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	por Laura Knight-Jadczyk 
	28 de noviembre de 2005 del Sitio Web 
	Cassiopaea
 
			traducción de 
			
			Adela Kaufmannversión 
			original en ingles
 
	  
	  
	  
		 
	Andrew M. LobaczewskiNov. 2005
 
	  
		
		La Patocracia es una enfermedad de grandes movimientos sociales, seguidos 
	por sociedades enteras, naciones e imperios. En el curso de la historia 
	humana, ha afectado a movimientos sociales, políticos y religiosos, así como 
	a las ideologías que los acompañan… convirtiéndolas en caricaturas de ellos 
	mismos... Esto ocurrió como resultado de la … participación de agentes 
	patológicos en un similar proceso patodinámico.
 Eso explica porqué todas las patrocacias en el mundo son y han sido tan 
	similares en sus problemas esenciales.
 
			
			…Identificando este fenómeno a través de la historia, y calificándolo de 
	acuerdo a su verdadera naturaleza y contenidos – no de acuerdo a la 
	ideología en cuestión, (la cual sucumbió al proceso de caricaturización) – 
	es una labor para historiadores. […] 
		Las acciones [de la patocracia] afectan a una sociedad entera, comenzando con 
	los líderes, infiltrando toda ciudad, negocio e institución. La estructura 
	social patológica gradualmente cubre el país entero, creando una “nueva 
	clase” dentro de esa nación.
 Esta clase privilegiada [de patócratas], se siente permanentemente amenazada 
	por los “otros”, es decir por la mayoría de la gente normal. Los patócratas 
	tampoco entretienen ninguna ilusión acerca de su destino personal, de haber 
	un retorno al sistema del hombre normal.
 
		Andrew M. Lobaczewski Political Ponerology: A science on the 
		nature of evil adjusted for political purposes
 
		(Ponerología Política: Una ciencia sobre la naturaleza de mal ajustada para 
	propósitos políticos) 
	  
	La palabra “psicópata” generalmente evoca imágenes apenas refrenadas – sin 
	embargo sorprendentemente urbanas de la fama del Dr. Hannibal Lecter en “El 
	Silencio de los Inocentes”. Yo admito que esta fue la imagen que vino a mi 
	mente cada vez que escuchaba la palabra.
 Pero estaba equivocado, e iba a aprender muy dolorosamente esta lección por 
	experiencia directa. 
	
	Los detalles exactos están escritos en otra parte; lo 
	importante es que esta experiencia fue probablemente uno de los episodios 
	más dolorosos e instructivos de mi vida, y me habilitó para sobreponer un 
	bloqueo en mi conciencia del mundo a mí alrededor, y de aquellos que lo 
	habitan.
 
 Con respecto a la conciencia, necesito declarar, a título de indicación, que 
	he pasado 30 años estudiando psicología, historia, cultura, religión, mito y 
	lo supuestamente llamado paranormal. Yo también he trabajado durante muchos 
	años con 
	
	hipnoterapia – lo cual me dio un buen conocimiento mecánico de cómo 
	la mente/cerebro del ser humano opera a niveles muy, pero muy profundos. 
	Pero aun así, yo todavía estaba operando con ciertas creencias firmemente en 
	su lugar, y éstas se convirtieron en añicos debido a mi investigación sobre 
	la psicopatía. Realicé que había cierto juego de ideas que yo sostenía 
	acerca de los seres humanos que eran sacrosantos.
 
 Incluso hasta escribí acerca de esto una vez, de la siguiente manera:
 
		
		…mi trabajo me ha demostrado que la vasta mayoría de las personas quieren 
	hacer el bien, para experimentar buenas cosas, pensar Buenos pensamientos y 
	hacer decisiones con Buenos resultados. También intentan con toda su fuerza 
	hacerlo así. Con la mayoría de la gente teniendo este deseo interno, ¿porqué 
	no está sucediendo? 
	Era muy ingenuo, lo admito. Había muchas cosas que no sabía, que he 
	aprendido desde esas palabras. Pero aun en ese tiempo, yo estaba consciente 
	de cómo nuestras propias mentes pueden ser usadas para engañarnos.
 Ahora, ¿Qué creencias sostenía yo que me hicieron víctima de un psicópata? 
	La primera y más obvia es que yo realmente creía muy dentro de mi que todas 
	las personas eran básicamente “buenas”, y que todas,
 
		
		“querían hacer el bien, 
	experimentar cosas buenas, pensar buenos pensamientos y hacer decisiones con 
	buenos resultados. Y que intentan con toda su fuerza hacerlo…” 
	Pues sucede que esto no es verdad, y cuando yo – y todos los implicados en 
	nuestro grupo de trabajo – aprendimos, para nuestro dolor, como dicen ellos, 
	pero también para nuestra edificación. Para llegar a alguna comprensión 
	sobre que clase de ser humano exactamente podría hacer las cosas que estaban 
	haciéndome (y a otros cerca de mí), y que es lo que podría motivarlos – 
	incluso conducidos – a comportarse de esta manera, comenzamos a investigar 
	la literatura sobre psicología para encontrar pistas, porque necesitábamos 
	comprenderlo, para nuestra propia paz mental.
 Si hay alguna teoría psicológica que pueda explicar una conducta viciosa y 
	dañina, ayuda mucho para la víctima de tales actos el tener esta información, 
	para que no tengan que pasar todo el tiempo sintiéndose heridos o enojados. 
	Y ciertamente, si hay una teoría psicológica que ayude a una persona a 
	encontrar que clase de palabras o hechos puedan servir de puente sobre el 
	abismo entre las personas, para sanar malos entendidos, esto es también una 
	meta que vale la pena. Fue desde tal perspectiva que comenzamos nuestro 
	extensivo trabajo en los temas de narcisismo que nos condujeron, entonces, 
	al estudio de la psicopatía.
 
 Por supuesto, no comenzamos con tal “diagnóstico” o etiqueta para lo que 
	estábamos atestiguando.
 
 Comenzamos con observaciones, y buscamos en la literatura pistas de 
	perfiles, de cualquier cosa que pudiera ayudarnos a comprender el mundo 
	interno de un ser humano – realmente un grupo de seres humanos – que 
	parecían ser totalmente depravados y nada parecidos a cualquier otra cosa 
	que hayamos encontrado antes.
 
		
		Imagine – si usted puede – no tener conciencia alguna, para nada, ninguna 
	sensación de culpabilidad o remordimiento, sin importar lo que usted haga, 
	ninguna sensación de límites o preocupación por el bienestar de extraños, 
	amigos o aun miembros de la familia. Imagínese, ninguna lucha con la 
	vergüenza, ni siquiera una tan sola en toda su vida, sin importar que clase 
	de acción egoísta, perezosa, dañina o inmoral usted haya tomado.
 
 Y pretender que el concepto de responsabilidad es desconocido para usted, 
	excepto como carga que otros parecen aceptar sin cuestionar, como bobos 
	crédulos.
 
 Ahora agregue a esta extraña fantasía la capacidad para encubrir de la gente 
	que su maquillaje psicológico es radicalmente diferente del de ellos. Puesto 
	que todo el mundo asuma que la conciencia es universal entre los seres 
	humanos, esconder el hecho de que al estar libre de conciencia es algo que 
	no requiere esfuerzo alguno.
 
 Ustedes no se detienen para conseguir lo que desean por vergüenza o culpa, y nunca son 
	confrontados por otros por su sangre fría. El agua helada en sus venas es 
	tan bizarra, tan completamente fuera de su experiencia personal, que raras 
	veces siquiera adivinan su condición.
 
 En otras palabras, están completamente libres de restricciones internas, y 
	en su completa libertad, hacen solo lo que les place, sin punzadas de 
	conciencia, y convenientemente invisibles para el mundo.
 
 Pueden hacer cualquier cosa, y aun así, su extraña ventaja sobre la mayoría 
	de personas, quienes son mantenidas a raya por sus propias conciencias, casi 
	siempre permanece sin descubrir.
 
 ¿De que manera vivirán su vida?
 
 ¿Qué harán con su enorme y secreta ventaja, y con el correspondiente “daño o 
	faltante” de otras personas (conciencia)?
 
 [...] La respuesta dependerá en gran parte en lo que sea que fuesen sus 
	deseos, porque las personas no son todas iguales. Aun los que son 
	profundamente inescrupulosos no son iguales. Algunas gentes – ya sea tengan 
	o no conciencia – favorecen la facilidad de la inercia, mientras que otras 
	están llenas de sueños y salvajes ambiciones. Algunos seres humanos son 
	brillantes y talentosos, otros son insulsos-ingeniosos, y la mayoría, con o 
	sin conciencia, están en alguna parte en medio de esto. Los hay violentos y 
	no violentos, individuos que están motivados por la lujuria de la sangre y 
	aquellos que no tienen ninguno de estos apetitos. Si no se les pone paro 
	fuertemente, pueden hacer cualquier cosa que sea.
 
 Si nacen en el momento adecuado, con algún acceso a fortuna familiar, y 
	tienen talento especial para azotar para azotar el odio de otras personas y 
	el sentido de privación, pueden lograr matar grandes números de gente que ni 
	sospecha. Con suficiente dinero, pueden lograr esto desde lejos, y sentarse 
	a observar con satisfacción, mientras están a salvo. [...]
 
 Locos y atemorizantes – y reales en aproximadamente el 4% de la población…
 
 La proporción de predominio para los desórdenes anoréxicos alimenticios está 
	estimado ser de un 3.34%, condenado a ser casi epidémico, y así, esta figura 
	es una fracción más baja que la proporción de personalidades antisociales. 
	Los desórdenes de alto perfil, calificados como esquizofrenia ocurren en 
	solamente cerca del 1% de la población – un cuarto de la tasa de 
	personalidades antisociales – y los Centros para Prevención y Control de 
	Enfermedades dicen que la tasa de cáncer del colon en los Estados Unidos, 
	considerada “alarmantemente alta” es cerca de un 40 por cada 100,000 – cien 
	veces más baja que la tasa de personalidades antisociales.
 
 La alta incidencia de sociopatía en la sociedad humana tiene un profundo 
	efecto en el resto de los que debemos vivir en esta planeta también, aun 
	aquellos de nosotros quienes no hemos sido clínicamente traumatizados. Los 
	individuos que constituyen este 4% drenan nuestras relaciones, nuestras 
	cuentas bancarias, nuestros logros, nuestra auto-estima, nuestra misma paz 
	en la tierra.
 
 Sorprendentemente, muchas personas no conocen nada acerca de este desorden, 
	o si lo hacen, piensan en el solamente en términos de psicopatía violenta – 
	asesinos, asesinos en serie, asesinos de masas – gente que ha roto la ley 
	muchas veces, y que, si los pillan, serán puestos en prisión, talvez aun 
	condenados a morir por nuestro sistema legal.
 
 No estamos comúnmente conscientes, ni usualmente identificamos el gran 
	número de psicópatas no-violentos entre nosotros, gente que a menudo no 
	rompen la ley evidentemente, y contra los cuales nuestro sistema legal 
	formal nos suministra muy poca defensa.
 
 La mayoría de nosotros no nos imaginamos ninguna correspondencia entre la 
	concepción de un genocidio étnico y, digamos, la falta de culpabilidad para 
	mentirle al jefe acerca de algún compañero de trabajo. Pero la 
	correspondencia psicológica nos solamente está allí; es escalofriante. 
	Simple y profundo, el vínculo es la ausencia del mecanismo interno que nos 
	golpea emocionalmente hablando, cuando tomamos una opción que vemos como 
	inmoral, no-ética, descuidada o egoísta.
 
 La mayor parte de nosotros nos sentimos levemente culpables si nos comemos 
	el último pedazo de pastel en la cocina, ya no se diga lo que sentiríamos si 
	intencional o metódicamente lastimamos a otra persona.
 
 Aquellos que no tienen conciencia para nada son un grupo en sí, ya sean 
	tiranos homicidas o meramente crueles emboscadotes sociales.
 
 La presencia o ausencia de conciencia es una profunda división humana, 
	discutiblemente más significativa que la inteligencia, raza o aún género.
 
 Lo que diferencia a un sociópata que vive del trabajo de otros del que 
	ocasionalmente roba tiendas de conveniencia, o del que es un contemporáneo 
	barón de robo - o bien, lo que hace la diferencia entre un asesino matón 
	ordinario y un asesino sociópata – n o es nada más que el estatus social, el 
	intelecto, lujuria de sangre o simple oportunidad. Lo que distingue a toda 
	esa gente del resto de nosotros es un espacio totalmente vacío en la 
	psiquis, donde debería estar la función humanizadora más evolucionada de 
	todas.
 Martha Stout
 
		
		
		The Sociopath Next Door(El Vecino Sociópata)
 
	Nosotros no tuvimos la ventaja del libro de la Dra. Stout al comienzo de 
	nuestro proyecto de investigación.
 Por supuesto, sí tuvimos a Hare,
	Checkley y Guggenbuhl-Craig y otros. 
	Todavía hay más que han aparecido en los últimos años, en respuesta a las 
	preguntas formuladas por muchos psicólogos y psiquiatras acerca del estado 
	de nuestro mundo y la posibilidad de que haya alguna diferencia esencial 
	entre tales individuos como 
	George W. 
	Bush  y muchos de los llamados
	Neocones, y el resto de nosotros.
 
 El libro de la Dra. Stout tiene una de las más largas explicaciones del 
	porqué ninguno de sus ejemplos se parece a cualquier persona real que y haya 
	leído antes. Y entonces, en un capítulo muy al principio, ella describe un 
	caso “compuesto” en donde el sujeto pasó su niñez haciendo explotar ranas 
	con pólvora.
 
 Es ampliamente conocido que George W. Bush hizo esto, así es que uno 
	naturalmente se pregunta…
 
 En cualquier caso, aun sin el trabajo de la Dra. 
	Stout, al momento en que 
	estábamos estudiando la materia, nos dimos cuenta que lo que estábamos 
	aprendiendo era muy importante para todos, porque al ensamblar la 
	información, vimos que las pistas, los perfiles, revelaban que lo que 
	estábamos enfrentando, todo el mundo lo enfrentaba también, en cualquier 
	momento, en mayor o menor grado.
 
 También comenzamos a darnos cuenta que los perfiles que emergieron también 
	describen algo exactamente a muchos individuos que buscan posiciones de 
	poder en campos de autoridad, más particularmente la política y el comercio. 
	Esto realmente no es una idea que nos sorprenda, pero, honestamente no nos 
	hubiera ocurrido hasta que vimos los patrones y los reconocimos en las 
	conductas de numerosas figuras históricas, y últimamente incluyendo a George 
	W. Bush y miembros de su administración.
 
 La estadística actual nos dice que hay más gente psicológicamente enferma 
	que gente sana. Si usted toma un muestreo de individuos en ningún campo 
	dado, es casi seguro que encontrará un número significativo de ellos 
	desplegando síntomas patológicos a un grado u otro. La Política no es la 
	excepción, y por su misma naturaleza, tenderían a atraer más del “tipo 
	dominador” patológico que en otros campos.
 
 Eso es lógico, y comenzamos a realizar que no solo era lógico, era 
	horriblemente exacto; horrorizante porque la patología entre la gente en el 
	poder puede tener efectos desastrosos sobre todas las personas bajo el 
	control de tales individuos patológicos.
 
 Por eso decidimos escribir acerca de este tema y publicarlo en el Internet.
 
 Al subir el material a la Internet, comenzaron a llegar cartas de nuestros 
	lectores, agradeciéndonos por ponerle nombre a lo que les estaba sucediendo 
	a ellos en sus vidas personales, así como ayudándoles a entender lo que está 
	pasando en un mundo que parece haberse vuelto completamente loco.
 
 Nosotros comenzamos a pensar que era epidémico en cierto sentido, y 
	estábamos en lo correcto. Solo que no de la manera que pensábamos. Si un 
	individuo con una enfermedad muy contagiosa trabaja en un puesto que los 
	coloca en contacto con el público, el resultado es una epidemia. De la misma 
	manera, si un individuo en una posición de poder político es un psicópata, 
	el o ella pueden crear una epidemia de psicopatología en personas que no son 
	esencialmente psicopáticas. Nuestras ideas a lo largo de esta línea pronto 
	habrían de recibir confirmación de una fuente inesperada.
 
 
	Recibí un correo electrónico de un psicólogo polaco, quien escribió como 
	sigue:
 
		
		Estimados señores y señoras:Tengo su Proyecto de Investigación Especial sobre psicopatía en mi 
	computadora. Ustedes están hacienda un trabajo muy importante y valioso para 
	el futuro de las naciones. […]
 
 Soy un psicólogo clínico de muy avanzada edad. Hace cuarenta años tome parte 
	en una investigación secreta de la verdadera naturaleza y psicopatología del 
	fenómeno macro-social llamado “comunismo”. Los otros investigadores fueron 
	los científicos de la generación anterior, que ahora ya murieron.
 
 El estudio profundo de la naturaleza psicopatía, la cual jugó una parte 
	esencial e inspiracional en este fenómeno psicopatológico macro-social, y 
	distinguirlo de otras anomalías mentales, parece que fue la preparación 
	necesaria para el entendimiento de la naturaleza entera del fenómeno.
 
 La mayor parte del trabajo que usted está hacienda ahora fue hecha en esos 
	tiempos. …
 
 Puedo suministrarle el documento científico más valioso, útil para sus 
	propósitos. Es mi libro, “PONEROLOGÍA POLÍTICA – Una ciencia sobre la 
	naturaleza del mal ajustada para propósitos políticos” (POLITICAL PONEROLOGY – A science on the 
	nature of evil adjusted for political purposes). Usted también puede 
	encontrar una copia de este libro en la Biblioteca del Congreso, y en 
	algunas bibliotecas públicas y de universidades en los Estados Unidos.
 
 Por favor contácteme para poder enviarle una copia por correo.
   
		Muy 
	atentamente,  
		Andrew M. Lobaczewski   
	Puntualmente le escribí una contestación, y unas semanas más tarde me llegó 
	el manuscrito por correo.
 Al leerlo, realicé que lo que estaba sosteniendo en mis manos era 
	esencialmente una crónica de un descenso al infierno, transformación y un 
	retorno triunfal al mundo, con el conocimiento de que el infierno no tenía 
	precio para el resto de nosotros, particularmente en estos días y tiempo, 
	cuando parece evidente que un infierno general está envolviendo al planeta.
 
 Los riesgos que fueron tomados por el grupo de científicos que realizaron la 
	investigación en la cual se basó este libro están más allá de la comprensión 
	para la mayoría de nosotros.
 
 Muchos de ellos eran jóvenes comenzando sus carreras cuando los Nazis 
	comenzaron a marchar en sus botas de cien ligas a través de Europa. Estos 
	investigadores vivieron eso, y cuando los nazis fueron expulsados y 
	reemplazados por los comunistas, bajo los talones de Stalin, ellos 
	enfrentaron años de opresión, similar a los cuales aquellos entre nosotros 
	ahora, que estamos escogiendo ponerle paro al Reich de Bush ni siquiera 
	imaginamos. Y así, puesto que estaban allí, tuvieron que pasar por esto y 
	trajeron información para el resto de nosotros, la cual podría bien salvar 
	nuestras vidas para tener un mapa que nos guíe en la oscuridad descendiente.
 
 Es en este contexto que me gustaría traer al tema de cómo el Dr. Lobczewski 
	discute el valor del estudio cercano y clínico del mal en este libro, antes 
	de que vayamos al tema de la Ponerología:
   
		
		Esta nueva ciencia es 
	incalculablemente rica en detalles casuistas… Contiene conocimiento y una 
	descripción del fenómeno en las categorías de la visión natural del mundo, 
	correspondientemente modificada de acuerdo con la necesidad de aprender 
	[muchos] temas…
 El desarrollo de esta familiaridad con el fenómeno va acompañado por 
	desarrollo del lenguaje comunicativo, por medio del cual la sociedad puede 
	mantenerse informada y emitir advertencias de peligro. Un tercer lenguaje, 
	pues, aparece a lo largo del lenguaje ideológico de doble sentido … en 
	parte, presta los nombres usados por la ideología oficial en sus 
	significados modificados y transformados. En parte también, este lenguaje 
	opera con palabras prestadas de bromas todavía más vívidamente circulantes.
 
 A pesar de ser tan extraño, este lenguaje se vuelve un medio muy útil de 
	comunicación, y juega una parte regenerando los vínculos sociales. … Sin 
	embargo, a pesar de los esfuerzos en la parte de literatura y de 
	periodistas, este lenguaje permanece comunicativo solamente adentro; se 
	vuelve hermético hacia afuera del alcance del fenómeno, e incomprensible a 
	la gente que carece de la apropiada experiencia personal. […]
 
 Esta nueva ciencia, expresada en lenguaje derivado de una realidad desviada, 
	es algo extraño para las personas que desean entender este fenómeno 
	macro-social, pero piensa en las categorías de los países de gente normal. 
	El intentar comprender esta lengua produce cierta sensación de desamparo, la 
	cual da lugar a levantar la tendencia de crearse doctrinas propias, 
	construidas de los propios conceptos de nuestro propio mundo, y una cierta 
	cantidad de material de propaganda patocrático apropiadamente co-optado. Tal 
	doctrina – un ejemplo sería la doctrina Estadounidense anti-comunista – hace 
	aun más difícil entender esa otra realidad. La objetiva descripción puede 
	ser aducida aquí para permitirles superar y salir del impase engendrado. 
	[...]
 
 Vale la pena señalar el rol específico de ciertos individuos durante tales 
	tiempos; ellos participaron en el descubrimiento de la naturaleza de esta 
	nueva realidad, y ayudaron a otros a encontrar el camino correcto. Ellos 
	tienen una naturaleza normal, peor tuvieron una niñez desafortunada, siendo 
	sujetos muy temprano, a la dominación por individuos con varias desviaciones 
	psicológicas, incluyendo el egotismo patológico y métodos para aterrorizar a 
	otros. El nuevo sistema de poder golpeó a esta gente como una multiplicación 
	social a gran escala, de lo que ellos sabían de su experiencia individual.
 
 Desde el mismo principio, ellos vieron esta realidad mucho más 
	prosaicamente, tratando inmediatamente la ideología de acuerdo con las 
	historias paralogísticas bien conocidas a ellos, cuyo propósito era 
	disfrazar la amarga realidad de sus experiencias de juventud. Pronto 
	alcanzaron la verdad, puesto que el génesis y la naturaleza del mal son 
	análogos con independencia de la escala social en la cual aparece.
 
 Tales personas son raramente comprendidas en sociedades felices, pero allí 
	se volvieron útiles; sus explicaciones y consejos probaron ser exactos, y 
	fueron transmitidos a otros que se unían al trabajo en red de esta herencia 
	no perceptiva. Sin embargo, su propio sufrimiento fue duplicado, puesto que 
	esto fue demasiado de un tipo de abuso muy similar para manejarlo en una 
	sola vida. …
 
 Finalmente, la sociedad ve la aparición de individuos que han recolectado 
	excepcionales percepciones intuitivas y conocimiento práctico en el área de 
	cómo piensan los patócratas, y cómo opera tal sistema de reglas.
 
 Algunos de ellos llegan a ser tan expertos en el lenguaje irregular del 
	psicópata y su idiomática, que pueden hasta utilizarlo, bastante como un 
	lenguaje extranjero que hayan aprendido bien. Puesto que ellos han de 
	descifrar las intenciones de la autoridad, tales personas ofrecen consejo a 
	la gente que está teniendo problemas con las autoridades. Estos abogados 
	generalmente desinteresados de la sociedad de personas normales, juegan un 
	papel irremplazable en la vida de una sociedad.
 
 Los patócratas, sin embargo, nunca pueden aprender a pensar en categoría de 
	gente normal. Al mismo tiempo, la habilidad para predecir las maneras de 
	reaccionar de tal autoridad también conduce a la conclusión que el sistema 
	es rígidamente causativo y que carece de la libertad natural de opción. […]
 
 Una vez me refirieron a un paciente quien había sido un interno en un campo 
	de concentración. Ella regresó de ese infierno en tal excepcionalmente Buena 
	condición que todavía fue capaz de casarse y tener tres hijos. Sin embargo, 
	sus métodos de crianza de niños eran tan extremadamente con mano de hierro, 
	en cuanto a que eran demasiado reminiscentes de la vida del campo de 
	concentración, que perseveraba tan obstinadamente en personas que habían 
	estado prisioneros. La reacción de los hijos fue de protesta neurótica, y 
	agresividad en contra de otros niños.
 
 Durante la psicoterapia de la madre, recordamos las figures de oficiales 
	femeninos y masculinos de la SS en su mente, señalando sus características 
	psicopáticas (tales personas fueron reclutas principales.) Para ayudarle a 
	eliminar su material patológico de su persona, le suministré con información 
	aproximada sobre la aparición de tales individuos dentro de la población 
	general. Esto le ayudó a alcanzar una visión más objetiva de esa realidad, y 
	reestablecer la confianza en la sociedad de gente normal. …
 
 Paralelo al desarrollo de conocimiento práctico y de un lenguaje de 
	comunicación del iniciado, otro fenómeno psicológico toma forma; ellos son 
	verdaderamente significativos en la transformación de vida social bajo una 
	regla patocrática, y discernirlos es esencial si uno quiere entender a 
	individuos y naciones condenados a vivir bajo tales condiciones, y a evaluar 
	la situación en la esfera política. Ellos incluyen la inmunización 
	psicológica de la gente y su adaptación a la vida bajo tales condiciones 
	irregulares.
 
 Los métodos de terror psicológico (el específico arte patocrático), las 
	técnicas de arrogancia patológica y el progreso de maltrato hacia las almas 
	de otras personas, inicialmente tiene tales efectos traumáticos, que las 
	personas son privadas de su capacidad para una reacción útil y con 
	propósito; Yo ya he aducido los aspectos psico-fisiológicos de tales estados.
   
		Diez o veinte años más tarde, el comportamiento análogo puede reconocerse 
	como bufonería, y no priva a la víctima de su habilidad de pensar y 
	reaccionar de forma útil. Sus respuestas son usualmente estrategias muy bien 
	pensadas, sacadas de la posición de la superioridad de una persona normal, y 
	a menudo atadas al ridículo. Uno puede ver el sufrimiento y aun la muerte a 
	los ojos con la calma requerida. Una peligrosa arma cae fuera de las manos 
	del gobernante.
 Tenemos que entender que este proceso de inmunización no es meramente el 
	resultado del incremento de conocimiento práctico del fenómeno macro-social 
	descrito arriba. Es el efecto de de muchas capas y de un proceso gradual de 
	crecimiento en conocimiento, familiarización con el fenómeno, creación de 
	hábitos reactivos apropiados y auto control, con una concepción general y 
	principios morales que se están trabajando para mientras. Después de varios 
	años, el mismo estímulo que anteriormente causó una fría impotencia 
	espiritual o parálisis mental, ahora provoca el deseo de hacer gárgaras con 
	algo fuerte como para deshacerse de esta inmundicia.
 
 Hubo una época cuando muchas personas soñaban con encontrar alguna píldora 
	que les hiciera más fácil aguantar el ocuparse de las autoridades o atender 
	las sesiones de adoctrinamiento forzado, generalmente presididas por un 
	carácter sicopático. Algunos antidepresivos, de hecho, provocaron los 
	efectos deseados. Veinte años más tarde, esto había sido olvidado 
	completamente.
 
 Cuando fui arrestado por primera vez en 1951, los métodos de confesión a la 
	fuerza, como fuerza bruta, arrogancia y métodos psicopáticos casi me 
	privaron enteramente de mis capacidades de auto-defensa. Mi cerebro paró de 
	funcionar solo después de unos pocos días de arresto sin agua. Ni siquiera 
	estaba consciente que había sido provocado a propósito, y que las 
	condiciones que permiten la auto-defensa, de hecho sí existen. Ellos 
	hicieron conmigo lo que quisieron.
 
 Cuando me arrestaron por última vez en 1968, fui interrogado por cinco 
	funcionarios de seguridad que se veían feroces. En un momento en particular, 
	después de pensar a través de sus reacciones predichas, yo dejé que mi 
	mirada tomara cada cara secuencialmente con gran atención.
 
 El más importante de ellos me preguntó,
 
			
			“¿Qué es lo que tienes en mente, que nos estás viendo de esa manera?” 
		Yo contesté sin ningún miedo a las consecuencias: 
			
			“Solo pensaba del porqué tantos de la carrera de ustedes, caballeros, 
	terminaban en un hospital psiquiátrico.” 
		Por un momento se quedaron estupefactos, con lo cual el mismo hombre 
	exclamó, 
			
			“¡Porque es un trabajo tan endemoniadamente horrible!”
 “Soy de la opinión que es todo lo contrario”, le respondí calmadamente.
 
		Luego fui llevado de regreso a mi celda.
 Tres días más tarde tuve la oportunidad de hablar con el, pero esta vez el 
	fue mucho más respetuoso. Luego el ordenó que me sacaran – hacia afuera, 
	como resultó. Yo me monté en el tranvía, pasando mi casa a un gran parque, 
	todavía incapaz de creerle a mis ojos. Una vez en mi habitación, me acosté 
	en la cama; el mundo no era muy real para mi todavía, pero las personas que 
	están exhaustas se quedan dormidas fácilmente.
 
 Cuando desperté, dije en voz alta:
 
			
			“Querido Dios, no estás supuesto a estar a cargo de este mundo?!” 
		Por ese tiempo, yo sabía que no solamente hasta ¼ de todos los oficiales de 
	la policía secreta iban a parar a hospitales psiquiátricos. También sabía 
	que su “enfermedad ocupacional” es una demencia congestiva, antes encontrada 
	solamente entre las Viejas prostitutas. El humano no puede violar los 
	sentimientos naturales humanos dentro de el sin impunidad, sin importar que 
	clase de profesión tiene. Desde este punto de vista, el Camarada Capitán 
	estaba parcialmente en lo cierto. Sin embargo, al mismo tiempo mis 
	reacciones se habían vuelto resistentes, un lejano grito de lo que habían 
	sido diecisieta años antes.
 Todas estas transformaciones de la conciencia humana y de la inconciencia 
	resultan en adaptaciones individuales y colectivas para vivir bajo tales 
	sistemas. Bajo condiciones alteradas del material y las limitaciones 
	morales, surgen recursos que se preparan para superar muchas dificultades.
 
 Una nueva red de la sociedad de personas normales es también creada para 
	auto-ayuda y asistencia mutual.
 
 Esta sociedad actúa en concierto, y está enterada de la verdadera situación 
	de las cosas; comienza a desarrollar maneras de influenciar varios elementos 
	de autoridad y de lograr metas que son socialmente útiles. …La opinión de 
	que la sociedad está totalmente privada de cualquier influencia sobre el 
	gobierno en tal país es, sin embargo, inexacta. En realidad la sociedad sí 
	co-gobierna hasta cierto grado, a veces con éxito y a veces fallando en su 
	intento de crear condiciones de vida más tolerables. Esto, sin embargo, 
	ocurre de manera totalmente diferente de lo que sucede en los países 
	democráticos.
 
 Esos procesos: la inmunización cognitiva, psicológica y la adaptación 
	permiten la creación de nuevos vínculos sociales interpersonales, que operan 
	dentro del alcance de la gran mayoría que ya hemos llamado la “sociedad de 
	la gente normal.” Estos vínculos se extienden discretamente hace el mundo de 
	la clase media del régimen, entre gente en la que se puede confiar hasta 
	cierto punto…
 
 El intercambio de información, advertencias y asistencia abarca a la 
	sociedad entera. Quienquiera que sea capaz de hacer esto le ofrece ayuda a 
	cualquier persona que se encuentre en problemas, a menudo de tal manera que 
	la persona que recibe la ayudo no sabe quien se la brindó. Sin embargo, si 
	causó su desgracia por su propia carencia de precaución circunspecta con 
	respecto a las autoridades, el lo recibe con reprobación, pero no con la 
	ayuda recibida.
 
 Es posible crear tales lazos porque esta nueva división de la sociedad da 
	solamente una limitada consideración a factores tales como el nivel de 
	talento o educación, o tradiciones unidas a las antiguas capas sociales. Ni 
	la reducida diferencia de prosperidad disuelve estos lazos. Una parte de 
	esta división contiene aquellos de la cult8ura mental más alta, gente simple 
	y ordinaria, intelectuales, especialistas que trabajan con su cabeza, 
	trabajadores de fábricas y campesinos, unidos por la protesta común de su 
	naturaleza humana en contra de la dominación de una experiencia para-humana 
	y métodos gubernamentales.
 
 Estos lazos engendran entendimientos interpersonales y sensaciones de 
	compañerismo entre personas y grupos sociales antes divididos por 
	diferencias económicas y tradiciones sociales. Los procesos de pensamiento 
	al servicio de estos lazos son de un carácter más psicológico, capaz de 
	comprender las motivaciones de otros. Al mismo tiempo, el pueblo ordinario 
	mantiene respeto para personas que han sido bien educadas y que representan 
	valores intelectuales. Ciertos valores sociales y morales también aparecen, 
	y pudieran probar ser permanentes.
 
 El génesis, sin embargo, de esta gran solidaridad interpersonal solo se 
	vuelve comprensible una vez que ya sepamos la naturaleza del fenómeno 
	macro-social patológico, el cual trajo consigo la liberación de tales 
	actitudes, completamente con el reconocimiento de la propia humanidad y 
	aquella de los demás.
 
 Otra reflexión se sugiere, cuan diferentes son estos grandes lazos de la 
	competitiva sociedad estadounidense…
 
 
	Este trabajo es tan importante que creo que cada ser humano debería de 
	leerlo, para su propia seguridad e higiene mental. Voy a presentar aquí 
	algunos importantes extractos del libro, que pronto estará disponible en su 
	totalidad.
 Del Prefacio del autor:
 
		
		Al presentarle a mis honorables lectores este volumen, en el cual 
	generalmente trabajé en las tempranas horas antes de irme a ganar la vida, 
	me gustaría primero disculparme por los defectos, los cuales son el 
	resultado de circunstancias anómalas, tales como la ausencia de un 
	laboratorio apropiado. Admito que estas lagunas deben de ser llenadas, 
	aunque consuman tanto tiempo, porque los hechos sobre los cuales se basa 
	este libro son urgentemente necesitados. No es falla del autor, pero esta 
	información ha venido demasiado tarde.
 El lector tiene el derecho a 
		una explicación de la larga historia y circunstancias bajo las cuales se 
		ha compilado este trabajo. Esta es la tercera vez que he tratado el 
		mismo tema. El primer manuscrito lo tire al horno de calefacción, 
		habiendo sido advertido justo a tiempo acerca de una búsqueda oficial, 
		la cual tuvo lugar minutos más tarde. El segundo borrador lo envié a un 
		dignatario de una Iglesia en
		
		el Vaticano
		por medio de un 
	turista estadounidense, y fui absolutamente incapaz de obtener ninguna clase 
	de información acerca del destino del paquete, una vez se fue con el.
 
 Esta… historia … hizo que el trabajo de la tercera versión fuera más 
	laborioso. Los párrafos y frases anteriores, a partir de ambos borradores 
	frecuentan la mente del escritor y hacen más difícil el planeamiento 
	apropiado del contenido.
 
 Los dos primeros borradores fueron escritos en un lenguaje muy retorcido, 
	para el beneficio de especialistas con la base necesaria, particularmente en 
	el campo de la psicopatología. La irrecuperable desaparición de la segunda 
	versión también incluía la mayor parte de datos estadísticos y hechos, los 
	cuales han sido tan valiosos y conclusivos para especialistas. Algunos 
	análisis de casos individuales también fueron perdidos.
 
 La presente versión contiene solo os datos que habían sido memorizados 
	debido a su frecuente uso, o que podían ser reconstruidos con precisión 
	satisfactoria. […] También guardo la esperanza que este trabajo pueda 
	alcanzar una audiencia más amplia y que haga accesible aluna información 
	científica útil que pueda servir como base para la comprensión del mundo 
	contemporáneo y su historia. También pueda hacer más fácil para los lectores 
	entenderse a sí mismos, a sus vecinos y a otras naciones.
 
 ¿Quien produjo el conocimiento y ejecutó el trabajo resumido dentro de las 
	páginas de este libro? Es un esfuerzo común que contiene, no solo mis 
	esfuerzos, sino que también representa el trabajo de muchos investigadores…
 
 El autor trabajó en Polonia, muy lejos de los centros de actividad política 
	y cultural durante muchos años. Allí es donde tomé una serie de 
	observaciones y pruebas detalladas, los cuales debían ser combinados dentro 
	de las generalizaciones resultantes, para producir una introducción general 
	para un entendimiento del fenómeno macro-social que nos rodea. El nombre de 
	la persona esperada a efectuar esta síntesis era un secreto, como era de 
	entenderse necesariamente, dado el tiempo y la situación. Muy ocasionalmente 
	recibiría yo resúmenes anónimos de los resultados de pruebas desde Polonia y 
	Hungría. Poca información era publicada, ya que así no levantaba sospechas 
	de que se estaba compilando un trabajo especializado, y esta información 
	todavía puede ser ubicada ahora.
 
 La síntesis prevista para este trabajo no se dio. Todos mis contactos se 
	volvieron inoperables como resultado de los arrestos secretos de 
	investigadores a principio de los años sesenta. La información científica 
	restante que todavía tenía estaba muy incomplete, no obstante es de 
	incalculable valor. Tomó muchos años de trabajo solitario para soldar estos 
	fragmentos hacia un todo coherente, llenando las lagunas con mi propia 
	experiencia e investigación.
 
 
 Mi investigación sobre la psicopatía esencial y el excepcional papel que 
	jugó en el fenómeno macro-social fue conducido concurrentemente junto con, o 
	poco después de aquel de otros. Sus conclusiones me alcanzaron más tarde, y 
	confirmaron las mías. El artículo más característico en mi trabajo es el 
	concepto general para una nueva disciplina científica llamada 
	“Ponerología”.[…]
 
 Como autor del trabajo final, por este medio expreso mi profundo respeto 
	para todos aquellos que iniciaron la investigación y continuaron 
	condiciéndola, a riesgo de sus carreras, salud y vidas. Pago homenaje a 
	aquellos que pagaron el precio a través del sufrimiento o muerte. Que este 
	trabajo constituya alguna compensación por sus sacrificios…
 
 Nueva York, N.Y. Agosto 1984
 
 
	El Dr. Lobaczewski escapó a los Estado Unidos, donde reensambló y anotó su 
	investigación antes de que la solidaridad trajera la caída del comunismo en 
	Polonia.
 Lobaczewski agregó algunas palabras a su introducción:
 
		  
		Quince años pasaron, cargados con acontecimientos políticos. El mundo cambió 
	esencialmente debido a las leyes naturales del fenómeno descrito en su 
	libro, y a los esfuerzos de las personas de Buena voluntad. No obstante, el 
	mundo todavía no se restaura a la Buena salud; y los restos de la gran 
	enfermedad siguen estando aun muy activos y amenazando la re-ocurrencia de 
	la enfermedad. Tal es el resultado de un gran esfuerzo completado sin el 
	apoyo del conocimiento objetivo acerca de la misma naturaleza del fenómeno. 
	[…] 
 El autor fue reconocido como el portador de esta “peligrosa” ciencia en 
	Austria, por un “amistoso” médico quien resultó ser un agente “rojo”. Los 
	grupos comunistas en Nueva York fueron entonces fijados a organizar una 
	“contra acción”. Fue terrible saber cómo funcionaba el sistema de empeños 
	concientes e inconcientes. Lo peor eran las personas que crédulamente 
	confiaron en sus “amigos” concientes y ejecutaron las actividades insinuadas 
	con celo patriótico.
 
 Al autor le fue negada la ayuda, y tuvo que salvar su vida trabajando como 
	soldador. Mi salud colapsó, y fueron perdidos dos años. Parecía que yo no 
	era el primero en venir a los Estados Unidos trayendo un conocimiento 
	similar, y, una vez allí, tratado en una forma similar.
 
 A pesar de todas estas circunstancias, el libro fue escrito a tiempo, pero 
	nadie lo publicaría. El trabajo fue descrito como “muy informativo” pero 
	para redactores psicológicos, contenía demasiada política, y para editores 
	políticos, contenía demasiada psicología, o simplemente “la fecha límite 
	editorial acaba de cerrar.” Gradualmente, se puso claro que el libro no 
	pasaba la inspección interna. […]
 
 El valor científico que podría servir en el futuro permanece, y otras 
	investigaciones podrían rendir una nueva comprensión del problema humano, 
	con progreso hacia una paz universal. Esta fue la razón por la cual me tomé 
	el trabajo de reescribir, en mi computadora, todo el manuscrito ya 
	descolorido. Está aquí presentado, y fue escrito en 1983-84 en Nueva York, 
	Estados Unidos.
 
 Dejémoslo ser un documento de una Buena ciencia y una peligrosa labor. El 
	deseo del auto res dar este trabajo en las manos de estudiosos, en la 
	esperanza que tomarán esta carga y progresarán con la investigación teórica 
	en Ponerología – y que la pondrán en práctica para el bien de las personas y 
	naciones.
 
 Polonia – junio de 1998
 
 
	El Dr. Lobaczewski dejó los Estados Unidos y regresó a Polonia antes del 11 
	de septiembre de 2001. Pero sus observaciones fueron proféticas: 
		
		No obstante, el mundo hasta ahora no se restaura a la buena salud; los 
	recordatorios de la gran enfermedad todavía están muy activos y amenazantes 
	a la re-ocurrencia de la enfermedad. 
	¿Cual “ciencia peligrosa” llevaba el Dr. Lobaczewski consigo cuando escapó 
	de la Polonia comunista?
 El la llama “Ponerología”, que el diccionario define:
 
		
		Una división de la Teológica que se ocupa del mal; doctrina teológica de 
	perversidad o maldad; del griego: poneros ->’mal’.  
	Pero el Dr. Lobaczewski 
	no estaba proponiendo un estudio “teológico”, sino más bien un estudio 
	científico de lo que podríamos llamar simplemente Maldad. El problema es, 
	nuestra cultura científica materialista no admite fácilmente que realmente 
	existe el mal por sí mismo. Sí, el “mal” juega una parte en el tratado 
	religioso, pero aun allí se le da una corta denominación como “error” o una 
	“rebelión” que será corregida en algún punto en el futuro, lo cual es 
	discutido en otra división teológica: escatología, la cual se ocupa de los 
	eventos finales en la historia del mundo, el último destino de la humanidad.
 Hay un buen número de psicólogos modernos quienes están realmente comenzando 
	a moverse en la dirección de lo que el Dr. Lobaczewski dijo que ya había 
	sido hecho detrás de la Cortina de Hierro hace muchos años. Tengo una pila 
	de sus libros en mi escritorio. Algunos de ellos parecen estar cayendo en la 
	perspectiva religiosa, simplemente porque no tiene base científica en la 
	cual sostenerse. En lo personal pienso que eso es contraproducente.
 
 Como George K. Simon, Jr. escribe en su libro “In Sheep’s Clothing“ (En 
	Vestidos de Ovejas) [ALTAMENTE recomendado]:
   
		
		…Nosotros hemos sido programados 
	a creer que la gente exhibe problemas de conducta solamente cuando están 
	“emproblemados” por dentro, o ansiosos por algo. También hemos sido 
	ensañados que la gente agrede solamente cuando son atacados de alguna 
	manera. Así, aun cuando nuestro sexto sentido nos dice que algo está 
	atacándonos, y por ninguna buena razón, nosotros realmente no aceptamos la 
	noción.
 Generalmente comenzamos a preguntarnos que es lo que tanto le está 
	molestando a la persona “en el fondo”, que la hace actuar de tal manera tan 
	perturbadora. Incluso podríamos aún preguntarnos que es lo que podríamos 
	haber dicho o hecho para que se sintieran “amenazados”. Nosotros casi nunca 
	pensamos que podrían simplemente estar peleando para conseguir algo, o que 
	se haga lo que ellos quieren o bien ganar la delantera. Así, pues, en vez de 
	verlos como meramente peleando, los vemos sobre todo como lastimando de 
	cierta manera.
 
 No solamente tenemos a menudo problemas reconociendo las maneras en que otra 
	gente nos agrede, sino que también tenemos dificultad en discernir el 
	carácter distintivamente agresivo de algunas personalidades. El legado del 
	trabajo de Sigmund Freud tiene mucho que ver con esto. Las teorías de Freud 
	(y hay teorías de otros que construyeron sobre su trabajo) influenciaron en 
	gran manera, durante mucho tiempo la psicología de la personalidad.
 
 Los elementos de las teorías clásicas de personalidad encontraron su camino 
	hacia muchas disciplinas además de la psicología, así como dentro de muchas 
	instituciones sociales y empresas. Los dogmas básicos de éstas teorías y su 
	sello distintivo de construcción, la neurosis se ha grabado fuertemente en 
	la conciencia del público.
 
 Las teorías psicodinámicas de personalidad tienden a ver a todos, por lo 
	menos hasta algún grado, como neuróticos. Los individuos neuróticos son 
	gente sobre inhibida que sufren de miedo irracional (ansiedad), culpa y 
	vergüenza cuando se trata de asegurar sus deseos y necesidades básicas.
 
 El impacto maligno de sobre generalizar las observaciones de Freud acerca de 
	un pequeño grupo de individuos sobre-inhibidos hacia un amplio juego de 
	suposiciones acerca de las causas de la mala salud psicológica en todos, no 
	puede ser exagerada. […]
   
		Los terapeutas cuyo entrenamiento los ha 
	sobre-adoctrinado en la teoría de la neurosis, pudiera “enmarcar” 
	incorrectamente los problemas que se les presentan. Ellos pudieran, por 
	ejemplo, asumir que una persona, quien toda su vida ha buscado agresivamente 
	independencia, y ha demostrado poca afinidad con otros, necesariamente 
	deberá estar “compensando” por un “miedo” de la intimidad. En otras 
	palabras, ellos verán a un peleador endurecido como un corredor atemorizado, 
	así percibiendo mal la realidad básica de la situación. […]   
	Necesitamos un marco teórico completamente diferente, si hemos de entender 
	verdaderamente, y de ocuparnos y tratar la clase de gente que pelea 
	demasiado en comparación a aquellos que se acobardan o “corren” demasiado.
 El problema es, por supuesto, que cuando usted lee todos esos libros sobre 
	personas como el Dr. Simon está describiendo, usted descubre que 
	“tratamiento” realmente significa tratar a las víctimas porque tales 
	agresores casi nunca buscan ayuda.
 
 Regresando al Dr. Lobaczewski. Le escribí para pedirle más detalles en 
	cuanto al porqué este importante trabajo era generalmente desconocido. Que 
	cual era el significado de su observación:
 
		
		“Parecía que no era yo el primero en venir a los Estados Unidos trayendo un 
	conocimiento similar, y, una vez allí, fui tratado de manera similar.” 
	El contestó por correo: 
		
		[…] Hace años, la publicación del libro en 
		los Estados Unidos fue matada por el Sr. 
		
		
		Zbigniew Brzezinski
		de una manera muy astuta. Su motivación solamente 
	puedo adivinarla. ¿Fue su propia estrategia privada, o actuó el como un 
	iniciado del “gran sistema”, como seguramente lo es? ¡Cuántos billones de 
	dólares y cuántas vidas humanas le ha costado al mundo la carencia de esta 
	ciencia. […]
 En cuanto a quien estuvo involucrado en este trabajo: en esos tiempos, tal 
	trabajo pudo haberse hecho solamente bajo total secreto. Durante la 
	ocupación alemana, aprendimos a nunca preguntar nombres, aunque era bien 
	conocido entre nosotros que esta era una comunicación internacional entre 
	algunos científicos.
 
 Yo puedo decirles que un científico húngaro fue muerto por su trabajo en 
	este proyecto, y en Polonia, el profesor Stephan Blachowski murió 
	misteriosamente mientras trabajaba en estas investigaciones. Es una certeza 
	que el profesor Kasimir Dabrowski estaba activo en el estudio, siendo un 
	experto en psicopatía.
 
 El escapó a los Estados Unidos, y en Nueva York se convirtió en objeto de 
	hostigamiento, como lo fui yo. El fue a Canadá y trabajó en la Universidad 
	en Edmonton.
 
	Después de leer el trabajo de Lobaczewski, es fácil entender porqué 
	Brzezinski lo suprimió. Es porque expone a los Neocons y a los Patócratas 
	tan completamente que no podían permitir que se propagara. También podría 
	ser que lo usaron como manual para poder “tirar la lana” sobre los ojos de 
	las masas.    
	Continuando con el libro de Lobaczewski:
 
		
		Patocracia 
		Cuando yo era un joven, leí un libro acerca de un naturalista vagando a 
	través de la Cuenca de la selva del Amazonas. En algún momento, un pequeño 
	animal cayó de un árbol sobre su nuca, desgarrando dolorosamente su piel y 
	succionando su sangre. El biólogo cuidadosamente lo quitó – sin enojo, 
	puesto que esa era su forma de alimentarse – y procedió a estudiarlo 
	cuidadosamente. Esta historia se pegó obstinadamente en mi mente durante 
	esos tiempos tan difíciles, cuando un vampiro cayó sobre nuestras nucas, 
	succionando la sangre de una infeliz nación.
 
 La actitud de un naturalista – quien procura rastrear la naturaleza del 
	fenómeno macro-social a pesar de toda adversidad – aseguró cierta distancia 
	intelectual y mejora la higiene psicológica, también levemente incrementando 
	la sensación de seguridad y guardando una premonición que este método podría 
	ayudar a encontrar cierta solución creativa. Esto requirió controlar los 
	reflejos naturales, moralizantes de revulsión y de otras dolorosas emociones 
	que provoca este fenómeno en cualquier persona normal cuando es privada de 
	su alegría de vivir y su seguridad personal, arruinando su propio futuro y 
	aquel de su nación. La curiosidad científica se vuelve un leal aliado 
	durante tales tiempos.
 
 Ya podrá el lector imaginarse un muy largo pasillo en algún viejo edificio 
	universitario gótico. Muchos de nosotros nos reuníamos allí temprano en 
	nuestros estudios para escuchar las conferencias de notables filósofos. 
	Fuimos reunidos allí el año antes de la graduación, para escuchar las 
	conferencias de adoctrinamiento que recientemente habían sido introducidas. 
	Alguien que nadie conocía apareció detrás del conferencista, y nos informó 
	que el sería ahora el profesor.
 
 Su discurso era fluido, pero no tenía nada de científico: el falló en 
	distinguir entre los conceptos científicos y los diarios, y trató 
	pensamientos promedio como si fuesen sabiduría que no podía ponerse en tela 
	de duda. Durante noventa minutos cada semana, el nos inundaba con visiones 
	de la realidad humana que eran ingenuas, presuntuosas y patológicas 
	paralogísticas. Fuimos tratados con desdén y un odio escasamente controlado. 
	Puesto que el empuje de la diversión podría exigir terribles consecuencias, 
	teníamos que escuchar atentamente y con la más extrema seriedad.
 
 La uva del vino pronto descubrió los orígenes de esta persona. El venía de 
	un suburbio en Cracovia y fue a la escuela secundaria, aunque nadie supo si 
	se graduó. De todas formas, esta fue la primera vez que el cruzaba los 
	portales universitarios – como un profesor, ¡en eso! […]
 
 Después de tal tortura mental, tomó un largo tiempo para que alguien 
	quebrara el silencio. Nos estudiamos a nosotros mismos, puesto que sentíamos 
	que algo extraño había tomado posesión de nuestras mentes, y algo valioso 
	estaba filtrándose irremediablemente. El mundo de la realidad psicológica y 
	valores morales parecía suspendido como una niebla helada.
   
		Nuestra 
	solidaridad estudiantil y sentimientos humanos perdieron su significado, 
	como también el patriotismo y nuestros viejos criterios establecidos. Así 
	que nos preguntábamos unos a otros: “¿Te está sucediendo esto también a ti?” 
	Cada uno de nosotros experimentó esta preocupación sobre su propia 
	personalidad y futuro de su propia manera. Algunos de nosotros contestamos 
	las preguntas con silencio. La profundidad de esas experiencias resultó ser 
	diferente para cada uno individualmente.
 No obstante nos preguntábamos cómo protegernos a nosotros mismos de los 
	resultados de este “adoctrinamiento”.
 
 Teresa D. hizo la primera sugerencia: Pasemos un fin de semana en las 
	montañas. Esto funcionó. Compañía placentera, un poco de bromas, luego 
	cansancio, seguido por un profundo sueño en un refugio, y nuestras 
	personalidades humanas regresaron, no obstante, con cierto remanente. El 
	tiempo también probó crear una especie de inmunidad psicológica, aunque no 
	con todos. Analizando las características psicopáticas de la personalidad 
	del “profesor” probó ser una excelente manera de proteger la propia higiene 
	psicológica.
 
 Apenas se podrán imaginar nuestra preocupación, decepción y sorpresa cuando 
	algunos colegas que conocíamos bien repentinamente comenzaron a cambiar su 
	visión del mundo; sus patrones de pensamiento más allá nos recordaban 
	aquella cháchara del “profesor”. Sus sentimientos, los cuales recientemente 
	habían sido amistosos, se volvieron notoriamente más frías, aunque todavía 
	no hostiles. Los argumentos críticos o benevolentes de los estudiantes 
	salían rebotando de ellos. Daban la impresión de poseer algún conocimiento 
	secreto; nosotros éramos solamente sus antiguos colegas, que creíamos 
	todavía aquello que nos enseñaron aquellos antiguos profesores. Teníamos que 
	ser cuidadosos con lo que les decíamos a ellos.
 
 Nuestros antiguos colegas pronto se unieron al Partido. ¿Quiénes eran ellos? 
	¿De que grupos sociales vinieron? ¿Que clase de estudiantes y personas eran 
	ellos? ¿Cómo y porqué cambiaron tanto en menos de un año? ¿Porqué ni yo ni 
	la mayoría de mis compañeros estudiantes sucumbimos a este fenómeno y 
	proceso? Muchas de esas preguntas revoloteaban a través de nuestras cabezas 
	entonces.
 
 Esos tiempos, preguntas y actitudes dieron lugar a la idea que este fenómeno 
	podría ser objetivamente comprendido, una idea cuyo mayor significado se 
	cristalizó con el tiempo. Muchos de nosotros participamos en las 
	observaciones y reflexiones iniciales, pero la mayor parte se desmenuzó 
	frente a los problemas materiales o académicos. Solo pocos quedamos; así, el 
	autor de este libro podría ser el último de los Mohicanos.
 
 Fue relativamente fácil determinar los ambientes y el origen de las personas 
	que sucumbieron a este proceso, el cual yo, entonces, llamé 
	“transpersonificación”. Ellos venían de todos los grupos sociales, 
	incluyendo familias aristocráticas y fervientemente religiosas, y causó un 
	rompimiento en nuestra solidaridad estudiantil en un orden de algún 6%. La 
	mayoría restante sufrió varios grades de desintegración de personalidad, lo 
	cual dio cabida a esfuerzos individuales en la búsqueda de los valores 
	necesarios para encontrarnos a nosotros mismos nuevamente; los resultados 
	fueron variados, y a veces creativos.
 
 Incluso entonces, nosotros no teníamos dudas en cuanto a la naturaleza 
	patológica de su proceso de “transpersonificación”, el cual transcurrió de 
	manera similar, pero no idéntica en todos los casos. La duración de los 
	resultados de éste fenómeno también variaban. Algunas de estas personas más 
	tarde se volvieron fanáticos. Otros más tarde tomaron ventaja de varias 
	circunstancias para retirarse y reestablecer sus lazos perdidos hacia a 
	sociedad de personas normales. Ellos fueron reemplazados. El único valor 
	constante del nuevo sistema social era el número mágico del 6%.
 
 Intentamos evaluar el nivel de talento de esos colegas que habían sucumbido 
	al proceso de transformación de personalidad, y llegamos a la conclusión que 
	en promedio, era levemente más bajo que el promedio de la población 
	estudiantil Su menor resistencia obviamente residía en otras características 
	bio-psicológicas, las cuales eran muy probablemente cualitativamente 
	heterogéneas.
 
 Tuve que estudiar temas lindando con psicología y psicopatología para 
	contestar las preguntas que surgían de nuestras observaciones; descuido 
	científico en estas áreas probó ser un obstáculo difícil de superar. Al 
	mismo tiempo, alguien guiado por un conocimiento especial, al parecer 
	desocupó las bibliotecas de todo lo podríamos haber encontrado en el asunto.
 
		No es de extrañarse porqué hoy en día, cualquier grupo buscando suministrar 
	este mismo conocimiento a otros sería etiquetado como “culto”.
 
 Analizando estos acontecimientos ahora en retrospectiva, podríamos decir que 
	el “profesor” estaba poniendo cebo sobre nuestras cabezas, pasado en 
	conocimiento psicológico específico sobre psicópatas. El sabía de antemano 
	que pescaría individuos sensibles, pero el limitado número lo decepcionó. El 
	proceso de transpersonificación generalmente se arraigaba siempre que el 
	substrato instintivo de un individuo estaba marcado por palidez o algún 
	déficit. A menor grado también trabajó entre gente que manifestaba otras 
	deficiencias, también el estado provocado dentro de éstos fue parcialmente 
	inestable, siendo en gran parte el resultado de inducción psicopatológica.
 
 Este conocimiento acerca de la existencia de individuos susceptibles y cómo 
	trabajar en ellos continuará siendo una herramienta para la conquista del 
	mundo mientras permanezca siendo el secreto de tales “profesores”. Cuando se 
	convierta en ciencia hábilmente popularizada, ayudará a las naciones a 
	desarrollar inmunidad. Pero ninguno de nosotros sabía eso en ese tiempo.
 
 Sin embargo, debemos admitir que demostrando las propiedades de la 
	patocracia a fin de forzarnos a una experiencia profundizada, el profesor 
	nos ayudó a entender la naturaleza del fenómeno en un alcance más grande que 
	muchos verdaderos investigadores científicos participando en este trabajo, 
	de una manera u otra. […]
 
 La visión natural del mundo psicológico, social y moral es producto del 
	proceso de desarrollo del hombre dentro de una sociedad, bajo la constante 
	influencia de sus valores innatos. Ninguna persona puede desarrollarse sin 
	ser influenciado por otras personas y sus personalidades, o por los valores 
	imbuidos por su civilización y sus tradiciones morales y religiosas. Eso es 
	porqué su visión del mundo no puede ser ni universal de verdadera.
 
 Así, pues, es significativo que los valores principales de su opinión humana 
	del mundo sobre la naturaleza indican semejanzas básicas a pesar de grandes 
	lapsos de tiempo, raza y civilización. Es sugerido, pues, que “la visión 
	humana del mundo” se deriva de la naturaleza de nuestra especie y la 
	experiencia natural de las sociedades humanas que han alcanzado un cierto 
	nivel necesario de civilización. Los refinamientos basados en valores 
	literarios o en reflexiones morales y filosóficas indican algunas 
	diferencias, pero generalmente hablando, tienden a juntar el lenguaje 
	conceptual natural de varias civilizaciones y eras.
 
 La gente con una educación “humanística” puede tener la impresión que ha 
	alcanzado la sabiduría, pero aquí es donde abordamos el problema; debemos 
	preguntar lo siguiente: Aun si la opinión natural del mundo ha sido 
	refinada, ¿refleja esto la realidad con suficiente confiabilidad? O refleja 
	solamente la percepción de nuestra especie? ¿Hasta que grado podemos 
	depender de él como base para la toma de decisiones en las esferas 
	individual, política y social de la vida?
 
 La experiencia nos ensaña, primero que nada, que esta opinión natural del 
	mundo tiene tendencias permanentes y características hacia la deformación 
	dictada por nuestros rasgos instintivos y emocionales. Segundo, nuestro 
	trabajo nos expone a muchos fenómenos que no pueden ser entendidos ni 
	descritos por la lengua natural solamente.
 
 Considerando la tendencia deformante de la realidad, notamos que esos rasgos 
	emocionales, que son un componente natural de la personalidad humana nunca 
	son completamente apropiados a la realidad que está siendo experimentada. 
	Esto resulta tanto de nuestro instinto como de las condiciones de crianza. 
	Esto es porqué las mejores tradiciones de pensamientos filosóficos y 
	religiosos han aconsejado la sumisión de las emociones para alcanzar una 
	visión más exacta de la realidad.
 
 Otro problema es el hecho que nuestra opinión natural del mundo está 
	generalmente caracterizada por una tendencia a dar nuestras opiniones con 
	juicios morales, a menudo tan negativos como para representar indignación o 
	furia. Esto apela a tendencias que están profundamente enraizadas en la 
	naturaleza humana y las costumbres sociales.
 
 A menudo nos encontramos con gente sensible, dotada con una bien 
	desarrollada opinión natural del mundo en lo que se refiere a los aspectos 
	psicológicos, sociales y morales, frecuentemente refinados por medio de 
	influencias literarias, deliberaciones religiosas y reflexiones filosóficas. 
	Tales personas tienen una pronunciada tendencia a sobrevalorar su opinión 
	del mundo. Ellos no toman en cuenta el hecho que su sistema también puede 
	ser erróneo, puesto que no es suficientemente objetivo.
 
		Permitamos llamar a tal actitud un egotismo de la opinión natural del mundo. 
	Hasta la fecha, ha sido el tipo menos pernicioso de egotismo, siendo 
	meramente una sobre estimación de aquel método de comprensión que contiene 
	los valores eternos de la experiencia humana.
 
		Hoy, sin embargo, el mundo está siendo comprometido por un fenómeno que no 
	puede ser entendido ni descrito por medio de tal lenguaje natural 
	conceptual; esta clase de egotismo, pues, se vuelve un factor de peligro, 
	sofocando la posibilidad de algunas medidas contrarias. Desarrollando y 
	popularizando la opinión objetiva y psicológica del mundo podría expander 
	mucho el alcance de tratar con el mal por medio de acciones sensibles y 
	contramedidas claramente establecidas
 
 Siempre desde épocas antiguas, los filósofos y pensadores religiosos que 
	representaban varias actitudes en diversas culturas han estado buscando la 
	verdad referente a los valores morales, intentando encontrar un criterio 
	para lo que está bien, lo que constituye buen consejo. Ellos describieron 
	las virtudes del carácter humano y sugirieron que esto debía ser adquirido.
 
 Ellos crearon una herencia… la cual contiene siglos de experiencia y 
	reflexiones. A pesar de las diferencias entre actitudes, la similitud o 
	complementariedad de las conclusiones alcanzadas por famosos antiguos son 
	contundentes, aunque ellos trabajaron en tiempos y lugares totalmente 
	diferentes. Después de todo, cualquier cosa con valor está condicionada por 
	las leyes de la naturaleza actuando sobre las personalidades, tanto del ser 
	humano individual como de las sociedades colectivas.
 
 Sin embargo, igualmente es provocativo para el pensamiento el ver cuan 
	relativamente poco ha sido dicho acerca del lado opuesto de la moneda, las 
	causas y el génesis del mal. Estos asuntos están usualmente disfrazados 
	detrás de las conclusiones arriba generalizadas, con una cierta cantidad de 
	secreto. Tal estado de las cosas puede parcialmente ser atribuida a las 
	condiciones sociales y a las circunstancias históricas bajo las cuales estos 
	pensadores trabajaron. Su modus operandi pudiera haber sido dictado por lo 
	menos en parte por el destino personal, las tradiciones heredadas o aun por 
	mojigatería. Después de todo, la justicia y la virtud son los opuestos de la 
	fuerza y la perversidad, igualmente aplica a la verdad versus la mentira, al 
	igual que la salud es el opuesto de la enfermedad.
 
 El carácter y génesis del mal, permanece, pues escondido en las discretas 
	sombras, dejándolo a los dramaturgos que se ocupen del tema en su altamente 
	expresivo lenguaje, pero éste no alcanzó la fuente primaria del fenómeno. Un 
	cierto espacio cognitivo, no obstante, permanece sin investigar, un puñado 
	de generalizaciones filosóficas y preguntas morales las cuales se resisten a 
	ser entendidas. […]
 
 Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha soñado con una vida en la cual sus 
	esfuerzos para acumular beneficios puede ser recalcado por el descanso, 
	tiempo durante el cual el goza de esos beneficios. El aprendió cómo 
	domesticar animales para acumular más beneficios, y cuando esto ya no 
	resuelve sus necesidades, aprendió a esclavizar a otros seres humanos, 
	simplemente por ser más poderoso y por poder hacerlo.
 
 Sueños de una vida feliz de “más beneficios acumulados” para ser gozados, y 
	más tiempo de ocio en el cual gozarlos dio lugar a ejercer la fuerza sobre 
	otros, una fuerza la cual pervierte la mente de quien la usa. Esto es porqué 
	los sueños de felicidad del hombre no se volvieron realidad a través de la 
	historia: la opinión hedonística de “felicidad” contiene las semillas de la 
	miseria. El hedonismo, la búsqueda de la acumulación de beneficios con el 
	único propósito del propio disfrute, alimenta el eterno ciclo en donde los 
	buenos tiempos condujeron a malos tiempos.
 
 Durante los buenos tiempos, la gente pierde de vista la necesidad para 
	pensar, para la introspección, el conocimiento de otros y un entendimiento 
	de la vida. Cuando las cosas están “bien”, la gente se pregunta si vale la 
	pena considerar la naturaleza humana y los defectos en la personalidad (ya 
	sea la propia o la de otros). En los buenos tiempos, generaciones enteras 
	pueden crecer sin entendimiento alguno del significado creativo del 
	sufrimiento, puesto que ellos nunca lo han experimentado por ellos mismos.
 
 Cuando todas las alegrías de la vida están allí para tomarlas, el esfuerzo 
	mental para entender la ciencia y las leyes de la naturaleza – para adquirir 
	conocimiento que pueda no estar directamente relacionado con acumular cosas 
	– parece como una labor insustancial. Siendo “de mentalidad saludable” y 
	positiva – un buen deporte sin ninguna palabra descorazonadora – es visto 
	como algo bueno, y cualquiera que prediga consecuencias calamitosas como 
	resultado de tal indiferencia es etiquetado como un aguafiestas o un ave de 
	mal agüero.
 
		La percepción de la verdad acerca de la realidad, especialmente un verdadero 
	entendimiento de la naturaleza humana en todos sus rangos y permutaciones, 
	deja de ser una virtud a ser adquirida. Los escépticos pensativos son 
	“entrometidos” que no pueden dejar de inmiscuirse. “No lo arregles si no se 
	ha roto”. Esta actitud conduce a un empobrecimiento del conocimiento 
	psicológico, incluyendo la capacidad de diferenciar las propiedades de la 
	naturaleza humana y personalidad, y la habilidad de moldear mentes sanas 
	creativamente.
 
 El culto al poder, sin embargo, suplanta los valores mentales y morales, tan 
	esenciales para mantener la paz mental por medios pacíficos. El 
	enriquecimiento de una nación o su involución respecto a su opinión 
	psicológica del mundo puede ser considerada un indicador de si el futuro 
	será bueno o malo.
 
 Durante buenas épocas, la búsqueda del significado de la vida, la verdad de 
	nuestra realidad se vuelve incómoda, porque revela factores inconvenientes. 
	La eliminación inconsciente de información que es, o parece ser inexacta, 
	comienza a hacerse un hábito, una costumbre aceptada por sociedades enteras. 
	El resultado es que cualquier proceso de pensamiento basado en tal 
	información truncada no puede traer conclusiones correctas.
 
 Esto, entonces, lleva a la sustitución de mentiras convenientes a uno mismo 
	para reemplazar las incómodas verdades, y de esta manera acercándose a los 
	límites del fenómeno que debería ser visto como psicológico.
 
 
	Los hechos son que los “Buenos tiempos” para un grupo de personas han estado 
	históricamente enraizados en alguna injusticia a otros grupos de personas. 
	En una sociedad así, donde todas las verdades escondidas están al acecho, 
	escondidas debajo de la superficie, como un témpano, el desastre está a la 
	vuelta de la esquina.
 Está claro que los Estados Unidos han experimentado un largo período de 
	“buenos tiempos” para la mayor parte de su existencia, (sin importar cuánta 
	gente hayan tenido que oprimir o matar para hacerlo), pero particularmente 
	así durante los 50 años que le precedieron al 
	11 de Septiembre de 2001. 
	Durante esos 50 años, varias generaciones de niños nacieron, y los que 
	nacieron al principio de ese tiempo, lo que nunca han conocido “malos 
	tiempos” están ahora en una edad donde quieren “disfrutar” los beneficios 
	que han acumulado.
 
 Desafortunadamente, no parece como si eso fuera a suceder; el 9/11 ha 
	cambiado todo tan profundamente que parece como si no habrá ningún disfrute 
	para nadie durante un plazo muy, pero muy largo.
 
 ¿Cómo pudo suceder esto?
 
 La respuesta es que el valor de las “buenas épocas” de unas pocas 
	generaciones dio lugar al déficit social descrito arriba, con respecto a las 
	habilidades psicológicas y la crítica moral. Largos períodos de 
	preocupación con uno mismo y “acumulando beneficios” para uno mismo 
	disminuye la capacidad de leer con exactitud el ambiente y a otras personas.
 
 Pero la situación es más seria que solo una debilidad generalizada de una 
	sociedad que podría “ser endurecida” con un poco de “épocas difíciles”.
 
 Lobaczewski escribe:
 
		
		Los rasgos psicológicos de cada una de esas crisis son únicos para la 
	cultura y el tiempo, pero un denominador común que existe al principio de 
	esos “malos tiempos” es una exacerbación de la condición histérica de la 
	sociedad. La emotividad dominante en la vida del individuo, la colectiva y 
	política, combinada con la selección subconsciente y sustitución de 
	información en el razonamiento, conducen a un egotismo individual y 
	nacional.
 La manía de tomar las ofensas a pecho provoca constante venganza, tomando 
	ventaja de la hiper-irritabilidad y poca crítica por parte de otros. Es este 
	rasgo, esta histerización de la sociedad que la que capacita a los 
	planeadores patológicos, encantadores de serpientes y otros primitivos 
	desviados a actuar como factores esenciales en los procesos del origen del 
	mal a una escala macro-social.
 
	¿Quiénes son exactamente estos “organizadores patológicos” y que es lo que 
	puede motivar a tales individuos durante tiempos que son generalmente 
	entendidos por otros como “buenos”? Si los tiempos son “buenos”, ¿porqué 
	quisiera alguien urdir y generar el mal?
 Bien, ciertamente, la actual administración estadounidense ha surgido con 
	una respuesta:
 
		
		“Nos odian por nuestras libertades”. 
	Este es un típico ejemplo de “selección y sustitución de información en el 
	razonamiento” el cual es voluntaria y alegremente aceptado como explicación 
	por el público, debido a sus déficit de capacidades psicológicas y crítica 
	moral.
 Lobaczewski:
 
		
		Los filósofos actuales que desarrollan las meta-éticas están intentando 
	presionar hacia adelante en su comprensión, y el deslizarse y resbalar a lo 
	largo del espacio elástico que conduce a un análisis del lenguaje de ética, 
	ellos contribuyen hacia la eliminación de algunas imperfecciones y hábitos 
	de la lengua conceptual natural. Sin embargo, es tentador para un científico 
	penetrar en este núcleo siempre-misterioso. […]
 Si los médicos se comportasen como éticos y no pudieran estudiar 
	enfermedades, porque están solamente interesados en estudiar cuestiones de 
	salud, no habría tal cosa como la medicina moderna. […]
 
 Los médicos estaban en lo correcto en su énfasis en estudiar las 
	enfermedades sobre todo, para poder descubrir las causas y propiedades 
	biológicas de la enfermedad, y luego entender las patodinámicas de sus 
	cursos. Una comprensión de la naturaleza de una enfermedad, y el curso que 
	ésta toma, después de todo, capacita los medios curativos apropiados a ser 
	elaborados y empleados. […]
 
 No obstante, surge la pregunta: ¿podría algún modus operandi análogo no ser 
	usado para estudiar las causas y el génesis de otras clases de males que 
	azotan a individuos humanos, familias y sociedades? La experiencia le ha 
	enseñado al autor que el mal es similar a la enfermedad en su naturaleza, 
	aunque posiblemente más complejo y evasivo a nuestro entendimiento. […]
 
 Paralelamente al abordamiento tradicional, los problemas comúnmente 
	percibidos como siendo morales, también pueden ser tratados en base a la 
	información provista por la biología, la medicina y la psicología, ya que 
	los factores de esta clase están simultáneamente presentes en la cuestión 
	como un todo. La experiencia nos ensaña que una comprensión de la esencia y 
	génesis del mal, generalmente hacen uso de información de éstas áreas. […]
 
 El pensamiento filosófico puede haber engendrado todas las disciplinas 
	científicas, pero este último no maduró hasta que se independizó, basado en 
	información detallada y en una relación hacia otras disciplinas que 
	suministran esta información.
 
 Estimulado por el a menudo descubrimiento “coincidente” de estos aspectos 
	naturalistas del mal, el autor inició la metodología de la medicina; un 
	psicólogo clínico y un compañero de trabajo que es médico de profesión, él 
	tenía, de todas maneras tales tendencias. Como en el caso de los médicos y 
	la enfermedad, él tomó los riesgos del contacto cercano con el mal, y sufrió 
	las consecuencias. Su propósito era comprobar las posibilidades de entender 
	la naturaleza del mal, sus factores etiológicos y rastrear sus 
	patodinámicas. […]
 
 Una nueva disciplina surgió: Ponerología. El proceso del génesis del mal fue 
	llamado correspondientemente “Ponerogénesis.” […]
 
 Se pueden recoger considerables ventajas morales, intelectuales y practicas 
	de la comprensión del génesis del Mal, gracias a la objetividad requerida 
	para estudiarla desapasionadamente. La herencia humana sobre éticas no se 
	destruye tomando tal acercamiento.: realmente se fortalece, porque el método 
	científico puede ser utilizado para confirmar los valores básicos de las 
	enseñanzas morales.
 
 Entender la naturaleza de la patología macro-social nos ayuda a encontrar 
	una actitud saludable y al mismo tiempo proteger nuestras mentes de ser 
	controladas o envenenadas con contenidos enfermos y con influencias de su 
	propaganda.
 
 Solamente podremos conquistar este enorme y contagioso cáncer social si 
	comprendemos su esencia y sus causas etiológicas.
 
 Tal comprensión de la naturaleza del fenómeno nos conduce a la conclusión 
	lógica que las medidas para sanar o reordenar el mundo hoy deberán ser 
	completamente diferentes de las usadas hasta ahora para resolver los 
	conflictos internacionales. Es también verdad que, meramente teniendo el 
	conocimiento y conciencia del fenómeno del génesis del Mal macro-social 
	puede comenzar a sanar a humanos individualmente y ayudar a sus mentes a 
	recuperar la armonía. […]
 
	Lobaczewski discute el hecho que los “malos tiempos” parecen tener un 
	“propósito” histórico. Parece que el sufrir durante tiempos de crisis 
	conduce a una actividad mental dirigida a resolver o a terminar con el 
	sufrimiento. La amargura de la pérdida invariablemente conduce a una 
	regeneración de valores y empatía.
 Lobaczewski:
 
		  
		Cuando llegan los malos tiempos y la gente está abrumada por un exceso del 
	mal, deberán recoger todas sus fuerzas físicas y mentales para luchar por la 
	existencia y proteger la razón humana. La búsqueda de la salida de las 
	dificultades y peligros re-enciende energías o discreciones largamente 
	enterradas. Tales personas tienen la tendencia inicial de confiar en la 
	fuerza, para contraatacar la amenaza.; ellos podría, por ejemplo, 
	convertirse en “detonadores de felicidad” (“trigger happy”) o dependientes 
	de ejércitos.    
		Lenta y laboriosamente, sin embargo, ellos descubren las 
	ventajas conferidas por el esfuerzo mental; un mejorado entendimiento de las 
	situaciones psicológicas en particular, mejor diferenciación de los 
	caracteres humanos y personalidades, y finalmente, la comprensión de los 
	adversarios. Durante tales tiempos, las virtudes que generaciones anteriores 
	relegaron a motivos literarios recuperan su sustancia verdadera y útil y se 
	vuelven estimadas por su valor. Una persona sabia, capaz de dar buen consejo 
	es altamente respetada. 
		Parece que ha habido muchos de esos “malos tiempos” en el curso de la 
	historia humana, y fue durante tales tiempos que los grandes sistemas de 
	éticas fueron desarrollados. Desafortunadamente, durante los “buenos 
	tiempos” nadie quiere escuchar acerca de ello. Ellos quieren “disfrutar” las 
	cosas, tener placer y experiencias placenteras, y así, cualquier literatura 
	que se relacione a esos tiempos se pierde, se olvida, es suprimida o 
	ignorada. Esto conduce a más desgaste de la corriente intelectual y abre una 
	brecha para que los malos tiempos vengan de Nuevo.
 
 Si se hiciera una colección de todos los libros que describen los horrores 
	de las guerras, las crueldades de las revoluciones y los hechos sangrientos 
	de líderes políticos y sistemas, la mayoría de las personas evitarían tal 
	biblioteca. En tal biblioteca, los antiguos trabajos serían encontrados 
	junto con libros escritos por historiadores contemporáneos y reporteros. La 
	evidencia documentada de la exterminación alemana y los campos de 
	concentración, completa con datos estadísticos secos, describiendo la 
	“labor” bien-organizada de la destrucción de la vida humana, sería observado 
	que ésta usa un lenguaje apropiadamente tranquilo, y proporcionaría la base 
	para reconocer la naturaleza del mal.
 
 La autobiografía de Rudolf Hess, el comandante de los campos en Osweicim 
	(Auschwitz) y Brzezinka, (Birkenau) es un ejemplo clásico de cómo siente y 
	piensa un psicópata inteligente.
 
 Nuestra biblioteca de la muerte incluiría trabajos filosóficos que discuten 
	los aspectos sociales y morales del génesis del Mal, mientras que usan la 
	historia para justificar en parte las “soluciones” empapadas de sangre.
 
 La biblioteca mostraría al lector alerta una clase de evolución desde las 
	actitudes primitivas, de que está bien esclavizar y asesinar a la gente 
	vencida, hasta el día presente, moralizando lo que declara que tal conducta 
	es barbárica y digna de condenación.
 
 Sin embargo, a tal biblioteca le estaría faltando un tomo crucial: no habría 
	un solo trabajo ofreciendo suficiente explicación de las causas y procesos 
	por los cuales se originan tales dramas históricos, de cómo y porqué los 
	seres humanos periódicamente se degeneran para convertirse en locos 
	sedientos de sangre.
 
 Las viejas preguntas seguirían sin contestar: ¿Qué hizo que esto sucediera?
 
 ¿Lleva cada uno de nosotros las semillas del crimen dentro de sí, o solo 
	algunos de nosotros?
 
 Sin importar cuan fiel a los eventos, ni cual psicológicamente exactos 
	puedan ser los libros disponibles, no pueden contestar a esas preguntas ni 
	pueden explicara totalmente el origen del Mal.
 
 Así, la humanidad está en gran desventaja, porque sin una explicación 
	científica completa de los orígenes del Mal, no hay posibilidad del 
	desarrollo de suficientes principios efectivos para contrarrestar el Mal.
 
 La mejor descripción literaria de una enfermedad no puede producir un 
	entendimiento de su etiología esencial, y por eso no puede suministrar 
	principios para tratamientos. De la misma manera, las descripciones de 
	tragedias históricas son incapaces de elaborar medidas efectivas para 
	contrarrestar el génesis, la existencia o la extensión del Mal.
 
 Al usar el lenguaje natural para discutir conceptos psicológicos, sociales y 
	morales, nosotros nos encontramos con que solamente podemos producir una 
	aproximación, lo cual nos conduce a una irritante sospecha de desamparo.
 
 Nuestro sistema ordinario de conceptos no está investido con el contenido 
	factual necesario – observaciones científicas acerca del Mal – lo cual 
	permitiría una comprensión de la calidad de los muchos factores 
	(particularmente los psicológicos), los cuales están activos antes y durante 
	el nacimiento de las épocas crueles de la inhumanidad.
 
 . Sin embargo los autores de algunos de los libros que encontraríamos en 
	nuestra Biblioteca del Mal tomaron mucho cuidado en infundir sus palabras 
	con la precisión apropiada, como si estuvieran esperanzados de que alguien, 
	alguna vez, usaría sus registros para explicar lo que ellos mismos no 
	pudieron explicar, aun en el mejor lenguaje literario.
 
 La mayoría de los seres humanos estarían horrorizados por tal literatura. 
	Las sociedades hedonísticas (auto-indulgentes) tienen una fuerte tendencia a 
	estimular el escape hacia la ignorancia o hacia doctrinas ingenuas. Algunas 
	personas sienten, incluso, desprecio por el sufrimiento de otros.
 
 Es verdad que, rastreando los mecanismos de conducta del génesis del Mal, 
	uno debe guardar el aborrecimiento y el miedo bajo control, someterse a una 
	pasión por la ciencia y desarrollar un punto de vista tranquilo, necesario 
	en la historia natural
 
 Este libro aspira tomar al lector de la mano hacia un mundo más allá de los 
	conceptos e imaginaciones en los cuales ha confiado y usado desde la niñez. 
	Esto es necesario, debido a los problemas que enfrenta nuestro mundo, cosas 
	que ya no podemos ignorar, o ignorar solo frente al peligro de toda la 
	humanidad. Debemos darnos cuenta que ya no somos capaces de distinguir el 
	camino a una catástrofe nuclear del camino a la dedicación creativa, a menos 
	que entremos más allá del mundo subjetivo de los bien-conocidos conceptos, y 
	debemos también darnos cuenta que este mundo subjetivo fue escogido por 
	nosotros, por poderosas fuerzas en contra de las cuales nuestra nostalgia 
	por las ideas hogareñas, humanas, sobre calor y seguridad no cuadran.
 
 El mal moral y psicobiológico está entrelazado por medio de tantas 
	relaciones causales y mutuas influencias, que solo puede ser separado por 
	medios de la abstracción. Sin embargo, la capacidad de distinguirlas 
	cualitativamente nos protege de interpretaciones moralizantes que pueden 
	envenenar tan fácilmente la mente humana, de una manera insidiosa.
 
 Los fenómenos macro-sociales del Mal, los cuales constituyen el objetivo más 
	importante de este libro parecen estar sujetos a las mismas leyes de la 
	naturaleza que funcionan dentro de los seres humanos a niveles individuales 
	o de pequeños grupos. El papel de personas con varios defectos psicológicos 
	y anomalías de un bajo nivel clínico parecen ser una característica perenne 
	de tal fenómeno.
 
 En el fenómeno macro-social donde el Mal funciona desenfrenado, la 
	“Patocracia”, una cierta anomalía hereditaria aislada como “psicopatía 
	esencial” es catalítica y causativamente esencial para el génesis y la 
	supervivencia de tal estado. […].
   
	Este último comentario es la clave para 
	“grandes conspiraciones” de las cuales muchos están convencidos de que no 
	puede existir. El Dr. Lobaczewski discute las clases de individuos que 
	forman una “Patocracia” o “gobierno psicopático”, y más allá, el elabora 
	detalles acerca de los psicópatas, basado en sus estudios y en los estudios 
	de aquellos con los cuales el estaba asociado, que nunca han sido 
	abiertamente discutidos hasta ahora, como puedo decirlo después de leer 
	muchas miles de páginas de material en el tema generado, en el Occidente.
 Por otra parte, el Dr. Lobaczewski emprendió sus estudios “en el vientre de 
	la bestia”, por así decirlo, con “especímenes” vivos. El valor de tal 
	estudio no puede ser exagerado.
 
 Los procesos patológicos han tenido históricamente una profunda influencia 
	en la sociedad humana, mucho debido al hecho de que muchos individuos con 
	caracteres deformados han desempeñado papeles excepcionales en la formación 
	de construcciones sociales. Es provechoso tener cierto fondo en esto.
 
 El Dr. Lobaczewski escribe:
 
		
		El tejido cerebral es muy limitado en su habilidad regeneradora. Si se daña 
	y este cambio sana posteriormente, toma lugar un proceso de rehabilitación, 
	gracias al cual el tejido sano en la vecindad toma la función de la porción 
	dañada. Esta sustitución nunca es tan perfecta, así pues, algunos déficits 
	en lo que concierne a la habilidad y los procesos psicológicos apropiados 
	pueden ser detectados, aun en casos de un daño muy pequeño, usando las 
	pruebas apropiadas.[…]
 En cuanto a los factores patológicos de los procesos ponerogénicos, los 
	daños perinatales o de la temprana infancia tienen resultados más activos 
	que los daños que ocurren más tarde.
 
 En sociedades con asistencia 
		médica altamente desarrollada, encontramos entre los grados más bajos de 
		las escuelas elementales, que de 5 a 7 % de los niños han sufrido 
		lesiones en el tejido cerebral, que causan ciertas dificultades 
		académicas o conductuales.[…]
 
 Esto es realmente un figura que causa miedo. Si nos damos cuenta que aun un 
	porcentaje más alto de las generaciones previas han sufrido lesiones en el 
	tejido cerebral durante un tiempo donde los cuidados médicos perinatales o 
	neonatales no estaban altamente desarrollados, sin mencionar el daño que 
	pudiera sufrirse entre aquellas poblaciones ahora en donde tales cuidados 
	son todavía primitivos, podemos entender que mucho de nuestra propia cultura 
	ha sido formada por gente con daños cerebrales y nosotros nos enfrentamos 
	con tratar con un mundo en el cual individuos con daño cerebral tienen 
	influencia importante en las construcciones sociales.
 
 Tenga en mente que si su abuelo sufrió daño cerebral neonatal o perinatal, 
	si esto afectó cómo el crió a alguno de sus padres, esto afecta en cómo este 
	padre lo crió a usted.
 
 La Epilepsia constituye el resultado conocido más antiguo de tales lesiones; 
	se observa en relativamente pequeños números de personas que sufren tal 
	daño. Los Investigadores en estas materias están más o menos unánime en 
	creer que Julio César y luego más tarde Napoleón Bonaparte tenían ataques 
	epilépticos. El grado hasta el cual estas dolencias tienen un efecto 
	negativo sobre sus caracteres y toma de decisiones histórica, o desempeñó un 
	papel ponerogénico, éste puede ser tema de un estudio por separado. En la 
	mayoría de los casos, sin embargo, la epilepsia es una dolencia evidente, la 
	cual limita su papel como factor ponerogénico.
 
 En una parte mucho más grande de los portadores de tejido cerebral dañado, 
	la deformación negativa de sus caracteres crece con el tiempo. Adquiere 
	varios cuadros mentales, dependiendo de las propiedades y localizaciones del 
	daño, su tiempo de origen y también las condiciones de vida del individuo 
	después de que esto ocurre. A los desórdenes de carácter resultantes de tal 
	patología los llamaremos “caracteopatías.”
 
 Algunas caracteopatías juegan un papel importante como agentes patológicos 
	en los procesos del génesis del mal a una escala social grande. […]
 
 Un ejemplo relativamente bien-documentado de tal influencia de una 
	personalidad caracteopática a escala macro-social fue el último emperador 
		alemán, 
		Wilhelm II. El estuvo sujeto a trauma cerebral en su nacimiento. 
	Durante y después de su reinado entero, su discapacidad física y psicológica 
	fue escondida del conocimiento público. Las habilidades motores de la 
	porción superior izquierda de su cuerpo estaban discapacitadas.
 
 Cuando era un muchacho, él tenía dificultades para aprender gramática, 
	geometría y dibujo, lo cual constituye la típica tríada de las dificultades 
	académicas causadas por lesiones cerebrales menores. El desarrolló una 
	personalidad con rasgos infantiles y un control insuficiente sobre sus 
	emociones, y también un modo algo paranoico de pensar, lo cual fácilmente 
	evadió el corazón de algunos asuntos importantes en el proceso de esquivar 
	problemas.
 
 Poses militares y un uniforme de general sobre-compensaba sus sensaciones de 
	inferioridad, y efectivamente disfrazó sus defectos. Políticamente, el 
	escaso control de sus emociones y los factores de rencores personales 
	entraron en juego. El viejo Canciller de Hierro tuvo que irse, ese astuto y 
	despiadado político quien había sido fiel a la monarquía y había acumulado 
	el poder prusiano.
 
 Después de todo, el también era demasiado conocedor de los defectos del 
	príncipe, y había trabajado en contra de su coronación. Un destino similar 
	corrieron otras personas excesivamente críticas, quienes fueron substituidas 
	por personas con menos cerebro, más serviles y a veces con pequeñas 
	desviaciones psicológicas
 
 Tuvo lugar una selección negativa.
 
 
	Observe este último término: “tuvo lugar una selección negativa.”
 Esto es por decir, un cabecilla de estado seleccionó su personal, su 
	gobierno, basado en su propia visión del mundo patológicamente dañada. Estoy 
	seguro que el lector podrá percibir cuan peligrosa puede ser tal situación 
	para las personas gobernadas por tal grupo “negativamente seleccionado”.
 
 Lo importante a considerar aquí es que efecto tuvo esto en las 
	construcciones sociales bajo la regla de tales individuos.
 
 Lobaczewski explica:
 
		
		La experiencia de gente con tales anomalías se sale del mundo humano normal 
	al cual pertenecen por naturaleza. Así, su manera diferente de pensar, su 
	violencia emocional y su egotismo encuentran relativamente fácil entrada 
	hacia las mentes de otras personas, y son percibidos dentro de las 
	categorías de la visión natural del mundo.
 Tal comportamiento por parte de personas con tales desórdenes de carácter 
	traumatiza las mentes y sentimientos de las personas normales, disminuyendo 
	gradualmente su habilidad para usar su sentido común. A pesar de su 
	resistencia, las personas se acostumbran a los rígidos hábitos del 
	pensamiento y la experiencia patológica. En gente joven, como resultado, la 
	personalidad sufre un desarrollo anormal, conduciendo a una mal formación. 
	Esto, pues, representa factores patológicos ponerogénicos, los cuales, pues 
	su actividad encubierta, fácilmente engendra nuevas fases en el génesis 
	eterno del mal, abriendo la puerta a una activación más tarde de otros 
	factores que asumen el control sobre el papel principal. […]
 
 [En el caso del efecto de Wilhelm II], muchos alemanes fueron 
	progresivamente privados de su habilidad para usar su sentido común, debido 
	al choque del material psicológico del tipo caracteopático, ya que el pueblo 
	es propenso a identificarse con el emperador…
 
 Una nueva generación creció con deformidades en cuanto a realidades morales, 
	psicológicas sociales y políticas. Es extremadamente típico que en muchas 
	familias alemanas haya un miembro que no es muy normal psicológicamente, se 
	volvió una cuestión de honor (incluso excusando una conducta infame) para 
	esconder este hecho de la opinión pública – y aun la conciencia de amigos 
	cercanos y parientes. Grandes porciones de sociedad ingirieron material 
	psicopatolólgico, junco con esa manera irrealista de pensad, donde los lemas 
	adquieren la energía de argumentos y los datos reales son sujetos a 
	selección subconsciente.
 
 Esto ocurrió durante una época de historia estaba creciendo a través de 
	Europa, incluyendo una tendencia de que las emociones dominaran y que el 
	comportamiento humano contuviera un el elemento de drama. […] Esto 
	progresivamente asumió el control de tres imperios y otros países en el 
	continente.
 
 ¿En que medida contribuyó Wilhelm II a esto, junto con otros dos emperadores 
	cuyas mentes tampoco admitieron los hechos más reales de historia y 
	gobierno? ¿En que medida fueron ellos mismos influenciados por una 
	intensificación de histeria durante sus reinados?
 
 Este sería un interesante tópico de discusión entre historiadores y 
	ponerologistas.
 
 Se incrementaron las tensiones internacionales; el Archiduque Fernando fue 
	asesinado en Sarajevo. No obstante, ni el Kaiser ni ninguna otra autoridad 
	gubernamental en su país poseyó razón. (Debido al proceso de selección 
	negativa ya mencionado.) Lo que entró en juego fue la actitud emocional de 
	Wilhelm y los estereotipos de pensamiento y acción heredadas del pasado.
   
		Estalló la Guerra. Los planes generales de Guerra fueron preparados con 
	anterioridad, los cuales habían perdido su actualidad bajo las nuevas 
	condiciones, se desplegaron más como maniobras militares. Incluso aquellos 
	historiadores familiares con el génesis y carácter del estado prusiano, 
	incluyendo su tradición ideológica de sangriento expansionismo, intuyen que 
	esas situaciones contenían alguna actividad de una incomprendida fatalidad, 
	la cual elude el análisis en términos de causalidad histórica.
 Muchas personas pensantes siguen preguntándose la misma pregunta ansiosa: 
	¿Cómo pudo, la nación alemana, haber elegido por Caudillo a un payaso 
	psicópata quien no hizo secreta su visión patológica del gobierno del super 
	hombre?
 
 Bajo su dirección, Alemania, entonces desencadenó una segunda Guerra, 
	criminal y políticamente absurda. Durante la segunda mitad de esta guerra, 
	los oficiales del ejército altamente entrenados, ejecutaron honorablemente 
	órdenes inhumanas, totalmente sin sentido desde el punto de vista político y 
	militar, emitidas por un hombre cuyo estado psicológico corresponde al 
	criterio de ser forzosamente confinado a una hospitalización psiquiátrica.
 
 Cualquier tentativa de explicar las cosas que ocurrieron durante la primera 
	mitad de nuestro siglo por medio de categorías generalmente aceptadas en el 
	pensamiento histórico, deja una sensación de inadecuación. Solamente un 
	abordamiento ponerológico puede compensar este déficit en nuestra 
	comprensión, ya que hace justicia al papel de varios factores patológicos en 
	el génesis del mal en cada nivel social.
 
 Alimentado durante generaciones en material psicológico, patológicamente 
	alterado, la nación alemana cayó en un estado comparable a lo que vemos en 
	ciertos individuos criados por personas que son caracteópatas histéricas. 
	Los psicólogos saben por experiencia cuántas veces esa gente, entonces, 
	comete actos que seriamente lastiman a otros. […]
 
 Los alemanes inflingieron y sufrieron enorme dolor durante la primera Guerra 
	Mundial; no sentían, así, ninguna culpabilidad substancial, e incluso creían 
	que habían sido maltratados, ya que se comportaban de acuerdo con su 
	acostumbrado hábito de no se conscientes de sus causas patológicas. La 
	necesidad para cubrir este estado en heroico garbo después de la guerra, 
	para evitar una amarga desintegración se volvió muy común.
   
		Se levantó un 
	misterioso anhelo, como si el organismo social se … volvió adicto a alguna 
	droga. Esta era el hambre de material psicológico patológicamente modificado 
	un fenómeno conocido a la experiencia psicoterapéutica. Esta hambre solo 
	podía ser satisfecha por otra personalidad y sistema de gobierno, ambos 
	similarmente patológicos.
 Una personalidad caracteopática abrió la puerta al liderazgo por un 
	individuo psicopático.
 
 
	Lo que es interesante a este punto en el discurso de 
	Lobaczewski es su 
	indicación que este patrón se repite a sí mismo una y otra vez en la 
	historia: un individuo con el cerebro patológicamente dañado crea 
	circunstancias que condicionan al público de cierta manera, y esto, 
	entonces, abre la puerta para que el psicópata venga a accionar.
 Mientras leo esto, pensé en los últimos 45 o 50 años de la historia en los 
	Estados Unidos, y realicé que la “Guerra fría”, la amenaza nuclear, el 
	asesinato de JFK, las bufonadas de Nixon, Johnson, Reagan, Clinton, la 
	manipulación de los estadounidenses por medio de los medios de comunicación 
	fueron tales acondicionamientos caracteopáticos que abrieron la puerta para 
	los Neocons y su marioneta nominal, George W. Bush, quien puede ser 
	ciertamente descrito como,
 
		
		“un psicópata payaso quien no esconde su visión patológica del 
	super-gobierno estadounidense.” 
	Incluso podemos ver en el grupo que está reunido alrededor de 
	George W. 
	Bush, la misma “selección negativa” de consejeros y funcionarios de gabinete 
	como los describe Lobaczewski que estaban reunidos alrededor del Emperador 
	Wilhelm.
 Así, pues, comenzamos a comprender cuan importante esta “ciencia del mal 
	adaptada para propósitos políticos” puede ser y de cuánto entendimiento 
	carecemos nosotros, como sociedad.
 
 Para entender exactamente cómo una sociedad entera, aun una nación entera 
	puede convertirse en Patocracia, necesitamos entender un poco acerca de los 
	tipos de individuos que componen la base de tal “conspiración.”
 
 Lobaczewski discute las más frecuentes 
	caracteopatías y su relación a 
	lesiones cerebrales, dando algunos ejemplos.
 
 
		
		Desórdenes Paranoicos de Carácter
 Es característico de una conducta paranoica que la gente sea capaz de un 
	razonamiento y discusión relativamente correcto, mientras la conversación 
	involucre diferencias menores de opiniones. Esto para abruptamente cuando 
	los argumentos del otro comienzan a minar sus ideas sobrevaloradas, machacan 
	sus estereotipos de razonamiento largamente sostenidos, o los fuerzan a 
	aceptar una conclusión que subconscientemente han rechazado antes. Tal 
	estímulo libera sobre el otro un torrente de elocuciones insultantes 
	pseudo-lógicas, muy para-moralísticas, las cuales siempre contienen algún 
	grado de sugerencia.
 
		Elocuciones como éstas inspiran aversión entre las personas lógicas y 
	cultivadas, pero esclavizan a mentes menos críticas, es decir a personas con 
	otras clases de deficiencias psicológicas, quienes fueron anteriormente 
	objetos de influencias egotistas por individuos con desórdenes de carácter, 
	y en particular una gran parte de los jóvenes. […]
 
 Sabemos hoy que el mecanismo psicológico del fenómeno paranoide es doble: 
	uno es causado por daño en el tejido cerebral, el otro es funcional o 
	conductual. […]
 
 En personas libres de daños en el tejido cerebral, tal fenómeno ocurre más 
	frecuentemente como resultado de ser criados por personas con caracteopatía 
	paranoides, junto con el terror psicológico de su niñez. Tal material 
	psicológico es, entonces, asimilado, creando rígidos estereotipos de 
	sufrimiento anormal. Esto hace difícil que el pensamiento y la visión del 
	mundo se desarrollen normalmente, y el contenido, bloqueado por el terror, 
	se transforma en centros congestivos funcionales permanentes. […]
 
 
 Caracteopatía Frontal
 
 Las áreas frontales de la corteza cerebral (10ª y B, según la 
		división Brodmann -
		
		Brodmann division) no están virtualmente presentes en ninguna otra 
	criatura excepto el hombre; están compuestas del tejido nervioso 
	filogenético más joven. Su cito-arquitectura es similar a las áreas de 
	proyección visual más antiguas en el polo opuesto del cerebro. Esto sugiere 
	alguna similitud funcional. […] Como descrito por investigadores (Luria y 
	otros), las funciones de estas áreas – la aceleración y la coordinación del 
	proceso de pensamiento parecen ser el resultado de esta función básica.
 
 El daño en ésta área … ha sido significativamente reducido, debido a la 
	mejorada asistencia médica en mujeres embarazadas y recién nacidos. El 
	espectacular papel ponerogénico, que resulta de los desórdenes de carácter 
	causados por esto, pueden ser considerados algo característico de 
	generaciones pasadas y de culturas primitivas.
 
 El daño a la corteza cerebral en éstas áreas selectivamente deteriora la 
	función arriba mencionada, sin deteriorar la memoria, la capacidad 
	asociativa, o, en particular tales sensaciones basadas en el instinto y 
	funciones, como por ejemplo la habilidad de intuir una situación 
	psicológica. No obstante, la inteligencia general de un individuo no es 
	grandemente reducida. […]
 
 El carácter patológico de tales personas, generalmente conteniendo un 
	componente de histeria, se desarrolla a través de años. Las funciones 
	psicológicas no-dañadas se vuelven sobre desarrolladas para compensar, lo 
	cual significa que predominan las reacciones instintivas y afectivas. Las 
	personas relativamente vitales se vuelven beligerantes, brutales, y les 
	gusta tomar riesgos, tanto en palabras como en hechos.
 
 Las personas con talento innato para intuir situaciones psicológicas tienden 
	a tomar ventaja de este don de manera egotista y despiadada. En el proceso 
	de pensamiento de tales personas, se desarrolla un camino de atajo, el cual 
	puentea la función de discapacidad, conduciendo así, de asociaciones 
	directamente a palabras, hechos y decisiones las cuales no están sujetas a 
	ninguna disuasión.
 
 Tales individuos interpretan su talento para intuir situaciones y tomar 
	decisiones sobre-simplificadas en fracciones de segundo, como signo de su 
	superioridad comparados a las personas normales, quienes necesitan pensar 
	durante mucho tiempo, experimentando auto-duda y motivaciones que están en 
	conflicto. El destino de tales criaturas no merece ser largamente ponderado.
 
 Tales “caracteres Stalinísticos” traumatizan y activamente hechizan a otros, 
	y su influencia encuentra excepcionalmente fácil puentear los controles del 
	sentido común. Una gran proporción de gente tiende a acreditar a tales 
	individuos con poderes especiales, sucumbiendo así a sus creencias 
	egotistas. Si un padre manifiesta tal defecto, sin importar cuan mínimo, 
	todos los hijos de la familia evidencian anomalías en el desarrollo de la 
	personalidad.
 
 El autor estudió una generación entera de gente mayor y educada, donde la 
	fuente de tal influencia era la hermana mayor, quien sufría de daño 
	perinatal en los centros frontales. Desde la temprana niñez, sus cuatro 
	hermanos menores asimilaron material patológicamente alterado 
	psicológicamente, incluyendo el componente cada vez mayor de la histeria de 
	la hermana.
 
 Ellos retuvieron bien hasta bien entrados los sesenta años las deformidades 
	de personalidad y visión del mundo, así como rasgos histéricos, causados 
	así, cuya intensidad disminuyó en proporción a la mayor diferencia en edad. 
	La selección subconsciente de información hizo imposible para ellos percibir 
	algún comentario crítico relacionado con el carácter de su hermana, también 
	éstos eran capaces de ofender el honor familiar. Los hermanos aceptaron como 
	reales las alucinaciones y quejas acerca de su “mal” esposo (quien era 
	realmente una persona decente) y su hijo, en quien ella encontró un chivo 
	expiatorio para vengarse de sus faltas.
 
 De tal modo participaron en un mundo de emociones vengativas, considerando a 
	su hermana una persona completamente normal, a quien estaban preparados a 
	defender – por métodos infames, si fuese necesario – en contra de cualquier 
	sugerencia a su anormalidad. Ellos pensaban que las mujeres normales eran 
	insípidas e ingenuas, buenas para nada, siendo solamente una conquiste 
	sexual. Ni uno entre los hermanos creó jamás una familia saludable, o 
	desarrolló siquiera una sabiduría promedio de vida.
 
 El desarrollo del carácter de éstas personas también incluía muchos otros 
	factores dependientes del tiempo y lugar en el cuales fueron criados: el 
	cambio de siglo, con un padre patriótico polonés y una madre alemana que 
	obedecía a la costumbre contemporánea, formalmente aceptando la nacionalidad 
	de su esposo, pero quien permaneció siendo defensora del militarismo y 
	aceptando la histeria intensificada que cubría a Europa en ese entonces.
 
 Esa era la Europa de los tres Emperadores: El concepto del triunfo 
	santificado por el “honor”. El mirar a alguien fijamente durante mucho rato 
	era suficiente pretexto para un duelo. Estos hermanos fueron, pues criados 
	para ser valientes duelistas llenos de cicatrices de sablazos; sin embargo, 
	las rayas verticales que ellos inflingían a sus oponentes eran más 
	frecuentes y mucho peores. […]
 
 [Dejando de lado las consideraciones del tiempo y lugar], si la hermana no 
	hubiera sufrido daño cerebral y en los factores patológicos no hubieran 
	existido, el mal [de estos hombres] sembrado demasiado liberalmente durante 
	sus vidas, no hubiera existido para nada, o bien hubiera sido reducido a un 
	alcance acondicionado por factores patológicos más remotos. […]
 
 Las consideraciones comparativas también guiaron al autor a concluir que 
		Iosif Vissarionovich Dzhugashvili también conocido como Stalin, debería ser 
	incluido en la lista de esta caracteopatía ponerogénica, la cual se 
	desarrolló contra el contexto del daño perinatal a sus campos cerebrales 
	pre-frontales de su cerebro.
 
 La literatura y las noticias acerca de el abundan en indicadores: brutal, 
	con encanto de encantador de serpientes; emisor de decisiones irrevocables; 
	crueldad inhumana, venganza patológica dirigida hacia cualquiera que se 
	interpusiera en su camino; la creencia egotista de su propio genio en la 
	parte de una persona cuya menta era, de hecho, promedio. Este estado explica 
	también su dependencia psicológica de un psicópata como Beria. Algunos 
	fotógrafos revelan la típica deformación de su frente, la cual aparece en 
	personas que sufren un daño muy temprano de las áreas mencionadas arriba. 
	[…]
 
 
 Caracteopatías inducidas por Drogas
 
 Durante las últimas pocas décadas, la medicina ha comenzado a usar una serie 
	de drogas con serios efectos secundarios: éstas atacan el sistema nervioso, 
	dejando daño permanente detrás. Estas desventajas, generalmente discretas, a 
	veces dan cabida a cambios de personalidad, los cuales son a menudo 
	socialmente dañinos. La estreptomicina ha probado ser una droga muy 
	peligrosa; como resultado, algunos países han limitado su uso, mientras que 
	otros la han quitado de la lista de drogas permitidas.
 
 Las drogas citostáticas [tratamientos del cáncer], usadas para tratar 
	enfermedades neoplásticas a menudo atacan el tejido filogenético cerebral 
	más viejo, el principal portador de nuestro substrato instintivo y 
	sensaciones básicas. Las personas tratados con tales drogas tienen 
	progresivamente a perder su color emocional y su habilidad para intuir una 
	situación sicológica. Ellos retienen sus funciones intelectuales, pero se 
	vuelven unos egocéntricos anhelando constante alabanzas, fácilmente 
	dominados por personas que saben cómo tomar ventaja de esto.
 
 Se vuelven indiferentes a los sentimientos de otras personas, y el daño que 
	están inflingiendo sobre ellas, cualquier crítica de su propia persona o 
	comportamiento es pagado con una venganza. Tal cambio de carácter en una 
	persona que recientemente gozaba de respeto por parte de su ambiente o 
	comunidad, que persevera en las mentes humanas, se vuelve un fenómeno 
	patológico, causando, a menudo, resultados trágicos.[…]
 
 Similar al cuadro descrito anteriormente, tales resultados pueden ser 
	causados por toxinas endógenas o virus. Cuando a veces las paperas operan 
	con una reacción cerebral, deja en su estela una pálida sensación o carencia 
	de sensaciones y una leve disminución en eficiencia mental. Un fenómeno 
	similar es visto después de un combate difícil con la difteria. Finalmente, 
	la poliomelitis también ataca el cerebro. [..]
 
 La gente con parálisis de piernas raramente manifiesta estos efectos, pero 
	aquellos con parálisis de la nuca y/u hombros debe considerarse con suerte 
	si no lo hacen. Además, de carencia afectiva, las personas manifestando esos 
	efectos usualmente evidencian una discapacidad para comprender la raíz de 
	una cuestión o bien ingenuidad. […]
 
 Las anomalías de carácter que se desarrollan como resultado de daño en el 
	tejido cerebral se comportan como factores insidiosos ponerogénicos. Como 
	resultado de los rasgos arriba descritos, [influencias ponerogénicas] 
	fácilmente se anclan en las mentes humanas, traumatizando nuestras psiquis, 
	empobreciendo y deformando nuestros pensamientos y sentimientos, y limitando 
	la capacidad de los individuos y sociedades de usar el sentido común y 
	reconocer una situación psicológica o moral.
 
 Esto abre la puerta para otros caracteres patológicos que más frecuentemente 
	acarrean algunas desviaciones psicológicas hereditarias. Ellos, entonces, 
	empujan a los individuos caracteopáticos hacia las sombras y proceden con su 
	trabajo ponerogénico. Esto es porqué varios tipos de caraceopatías 
	participan en los períodos iniciales del génesis del mal, tanto a escala 
	macro-social como a escala individual de familias humanas.
 
 Un sistema social mejorado del futuro debe, pues proteger a individuos y 
	sociedades previniendo de personas con las desviaciones antedichas, o con 
	las características a ser discutidas más abajo, de cualquier función social 
	en donde el destino de otra gente dependería de su comportamiento. Esto, por 
	supuesto, aplica principalmente a las posiciones gubernamentales superiores.
 
 Tales preguntas deberán ser decididas por una institución apropiada, 
	compuesta de personas con una reputación de sabiduría y con entrenamiento 
	médico y psicológico. Los rasgos de las lesiones de tejido cerebral y sus 
	resultados de desórdenes de carácter son mucho más fácilmente detectadas que 
	cualquier otra anomalía hereditaria.
 
 Así, el sofocante proceso ponerogénico, quitando estos factores del proceso 
	de la síntesis del mal es efectivo durante las fases tempranas de tal 
	génesis, y mucho más fácil en la práctica.
 
 
 Desviaciones Heredadas
 
 La ciencia ya protege a las sociedades de los resultados de algunas 
	anomalías psicológicas, las cuales son acompañadas por ciertas debilidades 
	psicológicas. El trágico papel jugado por la hemofilia hereditaria entre la 
	realeza europea es bien conocido. Las personas responsables hoy en día están 
	ansiosas de no permitir que un portador de tal gen se vuelva rey o reina. 
	Cualquier sociedad que prodiga tanto cuidado entre individuos con 
	insuficiencia de coagulación sanguínea protestaría si un hombre con esta 
	anomalía estuviese designado a este alto cargo.
 
 Este modelo conductual debería extenderse a muchas otras anomalías 
	hereditarias.
 
 Las personas daltónicas con una capacidad deteriorada de distinguir los 
	colores rojo y verde del color gris tienen ahora una barrera de profesiones 
	en las cuales este impedimento podría causar alguna catástrofe. También 
	sabemos que esta anomalía está acompañada por una disminución de la 
	experiencia estética, emociones y la sensación de estar vinculado a una 
	sociedad de personas que pueden ver normalmente los colores. Los psicólogos 
	industriales son cautelosos si debería confiarse en tales personas para un 
	trabajo que implica dependencia de un sentido autónoma de responsabilidad, 
	ya que la seguridad de los trabajadores es un contingente sobre este 
	sentido.
 
 Hace mucho tiempo fue descubierto que esta anomalía es heredada por medio de 
	un gen ubicado en el cromosoma X, y rastreando la transmisión a través de 
	muchas generaciones, no se encuentra con dificultad. Los genetistas también 
	han estudiado la herencia de otras características de los organismos 
	humanos, pero ponen escasa atención a las anomalías que nos interesan. 
	Muchos rasgos de carácter humano tienen base hereditaria en genes ubicados 
	en el mismo cromosoma X; aunque no es una regla. Algo similar podría aplicar 
	a la mayoría de las anomalías discutidas abajo. […]
 
 Los problemas severos son causados por el kariotipo XYY (XYY karyotype), el 
	cual produce hombres que son altos, Fuertes y emocionalmente violentos…pero 
	su número y papel en el proceso ponerogénico es muy pequeño.
 
 Mucho más numerosos son aquellas desviaciones que juegan un papel 
	correspondientemente mayor que los factores patológicos involucrando 
	procesos ponerológicos; son muy probablemente transmitidos a través de 
	maneras hereditarias normales.
 
 Sin embargo, este reino de la genética se enfrenta con múltiples 
	dificultades biológicas y psicológicas.
 
 
	Lobaczewski después describe un número de 
	patologías heredadas, tales como la 
	psicopatía esquizoide – ahora designada “desorden de personalidad de tipo 
	esquizoide” – sobre lo cual dice: 
		
		Los portadores de esta anomalía son hipersensitivos y desconfiados, pero le 
	ponen poca atención a los sentimientos de otros, tienden a asumir posiciones 
	extremas y son impacientes para tomar represalias para ofensas de menor 
	importancia. Son, a veces, excéntricos y raros. Su pobre apreciación de una 
	situación psicológica y la realidad los conduce a sobre-imponer 
	interpretaciones erróneas y peyorativas en cuanto a las intenciones de otras 
	personas. Ellos fácilmente se involucran en actividades que son 
	ostensiblemente morales, pero que realmente inflingen daño sobre sí mismos y 
	otros. Su visión psicológica del mundo los hace típicamente pesimistas.[…]
		
 Cuando se encuentran envueltos en situaciones de extrema tensión, sus fallas 
	causan que colapsen fácilmente. … Los esquizoides frecuentemente caen en 
	estados psicóticos reactivos, tan similares en apariencia, a la 
	esquizofrenia, que conducen a diagnósticos erróneos.
 
 Si la presión emocional en ellos es minimizada, son capaces de desarrollar 
	razonamiento especulativo apropiado, pero tienden a considerarse a sí mismos 
	intelectualmente superiores a la gente “ordinaria”.
 
 La frecuencia cuantitativa de esta anomalía varía entre las razas. Es baja 
	entre los negros, y más alta entre judíos. La observación sugiere que es 
	automáticamente heredada.
 
 Una actividad ponerológica esquizoide debería ser evaluada en dos aspectos. 
	A pequeña escala, tales personas le causan problemas a sus familias, 
	fácilmente se convierten en herramientas para intrigas en las manos de 
	individuos astutos, y generalmente hacen mal trabajo criando a la generación 
	más joven. […]
 
 Sin embargo, su papel ponerogénico puede tomar proporciones macro-sociales 
	si su actitud hacia la realidad humana, y su tendencia para inventar grandes 
	doctrinas son puestas en papel y duplicadas en grandes ediciones.
 
 A pesar de su típico déficit, o incluso una declaración abiertamente 
	esquizoide, sus lectores no se dan cuenta cómo es el carácter de sus 
	autores, y tienden a interpretar tales trabajos de una manera que 
	corresponda a su propia naturaleza. Las mentes de personas normales tienen 
	hacia una interpretación correctiva, gracias a la participación de su propia 
	visión psicológica del mundo más rica. No obstante, muchos lectores rechazan 
	tales trabajos con disgusto moral, pero sin estar conscientes de la causa 
	específica.
 
 Un análisis del papel jugado por los trabajos de Karl Marx fácilmente revela 
	todos los tipos de percepciones arriba mencionados y las reacciones sociales 
	que engendraron separaciones entre las personas.
 
   
	Psicopatía Esencial
 Ahora llegamos a la patología más importante: la psicopatología o
	psicopatía.
 
 La Psicopatía no es, como mucha gente piensa, tan fácil de reconocer. El 
	problema es que el término “psicópata” ha llegado a ser usualmente aplicado 
	al público (debido a la influencia de los medios de comunicación) a obvios 
	asesinos locos. Hay tambi8én alguna a confusión respecto a la psicopatía 
	frente al “desorden de personalidad antisocial”.
 
 Bonitas palabras, ¿no es así? Suenan tan limpias y cínicas; solamente una 
	persona que es “anti-social”. Casi sugiere un ermitaño que jamás molesta a 
	nadie. Pero nada podría estar más lejos de la verdad.
 
 Robert Hare, el actual gurú estadounidense sobre la psicopatía escribe 
	acerca de este problema de terminología de la siguiente manera:
   
		
		Tradicionalmente, los tratos afectivos e interpersonales, tales como la egocentricidad, engaño, poco afecto, manipulación, egoísmo y carencia de 
	empatía, culpa o remordimiento, han jugado un papel central en la 
	conceptualización y diagnóstico de la psicopatía (Cleckey; Hare 1993; en 
	prensa; Widiger y Corbitt).
 En 1980, esta tradición fue rota con la publicación del DSM-III. Psicopatía 
	– renombrada como desorden de personalidad antisocial – ha sido ahora 
	definida por persistentes violaciones de normas sociales, incluyendo mentir, 
	robar, falta de clase, conducta laboral inconsistente y detenciones de 
	tráfico.
 
 Entre las razones dadas para este dramático cambio fuera del uso de 
	inferencias clínicas estaba que los rasgos de personalidad son difíciles de 
	medir confiablemente, y que es más fácil convenir en los comportamientos que 
	caracterizan un desorden, que una de las razones del porqué ocurren. El 
	resultado fue una categoría de diagnóstico con buena confiabilidad pero con 
	dudosa validez, una categoría que ha carecido de congruencia con los otros 
	bien establecidos conceptos de la psicopatía. […]
 
 Los problemas con el  
		
		DSM-III y su revisión de 1987 (DSM-III-R) fueron 
	ampliamente discutidos en la literatura e investigación clínica (Widger y 
	Corbitt). Mucho de la discusión se refirió a la ausencia de los rasgos de 
	personalidad en el diagnóstico del 
		ASPD (desorden de personalidad 
	antisocial), una omisión que permite que individuos antisociales con 
	personalidades completamente diferentes, actitudes y motivaciones compartan 
	el mismo diagnóstico. Al mismo tiempo, hay creciente evidencia que el 
	criterio del ASPD, defina un desorden que era más artifactual que 
	“verdadero” (Livesley y Schroeder). […]
 
 La mayoría de psicópatas (con la excepción de aquellos que de alguna manera 
	pueden hacerse su camino a través de la vida sin llegar a un contacto formal 
	o prolongado con el sistema de justicia criminal satisfacen los criterios de 
	ASPD, pero la mayoría de individuos con ASPD no son psicópatas. […]
 
 Las diferencias entre la psicopatía y el ASPD son destacadas más a fondo por 
	recientes investigaciones de laboratorio, implicando el proceso y uso de 
	información lingüística y emocional. Los Psicópatas difieren dramáticamente 
	de los no-psicópatas en su ejecución de una variedad de tareas cognitivas y 
	afectivas. Comparado con individuos normales, por ejemplo, los psicópatas 
	son menos capaces de procesar o usar los significados semánticos profundos 
	de la lengua y de apreciar la significancia emocional de eventos o 
	experiencias (Larbing y otros; Patrick; Williamson y otros). […]
 
 Las cosas se vuelven aún más problemáticas si consideramos que la 
	descripción en el texto de DMS-IV del ASPD (que dice que es también conocido 
	como psicopatía) contiene muchas referencias a los rasgos tradicionales de 
	psicopatía. […]
 
 La falla para diferenciar entre psicopatía y ASPD puede tener serias 
	consecuencias para los clínicos y la sociedad. Por ejemplo, la mayoría de 
	jurisdicciones consideras que la psicopatía es un factor agravante en vez de 
	ser un factor mitigante en determinar responsabilidad criminal. En algunos 
	estados, un ofensor convicto de asesinato en primer grado, y diagnosticado 
	como psicópata es probable que reciba la pena de muerte, considerando que 
	los psicópatas son de sangre fría, sin remordimientos, intratables y casi 
	seguro que vuelven a cometer los hechos.
 
 Pero muchos de los asesinos que están ahora en fila de muerte, continúan 
	siendo erróneamente designados como psicópatas en base al criterio DSM-III, 
	DSM-III-R o DSM-IV para el ASPD (Meloy). No sabemos cuántos de estos 
	habitantes de las filas de muerte realmente exhiben la estructura de 
	personalidad del psicópata, o cuántos tienen simplemente los criterios para 
	ASPD, un desorden que aplica a la mayoría de criminales y que tiene 
	solamente una tenue implicación para tratamiento, y la probabilidad de 
	volver a cometer hechos violentos.
 
 Si un diagnóstico de psicopatía tiene consecuencias de pena de muerte, u 
	otra disposición severa, como una sentencia indeterminada o un compromiso 
	civil – los clínicos que hacen los diagnósticos deberían estar seguros que 
	no confunden el ASPD con la psicopatía. […]
 
 La confusión de diagnóstico sobre ambos desórdenes tiene el potencial de 
	dañar a los pacientes psiquiátricos y también a la sociedad.
 
 En mi libro,  
		
		Without Conscience
		(Sin Conciencia), yo argumento que vivimos 
	en una “sociedad camuflada”, una sociedad en la cual algunos rasgos 
	psicopáticos – egocentrismo, carencia de preocupación por otros, 
	superficialidad, estilo sobre sustancia, ser “cool”, la manipulación, etc. 
	son cada vez más tolerados e incluso valorados.
 
 Con respecto al tópico de este artículo, es fácil ver cómo tanto los 
	psicópatas y aquellos con ASPD podrían mezclarse fácilmente dentro de grupos 
	que sostienen valores antisociales o valores criminales. Es más difícil 
	considerar cómo aquellos con ASPD pueden esconderse entre más segmentos pro-sociales de la sociedad. No obstante, los psicópatas tienen poca dificultad 
	infiltrándose en los dominios de los negocios, la política, aplicación de 
	leyes, gobierno, academia y otras estructuras sociales (Babiak).
 
 Son los psicópatas egocéntricos, de sangre fría y sin remordimientos los que 
	se mezclan en todos los aspectos de la sociedad, y tienen un impacto tan 
	devastador sobre las personas alrededor de ellos que les da escalofríos a 
	los oficiales de aplicación de leyes.
 Hare, Robert D.
 Psicopatía y Desorden de Personalidad Antisocial: un Caso de Confusión de 
	Diagnóstico.
 Psychiatric Times, Febrero 1996: Vol. XIII Issue 2
 
 
	Con respecto a la psicopatía esencial, Lobaczewski nos dice: 
		
		Permitámonos caracterizar otra anomalía transmitida por herencia, cuyo papel 
	en los procesos ponerogénicos a cualquier escala social parece ser 
	excepcionalmente grande. Debemos subrayar que la necesidad de aislar este 
	fenómeno y examinarlo en detalle se volvió más evidente para aquellos 
	investigadores que estaban interesados en la escala macro social del génesis 
	del mal, porque lo han visto por sí mismos. Reconozco estar en deuda con 
	Kasimir Dabrowski, quien hizo esto y llamó a esta anomalía una “psicopatía 
	esencial”.
 Biológicamente hablando, el fenómeno es similar al daltonismo o ceguera de 
	colores, y ocurre con similar frecuencia, (levemente sobre el .5 por 
	ciento), salvo que, al contrario del daltonismo, afecta ambos sexos.
 
	Aquí, Lobaczewski sugiere una particular baja frecuencia de ocurrencia de 
	psicopatía esencial. No obstante, en su libro, el también menciona un 1.15 
	por ciento de su total población de 5,000 sujetos que no demostraron ninguna 
	patología abiertamente identificable, salvo que éstos realizaron acciones 
	que trajeron daños a otras personas sin ninguna razón explicable.
 Si tomamos en consideración lo que escribió arriba el Dr. Hare, que los 
	psicópatas tienen poca dificultad en infiltrarse en los dominios de los 
	negocios, la política, aplicación de la ley, el gobierno, la academia y 
	otras estructuras sociales, y pueden mezclarse dentro de todos los aspectos 
	de la sociedad, debemos preguntar lo siguiente: ¿Será posible que el 1.15% 
	de “hacedores del mal” no identificados de Lobaczewski fuesen este tipo de 
	psicópatas?
 
 Como él señala, habrían podido muy bien ser los criterios de diagnóstico los 
	que hacían falta, y si se hubiese utilizado la lista de comprobación de Hare 
	sobre la psicopatía, este grupo podría muy bien haber sido identificado como 
	psicópatas.
 
 El punto que deseo hacer es que el número de individuos psicópatas que muy 
	probablemente se encontrarán en cualquier muestreo seccionado de la sociedad 
	podría ser mucho más alto de lo que sospechamos. Lobaczewski sugiere que la 
	ocurrencia de la psicopatía es casi la misma que la del daltonismo: un .5%. 
	Pero si a esta figura le agregamos ese 1.15% que él no pudo identificar, el 
	número real de su población podría estar más cerca del 1.65%.
 
 Recordemos que la psicóloga de Harvard, 
	Martha Stout afirma que el 4% de la 
	“gente ordinaria” (es decir uno en 25) a menudo tienen,
 
		
		“un desorden mental 
	no detectado, cuyo principal síntoma es que la persona no posee conciencia. 
	El o ella no tienen la habilidad, en absoluto, de sentir vergüenza, culpa o 
	remordimiento… Ellos literalmente pueden hacer cualquier cosa, y no sentir 
	culpa alguna.”  
	Sucede que esto encaja totalmente con la descripción de Hare 
	de la psicopatía, aunque nosotros aquí estamos obviamente tratando con un 
	espectro entero de manifestación, como lo enfatiza la Dra. Stout, sin 
	mencionar la diferencia entre patologías que son mecánicas, es decir, daño 
	cerebral, y patologías que son hereditarias.
 Si a la figura de Lobaczewski del .5% le agregamos la figura de Stout del 4% 
	de la gente “ordinaria”, e incluimos el 1.5% de gente que han hecho daño a 
	otros sin patología evidente, entonces tendremos una figura de un 5.65 % - 
	casi el 6% de la población.
 
 Mis matemáticas pueden estar oxidadas, pero yo recuerdo lo que 
	Lobaczewski 
	escribió acerca de la influencia de la “adoctrinación” en sus vistas.
 
		
		Era 
	relativamente fácil determinar el ambiente y origen de la gente que sucumbía 
	a este proceso, que yo, en ese entonces llamaba “transpersonificación”. 
	Estos venían de todos los grupos sociales, incluyendo las familias 
	aristócratas y fervientemente religiosas, y causaban un quiebre en nuestra 
	solidaridad estudiantil, en el orden de algún 6%. […]
 Incluso entonces, no teníamos dudas de la naturaleza patológica de este 
	proceso de “transpersonificación”, el cual corría similar pero no idéntico 
	en todos los casos. La duración de los resultados de este fenómeno también 
	varía. Algunas de estas gentes más tarde se volvieron defensores. Otros más 
	tarde tomaron ventaja de varias circunstancias para retirar y reestablecer 
	sus vínculos perdidos a la sociedad de gente normal. Éstos fueron 
	sustituidos. El único valor constante del nuevo sistema social era el número 
	mágico del 6%.
 
	Esto es algo interesante, este número. No tengo explicación 
	para ello, porque ciertamente estamos hablando de muchos factores, y no de 
	una sola patología. Talvez talvez haya algo mas en este problema de lo que 
	nadie, todavía, haya descubierto.   
	Continuando con la visión ponerológica de Lobaczewski de la psicopatía: 
		
		Su intensidad también varía en el alcance, desde un nivel apenas perceptible 
	para un observador con experiencia, hasta una deficiencia patológica obvia. 
	Así como el daltonismo, esta anomalía también parece representar un déficit 
	en estímulo de transformación, ocurriendo, no obstante, no a nivel 
	sensorial, sino que instintivo.
 Los psiquiatras de la vieja escuela solían llamar a tales individuos 
	“daltónicos de sentimientos humanos y valores socio-morales”.
 El cuadro psicológico muestra claros déficits entre hombres solamente; entre 
	mujeres es generalmente atenuado, como por el efecto del segundo allele 
	normal. Esto sugiere que la anomalía es también heredada por medio del 
	cromosoma X, pero a través de un gene semi-dominante. Sin embargo, el autor 
	fue incapaz de confirmar esto excluyendo la herencia de padre a hijo.
 
 
	Aquí, es interesante especular que 
	George Bush
	
	heredó su psicopatía de su madre, Bárbara. 
		
		El análisis de la diversa manera experimental demostrada por esos individuos 
	nos hizo concluir que su sustrato instintivo es también defectuoso, 
	conteniendo ciertas brechas y careciendo de las respuestas sintónicas 
	naturales comúnmente demostradas por miembros de la especie del Homo 
	Sapiens. […]
 Nuestro mundo natural de conceptos, entonces, golpea a tales personas como 
	una casi incomprensible convención sin justificación alguna, en su propia 
	experiencia psicológica. Ellos piensan que las costumbres y principios 
	humanos normales de decencia son una convención extraña inventada e impuesta 
	por alguien más (“probablemente por sacerdotes”), risible. Onerosa, a veces 
	hasta ridícula. Al mismo tiempo, no obstante, ellos, entonces, fácilmente 
	perciben las deficiencias y debilidades de nuestro lenguaje natural de 
	conceptos psicológicos y morales, de una manera más bien reminiscentes de la 
	actitud de un psicólogo contemporáneo – excepto en caricatura.
 
 El promedio de inteligencia de los individuos con las desviaciones arriba 
	mencionadas, especialmente si son medidas por medio de pruebas comúnmente 
	usadas, es algo más baja que aquella de la gente normal, no obstante 
	similarmente variada. Sin embargo, este grupo no contiene casos de la más 
	alta inteligencia, ni encontramos talentos técnicos o artesanales entre 
	ellos.
 
 Los miembros más dotados entre ellos podrían alcanzar logros en las ciencias 
	que no requieren una visión humanística del mundo o de habilidades 
	prácticas. Siempre que procuremos construir pruebas especiales para medir 
	“sabiduría de vida” o “imaginación socio-moral”, incluso si se toman en 
	cuenta las dificultades de evaluación psicométrica, los individuos de este 
	tipo indican un déficit desproporcionado de su cociente intelectual 
	personal.
 
 A pesar de sus deficiencias en lo que concierne al conocimiento psicológico 
	normal y moral, ellos desarrollan y luego tienen a su disposición un 
	conocimiento propio, algo de lo cual carecen las personas con una visión 
	natural del mundo.
 
 Ellos aprenden a reconocerse en una multitud, desde la niñez, y desarrollan 
	un conocimiento de la existencia de otros individuos similares a ellos.
 
		También llegan a estar conscientes de ser diferentes del mundo de aquellas 
	otras personas que los rodean. Ellos nos ven desde una cierta distancia, 
	tomando una variedad para-específica.
 
 Las reacciones humanas naturales – las cuales a menudo fallan en despertar 
	interés por ser consideradas auto-evidentes – golpean a los psicópatas como 
	extrañas, y por ello interesantes, aun cómicas. Ellos, entonces, nos 
	observan, sacando conclusiones, formando su diferente mundo de conceptos.
 
 Ellos se vuelven expertos en nuestras debilidades, y a veces efectúan 
	experimentos despiadados sobre nosotros. …Ni una persona normal ni nuestra 
	visión natural del mundo pueden percibir o evaluar apropiadamente la 
	existencia de este mundo de conceptos diferentes.
 
 Un investigador de tal fenómeno puede recoger un conocimiento irregular 
	similar a través de estudios a largo plazo de las personalidades de tales 
	personas, usándolas con alguna dificultad, como un idioma extranjero. … [El 
	psicópata] jamás será capaz de incorporar la visión del mundo de una persona 
	normal, aunque ellos a menudo tratan de hacerlo todas sus vidas. El producto 
	de sus esfuerzos es solo un papel y una máscara detrás de la cual ellos 
	esconden su realidad desviada.
 
 Otro
	mito y papel – aunque contiene un grano de verdad – sería la mente brillante 
	del psicópata o genio psicológico; algunos de ellos realmente creen en esto 
	y tratan de insinuar esta creencia a otros.
 
 Hablando de la mascara de la normalidad psicológica que llevan tales 
	individuos (y desviados similares e un menor grado), debemos mencionar el 
	libro  
		
		The Mask of 
	Sanity (La Máscara de Cordura); el autor, 
		Hervey Cleckley, 
	hizo de este mismo fenómeno el punto crucial de sus reflexiones:
 
			
			Déjenos recordar que esta típica conducta derrota lo que parecen ser sus 
	propias metas. No es él mismo quien está más profundamente engañado en esta 
	aparente normalidad? Aunque el deliberadamente le mienta a otros, y esté muy 
	consciente de sus mentiras, parece incapaz de distinguir adecuadamente entre 
	sus propias pseudo-intenciones, pseudo-remordimiento, pseudo-amor, y las 
	respuestas genuinas de una persona normal.
 Su monumental carencia de perspicacia indica cuan poco es capaz de apreciar 
	la naturaleza de su desorden. Cuando otros fallan en aceptar inmediatamente 
	su “palabra de honor como caballero”, su asombro, creo, es, a menudo, 
	genuino. El término genuino es usado aquí, no para calificar las intenciones 
	del psicópata, sino para calificar su asombro. Su experiencia subjetiva está 
	tan blanqueada
	de profunda emoción, que es invenciblemente ignorante de lo que significa la 
	vida para otros.
 
 Su conocimiento de la hipocresía opuesta es tan insustancialmente teorética 
	que se vuelve cuestionable si lo que queremos decir por hipocresía debería 
	ser atribuido a el. No teniendo mayores valores de él mismo, ¿podría decirse 
	que se da cuenta adecuadamente de la naturaleza y calidad de los ultrajes 
	que su conducta inflinge sobre otros?
 
 Un niño joven que no tiene ninguna memoria impresita de dolor severo pudo 
	haber sido dicho por su madre que es incorrecto cortar la cola del perro. 
	Sabiendo que es incorrecto, el pudiera proceder con la operación. No 
	necesitamos absolverlos totalmente de responsabilidad, si decimos que se da 
	menos cuenta de lo que hizo, que un adulto quien, en plena apreciación de la 
	agonía física, usa así un cuchillo. Puede una persona experimentar los 
	niveles más profundos del dolor sin un considerable conocimiento de la 
	felicidad? ¿Puede él alcanzar la intención malvada en el sentido completo 
	sin el conocimiento verdadero del opuesto del mal?
 
 No tengo respuesta final a estas interrogantes.
 
			[Cleckley] 
		Todos los investigadores de la psicopatía subrayan tres calidades primarias 
	con respecto a esta variedad más típica: La ausencia de un sentido de culpa 
	para acciones antisociales, la incapacidad de amar verdaderamente, y la 
	tendencia a ser locuaces de una manera que más fácilmente se desvía de la 
	realidad.
 Un paciente neurótico es generalmente taciturno, y tiene 
		problemas en explicar lo que más lo lastima. […] Estos pacientes son 
		capaces de un amor decente y duradero, aunque tengan dificultades en 
		expresarlo o alcanzando sus sueños. El comportamiento de un psicópata 
		constituye la antípoda de 
	tales fenómenos y dificultades.
 
 Nuestro primer contacto [con el psicópata] está caracterizado por una 
	corriente habladora, la cual fluye con facilidad y evita asuntos 
	verdaderamente importantes con igual facilidad si éstos ponen incómodo al 
	transmisor. Este tren de pensamiento también evita aquellos temas de 
	sentimientos y valores humanos, cuya representación está ausente en la 
	visión del mundo del psicópata. […] Desde el punto de vista lógico, el flujo 
	de pensamiento es ostensiblemente correcto…
 
 [Los psicópatas] son virtualmente desconocedores de las emociones duraderas 
	de amor por otra persona… esto constituye un cuento de hadas de ese “otro” 
	mundo humano. [Para el psicópata], el amor es un fenómeno efímero dirigido a 
	la aventura sexual. No obstante [el psicópata] es capaz de jugar el papel 
	del amante lo suficientemente bien para que sus parejas los acepten en buena 
	fe. [Las enseñanzas morales] también los tocan como otro cuento de hadas 
	similar, solo para niños, y para aquellos “otros” que son diferentes a 
	ellos.” […]
 
 El mundo de la gente normal a quien ellos hieren es incomprensible y hostil 
	a ellos. […]
 
 [La vida para el psicópata] es la búsqueda de sus atracciones inmediatas, 
	placer y poder. Ellos se encuentran con fallas a lo largo de este camino, 
	junto con fuerza y condena por la sociedad de aquellas otras gentes 
	incomprensibles.
 
 
 
	Deberá enfatizarse que los psicópatas son a menudo bastante interesantes – 
	aun excitantes!
 Ellos exudan una energía cautivadora que mantiene a sus oyentes al borde de 
	sus asientos. Aun si alguna parte de la persona normal es choqueada o 
	repelida por lo que dice el psicópata, ellos son como el ratón hipnotizado 
	por el gato torturador. Aunque tengan la ocasión de escapar, no lo hacen. 
	Muchos psicópatas “se ganan la vida” usando su encanto, engaño y 
	manipulación para ganar la confianza de sus víctimas.
 
 Muchos de ellos pueden ser encontrados en profesiones de cuellos blancos, 
	donde son ayudados en su maldad por el hecho que la mayoría de personas 
	esperan que ciertas clases de personas sean de confiar por sus credenciales 
	sociales o profesionales. Abogados, doctores, maestros, políticos, 
	psiquiatras y psicólogos, generalmente no tienen que ganarse nuestra 
	confianza, por tener la virtud de sus posiciones.
   
	Pero el hecho es que: ¡los 
	psicópatas se encuentran también en tales altas esferas!
 Al mismo tiempo, 
	los psicópatas son muy buenos impostores. Ellos no vacilan 
	absolutamente acerca de falsificar y usar impresionantes credenciales para 
	adoptar papeles profesionales y atraer prestigio y poder. Ellos escogen 
	profesiones en las cuales las capacidades requeridas son fáciles de 
	falsificar, le jerga es fácil de aprender y que los credenciales sean poco 
	probables de ser examinados a fondo. Los psicópatas encuentran 
	extremadamente fácil presentarse como consultores financieros, ministros, 
	consejeros psicológicos y psicólogos.
   
	¡Y este es un pensamiento que da 
	miedo! 
	
 
 
	  
	  
	(Actualización ) 
	Los Psicópatas se hacen su camino mandando a 
	que la gente haga cosas para ellos; que obtengan dinero para ellos, 
	prestigio, poder o incluso saltar por ellos cuando otros tratan de 
	exponerlos. Pero es su demanda a la fama. Eso es lo que ellos hacen. Y lo 
	hacen muy bien. Que más, el trabajo es fácil porque la mayoría de las 
	personas son crédulos con la firme creencia en la inherente bondad del 
	hombre quien, debo agregar, ha sido programado hacia la gente normal por 
	psicópatas.
 
 Regresando al trabajo de Lobaczewski, el nos da las pistas más importantes 
	de cómo y porqué una verdadera conspiración global puede y, de hecho existe 
	en nuestro planeta, aunque ciertamente no es una conspiración en el sentido 
	normalmente aceptado de la palabra.
 
 Incluso se podría decir que tales conspiraciones surgen simplemente como un 
	resultado natural de la división sin puentes entre la gente normal y 
	desviados. En cierto sentido, comprendiendo la visión que tiene el psicópata 
	de la “gente normal”, que son “los otros” e incluso “extraños”, nos ayuda a 
	realizar cómo tal conspiración puede ser tan “secreta” – aunque esta no 
	sería la palabra exacta que nos gustaría utilizar.
 
 Incluso si diferentes grupos ponerológicos son opuestos unos a otros, aún 
	así excluirían a la “gente normal” de sus confidencias. Es solamente la 
	gente “normal” los que han sido inducidos en sus redes las que proporcionan 
	las “filtraciones”.
 
 Lobaczewski lo describe de la siguiente forma:
 
		
		En cualquier sociedad en este mundo, los 
		individuos psicopáticos y algunos otros desviados crean una red active 
		ponerogénica de colusiones comunes, parcialmente alejados de la 
		comunidad de gente normal. Algún papel inspirador de la psicopatía 
		esencial en esta red también parece ser un fenómeno común.
 Están conscientes de ser diferentes, ya que no obtuvieron su experiencia 
		de la vida, y se familiarizaron con diferentes maneras de luchar por sus 
		metas. Su mundo está para siempre dividido en “nosotros y ellos” – su 
		mundo, con sus propias leyes y costumbres, y aquel mundo extraño, lleno 
		de ideas presuntuosas y costumbres a cuya luz ellos están moralmente 
		condenados.
 
 Su “sentido de honor” los hace engañar y proferir insultos a aquel otro 
		mundo humano y sus valores. En contradicción a las costumbres de la 
		gente normal, ellos sienten que el incumplimiento de sus promesas u 
		obligaciones es conducta acostumbrada.
 
 También aprenden cómo pueden sus personalidades tener efectos 
		traumatizantes en las personalidades de aquellas personas normales, y 
		cómo tomar ventaja de esta raíz de terror para propósitos de alcanzar 
		sus metas.
 
 Esta dicotomía de mundos es permanente, y no desaparece aun si tienen 
		éxito realizando sus sueños de ganar poder sobre la sociedad de gene 
		normal. Esto prueba que la separación está condicionada biológicamente.
 
 En tales personas, un sueño emerge como alguna Utopía de juventud de un 
		mundo “feliz” y un sistema social el cual no los rechazaría o los 
		forzaría a someterse a leyes y costumbres cuyos significados son 
		incomprensibles para ellos. Ellos sueñan con un mundo en el cual su 
		simple y radical manera de experimentar y percibir la realidad [es 
		decir, mentir, engañar, destruir, usar a otros, etc.] dominaría, donde 
		ellos, por supuesto, tendrían asegurada su prosperidad y seguridad.
 
 Aquellos “otros” – diferentes, pero también técnicamente más capaces – 
		debería ser puestos a trabajar para alcanzar esta meta. “Nosotros”, 
		después de todo, crearíamos un nuevo gobierno, uno de justicia [para 
		psicópatas]. Ellos están preparados para pelear y sufrir por tal nuevo 
		mundo valiente, y también, por supuesto, infligir sufrimiento sobre 
		otros.
 
 Tal visión justifica el matar personas cuyo sufrimiento no los mueve 
		hacia la compasión, porque “ellos” no son con-específicos.
 
 Y allí está.
 
	Lobaczewski ha dicho francamente que los 
	psicópatas – desde cierta perspectiva – son un diferente tipo de seres 
	humanos, un tipo que es consciente de su diferencia desde su niñez. Ponga 
	esto junto con su afirmación de que tales individuos reconocen a los de su 
	clase, y consideran a la gente normal como ser completamente “otros”, y 
	podremos comenzar a entender porqué y cómo pueden y cómo existen las 
	conspiraciones entre tales individuos.
 Ellos se juntan, con visiones similares del mundo, como la grasa que flota 
	en un tazón de sopa. Cuando uno de ellos comienza a desvariar, otros como 
	ellos – o aquellos con daño cerebral que los hace susceptibles – “se reúnen 
	alrededor de la bandera”, por así decirlo. Y es más, ellos saben esto, y 
	conocen cómo funciona.
 
 Hablando de redes, nosotros necesitamos echar una ojeada más cercana a cómo 
	los psicópatas afectan a otros seres humanos a quienes ellos usan para crear 
	las bases para su gobierno, en las dinámicas macro-sociales. Esto destaca el 
	hecho que la carencia de conocimiento psicológico entre el público general, 
	sin mencionar la neurosis general de la mayoría de personas, los hace 
	vulnerables a tales depredadores.
 
 Lobaczewski:
 
		
		Subordinando a una persona normal a 
		individuos psicológicamente anormales tiene un efecto deformante en su 
		personalidad: engendra trauma y neurosis. Esto es alcanzado de una 
		manera que generalmente evade los suficientes controles conscientes. 
		[Lobos Vestidos de Ovejas] 
 Tal situación, entonces, priva a la persona de sus derechos naturales de 
		practicar su propia higiene mental, desarrollar una personalidad 
		suficientemente autónoma y utilizar su sentido común. A la luz de la ley 
		natural, esto constituye un tipo de ilegalidad, la cual puede aparecer 
		en cualquier escala social, aunque no sea mencionada en ningún código 
		legal.
 
	El psicólogo, George Simon, citado 
	arriba, discute a lo que él se refiere como “personalidades con agresión 
	encubierta”, las cuales, leyendo su libro, se revelan a sí mismas como 
	miembros del espectro psicopático.
 El escribe:
 
		
		A las personalidades agresivas no les gusta 
		que nadie las presione a hacer lo que no quieren hacer, o les impida 
		hacer lo que quieren. “No” es una respuesta que ellos no aceptarán.
 [En algunos casos], si pueden veer algún beneficio en el auto-dominio, 
		ellos pudieran internalizar inhibiciones [y volverse encubiertamente 
		agresivos].
 
 Refrenándose de cualquier acto abierto de hostilidad hacia otros, logran 
		convencerse a sí mismos y a otros que no son la gente despiadada que 
		realmente son. Ellos pudieran observar la ley al pie de la letra, pero 
		violar con facilidad su espíritu. Ellos pudieran exhibir turbación o 
		confusión, si esto estuviese en su mejor interés, pero se resisten 
		verdaderamente a someterse a ninguna autoridad más alta o juego de 
		principios. [Ellos están] esforzándose, sobre todo, en encubrir sus 
		verdaderas intenciones y agendas agresivas de otros. Ellos pudieran 
		comportarse con civismo y apropiadamente, al ser escudriñados de cerca o 
		vulnerables. Pero cuando creen que son inmunes a ser detectados, harán 
		cualquier cosa que deseen.
 
 Tratar con personalidades de agresión encubierta es como conseguir 
		latigazos. A menudo, uno realmente no sabe que es lo que lo ha golpeado 
		hasta mucho después que se ha hecho el daño. …
 
 Los agresivos encubiertos son a menudo tan expertos explotando 
		las debilidades e inseguridades emocionales de otros que casi cualquier 
		persona puede ser embaucada…
 
		Los agresivos encubiertos explotan situaciones en las cuales 
		ellos están bien conscientes de la vulnerabilidad de su presa. A menudo 
		son muy selectivos acerca de las clases de personas con quienes se 
		asocian o con quienes trabajan. Ellos son particularmente adeptos a 
		encontrar y mantener a otros en una posición hacia abajo. Ellos gozan 
		estando en posiciones de poder sobre otros.
 
 Es mi experiencia que la prueba más confiable de su carácter es cómo una 
		persona utiliza su poder…
 
		[Simon, op. cit.] 
	Ahora, solamente imagine que las casi 1 de 25 
	personas mencionadas por Martha Sout en su libro: “El Sociópata de al lado”. 
	Siendo los que buscan y alcanzan posiciones de poder y autoridad en casi 
	cualquier campo de esfuerzo, donde el poder puede alcanzarse, y uno comienza 
	a entender cuan verdaderamente dañino esto puede ser a una sociedad entera. 
	Imagine a maestros escolares con poder sobre sus niños, que son 
	“agresivos-encubiertos”.
 Imaginen a doctores, psicólogos, “ministros de la fe” y politicos en tales 
	posiciones.
 
 Con este entendimiento, nosotros comenzamos a tener una mejor idea de cómo 
	los psicópatas pueden conspirar y realmente actuar: en una sociedad donde el 
	mal no es estudiado ni entendido, ellos fácilmente “suben a la cima” y 
	proceden a condicionar a la gente normal a que acepten su dominación, a que 
	acepten sus mentiras sin cuestionar.
 
 Según lo observado al principio de esta sección, Lobaczewski observó:
 
		
		Largos períodos de preocupación con uno 
		mismo y “acumulando beneficios” para uno mismo, disminuye la hablidad de 
		leer exactamente el ambiente de otras personas. […] Es esta 
		característica, esta histerización de la sociedad que permite a 
		conspiradores, encantadores de serpientes y otros primitivos desviados 
		que actúen como factores esenciales en los procesos de originar el mal a 
		escala macro social. 
	Vemos exactamente este patrón de desarrollo 
	social en los Estados Unidos sobre los últimos 50 a 60 años o aún más.
 El hecho es que mucha gente que pueda haber nacido “normal” se ha convertido 
	en lo que podría ser denominado “psicopáticos secundarios” o caracteópatas, 
	debido a la influencia de la psicopatía en la cultura estadounidense, desde 
	muchos campos – incluyendo ciencias, medicina, psicología, leyes, etc. – 
	donde ellos están conscientes de lo que le están haciendo a la gente 
	“normal.
 
	Lobaczewski:
 
		
		Ya hemos discutido la naturaleza de algunas 
		personalidades patológicas – carateopatías – que pudieran ser “creadas” 
		por una exposición individual a una persona con una severa deformación 
		de carácter. La psicopatía esencial tiene efectos excepcionalmente 
		intensos de este modo: algo misterioso roe en la personalidad de un 
		individuo a merced del psicópata; y se lucha como se lucharía un 
		demonio. Sus emociones se congelan, su sentido de realidad psicológica 
		se aquietan o se duermen.
 Esto conduce a una descriterialización del pensamiento y a una sensación 
		de desamparo que culmina en reacciones depresivas, las cuales pueden ser 
		tan severas que a veces los psiquiatras las mal-diagnostican como 
		psicosis maníaco-depresiva. Muchas personas evidentemente también se 
		rebelan mucho más temprano, y comienzan a buscar algún camino para 
		liberarse de tales influencias.
 
 Una estructura social dominada por gente normal y su mundo conceptual 
		fácilmente le parece al psicópata como un “sistema de fuerza y 
		opresión”. Si sucede que la verdadera injusticia, de hecho, existe en 
		esa sociedad, las sensaciones patológicas de injusticia y afirmaciones 
		sugestivas pueden resonar entre aquellos quienes verdaderamente han sido 
		tratados injustamente. Las doctrinas revolucionarias pueden, entonces, 
		encontrar aprobación entre ambos grupos, aunque sus motivaciones 
		realmente son bastante diferentes.
 
		La presencia de bacterias patógenas en nuestro ambiente es un fenómeno 
		común; no obstante, no es el único factor decisivo en cuanto a su un 
		individuo o una sociedad se enferma. De manera similar, los factores 
		psicopatológicos por sí solos no deciden acerca de la extensión del mal. 
		[…]
 
 
 Otras Psicopatías
 
 Podemos también incluir entre las categorías psicopáticas un número algo 
		indeterminado de anomalías con un sustrato hereditario…
 
 También encontramos a individuos difíciles con una tendencia a 
		comportarse de una manera hiriente hacia otras personas, para quienes 
		las pruebas no indican un daño existente del tejido cerebral, y no hay 
		una indicación de un fondo anormal en la infancia. El hecho que tales 
		casos se repitan entre las familias sugeriría un
		
		substrato hereditario.[…]
 
 Tales personas también procuran enmascarar su diferente mundo de 
		experiencia y juegan el papel de gente normal a variados grados… Estas 
		personas participan en el génesis del mal de muy diversas maneras, ya 
		sea tomando parte abiertamente o, a un menor grado, cuando hana logrado 
		adaptarse a las maneras apropiadas de vivir.
 
 Estas psicopatías y fenómenos relacionados podría, cuantitativamente 
		hablando, ser, en resumen, estimado a dos o tres veces el número de 
		casos de psicopatía esencial, es decir, en menos del dos por ciento de 
		la población.
 
	Aquí quisiera comentar que, si especulamos el 
	número real de psicópatas en un 6 por ciento – o incluso solamente un 4%, 
	como lo afirma Stout – entonces, estas otras “personas” de las que está 
	hablando Lobaczewski podrían ser tan frecuentes como un 12 o 18% de la 
	población. Esto significaría que el número total de psicópatas agregado a 
	los “casi psicópatas” sería del 16 al 24 por ciento de la población total. 
	Sin embargo, es obvio que la expansión estadística puede ser diferente en 
	diferentes países y en épocas o tiempos diferentes.
 Veremos este tema más adelante.
 
 Lobaczewski:
 
		
		
		
		Este tipo de persona encuentra más fácil ajustarse 
		a la vida social. Muy pocos casos particulares se adaptan a 
		las demandas de la sociedad de personas normales, tomando ventaja de su 
		entendimiento en las artes u otras áreas con tradiciones similares. 
		Ellos creatividad literaria es a menudo perturbadora, si es concebida 
		solamente en categorías de ideales; ellos insinúan a sus lectores que 
		sus mundos conceptuales y experiencias es auto-evidente, también 
		realmente contiene deformidades características.
 El tipo más frecuentemente indicado y conocido es la psicopatía 
		asténica, la cual aparece en cada intensidad concebible, desde apenas 
		perceptible hasta una obvia deficiencia patológica. Estas personas, 
		asténicas (asthenic) 
		e hipersensitivas (hypersensitive) 
		no indican el mismo déficit obvio en sentimientos morales y habilidad de 
		sentir una situación psicológica como aparece en la psicopatía esencial.
 
 Son algo idealistas, y tienden a tener remordimientos de conciencia como 
		resultado de su conducta errada. En promedio, ellos son también menos 
		inteligentes que las personas normales, y sus mentes evitan la 
		consistencia y la exactitud en el razonamiento. Su visión psicológica 
		del mundo es claramente falsificada, por lo cual no se puede confiar en 
		sus opciones acerca de las personas.
 
 Una especie de mascara disfraza el mundo de sus aspiraciones personales, 
		el cual está en desacuerdo con las aspiraciones oficiales demandadas por 
		una situación. Su conducta hacia las personas que no notan sus faltas es 
		urbana, aun amistosa. No obstante, estas mismas personas manifiestan una 
		hostilidad y agresión preferente hacia personas con talento para la 
		psicología o un conocimiento apropiado en esta área.
 
 Son relativamente menos vitales sexualmente, y por lo tanto más 
		favorables a aceptar el celibato; esto es porqué algunos monjes 
		católicos y sacerdotes a menudo representan menos o menores casos de 
		esta anomalía. Ellos son el factor principal que inspiró la actitud 
		tradicional anti-psicológica en el Pensamiento eclesiástico.
 
 Los casos más severos son más brutalmente anti-psicológicos y 
		despectivos hacia la gente normal; ellos tienden a ser activos en los 
		procesos del génesis del mal a gran escala. Sus sueños no carecen de un 
		cierto idealismo, similar a las ideas de la gente normal. Les gustaría 
		reformar al mundo a su gusto, pero son incapaces de prever implicaciones 
		y resultados de una mayor envergadura. Condimentados con su desviación, 
		sus visiones podrían influenciar a ingenuos rebeldes de la gente 
		quienes, de hecho, han sufrido injusticia.
 
 La injusticia social existente podría verse como una justificación para 
		la visión radicalizada del mundo, y la asimilación de tales visiones.
 
	Lo siguiente es un ejemplo, dado por Lobaczewski, 
	del patrón de pensamiento de una persona que parece ser un típico y severo 
	caso de psicopatía asténica: 
		
		Si tuviera que comenzar la vida de nuevo, 
		haría exactamente lo mismo: es una necesidad orgánica, y no el dictado 
		del deber. Tengo una cosa que me mantiene andando y me obliga a ser 
		sereno aun cuando las cosas estén muy tristes.
 Esta es una fe inquebrantable en las personas. Las condiciones 
		cambiarán, y el mal cesará de reinar, y el hombre será hermano del 
		hombre, no un lobo, como es ahora el caso. Mi paciencia deriva, no de mi 
		suposición, sino más bien de mi clara visión de la causa que da lugar al 
		mal.”
 
	Estas palabras fueron escritas en prisión, el 15 
	de diciembre de 1913 por Gélix Dzierzhynski, (1877-1926), quien es 
	mejor conocido como el primer cabecilla de la “Cheka” soviética, o policía 
	soviética de Seguridad, el precursor del KGB. Regando el miedo en una época 
	de caos, la Cheka fue el instrumento perfecto para la despiadada 
	consolidación del poder de Stalin, y la exterminación de la oposición.
 Dzierzhynski hizo que Robespierre se viera como un mariquita, siendo 
	responsable del asesinato de millones de personas.
 
 Si llegara el tiempo alguna vez, cuando “las condiciones cambiaran” y el 
	“mal ya no gobernaría”, podría ser porque el progreso en el estudio del 
	fenómeno patológico y su papel ponerogénico le haría posible a las 
	sociedades aceptar tranquilamente la existencia de este fenómeno, y lo 
	comprendiera como categorías de la naturaleza. La visión de una sociedad 
	nueva, con una estructura justa podría, entonces ser realizada dentro del 
	marco de trabajo y bajo el control de gente normal.
 
 Habiéndonos reconciliado con el hecho que los psicópatas son diferentes y 
	tienen una limitada capacidad para el ajuste social, nosotros deberíamos de 
	crear un sistema de protección permanente para ellos, dentro del marco de 
	trabajo de la razón y el conocimiento apropiado.
 
 Aquí debe observarse que las personas psicológicamente normales constituyen 
	tanto la gran mayoría estadística de tipo de seres humanos y así, como 
	Lobaczewski lo señala, de acuerdo con la ley natural, deberían ser quienes 
	fijan el paso; la ley moral se deriva de su naturaleza.
 
 El poder debería estar en las manos de la gente normal.
 
		
		Para nuestros propósitos, deberíamos llamar 
		la atención a los tipos psicopáticos con rasgos desviados o irregulares: 
		estos eran aislados, hace relativamente mucho tiempo por Brzezicki 
		y aceptados por E. Kretschmer como característicos de Europa del 
		Este en particular.
 Los Esquirtoides son individuos vitales, egoístas y de piel de elefante, 
		quienes hacen Buenos soldados por su Resistencia física y psicológica. 
		No obstante, en tiempos de paz, son incapaces de entender las cosas más 
		sutiles de la vida, o de criar prudentemente a la generación más joven. 
		Ellos son felices en alrededores primitivos; un ambiente confortable 
		fácilmente les causa histeria. Prueban ser rígidamente conservadores en 
		todas las áreas, y apoyan gobiernos de mano dura.
 
 Kretschmer era de la opinión que esta anomalía era un fenómeno 
		biodinámico, causado por el cruce de dos grupos étnicos quitados de su 
		lugar natural, lo cual es muy frecuente en esa área de Europa. Si este 
		fuera el caso, los Estados Unidos debería de estar lleno de 
		esquirtoides. Esta anomalía debería tomarse en consideración si 
		queremos comprender la historia de Rusia, así como Polonia en un grado 
		inferior. […]
 
 Las caracterizaciones arriba son ejemplos seleccionados de factores 
		patológicos que participan en los procesos ponerogénicos […] El actual 
		estado de conocimiento en esta área es, sin embargo, todavía 
		insuficiente como para producir soluciones prácticas a tantos problemas 
		humanos, particularmente aquellos a escala individual y familiar. […]
 
 Algunos excepcionales psicopatólogos, convencidos que es imposible 
		desarrollar una visión tranquila y suficiente de la realidad humana, sin 
		resultados psicopatológicos, están, por lo tanto, desafortunadamente en 
		lo correcto, una conclusión difícil de aceptar por gente que cree que ha 
		obtenido una visión madura del mundo sin tanto estudio pesado. Los 
		defensores de la visión natural del mundo tienen tradición, belles-lettres, 
		aun la filosofía de su lado. Ellos no se dan cuenta que durante los 
		tiempos presentes, su modo de comprender las interrogantes de la vida 
		los hace comprender que la batalla con el mal es más problemática. […]
 
		Procurando una observación más cercana de estos procesos psicológicos y 
		fenómenos que conducen a un hombre o a una nación a dañar a otros, vamos 
		a seleccionar fenómenos lo más característicos posibles. De nuevo, nos 
		convenceremos que la participación de varios factores patológicos en 
		estos procesos es la regla, no la excepción.[…]
 
 Nuestros conceptos sociales, psicológicos y morales, así como nuestras 
		formas naturales de reaccionar no son adecuadas para cada situación con 
		la que la vida nos confronta. Nosotros generalmente terminamos hiriendo 
		a alguien si comprometemos nuestros conceptos naturales y arquetipos 
		reactivos en situaciones que parecen ser las apropiadas para nuestras 
		ideas, aunque estas sean, de hecho, esencialmente diferentes. Como 
		regla, tales situaciones diferentes … ocurren porque algún factor 
		patológico difícil de comprender ha entrado en escena. El valor práctico 
		de nuestra visión natural del mundo generalmente termina donde comienza 
		la psicopatología.
 
 La familiaridad con esta debilidad común de la naturaleza humana y la 
		“ingenuidad” de la persona normal es parte del conocimiento específico 
		que encontramos en muchos individuos psicopáticos. Encantadores (spellbinder) 
		de varias escuelas intentan provocar tales reacciones para-apropiadas de 
		otras personas en nombre de sus metas específicas, o en servicio de sus 
		ideologías reinantes. Esta factor patológico difícil de entender está 
		localizado dentro del mismo encantador (spellbinder).
 
 Llamamos egotismo a la actitud, subconscientemente condicionada 
		como una regla, gracias a la cual atribuimos un valor excesivo a nuestro 
		reflejo instintivo, reflejos y hábitos tempranamente adquiridos y una 
		visión individual del mundo. …Un egotista mide a otras personas 
		con su propia vara, tratando sus conceptos y manera experiencial 
		como un criterio objetivo. El quisiera forzar a otras personas a sentir 
		y pensar de la misma manera que el lo hace. Las naciones egotistas tiene 
		la meta subconsciente de enseñar o forzar a otras naciones a pensar en 
		sus propias categorías, lo cual los hace incapaces de entender a otras 
		personas y naciones, o a volverse familiar con los valores de sus 
		culturas.
 
 La crianza apropiada de un niño ( y la propia también) siempre tiene 
		como objetivo un desegotizamiento, de tal modo que abra la mente. 
		[…]
 
 El tipo de egotismo excesivo que obstaculiza el desarrollo de los 
		valores humanos y conduce a juzgar mal y aterrorizar a otros, bien 
		merece el título de “Rey de las fallas humanas”. Dificultades, disputas, 
		problemas serios y reacciones neuróticas brotan hacia arriba alrededor 
		de un egotista, como los hongos después de una lluvia. Las naciones 
		egotistas comienzan a gastar dinero y esfuerzos para alcanzar metas 
		derivadas de sus razonamientos erróneos y reacciones sobre-emocionales. 
		Su incapacidad para reconocer los valores de otras naciones, y sus 
		discrepancias, derivadas de otras tradiciones culturales, los conduce a 
		conflictos y a guerras. […]
 
 Si analizamos el desarrollo de personalidades excesivamente egotistas, 
		encontramos algunas causas no-patológicas, tales como haber sido criados 
		en un ambiente estrecho y excesivamente rutinario, o por personas menos 
		inteligentes que el niño. No obstante, la principal razón es la 
		contaminación a través de inducción psicológica, por parte de personas 
		excesivamente egotistas o histéricas, quienes desarrollaron esta 
		característica bajo la influencia de varias causas patológicas. …
 
 Muchas personas con varias desviaciones hereditarias y defectos 
		adquiridos desarrollan un egotismo patológico. Para tales personas, 
		forzar a otros a su ambiente, grupos sociales enteros, y si es posible, 
		naciones enteras que sientan y piensen como ellos, se vuelve una 
		necesidad interna, un concepto predominante.
 
 Alguna cosa que una persona normal no tomaría seriamente se vuelve a 
		veces una meta de vida para ellos, el objeto de esfuerzo, sacrificios y 
		de astuta estrategia psicológica. El egotismo patológico se deriva de 
		reprimir del campo de conciencia de uno cualquier asociación 
		objecionable auto-crítica que se refiere a la propia naturaleza de uno a 
		normalidad. Preguntas dramáticas, tales como “quien es aquí anormal, ¿yo 
		o este mundo de gente que siente y piensa de manera diferente?” son 
		contestadas de modo desfavorable sobre el mundo.
 
 Tal egotismo está siempre vinculado a una actitud de disimulo, 
		con una máscara de Cleckley o alguna otra cualidad patológica 
		siendo escondida de la conciencia, tanto de la propia como de la de las 
		otras personas. […]
 
 La importancia de la contribución de esta clase de egotismo al génesis 
		del mal, pues, difícilmente necesita elaboración. Es sobre todo un 
		recurso social, el erotizar o traumatizar a otros, lo que, a su vez, 
		causa más dificultades. El egotismo patológico es un componente 
		constante de variados estados, donde alguien quien parece ser normal 
		(aunque el, de hecho, no lo sea) es conducido por motivos o luchas por 
		metas que una persona normal consideraría no realistas o extrañas.
   
		La persona promedio preguntaría: 
			
			“¿Que podría el esperar ganar con eso?” 
		La opinión ambiental, sin embargo, 
		interpreta tal situación de acuerdo con el “sentido común”, y es 
		propensa a aceptar una versión “más probable” de la ocurrencia. Tal 
		interpretación a menudo da lugar a una tragedia humana.
 Por eso, siempre debemos recordar que el principio de ley de cui 
		prodest se vuelve ilusorio siempre que esté incorporado algún factor 
		patológico en el cuadro. […]
 
 
 Hechizadores
 
 Para poder comprender los caminos ponerogénicos, especialmente aquellos 
		actuando en un contexto social más amplio, observemos los papeles y 
		personalidades de individuos que llamaremos “hechizadores”, quienes son 
		altamente activos en esta área, a pesar de su número estadísticamente 
		insignificante. Ellos son generalmente los portadores de varios factores 
		patológicos, algunas caracteopatías y otras anomalías hereditarias…
 
 Los Hechizadores se caracterizan por un egotismo patológico. Tal 
		persona es forzada, por algunas causas internas, a tomar una temprana 
		opción entre dos posibilidades: la primera es forzando a otras personas 
		a que piensen y experimenten cosas de manera similar a la suya propia; 
		la segunda es una sensación de soledad, y de ser diferente, una 
		excentricidad patológica en la vida social. A veces, la opción es, ya 
		sea encentador de serpientes o suicidio.
 
 Una triunfante represión de conceptos auto-críticos o desagradables 
		desde el capo de la conciencia, gradualmente da surgimiento a un 
		pensamiento conversivo, es decir, un paramoralismo.
 
 
 Paramoralismos
 
 La convicción de que los valores morales existen, pero que algunas 
		acciones violan las reglas morales es un fenómeno tan común y tan 
		antiguo que parece tener un fondo a nivel instintivo subconsciente del 
		hombre, y no solo una representación de siglos de experiencia, cultura, 
		religiones y socialización.
 
 No obstante, cualquier insinuación que conlleve un “lema moral” es 
		siempre sugestivo, aun si el criterio “moral” usado es solamente una 
		invención ad hoc. Cualquier acto puede, así, probar ser inmoral o 
		moral por medio del uso de “paramoralismos” a través de una activa 
		sugestión, y las personas que sucumbirán a esta manipulación son 
		abundantes.
 
 Buscando un ejemplo de un acto de maldad, cuyo valor negativo no 
		provocaría duda en cualquier situación social, los eruditos de las 
		éticas frecuentemente mencionan abuso infantil.
 
 No obstante, los psicólogos a menudo se encuentran con afirmaciones 
		paramorales a tales conductas, en su práctica.
 
	Lobaczewski anteriormente dio el ejemplo 
	de una mujer con daño en el campo prefrontal, quien era sadísticamente 
	abusiva con su hijo, pero era apoyada en su abuso con su niño, por sus 
	hermanos, quienes estaban totalmente bajo su influencia y estaban 
	convencidos de sus “cualidades de excepcionalmente alta moral”.
 Ejemplos particularmente monstruosos de este tipo de cosas ocurren a menudo 
	en el contexto religioso, donde los niños han sido azotados a muerto para 
	“sacarle los demonios”. Siempre es hecho para “salvar las almas”, y esto es 
	un ejemplo de “paramoralismo” usado de manera conversiva.
 
 Ciertamente, hemos sido sujetos a este tipo de uso de “paramoralismos”, pero 
	esa es otra historia.
 
		
		Las afirmaciones y sugerencias 
		paramoralísticas acompañan tan a menudo varias clases de males que 
		parecen bastante irreemplazables. Desafortunadamente, se ha vuelto un 
		fenómeno frecuente para individuos y grupos opresivos, o sistemas 
		pato-políticos, inventar criterios morales siempre innovadores, a 
		conveniencia de alguien. Tales sugerencias privan a las personas de su 
		razonamiento moral y deforman el desarrollo de los niños. Las fábricas 
		de paramoralismo han sido encontradas a todo lo largo y ancho del mundo, 
		y un ponerologista encuentra difícil de creen que ellos son manejados 
		por personas psicológicamente normales.
 Los rasgos conversivos en el génesis del paramoralismo parece probar que 
		es derivado mayormente de rechazo subconsciente (y regresión del campo 
		de la conciencia) de algo completamente diferente, lo cual llamamos la 
		“voz de la conciencia”. … Como todo fenómeno conversivo, la tendencia a 
		usar paramoralismos es psicológicamente contagiosa.
 
	Lobaczewski señala que los 
	“paramoralismos” fluyen profusamente de tales individuos, de manera que 
	inundan las mentes de las personas promedio. 
		
		Para el hechizador, todo se vuelve 
		subordinado a su convicción de que ellos son excepcionales, a veces aún 
		mesiánicos. Una ideología puede surgir de tales individuos que es 
		ciertamente, parcialmente verdadera, y el valor de la cual se afirma ser 
		superior a todas las otras ideologías.    
		Ellos creen que encontrarán a muchos 
		conversos a su ideología, y cuando descubren qhe este no es el caso, se 
		“shockean” y bufan de la cólera con indignación “paramoral”. La actitud 
		de la mayor parte de las personas normales hacia tales hechizadores es 
		generalmente crítica, llena de aflicciones y perturbadora. 
		El hechizador coloca en un plano altamente moral a cualquiera que 
		sucumba a su influencia, y éste bañará a tales personas con atenciones y 
		adulaciones de todo tipo. Los críticos se encontraran con furia “moral” 
		y el hechizador afirmará que la minoría que se queja de ellos es 
		realmente una mayoría.
 
 Tal actividad es siempre caracterizada por la incapacidad de ver por 
		anticipado sus resultados finales, algo obvio desde el punto de vista 
		psicológico, porque en el fondo contiene un fenómeno patológico, y tanto 
		el hechizar como el encanto les hace imposible percibir con exactitud la 
		realidad, por lo menos para poder prever por lógica los resultados.
 
 En una sociedad sana, las actividades de los hechizadores encuentran la 
		suficiente crítica como para sofocarlos rápidamente. No obstante, cuando 
		son precedidos por condiciones que operan destructivamente el sentido 
		común y el orden social – tales como la injusticia social, el atraso 
		cultural, o gobernantes intelectualmente limitados manifestando 
		características patológicas – las actividades de estos hechizadores han 
		conducido a sociedades enteras a tragedias humanas a gran escala.
 
 Tal individuo pesca un ambiente o sociedad para personas que sea 
		favorable a su influencia, profundizando sus debilidades psicológicas 
		hasta que finalmente se convierte en una unión ponerogénica.
 
 Por otra parte, la gente que ha mantenido sus facultades críticas sanas 
		y intactas, intentan contrarrestar las actividades de los hechizadores y 
		sus resultados, basados en su propio sentido común y criterio moral. En 
		la polarización resultante de actitudes sociales, cada lado se justifica 
		por medio de categorías morales.
 
 La conciencia de que un hechizador es siempre un individuo patológico 
		debería de protegernos de los resultados conocidos de una interpretación 
		moralizante del fenómeno patológico, asegurándonos criterios objetivos 
		para una acción más eficaz.
 
 [Un alto cociente intelectual] generalmente ayuda a tener inmunidad 
		contra hechizadores, pero solo moderadamente. Reales diferencias en la 
		formación de actitudes humanas bajo la influencia de tales actividades 
		debería ser atribuida a otras propiedades de la naturaleza humana. El 
		factor más decisivo en cuanto a asumir una actitud crítica es una buena 
		inteligencia básica que condicione nuestra percepción de la realidad 
		psicológica.
 
 Podemos observar también cómo las actividades de un hechizador 
		“descascaran” a individuos favorables con asombrosa regularidad.
 
 
 Asociaciones Ponerogénicas
 
 Le daremos el nombre de “asociación ponerogénica” a cualquier grupo de 
		personas caracterizadas por procesos ponerogénicos de intensidad social 
		sobre el promedio, donde los portadores de varios factores patológicos 
		funcionan como inspiradores, hechizadores y líderes, y donde se genera 
		una estructura social apropiadamente patológica. Asociaciones más 
		pequeñas y menos permanentes podrían ser llamadas “grupos” o “uniones”. 
		Tales asociaciones le dan el nacimiento al mal que lastima a otras 
		personas tanto como a sus propios miembros.
 
 Podríamos enumerar varios nombres atribuidos a tales organizaciones por 
		tradición lingüística: pandillas, turbas criminales, mafias, clicas y 
		coterías, las cuales astutamente evitan el choque con la ley mientras 
		están buscando ganar su propia ventaja. Tales uniones frecuentemente 
		aspiran al poder político para imponer su legislación conveniente ante 
		la sociedad, en nombre de alguna ideología convenientemente preparada, 
		derivando ventajas en forma de una desproporcionada prosperidad y 
		satisfacción de su anhelo de poder.[…]
 
 Un fenómeno que tienen en común todos los grupos y asociaciones 
		ponerogénicas es el hecho que sus miembros pierden (o ya han perdido) la 
		capacidad de percibir a los individuos patológicos como tales, 
		interpretando su conducta de manera fascinante, heroica o melodramática. 
		Las opiniones, ideas y juicios de personas portadoras de varios déficits 
		psicológicos están dotados con una importancia por lo menos igual a 
		aquella de individuos excepcionales entre la gente normal.
 
 La atrofia de las facultades críticas naturales respecto a individuos 
		patológicos se vuelve una abertura a sus actividades, y al mismo tiempo 
		un criterio para reconocer la asociación en concierto, como ponerogénica. 
		Llamemos esto el primer criterio de ponerogénesis.
 
 Otro fenómeno que todas las asociaciones ponerogénicas tienen en común 
		es su estadísticamente alta concentración de individuos con varias 
		anomalías psicológicas. Su composición cualitativa es crucialmente 
		importante en la formación del carácter total de la unión, de sus 
		actividades, su desarrollo o extinción.
 
 Grupos dominados por varias clases de individuos caracteopáticos 
		desarrollarán actividades relativamente primitivas, probando poder ser 
		quebrantada más bien fácilmente por una sociedad de personas normales. 
		Las cosas son diferentes cuando tales uniones están inspiradas por 
		individuos psicopáticos. Aduzcamos el siguiente ejemplo, ilustrando los 
		papeles de dos diferentes anomalías, seleccionadas entre algunos eventos 
		estudiados por el autor.
 
		En pandillas criminales de jóvenes, un papel específico es desempeñado 
		por muchachos (y ocasionalmente chicas) llevando los resultados 
		característicos, a veces dejados atrás por una inflamación de las 
		glándulas parótidas (paperas). Como se h e mencionado, esta enfermedad 
		tiene como secuelas reacciones cerebrales, en algunos casos, dejando 
		atrás un discreto, pero permanente blanqueo de sentimientos o 
		sensaciones, y una leve disminución de habilidades mentales en general. 
		Resultados similares son a veces dejados como secuelas después de una 
		difteria. Como resultado, tales personas fácilmente sucumben a las 
		sugestiones de individuos más astutos.
 
 Cuando estos individuos son arrastrados hacia un grupo criminal, se 
		vuelven ayudantes con poco criterio, y ejecutores de las intenciones de 
		estos últimos, herramientas en las manos de líderes más traidores, 
		usualmente psicopáticos. Una vez arrestados, ellos se someten a las 
		explicaciones insinuadas por sus líderes, que sienten que la idea grupal 
		más alta (paramoral) demanda que se vuelvan chivos expiatorios, 
		asumiendo ellos la mayor parte de la culpa. …
 
 Los individuos con los anteriormente descritos rasgos de post-paperas y 
		post-difteria constituyen menos que el 1.0% de la población como un 
		todo, pero sus alcances llegan al 25% de los grupos delincuentes 
		juveniles. Esto representa una condensación del orden de 30 veces, lo 
		cual ya no requiere más métodos de análisis estadístico. Al estudiar el 
		contenido de las uniones ponerogénicas lo suficientemente, a menudo nos 
		encontramos con una condensación de otras anomalías psicológicas que 
		también hablan por sí mismas.
 
 Dos tipos básicos de las uniones arriba mencionadas deben ser 
		diferenciados: Los ponerogénicos primarios y los ponerogénicos 
		secundarios.
 
 Describamos ahora una unión ponerogénica primaria, cuyos miembros 
		anormales estaban activos desde el mismo principio, jugando el papel de 
		catalizadores cristalizantes desde que comenzó el proceso para la 
		creación del grupo.
 
 Llamaremos ponerogénicos secundarios a una unión que fue fundada en 
		nombre de alguna idea con un significado social independiente, 
		generalmente comprensible dentro de las categorías de la visión natural 
		del mundo, pero que más tarde sucumbió a cierta degeneración moral. 
		Esto, a su vez, abrió la puerta a la infección y activación de los 
		factores patológicos adentro, y más tarde a una ponerización del grupo 
		como un todo, o a menudo de una fracción.
 
 Desde el mismo principio, una unión ponerogénica primaria es un cuerpo 
		extraño dentro del organismo de sociedad, colisionando su carácter con 
		los valores morales respetados por la mayoría. Las actividades de tales 
		grupos provocan oposición y disgusto, y son considerados inmorales; como 
		regla, por ello, tales grupos no se extienden mucho, no se extiende a 
		numerosas uniones. Finalmente pierden su batalla con la sociedad.
 
 Sin embargo, para tener una ocasión de convertirse en una asociación 
		ponerogénica grande, es suficiente que una cierta organización humana, 
		caracterizada por metas sociales o políticas, y una ideología con algún 
		haber valorado como creativo, sean aceptados por un gran número de 
		personas normales antes de que sucumba a un proceso de malignidad 
		ponerogénica. La principal tradición y valores ideológicos podrían, 
		entonces proteger durante largo tiempo a una unión que haya sucumbido al 
		proceso de ponerización desde el punto de vista del sentido común de la 
		sociedad, especialmente sus componentes menos críticos.
 
 Cuando el proceso ponerogénico toca tal organización humana, la cual 
		emergió y actuó en nombre de metas políticas o sociales, cuyas causas 
		estaban condicionadas en la historia y en la situación social, los 
		valores originales primarios nutrirán y protegerán tal unión – a pesar 
		del hecho de que aquellos valores primarios sucumben a una degeneración 
		característica, volviéndose su función práctica completamente diferente 
		de la primaria – porque los nombres y símbolos son retenidos. De tal 
		modo, el “sentido común” individual y social pone al descubierto su 
		punto más débil. […]
 
 Dentro de cada unión ponerogénica se crea una estructura psicológica , 
		la cual puede ser considerada una contraparte caricature de la 
		estructura normal de la sociedad, o de una organización social. 
		Individuos con varias aberraciones psicológicas complementan los 
		talentos y características de cada uno. … Fases tempranas de la 
		actividad de la unión son usualmente dominadas por caracteópatas, 
		particularmente por individuos paranoicos, quienes a menudo juegan un 
		papel de inspiradores o hechizadores en el proceso de ponerización. A 
		este punto, la unión todavía indica un cierto rasgo romántico, y todavía 
		no es caracterizado por una conducta excesivamente brutal. No obstante, 
		pronto, más miembros normales son empujados a funciones de poca 
		importancia y finalmente son excluidos…
 
		Los individuos con desviaciones hereditarias, entonces, progresivamente 
		asumen el control sobre las posiciones de liderazgo e inspiración. El 
		papel de los psicópatas esenciales gradualmente crece. …
 
 Un hechizador, al principio, simultáneamente juega el papel de líder en 
		un grupo ponerogénico. Más tarde aparece otra clase de “talento de 
		liderazgo”, un individuo más vital quien a menudo se ha unido más tarde 
		a la organización, una vez que ésta haya sucumbido a la ponerización. El 
		individuo hechizador, siendo más débil, es forzado a llegar a términos, 
		siendo empujado hacia las sombras, y reconociendo el “genio” del nuevo 
		líder, a menos que éste acepte la amenaza del fallo total. Se reparten 
		los papeles.
 
 El hechizador necesita el apoyo del líder primitivo, pero decisivo, 
		quien, a su vez, necesita al hechizador para mantener la ideología de la 
		asociación, tan esencial para mantener la actitud apropiada por parte de 
		aquellos miembros del rango y fila que traicionan una tendencia a la 
		crítica y la duda de la variedad moral. El hechizador deberá reempacar 
		la ideología apropiadamente, haciendo resbalar nuevos contenidos bajo 
		viejos títulos, para que esto pueda continuar satisfaciendo su función 
		de propaganda bajo condiciones siempre cambiantes.
 
 El tiene también que mantener la mística del líder dentro y fuera de la 
		asociación. Una completa confianza no puede existir entre los dos, sin 
		embargo, puesto que el líder secretamente siente desprecio por el 
		hechizador y su ideología, mientras que este último desprecia al líder, 
		por ser un individuo grotesco. El arreglo de cuentas es siempre 
		probable; quien sea más débil se convierte en el perdedor.
 
 La estructura de tal unión experimenta una diversidad y especialización 
		adicional. Un abismo se abre entre las masas más normales y los 
		iniciados de la élite, quienes son, por regla general, más patológicos. 
		Este subgrupo se vuelve cada vez más dominado por factores patológicos 
		hereditarios, el anterior por los efectos secundarios de las varias 
		enfermedades que afectan el cerebro, individuos psicopáticos menos 
		típicos, y gente cuyas personalidades mal formadas fueron causadas por 
		una temprana privación o por métodos brutales de crianza por parte de 
		individuos patológicos.
 
 Hay cada vez menos y menos sitio para gente normal en el grupo. Las 
		intenciones secretas de los líderes son mantenidas escondidas de la 
		unión del proletariado; los productos del trabajo de los hechizadores 
		deberán ser suficientes para este segmento.
 
 Un observador que ve las actividades de tal unión desde afuera, y usando 
		la visión psicológica natural del mundo, siempre tenderá a sobre estimar 
		el papel del líder y su supuesta función autocrática. Los hechizadores y 
		el aparato de propaganda son movilizados para mantener esta opinión 
		externa errónea. El líder, sin embardo, depende de los intereses de la 
		unión, especialmente de los iniciados de la élite, a un grado mayor de 
		lo que él mismo sabe.
 
 El emprende una constante batalla para mantener su posición; es un actor 
		con un director. En uniones macro-sociales, esta posición está 
		generalmente ocupada por un individuo más representativo, con ciertas 
		facultades críticas; el iniciarlo en todos esos planes y calculaciones 
		criminales sería contraproducente. Conjuntamente con parte de la élite, 
		un grupo de individuos psicopáticos, escondiéndose detrás de la escena, 
		está dirige al líder como lo hizo Borman y su pandilla, 
		dirigiendo a Hitler.
 
 Si el líder no satisface su papel asignado, el generalmente sabe que la 
		pandilla que representa la élite de la unión está en posición de 
		matarlo, o de otra manera, de quitarlo.[…]
 
 
 
		El Proceso de Ponerización
 La observación de los procesos de ponerización de varias uniones humanas 
		a través de la historia, fácilmente lleva a la conclusión que el paso 
		inicial es una tergiversación moral del contenido ideacional del grupo. 
		[…]
 
	Lobczewski discute largamente cómo la ideología 
	es distorsionada y torcida por la infiltración de personas patológicas en 
	cualquier grupo que puede estar yendo en una dirección positiva.
 Un ejemplo muy bueno es el Comunismo, el cual, de hecho, según el nuevo 
	testamento es una ideología cristiana.
 
 Sin embargo, una vez que se han infiltrado grupos comunistas, el proceso de 
	Ponerización comenzó, y el comunismo se convirtió meramente en un tipo de 
	Corporautocracia Facista, siendo “el Estado” la corporación.
 
		  
		El Fenómeno Macro-Social
 Cuando un proceso ponerogénico abarca la clase predominante entera de 
		una sociedad o nación, o si se sofoca la oposición por parte de las 
		sociedades de gente normal – como resultado del carácter masivo del 
		fenómeno, o usando medios hechizantes y compulsión física – estamos 
		tratando con un fenómeno ponerológico macro-social.
 
 En aquel momento, sin embargo, la tragedia de una sociedad, a menudo 
		acoplada con el sufrimiento del propio investigador, abren ante el un 
		volumen entero de conocimiento ponerológico, donde éste puede leer todo 
		acerca de las leyes que gobiernan tales procesos, si éste es capaz de 
		familiarizarse a tiempo con su lenguaje naturalístico y su gramática 
		diferente. Los estudios del génesis del mal que están basados en la 
		observación de pequeños grupos de gente, nos pueden indicar los detalles 
		de estas leyes. […]
 
 Aceptaré la denominación de “patrocracia” para un sistema de gobierno 
		así creado, donde una pequeña minoría patológica toma el control sobre 
		una sociedad de gente normal. El nombre sí seleccionado sobre todo, 
		subraya la cualidad básica del fenómeno psicopatológico macro social, el 
		cual lo diferencia de los muchos sistemas sociales posibles que son 
		dominados por una estructura, costumbres y leyes de gente normal. …
 
 Pienso que este nombre es consistente con las demandas de la semántica, 
		puesto que ningún término conciso puede caracterizar adecuadamente tal 
		complejo fenómeno.
 
		    
		Implicaciones Políticas de la Patocracia
 El logro de los patócratas de absoluta dominación en el gobierno de un 
		país no sería permanente, puesto que grandes sectores de la sociedad se 
		volverían desafectos por tal gobierno, y encontraría un camino para 
		derribarlo
 
 La patocracia a altos niveles de una organización gubernamental tampoco 
		constituye el cuadro complete del “fenómeno maduro”. Tal sistema de 
		gobierno no tiene otro lugar más donde ir sino hacia abajo.
 
 Cualquier posición de liderazgo – hasta abajo, a los cabecillas del 
		pueblo y los gerentes cooperativos de comunidades, sin mencionar a los 
		directores de unidades policíacas, y personal policial de 
		servicios-especiales, y activistas en el partido patocrático – deberán 
		ser llenados por individuos cuyos sentimientos de vinculación hacia tal 
		régimen están condicionados por las correspondientes desviaciones 
		psicológicas, las cuales son heredadas como regla.
 
 No obstante, tales personas se vuelven más valiosas, porque constituyen 
		un muy pequeño porcentaje de la población. Su nivel intelectual o 
		habilidades profesionales no pueden ser tomadas en cuenta, puesto que 
		las personas representando habilidades superiores, con el requisito de 
		desviaciones psicológicas- son todavía más difíciles de encontrar.
 
 Después de que tal sistema ha durado durante varios años, el cien por 
		ciento de todos los casos de psicopatía esencial están involucrados en 
		actividad patocrática. Son consideramos los mas leales, 
		aunque algunos de ellos fueron parte, de un modo u otro, del "otro 
		lado".
 
 Bajo tales condiciones, ningún área de vida social puede desarrollarse 
		normalmente, ya sea en economía, cultura, ciencia, tecnología, 
		administración, etc.
 
 La Patocracia progresivamente paraliza todo.
 
 Las personas razonables deberán desarrollar un nivel de paciencia más 
		allá de la vista de cualquiera viviendo en un sistema normal humano, 
		solo para explicar que hacer y cómo hacerlo a algún obtuso mediocre, 
		psicológicamente desviado. Esta pedagogía especial requiere mucho tiempo 
		y esfuerzo, pero de otra manera no sería posible mantener condiciones 
		tolerables de vida, y los logros necesarios en el área económica o en la 
		vida intelectual de una sociedad. No obstante, la patocracia 
		progresivamente se inmiscuye por todas partes y decolora todo.
 
 Aquellas personas que inicialmente encontraron la ideología original 
		atractiva, eventualmente llegar a la realización que, de hecho, estaban 
		tratando con otra cosa.
 La desilusión experimentada por tales antiguos adherentes ideológicos es 
		amarga en extremo.
 
 Los intentos de la minoría patológica para retener el poder, siempre 
		estarán amenazados por la sociedad de personas normales, cuyo criticismo 
		continúa creciendo. Por una parte, cualquier y todos los métodos de 
		terror y políticas de exterminación deberán, entonces, ser usadas en 
		contra de individuos conocidos por sus sentimientos patrióticos y 
		entrenamiento militar.; por otra parte, actividades de “adoctrinamiento” 
		específica, tales como esas que hemos presentado son también utilizadas.
 
 Al carecer del sentimiento natural de estar vinculados con la sociedad, 
		se vuelven irreemplazables en cualquiera de estas actividades. El primer 
		plano debe, de nuevo, ser ocupado por casos de psicopatía esencial, 
		seguido por aquellos con anomalías similares, y finalmente por personas 
		alienadas de la sociedad en cuestión, como resultado de diferencias 
		raciales o nacionales.
 
 
		El fenómeno de patocracia madura 
		durante este período: se construye un extensivo y activo sistema de 
		indoctrinación, con una ideología adecuada y restaurada que constituye 
		el vehículo del caballo de Troya para el proceso de patologizar el 
		pensamiento de individuos y de la sociedad. La meta jamás es admitida: 
		forzar a las mentes humanas a incorporarse a métodos experimentales 
		patológicos y patrones de pensamiento, y consecuentemente hacerlos 
		aceptar tal regla. […]
 Durante el choque inicial, el sentimiento de vínculos sociales se 
		desvanecen; después de que se sobrevive a esto, no obstante, la gran 
		mayoría de las personas manifiestan su propio fenómeno de inmunización 
		psicológica. La sociedad simultáneamente comienza a recolectar 
		conocimiento práctico en el tema de esta nueva habilidad y sus 
		propiedades psicológicas. Las personas normales lentamente aprenden a 
		percibir los puntos débiles de tal sistema, y utilizar las posibilidades 
		de un arreglo más conveniente para sus vidas.
 
 Ellos comienzan a aconsejarse mutuamente en estos temas, así, lentamente 
		regenerando los sentimientos de vínculos sociales y mutua confianza. Un 
		nuevo fenómeno ocurre: la separación entre los patócratas y la sociedad 
		de personas normales. Estos últimos tienen una ventaja respecto a 
		talento, a capacidades profesionales y a un sentido común sano. Por lo 
		tanto, sostienen algunos ases.
 
		La patocracia finalmente realiza que deberá encontrar algún “modus 
		Vivendi” o relaciones con la mayoría de la sociedad:
 
			
			“Después de todo, alguien tiene que 
			hacer el trabajo para nosotros.” 
		Hay otras necesidades y presiones, 
		especialmente desde afuera. La cara patológica deberá esconderse del 
		mundo, de alguna forma, puesto que el reconocimiento por la opinión 
		mundial sería catastrófico. Principalmente para los intereses de la 
		nueva élite y sus planes expansionistas, un estado patocrático 
		deberá mantener relaciones comerciales con los países de hombres 
		normales. Tal estado tiene como meta lograr el reconocimiento 
		internacional como cierta clase de estructura política; teme el 
		reconocimiento en términos de diagnóstico clínico.
 Todo esto hace que los patócratas tengan la tendencia de limitar sus 
		medidas de terror, sujetos a métodos de propaganda y adoctrinamiento 
		para colocarse cierto maquillaje, y de acuerdo con la sociedad que ellos 
		controlan, algún margen de actividad autónoma, especialmente en cuanto a 
		vida cultural. Los patócratas más liberales no serían adversos a darle a 
		tal sociedad un cierto mínimo de prosperidad económica, para reducir el 
		nivel de irritación, pero su propia corrupción e incapacidad de 
		administrar la economía, les previene hacer esto.
 
 Esta gran enfermedad social corre su curso a través de una nueva fase: 
		los métodos de actividad se vuelven más suaves, y hay una coexistencia 
		con países cuya estructura es aquella del hombre normal. Cualquiera 
		estudiando este fenómeno… es recordado más bien, del estado disimulativo 
		de la fase de un paciente intentando jugar el papel de una persona 
		normal, escondiendo la realidad patológica, aunque continúe estando 
		enfermo o siendo anormal.
 
 Por ello, usaremos el término “la fase disimulativa de la patocracia” 
		para el estado de asuntos en donde un sistema patocrático juega aun más 
		hábilmente el papel de un sistema sociopolítico normal. En este estado, 
		las personas se vuelven resistentes y se adaptan a la situación dentro 
		del país afectado por este fenómeno; hacia fuera, sin embargo, esta fase 
		está marcada por una realzada actividad ponerogénica.
 
 El material patológico de este sistema, se infiltra más bien fácilmente 
		en otras sociedades, particularmente si son más primitivos, y todas las 
		avenidas de expansión patocrática son facilitadas por la disminución de 
		crítica de sentido común por parte de las naciones que constituyen el 
		territorio de expansionismo.
 
 
		Mientras tanto, en el país patocrático, la 
		estructura activa del gobierno descansa en las manos de individuos 
		psicopáticos, y la psicopatía esencial juega un papel estelar. 
		Especialmente durante la fase disimulativa. No obstante, los 
		individuos con rasgos obviamente patológicos deberán ser quitados de 
		ciertas áreas de actividad: es decir, de puestos políticos con 
		exposición internacional, en donde tales personalidades podrían 
		traicionar el contenido patológico del fenómeno. […]
 Necesidades similares aplican en otras áreas también. El constructor del 
		edificio de una nueva fábrica es a menudo alguien apenas conectado con 
		el sistema patocrático, pero sus habilidades son esenciales. Una vez la 
		plante esté en operación, el control de su administración es asumida por 
		patócratas, lo cual a menudo lleva a una ruina técnica. El ejército 
		similarmente necesita a personas dotadas con perspicacia y 
		cualificaciones esenciales, especialmente en el área de armas modernas. 
		…
 
 En tales situaciones, muchas personas son forzadas a adaptarse, 
		aceptando el sistema gobernante como un status quo, pero también 
		criticándolo. Ellos cumplen con sus deberes a pesar de las dudas y 
		conflictos de conciencia, siempre buscando una mejor salida, lo cual 
		discuten dentro de círculos de confianza. …
 
 La siguiente pregunta se sugiere así: ¿Qué sucede si la red de 
		entendimientos entre los psicópatas logra poder en posiciones de 
		liderazgo con exposición internacional?
   
		Esto puede sucedes, especialmente durante 
		las últimas fases del fenómeno. Incitados por su carácter, tales 
		personas tienen sed por solamente eso, aunque entrara en conflicto con 
		sus propios intereses de vida. … Ellos no comprenden que sobrevendría 
		una catástrofe. Los gérmenes no están conscientes de que serán quemados 
		vivos o escondidos en lo profundo del suelo, junto con el cuerpo humano 
		cuya muerte ellos están causando.
 Si varias posiciones de mando de un gobierno son asumidas por individuos 
		carentes de suficientes habilidades para sentir y comprender a otras 
		personas, y quienes tienen también deficiencias en cuanto a imaginación 
		técnica y habilidades prácticas – todas las áreas, tanto dentro del país 
		en cuestión como con respecto a las relaciones internacionales.
 
 
		En el interior, la situación se volverá 
		intolerable aun para aquellos ciudadanos que fueron capaces de anidarse 
		dentro de un “modus vivendi” relativamente confortable. Afuera, otras 
		sociedades comienzan a sentir la cualidad patológica del fenómeno muy 
		distintamente. Tal estado de asuntos no puede perdurar mucho tiempo. Uno 
		debe, entonces, estar preparado para cambios aun más rápidos, y también 
		comportarse con gran circunspección.
 La Patocracia es una enfermedad de grandes movimientos sociales seguidos 
		por sociedades enteras, naciones e imperios.
 
 En el curso de la historia humana, esto ha afectado a movimientos 
		sociales, políticos y religiosos, así como a las ideologías 
		acompañantes… convirtiéndolas en caricaturas de ellos mismos. … Esto 
		ocurrió como resultado de la … participación de agentes patológicos en 
		un proceso similarmente patodinámico. Esto explica porqué todas las 
		patocracias del mundo son, y han sido tan similares en sus propiedades 
		esenciales.…
 
 Identificando este fenómeno a través de la historia, y calificándolos 
		apropiadamente de acuerdo a su verdadera naturaleza y contenidos – no de 
		acuerdo a la ideología en cuestión, la cual sucumbió al proceso de 
		caricaturización – es un trabajo para historiadores. […]
 
 Las acciones de patocracia afectan a la sociedad entera, comenzando con 
		los líderes e infiltrando cada pueblo, negocio e institución. La 
		estructura social patológica gradualmente cubre el país entero, creando 
		una “nueva clase” dentro de aquella nación. Esta clase privilegiada se 
		siente permanentemente amenazada por los “otros”, es decir, por la 
		mayoría de las personas normales. Ni los patócratas mantienen ninguna 
		ilusión acerca de su destino personal, de haber un retorno al sistema 
		del hombre normal.
 
 Una persona normal privada del privilegio o alta posición va por allí 
		haciendo algún trabajo que le hará ganarse el sustento; pero los 
		patócratas nunca poseyeron ningún talento práctico, y el marco de tiempo 
		de su gobierno ha eliminado cualquier posibilidad residual de adaptarse 
		a las demandas del trabajo normal.
 
 Si le ley del hombre normal habría de reinstalarse, ellos y los de su 
		clase podrían ser sujetos a juicios, incluyendo una interpretación 
		moralizadora de sus desviaciones psicológicas; ellos serían amenazados 
		por una pérdida de libertad y vida, no meramente una pérdida de posición 
		y privilegios. Puesto que son incapaces de esta clase de sacrifico, la 
		sobrevivencia de un sistema el cual es mejor para ellos se convierte en 
		una idea moral. Tal amenaza deberá ser batallada por medios de astucia 
		política y carencia de escrúpulos respecto a aquellos otras personas de 
		“calidad – inferior”.
 
 En general, esta nueva clase está en la posición de depurar a sus 
		líderes si su conducta pone en peligro la existencia de tal sistema. … 
		La Patocracia sobrevive, gracias a la sensación de estar siendo 
		amenazado por la sociedad de personas normales, así como por otros 
		países en donde persisten varias formas del sistema del hombre normal. 
		Para los gobernantes, mantenerse en la cima es, por ello, el clásico 
		problema de “ser o no ser”.
 
 Así, pues, podemos formular una pregunta más cautelosa: ¿Puede, tal 
		sistema, alguna vez renunciar a una expansión política y territorial en 
		el exterior y establecerla como sus posesiones actuales? ¿Qué sucedería 
		si sobreviniera una situación que confiriera paz interna, el orden 
		correspondiente y una relativa prosperidad dentro de la nación?
 
 La gran mayoría de la población del país – siendo normal – haría un 
		hábil uso de todas las posibilidades emergentes, tomando ventaja de sus 
		cualificaciones superiores para luchar por un alcance cada vez más 
		grande de actividades. Gracias a sus números más altos, habría una mayor 
		tasa de nacimientos de su clase, y se incrementaría su poder.
 
 A esta mayoría se les unirían algunos hijos de la clase privilegiada, 
		quienes no heredaron los genes psicopáticos. El dominio de la patocracia 
		sería grandemente debilitado, finalmente llevando a una situación en 
		donde la sociedad de gente normal retoma el poder. Para los patócratas, 
		esta es una visión conocida y es su pesadilla.
 
 Así, la destrucción biológica, psicológica, moral y económica de esta 
		mayoría de gente normal es una necesidad “biológica” para los patócratas.
 
 Muchos medios sirven a este fin, comenzando con los campos de 
		concentración e incluyendo la guerra contra una turba obstinada, bien 
		armada que devastará y debilitará la energía humana lanzada e él, es 
		decir, que gobierna el mismo poder de poner en peligro a los patócratas. 
		Una vez están muertos con seguridad, los soldados serán decretados 
		héroes, para ser venerados, y útiles para criar a una nueva generación 
		fiel a la patocracia.
 
 Cualquier guerra emprendida por una nación patocrática tiene dos 
		frentes: el interno y el externo. El frente interno es más importante 
		para los líderes y la élite gobernante, y la amenaza interna es un 
		factor decisivo en lo que respecta a dar rienda suelta a la guerra. 
		Considerando si comenzar una guerra en contra de un país patocrático, u 
		no deberá considerar principalmente el hecho de que uno podría ser usado 
		como ejecutor de la gente común, cuyo aumento de poder representa un 
		incipiente peligro para la patocracia. Después de todo, los patócratas 
		no vacilan en hacer correr la sangre y el sufrimiento a la gente que 
		ellos consideran que no son completamente como ellos. […]
 
 La patocracia tiene otras razones internas para la búsqueda de 
		expansionismo a través del uso de todos los medios posibles. Mientras 
		exista ese “otro” mundo, gobernado por los sistemas del hombre normal, 
		instalado en y dentro de los esfuerzos de la mayoría no patológica, 
		creando, de tal modo, cierto sentido de dirección.
 
 La mayoría de la población no-patológica del país jamás dejará de sonar 
		con el restablecimiento del sistema del hombre normal de cualquier forma 
		posible. Esta mayoría jamás dejará de observar a otras países, esperando 
		el momento oportuno; su atención y poder deberá, por eso, ser distraída 
		de este propósito, y las masas deberán ser educadas y canalizadas en 
		dirección de esfuerzos imperialistas. Tales metas deberán buscarse 
		tenazmente, para que todo el mundo sepa para que se está luchando y en 
		nombre de quien deberán ser aguantadas las duras disciplinas y la 
		pobreza.
 
 
		Este último factor efectivamente limita la 
		posibilidad de actividades “subversivas” por parte de la sociedad de 
		personas normales.
 
		La ideología debe, por supuesto tener una 
		justificación correspondiente para este supuesto derecho para conquistar 
		al mundo, y deberá, por ello, ser apropiadamente elaborada. El 
		expansionismo es derivado de la naturaleza misma de a patocracia, no 
		desde la ideología, sino este hecho deberá ser enmascarado con 
		ideologías. […]
 Por otra parte, hay países con gobiernos de hombres normales, en donde 
		la gran mayoría de sociedades tiemblan solo de pensar que un sistema 
		similar podría ser impuesto en ellos.
 
 Los gobiernos de tales naciones, por eso hacen todo lo que pueden dentro 
		del marco de trabajo de sus posibilidades y su entendimiento del 
		fenómeno, para poder contener su expansión. Los ciudadanos de esos 
		países suspirarían con alivio si algún levantamiento fuera a reemplazar 
		este malévolo e incomprensible sistema con un método de gobierno más 
		humano, más fácilmente entendido, con quien sería posible una 
		coexistencia pacífica.
 
 Tales países emprenden así varios medios de acción para este propósito, 
		dependiendo su calidad de la posibilidad de entender esa otra realidad. 
		[…]
 
 Los factores económicos constituyen una parte muy significativa de la 
		motivación para esta tendencia expansionista. Puesto que las funciones 
		directivas han sido asumidas por individuos con una inteligencia 
		mediocre y rasgos patológicos de carácter, la patocracia se vuelve 
		incapaz de administrar apropiadamente cualquier cosa en absoluto. […]
 
 La prosperidad recolectada de naciones conquistadas puede ser explotada 
		durante un tiempo, haciendo que los ciudadanos se vean forzados a 
		trabajar más duro por una ínfima remuneración. Por el momento, no se le 
		ha dado pensamiento al hecho de que un sistema patocrático, dentro de un 
		país conquistado, causará eventualmente similares condiciones 
		improductivas; después de todo el correspondiente auto-conocimiento en 
		esta área no es resistente en el psicópata. […]
 
 Como ha sido el caso durante siglos, el poder militar es, por supuesto, 
		el principal medio para alcanzar estos fines. A través de los siglos, 
		dondequiera que la historia haya registrado la aparición del fenómeno 
		descrito, se han vuelto aparentes medidas específicas de influencia – 
		algo en el orden de inteligencia específica al servicio de la intriga 
		internacional, facilitando la conquista. Esta cualidad se deriva de las 
		características de personalidad que inspiran el fenómeno; debería 
		constituir información para que los historiadores identifiquen este tipo 
		de fenómeno a través de la historia.
 
 Los psicópatas existen en todas partes en el mundo; incluso una 
		patocracia muy lejana evoca una respuesta resonante en ellos, trabajando 
		en su sensación subyacente de que “hay un lugar para personas como 
		nosotros allí.” Las personas no críticas, frustradas y abusadas también 
		existen en todas partes, y ellas pueden ser alcanzadas por medio de una 
		propaganda apropiadamente elaborada.
 
 El futuro de una nación es grandemente dependiente de cuántas de estas 
		personas contenga. Gracias a su conocimiento psicológico específico y su 
		convicción de que la gente normal son ingenuos, una patocracia es capaz 
		de improvisar sus técnicas “anti-psicoterapéuticas” y patológicamente 
		egotistas, como usual, para insinuar su mundo de conceptos desviados a 
		otros. […]
 
 Siempre que una nación experimenta una “crisis interna del sistema” o 
		una hiperactividad de procesos ponerogénicos, se vuelve objeto de una 
		penetración patocrática, cuyo propósito es servirse del país como botín. 
		Entonces se vuelve fácil tomar ventaja de su debilidad interna y de sus 
		movimientos revolucionarios para imponer reglas en base al uso limitado 
		de la fuerza. … Después de una imposición forzada de tal sistema, el 
		curso de patologización de la vida se vuelve diferente; y tal patocracia 
		será menos estable, dependiendo su existencia misma del factor de la 
		fuerza exterior interminable…
 
 La fuerza bruta debe primero sofocar la resistencia de una nación 
		agotada; las personas que tienen habilidades militares o de liderazgo 
		deberán ser liquidados, y cualquiera apelando a valores morales y 
		principios legales deberá ser silenciado. Los nuevos principios nunca 
		son explícitamente declarados. La gente deberá aprender la nueva ley no 
		escrita por medio de dolorosa experiencia. La influencia anulada de este 
		mundo de conceptos desviados termina el trabajo, y el sentido común 
		demanda precaución y resistencia.
 
 Esto es seguido por un choque que aparece como trágico, siendo 
		espantoso. Alguna personas de cada grupo social – ya sean gente común 
		que han sido abusados, oficiales aristócratas, literarios, estudiantes, 
		científicos sacerdotes, ateos o don nadie no conocidos – repentinamente 
		comienzan a cambiar su personalidad y visión del mundo. Solo ayer eran 
		decentes cristianos y patriotas, ellos ahora exponen la nueva ideología 
		y se comportan despectivamente con cualquiera que todavía de adhiera a 
		los viejos valores. Solamente más tarde se vuelve evidente que esta 
		ostensible avalancha, como proceso, tiene sus límites naturales. …
 
 La patocracia impuesta a la fuerza llega en una forma acabada . 
		podríamos incluso llamarla madura. Las personas observándola de cerca 
		fueron incapaces de distinguir las fases tempranas de su desarrollo; 
		cuando los esquizoides y carateópatas estaban a cargo. …
 
 En un sistema impuesto, el material psicopático ya es dominante. […]
 
 La primera conclusión que se sugería a sí misma pronto después del 
		encuentro con el “profesor” [discutido anteriormente] fue que el 
		desarrollo del fenómeno está limitado por naturaleza, en términos de la 
		participación de individuos susceptibles dentro de una sociedad dada. La 
		evaluación inicial del aproximadamente 6% probó ser realista.
 
 Datos estadísticos coleccionados progresivamente, y ensamblados más 
		tarde, no contradijeron este gravamen. Esta valor varía de país en país, 
		en una magnitud de cerca de un por ciento hacia arriba o hacia abajo. … 
		La psicopatía esencial juega un papel desproporcionado, comparado a los 
		números, saturando el fenómeno como un todo con su propia calidad de 
		pensamiento y experiencia.
 
 Otras psicopatías – asténica, esquizoide, anankástica,
		histérica y otras – definitivamente tocan el segundo violín, 
		aunque en suma son mucho más numerosas. Los individuos esquirtoidales se 
		vuelven compañero viajeros, guiados por su lujuria por la vida, pero sus 
		actividades son limitadas por consideraciones a su propia ventaja.
 
 En naciones no-semíticas, los esquizoides son algo más numerosos que los 
		psicópatas esenciales; aunque altamente activos en las fases tempranas 
		del génesis del fenómeno, éstos traicionan una atracción a la patocracia, 
		como también la distancia racional del pensamiento eficiente. Así, se 
		encuentran divididos entre tal sistema y la sociedad de personas 
		normales.
 
 Hay personas menos distintamente inclinadas en la dirección patocrática. 
		Estas incluyen estados causados por las actividades tóxicas de ciertas 
		sustancias, tales como el éter, el monóxido de carbono, y posiblemente 
		algunas endotoxinas. [¿Tal como la nicotina? ¿Habremos quizás ahora 
		encontrado la razón por la cual la actual patocracia y la anterior – La 
		Alemania Nazi – era tan fascista en su imposición de la legislación 
		antifumadora?]
 
 Los individuos paranoicos cuentan con el apoyo sin crítica alguna, 
		dentro de tal sistema. No obstante, en general, los portadores de varias 
		clases de daño al tejido cerebral claramente se inclinan hacia la 
		sociedad de personas normales, y como resultado de sus problemas 
		psicológicos, bajo una patocracia, sufren incluso más que las personas 
		sanas.
 
 También resultó que los portadores de algunas anomalías fisiológicas, 
		conocidas a los médicos y a veces a los psicólogos, y las cuales son, 
		sobre todo, de naturaleza hereditaria, manifiestan tendencias partidas, 
		similares e las de los esquizoides. De manera similar, las personas cuya 
		naturaleza les ha cargado con una vida corta, y una frecuencia de muerte 
		relacionada con cáncer indica una característica e irracional atracción 
		hacia este fenómeno. … La resistencia disminuida de un individuo a los 
		efectos de la patocracia y su atracción a ella, parece ser una respuesta 
		holística del organismo de la persona, no meramente de su maquillaje 
		psicológico por sí solo.
 
 Aproximadamente el 6% de la población constituyen la estructura activa 
		de la patocracia, la cual lleva su propio y peculiar sentido de 
		conciencia para sus propias metas. El doble de personas constituyen un 
		segundo grupo: aquellos que han logrado envolver sus personalidades para 
		resolver las demandas de la nueva realidad. …
 
 Este segundo grupo consiste de individuos quienes, en promedio, son más 
		débiles, más enfermizos y menos vitales. La frecuencia de enfermedades 
		mentales conocidas en este grupo es dos veces el índice del promedio 
		nacional. Podemos asumir, así, que el génesis de su actitud sumisa hacia 
		el régimen, mayor es su susceptibilidad a los efectos patológicos, y su 
		caprichoso oportunismo incluye varias anomalías relativamente 
		impalpables. …
 
 El grupo del 6% constituye la nueva nobleza; el grupo del 12% forma una 
		nueva burguesía, cuya situación económica es la más ventajosa. … 
		Solamente el 18% de la población del país está, así, a favor del nuevo 
		sistema de gobierno.
 
 La gran mayoría de la población forma la sociedad de personas normales, 
		creando una red informal de comunicaciones. Es necesario que nos 
		preguntemos porqué estas personas rechazan las ventajas que produce la 
		conformidad, conscientemente prefiriendo el papel se oposición: pobreza, 
		hostigamiento y acortamiento de las libertades humanas.
   
		¿Qué ideales los motivan? ¿Será meramente un 
		tipo de romanticismo?
 Una persona con un subconsciente normal humano, una buena inteligencia 
		básica y completas facultades de pensamiento crítico tendría un rato 
		difícil aceptando tal compromiso; devastaría su personalidad y 
		engendraría neurosis. Al mismo tiempo, tal sistema fácilmente lo 
		distingue y lo separa de su propia clase, sin importar sus vacilaciones 
		esporádicas. Ningún método de propaganda puede cambiar la naturaleza de 
		este fenómeno macro-social, o la naturaleza de un ser humano normal. 
		Éstos permanecen extraños uno a otro para siempre.
 
 Después de que ha sido formada una estructura patocrática, la población 
		es efectivamente dividida de acuerdo con líneas completamente diferentes 
		de lo que alguien, que haya sido criado afuera de lo articulado en este 
		fenómeno, pudiera imaginar, y que de alguna manera cuyas condiciones 
		actuales son también imposibles de comprender. …
   
		La Patocracia corroe el organismo social 
		entero, echando a perder sus habilidades y energía. … Los típicos 
		patócratas toman todas las funciones administrativas en una estructura 
		totalmente destruida de una nación. Tal estado deberá ser a corto plazo, 
		puesto que ninguna ideología puede vivificarlo. El tiempo llega cuando 
		las masas comunes de la gente desean vivir como seres humanos, y el 
		sistema ya no puede resistirlo más.
 La Patocracia es incluso menos que un sistema socioeconómico que una 
		estructura social o un sistema político. Es un proceso de enfermedad 
		macro social afectando naciones enteras, y corriendo el curso de sus 
		características propiedades patodinámicas. … Mientras nos mantengamos 
		usando métodos de comprensión para este fenómeno patológico, que 
		intentan doctrinas políticas para definirlo, (aun si esas doctrinas son 
		heterogéneas a él), no seremos capaces de identificar las causas y 
		propiedades de la enfermedad.
 
 
		Una ideología correspondientemente preparada 
		podría disimular las cualidades esenciales de las mentes de científicos, 
		políticos y gente común.
 
 
 Personas Normales Bajo Regla Patocrática
 
 Como lo hemos citado arriba, la anomalía distinguida como psicopatía 
		esencial inspira el fenómeno global en una patocracia bien desarrollada… 
		El mundo patocrático – el mundo de egotismo y terror patológico – es tan 
		difícil de entender para las personas criadas fuera del alcance de este 
		fenómeno, que a menudo manifiestan ingenuidad infantil, aun si han 
		estudiado la psicopatología y son psicólogos de profesión. …
 
 Si una persona con un sustrato instintivo normal e inteligencia básica 
		ya ha escuchado y leído acerca de tal sistema de despiadada autocracia “ 
		“basada en una ideología fanática”, siente que ya ha formado una opinión 
		en el tema. Sin embargo, una confrontación directa con el fenómeno causa 
		que se sienta intelectualmente impotente. Todas sus anteriores 
		proyecciones demostraron ser virtualmente inútiles; no explican 
		absolutamente nada. Esto provoca una molesta sensación de que el y la 
		sociedad en la que fue educado son bastante ingenuos…
 
 Una de las diferencias observadas entre una persona normalmente 
		resistente y alguien que ha sido sometido a una transpersonificación es 
		que el primero tiene mayor capacidad para sobrevivir este vacío 
		cognoscible y desintegrador, mientras que el último llena el vacío con 
		el material de propaganda patológica, y sin suficientes controles.
 
 Cuando la mente humana entra en contacto con esta nueva realidad, tan 
		diferente de cualquier experiencia encontrada por una persona criada en 
		una sociedad dominada por gente normal, esto suelta síntomas de choque 
		psicofisiológico en el cerebro humano, con un tono más alto de 
		inhibición de la corteza y una sofocación de sensaciones, las cuales a 
		veces fluyen incontrolablemente. Las mentes humanas trabajan más 
		despacio y menos intensamente, puesto que los mecanismos asociativos se 
		vuelven ineficientes.
 
 Especialmente cuando una persona tiene contacto directo con 
		representantes psicopáticos del Nuevo régimen, quienes usan su 
		experiencia específica como para traumatizar las mentes de los “otros” 
		con sus propia personalidades, su mente sucumbe a un estado de catatonía 
		temporal (N. d T. – síndrome propio de psicosis esquizofrénica que 
		supone negativismo, mutismo, sugestionabilidad, estereotipia, etc.) . 
		Sus arrogantes y humillantes técnicas, sus brutales paramoralizaciones, 
		matan sus procesos de pensamiento y sus capacidades de auto defensa, y 
		sus métodos de de experiencias divergentes se ancla en su mente.
 
 Solamente después de que han pasado estos estados psicológicos 
		increíblemente desagradables, gracias al descanso en compañía 
		benevolente, es posible reflejar – lo cual es siempre un difícil y 
		doloroso proceso – o volverse consciente que la mente de uno y el 
		sentido común ha sido engañado por algo que no puede encajar en la 
		imaginación normal humana.
 
 El hombre y la sociedad están parados al comienzo de una larga ruta de 
		experiencias desconocidas, las cuales, después de mucho ensayo y error, 
		finalmente conduce a cierto conocimiento hermético de cuáles son las 
		cualidades del fenómeno, y cómo acumular resistencia psicológica a ello.
 
 Especialmente durante la fase disimulativa, esto hace posible adaptarse 
		a la vida en este mundo diferente y así hacer arreglos para unas 
		condiciones de vida más tolerables.
 
 
		Por ello observaremos los fenómenos 
		psicológicos, el conocimiento, la inmunización y adaptación, tal como no 
		habría podido ser predicha antes, y tampoco pudo ser entendida en el 
		mundo restante, bajo la regla de los sistemas del hombre normal. Sin 
		embargo, una persona normal nunca puede adaptarse completamente a un 
		sistema patológico; es fácil volverse pesimita acerca de los resultados 
		finales de esto.
 Tales experiencias son intercambiadas durante discusiones vespertinas 
		entre un círculo de amigos, creando así, dentro de la mente de las 
		personas, una especie de conglomeración de percepción, la cual es 
		inicialmente incoherente, y contiene deficiencias objetivas. [...]
 
 La ideología oficialmente predicada para la patocracia continúan 
		conservando sus energías sugestivas, que continúan disminuyendo, hasta 
		que llega el momento en la razón humana logra localizarla como algo 
		subordinado, lo cual no es descriptivo de la esencia del fenómeno. [...]
 
 Bajo tales condiciones, tanto el instinto como las sensaciones y la 
		resultante inteligencia básica juegan papeles instrumentales, 
		estimulando al hombre a hacer selecciones que son en gran medida 
		subconscientes.
 
 Bajo las condiciones creadas por la regla patocrática impuesta, nuestro 
		subconsciente instintivo es un factor instrumental para unirse a la 
		oposición. Similarmente, las motivaciones ambientes, económicas e 
		ideológicas que influenciaron la formación de la personalidad del 
		individuo, incluyendo aquellas actitudes políticas que fueron asumidas 
		más temprano… desaparecen dentro del acercamiento estadístico y 
		disminuye a través de los años de gobierno patocrático.
 
 Las decisiones y las selecciones de caminos hechas de regreso a la 
		sociedad del hombre normal son finalmente decididas por factores 
		usualmente heredados por medios biológicos, y así, no son el producto de 
		la opción de la persona, y predominantemente en procesos subconscientes.
 
 La inteligencia general del humano, especialmente su nivel intelectual, 
		juega un papel relativamente limitado en este proceso de seleccionar un 
		camino de acción, como expresado por la significativa estadística, pero 
		baja correlación de -0.16. Mientras más alto sea el nivel general de 
		talento de la persona, más difícil es usualmente para el reconciliarse 
		con esta realidad diferente, y encontrar dentro de ella un modus 
		vivendi.
 
 Al mismo tiempo, las personas con dones y talento sí se unen a la 
		patocracia, y ásperas palabras de desprecio contra el sistema pueden 
		escucharse por parte de personas simples, sin educación.
 
 Solamente aquellas personas con el grado más alto de inteligencia – las 
		cuales, como ya se ha mencionado, no acompañan psicopatías - son 
		incapaces de encontrar el significado de la vida dentro de tal sistema. 
		A veces son capaces de tomar ventaja de su mentalidad superior para 
		encontrar caminos excepcionales en los cuales ser útiles a otros.
 
 
		Desperdiciando los mejores talentos predice 
		una eventual catástrofe para cualquier sistema social.
 Puesto que esos factores sujetos a las leyes de la genética han probado 
		ser decisivos, la sociedad se vuelve dividida en los adherentes de la 
		nueva regla, la nueva clase media, mencionada arriba, y la mayoría de 
		oposición por medio de criterio no conocido antes.
 
 
		Puesto que las propiedades que causan esta 
		nueva división aparecen en más o menos iguales proporciones dentro de 
		cualquier viejo grupo social o nivel, esta nueva división corta justo a 
		través de estas capas tradicionales de la sociedad. Si tratamos la 
		antigua estratificación, cuya formación fue decisivamente influenciada 
		por el factor talento, como horizontal, la nueve debería ser referida a 
		ella como vertical. El factor más instrumental en esta última es una 
		buena inteligencia básica, la cual, como ya sabemos, es ampliamente 
		distribuida a través de todos los grupos sociales.
 Incluso aquellas personas que fueron objeto de injusticia social en el 
		sistema anterior y luego se les confiere otro sistema, el cual 
		supuestamente los protege, lentamente comienzan a criticar a esta 
		último. [...]
 
 Uno de los primeros descubrimientos hechos por una sociedad de personas 
		normales es que es superior a los nuevos gobernantes en inteligencia y 
		capacidades prácticas, sin importar cuan genios estos parezcan ser (por 
		medio del magnetismo o encanto). Los nudos que anulan la razón son 
		gradualmente soltados, y la fascinación con el conocimiento secreto y el 
		plan de acción del nuevo régimen comienza a disminuir, seguido por la 
		familiarización con el conocimiento acerca de esta nueva realidad..
 
 El mundo de personas normales es siempre superior al otro, siempre que 
		sea necesaria una actividad constructiva, ya sea la reconstrucción de un 
		país devastado, del área de tecnología, la organización de la vida 
		económica o científica, y el trabajo de medicina. [...]
 Como ya hemos señalado anteriormente, cada anomalía psicológica es, de 
		hecho, un tipo de deficiencia. Las Psicopatías están basadas 
		principalmente en deficiencia en el subconsciente instintivo; sin 
		embargo, su influencia ejercida sobre el desarrollo mental también 
		conduce a deficiencias en la inteligencia en general, como lo discutimos 
		ya arriba.
 
 Esta deficiencia no es compensada por la creación del conocimiento 
		especial psicológico que observamos entre algunos psicópatas.
 
 Tal conocimiento pierde su poder hipnotizante cuando la gente normal 
		aprende a entender este fenómeno también. El psicopatólogo no se 
		sorprendió por el hecho que el mundo de personas normales es dominante, 
		y requiere habilidades y talento. Para aquella sociedad, sin embargo, 
		esto representó un descubrimiento que engendró esperanzas y relajación 
		psicológica.
 
 Puesto que nuestra inteligencia es superior a la de ellos, podemos 
		reconocerlos y entender cómo piensan y actúan. Esto es lo que aprende 
		una persona en tal sistema, por su propia iniciativa, forzado por las 
		necesidades diarias. El aprende al ir a trabajar a su oficina, escuela o 
		fábrica, ya sea que necesite tratar con las autoridades, o al ser 
		arrestado – algo que solo muy poca gente logra evitar.
 
 El autor y muchos otros aprendieron mucho acerca de la psicología de 
		este fenómeno macro social, durante el entrenamiento de indoctrinación 
		obligatoria. Los organizadores y conferencistas no podrían haber pensado 
		en tal resultado. El conocimiento práctico de esta nueva realidad va 
		acrecentando, gracias a lo cual la sociedad gana recursos de acción que
		les permite tomar una mejor ventaja de los puntos débiles del sistema 
		de gobierno.
 
 Esto permite una reorganización gradual de acoplamiento social, que con 
		el tiempo trae sus frutos. …
 
   
	Capitalismo y Psicopatía
 Los miembros de la 
	
	Quantum Future School
	(Escuela de Futuro Cuántico) han sido contratados para 
	estudiar la psicopatía y la pseudo-psicopatía durante varios años. Esto 
	ciertamente ha preparado a la mayoría de nosotros a ser capaces de ver al 
	hombre detrás de la cortina, o, en este caso, detrás de la “máscara de la 
	cordura”.
 
 Estos estudios condujeron a la pregunta: ¿porqué el comportamiento 
	psicopático parece estar ten extendido en los Estados Unidos? (Eso no 
	significa que no existe en cualquier otras partes – esto es un hecho).
 
 Linda Mealey, del Departamento de Psicología en la Universidad de San 
	Benedicto en San José, Minnesota, recientemente propuso ciertas ideas en su 
	papel: “La socio-biología de la sociopatía – Un Modelo Evolucionario 
	Integrado" (The Sociobiology of Sociopathy - An Integrated Evolutionary Model.)
 
 Estas idean abordan el aumento de la psicopatía en la cultura 
	estadounidense, sugiriendo que en una sociedad competitiva – capitalista por 
	definición – la psicopatía es adaptativa y probable que se incremente.
 
 Ella escribe:
 
		
		“Yo he, así, discutido que algunos 
		individuos parecen tener un genotipo que los predispone a la psicopatía.
 [La psicopatía describe] las diferencias individuales, genéticamente 
		basadas y dependientes de la frecuencia en el empleo de estrategias de 
		vida. [Los psicópatas] siempre aparecen en toda cultura, sin importan 
		cuales son las condiciones socio-culturales. [...]
 
 La competividad incrementa el uso de estrategias antisociales y 
		maquiavélicas, y puede contrarrestar una conducta pro-social… Algunas 
		culturas estimulan más que otras la competividad, y estas diferencias en 
		valores sociales varían tanto culturalmente como a través de las 
		culturas. […]
 
 A través de ambas dimensiones, altos niveles de competitividad están 
		asociados con altas proporciones de crímenes y maquiavelismo.
 
 Una alta densidad de la población, una forma indirecta de la 
		competición, es también asociada con una conducta pro-social reducida y 
		un comportamiento anti-social incrementado.”
 
		[Mealey, op. cit.]. 
	La conclusión es que el modo capitalista de 
	vida, asociada, en los Estados Unidos, con la “democracia” ha optimizado la 
	sobrevivencia de psicópatas, con la consecuencia de que es una “estrategia 
	de vida” adaptativa, que es extremadamente exitosa en la sociedad 
	estadounidense, y así ha incrementado en la población en términos genéticos, 
	así como actuando como un factor de atracción para los individuos 
	psicopáticos en otros países durante ya bastante tiempo.
 El hecho es que los Estados Unidos están probablemente inundados con 
	psicópatas y esquirtoides, como lo menciona Lobaczewski.
 
 Es más, como consecuencia de una sociedad que es adaptante para lal 
	psicopatía, muchos individuos que NO son psicópatas genéticos se han 
	adaptado similarmente, volviéndose psicópatas “efectivos”, o “caracteópatas”, 
	como lo ha descrito Lobaczewski.
 
 
	Mealey:  
		
		“Por supuesto, porque no son discapacitados 
		intelectualmente, esos individuos [psicópatas] progresarán normalmente 
		en términos de desarrollo perceptivo, y adquirirán una teoría de la 
		mente. Sus teorías, sin embargo, serán formuladas puramente en términos 
		instrumentales [¿Que podría CONSEGUIR para mi el asumir esto u lo 
		otro?], sin acceso al entendimiento empático en el que nos fiamos 
		nosotros la mayor parte del tiempo.
 Podrán volverse excelentes juzgadores del comportamiento de otros, ya 
		que no están sugestionados por la ‘intrusividad’ de la emoción, actuando 
		como lo hacen los apostadores profesionales, únicamente sobre las leyes 
		nomothetics y datos actuarial (actuarial data) datos actualizados en vez 
		de en sensaciones y corazonadas.
 
 En la determinación de cómo ‘actuar’ en los encuentros sociales del 
		acontecer diario, ellos usarán un acercamiento puramente de costos y 
		beneficios, basados en resultados personales inmediatos, sin cotar con 
		reacciones emocionales de los otros con quienes están tratando.
 
 Sin ningún verdadero amor que los ‘comprometa’, sin ansiedad alguna que 
		les prevenga el miedo de ‘ser detectados’, sin culpabilidad que les 
		inspire arrepentimiento, esos son libres para jugar continuamente para 
		su beneficio a corto plazo.
 
 Al mismo tiempo, por los cambios en las frecuencias de los genes dentro 
		de la población, no serán capaces de mantener el paso con los parámetros 
		tan rápidamente cambiantes de las interacciones sociales, una proporción 
		adicional fluctuante de sociopatía será el resultado, porque, en una 
		sociedad de []psicopatía], las circunstancias ambientales hacen una 
		estrategia antisocial de la vida más provechosa que una estrategia 
		favorable socialmente.”
 
		[Mealey, op. cit.] 
	En otras palabras, en un mundo de psicópatas, 
	aquellos que no son psicópatas genéticos, son inducidos a comportarse como 
	psicópatas para sobrevivir. Cuando se establecen reglas para hacer a una 
	sociedad “adaptable” a la psicopatía, convierte a todos en sociópatas.
 Lo que hace al psicópata tan peligroso y atemorizante es que el o ella 
	llevan puesta una completamente convincente “máscara de Cordura”- esto 
	pueda, al principio hacer parecer a tal persona muy persuasiva y 
	obligatoriamente sana, de acuerdo al psiquiatra 
	
	Harvey Cleckley. Chackley fue el 
	primero en describir los síntomas dominantes del desorden.
 
	En general, el psicópata exitoso “computa” hasta donde pueden salirse con 
	una proporción de costos y beneficios de las alternativas. Entre los 
	factores que ellos consideran como los más importantes están el dinero, el 
	poder y la gratificación de deseos negativos.
 
 Ellos no están motivados por tal refuerzo social como ventajas al futuro o 
	al bienestar de otros – aun incluyendo aquellos que uno sospecharía que sí 
	les importarían, como serían sus propias familias. Se han realizado estudios 
	que muestran que encerrando a un psicópata no tiene absolutamente ningún 
	efecto en ellos en términos de modificar sus estrategias de vida. De hecho, 
	se ha demostrado que esto los hace peores.
 
 Efectivamente, cuando son encerrados, los psicópatas simplemente aprenden 
	cómo ser mejores psicópatas.
 
 El psicópata está obsesionado con el control, aun si dan la impresión 
	de ser desamparados. Su pretensión de sensibilidad emocional es realmente 
	parte de su función de control: Mientras más alto sea el nivel de creencia 
	que el psicópata pudiera inducir en su víctima a través de sus dramas, mayor 
	“control” cree el psicópata que tiene. Y, de hecho, esto es verdad.
 
 Ellos tienen el control cuando otros creen sus mentiras. Lamentablemente, el 
	grado de creencia, el grado de “sumisión” a este control por medio de falsas 
	representaciones, generalmente produce mucho dolor cuando la verdad es 
	vislumbrada, que la víctima preferiría continuar en esa mentira que 
	enfrentar el hecho que ha sido embaucado.
 
 La conducta pasada de una sociedad será usada por el psicópata (o por la 
	red ponerológica) para predecir el futuro comportamiento de esa 
	sociedad. Como un jugador individual, una sociedad tendrá cierta 
	probabilidad de detectar engaño y una memoria más o menos exacta de quien lo 
	ha engañado en el pasado. La sociedad también tendrá una cierta probabilidad 
	de haber desarrollado o no una propensión a tomar represalias en contra de 
	un mentiroso o timador.
 
 Puesto que el psicópata está usando un abordamiento actuado para determinar 
	los costos y beneficios de diferentes conductas, (hasta que grado puede 
	salirse con la suya), es realmente el comportamiento pasado de la sociedad 
	el que entrará en sus cálculos, en vez de cualquier gravamen de riesgo 
	basado en cualquier “miedo o ansiedad” de ser pillado y castigado, que las 
	personas empáticas pudieran sentir con anticipación al hacer algo ilegal.
 
 Así, para reducir el comportamiento psicopático en la sociedad y en el 
	gobierno, una sociedad debe establecer y reforzar una reputación para más 
	altos promedios de detección de engaño e identificación de mentirosos, y de 
	una buena voluntad para tomar represalias. En otras palabras, debe 
	establecer una exitosa estrategia de disuasión.
 
 Puesto que el psicópata es particularmente incapaz de tomar decisiones 
	basadas en consecuencias a futuro, es capaz solamente de enfocar su atención 
	en una gratificación inmediata – metas a corto plazo – es posible que se 
	pueda tratar con tales individuos, estableciendo una historia de castigo 
	social de rápida distribución. Es decir, el identificar y castigar a 
	mentirosos y timadores deberá ser inmediato y consistente, siendo así, 
	predecible cuando esto ocurra.
 
 Y aquí venimos al tema referente a las interacciones sociales humanas del 
	mundo real a gran escala: reducir la psicopatía en nuestros líderes 
	depende de que expandamos la memoria colectiva de la sociedad sobre las 
	conductas pasadas de jugadores individuales. Aquellos que no recuerdan 
	la historia están condenados a repetirla.
 
 Cualquier exploración razonable en las noticias revelará que las mentiras y 
	el engaño no están tan “encubiertos” como los apologistas americanos 
	quisieran pensar.
 
 Incluso los estadounidenses menos informados tiene alguna idea de que hubo 
	ciertamente algo que olía mal acerca de la investigación del asesinato de 
	JFK. En años recientes, el hombre a cargo de la Comisión Warren, Gerald 
	Ford, también expresidentes, admitió haber “engañado” en el reporte cuando 
	admitió haber cambiado el lugar de una de las heridas de bala en el reporte 
	final.
 
	Entonces vino el Watergate, seguido por el Asunto Irán-Contra, sin mencionar 
	el “Mónica-gate”. Esto parece casi ingenuo comparado con las mentiras de la 
	gente actualmente en el poder. Las mentiras de la “pandilla 
	de Bush", de elecciones robadas, hasta
	los 
	ataques del 9/11 y a través de las infames armas de destrucción 
	masiva en Irak, han tomado el arte de la mentira a alturas que 
	impresionarían a Hitler mismo. Y aquí estamos solamente tocando algunas 
	cosas destacadas que son más familiares para todos los estadounidenses.
 
 ¿Que consecuencias sufrieron los engañadores de la sociedad?
 
 Ninguna. De hecho, en casi cada caso, fueron recompensados elegantemente con 
	aquellas cosas de valor para el psicópata: dinero y bienes materiales. Si 
	alguien piensa que se avergonzaron por exposición al público, ¡piénselo de 
	nuevo! Pero lo que de interés crucial aquí es el hecho que el pueblo 
	estadounidense simplemente no ha respondido a las revelaciones de las 
	mentiras en el gobierno con ningún ultraje que pudiera ser considerado como 
	símbolo. En el presente, ni siquiera hay un “ultraje simbólico”.
 
 ¿No encuentra esto extraño?
 
	Pero nosotros ya hemos notado la razón: el estilo de vida estadounidense ha 
	optimizado la sobrevivencia de la psicopatía y en un mundo de psicópatas, 
	aquellos que no son genéticamente psicópatas, son inducidos a comportarse 
	como sicópatas simplemente para sobrevivir.
 
 Cuando las reglas se fijan para hacer una sociedad “adaptada” a la 
	psicopatía, hace de todos unos sociópatas. Como consecuencia, un largo 
	número de estadounidenses son sociópatas efectivos. (Aquí, nosotros usamos 
	la palabra “sociópata” como designación de aquellos individuos que nos son 
	psicópatas genéticos)
 
 Y así, tenemos a George Bush y el Cuarto Reich calculando 
	hasta dónde pueden salirse cn la suya viendo en la historia las reacciones 
	de las personas estadounidenses al engaño.
 
 No hay ninguno, porque el sistema es tan adaptado a la psicopatía. En otras 
	palabras, los estadounidenses aguantan a Bush y a su agenda porque la 
	mayoría de ellos son, efectivamente, como el.
 
 
	Pero eso no es porque todos nacieron de esa 
	manera. Es porque la psicopatía es requerida para sobrevivir en la sociedad 
	capitalista, competitiva estadounidense.
 Cuando una sociedad vuelve más grande y más competitiva, los individuos se 
	vuelven más anónimos y más maquiavélicos. La estratificación y segregación 
	social conduce a sensaciones de inferioridad, pesimismo y depresión entre 
	los “no-tengo”, promoviendo el uso de “estrategias de engaño” en la vida, 
	que, entonces, hacen el ambiente más adaptable para la psicopatía en 
	general, porque aquellos que están sufriendo responderán positivamente a 
	cualquier signo de cambio, incluso si no realizan que el cambio está siendo 
	propuesto por aquellos que realmente harán peores sus vidas.
 
 La conducta psicopática entre los psicópatas no-genéticos pudiera 
	visualizarse como un método funcional para obtener los recursos deseables, 
	incrementando el estatus de un individuo en un grupo local, e incluso un 
	medio de proporcionar un estímulo que la gente social y financieramente 
	acertada encuentra aceptable en los desafíos físicos e intelectuales.
 
 En los Estados Unidos, la gran mayoría de hogares son afectados por el hecho 
	que el trabajo, divorcio o ambos, les han quitado a uno o ambos padres de la 
	interacción con sus hijos durante la mayor parte del día. Esto es una 
	consecuencia de la economía capitalista.
 
 Cuando los padres están ausentes, o incluso cuando uno de los padres está 
	presente, pero no posee el conocimiento suficiente o la información, los 
	niños son dejados a la merced de lo que está disponible a sus ojos (TV, 
	Nintendo, etc.), una cultura formada por los medios de comunicación. Armados 
	con palancas de mando y controles remotos de TV, los niños son guiados desde 
	South Park y Jerry Springer hasta Combate Mortal en el Nintendo. Los 
	niños normales se desensibilizan a la violencia.
 
 Niños más susceptibles – niños con una herencia genética a la psicopatía - 
	son empujados hacia un peligroso precipicio mental. Mientras tanto, el 
	gobierno regularmente está pasando leyes, a demanda de los padres y de la 
	comunidad psicológica, diseñados a evitar las consecuencias impuestas sobre 
	el comportamiento violento de los jóvenes.
 
  En cuanto a la violencia de los medios de comunicación, pocos investigadores 
	continúan tratando de disputar que el derramamiento de sangre en la TV y en 
	las películas tiene un efecto en los niños que las miran. Agregado a esta 
	mezcla están ahora los juegos de video estructurados alrededor de modelos de 
	caza y matanza. Enganchados por los gráficos, los niños aprenden a asociar 
	los chorros de “sangre” con la satisfacción principal de anotar un 
	“triunfo”.
 
 Una vez más, la economía – el capitalismo disfrazado como “democracia” 
	– controla su realidad.
 
 El hecho es que es un sistema casi mecánico el que opera basado en la 
	naturaleza psicológica de los seres humanos, la mayoría de los cuales 
	prefiere vivir en la negación o necesitan vivir en la negación para 
	complacer a sus padres, sus parejas, sus líderes religiosos y sus líderes 
	políticos. Todo lo que ellos quieren hacer es tener alguna relajación para 
	disfrutar el “Sueño Americano”.
 
 Después de todo, “si la ignorancia es una dicha, es tonto ser sabio”. Esto 
	es más que nada especialmente verdad cuando consideramos el instinto de 
	sobrevivencia del ego. Si la cultura oficial – creada por psicópatas - dice 
	que “no hay hombre detrás de la Cortina”, trabajando a través del sistema de 
	creencias inculcado, hay muy poca posibilidad de que la mayoría de gente sea 
	capaz de ver la fuente del fenómeno ponerológico en nuestro mundo.
 
 Ahora, 
	considere toda la previa información ahora en relación 
	a los ataques del 9/11.
 
 De hecho, ellos han CREADO sus procesos de pensamiento!
 
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