25 Enero 2024 del Sitio Web Aporrea
...y parecería una obviedad, el dinero existe desde siempre...
Sin embargo, el dinero tuvo un inicio, y no hay nada 'natural' en su desarrollo:
Por tanto, todo podría
haber recorrido un camino totalmente diferente.
El escocés Adam Smith teorizó ampliamente en Riqueza de las Naciones (1776) sobre cómo de manera espontánea y racional, todos los pueblos 'primitivos' con cierto grado de especialización estaban destinados a crear el dinero a partir del trueque.
Smith afirmó que todos los hombres nacen con una inclinación natural al intercambio y al comercio, por tanto, la propiedad, el dinero y los mercados no sólo precedieron a las instituciones políticas, sino que eran las bases mismas de la sociedad humana.
Según el autor, el estado nació para
garantizar el funcionamiento de los mercados existentes y la
estabilidad de la moneda nacional.
Bueno…si un ganadero tiene una vaca y necesita trigo, va al mercado con su vaca y le dan 20 sacos de trigo.
Él sólo necesita 5 sacos y debe tratar de intercambiar los 15 sacos restantes por otros recursos faltantes, si no puede hacerlo corre el riesgo de que se eche a perder el grano.
Una vez nuestro ganadero descubra el dinero, guardará las monedas que le sobraron hasta que tenga otra necesidad.
Así, como en el ejemplo,
el dinero sirve como medio de intercambio,
unidad de cuenta y reserva de valor.
Cuando se definieron estándares de peso y pureza, entonces ya podemos hablar de monedas.
Es muy interesante lo que dijo la antropóloga Caroline Humphrey en 1985:
Asimismo, en su libro En Deuda - Una historia alternativa de la economía (2011) el desaparecido antropólogo David Graeber argumenta de manera exhaustiva que no existe alguna evidencia etnográfica, arqueológica o histórica para sustentar la idea de que el trueque fuera usado de manera cotidiana en las primeras sociedades agrarias.
En los poquísimos casos documentados de trueque en sociedades sin dinero, éste era reservado para comerciar con desconocidos (incluso enemigos).
Lo que existía en su lugar era llamado por Mauss como la economía del regalo (o del don) o la economía tradicional.
Esto era una forma de crédito basada en la devolución de favores:
Dicho esto, la esencia del crédito era la deuda, y según Graeber, era el pegamento de estas sociedades relativamente pacíficas.
Ésta era en efecto una obligación moral, un sentimiento natural de que todos los participantes le deben algo a la comunidad.
Los Amish, por
ejemplo, creen que es su deber ayudar a nuevas familias a levantar
su granero, dando por sentado que cuando sus hijos se casen y
construyan una casa, todas las familias de la zona vendrán a
ayudarles en retribución.
Para ilustrar lo anterior, veamos el caso del Siclo (o Shekel), la cual es la unidad monetaria que aparece en la Biblia y era ampliamente difundido en todo el valle de la medialuna fértil.
Las deudas se calculaban en Siclos, pero, aunque existían las monedas sumerias de plata para representar un Siclo, rara vez se utilizaban.
Con la llegada del dinero cambia este panorama, pues una vez se le pone precio a una obligación, esta se convierte en transferible, por lo cual, los intercambios se despersonalizan:
Entonces, ¿cuándo cambió todo?
El uso de monedas (simultáneamente en China, India y Asia Menor) se hizo extensivo con la llegada del Estado, en particular con la guerra y la esclavitud.
Para este primer propósito el Estado debía mantener un ejército profesional.
Dada la incertidumbre generada por la guerra, no
sólo los soldados usaron el dinero, los productores también se
vieron obligados a hacerlo, debido a la sombría posibilidad de no
poder recuperar las deudas de confianza si sus deudores morían
durante una batalla.
El resultado de ello fue la minería extensiva, y para asegurarse la producción de las minas los imperios esclavizaron poblaciones enteras.
Los romanos hicieron esto, por ejemplo, con los
habitantes de la Iberia Céltica.
Puesto que eran lugares de culto, había presencia permanente de sacerdotes y además guardias que aseguraban su custodia.
Existen registros históricos de Babilonia, Egipto, Roma y Grecia que demuestran que los templos ejercían una incipiente labor de prestamista, junto con su encomienda de salvaguardar los bienes allí depositados.
De esta manera,
Fue en el Imperio Romano donde aparecieron los primeros centros
bancarios en edificios fuera de los templos.
Como podemos observar, contrario a lo sostenido por Smith,
Una prueba de ello es que, con la caída de Roma, y el colapso de su sistema monetario unificado, también cae significativamente el uso del dinero.
Estas sociedades retornaron al uso de economías
basadas en confianza, en la mayoría de sus interacciones comunales,
lo cual se mantuvo así durante toda la Alta Edad Media.
Los primeros pasos para la superación de esta noción se encuentran en China donde el viajero italiano Marco Polo observó cómo los comerciantes guardaban sus monedas en depósitos que certificaban su contenido con un comprobante en papel y así no tenían siempre que mover las pesadas hileras de monedas para los intercambios (un comportamiento similar a los cheques de viajero).
Esta misma innovación la adoptaron los mercaderes mediterráneos tras la explosión de comercio generado por las cruzadas, las entidades privadas encargadas de guardar las monedas las conocemos como bancos y sus certificados de depósitos empezaron a ser intercambiados como si fueran las mismísimas monedas:
El nombre de 'banco' surgió en Italia y era precisamente un banco o mesa de madera que algunos burgueses instalaban en las plazas de las ciudades.
El término inicial fue la banca que era la bancada o mesa para soportar el peso de objetos o máquinas, allí captaban dinero de la gente, a cambio de un boleto o billete en el cual el banquero reconocía su deuda.
Cuando un banco no podía responder a sus obligaciones, los banqueros lo manifestaban de manera muy gráfica:
De ahí viene el tan conocido término bancarrota...
A partir de este momento los bancos comenzaron a crear dinero teniendo sólo una fracción en sus reservas.
Este es un instrumento que dinamiza la economía, pero también crea riesgos como los pánicos bancarios y las burbujas de especulación.
Debido a la materialización de estos riesgos, los
billetes emitidos por bancos respaldados por estados se volvieron más
seguros y finalmente el Estado en la mayoría de casos se hizo con el
monopolio de la emisión.
El acuerdo de Bretton Woods sólo permaneció vigente por 26 años,
pues la guerra del Vietnam y programas de gasto social del gobierno
de USA provocaron un déficit en la cuenta corriente de Estados
Unidos, agravando la situación la creación de un mercado privado de
oro, y la aparición de importantes cantidades de dólares en Europa,
pues en Londres se ofrecía un interés más alto en los depósitos que
en USA y además, Francia decidió convertir en oro 150 millones de
dólares que tenía en sus reservas.
Con ello se acabó con el patrón oro y el valor del dinero se respalda únicamente en la 'confianza' en el emisor, es el dinero Fiat, término que proviene del latín fiat que significa hágase, o sea,
En la actualidad, los estados nacionales tienen ahora un inmenso control sobre el dinero local en circulación, y pueden causar grandes estragos a la economía local al emitir y variar las tasas de interés.
Algunos ven esta manipulación del dinero como una forma de violencia, un control autoritario sobre los privados. Algunas tendencias de liberales clásicos, anarco-capitalistas y libertarios llaman al cierre de los bancos centrales...
En su libro End the FED, el ex-congresista Ron Paul argumenta que en la actualidad, el Sistema de la Reserva Federal (FED) está aumentando la oferta monetaria a un grado casi comparable al observado en Weimar o Zimbabue.
Según Paul, esta
acción representa una práctica que podría desencadenar una depresión
inflacionaria en los Estados Unidos, provocando una significativa
devaluación del dólar estadounidense, que es la moneda de referencia
a nivel mundial, lo que en términos prácticos implicaría una pérdida
de valor de los ahorros de todos los ciudadanos estadounidenses.
Este mecanismo constituye una forma de
imperialismo, pues está al servicio de objetivos geopolíticos de la
metrópoli.
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