02 Enero
2020
del
Sitio Web
DemocraciaAbierta
Versión en ingles
Paro Nacional de Colombia.
Andres Bernal.
En 2019,
vimos
manifestaciones disruptivas
estallar en
muchos países
de América
Latina...
2019 ha visto cómo la proliferación de movilizaciones ciudadanas ha
sacudido el mundo.
Hemos visto
manifestaciones disruptivas estallar en muchos países de América
Latina, pero también en Europa, en Asia y en el mundo árabe.
Algunas han ocurrido en
países que ya tienen una fuerte cultura de participación civil en
marchas y protestas, como
en Francia, y otras en países donde
la población se ha movilizado de manera masiva por primera vez en
décadas este año, como,
-
en Argelia
-
en Irán
-
en Colombia
En América Latina, el año
comenzó con el pronunciamiento de Juan Guaidó como
presidente 'legítimo'
en Venezuela, desafiando al régimen
de Maduro con grandes manifestaciones en las calles de
Caracas y otras ciudades, que sin embargo no provocaron el cambio
esperado y hoy Maduro se mantiene firme en el poder.
Avanzado el año, el malestar en el continente americano aumentó,
encendiendo protestas que han alimentado la esperanza sobre la
capacidad de la sociedad para participar políticamente y protestar
organizadamente.
Sin embargo, también han puesto en evidencia la violencia
desproporcionada y antidemocrática que han utilizado algunos
gobiernos contra sus propios ciudadanos, en un intento de contener
el descontento social que no ha hecho sino echar gasolina al fuego.
Esta represión representa una amenaza directa a las democracias, y
la lista de monitoreo de
CIVICUS, que observa declives
democráticos por el mundo, incluyó en octubre,
...donde se vivieron
acciones poco democráticas contra manifestantes, atentando contra el
derecho a manifestar.
Un informe del
The Washington Post publicado
en noviembre también detalló las tasas de muerte de diferentes
manifestaciones de este año.
Los datos presentan un
escenario extremadamente preocupante:
-
en Irak, ha
habido 320 muertos, cifra que
la BBC aumenta hasta 400
-
en Chile se
contabilizan 23
-
en Bolivia al
menos 10
Hacemos un repaso de las
principales manifestaciones del año en Latinoamérica que hemos
cubierto en Democracia Abierta durante este 2019, y que han
tenido fuertes impactos políticos en la región y más allá.
Haití
Manifestante en Port-au-Prince
pide la
renuncia del presidente Jovenal, 2019.
PA
Images: Todos los derechos reservados.
Desde febrero de 2019, estallaron multitudinarias protestas contra
el presidente actual Jovenel Moïse y su primer ministro
Jean-Henry Ceant en Haití, tras casi un año de manifestaciones
intermitentes.
Cientos de miles de
personas se tomaron las calles de Port au Prince para pedir la
renuncia de Moïse y Ceant, protestar contra la corrupción y exigir
un final a medidas de austeridad que han ido acompañadas de aumentos
de precio de los productos básicos.
Según el Banco Mundial, en 2018, Haití tenía un PIB per cápita de
solo $870 USD, y hasta el día de hoy, en un país de 10 millones de
habitantes, 6 millones viven por debajo de la línea de pobreza
extrema - el 60% de la población.
Los haitianos mostraron su hartazgo este año y salieron a defender
su derecho a una vida digna y libre de pobreza extrema.
Además, exigían saber qué
pasó con millones de dólares que el país recibió de Venezuela en
oscuras operaciones petrolíferas, que desaparecieron sin rastro
debido a la corrupción desenfrenada de este gobierno.
Lo que está pasando hoy en Haití con las manifestaciones no se puede
entender sin recordar también su pasado violento y colonial, y de la
muy catastrófica gestión de las ayuda internacional que se volcó
tras el devastador terremoto que asoló el país en 2010, que ha hecho
que haya tanta desigualdad y pobreza en el país.
Ecuador
Graffiti en el centro de Quito, Ecuador,
durante
las protestas de octubre 2019.
Foto:
Francesc Badia.
Durante las dos primeras semanas de octubre, miles de manifestantes
se tomaron las calles de la ciudad de Quito para expresar su
frustración colectiva frente a las medidas económicas agresivas del
gobierno de
Lenín Moreno, que negoció con
el FMI para implementar una
política de austeridad en detrimento de las vidas de los más
vulnerables del país.
La gota que colmó el vaso fue la duplicación del precio del
combustible dentro de un paquete de recortes y medidas de reducción
del déficit propuesto por el FMI como condición para liberar un
préstamo multimillonario, el llamado 'paquetazo'.
Fue así que las distintas comunidades indígenas, afectadas también
por las agresivas medidas de austeridad, decidieron movilizarse y
acudir a la capital en distintas marchas, que la situación de
confrontación supuso una escalada de la tensión que acabó en una
batalla campal contra fuerzas antidisturbios fuertemente armadas.
Los indígenas ecuatorianos han sido y siguen siendo víctimas de un
sistema extractivista donde las grandes explotaciones
petroleras, madereras y mineras arrasan con el territorio, y por eso
decidieron, junto a otros sectores sociales de Ecuador, a salir a
marchar en 2019.
Tras 12 días de batallas con una policía antidisturbios entrenada en
tácticas norteamericanas de guerra urbana, los indígenas, que son el
actor político mejor organizado aunque representan al 6% de la
población, lograron la negociación con el gobierno, gracias a la
determinación de los líderes de estas comunidades que acamparon en
Quito sin rendirse.
Chile
Manifestantes en Buenos Aires
afuera
del Consulado de Chile
demuestran su apoyo
a las
protestas en el país.
PA
Images
Tan solo una semana después de las grandes movilizaciones ciudadanas
en Ecuador en octubre de 2019, que lograron tumbar el controvertido
'paquetazo', otro país latinoamericano se levantó en contra de la
política económica de su gobierno:
Chile...
Desde entonces, ha habido
22 muertos y 2.200 heridos en las
protestas en el país sudamericano, debido principalmente al uso de
fuerza letal por parte del ejército y los carabineros (la policía
chilena), según el Instituto Nacional de Derechos Humanos.
En un país donde el sueldo del 70% de la población no alcanza $700
USD mensuales, se generó un profundo malestar con el anuncio por
parte del presidente Piñera del aumento del precio de un
billete de metro de Santiago de 800 a 830 ($1.15 USD).
Esos 30 pesos (4 centavos
de dólar) se convirtieron en el símbolo de la revuelta.
Chile, uno de los países de América Latina de más tradición
neoliberal, no ha logrado erradicar la pobreza con sus políticas
de privatización y recortes en servicios públicos, y se estima que
el 36% de la población urbana vive en la pobreza extrema...
Hartos de la política económica chilena, estudiantes y ciudadanos
salieron a las calles contra el aumento del precio del billete de
metro:
en realidad, esto
solo la punta del iceberg de muchas otras preocupaciones
sociales como las bajas pensiones, las altas tarifas de luz y
gas, y un sistema educativo y de salud inasequibles en un
régimen amparado en una constitución redactada en 1980, a la
sombra del dictador Pinochet.
La reacción
extremadamente violenta por parte del Estado fue contestada por
acciones de saqueo e incendios no menos violentas.
Por eso, el lema de las protestas se transformó:
"No son 30 pesos, son
30 años",
...pidiendo un cambio de
régimen.
Al final, se abrió un
proceso para la reforma constitucional, que espera mejorar la
democracia chilena y devolver el país a la paz social, hoy perdida.
Bolivia
El presidente boliviano, Evo Morales,
habla
en una conferencia de prensa
en la
ciudad de El Alto, Bolivia,
el 10
de noviembre de 2019.
ABI /
Agencia de Noticias Xinhua / PA Images
Hasta noviembre de 2019,
Evo Morales era el dirigente
latinoamericano más longevo en el poder durante las décadas
recientes.
Pero su insistencia en
permanecer en poder, y unas elecciones presidenciales que
registraron irregularidades y que fueron denunciadas por la OEA,
encendieron las protestas.
En lo que muchos han llamado un Golpe 2.0 propiciado por la
propia OEA, la presión del ejército boliviano obligó a Morales a
renunciar.
Temiendo por su vida,
según dijo, decidió exiliarse del país, salir a México y finalmente
refugiarse en Argentina. La salida de Morales provocó una tormenta
de manifestaciones a favor y en contra del ex-presidente por todo el
país.
Durante su presidencia, Evo logró integrar a sectores indígenas y
campesinos a la vida política, y resistió la política estadounidense
de erradicación de cultivos de coca, defendiendo su uso tradicional
medicinal por las comunidades indígenas bolivianas.
Sin embargo, acabó abriendo las puertas a la industria extractiva y
debilitó a la vez los mecanismos que garantizaban la democracia en
el país para poder extender su mandato presidencial, limitado
constitucionalmente.
En cualquier caso,
Morales, que significó un referente de la marea de políticas
progresistas que dominó el continente en los años 2000, acabó siendo
una figura política muy divisiva que perdió apoyos populares y no lo
supo manejar.
Varios sectores sociales se unieron en Bolivia para celebrar la
renuncia de Morales y la supuesta "vuelta" de la democracia
al país, mientras otros se unieron para defender el líder político
controversial.
Durante las
manifestaciones, 10 personas fallecieron, debido a choques entre
manifestantes de los dos lados y fuerza usada por la policía.
Lo ha reemplazado la autoproclamada presidenta interina Jeanine
Áñez, política ultra-cristiana opositora que,
Biblia en mano, dice querer renovar
el sistema político de Bolivia.
Colombia
Paro Nacional Colombia.
Beverly
Goldberg.
En
Colombia, hasta
500.000 personas tomaron las calles
el 21 de noviembre después de que sectores de la sociedad civil
convocaron un Paro Nacional, que ha continuado intermitentemente
hasta el día de hoy y que se ha convertido en la movilización masiva
más importante de las últimas décadas en el país.
Las manifestaciones empezaron como una expresión de descontento y
frustración con la gestión del Presidente
Iván Duque.
Aunque Duque lleva menos
de un año y medio en el poder, ya tiene una tasa de desaprobación
del 69%
según la última encuesta Gallup, y
el 70% de los encuestados consideró que,
"las cosas en
Colombia están empeorando" frente al año pasado...
Duque empezó a generar
descontento entre muchos sectores sociales y organizaciones que
promueven la paz el año pasado, cuando intentó disminuir las
capacidades de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP),
un tribunal especial de justicia transicional diseñado por los
Acuerdo de Paz firmados con las FARC
en noviembre de 2016 para investigar crímenes de guerra y
proporcionar verdades a las víctimas del conflicto.
Además, la revelación a cargo del senador Roy Barreras
durante un debate de moción de censura del hoy ya ex-Ministro de
Defensa de Duque, Guillermo Botero, que fueron
asesinados 18 menores en un
operativo militar contra un supuesto campamento de disidencias
de las FARC en Caquetá en agosto de este año, causó escándalo en la
opinión pública colombiana que cada vez tolera menos la violencia
del Estado.
La indignación causada por la muerte de un joven estudiante,
Dylan Cruz, de 18 años, herido
por disparos de la violenta policía militarizada en las
manifestaciones pacíficas de finales de noviembre, confirma que
Colombia quiere un cambio de actitud del ejército y del gobierno,
exigiéndoles un ejercicio de madurez democrática.
Lee más aquí en nuestro análisis sobre la situación en Colombia.
2020
El malestar de las clases medias que se ven con dificultades de
avanzar se suma al malestar de las clase populares en el continente
más desigual del mundo.
Sin embargo, no deberíamos perder de vista que durante 2019
ocurrieron muchas más movilizaciones en el mundo, y que estas son
solo la punta del iceberg de una frustración y un descontento que
exige replanteamientos profundos, desde replantear,
el paradigma del
desarrollo económico a toda costa a la luz de la
'emergencia'
climática, hasta abordar
la creciente desigualdad y la
falta de esperanza para la mayoría de los jóvenes del mundo...
Las protestas
latinoamericanas están entre las más contundentes del año y
representan momentos decisivos en la historia de las jóvenes
democracias en estos países.
Desde Democracia
Abierta permaneceremos muy atentos en 2020 a las movilizaciones
ciudadanas, que podrían tener continuidad o emerger, para monitorear
las implicaciones y los posibles avances o retrocesos que puedan
generar en las jóvenes democracias, hoy ya muy debilitadas en
América Latina, y en el mundo.
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