por Thierry Meyssan
26 Noviembre
2019
del Sitio Web
RedVoltaire
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en italiano
La autoproclamada nueva presidente de Bolivia
agita los "Cuatro Evangelios"
y denuncia los "ritos satánicos" de los pueblos originarios.
Contrariamente a los comentarios de la prensa internacional,
Jeanine Áñez no ataca a los indígenas bolivianos
(en su mayoría cristianos) como etnia.
Más bien impone un fanatismo religioso.
La prensa internacional nos relata con parsimonia
los acontecimientos de Bolivia.
Describe el derrocamiento del presidente Evo
Morales, señala que es un enésimo golpe en la
historia de ese país, pero no logra entender lo que
realmente sucede.
No percibe el surgimiento de una nueva fuerza
política, hasta ahora desconocida en Latinoamérica.
Thierry Meyssan señala que si las autoridades
religiosas del continente no asumen inmediatamente
sus responsabilidades, nada podrá impedir la
propagación del caos.
El 14 de octubre de 2019, el presidente Evo Morales anunciaba, en
entrevista concedida a la televisora GigaVisión, que tenía en su
poder grabaciones que demostraban que personalidades de la extrema
derecha y ex militares estaban preparando un golpe de Estado en
previsión de que él volviera a ganar la elección presidencial.
[1]
Pero lo que sucedió no fue un golpe de Estado militar sino el
derrocamiento del presidente constitucional. Nada permite pensar
que el nuevo régimen sea capaz de estabilizar el país.
Estamos
viendo el inicio de un periodo de caos.
Los motines iniciados el 21 de octubre, y que llevaron al presidente
y al vicepresidente de la República, a la presidente del Senado, al
presidente de la Cámara de Diputados y al vicepresidente del Senado
a dimitir uno tras otro, no cesaron con la entronización de
Jeanine
Áñez, la segunda vicepresidente del Senado, el 12 de noviembre.
El
partido político de la señora Áñez, el Movimiento Demócrata Social,
sólo cuenta con 4 diputados y senadores de un total de 130.
Y su
decisión de instaurar un nuevo gobierno sin representantes de los
pueblos originarios (pueblos que los occidentales llamarían
"indígenas") llevó a los miembros de esos grupos étnicos a lanzarse
a las calles, en lugar de los grupos de matones que habían sacado
del poder al gobierno del presidente Evo Morales.
Mientras la violencia interétnica se propaga por todo el país, la
prensa boliviana publica relatos sobre las humillaciones públicas,
las violaciones y el diario conteo de manifestantes muertos a manos
de la policía y el ejército.
Si bien es evidente que el ejército está respaldando a la nueva
"presidenta" Áñez, nadie sabe exactamente quién sacó del poder al
presidente Evo Morales y se estima que pudo ser tanto una facción
local como una transnacional o ambas.
La reciente anulación de un
megacontrato
para la explotación del litio boliviano puede
significar que algún competidor invirtió en el derrocamiento del
presidente Evo Morales.
Lo único seguro es que Estados Unidos se alegra del giro que han
tomado los acontecimientos, pero es posible que Washington no haya
intervenido para provocarlos, aunque ciudadanos y funcionarios
estadounidenses están probablemente implicados, como indicó el
director del SVR [2] ruso, Serguei Narichkin.
La publicación de una conversación entre la nueva ministra
colombiana de Exteriores, Claudia Blum, y el embajador de Colombia
en Estados Unidos, Francisco Santos - conversación grabada en un
café de Washington - no deja lugar a dudas: [3]
el secretario de
Estado estadounidense, Mike Pompeo, se opone actualmente a toda
intervención en Latinoamérica.
Abandona al individuo que se
autoproclamó presidente de Venezuela, Juan Guaidó, lo cual
inquieta al antivenezolano gobierno de Colombia, y rechaza todo
contacto con los numerosos aprendices golpistas
latinoamericanos.
Esto nos muestra que la
nominación de
Elliot Abrams como representante especial de Estados
Unidos en Latinoamérica no sólo fue una concesión a cambio del
cierre de la investigación del fiscal Robert Mueller sobre la
supuesta "trama rusa" [4] sino también una astucia para
acabar con la influencia de los neoconservadores en la
administración estadounidense.
El "diplomático" Abrams
se portó tan mal y cometió tantos errores que destruyó en unos
meses toda esperanza de intervención imperialista estadounidense en
Latinoamérica.
En todo caso, el Departamento de Estado es actualmente una zona de
desastre:
los altos
diplomáticos desfilan uno tras otro por el Capitolio para
prestar testimonio contra el presidente Donald Trump ante la
comisión de la Cámara de Representantes encargada de
destituirlo.
Pero, si la
administración
Trump no está orquestando lo que sucede en
Latinoamérica, ¿quién está haciéndolo? Todo indica que aún no han
desaparecido las redes que
la CIA instauró en ese continente en los
años 1950-1970.
Cuarenta años después, esas redes siguen existiendo
en numerosos países latinoamericanos y logran actuar por sí mismas
con un mínimo de respaldo externo.
Las sombras
del pasado
A la derecha,
el arzobispo católico de Zagreb,
monseñor
Aloysius Stepinac,
estrecha la mano a su protegido,
el líder ultranacionalista croata
Ante Pavelic,
jefe de la milicia de los ustachis.
Hoy en día, Ante Pavelic es considerado
uno de los peores criminales
de la Segunda Guerra Mundial,
mientras que Aloysius Stepinac
fue beatificado por haber combatido al líder
de la resistencia antinazi Josip Broz Tito.
Cuando
Estados Unidos decidió iniciar contra la URSS su estrategia
de containment, el primer director de la CIA, Allen
Dulles, y su hermano, el secretario de Estado John Foster
Dulles, reciclaron numerosos líderes de las milicias
ultranacionalistas creadas por las potencias del Eje utilizándolos
en la lucha contra los partidos comunistas.
Esos elementos,
previamente evacuados por Estados Unidos de los países donde habían
perpetrado numerosos crímenes durante la Segunda Guerra Mundial,
fueron agrupados en el seno de la Liga Anticomunista Mundial (WACL,
siglas en inglés), [5] la cual organizó en
Latinoamérica el "Plan Cóndor", [6] una estructura de
cooperación entre los regímenes pro-estadounidenses de Latinoamérica
para secuestrar y asesinar líderes revolucionarios en cualquier país
donde buscaran refugio.
Fue así como, después de haber participado en el golpe militar que
instaló en la presidencia de Bolivia al general René Barrientos, en
1964, el general Alfredo Ovando puso la búsqueda del Che Guevara,
en 1966, en manos del nazi
Klaus Barbie, quien había sido jefe de la Gestapo en la ciudad francesa de Lyon.
Después de ser capturado por
el ejército boliviano, Guevara fue asesinado a sangre fría, por
orden del dictador Barrientos, en 1967.
Bajo las dictaduras de los generales bolivianos Hugo Banzer
(1971-1978) y Luis García Meza (1980-1981), el nazi fugitivo Klaus
Barbie - conocido en Francia como "el Carnicero de Lyon" - y el
neofascista italiano Stefano Delle Chiaie - miembro
del Gladio
italiano que había organizado en 1970 el fallido golpe de Estado
del Príncipe Borghese en Italia - trabajaron juntos en la
restructuración de la policía y de los servicios secretos
bolivianos.
Sin embargo, después de la dimisión del presidente estadounidense
Richard Nixon, en 1974, ya se había iniciado en Estados Unidos la
ola de revelaciones de las comisiones Church, Pike y Rockefeller
sobre las actividades secretas de la CIA.
El público vio solamente
la espuma de esa ola, pero hasta eso era demasiado.
En 1977, el
presidente James Carter nombraba director de la CIA al almirante
Stansfield Turner, ordenándole sacar de la agencia a los
colaboradores que habían trabajado para el Eje nazi-fascista y
convertir las dictaduras pro-estadounidenses en "democracias".
Así
que cabe preguntarse,
¿cómo pudieron entonces el nazi alemán Klaus
Barbie y el neofascista italiano Stefano Delle Chiaie convertirse
en supervisores de la represión en Bolivia hasta agosto de 1981?
Es evidente que habían logrado organizar la sociedad boliviana de
una manera que les permitía no depender del apoyo
de Washington y
de la CIA.
Les bastaban el discreto respaldo de algunos
funcionarios estadounidenses y el dinero de un grupo de
transnacionales. Los golpistas de 2019 han actuado probablemente de
la misma manera.
Durante el periodo de la lucha anticomunista, Klaus Barbie había
facilitado la instalación en Bolivia de numerosos fugitivos
croatas ustachis que antes lo habían ayudado a él a huir de Europa.
[7]
Creada en 1929, la organización de los ustachis
reivindicaba ante todo una identidad católica croata y contó con el
apoyo
del Vaticano para luchar contra la URSS.
Después de la Primera
Guerra Mundial y antes del inicio de la Segunda, los ustachis
perpetraron numerosos asesinatos políticos, como el atentado que
costó la vida al rey ortodoxo Alejandro I de Yugoslavia durante una
visita en Francia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los ustachis
se aliaron a los fascistas y a los nazis y perpetraron masacres
contra los cristianos ortodoxos pero enrolaron a musulmanes.
En total contradicción con el cristianismo original, los ustachis
promovieron una visión racista del mundo, según la cual los
eslavos y los judíos no pueden ser considerados enteramente
humanos. [8].
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, los ustachis huyeron de
Europa hacia Argentina, donde fueron acogidos por el general
Juan
Domingo Perón.
Pero algunos rechazaron el peronismo y prefirieron
volver a emigrar.
Fueron por consiguiente los más recalcitrantes
los que emigraron a Bolivia. [9]
Según el neoustachi boliviano
Luis
Fernando Camacho,
"Bolivia pertenece al Cristo",
algo
que nadie discute en ese país,
donde
el 98% de la población es de confesión cristiana.
¿De qué
habla entonces este individuo?
Los ustachis
en Bolivia
Ya se sabe que las razones éticas no son motivo suficiente para que
la CIA acepte renunciar a un arma.
Así que no hay que sorprenderse
de que los colaboradores que la administración Carter había
expulsado de esa agencia estadounidense hayan colaborado después
con el vicepresidente de Ronald Reagan y ex director de la CIA,
George Bush padre. [10]
Esos elementos eran
principalmente ucranianos [11] e individuos
provenientes de los países bálticos. [12] y de Croacia.
Todos esos criminales de guerra están hoy en el poder.
Los ustachis bolivianos se han mantenido vinculados a sus
correligionarios en Croacia, principalmente durante la guerra de
1991-1995, donde apoyaron al partido cristiano-demócrata (HDZ) de
Franjo Tudman.
En Bolivia, esos elementos crearon la "Unión Juvenil Cruceñista",
una milicia conocida por sus incursiones violentas y asesinatos de
miembros del pueblo originario aymara.
Uno de los antiguos jefes de
la Unión Juvenil Cruceñista, el abogado y hombre de negocios
Luis
Fernando Camacho, preside actualmente el Comité Cívico Pro Santa
Cruz y dirige abiertamente a los matones que expulsaron del país al
presidente Evo Morales, miembro de la etnia aymara.
Al mismo tiempo, parece que el nuevo comandante de las fuerzas
terrestres de Bolivia, el general Iván Patricio Inchausti Rioja, es
de origen croata.
En todo caso, es ese general quien dirige
actualmente la represión contra la resistencia de los pueblos
originarios, luego de haber recibido lo que se ha denunciado como
una "licencia para matar", concedida públicamente por la
autoproclamada presidente Jeanine Áñez.
La fuerza de los ustachis bolivianos no reside en su número, ya que
son sólo un grupúsculo.
Si lograron derrocar al presidente Evo
Morales es porque
utilizan la
religión para justificar sus crímenes
y, en un país eminentemente católico, pocos se atreven a oponerse
abiertamente a quien dice hablar en nombre de Dios.
Los cristianos racionales que leyeron u oyeron las declaraciones de
la presidente autoproclamada cuando anunciaba el regreso de la
Biblia al palacio de gobierno - en realidad eran los Cuatro
Evangelios pero la señora Áñez no parece conocer la diferencia entre
esos dos libros - y que recordaron las denuncias de la nueva jefa de
Estado sobre los "ritos satánicos" que ella atribuye a los pueblos
originarios quedaron estupefactos y creyeron, con desagrado, que
esta señora proviene de alguna secta.
No..., ella es
una ferviente católica...
Hace años que venimos denunciando a los responsables del Pentágono
partidarios de la
estrategia Rumsfeld/Cebrowski.
Hemos advertido
repetidamente que esos militares estadounidenses pretenden repetir
en la Cuenca del Caribe lo que ya hicieron en el
Medio Oriente
ampliado.
Pero en Latinoamérica, su plan encontraba una importante dificultad:
la ausencia de una fuerza regional comparable a la Hermandad
Musulmana y al-Qaeda.
En Latinoamérica, todas las manipulaciones
terminaban volviendo a la tradicional oposición entre "capitalistas
liberales" y "socialistas del siglo XXI".
Ya no es así... Ahora
existe dentro del catolicismo una corriente política que predica la
violencia en nombre de Dios. Esa corriente hace posible el caos.
Los católicos latinoamericanos se ven ahora ante la misma situación
que los sunnitas árabes:
tendrán que condenar urgentemente a esos
fundamentalistas o serán arrastrados por la violencia que estos
predican.
Referencias
-
"Bolivie: Morales
redoute un coup d’Etat s’il gagne les élections" (en
español, "Bolivia: Morales teme un golpe de Estado si gana
las elecciones"), AFP, 15 de noviembre de 2019.
-
El SVR es el
servicio de inteligencia exterior de la Federación Rusa.
Nota de la Red Voltaire.
-
"Exclusivo:
audios de polémica charla entre el embajador Francisco
Santos y la nueva canciller Claudia Blum",
Publimetro (Colombia), 20 de noviembre de 2019.
-
"Venezuela,
Irán, Trump y el Estado Profundo", por Thierry
Meyssan, Red Voltaire, 21 de mayo de 2019.
-
"La
Liga Anticomunista Mundial, internacional del crimen",
por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de enero de 2005.
-
Operación Cóndor,
40 años después, Stella Calloni, Infojus, 2015.
-
Los ustachis eran
miembros de una organización terrorista - la Ustacha -
creada sobre la base del racismo religioso y del
ultranacionalismo croata. Nota de la Red Voltaire.
-
En 1823, el poeta
Antun Mihanovic, fuertemente influenciado por el
romanticismo alemán, se interrogaba sobre un hipotético
origen no eslavo de los croatas. Partiendo de esa hipótesis
romántica, Ante Starcevic teorizó la justificación de la
independencia croata de los demás pueblos de los Balcanes.
En eso se basaron los ustachis para construir su propia
ideología racista, independientemente del nazismo.
Los nazis, que deberían haber visto a los croatas como
subhumanos destinados a servir como esclavos, encontraron
más conveniente y cómodo utilizarlos como fuerza de combate
fingiendo creer el mito inventado por los ustachis. Cf. The
Racial Idea in the Independent State of Croatia. Origins and
Theory, Nevenko Bartulin, Brill, 2014.
-
Nationalism and
Terror. Ante Pavelic and Ustasha Terrorism from Fascism to
the Cold War, Pino Adriano y Giorgio Cingolani, Central
European University Press, 2018.
-
Old Nazis, the
new right and the Republican party, Russ Bellant, South End
Press, 1988.
-
"¿Quiénes
son los nazis en el gobierno ucraniano?",
por Thierry Meyssan, 3 de marzo de 2014
"Organizaciones
nazis irrumpen en el escenario europeo", por
Andrey Fomin, Oriental Review (Rusia), 6 de marzo de 2014
"Entrenamiento
estadounidense para neonazis ucranianos", por
Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia), 11 de febrero
de 2015
"Manifestación
nazi en Kiev", 16 de octubre de 2017
"Ucrania,
vivero de neonazis de la OTAN", por Manlio
Dinucci, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 24 de julio
de 2019.
-
"La
presidente de Letonia rehabilita el nazismo", por
Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de marzo de 2005
"Derecho
de respuesta del gobierno letón", Embajadora
Solvita Aboltina y comentarios de Manlio Dinucci y Thierry
Meyssan, Red Voltaire, 13 de octubre de 2018.
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