por Carlos Sánchez
25 Mayo 2025

del Sitio Web BrownstoneEsp

 

 

 

 

 

 


Por más que lo intenten

presentar como un éxito,

el nuevo 'Acuerdo de Pandemias'

resulta un brindis al sol,

un mero 'desideratum'...

 

Pero conviene

no lanzar las campanas al vuelo

y mantenerse alerta...

 



Introducción

Durante esta última semana, se ha celebrado en Ginebra (Suiza) en la sede de la OMS, la 78ª Asamblea General, culminando con el sonado anuncio del famoso Acuerdo de Pandemias, que pretendía cerrar este capítulo de intensas negociaciones comenzado hace ahora tres años, que se vio seriamente truncado hace un año, al no llegarse a acuerdos vinculantes sobre cuestiones clave.

 

Pese a todas las alharacas y aspavientos que nos han dedicado nuestros responsables de salud pública, singularmente nuestra estimada Ministra de Sanidad, Mónica García, el acuerdo al que se ha llegado no contenta a nadie.

 

Sus valedores argumentan que el acuerdo no abarca las ambiciones del Acuerdo original de 2024, y si bien es cierto que desde posturas críticas con la labor de la OMS, ver las pretensiones del anterior 'Acuerdo' tan adelgazadas y raquíticas se percibe como una pequeña victoria, el proceso ha alcanzado algunos acuerdos que siguen siendo ciertamente preocupantes.

 

 

 


Antecedentes - Las Claves del Fracaso de 2024

Los países en desarrollo, particularmente los africanos (como Sudáfrica) y algunos asiáticos (como India), abogaban por disposiciones que facilitaran la transferencia de tecnología y conocimientos para producir vacunas y medicamentos localmente.

 

Esto incluía propuestas para suspender temporalmente patentes o compartir propiedad intelectual durante emergencias sanitarias.

 

No sorprenderá al lector saber que esta posición no agradaba a los países desarrollados, en especial a su complejo biomédico industrial.

 

Los países de altos ingresos fueron reacios a comprometerse con montos específicos o mecanismos vinculantes de financiación.

 

Las discusiones sobre quién asumiría los costos de la preparación y respuesta ante las pandemias globales no lograron un acuerdo en 2024.

 

Por otro lado, surgieron muchas dudas y críticas globalmente con respecto a cuestiones relativas a la soberanía de los estados y la injerencia tácita de la OMS en las decisiones de salud pública que, en gran medida, todavía perviven, fundamentalmente expresadas en el Reglamento Sanitario Internacional reforzado de 2005, cuyas más de 300 enmiendas fueron acordadas en la septuagésima asamblea de 2024.

 

 

 


¿Por qué los Titulares sobre el "Histórico Acuerdo" son básicamente Propaganda?

Durante el día 20 de mayo, prácticamente todos de los medios de comunicación de masas titulaban con grandilocuencia sobre el,

"acuerdo histórico aprobado por unanimidad que protegerá al mundo de futuras pandemias".

Esta manera de plantearlo es simple y llanamente mentir al público por varias razones.

En primer lugar, el Acuerdo no ha sido ratificado, por lo que carece de vigencia. Titular de ese modo crea la falsa sensación de que el proceso ha llegado a su fin y de que el Acuerdo estaría ya vigente.

 

Nada más lejos de la realidad...

 

Es más, podría decirse que el proceso de ratificación se antoja largo y peliagudo, dadas las circunstancias que a continuación relato. El Acuerdo simplemente llega al final de su proceso de redacción, quedando pendiente de la ratificación del mismo en los respectivos parlamentos nacionales, cuestión que no parece que vaya a ser automática.

 

De hecho, esta es una de las cuestiones en las que el Acuerdo, en su actual redacción, pierde fuerza con respecto del borrador de 2024, ya que no entraría en vigor hasta 30 días después de que al menos 60 Estados Parte presenten a la OMS la ratificación del Acuerdo en sus respectivos parlamentos nacionales, siendo sólo 40 los Estados los necesarios para activar la vigencia del Acuerdo según la literalidad del anterior borrador de 2024 (ver art. 33).

Todo ello sin mencionar que existe un plazo para que los Estados establezcan reservas sobre la aplicación de artículos determinados, quedando exonerados de la misma en caso de ejercer ese derecho.

 

Otro elemento en que se ilustra el adelgazamiento del Acuerdo con respecto de su predecesor fallido se encuentra precisamente en este artículo 25, ya que en su redacción original, se impedía establecer reservas sobre un número indeterminado de artículos, una prohibición que desaparece del nuevo texto.

En segundo lugar, afirmar cosas como que "190 países aprueban el texto por unanimidad" es radicalmente falso.

 

Durante la jornada del lunes 19, el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico denunció que la Secretaría de la OMS había presionado a su delegación para que no votasen en contra del Acuerdo, ya que la posición eslovaca era contraria al acuerdo por considerarlo un menoscabo a su soberanía nacional.

 

Fico exigía que se votase el Acuerdo, contrariando los usos y costumbres de la OMS, donde este tipo de acuerdos se aprueban por consenso.

 

Fruto de esa negociación, se decidió votar el texto en un Comité previo al plenario, donde se aprobó el texto por 124 votos a favor y 11 abstenciones con sabor a negativa, ya que el Acuerdo no se aplicará a ninguno de los once estados que se han abstenido.

 

De este modo, el Acuerdo llegó aprobado al plenario, listo para su aclamación.

Entre los 11 abstencionistas destacan países como Rusia, cuya delegación estableció claras prevenciones en términos de soberanía, Israel o Irán.

 

La lista de abstenciones la completan varios miembros de la Unión Europea, como Italia, Bulgaria o Polonia, así como Ucrania, Jamaica o Paraguay.

Por último, y no menos importante, cabe señalar las sonadas ausencias.

 

Fueron hasta 46 los Estados ausentes en la votación, entre los que destacan EE.UU. y Argentina,

que ya han expresado su voluntad de retirarse de la Organización Mundial de la Salud,

...lo que supone un serio varapalo, no ya sólo para el Acuerdo de Pandemias, promovido enérgicamente por la Administración Biden, sino para el futuro de la propia OMS, ya que EE.UU. era el máximo donante neto.

 

Son, sin duda, tiempos inciertos para el futuro de la organización.

 

Vean si no el ardiente discurso pronunciado por el nuevo responsable de la cartera de Sanidad de EE.UU., Robert Fitzgerald Kennedy Jr., emitido en vídeo durante la sesión plenaria del día 20,

en el que acusaba a la OMS de estar al servicio de los intereses de las grandes corporaciones farmacéuticas, de haber fallado estrepitosamente durante la crisis del COVID y de haber participado en el encubrimiento de la fuga de laboratorio en Wuhan.

Una vibrante alocución pública en la que animaba al resto de estados a seguir sus pasos, abandonando la OMS para crear un nuevo marco de cooperación sanitaria internacional.

Por concluir este punto, podemos afirmar que el único consenso en torno al Acuerdo es que no hay ningún consenso.

 

Sin pretender enmendar la plana a nadie, sugiero a los redactores de los medios de masas que ajusten sus titulares a la realidad de los hechos.

 

 

 


¿Por qué este Acuerdo de Pandemias es un Fracaso de sus Promotores?

El nuevo texto del Acuerdo ha quedado severamente adelgazado con respecto del original.

 

Si bien el Reglamento Sanitario Internacional aprobado en 2024 (sobre el que luego hablaremos en profundidad) mantiene un lenguaje mucho más exhortativo y conciso, acorde al Acuerdo fallido de 2024, el nuevo texto abusa hasta el paroxismo de figuras retóricas que deja la aplicación de las medidas en una gran indefinición.

 

Pese a ello, los estados mencionados anteriormente seguían observando un grado inaceptable de injerencia. En cualquier caso, tal y como queda redactado, el nuevo Acuerdo resulta un brindis al sol, un mero desideratum.

Un buen ejemplo de adaptación del lenguaje resulta el artículo 4.

 

En el borrador de 2024, ese artículo destinado a regular la cooperación entre estados para prevenir pandemias comienza con la elocución,

"las partes se obligarán a cooperar en la aplicación de las disposiciones del presente artículo",

...mientras que en el mismo artículo del nuevo texto en su literalidad evita la palabra "obligar" quedando así:

"Las Partes adoptarán medidas a través de la colaboración internacional (...)".

Este tipo de giros lingüísticos son la tónica general.

 

Sin duda, la fórmula favorita de los redactores para expresar voluntariedad en lugar de vinculación jurídica al cumplimiento de las disposiciones del Acuerdo es el "si procede", que trufa todo el texto de manera reiterativa.

Esta paulatina perdida de ambición del texto ya fue señalada de manera recurrente por los más proclives a dotar a la OMS de un mayor control durante la redacción del texto anterior, y ya el borrador de 2024 les resultaba insuficiente.

 

De este modo lo expresaba esta editorial en The Lancet, allá por marzo de 2024, en el que se señalaba la pérdida de "ímpetu político" del texto, señalando el,

"lenguaje muy debilitado respecto a la ambición inicial, lleno de tópicos y advertencias".

No tenemos constancia de ninguna editorial en The Lancet que critique el nuevo texto, aunque se puede presumir que no será de su agrado.

 

Quizás no sea el mejor momento para elevar críticas demasiado amargas, habida cuenta del grave peligro existencial en que se encuentra la OMS desde la retirada de EE.UU., su máximo donante institucional.

 

Así queda reflejado, por ejemplo, en este artículo, que resulta una honrosa excepción en el lamentable panorama mediático y la cobertura que han hecho del asunto.

 

Aunque discrepe profundamente de su planteamiento teleológico, resulta refrescante leer un artículo tan singular entre tanta euforia impostada.

 

 

 


¿Por qué este Acuerdo de Pandemias sigue siendo Demasiado Peligroso?

Hasta aquí, todo lo descrito representa,

la renuncia de los promotores del Acuerdo a sus planteamientos maximalistas y totalitarios, la falta de apoyo de estados clave como Rusia o EE.UU., y la pérdida de ambición de una organización que se encuentra al borde de la desaparición.

Sin embargo, el Reglamento Sanitario Internacional, cuyas más de 300 enmiendas están cercanas a entrar en vigor (entre septiembre de 2025 y septiembre de 2026 según los Estados), siguen conteniendo cuestiones que resultan preocupantes, cuya observancia dependerá de la obediencia de los respectivos Ministros de Sanidad nacionales.

 

En el caso español, padecemos a una Ministra que pretende utilizar la OMS como plataforma de promoción personal, lo que permite augurar pasos legislativos en el sentido de agradar a sus futuros jefes.

 

Por ello, en las últimas horas hemos podido conocer que nuestra ínclita ministra, Mónica García, ha aceptado un cargo en el Consejo Ejecutivo de la OMS.

 

A continuación, paso a enumerar algunas de las cuestiones contenidas en las enmiendas del RSI que deberían preocuparnos en términos de soberanía.

No será necesario que una emergencia de salud pública sea real (RSI artículo 1, definición de "emergencia pandémica" y "riesgo para la salud pública", arts. 2, 5 y anexos 1, 12 y 49)

El Director General de la OMS podrá declarar por sí solo una emergencia de salud pública potencial (no real).

 

La definición de la "emergencia pandémica",

incluye las palabras "probable" y "riesgo para la salud pública" significando una "probabilidad de un evento que (...) pueda presentar un peligro grave y directo".

Cabe preguntarse si esto podría extenderse a cuestiones relacionadas con 'el clima', habida cuenta de la mención expresa que se hace en el artículo 5 a la aplicación del concepto One Health (Una Sola Salud), de cuyos distópicos planteamientos epistémicos nos ocuparemos más adelante en detalle.

 

Esta indefinición sobre lo que pueda ser considerado una emergencia pandémica tiene un reflejo muy preocupante en el artículo 1 del nuevo texto del Acuerdo.

- España tendrá una opinión limitada sobre una emergencia sanitaria declarada por la OMS (arts. 1, 12, 17, 42, 48, 49, 50 del RSI)

Ello obra incluso si la potencial emergencia que ocurre dentro de nuestras propias fronteras. Si bien hay más consultas con la inclusión de un Comité de Emergencia y Comités de Revisión involucrados por la OMS.
 


- Será necesario establecer una Autoridad Nacional para el RSI y la modificación de nuestra legislación nacional para armonizarla con las 300 enmiendas (arts 1, 4, 15, 16, 42, 54, 59.3 del RSI).

Esta es quizás la cuestión más preocupante que todavía pervive en el corpus legislativo combinado del Acuerdo de 2025 y el RSI.

 

Esta Autoridad coordinaría la implementación de las más de 300 enmiendas en nuestra legislación nacional y acuerdos administrativos. España tendría además que informar a la OMS en caso de no implementarse las modificaciones legislativas ad hoc.

 

Esta transposición legislativa resultaba prescriptiva según el artículo 3 del borrador de Acuerdo de 2024, y sin embargo, este lenguaje imperativo ha decaído ostensiblemente en el texto del nuevo Acuerdo, lo que deja el cumplimiento al albur del legislador nacional.

 

En cualquier caso, recientemente vimos fracasar una iniciativa legislativa de nuestra ministra Mónica García en esa dirección.
 


- Otras cuestiones preocupantes que podemos leer en el reglamento son las referidas al control de la información y la "desinformación" que se encuentran en el Anexo 1 pendiente de debate y aprobación, la prerrogativa que se guarda la OMS de acceso a los datos sanitarios de pacientes (arts. 5 y 45 del RSI), o el desarrollo de pasaportes vacunales, cuyo término ha sido suavizado llamándolos "documentos sanitarios" (arts. 18, 23, 24, 27, 31, 32, 35, 36 y 44 del RSI) y anexos 6 y 8).

 

También, el Acuerdo, en coordinación con el Reglamento plantean sólo dos escenarios temporales: pandemias y periodos inter pandemias, por lo que el Acuerdo tiene vigencia en todo momento, no sólo cuando la Secretaría de la OMS declare una emergencia de salud pública global.

 

Al margen de todas estas cuestiones, muy alarmantes per se, he decidido dejar para el final la que considero más importante de todas: la presencia de la Iniciativa One Health, que permea todo el tratado y que otorga carta de naturaleza a lo que he bautizado como la fábrica de pandemias.

 

A efectos de síntesis, toda la evidencia en la que me baso para lanzar tan grave acusación la puede encontrar el lector en esta serie de artículos que dediqué hace un año a esta cuestión.

 

Hoy día, la evidencia que se acumula a favor de mi hipótesis es todavía mayor, y ha supuesto el argumento de mayor peso a favor de que los EE.UU. se retiren de la OMS...

 

Esta serie de artículos la pueden seguir aquí:

primero, segundo, tercero y cuarto.

En ellos, relato la responsabilidad que tuvo la OMS en la trama de encubrimiento de los trabajos de ganancia de función sobre patógenos (GOF) y su más que presumible responsabilidad en el desarrollo de la llamada pandemia del COVID-19.

 

 


¿Qué es la 'Iniciativa One Health' y por qué debería Preocuparnos?

La Iniciativa One Health sigue presente en el Acuerdo de 2025, expresada de manera explícita en el artículo 5, dedicado enteramente a esta cuestión.

 

Según la definición de los CDC,

el enfoque One Health es un enfoque colaborativo, multisectorial y transdisciplinario, que trabaja a nivel local, regional, nacional y global, con el objetivo de lograr resultados de salud óptimos reconociendo la interconexión entre las personas, los animales, las plantas y su entorno compartido.

La prioridad del enfoque One Health son,

las enfermedades de origen zoonótico.

 

One Health reconoce la conexión entre la salud humana, animal y ambiental.

La iniciativa One Health proviene del término acuñado en la década de los 60 por el veterinario Calvin Schwabe de "una medicina" que preconizaba un enfoque unificado contra las zoonosis que englobase tanto la medicina humana como la veterinaria.

 

Durante años, con el apoyo del entramado de fundaciones de Rockefeller se fue amasando el término hasta que el 29 de septiembre de 2004, la Wildlife Conservation Society, vinculada a los Rockefeller, reunió a un grupo de expertos en salud humana y animal para un simposio en la Universidad Rockefeller de la ciudad de Nueva York.

 

Los asistentes a este simposio, titulado "Construyendo puentes interdisciplinarios hacia la salud en un 'mundo globalizado'," discutieron el movimiento de enfermedades entre los humanos, los animales domésticos y la vida silvestre.

 

El simposio desarrolló 12 prioridades para combatir las amenazas a la salud humana y animal.

 

Estas prioridades, conocidas como los "Principios de Manhattan", pidieron un enfoque internacional e interdisciplinario para prevenir enfermedades y formaron la base del concepto "Una Salud, Un Mundo".

La iniciativa One Health está ampliamente desarrollada en cerca de 500 centros universitarios e instituciones de Salud Pública lo largo y ancho del globo y son la base académica de este modelo de recolección de patógenos para su estudio, el llamado Sistema de Acceso a Patógenos y Participación en los Beneficios (PABS), desarrollado en los artículos 12 y 13 del Acuerdo.

 

A priori, el lector podría inferir que no existe peligro en este planteamiento epistémico.

 

¿Qué tiene de malo recolectar patógenos con potencial pandémico para su estudio?

La cuestión que debe preocuparnos es 'qué se hace con estos patógenos y para qué'...

 

Son ya demasiados los indicios y evidencias que señalan a que los llamados proyectos de ganancia de función - dependientes por completo del PABS - son el origen de varias pandemias, incluyendo la del COVID, o de brotes de enfermedades, por lo que acabar con este perverso sistema se antoja insoslayable.

 

 


¿Qué son los Proyectos de 'Ganancia de Función'?

Los proyectos de ganancia de función consisten en dotar a patógenos comunes (p.e. virus de la influenza), de mayor patogenicidad o conseguir que resulten más infecciosos mediante ingeniería genética, con el objeto de crear eso que se llama en la jerga científico-militar "contramedidas médicas", o dicho de otro modo,

vacunas para la enfermedad derivada de la infección por estos patógenos.

Según sus detractores (entre los que me encuentro) el concepto de ganancia de función no es más que un sofisticado eufemismo mediante el cual poder evadir la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Toxínicas (CATB).

 

Para sus valedores sin embargo, supone una herramienta de incalculable valor con la que poder anticiparse a futuras pandemias y desarrollar fármacos adecuados de manera ágil.

 

Sea como fuere, un enconado debate en el seno de la comunidad científica de Estados Unidos y del resto del mundo occidental al hilo del desarrollo de este tipo de experimentos derivó en el decreto de una moratoria de financiación por parte de la Administración Obama allá por 2014, precisamente por tratarse de proyectos de alto riesgo, con potencial de crear problemas de salud pública graves en caso de fuga de laboratorio o incluso, en el peor de los escenarios, derivar en una amenaza bacteriológica en un eventual enfrentamiento geopolítico con alguna potencia rival.

En 2017, la Administración Trump derogó la moratoria de Obama, y este modelo de recolección de patógenos para "hacerlos ganar función" vivió su máximo apogeo.

 

Como relato en los artículos anteriormente citados, el desarrollo de este tipo de proyectos creció paralelamente al desarrollo de patentes biomédicas, fundamentalmente de la empresa Moderna, estrechamente vinculada tanto a los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. (NIH) como al Departamento de Estudios Avanzados del Pentágono (DARPA).

 

De esta tórrida relación provienen con toda seguridad tanto el SARS-CoV2, como los productos ARNm que se inocularon masivamente manu militari a toda la población occidental.

 

Ello se desprende de la filtración del famoso proyecto Defuse, una propuesta de subvención para el desarrollo de un patógeno quimera parecido al SARS, cuyas coincidencias genómicas con el SARS-COV2 son más que evidentes, que sirviese de vacuna autopropagable para ser aerosolizada en las cuevas de los murciélagos cabeza de herradura de las cuevas de la provincia de Yunnan en China, y así pretendidamente evitar una pandemia de un virus que nunca habría existido de manera natural de otro modo.

 

A efectos de síntesis, remito al lector interesado en profundizar en estas cuestiones a la serie de artículos anteriormente citados.

 

También pueden leer las consideraciones de la Cámara de Representantes de EE.UU. en este informe, en el que se detallan todas estas cuestiones, así como todo la trama de encubrimiento por parte de,

miembros de los NIH como Anthony Fauci y Francis Collins,

...así como personas de máxima relevancia en la OMS, como,

Christian Drosten, Jeremy Farrar, Marion Koopmans, Ron Fouchier,

...o el propio Director General, ¡Tedros Adhanom...!

 

 

 


¿Qué fue PREDICT?

PREDICT fue un proyecto del programa Amenazas Pandémicas Emergentes (EPT) de USAID que podemos entender como el precursor del sistema PABS del Acuerdo de Pandemias actual.

 

PREDICT se inició en 2009 y que se cerró en 2020 para fortalecer la capacidad global para la detección de virus con potencial pandémico que puedan saltar entre animales y personas.

 

PREDICT está significativamente involucrado en la vigilancia global y las capacidades de diagnóstico de laboratorio para virus conocidos y recientemente descubiertos dentro de varios grupos de virus importantes, como los filovirus (incluidos los ébola virus), los virus de la influenza, los paramixovirus y los coronavirus.

Las actividades de PREDICT apoyaron la preparación para las amenazas pandémicas emergentes y la Agenda de Seguridad Sanitaria Mundial, principalmente en África y Asia.

 

Una década después, más de 30 países de todo el mundo cuentan con sistemas más sólidos para detectar, identificar, prevenir y responder de forma segura a las amenazas virales.

 

PREDICT inició One Health Surveillance, un enfoque colaborativo transdisciplinario para comprender el riesgo de enfermedades infecciosas en la interfaz animal-humano.

 

El 1 de abril de 2020, PREDICT recibió una extensión de 6 meses para ayudar con los esfuerzos de respuesta al COVID-19, siendo finalmente cerrado a finales de ese mismo año.

PREDICT estableció las protocolos de vigilancia y bioseguridad de One Health, para identificar virus con potencial de transmitirse de los animales a las personas y ayudar a preparar al mundo para una detección más rápida en futuras epidemias y pandemias.

 

PREDICT estaba dirigido por UC Davis One Health Institute y sus socios principales incluyeron,

USAID, la OMS, FAO, EcoHealth Alliance, Metabiota, Wildlife Conservation Society, el Instituto Smithsonian y Labyrinth Global Health.

Sabemos que todos los socios del Programa PREDICT, EcoHealth Alliance, Metabiota y Labyrinth estaban involucrados en proyectos de 'Ganancia de Función' (GOF).

- EcoHealth Alliance:

remito al lector de nuevo a mis artículos y a toda la evidencia sobre la relación de EcoHealth, y singularmente de Peter Daszak, con los experimentos de Ganancia de Función (GOF, por sus siglas en inglés) en el Instituto de Virología de Wuhan, en cooperación con científicos chinos y estadounidenses, todo ello pagado con dinero de los contribuyentes.

 

También se acusa a EcoHealth de obstruir la investigación sobre el origen del SARS-CoV2 y de organizar la campaña de encubrimiento.

 

Es bastante probable que varios de sus actores principales acaben enfrentando cargos penales por todo ello en Estados Unidos, pese al indulto preventivo concedido por Biden al director del NIAID (Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y Alergias) Anthony Fauci.

 


- Metabiota:

la empresa Rosemont Seneca Technology Partners de Hunter Biden tenía una participación del 13,4% en la empresa en 2014.

 

Esta inversión y el trabajo de Metabiota con Black & Veatch en laboratorios de Ucrania llevaron a que la empresa fuera señalada en las acusaciones de fabricar armas biológicas de Rusia durante su invasión de Ucrania en 2022.

 

Los fact-checkers del Poynter Institute lo negaron como es natural, y sin embargo yo mismo pude encontrar los pagos que demostraban dicha actividad, que estaban registrados en el link que comparto a continuación de la página oficial de pagos del gobierno de los EE.UU..

 

Al margen de todos los demás pagos contenidos en ese subcontrato, consta un registro de un pago de 369.511 dólares ciertamente llamativo, a través de Black & Veatch con nº de registro 19-6192, a cargo de Labyrinth Global Health con el concepto del pago "SME MANUSCRIPT DOCUMENTATION AND COVID 19 RESEARCH" el 12 de noviembre de 2019.

 

Raro, teniendo en cuenta que todavía no se había notificado el primer caso de SARS-CoV2 en el mundo.

 

"Proféticas" inversiones, sin duda...!

 

 


¿Qué es el Sistema PABS y por qué es tan Preocupante?

El Sistema de Acceso a Patógenos y Participación en los Beneficios (PABS) es, como ya he dicho un componente clave y ciertamente preocupante del Acuerdo de 2025, y lo podemos entender como la continuación de esta industria de los proyectos de ganancia de función.

 

Este sistema promueve un acceso pretendidamente equitativo a patógenos y sus secuencias genéticas para acelerar la investigación y desarrollo de vacunas, terapias y diagnósticos.

 

A cambio, los fabricantes farmacéuticos participantes deben reservar el 20% de su producción en tiempo real (10% donado y 10% a precio accesible) para la OMS, que distribuye estos productos según riesgos y necesidades de salud pública, priorizando países en desarrollo.

 

El PABS también dice buscar una sistema garantista de beneficios equitativos, como el acceso a tecnologías sanitarias.

 

Los pormenores de este sistema quedan a la espera de mayor detalle que se desarrollará en un anexo que se debería comenzar a negociar en 2026.

El Acuerdo de 2024 establecía el Sistema de Acceso y Distribución de Beneficios (PABS), con fabricantes contribuyendo el 10% de productos pandémicos gratis y otro 10% a precios no comerciales durante emergencias.

 

El Acuerdo de 2025, mantiene el mismo esquema (20% total, 10% donado, 10% a precios asequibles), pero el lenguaje sobre transferencia tecnológica parece menos vinculante, con énfasis en "términos mutuamente acordados".

Otro asunto que debemos celebrar con respecto de los PABS es la desaparición del artículo 15 del Borrador de 2024 ausente en 2025.

 

Este artículo, dedicado a la gestión de la responsabilidad y la compensación por daños derivados del uso de productos sanitarios, incluía estrategias para manejar la responsabilidad legal y mecanismos de compensación sin culpa, lo que suponía exonerar a los fabricantes de productos farmacéuticos ante posibles litigios por compensación de daños.

 

Según los valedores de la medida, su eliminación en el acuerdo final podría desincentivar la participación de fabricantes y países, especialmente en contextos de litigio lo que, según sus valedores, podría representar una pérdida significativa para la cooperación internacional, ya que las farmacéuticas no encontrarían incentivo.

 

 



¿Por qué la OMS debería ser Desmantelada con Urgencia?

En primer lugar, hay que señalar el carácter fundamentalmente privado de la OMS.

 

Si bien es cierto que recibe contribuciones de los Estados miembros, esto es sólo una pequeña proporción del presupuesto. La OMS también recibe contribuciones voluntarias de asociaciones públicas y privadas.

 

De ellas, un porcentaje nada desdeñable proviene de la propia industria farmaceutica, o de fundaciones asociadas como el Wellcome Trust que dirigía Jeremy Farrar, pieza clave en la trama de encubrimiento del origen sintético del SARS-CoV2.

Jeremy Farrar desempeña hoy su cargo como Jefe Científico de la OMS, sin que haya tenido que enfrentar responsabilidades penales por su oscura labor durante la pandemia.

Entre los cargos de relevancia de la OMS se encuentran otros conocidos del ámbito de la ganancia de función, como Ron Fouchier, cuyos experimentos de ganancia de función sobre el virus H5N1, amenazan con sentar las bases de un nuevo terror pandémico, esta vez a costa de la gripe aviar.

La OMS ha ido sufriendo con el paso de los años un cambio drástico en su modelo de financiación.

 

En la década de los 80, más del 80% de los fondos de la OMS provenían de los Estados Miembros, dotando a la Asamblea General de mayor margen de decisión, mientras que hoy, el 88% de su financiación proviene de intereses privados como la Fundación Bill y Melinda Gates o la Alianza GAVI, también dirigida por Bill Gates.

 

El cambio de modelo no es baladí,

ya que los donantes privados pueden decidir en qué se gasta el dinero, lo que convierte a la OMS en un mero intermediario, en lugar del organismo regulador que la inmensa mayoría del público piensa que es.

De este modo, podemos ver como los intereses privados de estas fundaciones se ven recompensados a través de la OMS.

 

Fíjense por ejemplo en esta sorprendente noticia.

Bill Gates tenía 3 millones de acciones de BioNTech, que vieron como su valor en bolsa se multiplicaba casi por 10 durante la pandemia...

Se ve que tuvo ojo Bill Gates, ya que BioNtech era, hasta ese momento, una empresa deficitaria que vivía de subvenciones,

o quizás no fue ojo, sino influencia, como se puede leer en esta otra noticia...!

Del mismo modo, la empresa Moderna vinculada al Pentágono y a los NIH de Fauci, jamás había registrado beneficios.

Grandes beneficios y un complicado entramado de evasión fiscal que garantizan un negocio suculento.

Bill Gates y su red de fundaciones está siguiendo los pasos del mayor donante histórico y principal impulsor de la organización, la Fundación Rockefeller.

Cabría preguntarse si la OMS debiera ser el facilitador de semejante negocio a costa del terror global.

El papel de Gates además es bivalente,

ya que su Alianza GAVI se dedica a recaudar fondos públicos cuyo destino puede ser decidido por la propia GAVI, ajeno a la decisión de los Estados Miembros de la OMS y por tanto, de la voluntad popular. manera muy significativa, la cifra que España donó a la OMS es muy inferior a la que donó a GAVI en 2024.

Recordemos que la donación a GAVI es una donación incondicional, sin que España pueda decidir de ningún modo en qué clase de proyectos se gasta el dinero.

 

Como he podido demostrar, la naturaleza de la OMS es en esencia, privada, y se desarrolla sobre un conflicto de interés de magnitudes bíblicas, por lo que, al margen de lo que cada cual pueda pensar sobre el contenido de los Acuerdos, deslegitima radicalmente a la OMS como esa suerte de ministerio de salud global en que pretende erigirse.

 

A continuación, desgrano con más precisión los datos de financiación de la OMS al momento del inicio de las negociaciones del Acuerdo de Pandemias.
 

- DATOS 2020/21:

Las contribuciones voluntarias tanto de los Estados miembros como de las asociaciones públicas y privadas representan el 86% de los ingresos totales de la OMS.

 

El mayor donante privado es la Fundación Bill y Melinda Gates (592 millones de dólares), seguida por GAVI, dirigida por Gates (413 millones de dólares).

 

Entre Bill Gates y GAVI tenían algo más del 16% del total de las aportaciones.

 

La Open Society Foundation aportó este año 265 millones.

 

Todos los fondos aportados por estas organizaciones son destinados a proyectos condicionados sobre los que tienen poder de decisión.

 

El modelo actual tiende a que sean los contribuyentes privados los que condicionen en qué se gasta el dinero.
 


- DATOS 2022/23:

Entre Bill Gates y GAVI aportan algo más del 20% del total de las aportaciones, todo destinado a proyectos condicionados.

 

La Fundación Gates aporta en este año 829 millones de dólares. La Alianza GAVI aporta el 7,39%, en torno a 480 millones.

 

La Open Society Foundation aporta unos 171 millones de dólares.

 

Las contribuciones voluntarias y por tanto condicionadas a proyectos concretos se sitúan en el 88%.
Fuente: https://www.who.int/about/funding/contributors


Estos datos ilustran de manera elocuente la verdadera naturaleza de la OMS, cuyo modelo se desarrolla sobre un colosal conflicto de intereses, perdiendo de manera definitiva su carácter público en beneficio de la industria biomédica global.
 

 

 

 

Conclusión

Si bien es cierto que el adelgazamiento progresivo de las ambiciones totalitarias del texto original han quedado notablemente depauperadas, lo contenido en el texto resultante, en combinación con el Reglamento Sanitario Internacional aprobado en junio de 2024, resulta verdaderamente inquietante por varios motivos.

En primer lugar, toda la industria de la ganancia de función, que desarrollaba su actividad de manera discreta o incluso ignota para el gran público hasta 2019, ve cómo sus actividades son respaldadas en un texto legislativo.

 

De este modo, los Estados otorgan carta de naturaleza a estas prácticas, mientras que en EE.UU., máximo exponente histórico de esta industria fronteriza entre el desarrollo de armas biológicas y la ciencia médica, se impulsan leyes para limitar o incluso prohibir este tipo de proyectos a los que la inmensa mayoría de los investigadores independientes señalan como responsables de la pandemia.

 

Difícilmente se podrá luchar contra la próxima pandemia dotando de recursos económicos a las empresas que se dedican a fabricarlas.

 

Resultaría tan absurdo como pretender apagar un fuego usando gasolina, a menos que, claro está, no se pretenda prevenir pandemias sino crearlas.

 

En ese sentido, el término "preparación para pandemias" resulta muy adecuado por ser ambivalente.

También resultan preocupantes los intentos de esta organización por establecer mecanismos injerencistas en textos legislativos nacionales, así como su preocupante interés por controlar los flujos de información, habida cuenta del oscuro papel que varios de sus principales actores jugaron en el encubrimiento del sistema PREDICT.

 

Si por la OMS fuese, la inmensa mayoría de las víctimas de la pandemia seguirían creyendo que la pandemia se desató por una sopa de pangolín, en lugar del más que plausible origen sintético en el Instituto de Virología de Wuhan y en varios laboratorios de tipo militar como Fort Detrick o el de Ralph Baric en la Universidad de North Carolina Chapel Hill.

 

Tampoco hubiésemos sido capaces de desentrañar el encubrimiento de los efectos adversos derivados de la inoculación masiva con productos ARNm, una tecnología que no había podido producir ni un sólo medicamento exitoso hasta la fecha, y que de momento sigue presentando un preocupante balance riesgo/beneficio, pese a los denodados esfuerzos propagandísticos de sus promotores.

 

Pese a ello, este tipo de tecnología fraudulenta sigue siendo la principal apuesta del complejo industrial biomédico global, y singularmente de la OMS.

Por último, la continuidad de la OMS como gestor de la cooperación sanitaria mundial está en serio entredicho.

Todas las cuestiones que he desgranado en este artículo se han convertido en piezas fundamentales del debate público en EE.UU., resultando definitorias para la elección de Donald Trump, que ha asumido como propios los postulados de Robert Fitzgerald Kennedy Jr. a quien ha nombrado responsable de la cartera de Salud Pública en EE.UU..

 

Sin el apoyo del principal estado miembro hasta la fecha, y con la abstención de actores principales en el tablero geopolítico como Rusia, Irán, Italia o Israel, el texto del acuerdo queda huérfano de apoyo, a excepción de China, cuyas intenciones apoyando este texto son meramente estratégicas.

 

¿Verían ustedes al gobierno chino aprobando la creación de una Autoridad Nacional incrustada en su gobierno que vele por el buen despliegue de las enmiendas del RSI como reza el texto? Yo tampoco...

 

Así las cosas, es tiempo de celebrar el fracaso de la OMS, aunque no conviene lanzar las campanas al vuelo.

 

El complejo industrial de las pandemias no se ha creado para desmontarse de un día para el otro, y de nuestra capacidad crítica dependerá su fracaso total.