigo
-
que hay que dejar de
soñar con la existencia de rebeldes sirios moderados
y no esconderse más detrás de esa ficción, que sólo
sirve para permitir a la CIA seguir aportando apoyo
a los terroristas
Referencias
-
-
"Sale
a la luz una nueva vía del tráfico de armas destinadas a los
yihadistas", por Valentin Vasilescu, Red Voltaire
, 25 de diciembre de 2015.
-
"Qatar
y Ucrania acaban de entregar misiles antiaéreos Pechora-2D
al Emirato Islámico", "Qatar
preparó el bombardeo contra un campamento del ejército de
Siria", por Andrey Fomin, Oriental Review
(Rusia), Red Voltaire, 23 de noviembre y 11 de
diciembre de 2015.
-
"Military to Military - On US Intelligence Sharing in the
Syrian War",
por Seymour M. Hersh, London Review of Books,
Vol. 38, No. 1, 7 de enero de 2016.
-
"¿Todavía
tiene Obama una política militar?", por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 1º de diciembre de 2014.
-
"El
nuevo jefe del Pentágono se rodea de consejeros privados", Red Voltaire, 27 de diciembre de 2014.
-
Alternative Futures for Syria. Regional Implications and
Challenges for the United States, por Andrew M.
Liepman, Brian Nichiporuk, Jason Killmeyer, Rand
Corporation, 22 de octubre de 2014.
-
Informe de la Agencia de Inteligencia Militar a los
diferentes servicios de la administración sobre los
yihadistas en Siria (documento desclasificado en
inglés), 12 de agosto de 2012.
-
"La
inteligencia militar estadounidense y Siria", por W.
Patrick Lang, Centre français de recherche sur le
renseignement (CF2R), Red Voltaire, 22 de diciembre
de 2015.
-
"Hagel:
The White House tried to destroy me", por Dan de Luce, Foreign Policy, 18 de diciembre de 2015.
-
El Basij es una milicia popular iraní. Sus miembros son
voluntarios y participan no sólo en actividades vinculadas a
la defensa del país sino también en el mantenimiento del
orden público y diversas labores administrativas o de
carácter social.
-
Cursed Victory: A History of Israel and the Occupied
Territories (En español, "Victoria maldita: la historia
de Israel y los territorios ocupados), Ahron Bregman,
Penguin, 2014 (Traducido únicamente al alemán).
-
My Life, Bill Clinton, Knopf Publishing Group, 2004.
-
"Nominación
del nuevo estratega del Pentágono", Red Voltaire,
17 de mayo de 2015.
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