por
Neville Hodgkinson
30 Junio
2021
del Sitio Web
TheConservativeWoman
traducción de
SOTT
del
Sitio Web
SOTT
Versión original en ingles
Neville Hodgkinson es ex-corresponsal médico y
científico del Sunday Times y autor de
'SIDA: El fracaso de la ciencia contemporánea',
publicado en 1996 por Fourth Estate. |
Muchos se han preguntado cómo políticas
tan ineficaces y a la vez
tan perjudiciales para la vida y
las libertades de tantas personas se han puesto en marcha tan
rápidamente, y aparentemente de forma casi global, en respuesta a la
crisis de Covid.
Parte de la respuesta la ha proporcionado una investigación del
periodista y escritor alemán
Paul Schreyer.
En
un vídeo de una hora de duración,
hace un seguimiento de una serie de ejercicios de simulación de
'pandemia' realizados al más alto nivel durante muchos años entre
las naciones industriales más influyentes de Occidente.
Altos funcionarios estaban "preparados" para responder como lo
hicieron, una vez que la Organización Mundial de la Salud
(OMS) declaró la propagación pandémica de un nuevo coronavirus, el
SARS-CoV-2, casi sin tener en cuenta la naturaleza del virus o el
grado del daño que podía causar.
Esta debilidad puede considerarse un enorme obstáculo para la toma
de decisiones racionales.
Ayuda a explicar cómo las
opiniones de miles de médicos, científicos y otras personas que han
cuestionado el enfoque oficial de la 'pandemia', basado en el
miedo, llegaron a ser ignoradas.
Schreyer sostiene que las decisiones políticas durante la crisis no
surgieron de la nada, sino que se derivaron de una,
"guerra contra los
virus" iniciada en la década de 1990, junto con la "guerra
contra el terror"...
Era como si hubiera que
crear un nuevo enemigo, tras el fin de la época de la Guerra Fría,
en la que las superpotencias Rusia y Estados Unidos se enfrentaban
con armamentos y presupuestos militares inmensos y potencialmente
suicidas.
"Me estoy quedando
sin villanos. Me estoy quedando sin demonios", dijo el general
Colin Powell en una entrevista a un periódico en 1991.
"Me quedan Castro y
Kim Il-Sung".
En aquel momento era el
militar de más alto rango de Estados Unidos.
En ese contexto comenzó la lucha contra el terror, incluidos
los preparativos para combatir el armamento biológico.
-
Un atentado en
1993 contra el World Trade Center de Nueva York,
atribuido a terroristas islamistas, impulsó las demandas de
que se siguiera utilizando el ejército estadounidense en el
extranjero
-
Un ataque
similar, aunque de
origen misterioso, contra
un edificio federal en Oklahoma City en 1995 reforzó los
temores de un "enemigo en la sombra" interno
Al mismo tiempo, se
realizaban peligrosas
investigaciones biológicas en
instalaciones estadounidenses, supuestamente destinadas a comprender
mejor la amenaza que podría suponer un Estado o un terrorista con un
arsenal biológico.
El Coronel Dr.
Robert Kadlec, Director de
Programas de Biodefensa del Departamento de Seguridad
Nacional, escribió en un documento de estrategia del Pentágono
de 1998:
"El uso de armas
biológicas bajo la cobertura de una enfermedad endémica o
natural ofrece al atacante la posibilidad de una negación
plausible.
El potencial de la
guerra biológica para crear importantes pérdidas económicas y la
consiguiente inestabilidad política, junto con una negación
plausible, supera las posibilidades de cualquier otra arma
humana".
Ese mismo año se fundó el
Centro Johns Hopkins de Estrategias de Biodefensa Civil, que
posteriormente pasó a llamarse Centro de Seguridad Sanitaria.
Esta institución ha
desempeñado un papel fundamental en la 'pandemia'
de Covid, recopilando, mostrando y
analizando datos en un tablero de mando global utilizado por los
medios (en su mayor parte, de forma incuestionable) de todo el
mundo.
Y fue este centro el que organizó varios ejercicios de simulación
importantes en el ámbito de las estrategias de respuesta a las
catástrofes.
El primero, el
Simposio Nacional sobre la Respuesta Médica y
la Salud Pública al Bioterrorismo,
se celebró en Arlington, sede del Pentágono, en febrero de 1999.
Participaron cientos de
delegados de diez países.
La viruela era la
supuesta arma biológica, y los delegados asistieron a una
serie de sesiones en las que se simulaba cómo se podría gestionar un
ataque y los problemas que podrían surgir.
¿Hasta dónde podría
llegar la policía para detener a los pacientes?
¿Cómo proceder a la
vacunación?
¿Debería aplicarse la
ley marcial?
¿Cómo controlar el
mensaje que se transmite a la población?
Las cuestiones de salud
pública se trataban por primera vez como problemas militares, y el
Departamento de Salud se convertía en parte del aparato de seguridad
nacional estadounidense.
Un ejercicio similar tuvo lugar en noviembre de 2000 en Washington
DC, esta vez utilizando la peste como 'pandemia' simulada.
Los escenarios que se
representaron ante los funcionarios de alto nivel que asistieron
incluyeron:
"La presencia militar
armada en las ciudades de EE.UU. ha provocado protestas por el
recorte de las libertades civiles...
La cuestión es,
¿Cómo la
aplicamos y hasta qué punto?
¿Cuánta fuerza
utilizamos para mantener a la gente en sus casas?".
Un tercer ejercicio,
denominado
Dark Winter, realizado en una
base militar a pocos kilómetros de Washington en junio de 2001,
simuló una emergencia de viruela a gran escala.
En él participaron
periodistas de conocidos
medios de comunicación, entre ellos
la BBC, para interrogar a los políticos y funcionarios de alto
nivel, de modo que pudieran conocer el tipo de cuestiones que se
plantearían.
Entre las conclusiones:
-
Estamos mal
equipados para prevenir las nefastas consecuencias de un
ataque con armas biológicas.
-
Estados Unidos
carece de las reservas de recursos necesarias para una
respuesta adecuada, incluyendo vacunas, antibióticos y
medios de distribución eficaces.
-
Las restricciones
forzosas a los ciudadanos pueden ser probablemente las
únicas herramientas disponibles cuando se agoten las
reservas de vacunas.
-
Los
estadounidenses ya no pueden dar por sentadas las libertades
civiles básicas, como la libertad de reunión o de viajar.
En un canal de noticias
ficticio creado como parte del ejercicio, Kadlec anunció:
"El problema es que
no tenemos suficientes vacunas... significa que este podría ser
un invierno muy oscuro en Estados Unidos".
Cuando se produjo la
verdadera Covid-19, Kadlec se convirtió en el máximo oficial
responsable de la preparación para emergencias, coordinando la
respuesta tanto del Departamento de Salud y Servicios Humanos de
EE.UU. como del gobierno federal.
Días después de que
Joe Biden fuera declarado
vencedor de las elecciones presidenciales, advirtió de que se
avecinaba un "oscuro invierno", e instó a seguir
usando mascarillas.
"Se podría decir que
es una coincidencia, aunque también se podría sospechar que su
elección de palabras estaba relacionada con el ejercicio", dice
Schreyer.
Los
atentados del 11 de septiembre de 2001
pusieron de manifiesto la amenaza terrorista para todos los miembros
de la comunidad mundial.
Los cambios legales
propuestos para ampliar los poderes estatales de vigilancia
encontraron resistencia en EE.UU., pero esta desapareció tras los
llamados ataques con ántrax en octubre del mismo año.
Se enviaron cartas con
esporas de ántrax a varias oficinas de medios de comunicación y a
dos senadores que se habían opuesto a los cambios.
"Hasta el día de hoy
no está claro quién fue el responsable de esos ataques", dice
Schreyer, que los interpreta como "una señal de que no se debe
cruzar una determinada línea roja".
Un mes más tarde, en
noviembre de 2001, a iniciativa del Gobierno de EE.UU., se fundó una
nueva organización internacional denominada Iniciativa Mundial de
Seguridad Sanitaria (GHSI).
Se hizo hincapié en que todos los gobiernos corrían el riesgo de
recibir un agente patógeno mortal, y que era necesario unirse y
actuar conjuntamente.
Los países participantes
fueron,
-
Canadá
-
Francia
-
Alemania
-
Italia
-
Japón
-
México
-
Gran Bretaña
-
Estados Unidos
La Unión Europea también
se adhirió a la iniciativa y
la OMS participó como 'asesor técnico'...
Los ministros de sanidad
y los altos funcionarios se reunieron periódicamente para debatir
sobre el bioterrorismo y la mejor manera de coordinar la respuesta.
En 2002 se dio un paso crucial:
El grupo declaró que
la amenaza no sólo tenía que ser de origen humano, sino que
también podía provenir de la naturaleza, como en el caso de una
'pandemia' de gripe.
La preparación de
emergencia era necesaria para ambos escenarios, a escala
mundial.
A partir de entonces, se
coordinaron ejercicios a nivel internacional.
El primero, llamado
Global Mercury, convocado en 2003,
representaba un ataque de terroristas ficticios auto-inoculados para
propagar la viruela a nivel internacional a los países objetivo.
Un grupo de planificación
del ejercicio fue dirigido por Canadá y estaba compuesto por
"agentes de confianza" de todas las naciones u organizaciones
participantes. Participaron cientos de personas.
Otro ejercicio importante, convocado en 2005, se denominó
Atlantic Storm.
Muchos de los
representantes de los países eran personas actuales o antiguas con
responsabilidad gubernamental. Por ejemplo, la ex-secretaria de
Estado de EE.UU., Madeleine Albright, interpretó al
presidente de EE.UU. en la vida real.
Entre las cuestiones clave que se destacaron en el informe posterior
al ejercicio figuran las siguientes:
¿Cómo deben los
líderes nacionales determinar medidas como el cierre de
fronteras o la cuarentena?
Si se adoptan medidas
que restrinjan la circulación de las personas, ¿durante cuánto
tiempo deben mantenerse?
¿Cómo se coordinarían
internacionalmente y cómo se tomaría la decisión de levantarlas?
La premisa básica de
todos los escenarios, dice Schreyer, era destacar los procesos de
toma de decisiones y las competencias en una emergencia de salud
pública.
Pero también implicaban,
-
la declaración
del estado de emergencia
-
la implantación
de un liderazgo autoritario
-
la elusión del
parlamento
-
la investidura de
ciertos funcionarios federales con un mayor poder de
decisión
-
al tiempo que se
suspendían los derechos civiles fundamentales y se llevaban
a cabo planes de vacunación de la población...
Lo que me llama la
atención es la suspensión de los derechos humanos básicos
cuando se responde a una 'pandemia' o a un ataque bioterrorista,
porque no es necesariamente una consecuencia lógica.
"Observando todo
esto, surge la pregunta:
Tal vez estos
ejercicios podrían haber servido para encubrir
y probar el estado de emergencia y
comprobar cómo se podría manejar una
situación política de este tipo".
Una lección que podríamos
extraer de la gestión de la 'crisis' del Covid es que, aunque
los políticos sienten comprensiblemente la necesidad de
prepararse para catástrofes mundiales, corren el riesgo de causar
mucho más daño que bien siguiendo líneas de actuación rígidamente
predeterminadas para ser "la ciencia" de la situación pero que en
realidad obstruyen las respuestas racionales...
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