por Ricardo González
Marzo 2005
del Sitio Web
LegadoCosmico
Años atrás, durante un encuentro internacional
de contacto en el Lago Titicaca, algunos miembros de los grupos de Bolivia
me preguntaron a boca de jarro:
¿Dónde está el Disco Solar, en Paititi, o
aquí en el Lago?
Aquel cuestionamiento me ponía ante una verdadera
encrucijada, pues la afirmación de una u otra ubicación obedecía a
importantes experiencias, vividas tanto en el Manú como en el altiplano, y
que avalaban la existencia de un disco de poder, otrora en manos de los
incas, y que actualmente se hallaría bajo la protección de los
maestros intraterrenos.
Era lógico que para quienes habían afrontado las experiencias de contacto en
el Titicaca, no había duda alguna que el disco dorado se hallase allí. Y
para quienes estuvieron en las expediciones a Paititi, especialmente la de
1996, tampoco había duda de que la sagrada herramienta se hallaba en algún
lugar recóndito de la selva peruana, en el mítico “El Dorado” que tanto
buscaban los españoles.
¿Cuál era entonces, la explicación?
Con el tiempo, descubrimos la respuesta: había más de un disco…
A continuación, presentaré un breve resumen de todos los datos obtenidos los
últimos años sobre este tema.
Conociendo la Red del Tiempo
La respuesta llegaría el 24 de febrero del 2001. En un contacto físico, que
me permitió acceder a la base orbital Celea (estación extraterrestre ubicada
tras la Luna), el Maestro Joaquel reveló la existencia de una “Red del
Tiempo”, conformada por 12 discos de poder, todos ellos “atados”
energéticamente al Gran Disco Solar de Paititi y su “despertar”.
En aquella oportunidad Joaquel afirmó:
“Paititi es el Retiro Interior más importante de Sudamérica, pues está
activo, y custodiando una de las herramientas más trascendentales de ascenso
interdimensional para el planeta: El Disco Solar.
Es el Disco Cósmico que
fuese elaborado premeditadamente para este tiempo, cuando la Confederación
decidió establecer la Hermandad de la Estrella en la Tierra. Por ello irán
en su momento al desierto de Gobi, para hallar el último eslabón que los une
con el Plan Cósmico y las Fuerzas de la Luz.
No obstante, el Disco que protege la Hermandad Blanca del Paititi no es el
único. Existen otros 12 discos repartidos en el planeta, custodiados por los
guardianes en sus Retiros Interiores. Todos ellos están interconectados.
Cuando el Disco Solar del Paititi sea activado, logrará una reacción en
cadena con los otros Discos, formando una red de energía que permitirá al
planeta Tierra dar un verdadero salto cósmico, y reconectarse con el Real
Tiempo del Universo”.
Extraído del “Informe Celea” (2001).
En aquella experiencia, le pregunté a Joaquel (a quien conocemos con el
nombre más humano de “Joaquín”) cuándo ocurriría la activación de esta Red
del Tiempo, a lo que el anciano Maestro respondió:
“Cuando estén listos. Y
aquel momento deberá coincidir con un evento cósmico: la sincronía entre el
Sol de este Sistema y el Sol Central de la Galaxia”.
Más tarde supimos que ello ocurriría finalmente el
2012, cuando se produzca
el giro del tiempo, como sabemos, un evento cósmico mencionado en las
profecías mayas.
Desde aquel entonces, diversos grupos a escala internacional, fueron
constatando la existencia de estos 12 discos, repartidos todos ellos a lo
largo de América. Todo empezaba a tomar forma y diversas experiencias
adquirían otro matiz.
En breve, los mensajes de los hermanos mayores, sugirieron acercarse a los
lugares físicos donde se encontraban estas herramientas de poder, ya que con
la presencia humana, en un estado adecuado de vibración, permitiría ir
“despertando” esta red, hasta que llegase el momento definitivo en el año
2012.
El 22 de noviembre del 2002, los Guías extraterrestre ratificaron ello en un
mensaje recibido en monte Shasta:
“…Sobre los discos solares de activación planetaria, ellos constituyen el
soporte energético de la Tierra cuando esta ascienda al plano superior
reservado, donde se producirá la conexión con el Tiempo Real. Todo aquello
que emprendan por sentir y conocer los lugares donde reposan ocultos los
discos forma parte de la dinámica de su activación”.
(Guías de Misión).
Poco a poco, se fue develando que desde Monte Shasta (norte de California) a
la
Antártica, se hallaba repartida esta red, bajo el objetivo estratégico de
ayudar al planeta como “soporte energético” en el instante del tránsito
global a una dimensión superior de conciencia.
Por ello los discos fueron
colocados en la franja americana, donde actualmente las energías planetarias
se hallan en ascenso y los
Retiros Interiores de la Hermandad Blanca activos.
No sólo Monte Shasta, sino también el Valle de las Siete Luminarias en
México, la
Cueva de los Tayos en Ecuador, Licancabur en Chile, o Talampaya
en Argentina (por citar sólo algunos lugares) fueron visitados por los
grupos de contacto contando siempre con el apoyo manifiesto de los hermanos
mayores. De esta forma, se pudo confirmar la ubicación de todos los discos.
Concretamente en el viaje al
Licancabur (el antiguo volcán que se alza
dominando el desierto de Atacama), en noviembre del 2003, comprendimos
también la “historia” de la Red del Tiempo.
De la Lemuria al desierto de Gobi
Hace decenas de miles de años, en una época perdida, en que el hombre
originario del planeta caminaba erguido sobre tierras hoy sumergidas frente
a las costas sur orientales de África, en el actual océano Índico, se
produjo la aparición del “primer disco”.
Los antiguos hombres de
Lemuria habían comprendido que la Tierra se hallaba
viviendo una “realidad paralela”, desfasada del Real Tiempo del Universo.
Sabían que en algún momento se produciría la reconexión, así que decidieron
colaborar en tal tarea, lo cual les llevó a diseñar una herramienta de poder,
construida con elementos del planeta, para orientar la ruta cósmica al
Tiempo Real, representada físicamente en un
gran portal que se hallaría
entre las órbitas de Júpiter y Saturno.
Los humanos de aquel entonces, contaron con la ayuda de unas pequeñas y
bondadosas criaturas del mundo subterráneo, conocidas por nosotros con el
nombre de “Sunkies”. Estos seres, que descubrimos físicamente en la
expedición a la Cueva de los Tayos del año 2002, en aquellos tiempos
proveyeron al hombre de Lemuria los elementos necesarios para construir un
gigantesco disco. Una herramienta poderosa, llena de magia y esplendor.
Sin embargo, cuando los interventores extraterrestres volvieron a la Tierra,
observando que se había construido esta herramienta, decidieron poner fin al
proyecto lemuriano por considerarlo peligroso y excesivamente temprano para
el proceso terrestre. Además, los interventores no habían registrado cómo el
hombre de Lemuria pudo hacer cosa semejante, conocimiento que podría ser de
suma importancia para el aprendizaje extraterrestre y la esencia del Plan
Cósmico.
Sé que estas afirmaciones resultan increíbles y extrañas, sin embargo esta
es la información que hemos recibido en la
experiencia de contacto.
Los interventores dividieron en 12 partes aquel disco, y las escondieron en
el mundo. Y no obstante a ello, con el tiempo, los extraterrestres llegaron
a comprender el esfuerzo lemuriano, decidiendo reactivar el portento que
construyeron, y que ahora se hallaba representado en 12 discos de poder,
ocultos en el mundo intraterrestre:
“Inteligentemente, la
Confederación de Mundos de la Galaxia, encargó a la
recién fundada Hermandad Blanca del desierto de Gobi la construcción de un
'disco matriz', que pudiera ensamblar a todos los discos, unirlos a todos.
De esta forma, se elaboró una poderosa herramienta cósmica, una verdadera
llave que conocemos como 'El Gran Disco Solar', portento que en la
actualidad se encuentra custodiado y protegido en el Retiro Interior del Paititi.
Los otros doce discos, también vigilados por los Maestros, fueron
ubicados en lugares estratégicos. A todos se les puso una 'cerradura'. Y
escondieron la 'llave'.
Esa llave, es el recuerdo...”
(Extracto del “Informe Licancabur”)
Como recordamos, hace miles de años, en el desierto de Gobi, llegaron los 32
Mentores de la Luz para fundar la Hermandad Blanca de la Tierra.
Shambhala
es un recuerdo del arribo y misión de tan elevadas conciencias. Ellos
construyeron un nuevo disco, el número 13, que tendría la misión de “unir” a
los otros cuando llegue el momento más importante del tránsito planetario.
Sixto Paz lo resume así en su artículo “Crónicas de la Tierra”:
“El oro de la tierra no era de la calidad y refinamiento que se necesitaba
para crear 12 discos a manera de espejos metálicos que, conectados entre sí,
y con un treceavo, que era mayor, y que los ensambla a todos, debían ser
ubicados en puntos estratégicos, pudieran plasmar un rumbo de conexión con
la puerta cósmica de regreso al Real Tiempo del Universo.
Por ello se
requirió de la combinación de varios metales, siete precisamente. Pero no
era suficiente la mera aleación de los metales, se requería que en su
fabricación interviniera la combinación de voces, mentes y corazones del
planeta y de éste tiempo alternativo”.
La Activación de la Red del Tiempo
Si algo quedo muy claro en los últimos viajes y experiencias, es que esta
red será activada cuando el Disco Solar construido en el Gobi (y que
actualmente se encuentra en Paititi) despierte, enlazando así a los otros
12.
Esto sólo puede ocurrir a partir del año 2012, ya que la herramienta de Paititi depende de toda la intensidad del denominado “Rayo Sincronizador”,
que fluirá completamente del Sol Central de la Galaxia a nuestro Sistema
Solar en la coordenada antes mencionada.
Ello ya está empezando a suceder, y
de hecho se halla en incremento constante; no en vano los científicos de
todo el mundo están mirando a las estrellas para encontrar alguna
explicación a los recientes eventos climáticos de la Tierra y, especialmente,
la inusual actividad del Sol.
Como fuese, diversos estudios coinciden en que el panorama se verá más
inquietante entre los próximos siete y diez años.
Muchos grupos se han sentido llamados a trabajar con la Red del Tiempo. Y
debo mencionar que en medio de esta faena se han percibido “discos” y
“herramientas similares” en lugares fuera de América.
Lo que ocurre es que
antiguas civilizaciones materializaron sus conocimientos mágicos a través de
la construcción de discos de oro u otros materiales, y que también se
hallarían en el mundo subterráneo o etéricamente en algún importante
yacimiento arqueológico, pero sin que ello se refiera a la Red del Tiempo
antes mencionada.
En enero del 2005, durante un encuentro internacional en Capilla del Monte,
se recibieron diversos mensajes en simultáneo que aclaraban este punto:
“…La Red del Tiempo, hermanos, está constituida como se les reveló por
aquellos 12 discos y la herramienta de poder de Paititi que los armoniza.
Los otros discos que han percibido fueron en su momento instrumentos de
poder de antiguas civilizaciones desaparecidas, ajenos a la Red del Tiempo
pero a cargo actualmente de la
Hermandad Blanca.
La Red del Tiempo se encuentra en la franja americana, como constataron,
desde Monte Shasta hasta la Antártica, siguiendo una estrategia energética
que procura apoyar al planeta en su ascenso desde los lugares donde las
energías y los Retiros de la Hermandad Blanca se hallan activos. El origen
de aquellos discos está en Lemuria, y el destino de su aporte en las
estrellas que brillan en el Real Tiempo del Universo...”
En otro párrafo del mensaje se afirma:
“…En agosto del 2012 se espera el último viaje a Paititi. En esta jornada se
despertará definitivamente el Gran Disco Solar, enlazando así a los 12
Discos de Poder, volviéndose todos uno, como en los tiempos de la antigua
Lemuria”.
Tanto en la última expedición a Roncador en Brasil (agosto 2004), como la
maravillosa experiencia de Tierra del Fuego (el pasado 12 de diciembre) se
han recibido contundentes informaciones sobre los discos.
Uniendo el aporte
de diversos grupos, todos coincidimos en que:
-
Los discos “tienen vida propia”. Interactúan con uno, son “inteligentes”.
-
En algún momento “estuvieron juntos”, unidos. Ello apunta al
relato anterior en tiempos de Lemuria.
-
A pesar de tener una ubicación física definida, los discos pueden “proyectarse”,
como si se estuvieran bilocando. Este fenómeno ocurre por el ingreso gradual
de la Tierra al Real Tiempo del Universo.
-
Efectivamente, el Disco del Paititi fue el último en “construirse”
(Gobi), pero su importancia estriba en que une a los demás…
Los nombres de los discos
Esta información empezó a fluir desde la expedición al Mato Grosso. Pero fue
finalmente revelada durante el contacto físico de Tierra del Fuego,
experiencia que permitió acceder a una antigua ciudad, llamada “Kayona”, hoy
enterrada bajo los hielos de
la Antártica.
La información que recibimos, entre otras revelaciones, involucra el
“nombre” de las herramientas de poder.
Por su trascendental importancia, a pesar que aún no he compartido
abiertamente los detalles de la experiencia en Ushuaia, pongo aquí, a
consideración de quien lee estas líneas, los “sonidos” o “mantrams” de la
Red del Tiempo:
LA RED DEL TIEMPO
Los Discos Solares de Poder
-
Monte Shasta: Emanashi
-
Valle Siete Luminarias: Sipenbó
-
Ciudad Blanca: Aromane
-
Guatavita: Xemancó
-
Roraima: Urinam
-
Cueva de los Tayos: Jasintah
-
Paititi: Ilumana
-
Lago Titicaca: Demayon
-
Licancabur: Ramayah
-
Talampaya: Mitakunah
-
Sierra del Roncador: Omsarah
-
Aurora: Ulimen
-
Antártica: Ion
Siento que la revelación de estos “sonidos” juega un papel fundamental en la
activación de la Red del Tiempo.
No en vano ingenieros de sonido de Chile y Perú me han comentado,
investigando el tema de los discos solares, que es totalmente coherente
aquello de los 12 discos y uno adicional (el de Paititi) como “armonizador”.
Según ellos, los 12 discos actuarían como la escala musical de 12 notas (generalmente
se habla de siete, pero la escala completa, con tonos y semitonos, llamada
“escala cromática”, está compuesta de 12 notas…). Por esta razón ellos
deducen que el disco de Paititi funcionaría, en términos musicales, como un
“resonador”, que podría efectivamente armonizar a toda la red.
Esta información, que me tiene ocupado estos días, no sólo involucra la
música, sino una serie de conocimientos de naturaleza científica. Algunos le
llaman “aritmética modular”. Por ejemplo: el reloj y la escala cromática
constituyen un módulo 12; la repetición de los días de la semana un módulo
7; la aritmética interna del ordenador es del tipo “encendido-apagado”, por
tanto es un módulo 2. Estos principios matemáticos (hay otros más complejos)
se hallan dentro de la música.
Bajo ese concepto, hallamos las denominadas “repeticiones”,
“simetrías” y “patrones”, para explorar el efecto del sonido. Todos los
ingenieros de sonido saben que la repetición es, probablemente, el
procedimiento más usado en música. La repetición constante puede causar un
“efecto hipnótico”. También puede provocar una adaptación del oído, como
cuando dejamos de percibir el sonido de una lámpara fluorescente.
De hecho son muchos datos interesantes que deben ordenarse. Sin embargo esta
teoría cobra fuerza ante la revelación de los nombres o sonidos de los
discos.
Debo subrayar que la lista antes presentada de los discos obedece a su
ubicación geográfica de norte a sur. Aún no tenemos la certeza de que los
“sonidos” de la Red del Tiempo siguen este patrón. Pero estamos en esa
investigación.
En fin, la información que han venido reuniendo los grupos de contacto en
estos años, resume lo siguiente:
-
Originalmente, se creó un solo disco, gigante, en la época de la Lemuria.
Los Sunkies habrían ayudado proveyendo de piedras de poder a los hombres.
Con la ayuda de esta herramienta, la antigua gente de Lemuria procuraba
comprender el Real Tiempo del Universo.
-
El disco fue separado en 12 partes. En 12 pequeños discos. Al parecer,
esta fue una acción supervisada o ejecutada por observadores extraterrestres,
que consideraron inoportuna la intención de conectar con el Tiempo Real en
aquella época. Probablemente este episodio guarde relación con lo que los
Guías revelaron en la experiencia de La Nevera, República Dominicana.
-
Los discos fueron escondidos en la Tierra. Nadie sabía donde se hallaban.
Ni siquiera muchos de los visitantes estelares que llegaban a nuestro mundo.
-
Los discos fueron ubicados e instalados en lugares estratégicos para la
elevación del planeta. Enclaves que hoy en día funcionan como Retiros
Interiores de la Hermandad Blanca. Por ello tenían que ser ubicados en
América, ya que allí las energías se elevarían con mayor fuerza, tal como lo
sostienen hoy en día los lamas tibetanos.
-
Con el arribo de los 32 maestros cósmicos al desierto de Gobi, se dispone
la creación de un nuevo disco (el que ahora se encuentra en Paititi), con la
intención de enlazar lo que fue separado en el pasado. Sin embargo, ello no
sería tan fácil: el actual disco de Paititi sólo se activaría cuando se
produzca la sincronización del Sol central con el nuestro, evento
sobrenatural que empezaría a tomar fuerza el año 2012. Cuando ello ocurra,
aquel disco unirá a los 12, que volverán a ser uno, como en los tiempos de
la lejana Lemuria.
Y hay más datos. Importantes y reveladores. Sin embargo estamos aguardando
su debida confirmación para complementar equilibradamente todo lo recibido
hasta hoy.
Ciertamente, se ha iniciado el despertar de Lemuria.