por Redacción
05 Septiembre 2024
del Sitio Web
MPR21
Hace un par de años tres realizadores (Roger Stahl, Matthew Alford y
Tom Secker) dirigieron el documental "Teatros de guerra", en el que
analizan el papal del Pentágono en la industria moderna del
entretenimiento, que se ha convertido en gigantesca.
Las pantallas de la televisión son armas de guerra y por eso
el Pentágono firma contratos con
las productoras de Hollywood y controla los guiones del cine, pero
también los espectáculos multimedia.
El origen de la propaganda de guerra está en la
creación de la Oficina de Información de Guerra (OWI),
un programa del Pentágono creado el 13 de junio de 1942, seis meses
después de Pearl Harbor.
Uno de sus directores, Elmer Davis, dijo
que,
"la forma más fácil de inculcar propaganda en
la mente de la mayoría de las personas es a través de una
película de entretenimiento, porque entonces no se dan cuenta de
que están siendo sometidos a la propaganda".
En 1953, con la Guerra Fría en pleno apogeo,
Eisenhower comentó sobre la propaganda de guerra que,
"la mano del gobierno debe ocultarse
hábilmente".
Para ello el ejército debía firmar,
"acuerdos con multitud de empresas privadas
en los campos del entretenimiento, la dramaturgia, la música y
otros".
Hoy florece la militarización de las diversiones.
Gracias a
Top Gun, la franquicia Marvel y
programas de televisión, como Extreme Makeover, el Pentágono
ha logrado influir en los guiones de más de 2.500 películas y
series.
WI, a la que sucedió la Entertainment Liaison
Office, comenzó a revisar los guiones de cine y a devolverlos a
los estudios de cine y televisión con los correspondientes
comentarios.
Sólo entonces procedía a prestar los sistemas
de armamento para los rodajes.
No sólo el Pentágono, también el FBI es conocido
por reescribir los guiones de cine.
Esta práctica no ha cambiado.
En "The Fate of the Furious", la octava entrega
de la franquicia Fast & Furious, el rapero y actor
Ludacris lee en voz alta un anuncio publicitario de 30 palabras
para promocionar el dron terrestre "Ripsaw" de Textron Systems.
El texto de Ludacris no fue escrito por un
guionista, sino por la Oficina de Enlace de Entretenimiento...
Se pueden encontrar imágenes de publicidad
encubierta de este tipo en cientos de producciones, ya sea en la
franquicia Transformers (uno de los personajes, Starscream,
es un avión de combate F-22) o en las películas de Marvel.
El fabricante de viudas
En varias ocasiones hemos expuesto la chapuza del avión de combate
F-35, el campeón de las armas futuristas mal diseñadas, que ha
costado a los contribuyentes estadounidenses más de dos billones de
dólares.
Sin embargo, el documental del canal History
"Secret access - Superpower 2011" pinta un panorama muy diferente.
El F-35 es el único camino
posible para mantener la hegemonía militar estadounidense, y en
"El Hombre de Acero", el mismísimo Superman vuela junto a una
flotilla de F-35 durante su guerra contra los despiadados
kryptonianos.
La producción de "Misión Imposible 7 - Dead
Reckoning" hubiera resultado imposible sin la intervención del
Pentágono.
Además de permitir al equipo filmar en bases
militares estadounidenses en Emiratos Árabes Unidos, el contrato
autorizó el préstamo de un V-22 Osprey fabricado por Boeing,
de modo que será utilizado en al menos al menos dos escenas durante
las cuales se filmará el avión tanto por dentro como por fuera.
Lo mismo que el F-35, el Osprey, apodado el "fabricante de
viudas", es un desastre que costó 120.000 millones de dólares y ya
está desmantelado porque ha causado la muerte de 62 miembros de las
fuerzas armadas.
Alguna vez el Pentágono ha explicado que el objetivo de su
participación en la industria del entretenimiento es promover una,
"presentación auténtica de las operaciones
militares" y mantener un "nivel aceptable de dignidad" en la
imagen del ejército, mejorar "los programas de reclutamiento y
apoyo a las fuerzas armadas", así como respetar "las políticas
del gobierno de Estados Unidos".
Impulsar y blanquear la guerra
La película de 2017 "The Long Road Home" retrata la operación
militar del ejército estadounidense en Ciudad Sadr en 2004, durante
la
Guerra de Irak.
Se saldó con la muerte de 22 soldados y 940
irakíes.
En una escena, un coronel dice que la batalla fue
esencial para liberar a dos millones de iraquíes de la opresión de
un dictador y ofrecerles un "futuro mejor".
La película pasa por encima de mentiras, como las armas de
destrucción masiva o los supuestos vínculos de Irak con
Al-Qaeda, que justificaron la agresión militar de Estados
Unidos.
Finalmente, el papel que desempeñan los
imperialistas es el de proteger a las poblaciones contra los
dictadores de todo el mundo.
La película "Argo", de Ben Afleck,
trivializa el papel de
la CIA en en 1953 en el
derrocamiento del primer ministro iraní democráticamente elegido,
Mohammad Mossadegh.
"Black Hawk derrobado" oculta la desastrosa debacle de Somalia con
actos individuales de sufrimiento y coraje.
En 1986 "Top Gun" restauró la imagen del ejército después de dos
décadas de una desastrosa derrota en Vietnam.
En la segunda entrega de Jack Ryan, el adorable Jim de The Office
pide a la CIA que derroque a un dictador venezolano con armas
nucleares, con la esperanza de instalar a un
Juan Guaidó de cartón...
En Estados Unidos sólo hay dinero
público para la guerra y la propaganda de guerra.
En el período posterior
al 11 de Septiembre, los
presupuestos militares han devorado ocho billones de dólares.
Pero el dinero del Pentágono es un laberinto.
No hay manera de saber en qué se despilfarra,
aunque las sospechas son obvias...
La sexta auditoría tampoco lo ha podido aclarar.
Referencias
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