“El espectro de la guerra causó que
descendiéramos acá y nuestra
raza sacudió a su mundo hasta sus fundaciones. Recuerdo bien todos
esos discursos y las numerosas promesas rotas. Esta herida se rehúsa
a curarse. Mi corazón está siempre lleno de pena porque esta
historia resuena dentro de mi como un eco distante.”
Mi compañero me pidió que tomara el cristal cilíndrico de cuarzo con
reflejos de verdes y azules. Yo lo tomé y lo sostuve, admirándolo en
todas sus partes; era de una pureza extraordinaria…
“Este augusto cristal es un
Gírkù (litt: epee en Sumerio). Posee
múltiples funciones y opera con el mismo principio como el YO. Toda
la historia de los Amašutum está cuidadosamente registrada en el.
También es un catalizador de frecuencia que transporta a los tres
niveles que componen el KIGAL y a la cuarta dimensión del Angal.
”El Kingú-Babbar, el gran Gina’abul albino, a quien también llamamos
el Imdugud, posee un Gírkù en la forma de esfera de cristal que son
una clase de combinación de nuestro Gírkù común y la piedra
cristalina que se sostiene en la mano.
“Este cristal es capaz de vibrar a ciertas frecuencias, con un
contingente de calidad sobre el impulso que se le envía.
“Lo que usted todavía no sabe es que nuestra antigua línea sostuvo
la maestría de la fuerza de Niame, al igual que nuestra reina. La
cantidad de calor ejercido sobre este cristal por el Níama causa la
vibración básica para que un ser se eleve o descienda, alineándolo
con los diferentes planos de existencia. De hecho el Gírkù actúa
sobre un Gúrkur, pero con considerablemente mayor poder, porque es
un cristal desnudo”.
“Este tipo de cuarzo verde es único; es una de las piedras más puras
que conocemos. Viene del sistema de Gagsisá (Sirio).
“Finalmente, es también un arma formidable. Despliega sus láminas (o
espadas) gracias al Níama.
“Este objeto perteneció a nuestros ancestros, la antigua raza raíz
de los Amašum. Cada uno de nosotros posee una en Nalukára. Nuestras
desviaciones pasadas y nuestro lugar en el seno del Kadištu no solo
nos ha quitado nuestro veneno, sino también la capacidad
preprogramada de usar el Gírkù que previamente poseíamos.”
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