por Laura Knight-Jadczyk

28 de noviembre de 2005
del Sitio Web Cassiopaea

traducción de Adela Kaufmann
versión original en ingles

 

 

 

Andrew M. Lobaczewski
Nov. 2005

 

La Patocracia es una enfermedad de grandes movimientos sociales, seguidos por sociedades enteras, naciones e imperios. En el curso de la historia humana, ha afectado a movimientos sociales, políticos y religiosos, así como a las ideologías que los acompañan… convirtiéndolas en caricaturas de ellos mismos... Esto ocurrió como resultado de la … participación de agentes patológicos en un similar proceso patodinámico.

Eso explica porqué todas las patrocacias en el mundo son y han sido tan similares en sus problemas esenciales.

…Identificando este fenómeno a través de la historia, y calificándolo de acuerdo a su verdadera naturaleza y contenidos – no de acuerdo a la ideología en cuestión, (la cual sucumbió al proceso de caricaturización) – es una labor para historiadores. […]

Las acciones [de la patocracia] afectan a una sociedad entera, comenzando con los líderes, infiltrando toda ciudad, negocio e institución. La estructura social patológica gradualmente cubre el país entero, creando una “nueva clase” dentro de esa nación.

Esta clase privilegiada [de patócratas], se siente permanentemente amenazada por los “otros”, es decir por la mayoría de la gente normal. Los patócratas tampoco entretienen ninguna ilusión acerca de su destino personal, de haber un retorno al sistema del hombre normal.

Andrew M. Lobaczewski
Political Ponerology: A science on the nature of evil adjusted for political purposes

(Ponerología Política: Una ciencia sobre la naturaleza de mal ajustada para propósitos políticos)

 

La palabra “psicópata” generalmente evoca imágenes apenas refrenadas – sin embargo sorprendentemente urbanas de la fama del Dr. Hannibal Lecter en “El Silencio de los Inocentes”. Yo admito que esta fue la imagen que vino a mi mente cada vez que escuchaba la palabra.

Pero estaba equivocado, e iba a aprender muy dolorosamente esta lección por experiencia directa. Los detalles exactos están escritos en otra parte; lo importante es que esta experiencia fue probablemente uno de los episodios más dolorosos e instructivos de mi vida, y me habilitó para sobreponer un bloqueo en mi conciencia del mundo a mí alrededor, y de aquellos que lo habitan.

Con respecto a la conciencia, necesito declarar, a título de indicación, que he pasado 30 años estudiando psicología, historia, cultura, religión, mito y lo supuestamente llamado paranormal. Yo también he trabajado durante muchos años con hipnoterapia – lo cual me dio un buen conocimiento mecánico de cómo la mente/cerebro del ser humano opera a niveles muy, pero muy profundos. Pero aun así, yo todavía estaba operando con ciertas creencias firmemente en su lugar, y éstas se convirtieron en añicos debido a mi investigación sobre la psicopatía. Realicé que había cierto juego de ideas que yo sostenía acerca de los seres humanos que eran sacrosantos.

Incluso hasta escribí acerca de esto una vez, de la siguiente manera:

…mi trabajo me ha demostrado que la vasta mayoría de las personas quieren hacer el bien, para experimentar buenas cosas, pensar Buenos pensamientos y hacer decisiones con Buenos resultados. También intentan con toda su fuerza hacerlo así. Con la mayoría de la gente teniendo este deseo interno, ¿porqué no está sucediendo?

Era muy ingenuo, lo admito. Había muchas cosas que no sabía, que he aprendido desde esas palabras. Pero aun en ese tiempo, yo estaba consciente de cómo nuestras propias mentes pueden ser usadas para engañarnos.

Ahora, ¿Qué creencias sostenía yo que me hicieron víctima de un psicópata? La primera y más obvia es que yo realmente creía muy dentro de mi que todas las personas eran básicamente “buenas”, y que todas,

“querían hacer el bien, experimentar cosas buenas, pensar buenos pensamientos y hacer decisiones con buenos resultados. Y que intentan con toda su fuerza hacerlo…”

Pues sucede que esto no es verdad, y cuando yo – y todos los implicados en nuestro grupo de trabajo – aprendimos, para nuestro dolor, como dicen ellos, pero también para nuestra edificación. Para llegar a alguna comprensión sobre que clase de ser humano exactamente podría hacer las cosas que estaban haciéndome (y a otros cerca de mí), y que es lo que podría motivarlos – incluso conducidos – a comportarse de esta manera, comenzamos a investigar la literatura sobre psicología para encontrar pistas, porque necesitábamos comprenderlo, para nuestra propia paz mental.

Si hay alguna teoría psicológica que pueda explicar una conducta viciosa y dañina, ayuda mucho para la víctima de tales actos el tener esta información, para que no tengan que pasar todo el tiempo sintiéndose heridos o enojados. Y ciertamente, si hay una teoría psicológica que ayude a una persona a encontrar que clase de palabras o hechos puedan servir de puente sobre el abismo entre las personas, para sanar malos entendidos, esto es también una meta que vale la pena. Fue desde tal perspectiva que comenzamos nuestro extensivo trabajo en los temas de narcisismo que nos condujeron, entonces, al estudio de la psicopatía.

Por supuesto, no comenzamos con tal “diagnóstico” o etiqueta para lo que estábamos atestiguando.

Comenzamos con observaciones, y buscamos en la literatura pistas de perfiles, de cualquier cosa que pudiera ayudarnos a comprender el mundo interno de un ser humano – realmente un grupo de seres humanos – que parecían ser totalmente depravados y nada parecidos a cualquier otra cosa que hayamos encontrado antes.


Imagine – si usted puede – no tener conciencia alguna, para nada, ninguna sensación de culpabilidad o remordimiento, sin importar lo que usted haga, ninguna sensación de límites o preocupación por el bienestar de extraños, amigos o aun miembros de la familia. Imagínese, ninguna lucha con la vergüenza, ni siquiera una tan sola en toda su vida, sin importar que clase de acción egoísta, perezosa, dañina o inmoral usted haya tomado.

Y pretender que el concepto de responsabilidad es desconocido para usted, excepto como carga que otros parecen aceptar sin cuestionar, como bobos crédulos.

Ahora agregue a esta extraña fantasía la capacidad para encubrir de la gente que su maquillaje psicológico es radicalmente diferente del de ellos. Puesto que todo el mundo asuma que la conciencia es universal entre los seres humanos, esconder el hecho de que al estar libre de conciencia es algo que no requiere esfuerzo alguno.

Ustedes no se detienen para conseguir lo que desean por vergüenza o culpa, y nunca son confrontados por otros por su sangre fría. El agua helada en sus venas es tan bizarra, tan completamente fuera de su experiencia personal, que raras veces siquiera adivinan su condición.

En otras palabras, están completamente libres de restricciones internas, y en su completa libertad, hacen solo lo que les place, sin punzadas de conciencia, y convenientemente invisibles para el mundo.

Pueden hacer cualquier cosa, y aun así, su extraña ventaja sobre la mayoría de personas, quienes son mantenidas a raya por sus propias conciencias, casi siempre permanece sin descubrir.

¿De que manera vivirán su vida?

¿Qué harán con su enorme y secreta ventaja, y con el correspondiente “daño o faltante” de otras personas (conciencia)?

[...] La respuesta dependerá en gran parte en lo que sea que fuesen sus deseos, porque las personas no son todas iguales. Aun los que son profundamente inescrupulosos no son iguales. Algunas gentes – ya sea tengan o no conciencia – favorecen la facilidad de la inercia, mientras que otras están llenas de sueños y salvajes ambiciones. Algunos seres humanos son brillantes y talentosos, otros son insulsos-ingeniosos, y la mayoría, con o sin conciencia, están en alguna parte en medio de esto. Los hay violentos y no violentos, individuos que están motivados por la lujuria de la sangre y aquellos que no tienen ninguno de estos apetitos. Si no se les pone paro fuertemente, pueden hacer cualquier cosa que sea.

Si nacen en el momento adecuado, con algún acceso a fortuna familiar, y tienen talento especial para azotar para azotar el odio de otras personas y el sentido de privación, pueden lograr matar grandes números de gente que ni sospecha. Con suficiente dinero, pueden lograr esto desde lejos, y sentarse a observar con satisfacción, mientras están a salvo. [...]

Locos y atemorizantes – y reales en aproximadamente el 4% de la población…

La proporción de predominio para los desórdenes anoréxicos alimenticios está estimado ser de un 3.34%, condenado a ser casi epidémico, y así, esta figura es una fracción más baja que la proporción de personalidades antisociales. Los desórdenes de alto perfil, calificados como esquizofrenia ocurren en solamente cerca del 1% de la población – un cuarto de la tasa de personalidades antisociales – y los Centros para Prevención y Control de Enfermedades dicen que la tasa de cáncer del colon en los Estados Unidos, considerada “alarmantemente alta” es cerca de un 40 por cada 100,000 – cien veces más baja que la tasa de personalidades antisociales.

La alta incidencia de sociopatía en la sociedad humana tiene un profundo efecto en el resto de los que debemos vivir en esta planeta también, aun aquellos de nosotros quienes no hemos sido clínicamente traumatizados. Los individuos que constituyen este 4% drenan nuestras relaciones, nuestras cuentas bancarias, nuestros logros, nuestra auto-estima, nuestra misma paz en la tierra.

Sorprendentemente, muchas personas no conocen nada acerca de este desorden, o si lo hacen, piensan en el solamente en términos de psicopatía violenta – asesinos, asesinos en serie, asesinos de masas – gente que ha roto la ley muchas veces, y que, si los pillan, serán puestos en prisión, talvez aun condenados a morir por nuestro sistema legal.

No estamos comúnmente conscientes, ni usualmente identificamos el gran número de psicópatas no-violentos entre nosotros, gente que a menudo no rompen la ley evidentemente, y contra los cuales nuestro sistema legal formal nos suministra muy poca defensa.

La mayoría de nosotros no nos imaginamos ninguna correspondencia entre la concepción de un genocidio étnico y, digamos, la falta de culpabilidad para mentirle al jefe acerca de algún compañero de trabajo. Pero la correspondencia psicológica nos solamente está allí; es escalofriante. Simple y profundo, el vínculo es la ausencia del mecanismo interno que nos golpea emocionalmente hablando, cuando tomamos una opción que vemos como inmoral, no-ética, descuidada o egoísta.

La mayor parte de nosotros nos sentimos levemente culpables si nos comemos el último pedazo de pastel en la cocina, ya no se diga lo que sentiríamos si intencional o metódicamente lastimamos a otra persona.

Aquellos que no tienen conciencia para nada son un grupo en sí, ya sean tiranos homicidas o meramente crueles emboscadotes sociales.

La presencia o ausencia de conciencia es una profunda división humana, discutiblemente más significativa que la inteligencia, raza o aún género.

Lo que diferencia a un sociópata que vive del trabajo de otros del que ocasionalmente roba tiendas de conveniencia, o del que es un contemporáneo barón de robo - o bien, lo que hace la diferencia entre un asesino matón ordinario y un asesino sociópata – n o es nada más que el estatus social, el intelecto, lujuria de sangre o simple oportunidad. Lo que distingue a toda esa gente del resto de nosotros es un espacio totalmente vacío en la psiquis, donde debería estar la función humanizadora más evolucionada de todas.
Martha Stout

The Sociopath Next Door
(El Vecino Sociópata)

Nosotros no tuvimos la ventaja del libro de la Dra. Stout al comienzo de nuestro proyecto de investigación.

Por supuesto, sí tuvimos a Hare, Checkley y Guggenbuhl-Craig y otros. Todavía hay más que han aparecido en los últimos años, en respuesta a las preguntas formuladas por muchos psicólogos y psiquiatras acerca del estado de nuestro mundo y la posibilidad de que haya alguna diferencia esencial entre tales individuos como George W. Bush y muchos de los llamados Neocones, y el resto de nosotros.

El libro de la Dra. Stout tiene una de las más largas explicaciones del porqué ninguno de sus ejemplos se parece a cualquier persona real que y haya leído antes. Y entonces, en un capítulo muy al principio, ella describe un caso “compuesto” en donde el sujeto pasó su niñez haciendo explotar ranas con pólvora.

Es ampliamente conocido que George W. Bush hizo esto, así es que uno naturalmente se pregunta…

En cualquier caso, aun sin el trabajo de la Dra. Stout, al momento en que estábamos estudiando la materia, nos dimos cuenta que lo que estábamos aprendiendo era muy importante para todos, porque al ensamblar la información, vimos que las pistas, los perfiles, revelaban que lo que estábamos enfrentando, todo el mundo lo enfrentaba también, en cualquier momento, en mayor o menor grado.

También comenzamos a darnos cuenta que los perfiles que emergieron también describen algo exactamente a muchos individuos que buscan posiciones de poder en campos de autoridad, más particularmente la política y el comercio. Esto realmente no es una idea que nos sorprenda, pero, honestamente no nos hubiera ocurrido hasta que vimos los patrones y los reconocimos en las conductas de numerosas figuras históricas, y últimamente incluyendo a George W. Bush y miembros de su administración.

La estadística actual nos dice que hay más gente psicológicamente enferma que gente sana. Si usted toma un muestreo de individuos en ningún campo dado, es casi seguro que encontrará un número significativo de ellos desplegando síntomas patológicos a un grado u otro. La Política no es la excepción, y por su misma naturaleza, tenderían a atraer más del “tipo dominador” patológico que en otros campos.

Eso es lógico, y comenzamos a realizar que no solo era lógico, era horriblemente exacto; horrorizante porque la patología entre la gente en el poder puede tener efectos desastrosos sobre todas las personas bajo el control de tales individuos patológicos.

Por eso decidimos escribir acerca de este tema y publicarlo en el Internet.

Al subir el material a la Internet, comenzaron a llegar cartas de nuestros lectores, agradeciéndonos por ponerle nombre a lo que les estaba sucediendo a ellos en sus vidas personales, así como ayudándoles a entender lo que está pasando en un mundo que parece haberse vuelto completamente loco.

Nosotros comenzamos a pensar que era epidémico en cierto sentido, y estábamos en lo correcto. Solo que no de la manera que pensábamos. Si un individuo con una enfermedad muy contagiosa trabaja en un puesto que los coloca en contacto con el público, el resultado es una epidemia. De la misma manera, si un individuo en una posición de poder político es un psicópata, el o ella pueden crear una epidemia de psicopatología en personas que no son esencialmente psicopáticas. Nuestras ideas a lo largo de esta línea pronto habrían de recibir confirmación de una fuente inesperada.
 

Recibí un correo electrónico de un psicólogo polaco, quien escribió como sigue:
 

Estimados señores y señoras:
Tengo su Proyecto de Investigación Especial sobre psicopatía en mi computadora. Ustedes están hacienda un trabajo muy importante y valioso para el futuro de las naciones. […]

Soy un psicólogo clínico de muy avanzada edad. Hace cuarenta años tome parte en una investigación secreta de la verdadera naturaleza y psicopatología del fenómeno macro-social llamado “comunismo”. Los otros investigadores fueron los científicos de la generación anterior, que ahora ya murieron.

El estudio profundo de la naturaleza psicopatía, la cual jugó una parte esencial e inspiracional en este fenómeno psicopatológico macro-social, y distinguirlo de otras anomalías mentales, parece que fue la preparación necesaria para el entendimiento de la naturaleza entera del fenómeno.

La mayor parte del trabajo que usted está hacienda ahora fue hecha en esos tiempos. …

Puedo suministrarle el documento científico más valioso, útil para sus propósitos. Es mi libro, “PONEROLOGÍA POLÍTICA – Una ciencia sobre la naturaleza del mal ajustada para propósitos políticos” (POLITICAL PONEROLOGY – A science on the nature of evil adjusted for political purposes). Usted también puede encontrar una copia de este libro en la Biblioteca del Congreso, y en algunas bibliotecas públicas y de universidades en los Estados Unidos.

Por favor contácteme para poder enviarle una copia por correo.

 

Muy atentamente,

Andrew M. Lobaczewski

 

Puntualmente le escribí una contestación, y unas semanas más tarde me llegó el manuscrito por correo.

Al leerlo, realicé que lo que estaba sosteniendo en mis manos era esencialmente una crónica de un descenso al infierno, transformación y un retorno triunfal al mundo, con el conocimiento de que el infierno no tenía precio para el resto de nosotros, particularmente en estos días y tiempo, cuando parece evidente que un infierno general está envolviendo al planeta.

Los riesgos que fueron tomados por el grupo de científicos que realizaron la investigación en la cual se basó este libro están más allá de la comprensión para la mayoría de nosotros.

Muchos de ellos eran jóvenes comenzando sus carreras cuando los Nazis comenzaron a marchar en sus botas de cien ligas a través de Europa. Estos investigadores vivieron eso, y cuando los nazis fueron expulsados y reemplazados por los comunistas, bajo los talones de Stalin, ellos enfrentaron años de opresión, similar a los cuales aquellos entre nosotros ahora, que estamos escogiendo ponerle paro al Reich de Bush ni siquiera imaginamos. Y así, puesto que estaban allí, tuvieron que pasar por esto y trajeron información para el resto de nosotros, la cual podría bien salvar nuestras vidas para tener un mapa que nos guíe en la oscuridad descendiente.

Es en este contexto que me gustaría traer al tema de cómo el Dr. Lobczewski discute el valor del estudio cercano y clínico del mal en este libro, antes de que vayamos al tema de la Ponerología:

 

Esta nueva ciencia es incalculablemente rica en detalles casuistas… Contiene conocimiento y una descripción del fenómeno en las categorías de la visión natural del mundo, correspondientemente modificada de acuerdo con la necesidad de aprender [muchos] temas…

El desarrollo de esta familiaridad con el fenómeno va acompañado por desarrollo del lenguaje comunicativo, por medio del cual la sociedad puede mantenerse informada y emitir advertencias de peligro. Un tercer lenguaje, pues, aparece a lo largo del lenguaje ideológico de doble sentido … en parte, presta los nombres usados por la ideología oficial en sus significados modificados y transformados. En parte también, este lenguaje opera con palabras prestadas de bromas todavía más vívidamente circulantes.

A pesar de ser tan extraño, este lenguaje se vuelve un medio muy útil de comunicación, y juega una parte regenerando los vínculos sociales. … Sin embargo, a pesar de los esfuerzos en la parte de literatura y de periodistas, este lenguaje permanece comunicativo solamente adentro; se vuelve hermético hacia afuera del alcance del fenómeno, e incomprensible a la gente que carece de la apropiada experiencia personal. […]

Esta nueva ciencia, expresada en lenguaje derivado de una realidad desviada, es algo extraño para las personas que desean entender este fenómeno macro-social, pero piensa en las categorías de los países de gente normal. El intentar comprender esta lengua produce cierta sensación de desamparo, la cual da lugar a levantar la tendencia de crearse doctrinas propias, construidas de los propios conceptos de nuestro propio mundo, y una cierta cantidad de material de propaganda patocrático apropiadamente co-optado. Tal doctrina – un ejemplo sería la doctrina Estadounidense anti-comunista – hace aun más difícil entender esa otra realidad. La objetiva descripción puede ser aducida aquí para permitirles superar y salir del impase engendrado. [...]

Vale la pena señalar el rol específico de ciertos individuos durante tales tiempos; ellos participaron en el descubrimiento de la naturaleza de esta nueva realidad, y ayudaron a otros a encontrar el camino correcto. Ellos tienen una naturaleza normal, peor tuvieron una niñez desafortunada, siendo sujetos muy temprano, a la dominación por individuos con varias desviaciones psicológicas, incluyendo el egotismo patológico y métodos para aterrorizar a otros. El nuevo sistema de poder golpeó a esta gente como una multiplicación social a gran escala, de lo que ellos sabían de su experiencia individual.

Desde el mismo principio, ellos vieron esta realidad mucho más prosaicamente, tratando inmediatamente la ideología de acuerdo con las historias paralogísticas bien conocidas a ellos, cuyo propósito era disfrazar la amarga realidad de sus experiencias de juventud. Pronto alcanzaron la verdad, puesto que el génesis y la naturaleza del mal son análogos con independencia de la escala social en la cual aparece.

Tales personas son raramente comprendidas en sociedades felices, pero allí se volvieron útiles; sus explicaciones y consejos probaron ser exactos, y fueron transmitidos a otros que se unían al trabajo en red de esta herencia no perceptiva. Sin embargo, su propio sufrimiento fue duplicado, puesto que esto fue demasiado de un tipo de abuso muy similar para manejarlo en una sola vida. …

Finalmente, la sociedad ve la aparición de individuos que han recolectado excepcionales percepciones intuitivas y conocimiento práctico en el área de cómo piensan los patócratas, y cómo opera tal sistema de reglas.

Algunos de ellos llegan a ser tan expertos en el lenguaje irregular del psicópata y su idiomática, que pueden hasta utilizarlo, bastante como un lenguaje extranjero que hayan aprendido bien. Puesto que ellos han de descifrar las intenciones de la autoridad, tales personas ofrecen consejo a la gente que está teniendo problemas con las autoridades. Estos abogados generalmente desinteresados de la sociedad de personas normales, juegan un papel irremplazable en la vida de una sociedad.

Los patócratas, sin embargo, nunca pueden aprender a pensar en categoría de gente normal. Al mismo tiempo, la habilidad para predecir las maneras de reaccionar de tal autoridad también conduce a la conclusión que el sistema es rígidamente causativo y que carece de la libertad natural de opción. […]

Una vez me refirieron a un paciente quien había sido un interno en un campo de concentración. Ella regresó de ese infierno en tal excepcionalmente Buena condición que todavía fue capaz de casarse y tener tres hijos. Sin embargo, sus métodos de crianza de niños eran tan extremadamente con mano de hierro, en cuanto a que eran demasiado reminiscentes de la vida del campo de concentración, que perseveraba tan obstinadamente en personas que habían estado prisioneros. La reacción de los hijos fue de protesta neurótica, y agresividad en contra de otros niños.

Durante la psicoterapia de la madre, recordamos las figures de oficiales femeninos y masculinos de la SS en su mente, señalando sus características psicopáticas (tales personas fueron reclutas principales.) Para ayudarle a eliminar su material patológico de su persona, le suministré con información aproximada sobre la aparición de tales individuos dentro de la población general. Esto le ayudó a alcanzar una visión más objetiva de esa realidad, y reestablecer la confianza en la sociedad de gente normal. …

Paralelo al desarrollo de conocimiento práctico y de un lenguaje de comunicación del iniciado, otro fenómeno psicológico toma forma; ellos son verdaderamente significativos en la transformación de vida social bajo una regla patocrática, y discernirlos es esencial si uno quiere entender a individuos y naciones condenados a vivir bajo tales condiciones, y a evaluar la situación en la esfera política. Ellos incluyen la inmunización psicológica de la gente y su adaptación a la vida bajo tales condiciones irregulares.

Los métodos de terror psicológico (el específico arte patocrático), las técnicas de arrogancia patológica y el progreso de maltrato hacia las almas de otras personas, inicialmente tiene tales efectos traumáticos, que las personas son privadas de su capacidad para una reacción útil y con propósito; Yo ya he aducido los aspectos psico-fisiológicos de tales estados.

 

Diez o veinte años más tarde, el comportamiento análogo puede reconocerse como bufonería, y no priva a la víctima de su habilidad de pensar y reaccionar de forma útil. Sus respuestas son usualmente estrategias muy bien pensadas, sacadas de la posición de la superioridad de una persona normal, y a menudo atadas al ridículo. Uno puede ver el sufrimiento y aun la muerte a los ojos con la calma requerida. Una peligrosa arma cae fuera de las manos del gobernante.

Tenemos que entender que este proceso de inmunización no es meramente el resultado del incremento de conocimiento práctico del fenómeno macro-social descrito arriba. Es el efecto de de muchas capas y de un proceso gradual de crecimiento en conocimiento, familiarización con el fenómeno, creación de hábitos reactivos apropiados y auto control, con una concepción general y principios morales que se están trabajando para mientras. Después de varios años, el mismo estímulo que anteriormente causó una fría impotencia espiritual o parálisis mental, ahora provoca el deseo de hacer gárgaras con algo fuerte como para deshacerse de esta inmundicia.

Hubo una época cuando muchas personas soñaban con encontrar alguna píldora que les hiciera más fácil aguantar el ocuparse de las autoridades o atender las sesiones de adoctrinamiento forzado, generalmente presididas por un carácter sicopático. Algunos antidepresivos, de hecho, provocaron los efectos deseados. Veinte años más tarde, esto había sido olvidado completamente.

Cuando fui arrestado por primera vez en 1951, los métodos de confesión a la fuerza, como fuerza bruta, arrogancia y métodos psicopáticos casi me privaron enteramente de mis capacidades de auto-defensa. Mi cerebro paró de funcionar solo después de unos pocos días de arresto sin agua. Ni siquiera estaba consciente que había sido provocado a propósito, y que las condiciones que permiten la auto-defensa, de hecho sí existen. Ellos hicieron conmigo lo que quisieron.

Cuando me arrestaron por última vez en 1968, fui interrogado por cinco funcionarios de seguridad que se veían feroces. En un momento en particular, después de pensar a través de sus reacciones predichas, yo dejé que mi mirada tomara cada cara secuencialmente con gran atención.

El más importante de ellos me preguntó,

“¿Qué es lo que tienes en mente, que nos estás viendo de esa manera?”

Yo contesté sin ningún miedo a las consecuencias:

“Solo pensaba del porqué tantos de la carrera de ustedes, caballeros, terminaban en un hospital psiquiátrico.”

Por un momento se quedaron estupefactos, con lo cual el mismo hombre exclamó,

“¡Porque es un trabajo tan endemoniadamente horrible!”

“Soy de la opinión que es todo lo contrario”, le respondí calmadamente.

Luego fui llevado de regreso a mi celda.

Tres días más tarde tuve la oportunidad de hablar con el, pero esta vez el fue mucho más respetuoso. Luego el ordenó que me sacaran – hacia afuera, como resultó. Yo me monté en el tranvía, pasando mi casa a un gran parque, todavía incapaz de creerle a mis ojos. Una vez en mi habitación, me acosté en la cama; el mundo no era muy real para mi todavía, pero las personas que están exhaustas se quedan dormidas fácilmente.

Cuando desperté, dije en voz alta:

“Querido Dios, no estás supuesto a estar a cargo de este mundo?!”

Por ese tiempo, yo sabía que no solamente hasta ¼ de todos los oficiales de la policía secreta iban a parar a hospitales psiquiátricos. También sabía que su “enfermedad ocupacional” es una demencia congestiva, antes encontrada solamente entre las Viejas prostitutas. El humano no puede violar los sentimientos naturales humanos dentro de el sin impunidad, sin importar que clase de profesión tiene. Desde este punto de vista, el Camarada Capitán estaba parcialmente en lo cierto. Sin embargo, al mismo tiempo mis reacciones se habían vuelto resistentes, un lejano grito de lo que habían sido diecisieta años antes.

Todas estas transformaciones de la conciencia humana y de la inconciencia resultan en adaptaciones individuales y colectivas para vivir bajo tales sistemas. Bajo condiciones alteradas del material y las limitaciones morales, surgen recursos que se preparan para superar muchas dificultades.

Una nueva red de la sociedad de personas normales es también creada para auto-ayuda y asistencia mutual.

Esta sociedad actúa en concierto, y está enterada de la verdadera situación de las cosas; comienza a desarrollar maneras de influenciar varios elementos de autoridad y de lograr metas que son socialmente útiles. …La opinión de que la sociedad está totalmente privada de cualquier influencia sobre el gobierno en tal país es, sin embargo, inexacta. En realidad la sociedad sí co-gobierna hasta cierto grado, a veces con éxito y a veces fallando en su intento de crear condiciones de vida más tolerables. Esto, sin embargo, ocurre de manera totalmente diferente de lo que sucede en los países democráticos.

Esos procesos: la inmunización cognitiva, psicológica y la adaptación permiten la creación de nuevos vínculos sociales interpersonales, que operan dentro del alcance de la gran mayoría que ya hemos llamado la “sociedad de la gente normal.” Estos vínculos se extienden discretamente hace el mundo de la clase media del régimen, entre gente en la que se puede confiar hasta cierto punto…

El intercambio de información, advertencias y asistencia abarca a la sociedad entera. Quienquiera que sea capaz de hacer esto le ofrece ayuda a cualquier persona que se encuentre en problemas, a menudo de tal manera que la persona que recibe la ayudo no sabe quien se la brindó. Sin embargo, si causó su desgracia por su propia carencia de precaución circunspecta con respecto a las autoridades, el lo recibe con reprobación, pero no con la ayuda recibida.

Es posible crear tales lazos porque esta nueva división de la sociedad da solamente una limitada consideración a factores tales como el nivel de talento o educación, o tradiciones unidas a las antiguas capas sociales. Ni la reducida diferencia de prosperidad disuelve estos lazos. Una parte de esta división contiene aquellos de la cult8ura mental más alta, gente simple y ordinaria, intelectuales, especialistas que trabajan con su cabeza, trabajadores de fábricas y campesinos, unidos por la protesta común de su naturaleza humana en contra de la dominación de una experiencia para-humana y métodos gubernamentales.

Estos lazos engendran entendimientos interpersonales y sensaciones de compañerismo entre personas y grupos sociales antes divididos por diferencias económicas y tradiciones sociales. Los procesos de pensamiento al servicio de estos lazos son de un carácter más psicológico, capaz de comprender las motivaciones de otros. Al mismo tiempo, el pueblo ordinario mantiene respeto para personas que han sido bien educadas y que representan valores intelectuales. Ciertos valores sociales y morales también aparecen, y pudieran probar ser permanentes.

El génesis, sin embargo, de esta gran solidaridad interpersonal solo se vuelve comprensible una vez que ya sepamos la naturaleza del fenómeno macro-social patológico, el cual trajo consigo la liberación de tales actitudes, completamente con el reconocimiento de la propia humanidad y aquella de los demás.

Otra reflexión se sugiere, cuan diferentes son estos grandes lazos de la competitiva sociedad estadounidense…
 

Este trabajo es tan importante que creo que cada ser humano debería de leerlo, para su propia seguridad e higiene mental. Voy a presentar aquí algunos importantes extractos del libro, que pronto estará disponible en su totalidad.

Del Prefacio del autor:

Al presentarle a mis honorables lectores este volumen, en el cual generalmente trabajé en las tempranas horas antes de irme a ganar la vida, me gustaría primero disculparme por los defectos, los cuales son el resultado de circunstancias anómalas, tales como la ausencia de un laboratorio apropiado. Admito que estas lagunas deben de ser llenadas, aunque consuman tanto tiempo, porque los hechos sobre los cuales se basa este libro son urgentemente necesitados. No es falla del autor, pero esta información ha venido demasiado tarde.

El lector tiene el derecho a una explicación de la larga historia y circunstancias bajo las cuales se ha compilado este trabajo. Esta es la tercera vez que he tratado el mismo tema. El primer manuscrito lo tire al horno de calefacción, habiendo sido advertido justo a tiempo acerca de una búsqueda oficial, la cual tuvo lugar minutos más tarde. El segundo borrador lo envié a un dignatario de una Iglesia en el Vaticano por medio de un turista estadounidense, y fui absolutamente incapaz de obtener ninguna clase de información acerca del destino del paquete, una vez se fue con el.

Esta… historia … hizo que el trabajo de la tercera versión fuera más laborioso. Los párrafos y frases anteriores, a partir de ambos borradores frecuentan la mente del escritor y hacen más difícil el planeamiento apropiado del contenido.

Los dos primeros borradores fueron escritos en un lenguaje muy retorcido, para el beneficio de especialistas con la base necesaria, particularmente en el campo de la psicopatología. La irrecuperable desaparición de la segunda versión también incluía la mayor parte de datos estadísticos y hechos, los cuales han sido tan valiosos y conclusivos para especialistas. Algunos análisis de casos individuales también fueron perdidos.

La presente versión contiene solo os datos que habían sido memorizados debido a su frecuente uso, o que podían ser reconstruidos con precisión satisfactoria. […] También guardo la esperanza que este trabajo pueda alcanzar una audiencia más amplia y que haga accesible aluna información científica útil que pueda servir como base para la comprensión del mundo contemporáneo y su historia. También pueda hacer más fácil para los lectores entenderse a sí mismos, a sus vecinos y a otras naciones.

¿Quien produjo el conocimiento y ejecutó el trabajo resumido dentro de las páginas de este libro? Es un esfuerzo común que contiene, no solo mis esfuerzos, sino que también representa el trabajo de muchos investigadores…

El autor trabajó en Polonia, muy lejos de los centros de actividad política y cultural durante muchos años. Allí es donde tomé una serie de observaciones y pruebas detalladas, los cuales debían ser combinados dentro de las generalizaciones resultantes, para producir una introducción general para un entendimiento del fenómeno macro-social que nos rodea. El nombre de la persona esperada a efectuar esta síntesis era un secreto, como era de entenderse necesariamente, dado el tiempo y la situación. Muy ocasionalmente recibiría yo resúmenes anónimos de los resultados de pruebas desde Polonia y Hungría. Poca información era publicada, ya que así no levantaba sospechas de que se estaba compilando un trabajo especializado, y esta información todavía puede ser ubicada ahora.

La síntesis prevista para este trabajo no se dio. Todos mis contactos se volvieron inoperables como resultado de los arrestos secretos de investigadores a principio de los años sesenta. La información científica restante que todavía tenía estaba muy incomplete, no obstante es de incalculable valor. Tomó muchos años de trabajo solitario para soldar estos fragmentos hacia un todo coherente, llenando las lagunas con mi propia experiencia e investigación.


Mi investigación sobre la psicopatía esencial y el excepcional papel que jugó en el fenómeno macro-social fue conducido concurrentemente junto con, o poco después de aquel de otros. Sus conclusiones me alcanzaron más tarde, y confirmaron las mías. El artículo más característico en mi trabajo es el concepto general para una nueva disciplina científica llamada “Ponerología”.[…]

Como autor del trabajo final, por este medio expreso mi profundo respeto para todos aquellos que iniciaron la investigación y continuaron condiciéndola, a riesgo de sus carreras, salud y vidas. Pago homenaje a aquellos que pagaron el precio a través del sufrimiento o muerte. Que este trabajo constituya alguna compensación por sus sacrificios…

Nueva York, N.Y. Agosto 1984
 

El Dr. Lobaczewski escapó a los Estado Unidos, donde reensambló y anotó su investigación antes de que la solidaridad trajera la caída del comunismo en Polonia.

Lobaczewski agregó algunas palabras a su introducción:

 

Quince años pasaron, cargados con acontecimientos políticos. El mundo cambió esencialmente debido a las leyes naturales del fenómeno descrito en su libro, y a los esfuerzos de las personas de Buena voluntad. No obstante, el mundo todavía no se restaura a la Buena salud; y los restos de la gran enfermedad siguen estando aun muy activos y amenazando la re-ocurrencia de la enfermedad. Tal es el resultado de un gran esfuerzo completado sin el apoyo del conocimiento objetivo acerca de la misma naturaleza del fenómeno. […]

El autor fue reconocido como el portador de esta “peligrosa” ciencia en Austria, por un “amistoso” médico quien resultó ser un agente “rojo”. Los grupos comunistas en Nueva York fueron entonces fijados a organizar una “contra acción”. Fue terrible saber cómo funcionaba el sistema de empeños concientes e inconcientes. Lo peor eran las personas que crédulamente confiaron en sus “amigos” concientes y ejecutaron las actividades insinuadas con celo patriótico.

Al autor le fue negada la ayuda, y tuvo que salvar su vida trabajando como soldador. Mi salud colapsó, y fueron perdidos dos años. Parecía que yo no era el primero en venir a los Estados Unidos trayendo un conocimiento similar, y, una vez allí, tratado en una forma similar.

A pesar de todas estas circunstancias, el libro fue escrito a tiempo, pero nadie lo publicaría. El trabajo fue descrito como “muy informativo” pero para redactores psicológicos, contenía demasiada política, y para editores políticos, contenía demasiada psicología, o simplemente “la fecha límite editorial acaba de cerrar.” Gradualmente, se puso claro que el libro no pasaba la inspección interna. […]

El valor científico que podría servir en el futuro permanece, y otras investigaciones podrían rendir una nueva comprensión del problema humano, con progreso hacia una paz universal. Esta fue la razón por la cual me tomé el trabajo de reescribir, en mi computadora, todo el manuscrito ya descolorido. Está aquí presentado, y fue escrito en 1983-84 en Nueva York, Estados Unidos.

Dejémoslo ser un documento de una Buena ciencia y una peligrosa labor. El deseo del auto res dar este trabajo en las manos de estudiosos, en la esperanza que tomarán esta carga y progresarán con la investigación teórica en Ponerología – y que la pondrán en práctica para el bien de las personas y naciones.

Polonia – junio de 1998
 

El Dr. Lobaczewski dejó los Estados Unidos y regresó a Polonia antes del 11 de septiembre de 2001. Pero sus observaciones fueron proféticas:

No obstante, el mundo hasta ahora no se restaura a la buena salud; los recordatorios de la gran enfermedad todavía están muy activos y amenazantes a la re-ocurrencia de la enfermedad.

¿Cual “ciencia peligrosa” llevaba el Dr. Lobaczewski consigo cuando escapó de la Polonia comunista?

El la llama “Ponerología”, que el diccionario define:

Una división de la Teológica que se ocupa del mal; doctrina teológica de perversidad o maldad; del griego: poneros ->’mal’.

Pero el Dr. Lobaczewski no estaba proponiendo un estudio “teológico”, sino más bien un estudio científico de lo que podríamos llamar simplemente Maldad. El problema es, nuestra cultura científica materialista no admite fácilmente que realmente existe el mal por sí mismo. Sí, el “mal” juega una parte en el tratado religioso, pero aun allí se le da una corta denominación como “error” o una “rebelión” que será corregida en algún punto en el futuro, lo cual es discutido en otra división teológica: escatología, la cual se ocupa de los eventos finales en la historia del mundo, el último destino de la humanidad.

Hay un buen número de psicólogos modernos quienes están realmente comenzando a moverse en la dirección de lo que el Dr. Lobaczewski dijo que ya había sido hecho detrás de la Cortina de Hierro hace muchos años. Tengo una pila de sus libros en mi escritorio. Algunos de ellos parecen estar cayendo en la perspectiva religiosa, simplemente porque no tiene base científica en la cual sostenerse. En lo personal pienso que eso es contraproducente.

Como George K. Simon, Jr. escribe en su libro “In Sheep’s Clothing“ (En Vestidos de Ovejas) [ALTAMENTE recomendado]:

 

…Nosotros hemos sido programados a creer que la gente exhibe problemas de conducta solamente cuando están “emproblemados” por dentro, o ansiosos por algo. También hemos sido ensañados que la gente agrede solamente cuando son atacados de alguna manera. Así, aun cuando nuestro sexto sentido nos dice que algo está atacándonos, y por ninguna buena razón, nosotros realmente no aceptamos la noción.

Generalmente comenzamos a preguntarnos que es lo que tanto le está molestando a la persona “en el fondo”, que la hace actuar de tal manera tan perturbadora. Incluso podríamos aún preguntarnos que es lo que podríamos haber dicho o hecho para que se sintieran “amenazados”. Nosotros casi nunca pensamos que podrían simplemente estar peleando para conseguir algo, o que se haga lo que ellos quieren o bien ganar la delantera. Así, pues, en vez de verlos como meramente peleando, los vemos sobre todo como lastimando de cierta manera.

No solamente tenemos a menudo problemas reconociendo las maneras en que otra gente nos agrede, sino que también tenemos dificultad en discernir el carácter distintivamente agresivo de algunas personalidades. El legado del trabajo de Sigmund Freud tiene mucho que ver con esto. Las teorías de Freud (y hay teorías de otros que construyeron sobre su trabajo) influenciaron en gran manera, durante mucho tiempo la psicología de la personalidad.

Los elementos de las teorías clásicas de personalidad encontraron su camino hacia muchas disciplinas además de la psicología, así como dentro de muchas instituciones sociales y empresas. Los dogmas básicos de éstas teorías y su sello distintivo de construcción, la neurosis se ha grabado fuertemente en la conciencia del público.

Las teorías psicodinámicas de personalidad tienden a ver a todos, por lo menos hasta algún grado, como neuróticos. Los individuos neuróticos son gente sobre inhibida que sufren de miedo irracional (ansiedad), culpa y vergüenza cuando se trata de asegurar sus deseos y necesidades básicas.

El impacto maligno de sobre generalizar las observaciones de Freud acerca de un pequeño grupo de individuos sobre-inhibidos hacia un amplio juego de suposiciones acerca de las causas de la mala salud psicológica en todos, no puede ser exagerada. […]

 

Los terapeutas cuyo entrenamiento los ha sobre-adoctrinado en la teoría de la neurosis, pudiera “enmarcar” incorrectamente los problemas que se les presentan. Ellos pudieran, por ejemplo, asumir que una persona, quien toda su vida ha buscado agresivamente independencia, y ha demostrado poca afinidad con otros, necesariamente deberá estar “compensando” por un “miedo” de la intimidad. En otras palabras, ellos verán a un peleador endurecido como un corredor atemorizado, así percibiendo mal la realidad básica de la situación. […]

 

Necesitamos un marco teórico completamente diferente, si hemos de entender verdaderamente, y de ocuparnos y tratar la clase de gente que pelea demasiado en comparación a aquellos que se acobardan o “corren” demasiado.

El problema es, por supuesto, que cuando usted lee todos esos libros sobre personas como el Dr. Simon está describiendo, usted descubre que “tratamiento” realmente significa tratar a las víctimas porque tales agresores casi nunca buscan ayuda.

Regresando al Dr. Lobaczewski. Le escribí para pedirle más detalles en cuanto al porqué este importante trabajo era generalmente desconocido. Que cual era el significado de su observación:

“Parecía que no era yo el primero en venir a los Estados Unidos trayendo un conocimiento similar, y, una vez allí, fui tratado de manera similar.”

El contestó por correo:

[…] Hace años, la publicación del libro en los Estados Unidos fue matada por el Sr. Zbigniew Brzezinski de una manera muy astuta. Su motivación solamente puedo adivinarla. ¿Fue su propia estrategia privada, o actuó el como un iniciado del “gran sistema”, como seguramente lo es? ¡Cuántos billones de dólares y cuántas vidas humanas le ha costado al mundo la carencia de esta ciencia. […]

En cuanto a quien estuvo involucrado en este trabajo: en esos tiempos, tal trabajo pudo haberse hecho solamente bajo total secreto. Durante la ocupación alemana, aprendimos a nunca preguntar nombres, aunque era bien conocido entre nosotros que esta era una comunicación internacional entre algunos científicos.

Yo puedo decirles que un científico húngaro fue muerto por su trabajo en este proyecto, y en Polonia, el profesor Stephan Blachowski murió misteriosamente mientras trabajaba en estas investigaciones. Es una certeza que el profesor Kasimir Dabrowski estaba activo en el estudio, siendo un experto en psicopatía.

El escapó a los Estados Unidos, y en Nueva York se convirtió en objeto de hostigamiento, como lo fui yo. El fue a Canadá y trabajó en la Universidad en Edmonton.

Después de leer el trabajo de Lobaczewski, es fácil entender porqué Brzezinski lo suprimió. Es porque expone a los Neocons y a los Patócratas tan completamente que no podían permitir que se propagara. También podría ser que lo usaron como manual para poder “tirar la lana” sobre los ojos de las masas.

 

Continuando con el libro de Lobaczewski:
 

Patocracia


Cuando yo era un joven, leí un libro acerca de un naturalista vagando a través de la Cuenca de la selva del Amazonas. En algún momento, un pequeño animal cayó de un árbol sobre su nuca, desgarrando dolorosamente su piel y succionando su sangre. El biólogo cuidadosamente lo quitó – sin enojo, puesto que esa era su forma de alimentarse – y procedió a estudiarlo cuidadosamente. Esta historia se pegó obstinadamente en mi mente durante esos tiempos tan difíciles, cuando un vampiro cayó sobre nuestras nucas, succionando la sangre de una infeliz nación.

La actitud de un naturalista – quien procura rastrear la naturaleza del fenómeno macro-social a pesar de toda adversidad – aseguró cierta distancia intelectual y mejora la higiene psicológica, también levemente incrementando la sensación de seguridad y guardando una premonición que este método podría ayudar a encontrar cierta solución creativa. Esto requirió controlar los reflejos naturales, moralizantes de revulsión y de otras dolorosas emociones que provoca este fenómeno en cualquier persona normal cuando es privada de su alegría de vivir y su seguridad personal, arruinando su propio futuro y aquel de su nación. La curiosidad científica se vuelve un leal aliado durante tales tiempos.

Ya podrá el lector imaginarse un muy largo pasillo en algún viejo edificio universitario gótico. Muchos de nosotros nos reuníamos allí temprano en nuestros estudios para escuchar las conferencias de notables filósofos. Fuimos reunidos allí el año antes de la graduación, para escuchar las conferencias de adoctrinamiento que recientemente habían sido introducidas. Alguien que nadie conocía apareció detrás del conferencista, y nos informó que el sería ahora el profesor.

Su discurso era fluido, pero no tenía nada de científico: el falló en distinguir entre los conceptos científicos y los diarios, y trató pensamientos promedio como si fuesen sabiduría que no podía ponerse en tela de duda. Durante noventa minutos cada semana, el nos inundaba con visiones de la realidad humana que eran ingenuas, presuntuosas y patológicas paralogísticas. Fuimos tratados con desdén y un odio escasamente controlado. Puesto que el empuje de la diversión podría exigir terribles consecuencias, teníamos que escuchar atentamente y con la más extrema seriedad.

La uva del vino pronto descubrió los orígenes de esta persona. El venía de un suburbio en Cracovia y fue a la escuela secundaria, aunque nadie supo si se graduó. De todas formas, esta fue la primera vez que el cruzaba los portales universitarios – como un profesor, ¡en eso! […]

Después de tal tortura mental, tomó un largo tiempo para que alguien quebrara el silencio. Nos estudiamos a nosotros mismos, puesto que sentíamos que algo extraño había tomado posesión de nuestras mentes, y algo valioso estaba filtrándose irremediablemente. El mundo de la realidad psicológica y valores morales parecía suspendido como una niebla helada.

 

Nuestra solidaridad estudiantil y sentimientos humanos perdieron su significado, como también el patriotismo y nuestros viejos criterios establecidos. Así que nos preguntábamos unos a otros: “¿Te está sucediendo esto también a ti?” Cada uno de nosotros experimentó esta preocupación sobre su propia personalidad y futuro de su propia manera. Algunos de nosotros contestamos las preguntas con silencio. La profundidad de esas experiencias resultó ser diferente para cada uno individualmente.

No obstante nos preguntábamos cómo protegernos a nosotros mismos de los resultados de este “adoctrinamiento”.

Teresa D. hizo la primera sugerencia: Pasemos un fin de semana en las montañas. Esto funcionó. Compañía placentera, un poco de bromas, luego cansancio, seguido por un profundo sueño en un refugio, y nuestras personalidades humanas regresaron, no obstante, con cierto remanente. El tiempo también probó crear una especie de inmunidad psicológica, aunque no con todos. Analizando las características psicopáticas de la personalidad del “profesor” probó ser una excelente manera de proteger la propia higiene psicológica.

Apenas se podrán imaginar nuestra preocupación, decepción y sorpresa cuando algunos colegas que conocíamos bien repentinamente comenzaron a cambiar su visión del mundo; sus patrones de pensamiento más allá nos recordaban aquella cháchara del “profesor”. Sus sentimientos, los cuales recientemente habían sido amistosos, se volvieron notoriamente más frías, aunque todavía no hostiles. Los argumentos críticos o benevolentes de los estudiantes salían rebotando de ellos. Daban la impresión de poseer algún conocimiento secreto; nosotros éramos solamente sus antiguos colegas, que creíamos todavía aquello que nos enseñaron aquellos antiguos profesores. Teníamos que ser cuidadosos con lo que les decíamos a ellos.

Nuestros antiguos colegas pronto se unieron al Partido. ¿Quiénes eran ellos? ¿De que grupos sociales vinieron? ¿Que clase de estudiantes y personas eran ellos? ¿Cómo y porqué cambiaron tanto en menos de un año? ¿Porqué ni yo ni la mayoría de mis compañeros estudiantes sucumbimos a este fenómeno y proceso? Muchas de esas preguntas revoloteaban a través de nuestras cabezas entonces.

Esos tiempos, preguntas y actitudes dieron lugar a la idea que este fenómeno podría ser objetivamente comprendido, una idea cuyo mayor significado se cristalizó con el tiempo. Muchos de nosotros participamos en las observaciones y reflexiones iniciales, pero la mayor parte se desmenuzó frente a los problemas materiales o académicos. Solo pocos quedamos; así, el autor de este libro podría ser el último de los Mohicanos.

Fue relativamente fácil determinar los ambientes y el origen de las personas que sucumbieron a este proceso, el cual yo, entonces, llamé “transpersonificación”. Ellos venían de todos los grupos sociales, incluyendo familias aristocráticas y fervientemente religiosas, y causó un rompimiento en nuestra solidaridad estudiantil en un orden de algún 6%. La mayoría restante sufrió varios grades de desintegración de personalidad, lo cual dio cabida a esfuerzos individuales en la búsqueda de los valores necesarios para encontrarnos a nosotros mismos nuevamente; los resultados fueron variados, y a veces creativos.

Incluso entonces, nosotros no teníamos dudas en cuanto a la naturaleza patológica de su proceso de “transpersonificación”, el cual transcurrió de manera similar, pero no idéntica en todos los casos. La duración de los resultados de éste fenómeno también variaban. Algunas de estas personas más tarde se volvieron fanáticos. Otros más tarde tomaron ventaja de varias circunstancias para retirarse y reestablecer sus lazos perdidos hacia a sociedad de personas normales. Ellos fueron reemplazados. El único valor constante del nuevo sistema social era el número mágico del 6%.

Intentamos evaluar el nivel de talento de esos colegas que habían sucumbido al proceso de transformación de personalidad, y llegamos a la conclusión que en promedio, era levemente más bajo que el promedio de la población estudiantil Su menor resistencia obviamente residía en otras características bio-psicológicas, las cuales eran muy probablemente cualitativamente heterogéneas.

Tuve que estudiar temas lindando con psicología y psicopatología para contestar las preguntas que surgían de nuestras observaciones; descuido científico en estas áreas probó ser un obstáculo difícil de superar. Al mismo tiempo, alguien guiado por un conocimiento especial, al parecer desocupó las bibliotecas de todo lo podríamos haber encontrado en el asunto.


No es de extrañarse porqué hoy en día, cualquier grupo buscando suministrar este mismo conocimiento a otros sería etiquetado como “culto”.

Analizando estos acontecimientos ahora en retrospectiva, podríamos decir que el “profesor” estaba poniendo cebo sobre nuestras cabezas, pasado en conocimiento psicológico específico sobre psicópatas. El sabía de antemano que pescaría individuos sensibles, pero el limitado número lo decepcionó. El proceso de transpersonificación generalmente se arraigaba siempre que el substrato instintivo de un individuo estaba marcado por palidez o algún déficit. A menor grado también trabajó entre gente que manifestaba otras deficiencias, también el estado provocado dentro de éstos fue parcialmente inestable, siendo en gran parte el resultado de inducción psicopatológica.

Este conocimiento acerca de la existencia de individuos susceptibles y cómo trabajar en ellos continuará siendo una herramienta para la conquista del mundo mientras permanezca siendo el secreto de tales “profesores”. Cuando se convierta en ciencia hábilmente popularizada, ayudará a las naciones a desarrollar inmunidad. Pero ninguno de nosotros sabía eso en ese tiempo.

Sin embargo, debemos admitir que demostrando las propiedades de la patocracia a fin de forzarnos a una experiencia profundizada, el profesor nos ayudó a entender la naturaleza del fenómeno en un alcance más grande que muchos verdaderos investigadores científicos participando en este trabajo, de una manera u otra. […]

La visión natural del mundo psicológico, social y moral es producto del proceso de desarrollo del hombre dentro de una sociedad, bajo la constante influencia de sus valores innatos. Ninguna persona puede desarrollarse sin ser influenciado por otras personas y sus personalidades, o por los valores imbuidos por su civilización y sus tradiciones morales y religiosas. Eso es porqué su visión del mundo no puede ser ni universal de verdadera.

Así, pues, es significativo que los valores principales de su opinión humana del mundo sobre la naturaleza indican semejanzas básicas a pesar de grandes lapsos de tiempo, raza y civilización. Es sugerido, pues, que “la visión humana del mundo” se deriva de la naturaleza de nuestra especie y la experiencia natural de las sociedades humanas que han alcanzado un cierto nivel necesario de civilización. Los refinamientos basados en valores literarios o en reflexiones morales y filosóficas indican algunas diferencias, pero generalmente hablando, tienden a juntar el lenguaje conceptual natural de varias civilizaciones y eras.

La gente con una educación “humanística” puede tener la impresión que ha alcanzado la sabiduría, pero aquí es donde abordamos el problema; debemos preguntar lo siguiente: Aun si la opinión natural del mundo ha sido refinada, ¿refleja esto la realidad con suficiente confiabilidad? O refleja solamente la percepción de nuestra especie? ¿Hasta que grado podemos depender de él como base para la toma de decisiones en las esferas individual, política y social de la vida?

La experiencia nos ensaña, primero que nada, que esta opinión natural del mundo tiene tendencias permanentes y características hacia la deformación dictada por nuestros rasgos instintivos y emocionales. Segundo, nuestro trabajo nos expone a muchos fenómenos que no pueden ser entendidos ni descritos por la lengua natural solamente.

Considerando la tendencia deformante de la realidad, notamos que esos rasgos emocionales, que son un componente natural de la personalidad humana nunca son completamente apropiados a la realidad que está siendo experimentada. Esto resulta tanto de nuestro instinto como de las condiciones de crianza. Esto es porqué las mejores tradiciones de pensamientos filosóficos y religiosos han aconsejado la sumisión de las emociones para alcanzar una visión más exacta de la realidad.

Otro problema es el hecho que nuestra opinión natural del mundo está generalmente caracterizada por una tendencia a dar nuestras opiniones con juicios morales, a menudo tan negativos como para representar indignación o furia. Esto apela a tendencias que están profundamente enraizadas en la naturaleza humana y las costumbres sociales.

A menudo nos encontramos con gente sensible, dotada con una bien desarrollada opinión natural del mundo en lo que se refiere a los aspectos psicológicos, sociales y morales, frecuentemente refinados por medio de influencias literarias, deliberaciones religiosas y reflexiones filosóficas. Tales personas tienen una pronunciada tendencia a sobrevalorar su opinión del mundo. Ellos no toman en cuenta el hecho que su sistema también puede ser erróneo, puesto que no es suficientemente objetivo.


Permitamos llamar a tal actitud un egotismo de la opinión natural del mundo. Hasta la fecha, ha sido el tipo menos pernicioso de egotismo, siendo meramente una sobre estimación de aquel método de comprensión que contiene los valores eternos de la experiencia humana.


Hoy, sin embargo, el mundo está siendo comprometido por un fenómeno que no puede ser entendido ni descrito por medio de tal lenguaje natural conceptual; esta clase de egotismo, pues, se vuelve un factor de peligro, sofocando la posibilidad de algunas medidas contrarias. Desarrollando y popularizando la opinión objetiva y psicológica del mundo podría expander mucho el alcance de tratar con el mal por medio de acciones sensibles y contramedidas claramente establecidas

Siempre desde épocas antiguas, los filósofos y pensadores religiosos que representaban varias actitudes en diversas culturas han estado buscando la verdad referente a los valores morales, intentando encontrar un criterio para lo que está bien, lo que constituye buen consejo. Ellos describieron las virtudes del carácter humano y sugirieron que esto debía ser adquirido.

Ellos crearon una herencia… la cual contiene siglos de experiencia y reflexiones. A pesar de las diferencias entre actitudes, la similitud o complementariedad de las conclusiones alcanzadas por famosos antiguos son contundentes, aunque ellos trabajaron en tiempos y lugares totalmente diferentes. Después de todo, cualquier cosa con valor está condicionada por las leyes de la naturaleza actuando sobre las personalidades, tanto del ser humano individual como de las sociedades colectivas.

Sin embargo, igualmente es provocativo para el pensamiento el ver cuan relativamente poco ha sido dicho acerca del lado opuesto de la moneda, las causas y el génesis del mal. Estos asuntos están usualmente disfrazados detrás de las conclusiones arriba generalizadas, con una cierta cantidad de secreto. Tal estado de las cosas puede parcialmente ser atribuida a las condiciones sociales y a las circunstancias históricas bajo las cuales estos pensadores trabajaron. Su modus operandi pudiera haber sido dictado por lo menos en parte por el destino personal, las tradiciones heredadas o aun por mojigatería. Después de todo, la justicia y la virtud son los opuestos de la fuerza y la perversidad, igualmente aplica a la verdad versus la mentira, al igual que la salud es el opuesto de la enfermedad.

El carácter y génesis del mal, permanece, pues escondido en las discretas sombras, dejándolo a los dramaturgos que se ocupen del tema en su altamente expresivo lenguaje, pero éste no alcanzó la fuente primaria del fenómeno. Un cierto espacio cognitivo, no obstante, permanece sin investigar, un puñado de generalizaciones filosóficas y preguntas morales las cuales se resisten a ser entendidas. […]

Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha soñado con una vida en la cual sus esfuerzos para acumular beneficios puede ser recalcado por el descanso, tiempo durante el cual el goza de esos beneficios. El aprendió cómo domesticar animales para acumular más beneficios, y cuando esto ya no resuelve sus necesidades, aprendió a esclavizar a otros seres humanos, simplemente por ser más poderoso y por poder hacerlo.

Sueños de una vida feliz de “más beneficios acumulados” para ser gozados, y más tiempo de ocio en el cual gozarlos dio lugar a ejercer la fuerza sobre otros, una fuerza la cual pervierte la mente de quien la usa. Esto es porqué los sueños de felicidad del hombre no se volvieron realidad a través de la historia: la opinión hedonística de “felicidad” contiene las semillas de la miseria. El hedonismo, la búsqueda de la acumulación de beneficios con el único propósito del propio disfrute, alimenta el eterno ciclo en donde los buenos tiempos condujeron a malos tiempos.

Durante los buenos tiempos, la gente pierde de vista la necesidad para pensar, para la introspección, el conocimiento de otros y un entendimiento de la vida. Cuando las cosas están “bien”, la gente se pregunta si vale la pena considerar la naturaleza humana y los defectos en la personalidad (ya sea la propia o la de otros). En los buenos tiempos, generaciones enteras pueden crecer sin entendimiento alguno del significado creativo del sufrimiento, puesto que ellos nunca lo han experimentado por ellos mismos.

Cuando todas las alegrías de la vida están allí para tomarlas, el esfuerzo mental para entender la ciencia y las leyes de la naturaleza – para adquirir conocimiento que pueda no estar directamente relacionado con acumular cosas – parece como una labor insustancial. Siendo “de mentalidad saludable” y positiva – un buen deporte sin ninguna palabra descorazonadora – es visto como algo bueno, y cualquiera que prediga consecuencias calamitosas como resultado de tal indiferencia es etiquetado como un aguafiestas o un ave de mal agüero.


La percepción de la verdad acerca de la realidad, especialmente un verdadero entendimiento de la naturaleza humana en todos sus rangos y permutaciones, deja de ser una virtud a ser adquirida. Los escépticos pensativos son “entrometidos” que no pueden dejar de inmiscuirse. “No lo arregles si no se ha roto”. Esta actitud conduce a un empobrecimiento del conocimiento psicológico, incluyendo la capacidad de diferenciar las propiedades de la naturaleza humana y personalidad, y la habilidad de moldear mentes sanas creativamente.

El culto al poder, sin embargo, suplanta los valores mentales y morales, tan esenciales para mantener la paz mental por medios pacíficos. El enriquecimiento de una nación o su involución respecto a su opinión psicológica del mundo puede ser considerada un indicador de si el futuro será bueno o malo.

Durante buenas épocas, la búsqueda del significado de la vida, la verdad de nuestra realidad se vuelve incómoda, porque revela factores inconvenientes. La eliminación inconsciente de información que es, o parece ser inexacta, comienza a hacerse un hábito, una costumbre aceptada por sociedades enteras. El resultado es que cualquier proceso de pensamiento basado en tal información truncada no puede traer conclusiones correctas.

Esto, entonces, lleva a la sustitución de mentiras convenientes a uno mismo para reemplazar las incómodas verdades, y de esta manera acercándose a los límites del fenómeno que debería ser visto como psicológico.
 

Los hechos son que los “Buenos tiempos” para un grupo de personas han estado históricamente enraizados en alguna injusticia a otros grupos de personas. En una sociedad así, donde todas las verdades escondidas están al acecho, escondidas debajo de la superficie, como un témpano, el desastre está a la vuelta de la esquina.

Está claro que los Estados Unidos han experimentado un largo período de “buenos tiempos” para la mayor parte de su existencia, (sin importar cuánta gente hayan tenido que oprimir o matar para hacerlo), pero particularmente así durante los 50 años que le precedieron al 11 de Septiembre de 2001. Durante esos 50 años, varias generaciones de niños nacieron, y los que nacieron al principio de ese tiempo, lo que nunca han conocido “malos tiempos” están ahora en una edad donde quieren “disfrutar” los beneficios que han acumulado.

Desafortunadamente, no parece como si eso fuera a suceder; el 9/11 ha cambiado todo tan profundamente que parece como si no habrá ningún disfrute para nadie durante un plazo muy, pero muy largo.

¿Cómo pudo suceder esto?

La respuesta es que el valor de las “buenas épocas” de unas pocas generaciones dio lugar al déficit social descrito arriba, con respecto a las habilidades psicológicas y la crítica moral. Largos períodos de preocupación con uno mismo y “acumulando beneficios” para uno mismo disminuye la capacidad de leer con exactitud el ambiente y a otras personas.

Pero la situación es más seria que solo una debilidad generalizada de una sociedad que podría “ser endurecida” con un poco de “épocas difíciles”.

Lobaczewski escribe:

Los rasgos psicológicos de cada una de esas crisis son únicos para la cultura y el tiempo, pero un denominador común que existe al principio de esos “malos tiempos” es una exacerbación de la condición histérica de la sociedad. La emotividad dominante en la vida del individuo, la colectiva y política, combinada con la selección subconsciente y sustitución de información en el razonamiento, conducen a un egotismo individual y nacional.

La manía de tomar las ofensas a pecho provoca constante venganza, tomando ventaja de la hiper-irritabilidad y poca crítica por parte de otros. Es este rasgo, esta histerización de la sociedad que la que capacita a los planeadores patológicos, encantadores de serpientes y otros primitivos desviados a actuar como factores esenciales en los procesos del origen del mal a una escala macro-social.

¿Quiénes son exactamente estos “organizadores patológicos” y que es lo que puede motivar a tales individuos durante tiempos que son generalmente entendidos por otros como “buenos”? Si los tiempos son “buenos”, ¿porqué quisiera alguien urdir y generar el mal?

Bien, ciertamente, la actual administración estadounidense ha surgido con una respuesta:

“Nos odian por nuestras libertades”.

Este es un típico ejemplo de “selección y sustitución de información en el razonamiento” el cual es voluntaria y alegremente aceptado como explicación por el público, debido a sus déficit de capacidades psicológicas y crítica moral.

Lobaczewski:

Los filósofos actuales que desarrollan las meta-éticas están intentando presionar hacia adelante en su comprensión, y el deslizarse y resbalar a lo largo del espacio elástico que conduce a un análisis del lenguaje de ética, ellos contribuyen hacia la eliminación de algunas imperfecciones y hábitos de la lengua conceptual natural. Sin embargo, es tentador para un científico penetrar en este núcleo siempre-misterioso. […]

Si los médicos se comportasen como éticos y no pudieran estudiar enfermedades, porque están solamente interesados en estudiar cuestiones de salud, no habría tal cosa como la medicina moderna. […]

Los médicos estaban en lo correcto en su énfasis en estudiar las enfermedades sobre todo, para poder descubrir las causas y propiedades biológicas de la enfermedad, y luego entender las patodinámicas de sus cursos. Una comprensión de la naturaleza de una enfermedad, y el curso que ésta toma, después de todo, capacita los medios curativos apropiados a ser elaborados y empleados. […]

No obstante, surge la pregunta: ¿podría algún modus operandi análogo no ser usado para estudiar las causas y el génesis de otras clases de males que azotan a individuos humanos, familias y sociedades? La experiencia le ha enseñado al autor que el mal es similar a la enfermedad en su naturaleza, aunque posiblemente más complejo y evasivo a nuestro entendimiento. […]

Paralelamente al abordamiento tradicional, los problemas comúnmente percibidos como siendo morales, también pueden ser tratados en base a la información provista por la biología, la medicina y la psicología, ya que los factores de esta clase están simultáneamente presentes en la cuestión como un todo. La experiencia nos ensaña que una comprensión de la esencia y génesis del mal, generalmente hacen uso de información de éstas áreas. […]

El pensamiento filosófico puede haber engendrado todas las disciplinas científicas, pero este último no maduró hasta que se independizó, basado en información detallada y en una relación hacia otras disciplinas que suministran esta información.

Estimulado por el a menudo descubrimiento “coincidente” de estos aspectos naturalistas del mal, el autor inició la metodología de la medicina; un psicólogo clínico y un compañero de trabajo que es médico de profesión, él tenía, de todas maneras tales tendencias. Como en el caso de los médicos y la enfermedad, él tomó los riesgos del contacto cercano con el mal, y sufrió las consecuencias. Su propósito era comprobar las posibilidades de entender la naturaleza del mal, sus factores etiológicos y rastrear sus patodinámicas. […]

Una nueva disciplina surgió: Ponerología. El proceso del génesis del mal fue llamado correspondientemente “Ponerogénesis.” […]

Se pueden recoger considerables ventajas morales, intelectuales y practicas de la comprensión del génesis del Mal, gracias a la objetividad requerida para estudiarla desapasionadamente. La herencia humana sobre éticas no se destruye tomando tal acercamiento.: realmente se fortalece, porque el método científico puede ser utilizado para confirmar los valores básicos de las enseñanzas morales.

Entender la naturaleza de la patología macro-social nos ayuda a encontrar una actitud saludable y al mismo tiempo proteger nuestras mentes de ser controladas o envenenadas con contenidos enfermos y con influencias de su propaganda.

Solamente podremos conquistar este enorme y contagioso cáncer social si comprendemos su esencia y sus causas etiológicas.

Tal comprensión de la naturaleza del fenómeno nos conduce a la conclusión lógica que las medidas para sanar o reordenar el mundo hoy deberán ser completamente diferentes de las usadas hasta ahora para resolver los conflictos internacionales. Es también verdad que, meramente teniendo el conocimiento y conciencia del fenómeno del génesis del Mal macro-social puede comenzar a sanar a humanos individualmente y ayudar a sus mentes a recuperar la armonía. […]

Lobaczewski discute el hecho que los “malos tiempos” parecen tener un “propósito” histórico. Parece que el sufrir durante tiempos de crisis conduce a una actividad mental dirigida a resolver o a terminar con el sufrimiento. La amargura de la pérdida invariablemente conduce a una regeneración de valores y empatía.

Lobaczewski:

 

Cuando llegan los malos tiempos y la gente está abrumada por un exceso del mal, deberán recoger todas sus fuerzas físicas y mentales para luchar por la existencia y proteger la razón humana. La búsqueda de la salida de las dificultades y peligros re-enciende energías o discreciones largamente enterradas. Tales personas tienen la tendencia inicial de confiar en la fuerza, para contraatacar la amenaza.; ellos podría, por ejemplo, convertirse en “detonadores de felicidad” (“trigger happy”) o dependientes de ejércitos.

 

Lenta y laboriosamente, sin embargo, ellos descubren las ventajas conferidas por el esfuerzo mental; un mejorado entendimiento de las situaciones psicológicas en particular, mejor diferenciación de los caracteres humanos y personalidades, y finalmente, la comprensión de los adversarios. Durante tales tiempos, las virtudes que generaciones anteriores relegaron a motivos literarios recuperan su sustancia verdadera y útil y se vuelven estimadas por su valor. Una persona sabia, capaz de dar buen consejo es altamente respetada.


Parece que ha habido muchos de esos “malos tiempos” en el curso de la historia humana, y fue durante tales tiempos que los grandes sistemas de éticas fueron desarrollados. Desafortunadamente, durante los “buenos tiempos” nadie quiere escuchar acerca de ello. Ellos quieren “disfrutar” las cosas, tener placer y experiencias placenteras, y así, cualquier literatura que se relacione a esos tiempos se pierde, se olvida, es suprimida o ignorada. Esto conduce a más desgaste de la corriente intelectual y abre una brecha para que los malos tiempos vengan de Nuevo.

Si se hiciera una colección de todos los libros que describen los horrores de las guerras, las crueldades de las revoluciones y los hechos sangrientos de líderes políticos y sistemas, la mayoría de las personas evitarían tal biblioteca. En tal biblioteca, los antiguos trabajos serían encontrados junto con libros escritos por historiadores contemporáneos y reporteros. La evidencia documentada de la exterminación alemana y los campos de concentración, completa con datos estadísticos secos, describiendo la “labor” bien-organizada de la destrucción de la vida humana, sería observado que ésta usa un lenguaje apropiadamente tranquilo, y proporcionaría la base para reconocer la naturaleza del mal.

La autobiografía de Rudolf Hess, el comandante de los campos en Osweicim (Auschwitz) y Brzezinka, (Birkenau) es un ejemplo clásico de cómo siente y piensa un psicópata inteligente.

Nuestra biblioteca de la muerte incluiría trabajos filosóficos que discuten los aspectos sociales y morales del génesis del Mal, mientras que usan la historia para justificar en parte las “soluciones” empapadas de sangre.

La biblioteca mostraría al lector alerta una clase de evolución desde las actitudes primitivas, de que está bien esclavizar y asesinar a la gente vencida, hasta el día presente, moralizando lo que declara que tal conducta es barbárica y digna de condenación.

Sin embargo, a tal biblioteca le estaría faltando un tomo crucial: no habría un solo trabajo ofreciendo suficiente explicación de las causas y procesos por los cuales se originan tales dramas históricos, de cómo y porqué los seres humanos periódicamente se degeneran para convertirse en locos sedientos de sangre.

Las viejas preguntas seguirían sin contestar: ¿Qué hizo que esto sucediera?

¿Lleva cada uno de nosotros las semillas del crimen dentro de sí, o solo algunos de nosotros?

Sin importar cuan fiel a los eventos, ni cual psicológicamente exactos puedan ser los libros disponibles, no pueden contestar a esas preguntas ni pueden explicara totalmente el origen del Mal.

Así, la humanidad está en gran desventaja, porque sin una explicación científica completa de los orígenes del Mal, no hay posibilidad del desarrollo de suficientes principios efectivos para contrarrestar el Mal.

La mejor descripción literaria de una enfermedad no puede producir un entendimiento de su etiología esencial, y por eso no puede suministrar principios para tratamientos. De la misma manera, las descripciones de tragedias históricas son incapaces de elaborar medidas efectivas para contrarrestar el génesis, la existencia o la extensión del Mal.

Al usar el lenguaje natural para discutir conceptos psicológicos, sociales y morales, nosotros nos encontramos con que solamente podemos producir una aproximación, lo cual nos conduce a una irritante sospecha de desamparo.

Nuestro sistema ordinario de conceptos no está investido con el contenido factual necesario – observaciones científicas acerca del Mal – lo cual permitiría una comprensión de la calidad de los muchos factores (particularmente los psicológicos), los cuales están activos antes y durante el nacimiento de las épocas crueles de la inhumanidad.

. Sin embargo los autores de algunos de los libros que encontraríamos en nuestra Biblioteca del Mal tomaron mucho cuidado en infundir sus palabras con la precisión apropiada, como si estuvieran esperanzados de que alguien, alguna vez, usaría sus registros para explicar lo que ellos mismos no pudieron explicar, aun en el mejor lenguaje literario.

La mayoría de los seres humanos estarían horrorizados por tal literatura. Las sociedades hedonísticas (auto-indulgentes) tienen una fuerte tendencia a estimular el escape hacia la ignorancia o hacia doctrinas ingenuas. Algunas personas sienten, incluso, desprecio por el sufrimiento de otros.

Es verdad que, rastreando los mecanismos de conducta del génesis del Mal, uno debe guardar el aborrecimiento y el miedo bajo control, someterse a una pasión por la ciencia y desarrollar un punto de vista tranquilo, necesario en la historia natural

Este libro aspira tomar al lector de la mano hacia un mundo más allá de los conceptos e imaginaciones en los cuales ha confiado y usado desde la niñez. Esto es necesario, debido a los problemas que enfrenta nuestro mundo, cosas que ya no podemos ignorar, o ignorar solo frente al peligro de toda la humanidad. Debemos darnos cuenta que ya no somos capaces de distinguir el camino a una catástrofe nuclear del camino a la dedicación creativa, a menos que entremos más allá del mundo subjetivo de los bien-conocidos conceptos, y debemos también darnos cuenta que este mundo subjetivo fue escogido por nosotros, por poderosas fuerzas en contra de las cuales nuestra nostalgia por las ideas hogareñas, humanas, sobre calor y seguridad no cuadran.

El mal moral y psicobiológico está entrelazado por medio de tantas relaciones causales y mutuas influencias, que solo puede ser separado por medios de la abstracción. Sin embargo, la capacidad de distinguirlas cualitativamente nos protege de interpretaciones moralizantes que pueden envenenar tan fácilmente la mente humana, de una manera insidiosa.

Los fenómenos macro-sociales del Mal, los cuales constituyen el objetivo más importante de este libro parecen estar sujetos a las mismas leyes de la naturaleza que funcionan dentro de los seres humanos a niveles individuales o de pequeños grupos. El papel de personas con varios defectos psicológicos y anomalías de un bajo nivel clínico parecen ser una característica perenne de tal fenómeno.

En el fenómeno macro-social donde el Mal funciona desenfrenado, la “Patocracia”, una cierta anomalía hereditaria aislada como “psicopatía esencial” es catalítica y causativamente esencial para el génesis y la supervivencia de tal estado. […].

 

Este último comentario es la clave para “grandes conspiraciones” de las cuales muchos están convencidos de que no puede existir. El Dr. Lobaczewski discute las clases de individuos que forman una “Patocracia” o “gobierno psicopático”, y más allá, el elabora detalles acerca de los psicópatas, basado en sus estudios y en los estudios de aquellos con los cuales el estaba asociado, que nunca han sido abiertamente discutidos hasta ahora, como puedo decirlo después de leer muchas miles de páginas de material en el tema generado, en el Occidente.

Por otra parte, el Dr. Lobaczewski emprendió sus estudios “en el vientre de la bestia”, por así decirlo, con “especímenes” vivos. El valor de tal estudio no puede ser exagerado.

Los procesos patológicos han tenido históricamente una profunda influencia en la sociedad humana, mucho debido al hecho de que muchos individuos con caracteres deformados han desempeñado papeles excepcionales en la formación de construcciones sociales. Es provechoso tener cierto fondo en esto.

El Dr. Lobaczewski escribe:

El tejido cerebral es muy limitado en su habilidad regeneradora. Si se daña y este cambio sana posteriormente, toma lugar un proceso de rehabilitación, gracias al cual el tejido sano en la vecindad toma la función de la porción dañada. Esta sustitución nunca es tan perfecta, así pues, algunos déficits en lo que concierne a la habilidad y los procesos psicológicos apropiados pueden ser detectados, aun en casos de un daño muy pequeño, usando las pruebas apropiadas.[…]

En cuanto a los factores patológicos de los procesos ponerogénicos, los daños perinatales o de la temprana infancia tienen resultados más activos que los daños que ocurren más tarde.

En sociedades con asistencia médica altamente desarrollada, encontramos entre los grados más bajos de las escuelas elementales, que de 5 a 7 % de los niños han sufrido lesiones en el tejido cerebral, que causan ciertas dificultades académicas o conductuales.[…]

Esto es realmente un figura que causa miedo. Si nos damos cuenta que aun un porcentaje más alto de las generaciones previas han sufrido lesiones en el tejido cerebral durante un tiempo donde los cuidados médicos perinatales o neonatales no estaban altamente desarrollados, sin mencionar el daño que pudiera sufrirse entre aquellas poblaciones ahora en donde tales cuidados son todavía primitivos, podemos entender que mucho de nuestra propia cultura ha sido formada por gente con daños cerebrales y nosotros nos enfrentamos con tratar con un mundo en el cual individuos con daño cerebral tienen influencia importante en las construcciones sociales.

Tenga en mente que si su abuelo sufrió daño cerebral neonatal o perinatal, si esto afectó cómo el crió a alguno de sus padres, esto afecta en cómo este padre lo crió a usted.

La Epilepsia constituye el resultado conocido más antiguo de tales lesiones; se observa en relativamente pequeños números de personas que sufren tal daño. Los Investigadores en estas materias están más o menos unánime en creer que Julio César y luego más tarde Napoleón Bonaparte tenían ataques epilépticos. El grado hasta el cual estas dolencias tienen un efecto negativo sobre sus caracteres y toma de decisiones histórica, o desempeñó un papel ponerogénico, éste puede ser tema de un estudio por separado. En la mayoría de los casos, sin embargo, la epilepsia es una dolencia evidente, la cual limita su papel como factor ponerogénico.

En una parte mucho más grande de los portadores de tejido cerebral dañado, la deformación negativa de sus caracteres crece con el tiempo. Adquiere varios cuadros mentales, dependiendo de las propiedades y localizaciones del daño, su tiempo de origen y también las condiciones de vida del individuo después de que esto ocurre. A los desórdenes de carácter resultantes de tal patología los llamaremos “caracteopatías.”

Algunas caracteopatías juegan un papel importante como agentes patológicos en los procesos del génesis del mal a una escala social grande. […]

Un ejemplo relativamente bien-documentado de tal influencia de una personalidad caracteopática a escala macro-social fue el último emperador alemán, Wilhelm II. El estuvo sujeto a trauma cerebral en su nacimiento. Durante y después de su reinado entero, su discapacidad física y psicológica fue escondida del conocimiento público. Las habilidades motores de la porción superior izquierda de su cuerpo estaban discapacitadas.

Cuando era un muchacho, él tenía dificultades para aprender gramática, geometría y dibujo, lo cual constituye la típica tríada de las dificultades académicas causadas por lesiones cerebrales menores. El desarrolló una personalidad con rasgos infantiles y un control insuficiente sobre sus emociones, y también un modo algo paranoico de pensar, lo cual fácilmente evadió el corazón de algunos asuntos importantes en el proceso de esquivar problemas.

Poses militares y un uniforme de general sobre-compensaba sus sensaciones de inferioridad, y efectivamente disfrazó sus defectos. Políticamente, el escaso control de sus emociones y los factores de rencores personales entraron en juego. El viejo Canciller de Hierro tuvo que irse, ese astuto y despiadado político quien había sido fiel a la monarquía y había acumulado el poder prusiano.

Después de todo, el también era demasiado conocedor de los defectos del príncipe, y había trabajado en contra de su coronación. Un destino similar corrieron otras personas excesivamente críticas, quienes fueron substituidas por personas con menos cerebro, más serviles y a veces con pequeñas desviaciones psicológicas

Tuvo lugar una selección negativa.
 

Observe este último término: “tuvo lugar una selección negativa.”

Esto es por decir, un cabecilla de estado seleccionó su personal, su gobierno, basado en su propia visión del mundo patológicamente dañada. Estoy seguro que el lector podrá percibir cuan peligrosa puede ser tal situación para las personas gobernadas por tal grupo “negativamente seleccionado”.

Lo importante a considerar aquí es que efecto tuvo esto en las construcciones sociales bajo la regla de tales individuos.

Lobaczewski explica:

La experiencia de gente con tales anomalías se sale del mundo humano normal al cual pertenecen por naturaleza. Así, su manera diferente de pensar, su violencia emocional y su egotismo encuentran relativamente fácil entrada hacia las mentes de otras personas, y son percibidos dentro de las categorías de la visión natural del mundo.

Tal comportamiento por parte de personas con tales desórdenes de carácter traumatiza las mentes y sentimientos de las personas normales, disminuyendo gradualmente su habilidad para usar su sentido común. A pesar de su resistencia, las personas se acostumbran a los rígidos hábitos del pensamiento y la experiencia patológica. En gente joven, como resultado, la personalidad sufre un desarrollo anormal, conduciendo a una mal formación. Esto, pues, representa factores patológicos ponerogénicos, los cuales, pues su actividad encubierta, fácilmente engendra nuevas fases en el génesis eterno del mal, abriendo la puerta a una activación más tarde de otros factores que asumen el control sobre el papel principal. […]

[En el caso del efecto de Wilhelm II], muchos alemanes fueron progresivamente privados de su habilidad para usar su sentido común, debido al choque del material psicológico del tipo caracteopático, ya que el pueblo es propenso a identificarse con el emperador…

Una nueva generación creció con deformidades en cuanto a realidades morales, psicológicas sociales y políticas. Es extremadamente típico que en muchas familias alemanas haya un miembro que no es muy normal psicológicamente, se volvió una cuestión de honor (incluso excusando una conducta infame) para esconder este hecho de la opinión pública – y aun la conciencia de amigos cercanos y parientes. Grandes porciones de sociedad ingirieron material psicopatolólgico, junco con esa manera irrealista de pensad, donde los lemas adquieren la energía de argumentos y los datos reales son sujetos a selección subconsciente.

Esto ocurrió durante una época de historia estaba creciendo a través de Europa, incluyendo una tendencia de que las emociones dominaran y que el comportamiento humano contuviera un el elemento de drama. […] Esto progresivamente asumió el control de tres imperios y otros países en el continente.

¿En que medida contribuyó Wilhelm II a esto, junto con otros dos emperadores cuyas mentes tampoco admitieron los hechos más reales de historia y gobierno? ¿En que medida fueron ellos mismos influenciados por una intensificación de histeria durante sus reinados?

Este sería un interesante tópico de discusión entre historiadores y ponerologistas.

Se incrementaron las tensiones internacionales; el Archiduque Fernando fue asesinado en Sarajevo. No obstante, ni el Kaiser ni ninguna otra autoridad gubernamental en su país poseyó razón. (Debido al proceso de selección negativa ya mencionado.) Lo que entró en juego fue la actitud emocional de Wilhelm y los estereotipos de pensamiento y acción heredadas del pasado.

 

Estalló la Guerra. Los planes generales de Guerra fueron preparados con anterioridad, los cuales habían perdido su actualidad bajo las nuevas condiciones, se desplegaron más como maniobras militares. Incluso aquellos historiadores familiares con el génesis y carácter del estado prusiano, incluyendo su tradición ideológica de sangriento expansionismo, intuyen que esas situaciones contenían alguna actividad de una incomprendida fatalidad, la cual elude el análisis en términos de causalidad histórica.

Muchas personas pensantes siguen preguntándose la misma pregunta ansiosa: ¿Cómo pudo, la nación alemana, haber elegido por Caudillo a un payaso psicópata quien no hizo secreta su visión patológica del gobierno del super hombre?

Bajo su dirección, Alemania, entonces desencadenó una segunda Guerra, criminal y políticamente absurda. Durante la segunda mitad de esta guerra, los oficiales del ejército altamente entrenados, ejecutaron honorablemente órdenes inhumanas, totalmente sin sentido desde el punto de vista político y militar, emitidas por un hombre cuyo estado psicológico corresponde al criterio de ser forzosamente confinado a una hospitalización psiquiátrica.

Cualquier tentativa de explicar las cosas que ocurrieron durante la primera mitad de nuestro siglo por medio de categorías generalmente aceptadas en el pensamiento histórico, deja una sensación de inadecuación. Solamente un abordamiento ponerológico puede compensar este déficit en nuestra comprensión, ya que hace justicia al papel de varios factores patológicos en el génesis del mal en cada nivel social.

Alimentado durante generaciones en material psicológico, patológicamente alterado, la nación alemana cayó en un estado comparable a lo que vemos en ciertos individuos criados por personas que son caracteópatas histéricas. Los psicólogos saben por experiencia cuántas veces esa gente, entonces, comete actos que seriamente lastiman a otros. […]

Los alemanes inflingieron y sufrieron enorme dolor durante la primera Guerra Mundial; no sentían, así, ninguna culpabilidad substancial, e incluso creían que habían sido maltratados, ya que se comportaban de acuerdo con su acostumbrado hábito de no se conscientes de sus causas patológicas. La necesidad para cubrir este estado en heroico garbo después de la guerra, para evitar una amarga desintegración se volvió muy común.

 

Se levantó un misterioso anhelo, como si el organismo social se … volvió adicto a alguna droga. Esta era el hambre de material psicológico patológicamente modificado un fenómeno conocido a la experiencia psicoterapéutica. Esta hambre solo podía ser satisfecha por otra personalidad y sistema de gobierno, ambos similarmente patológicos.

Una personalidad caracteopática abrió la puerta al liderazgo por un individuo psicopático.
 

Lo que es interesante a este punto en el discurso de Lobaczewski es su indicación que este patrón se repite a sí mismo una y otra vez en la historia: un individuo con el cerebro patológicamente dañado crea circunstancias que condicionan al público de cierta manera, y esto, entonces, abre la puerta para que el psicópata venga a accionar.

Mientras leo esto, pensé en los últimos 45 o 50 años de la historia en los Estados Unidos, y realicé que la “Guerra fría”, la amenaza nuclear, el asesinato de JFK, las bufonadas de Nixon, Johnson, Reagan, Clinton, la manipulación de los estadounidenses por medio de los medios de comunicación fueron tales acondicionamientos caracteopáticos que abrieron la puerta para los Neocons y su marioneta nominal, George W. Bush, quien puede ser ciertamente descrito como,

“un psicópata payaso quien no esconde su visión patológica del super-gobierno estadounidense.”

Incluso podemos ver en el grupo que está reunido alrededor de George W. Bush, la misma “selección negativa” de consejeros y funcionarios de gabinete como los describe Lobaczewski que estaban reunidos alrededor del Emperador Wilhelm.

Así, pues, comenzamos a comprender cuan importante esta “ciencia del mal adaptada para propósitos políticos” puede ser y de cuánto entendimiento carecemos nosotros, como sociedad.

Para entender exactamente cómo una sociedad entera, aun una nación entera puede convertirse en Patocracia, necesitamos entender un poco acerca de los tipos de individuos que componen la base de tal “conspiración.”

Lobaczewski discute las más frecuentes caracteopatías y su relación a lesiones cerebrales, dando algunos ejemplos.
 

Desórdenes Paranoicos de Carácter

Es característico de una conducta paranoica que la gente sea capaz de un razonamiento y discusión relativamente correcto, mientras la conversación involucre diferencias menores de opiniones. Esto para abruptamente cuando los argumentos del otro comienzan a minar sus ideas sobrevaloradas, machacan sus estereotipos de razonamiento largamente sostenidos, o los fuerzan a aceptar una conclusión que subconscientemente han rechazado antes. Tal estímulo libera sobre el otro un torrente de elocuciones insultantes pseudo-lógicas, muy para-moralísticas, las cuales siempre contienen algún grado de sugerencia.


Elocuciones como éstas inspiran aversión entre las personas lógicas y cultivadas, pero esclavizan a mentes menos críticas, es decir a personas con otras clases de deficiencias psicológicas, quienes fueron anteriormente objetos de influencias egotistas por individuos con desórdenes de carácter, y en particular una gran parte de los jóvenes. […]

Sabemos hoy que el mecanismo psicológico del fenómeno paranoide es doble: uno es causado por daño en el tejido cerebral, el otro es funcional o conductual. […]

En personas libres de daños en el tejido cerebral, tal fenómeno ocurre más frecuentemente como resultado de ser criados por personas con caracteopatía paranoides, junto con el terror psicológico de su niñez. Tal material psicológico es, entonces, asimilado, creando rígidos estereotipos de sufrimiento anormal. Esto hace difícil que el pensamiento y la visión del mundo se desarrollen normalmente, y el contenido, bloqueado por el terror, se transforma en centros congestivos funcionales permanentes. […]


Caracteopatía Frontal

Las áreas frontales de la corteza cerebral (10ª y B, según la división Brodmann - Brodmann division) no están virtualmente presentes en ninguna otra criatura excepto el hombre; están compuestas del tejido nervioso filogenético más joven. Su cito-arquitectura es similar a las áreas de proyección visual más antiguas en el polo opuesto del cerebro. Esto sugiere alguna similitud funcional. […] Como descrito por investigadores (Luria y otros), las funciones de estas áreas – la aceleración y la coordinación del proceso de pensamiento parecen ser el resultado de esta función básica.

El daño en ésta área … ha sido significativamente reducido, debido a la mejorada asistencia médica en mujeres embarazadas y recién nacidos. El espectacular papel ponerogénico, que resulta de los desórdenes de carácter causados por esto, pueden ser considerados algo característico de generaciones pasadas y de culturas primitivas.

El daño a la corteza cerebral en éstas áreas selectivamente deteriora la función arriba mencionada, sin deteriorar la memoria, la capacidad asociativa, o, en particular tales sensaciones basadas en el instinto y funciones, como por ejemplo la habilidad de intuir una situación psicológica. No obstante, la inteligencia general de un individuo no es grandemente reducida. […]

El carácter patológico de tales personas, generalmente conteniendo un componente de histeria, se desarrolla a través de años. Las funciones psicológicas no-dañadas se vuelven sobre desarrolladas para compensar, lo cual significa que predominan las reacciones instintivas y afectivas. Las personas relativamente vitales se vuelven beligerantes, brutales, y les gusta tomar riesgos, tanto en palabras como en hechos.

Las personas con talento innato para intuir situaciones psicológicas tienden a tomar ventaja de este don de manera egotista y despiadada. En el proceso de pensamiento de tales personas, se desarrolla un camino de atajo, el cual puentea la función de discapacidad, conduciendo así, de asociaciones directamente a palabras, hechos y decisiones las cuales no están sujetas a ninguna disuasión.

Tales individuos interpretan su talento para intuir situaciones y tomar decisiones sobre-simplificadas en fracciones de segundo, como signo de su superioridad comparados a las personas normales, quienes necesitan pensar durante mucho tiempo, experimentando auto-duda y motivaciones que están en conflicto. El destino de tales criaturas no merece ser largamente ponderado.

Tales “caracteres Stalinísticos” traumatizan y activamente hechizan a otros, y su influencia encuentra excepcionalmente fácil puentear los controles del sentido común. Una gran proporción de gente tiende a acreditar a tales individuos con poderes especiales, sucumbiendo así a sus creencias egotistas. Si un padre manifiesta tal defecto, sin importar cuan mínimo, todos los hijos de la familia evidencian anomalías en el desarrollo de la personalidad.

El autor estudió una generación entera de gente mayor y educada, donde la fuente de tal influencia era la hermana mayor, quien sufría de daño perinatal en los centros frontales. Desde la temprana niñez, sus cuatro hermanos menores asimilaron material patológicamente alterado psicológicamente, incluyendo el componente cada vez mayor de la histeria de la hermana.

Ellos retuvieron bien hasta bien entrados los sesenta años las deformidades de personalidad y visión del mundo, así como rasgos histéricos, causados así, cuya intensidad disminuyó en proporción a la mayor diferencia en edad. La selección subconsciente de información hizo imposible para ellos percibir algún comentario crítico relacionado con el carácter de su hermana, también éstos eran capaces de ofender el honor familiar. Los hermanos aceptaron como reales las alucinaciones y quejas acerca de su “mal” esposo (quien era realmente una persona decente) y su hijo, en quien ella encontró un chivo expiatorio para vengarse de sus faltas.

De tal modo participaron en un mundo de emociones vengativas, considerando a su hermana una persona completamente normal, a quien estaban preparados a defender – por métodos infames, si fuese necesario – en contra de cualquier sugerencia a su anormalidad. Ellos pensaban que las mujeres normales eran insípidas e ingenuas, buenas para nada, siendo solamente una conquiste sexual. Ni uno entre los hermanos creó jamás una familia saludable, o desarrolló siquiera una sabiduría promedio de vida.

El desarrollo del carácter de éstas personas también incluía muchos otros factores dependientes del tiempo y lugar en el cuales fueron criados: el cambio de siglo, con un padre patriótico polonés y una madre alemana que obedecía a la costumbre contemporánea, formalmente aceptando la nacionalidad de su esposo, pero quien permaneció siendo defensora del militarismo y aceptando la histeria intensificada que cubría a Europa en ese entonces.

Esa era la Europa de los tres Emperadores: El concepto del triunfo santificado por el “honor”. El mirar a alguien fijamente durante mucho rato era suficiente pretexto para un duelo. Estos hermanos fueron, pues criados para ser valientes duelistas llenos de cicatrices de sablazos; sin embargo, las rayas verticales que ellos inflingían a sus oponentes eran más frecuentes y mucho peores. […]

[Dejando de lado las consideraciones del tiempo y lugar], si la hermana no hubiera sufrido daño cerebral y en los factores patológicos no hubieran existido, el mal [de estos hombres] sembrado demasiado liberalmente durante sus vidas, no hubiera existido para nada, o bien hubiera sido reducido a un alcance acondicionado por factores patológicos más remotos. […]

Las consideraciones comparativas también guiaron al autor a concluir que Iosif Vissarionovich Dzhugashvili también conocido como Stalin, debería ser incluido en la lista de esta caracteopatía ponerogénica, la cual se desarrolló contra el contexto del daño perinatal a sus campos cerebrales pre-frontales de su cerebro.

La literatura y las noticias acerca de el abundan en indicadores: brutal, con encanto de encantador de serpientes; emisor de decisiones irrevocables; crueldad inhumana, venganza patológica dirigida hacia cualquiera que se interpusiera en su camino; la creencia egotista de su propio genio en la parte de una persona cuya menta era, de hecho, promedio. Este estado explica también su dependencia psicológica de un psicópata como Beria. Algunos fotógrafos revelan la típica deformación de su frente, la cual aparece en personas que sufren un daño muy temprano de las áreas mencionadas arriba. […]


Caracteopatías inducidas por Drogas

Durante las últimas pocas décadas, la medicina ha comenzado a usar una serie de drogas con serios efectos secundarios: éstas atacan el sistema nervioso, dejando daño permanente detrás. Estas desventajas, generalmente discretas, a veces dan cabida a cambios de personalidad, los cuales son a menudo socialmente dañinos. La estreptomicina ha probado ser una droga muy peligrosa; como resultado, algunos países han limitado su uso, mientras que otros la han quitado de la lista de drogas permitidas.

Las drogas citostáticas [tratamientos del cáncer], usadas para tratar enfermedades neoplásticas a menudo atacan el tejido filogenético cerebral más viejo, el principal portador de nuestro substrato instintivo y sensaciones básicas. Las personas tratados con tales drogas tienen progresivamente a perder su color emocional y su habilidad para intuir una situación sicológica. Ellos retienen sus funciones intelectuales, pero se vuelven unos egocéntricos anhelando constante alabanzas, fácilmente dominados por personas que saben cómo tomar ventaja de esto.

Se vuelven indiferentes a los sentimientos de otras personas, y el daño que están inflingiendo sobre ellas, cualquier crítica de su propia persona o comportamiento es pagado con una venganza. Tal cambio de carácter en una persona que recientemente gozaba de respeto por parte de su ambiente o comunidad, que persevera en las mentes humanas, se vuelve un fenómeno patológico, causando, a menudo, resultados trágicos.[…]

Similar al cuadro descrito anteriormente, tales resultados pueden ser causados por toxinas endógenas o virus. Cuando a veces las paperas operan con una reacción cerebral, deja en su estela una pálida sensación o carencia de sensaciones y una leve disminución en eficiencia mental. Un fenómeno similar es visto después de un combate difícil con la difteria. Finalmente, la poliomelitis también ataca el cerebro. [..]

La gente con parálisis de piernas raramente manifiesta estos efectos, pero aquellos con parálisis de la nuca y/u hombros debe considerarse con suerte si no lo hacen. Además, de carencia afectiva, las personas manifestando esos efectos usualmente evidencian una discapacidad para comprender la raíz de una cuestión o bien ingenuidad. […]

Las anomalías de carácter que se desarrollan como resultado de daño en el tejido cerebral se comportan como factores insidiosos ponerogénicos. Como resultado de los rasgos arriba descritos, [influencias ponerogénicas] fácilmente se anclan en las mentes humanas, traumatizando nuestras psiquis, empobreciendo y deformando nuestros pensamientos y sentimientos, y limitando la capacidad de los individuos y sociedades de usar el sentido común y reconocer una situación psicológica o moral.

Esto abre la puerta para otros caracteres patológicos que más frecuentemente acarrean algunas desviaciones psicológicas hereditarias. Ellos, entonces, empujan a los individuos caracteopáticos hacia las sombras y proceden con su trabajo ponerogénico. Esto es porqué varios tipos de caraceopatías participan en los períodos iniciales del génesis del mal, tanto a escala macro-social como a escala individual de familias humanas.

Un sistema social mejorado del futuro debe, pues proteger a individuos y sociedades previniendo de personas con las desviaciones antedichas, o con las características a ser discutidas más abajo, de cualquier función social en donde el destino de otra gente dependería de su comportamiento. Esto, por supuesto, aplica principalmente a las posiciones gubernamentales superiores.

Tales preguntas deberán ser decididas por una institución apropiada, compuesta de personas con una reputación de sabiduría y con entrenamiento médico y psicológico. Los rasgos de las lesiones de tejido cerebral y sus resultados de desórdenes de carácter son mucho más fácilmente detectadas que cualquier otra anomalía hereditaria.

Así, el sofocante proceso ponerogénico, quitando estos factores del proceso de la síntesis del mal es efectivo durante las fases tempranas de tal génesis, y mucho más fácil en la práctica.


Desviaciones Heredadas

La ciencia ya protege a las sociedades de los resultados de algunas anomalías psicológicas, las cuales son acompañadas por ciertas debilidades psicológicas. El trágico papel jugado por la hemofilia hereditaria entre la realeza europea es bien conocido. Las personas responsables hoy en día están ansiosas de no permitir que un portador de tal gen se vuelva rey o reina. Cualquier sociedad que prodiga tanto cuidado entre individuos con insuficiencia de coagulación sanguínea protestaría si un hombre con esta anomalía estuviese designado a este alto cargo.

Este modelo conductual debería extenderse a muchas otras anomalías hereditarias.

Las personas daltónicas con una capacidad deteriorada de distinguir los colores rojo y verde del color gris tienen ahora una barrera de profesiones en las cuales este impedimento podría causar alguna catástrofe. También sabemos que esta anomalía está acompañada por una disminución de la experiencia estética, emociones y la sensación de estar vinculado a una sociedad de personas que pueden ver normalmente los colores. Los psicólogos industriales son cautelosos si debería confiarse en tales personas para un trabajo que implica dependencia de un sentido autónoma de responsabilidad, ya que la seguridad de los trabajadores es un contingente sobre este sentido.

Hace mucho tiempo fue descubierto que esta anomalía es heredada por medio de un gen ubicado en el cromosoma X, y rastreando la transmisión a través de muchas generaciones, no se encuentra con dificultad. Los genetistas también han estudiado la herencia de otras características de los organismos humanos, pero ponen escasa atención a las anomalías que nos interesan. Muchos rasgos de carácter humano tienen base hereditaria en genes ubicados en el mismo cromosoma X; aunque no es una regla. Algo similar podría aplicar a la mayoría de las anomalías discutidas abajo. […]

Los problemas severos son causados por el kariotipo XYY (XYY karyotype), el cual produce hombres que son altos, Fuertes y emocionalmente violentos…pero su número y papel en el proceso ponerogénico es muy pequeño.

Mucho más numerosos son aquellas desviaciones que juegan un papel correspondientemente mayor que los factores patológicos involucrando procesos ponerológicos; son muy probablemente transmitidos a través de maneras hereditarias normales.

Sin embargo, este reino de la genética se enfrenta con múltiples dificultades biológicas y psicológicas.
 

Lobaczewski después describe un número de patologías heredadas, tales como la psicopatía esquizoide – ahora designada “desorden de personalidad de tipo esquizoide” – sobre lo cual dice:

Los portadores de esta anomalía son hipersensitivos y desconfiados, pero le ponen poca atención a los sentimientos de otros, tienden a asumir posiciones extremas y son impacientes para tomar represalias para ofensas de menor importancia. Son, a veces, excéntricos y raros. Su pobre apreciación de una situación psicológica y la realidad los conduce a sobre-imponer interpretaciones erróneas y peyorativas en cuanto a las intenciones de otras personas. Ellos fácilmente se involucran en actividades que son ostensiblemente morales, pero que realmente inflingen daño sobre sí mismos y otros. Su visión psicológica del mundo los hace típicamente pesimistas.[…]

Cuando se encuentran envueltos en situaciones de extrema tensión, sus fallas causan que colapsen fácilmente. … Los esquizoides frecuentemente caen en estados psicóticos reactivos, tan similares en apariencia, a la esquizofrenia, que conducen a diagnósticos erróneos.

Si la presión emocional en ellos es minimizada, son capaces de desarrollar razonamiento especulativo apropiado, pero tienden a considerarse a sí mismos intelectualmente superiores a la gente “ordinaria”.

La frecuencia cuantitativa de esta anomalía varía entre las razas. Es baja entre los negros, y más alta entre judíos. La observación sugiere que es automáticamente heredada.

Una actividad ponerológica esquizoide debería ser evaluada en dos aspectos. A pequeña escala, tales personas le causan problemas a sus familias, fácilmente se convierten en herramientas para intrigas en las manos de individuos astutos, y generalmente hacen mal trabajo criando a la generación más joven. […]

Sin embargo, su papel ponerogénico puede tomar proporciones macro-sociales si su actitud hacia la realidad humana, y su tendencia para inventar grandes doctrinas son puestas en papel y duplicadas en grandes ediciones.

A pesar de su típico déficit, o incluso una declaración abiertamente esquizoide, sus lectores no se dan cuenta cómo es el carácter de sus autores, y tienden a interpretar tales trabajos de una manera que corresponda a su propia naturaleza. Las mentes de personas normales tienen hacia una interpretación correctiva, gracias a la participación de su propia visión psicológica del mundo más rica. No obstante, muchos lectores rechazan tales trabajos con disgusto moral, pero sin estar conscientes de la causa específica.

Un análisis del papel jugado por los trabajos de Karl Marx fácilmente revela todos los tipos de percepciones arriba mencionados y las reacciones sociales que engendraron separaciones entre las personas.
 

 

Psicopatía Esencial

Ahora llegamos a la patología más importante: la psicopatología o psicopatía.

La Psicopatía no es, como mucha gente piensa, tan fácil de reconocer. El problema es que el término “psicópata” ha llegado a ser usualmente aplicado al público (debido a la influencia de los medios de comunicación) a obvios asesinos locos. Hay tambi8én alguna a confusión respecto a la psicopatía frente al “desorden de personalidad antisocial”.

Bonitas palabras, ¿no es así? Suenan tan limpias y cínicas; solamente una persona que es “anti-social”. Casi sugiere un ermitaño que jamás molesta a nadie. Pero nada podría estar más lejos de la verdad.

Robert Hare, el actual gurú estadounidense sobre la psicopatía escribe acerca de este problema de terminología de la siguiente manera:

 

Tradicionalmente, los tratos afectivos e interpersonales, tales como la egocentricidad, engaño, poco afecto, manipulación, egoísmo y carencia de empatía, culpa o remordimiento, han jugado un papel central en la conceptualización y diagnóstico de la psicopatía (Cleckey; Hare 1993; en prensa; Widiger y Corbitt).

En 1980, esta tradición fue rota con la publicación del DSM-III. Psicopatía – renombrada como desorden de personalidad antisocial – ha sido ahora definida por persistentes violaciones de normas sociales, incluyendo mentir, robar, falta de clase, conducta laboral inconsistente y detenciones de tráfico.

Entre las razones dadas para este dramático cambio fuera del uso de inferencias clínicas estaba que los rasgos de personalidad son difíciles de medir confiablemente, y que es más fácil convenir en los comportamientos que caracterizan un desorden, que una de las razones del porqué ocurren. El resultado fue una categoría de diagnóstico con buena confiabilidad pero con dudosa validez, una categoría que ha carecido de congruencia con los otros bien establecidos conceptos de la psicopatía. […]

Los problemas con el DSM-III y su revisión de 1987 (DSM-III-R) fueron ampliamente discutidos en la literatura e investigación clínica (Widger y Corbitt). Mucho de la discusión se refirió a la ausencia de los rasgos de personalidad en el diagnóstico del ASPD (desorden de personalidad antisocial), una omisión que permite que individuos antisociales con personalidades completamente diferentes, actitudes y motivaciones compartan el mismo diagnóstico. Al mismo tiempo, hay creciente evidencia que el criterio del ASPD, defina un desorden que era más artifactual que “verdadero” (Livesley y Schroeder). […]

La mayoría de psicópatas (con la excepción de aquellos que de alguna manera pueden hacerse su camino a través de la vida sin llegar a un contacto formal o prolongado con el sistema de justicia criminal satisfacen los criterios de ASPD, pero la mayoría de individuos con ASPD no son psicópatas. […]

Las diferencias entre la psicopatía y el ASPD son destacadas más a fondo por recientes investigaciones de laboratorio, implicando el proceso y uso de información lingüística y emocional. Los Psicópatas difieren dramáticamente de los no-psicópatas en su ejecución de una variedad de tareas cognitivas y afectivas. Comparado con individuos normales, por ejemplo, los psicópatas son menos capaces de procesar o usar los significados semánticos profundos de la lengua y de apreciar la significancia emocional de eventos o experiencias (Larbing y otros; Patrick; Williamson y otros). […]

Las cosas se vuelven aún más problemáticas si consideramos que la descripción en el texto de DMS-IV del ASPD (que dice que es también conocido como psicopatía) contiene muchas referencias a los rasgos tradicionales de psicopatía. […]

La falla para diferenciar entre psicopatía y ASPD puede tener serias consecuencias para los clínicos y la sociedad. Por ejemplo, la mayoría de jurisdicciones consideras que la psicopatía es un factor agravante en vez de ser un factor mitigante en determinar responsabilidad criminal. En algunos estados, un ofensor convicto de asesinato en primer grado, y diagnosticado como psicópata es probable que reciba la pena de muerte, considerando que los psicópatas son de sangre fría, sin remordimientos, intratables y casi seguro que vuelven a cometer los hechos.

Pero muchos de los asesinos que están ahora en fila de muerte, continúan siendo erróneamente designados como psicópatas en base al criterio DSM-III, DSM-III-R o DSM-IV para el ASPD (Meloy). No sabemos cuántos de estos habitantes de las filas de muerte realmente exhiben la estructura de personalidad del psicópata, o cuántos tienen simplemente los criterios para ASPD, un desorden que aplica a la mayoría de criminales y que tiene solamente una tenue implicación para tratamiento, y la probabilidad de volver a cometer hechos violentos.

Si un diagnóstico de psicopatía tiene consecuencias de pena de muerte, u otra disposición severa, como una sentencia indeterminada o un compromiso civil – los clínicos que hacen los diagnósticos deberían estar seguros que no confunden el ASPD con la psicopatía. […]

La confusión de diagnóstico sobre ambos desórdenes tiene el potencial de dañar a los pacientes psiquiátricos y también a la sociedad.

En mi libro, Without Conscience (Sin Conciencia), yo argumento que vivimos en una “sociedad camuflada”, una sociedad en la cual algunos rasgos psicopáticos – egocentrismo, carencia de preocupación por otros, superficialidad, estilo sobre sustancia, ser “cool”, la manipulación, etc. son cada vez más tolerados e incluso valorados.

Con respecto al tópico de este artículo, es fácil ver cómo tanto los psicópatas y aquellos con ASPD podrían mezclarse fácilmente dentro de grupos que sostienen valores antisociales o valores criminales. Es más difícil considerar cómo aquellos con ASPD pueden esconderse entre más segmentos pro-sociales de la sociedad. No obstante, los psicópatas tienen poca dificultad infiltrándose en los dominios de los negocios, la política, aplicación de leyes, gobierno, academia y otras estructuras sociales (Babiak).

Son los psicópatas egocéntricos, de sangre fría y sin remordimientos los que se mezclan en todos los aspectos de la sociedad, y tienen un impacto tan devastador sobre las personas alrededor de ellos que les da escalofríos a los oficiales de aplicación de leyes.
Hare, Robert D.
Psicopatía y Desorden de Personalidad Antisocial: un Caso de Confusión de Diagnóstico.
Psychiatric Times, Febrero 1996: Vol. XIII Issue 2
 

Con respecto a la psicopatía esencial, Lobaczewski nos dice:

Permitámonos caracterizar otra anomalía transmitida por herencia, cuyo papel en los procesos ponerogénicos a cualquier escala social parece ser excepcionalmente grande. Debemos subrayar que la necesidad de aislar este fenómeno y examinarlo en detalle se volvió más evidente para aquellos investigadores que estaban interesados en la escala macro social del génesis del mal, porque lo han visto por sí mismos. Reconozco estar en deuda con Kasimir Dabrowski, quien hizo esto y llamó a esta anomalía una “psicopatía esencial”.

Biológicamente hablando, el fenómeno es similar al daltonismo o ceguera de colores, y ocurre con similar frecuencia, (levemente sobre el .5 por ciento), salvo que, al contrario del daltonismo, afecta ambos sexos.

Aquí, Lobaczewski sugiere una particular baja frecuencia de ocurrencia de psicopatía esencial. No obstante, en su libro, el también menciona un 1.15 por ciento de su total población de 5,000 sujetos que no demostraron ninguna patología abiertamente identificable, salvo que éstos realizaron acciones que trajeron daños a otras personas sin ninguna razón explicable.

Si tomamos en consideración lo que escribió arriba el Dr. Hare, que los psicópatas tienen poca dificultad en infiltrarse en los dominios de los negocios, la política, aplicación de la ley, el gobierno, la academia y otras estructuras sociales, y pueden mezclarse dentro de todos los aspectos de la sociedad, debemos preguntar lo siguiente: ¿Será posible que el 1.15% de “hacedores del mal” no identificados de Lobaczewski fuesen este tipo de psicópatas?

Como él señala, habrían podido muy bien ser los criterios de diagnóstico los que hacían falta, y si se hubiese utilizado la lista de comprobación de Hare sobre la psicopatía, este grupo podría muy bien haber sido identificado como psicópatas.

El punto que deseo hacer es que el número de individuos psicópatas que muy probablemente se encontrarán en cualquier muestreo seccionado de la sociedad podría ser mucho más alto de lo que sospechamos. Lobaczewski sugiere que la ocurrencia de la psicopatía es casi la misma que la del daltonismo: un .5%. Pero si a esta figura le agregamos ese 1.15% que él no pudo identificar, el número real de su población podría estar más cerca del 1.65%.

Recordemos que la psicóloga de Harvard, Martha Stout afirma que el 4% de la “gente ordinaria” (es decir uno en 25) a menudo tienen,

“un desorden mental no detectado, cuyo principal síntoma es que la persona no posee conciencia. El o ella no tienen la habilidad, en absoluto, de sentir vergüenza, culpa o remordimiento… Ellos literalmente pueden hacer cualquier cosa, y no sentir culpa alguna.”

Sucede que esto encaja totalmente con la descripción de Hare de la psicopatía, aunque nosotros aquí estamos obviamente tratando con un espectro entero de manifestación, como lo enfatiza la Dra. Stout, sin mencionar la diferencia entre patologías que son mecánicas, es decir, daño cerebral, y patologías que son hereditarias.

Si a la figura de Lobaczewski del .5% le agregamos la figura de Stout del 4% de la gente “ordinaria”, e incluimos el 1.5% de gente que han hecho daño a otros sin patología evidente, entonces tendremos una figura de un 5.65 % - casi el 6% de la población.

Mis matemáticas pueden estar oxidadas, pero yo recuerdo lo que Lobaczewski escribió acerca de la influencia de la “adoctrinación” en sus vistas.

Era relativamente fácil determinar el ambiente y origen de la gente que sucumbía a este proceso, que yo, en ese entonces llamaba “transpersonificación”. Estos venían de todos los grupos sociales, incluyendo las familias aristócratas y fervientemente religiosas, y causaban un quiebre en nuestra solidaridad estudiantil, en el orden de algún 6%. […]

Incluso entonces, no teníamos dudas de la naturaleza patológica de este proceso de “transpersonificación”, el cual corría similar pero no idéntico en todos los casos. La duración de los resultados de este fenómeno también varía. Algunas de estas gentes más tarde se volvieron defensores. Otros más tarde tomaron ventaja de varias circunstancias para retirar y reestablecer sus vínculos perdidos a la sociedad de gente normal. Éstos fueron sustituidos. El único valor constante del nuevo sistema social era el número mágico del 6%.

Esto es algo interesante, este número. No tengo explicación para ello, porque ciertamente estamos hablando de muchos factores, y no de una sola patología. Talvez talvez haya algo mas en este problema de lo que nadie, todavía, haya descubierto.

 

Continuando con la visión ponerológica de Lobaczewski de la psicopatía:

Su intensidad también varía en el alcance, desde un nivel apenas perceptible para un observador con experiencia, hasta una deficiencia patológica obvia. Así como el daltonismo, esta anomalía también parece representar un déficit en estímulo de transformación, ocurriendo, no obstante, no a nivel sensorial, sino que instintivo.

Los psiquiatras de la vieja escuela solían llamar a tales individuos “daltónicos de sentimientos humanos y valores socio-morales”.
El cuadro psicológico muestra claros déficits entre hombres solamente; entre mujeres es generalmente atenuado, como por el efecto del segundo allele normal. Esto sugiere que la anomalía es también heredada por medio del cromosoma X, pero a través de un gene semi-dominante. Sin embargo, el autor fue incapaz de confirmar esto excluyendo la herencia de padre a hijo.
 

Aquí, es interesante especular que George Bush heredó su psicopatía de su madre, Bárbara.

El análisis de la diversa manera experimental demostrada por esos individuos nos hizo concluir que su sustrato instintivo es también defectuoso, conteniendo ciertas brechas y careciendo de las respuestas sintónicas naturales comúnmente demostradas por miembros de la especie del Homo Sapiens. […]

Nuestro mundo natural de conceptos, entonces, golpea a tales personas como una casi incomprensible convención sin justificación alguna, en su propia experiencia psicológica. Ellos piensan que las costumbres y principios humanos normales de decencia son una convención extraña inventada e impuesta por alguien más (“probablemente por sacerdotes”), risible. Onerosa, a veces hasta ridícula. Al mismo tiempo, no obstante, ellos, entonces, fácilmente perciben las deficiencias y debilidades de nuestro lenguaje natural de conceptos psicológicos y morales, de una manera más bien reminiscentes de la actitud de un psicólogo contemporáneo – excepto en caricatura.

El promedio de inteligencia de los individuos con las desviaciones arriba mencionadas, especialmente si son medidas por medio de pruebas comúnmente usadas, es algo más baja que aquella de la gente normal, no obstante similarmente variada. Sin embargo, este grupo no contiene casos de la más alta inteligencia, ni encontramos talentos técnicos o artesanales entre ellos.

Los miembros más dotados entre ellos podrían alcanzar logros en las ciencias que no requieren una visión humanística del mundo o de habilidades prácticas. Siempre que procuremos construir pruebas especiales para medir “sabiduría de vida” o “imaginación socio-moral”, incluso si se toman en cuenta las dificultades de evaluación psicométrica, los individuos de este tipo indican un déficit desproporcionado de su cociente intelectual personal.

A pesar de sus deficiencias en lo que concierne al conocimiento psicológico normal y moral, ellos desarrollan y luego tienen a su disposición un conocimiento propio, algo de lo cual carecen las personas con una visión natural del mundo.

Ellos aprenden a reconocerse en una multitud, desde la niñez, y desarrollan un conocimiento de la existencia de otros individuos similares a ellos.


También llegan a estar conscientes de ser diferentes del mundo de aquellas otras personas que los rodean. Ellos nos ven desde una cierta distancia, tomando una variedad para-específica.

Las reacciones humanas naturales – las cuales a menudo fallan en despertar interés por ser consideradas auto-evidentes – golpean a los psicópatas como extrañas, y por ello interesantes, aun cómicas. Ellos, entonces, nos observan, sacando conclusiones, formando su diferente mundo de conceptos.

Ellos se vuelven expertos en nuestras debilidades, y a veces efectúan experimentos despiadados sobre nosotros. …Ni una persona normal ni nuestra visión natural del mundo pueden percibir o evaluar apropiadamente la existencia de este mundo de conceptos diferentes.

Un investigador de tal fenómeno puede recoger un conocimiento irregular similar a través de estudios a largo plazo de las personalidades de tales personas, usándolas con alguna dificultad, como un idioma extranjero. … [El psicópata] jamás será capaz de incorporar la visión del mundo de una persona normal, aunque ellos a menudo tratan de hacerlo todas sus vidas. El producto de sus esfuerzos es solo un papel y una máscara detrás de la cual ellos esconden su realidad desviada.

Otro mito y papel – aunque contiene un grano de verdad – sería la mente brillante del psicópata o genio psicológico; algunos de ellos realmente creen en esto y tratan de insinuar esta creencia a otros.

Hablando de la mascara de la normalidad psicológica que llevan tales individuos (y desviados similares e un menor grado), debemos mencionar el libro The Mask of Sanity (La Máscara de Cordura); el autor, Hervey Cleckley, hizo de este mismo fenómeno el punto crucial de sus reflexiones:

Déjenos recordar que esta típica conducta derrota lo que parecen ser sus propias metas. No es él mismo quien está más profundamente engañado en esta aparente normalidad? Aunque el deliberadamente le mienta a otros, y esté muy consciente de sus mentiras, parece incapaz de distinguir adecuadamente entre sus propias pseudo-intenciones, pseudo-remordimiento, pseudo-amor, y las respuestas genuinas de una persona normal.

Su monumental carencia de perspicacia indica cuan poco es capaz de apreciar la naturaleza de su desorden. Cuando otros fallan en aceptar inmediatamente su “palabra de honor como caballero”, su asombro, creo, es, a menudo, genuino. El término genuino es usado aquí, no para calificar las intenciones del psicópata, sino para calificar su asombro. Su experiencia subjetiva está tan blanqueada de profunda emoción, que es invenciblemente ignorante de lo que significa la vida para otros.

Su conocimiento de la hipocresía opuesta es tan insustancialmente teorética que se vuelve cuestionable si lo que queremos decir por hipocresía debería ser atribuido a el. No teniendo mayores valores de él mismo, ¿podría decirse que se da cuenta adecuadamente de la naturaleza y calidad de los ultrajes que su conducta inflinge sobre otros?

Un niño joven que no tiene ninguna memoria impresita de dolor severo pudo haber sido dicho por su madre que es incorrecto cortar la cola del perro. Sabiendo que es incorrecto, el pudiera proceder con la operación. No necesitamos absolverlos totalmente de responsabilidad, si decimos que se da menos cuenta de lo que hizo, que un adulto quien, en plena apreciación de la agonía física, usa así un cuchillo. Puede una persona experimentar los niveles más profundos del dolor sin un considerable conocimiento de la felicidad? ¿Puede él alcanzar la intención malvada en el sentido completo sin el conocimiento verdadero del opuesto del mal?

No tengo respuesta final a estas interrogantes.

[Cleckley]

Todos los investigadores de la psicopatía subrayan tres calidades primarias con respecto a esta variedad más típica: La ausencia de un sentido de culpa para acciones antisociales, la incapacidad de amar verdaderamente, y la tendencia a ser locuaces de una manera que más fácilmente se desvía de la realidad.

Un paciente neurótico es generalmente taciturno, y tiene problemas en explicar lo que más lo lastima. […] Estos pacientes son capaces de un amor decente y duradero, aunque tengan dificultades en expresarlo o alcanzando sus sueños. El comportamiento de un psicópata constituye la antípoda de tales fenómenos y dificultades.

Nuestro primer contacto [con el psicópata] está caracterizado por una corriente habladora, la cual fluye con facilidad y evita asuntos verdaderamente importantes con igual facilidad si éstos ponen incómodo al transmisor. Este tren de pensamiento también evita aquellos temas de sentimientos y valores humanos, cuya representación está ausente en la visión del mundo del psicópata. […] Desde el punto de vista lógico, el flujo de pensamiento es ostensiblemente correcto…

[Los psicópatas] son virtualmente desconocedores de las emociones duraderas de amor por otra persona… esto constituye un cuento de hadas de ese “otro” mundo humano. [Para el psicópata], el amor es un fenómeno efímero dirigido a la aventura sexual. No obstante [el psicópata] es capaz de jugar el papel del amante lo suficientemente bien para que sus parejas los acepten en buena fe. [Las enseñanzas morales] también los tocan como otro cuento de hadas similar, solo para niños, y para aquellos “otros” que son diferentes a ellos.” […]

El mundo de la gente normal a quien ellos hieren es incomprensible y hostil a ellos. […]

[La vida para el psicópata] es la búsqueda de sus atracciones inmediatas, placer y poder. Ellos se encuentran con fallas a lo largo de este camino, junto con fuerza y condena por la sociedad de aquellas otras gentes incomprensibles.
 


Deberá enfatizarse que los psicópatas son a menudo bastante interesantes – aun excitantes!

Ellos exudan una energía cautivadora que mantiene a sus oyentes al borde de sus asientos. Aun si alguna parte de la persona normal es choqueada o repelida por lo que dice el psicópata, ellos son como el ratón hipnotizado por el gato torturador. Aunque tengan la ocasión de escapar, no lo hacen. Muchos psicópatas “se ganan la vida” usando su encanto, engaño y manipulación para ganar la confianza de sus víctimas.

Muchos de ellos pueden ser encontrados en profesiones de cuellos blancos, donde son ayudados en su maldad por el hecho que la mayoría de personas esperan que ciertas clases de personas sean de confiar por sus credenciales sociales o profesionales. Abogados, doctores, maestros, políticos, psiquiatras y psicólogos, generalmente no tienen que ganarse nuestra confianza, por tener la virtud de sus posiciones.

 

Pero el hecho es que: ¡los psicópatas se encuentran también en tales altas esferas!

Al mismo tiempo, los psicópatas son muy buenos impostores. Ellos no vacilan absolutamente acerca de falsificar y usar impresionantes credenciales para adoptar papeles profesionales y atraer prestigio y poder. Ellos escogen profesiones en las cuales las capacidades requeridas son fáciles de falsificar, le jerga es fácil de aprender y que los credenciales sean poco probables de ser examinados a fondo. Los psicópatas encuentran extremadamente fácil presentarse como consultores financieros, ministros, consejeros psicológicos y psicólogos.

 

¡Y este es un pensamiento que da miedo!


 


 

 

(Actualización )


Los Psicópatas se hacen su camino mandando a que la gente haga cosas para ellos; que obtengan dinero para ellos, prestigio, poder o incluso saltar por ellos cuando otros tratan de exponerlos. Pero es su demanda a la fama. Eso es lo que ellos hacen. Y lo hacen muy bien. Que más, el trabajo es fácil porque la mayoría de las personas son crédulos con la firme creencia en la inherente bondad del hombre quien, debo agregar, ha sido programado hacia la gente normal por psicópatas.

Regresando al trabajo de Lobaczewski, el nos da las pistas más importantes de cómo y porqué una verdadera conspiración global puede y, de hecho existe en nuestro planeta, aunque ciertamente no es una conspiración en el sentido normalmente aceptado de la palabra.

Incluso se podría decir que tales conspiraciones surgen simplemente como un resultado natural de la división sin puentes entre la gente normal y desviados. En cierto sentido, comprendiendo la visión que tiene el psicópata de la “gente normal”, que son “los otros” e incluso “extraños”, nos ayuda a realizar cómo tal conspiración puede ser tan “secreta” – aunque esta no sería la palabra exacta que nos gustaría utilizar.

Incluso si diferentes grupos ponerológicos son opuestos unos a otros, aún así excluirían a la “gente normal” de sus confidencias. Es solamente la gente “normal” los que han sido inducidos en sus redes las que proporcionan las “filtraciones”.

Lobaczewski lo describe de la siguiente forma:

En cualquier sociedad en este mundo, los individuos psicopáticos y algunos otros desviados crean una red active ponerogénica de colusiones comunes, parcialmente alejados de la comunidad de gente normal. Algún papel inspirador de la psicopatía esencial en esta red también parece ser un fenómeno común.

Están conscientes de ser diferentes, ya que no obtuvieron su experiencia de la vida, y se familiarizaron con diferentes maneras de luchar por sus metas. Su mundo está para siempre dividido en “nosotros y ellos” – su mundo, con sus propias leyes y costumbres, y aquel mundo extraño, lleno de ideas presuntuosas y costumbres a cuya luz ellos están moralmente condenados.

Su “sentido de honor” los hace engañar y proferir insultos a aquel otro mundo humano y sus valores. En contradicción a las costumbres de la gente normal, ellos sienten que el incumplimiento de sus promesas u obligaciones es conducta acostumbrada.

También aprenden cómo pueden sus personalidades tener efectos traumatizantes en las personalidades de aquellas personas normales, y cómo tomar ventaja de esta raíz de terror para propósitos de alcanzar sus metas.

Esta dicotomía de mundos es permanente, y no desaparece aun si tienen éxito realizando sus sueños de ganar poder sobre la sociedad de gene normal. Esto prueba que la separación está condicionada biológicamente.

En tales personas, un sueño emerge como alguna Utopía de juventud de un mundo “feliz” y un sistema social el cual no los rechazaría o los forzaría a someterse a leyes y costumbres cuyos significados son incomprensibles para ellos. Ellos sueñan con un mundo en el cual su simple y radical manera de experimentar y percibir la realidad [es decir, mentir, engañar, destruir, usar a otros, etc.] dominaría, donde ellos, por supuesto, tendrían asegurada su prosperidad y seguridad.

Aquellos “otros” – diferentes, pero también técnicamente más capaces – debería ser puestos a trabajar para alcanzar esta meta. “Nosotros”, después de todo, crearíamos un nuevo gobierno, uno de justicia [para psicópatas]. Ellos están preparados para pelear y sufrir por tal nuevo mundo valiente, y también, por supuesto, infligir sufrimiento sobre otros.

Tal visión justifica el matar personas cuyo sufrimiento no los mueve hacia la compasión, porque “ellos” no son con-específicos.

Y allí está.

Lobaczewski ha dicho francamente que los psicópatas – desde cierta perspectiva – son un diferente tipo de seres humanos, un tipo que es consciente de su diferencia desde su niñez. Ponga esto junto con su afirmación de que tales individuos reconocen a los de su clase, y consideran a la gente normal como ser completamente “otros”, y podremos comenzar a entender porqué y cómo pueden y cómo existen las conspiraciones entre tales individuos.

Ellos se juntan, con visiones similares del mundo, como la grasa que flota en un tazón de sopa. Cuando uno de ellos comienza a desvariar, otros como ellos – o aquellos con daño cerebral que los hace susceptibles – “se reúnen alrededor de la bandera”, por así decirlo. Y es más, ellos saben esto, y conocen cómo funciona.

Hablando de redes, nosotros necesitamos echar una ojeada más cercana a cómo los psicópatas afectan a otros seres humanos a quienes ellos usan para crear las bases para su gobierno, en las dinámicas macro-sociales. Esto destaca el hecho que la carencia de conocimiento psicológico entre el público general, sin mencionar la neurosis general de la mayoría de personas, los hace vulnerables a tales depredadores.

Lobaczewski:

Subordinando a una persona normal a individuos psicológicamente anormales tiene un efecto deformante en su personalidad: engendra trauma y neurosis. Esto es alcanzado de una manera que generalmente evade los suficientes controles conscientes. [Lobos Vestidos de Ovejas]

Tal situación, entonces, priva a la persona de sus derechos naturales de practicar su propia higiene mental, desarrollar una personalidad suficientemente autónoma y utilizar su sentido común. A la luz de la ley natural, esto constituye un tipo de ilegalidad, la cual puede aparecer en cualquier escala social, aunque no sea mencionada en ningún código legal.

El psicólogo, George Simon, citado arriba, discute a lo que él se refiere como “personalidades con agresión encubierta”, las cuales, leyendo su libro, se revelan a sí mismas como miembros del espectro psicopático.

El escribe:

A las personalidades agresivas no les gusta que nadie las presione a hacer lo que no quieren hacer, o les impida hacer lo que quieren. “No” es una respuesta que ellos no aceptarán.

[En algunos casos], si pueden veer algún beneficio en el auto-dominio, ellos pudieran internalizar inhibiciones [y volverse encubiertamente agresivos].

Refrenándose de cualquier acto abierto de hostilidad hacia otros, logran convencerse a sí mismos y a otros que no son la gente despiadada que realmente son. Ellos pudieran observar la ley al pie de la letra, pero violar con facilidad su espíritu. Ellos pudieran exhibir turbación o confusión, si esto estuviese en su mejor interés, pero se resisten verdaderamente a someterse a ninguna autoridad más alta o juego de principios. [Ellos están] esforzándose, sobre todo, en encubrir sus verdaderas intenciones y agendas agresivas de otros. Ellos pudieran comportarse con civismo y apropiadamente, al ser escudriñados de cerca o vulnerables. Pero cuando creen que son inmunes a ser detectados, harán cualquier cosa que deseen.

Tratar con personalidades de agresión encubierta es como conseguir latigazos. A menudo, uno realmente no sabe que es lo que lo ha golpeado hasta mucho después que se ha hecho el daño. …

Los agresivos encubiertos son a menudo tan expertos explotando las debilidades e inseguridades emocionales de otros que casi cualquier persona puede ser embaucada…


Los agresivos encubiertos explotan situaciones en las cuales ellos están bien conscientes de la vulnerabilidad de su presa. A menudo son muy selectivos acerca de las clases de personas con quienes se asocian o con quienes trabajan. Ellos son particularmente adeptos a encontrar y mantener a otros en una posición hacia abajo. Ellos gozan estando en posiciones de poder sobre otros.

Es mi experiencia que la prueba más confiable de su carácter es cómo una persona utiliza su poder…

[Simon, op. cit.]

Ahora, solamente imagine que las casi 1 de 25 personas mencionadas por Martha Sout en su libro: “El Sociópata de al lado”. Siendo los que buscan y alcanzan posiciones de poder y autoridad en casi cualquier campo de esfuerzo, donde el poder puede alcanzarse, y uno comienza a entender cuan verdaderamente dañino esto puede ser a una sociedad entera. Imagine a maestros escolares con poder sobre sus niños, que son “agresivos-encubiertos”.

Imaginen a doctores, psicólogos, “ministros de la fe” y politicos en tales posiciones.

Con este entendimiento, nosotros comenzamos a tener una mejor idea de cómo los psicópatas pueden conspirar y realmente actuar: en una sociedad donde el mal no es estudiado ni entendido, ellos fácilmente “suben a la cima” y proceden a condicionar a la gente normal a que acepten su dominación, a que acepten sus mentiras sin cuestionar.

Según lo observado al principio de esta sección, Lobaczewski observó:

Largos períodos de preocupación con uno mismo y “acumulando beneficios” para uno mismo, disminuye la hablidad de leer exactamente el ambiente de otras personas. […] Es esta característica, esta histerización de la sociedad que permite a conspiradores, encantadores de serpientes y otros primitivos desviados que actúen como factores esenciales en los procesos de originar el mal a escala macro social.

Vemos exactamente este patrón de desarrollo social en los Estados Unidos sobre los últimos 50 a 60 años o aún más.

El hecho es que mucha gente que pueda haber nacido “normal” se ha convertido en lo que podría ser denominado “psicopáticos secundarios” o caracteópatas, debido a la influencia de la psicopatía en la cultura estadounidense, desde muchos campos – incluyendo ciencias, medicina, psicología, leyes, etc. – donde ellos están conscientes de lo que le están haciendo a la gente “normal.


Lobaczewski:

Ya hemos discutido la naturaleza de algunas personalidades patológicas – carateopatías – que pudieran ser “creadas” por una exposición individual a una persona con una severa deformación de carácter. La psicopatía esencial tiene efectos excepcionalmente intensos de este modo: algo misterioso roe en la personalidad de un individuo a merced del psicópata; y se lucha como se lucharía un demonio. Sus emociones se congelan, su sentido de realidad psicológica se aquietan o se duermen.

Esto conduce a una descriterialización del pensamiento y a una sensación de desamparo que culmina en reacciones depresivas, las cuales pueden ser tan severas que a veces los psiquiatras las mal-diagnostican como psicosis maníaco-depresiva. Muchas personas evidentemente también se rebelan mucho más temprano, y comienzan a buscar algún camino para liberarse de tales influencias.

Una estructura social dominada por gente normal y su mundo conceptual fácilmente le parece al psicópata como un “sistema de fuerza y opresión”. Si sucede que la verdadera injusticia, de hecho, existe en esa sociedad, las sensaciones patológicas de injusticia y afirmaciones sugestivas pueden resonar entre aquellos quienes verdaderamente han sido tratados injustamente. Las doctrinas revolucionarias pueden, entonces, encontrar aprobación entre ambos grupos, aunque sus motivaciones realmente son bastante diferentes.


La presencia de bacterias patógenas en nuestro ambiente es un fenómeno común; no obstante, no es el único factor decisivo en cuanto a su un individuo o una sociedad se enferma. De manera similar, los factores psicopatológicos por sí solos no deciden acerca de la extensión del mal. […]


Otras Psicopatías

Podemos también incluir entre las categorías psicopáticas un número algo indeterminado de anomalías con un sustrato hereditario…

También encontramos a individuos difíciles con una tendencia a comportarse de una manera hiriente hacia otras personas, para quienes las pruebas no indican un daño existente del tejido cerebral, y no hay una indicación de un fondo anormal en la infancia. El hecho que tales casos se repitan entre las familias sugeriría un substrato hereditario.[…]

Tales personas también procuran enmascarar su diferente mundo de experiencia y juegan el papel de gente normal a variados grados… Estas personas participan en el génesis del mal de muy diversas maneras, ya sea tomando parte abiertamente o, a un menor grado, cuando hana logrado adaptarse a las maneras apropiadas de vivir.

Estas psicopatías y fenómenos relacionados podría, cuantitativamente hablando, ser, en resumen, estimado a dos o tres veces el número de casos de psicopatía esencial, es decir, en menos del dos por ciento de la población.

Aquí quisiera comentar que, si especulamos el número real de psicópatas en un 6 por ciento – o incluso solamente un 4%, como lo afirma Stout – entonces, estas otras “personas” de las que está hablando Lobaczewski podrían ser tan frecuentes como un 12 o 18% de la población. Esto significaría que el número total de psicópatas agregado a los “casi psicópatas” sería del 16 al 24 por ciento de la población total. Sin embargo, es obvio que la expansión estadística puede ser diferente en diferentes países y en épocas o tiempos diferentes.

Veremos este tema más adelante.

Lobaczewski:

Este tipo de persona encuentra más fácil ajustarse a la vida social. Muy pocos casos particulares se adaptan a las demandas de la sociedad de personas normales, tomando ventaja de su entendimiento en las artes u otras áreas con tradiciones similares. Ellos creatividad literaria es a menudo perturbadora, si es concebida solamente en categorías de ideales; ellos insinúan a sus lectores que sus mundos conceptuales y experiencias es auto-evidente, también realmente contiene deformidades características.

El tipo más frecuentemente indicado y conocido es la psicopatía asténica, la cual aparece en cada intensidad concebible, desde apenas perceptible hasta una obvia deficiencia patológica. Estas personas, asténicas (asthenic) e hipersensitivas (hypersensitive) no indican el mismo déficit obvio en sentimientos morales y habilidad de sentir una situación psicológica como aparece en la psicopatía esencial.

Son algo idealistas, y tienden a tener remordimientos de conciencia como resultado de su conducta errada. En promedio, ellos son también menos inteligentes que las personas normales, y sus mentes evitan la consistencia y la exactitud en el razonamiento. Su visión psicológica del mundo es claramente falsificada, por lo cual no se puede confiar en sus opciones acerca de las personas.

Una especie de mascara disfraza el mundo de sus aspiraciones personales, el cual está en desacuerdo con las aspiraciones oficiales demandadas por una situación. Su conducta hacia las personas que no notan sus faltas es urbana, aun amistosa. No obstante, estas mismas personas manifiestan una hostilidad y agresión preferente hacia personas con talento para la psicología o un conocimiento apropiado en esta área.

Son relativamente menos vitales sexualmente, y por lo tanto más favorables a aceptar el celibato; esto es porqué algunos monjes católicos y sacerdotes a menudo representan menos o menores casos de esta anomalía. Ellos son el factor principal que inspiró la actitud tradicional anti-psicológica en el Pensamiento eclesiástico.

Los casos más severos son más brutalmente anti-psicológicos y despectivos hacia la gente normal; ellos tienden a ser activos en los procesos del génesis del mal a gran escala. Sus sueños no carecen de un cierto idealismo, similar a las ideas de la gente normal. Les gustaría reformar al mundo a su gusto, pero son incapaces de prever implicaciones y resultados de una mayor envergadura. Condimentados con su desviación, sus visiones podrían influenciar a ingenuos rebeldes de la gente quienes, de hecho, han sufrido injusticia.

La injusticia social existente podría verse como una justificación para la visión radicalizada del mundo, y la asimilación de tales visiones.

Lo siguiente es un ejemplo, dado por Lobaczewski, del patrón de pensamiento de una persona que parece ser un típico y severo caso de psicopatía asténica:

Si tuviera que comenzar la vida de nuevo, haría exactamente lo mismo: es una necesidad orgánica, y no el dictado del deber. Tengo una cosa que me mantiene andando y me obliga a ser sereno aun cuando las cosas estén muy tristes.

Esta es una fe inquebrantable en las personas. Las condiciones cambiarán, y el mal cesará de reinar, y el hombre será hermano del hombre, no un lobo, como es ahora el caso. Mi paciencia deriva, no de mi suposición, sino más bien de mi clara visión de la causa que da lugar al mal.”

Estas palabras fueron escritas en prisión, el 15 de diciembre de 1913 por Gélix Dzierzhynski, (1877-1926), quien es mejor conocido como el primer cabecilla de la “Cheka” soviética, o policía soviética de Seguridad, el precursor del KGB. Regando el miedo en una época de caos, la Cheka fue el instrumento perfecto para la despiadada consolidación del poder de Stalin, y la exterminación de la oposición.

Dzierzhynski hizo que Robespierre se viera como un mariquita, siendo responsable del asesinato de millones de personas.

Si llegara el tiempo alguna vez, cuando “las condiciones cambiaran” y el “mal ya no gobernaría”, podría ser porque el progreso en el estudio del fenómeno patológico y su papel ponerogénico le haría posible a las sociedades aceptar tranquilamente la existencia de este fenómeno, y lo comprendiera como categorías de la naturaleza. La visión de una sociedad nueva, con una estructura justa podría, entonces ser realizada dentro del marco de trabajo y bajo el control de gente normal.

Habiéndonos reconciliado con el hecho que los psicópatas son diferentes y tienen una limitada capacidad para el ajuste social, nosotros deberíamos de crear un sistema de protección permanente para ellos, dentro del marco de trabajo de la razón y el conocimiento apropiado.

Aquí debe observarse que las personas psicológicamente normales constituyen tanto la gran mayoría estadística de tipo de seres humanos y así, como Lobaczewski lo señala, de acuerdo con la ley natural, deberían ser quienes fijan el paso; la ley moral se deriva de su naturaleza.

El poder debería estar en las manos de la gente normal.

Para nuestros propósitos, deberíamos llamar la atención a los tipos psicopáticos con rasgos desviados o irregulares: estos eran aislados, hace relativamente mucho tiempo por Brzezicki y aceptados por E. Kretschmer como característicos de Europa del Este en particular.

Los Esquirtoides son individuos vitales, egoístas y de piel de elefante, quienes hacen Buenos soldados por su Resistencia física y psicológica. No obstante, en tiempos de paz, son incapaces de entender las cosas más sutiles de la vida, o de criar prudentemente a la generación más joven. Ellos son felices en alrededores primitivos; un ambiente confortable fácilmente les causa histeria. Prueban ser rígidamente conservadores en todas las áreas, y apoyan gobiernos de mano dura.

Kretschmer era de la opinión que esta anomalía era un fenómeno biodinámico, causado por el cruce de dos grupos étnicos quitados de su lugar natural, lo cual es muy frecuente en esa área de Europa. Si este fuera el caso, los Estados Unidos debería de estar lleno de esquirtoides. Esta anomalía debería tomarse en consideración si queremos comprender la historia de Rusia, así como Polonia en un grado inferior. […]

Las caracterizaciones arriba son ejemplos seleccionados de factores patológicos que participan en los procesos ponerogénicos […] El actual estado de conocimiento en esta área es, sin embargo, todavía insuficiente como para producir soluciones prácticas a tantos problemas humanos, particularmente aquellos a escala individual y familiar. […]

Algunos excepcionales psicopatólogos, convencidos que es imposible desarrollar una visión tranquila y suficiente de la realidad humana, sin resultados psicopatológicos, están, por lo tanto, desafortunadamente en lo correcto, una conclusión difícil de aceptar por gente que cree que ha obtenido una visión madura del mundo sin tanto estudio pesado. Los defensores de la visión natural del mundo tienen tradición, belles-lettres, aun la filosofía de su lado. Ellos no se dan cuenta que durante los tiempos presentes, su modo de comprender las interrogantes de la vida los hace comprender que la batalla con el mal es más problemática. […]


Procurando una observación más cercana de estos procesos psicológicos y fenómenos que conducen a un hombre o a una nación a dañar a otros, vamos a seleccionar fenómenos lo más característicos posibles. De nuevo, nos convenceremos que la participación de varios factores patológicos en estos procesos es la regla, no la excepción.[…]

Nuestros conceptos sociales, psicológicos y morales, así como nuestras formas naturales de reaccionar no son adecuadas para cada situación con la que la vida nos confronta. Nosotros generalmente terminamos hiriendo a alguien si comprometemos nuestros conceptos naturales y arquetipos reactivos en situaciones que parecen ser las apropiadas para nuestras ideas, aunque estas sean, de hecho, esencialmente diferentes. Como regla, tales situaciones diferentes … ocurren porque algún factor patológico difícil de comprender ha entrado en escena. El valor práctico de nuestra visión natural del mundo generalmente termina donde comienza la psicopatología.

La familiaridad con esta debilidad común de la naturaleza humana y la “ingenuidad” de la persona normal es parte del conocimiento específico que encontramos en muchos individuos psicopáticos. Encantadores (spellbinder) de varias escuelas intentan provocar tales reacciones para-apropiadas de otras personas en nombre de sus metas específicas, o en servicio de sus ideologías reinantes. Esta factor patológico difícil de entender está localizado dentro del mismo encantador (spellbinder).

Llamamos egotismo a la actitud, subconscientemente condicionada como una regla, gracias a la cual atribuimos un valor excesivo a nuestro reflejo instintivo, reflejos y hábitos tempranamente adquiridos y una visión individual del mundo. …Un egotista mide a otras personas con su propia vara, tratando sus conceptos y manera experiencial como un criterio objetivo. El quisiera forzar a otras personas a sentir y pensar de la misma manera que el lo hace. Las naciones egotistas tiene la meta subconsciente de enseñar o forzar a otras naciones a pensar en sus propias categorías, lo cual los hace incapaces de entender a otras personas y naciones, o a volverse familiar con los valores de sus culturas.

La crianza apropiada de un niño ( y la propia también) siempre tiene como objetivo un desegotizamiento, de tal modo que abra la mente. […]

El tipo de egotismo excesivo que obstaculiza el desarrollo de los valores humanos y conduce a juzgar mal y aterrorizar a otros, bien merece el título de “Rey de las fallas humanas”. Dificultades, disputas, problemas serios y reacciones neuróticas brotan hacia arriba alrededor de un egotista, como los hongos después de una lluvia. Las naciones egotistas comienzan a gastar dinero y esfuerzos para alcanzar metas derivadas de sus razonamientos erróneos y reacciones sobre-emocionales. Su incapacidad para reconocer los valores de otras naciones, y sus discrepancias, derivadas de otras tradiciones culturales, los conduce a conflictos y a guerras. […]

Si analizamos el desarrollo de personalidades excesivamente egotistas, encontramos algunas causas no-patológicas, tales como haber sido criados en un ambiente estrecho y excesivamente rutinario, o por personas menos inteligentes que el niño. No obstante, la principal razón es la contaminación a través de inducción psicológica, por parte de personas excesivamente egotistas o histéricas, quienes desarrollaron esta característica bajo la influencia de varias causas patológicas. …

Muchas personas con varias desviaciones hereditarias y defectos adquiridos desarrollan un egotismo patológico. Para tales personas, forzar a otros a su ambiente, grupos sociales enteros, y si es posible, naciones enteras que sientan y piensen como ellos, se vuelve una necesidad interna, un concepto predominante.

Alguna cosa que una persona normal no tomaría seriamente se vuelve a veces una meta de vida para ellos, el objeto de esfuerzo, sacrificios y de astuta estrategia psicológica. El egotismo patológico se deriva de reprimir del campo de conciencia de uno cualquier asociación objecionable auto-crítica que se refiere a la propia naturaleza de uno a normalidad. Preguntas dramáticas, tales como “quien es aquí anormal, ¿yo o este mundo de gente que siente y piensa de manera diferente?” son contestadas de modo desfavorable sobre el mundo.

Tal egotismo está siempre vinculado a una actitud de disimulo, con una máscara de Cleckley o alguna otra cualidad patológica siendo escondida de la conciencia, tanto de la propia como de la de las otras personas. […]

La importancia de la contribución de esta clase de egotismo al génesis del mal, pues, difícilmente necesita elaboración. Es sobre todo un recurso social, el erotizar o traumatizar a otros, lo que, a su vez, causa más dificultades. El egotismo patológico es un componente constante de variados estados, donde alguien quien parece ser normal (aunque el, de hecho, no lo sea) es conducido por motivos o luchas por metas que una persona normal consideraría no realistas o extrañas.

 

La persona promedio preguntaría:

“¿Que podría el esperar ganar con eso?”

La opinión ambiental, sin embargo, interpreta tal situación de acuerdo con el “sentido común”, y es propensa a aceptar una versión “más probable” de la ocurrencia. Tal interpretación a menudo da lugar a una tragedia humana.

Por eso, siempre debemos recordar que el principio de ley de cui prodest se vuelve ilusorio siempre que esté incorporado algún factor patológico en el cuadro. […]


Hechizadores

Para poder comprender los caminos ponerogénicos, especialmente aquellos actuando en un contexto social más amplio, observemos los papeles y personalidades de individuos que llamaremos “hechizadores”, quienes son altamente activos en esta área, a pesar de su número estadísticamente insignificante. Ellos son generalmente los portadores de varios factores patológicos, algunas caracteopatías y otras anomalías hereditarias…

Los Hechizadores se caracterizan por un egotismo patológico. Tal persona es forzada, por algunas causas internas, a tomar una temprana opción entre dos posibilidades: la primera es forzando a otras personas a que piensen y experimenten cosas de manera similar a la suya propia; la segunda es una sensación de soledad, y de ser diferente, una excentricidad patológica en la vida social. A veces, la opción es, ya sea encentador de serpientes o suicidio.

Una triunfante represión de conceptos auto-críticos o desagradables desde el capo de la conciencia, gradualmente da surgimiento a un pensamiento conversivo, es decir, un paramoralismo.


Paramoralismos

La convicción de que los valores morales existen, pero que algunas acciones violan las reglas morales es un fenómeno tan común y tan antiguo que parece tener un fondo a nivel instintivo subconsciente del hombre, y no solo una representación de siglos de experiencia, cultura, religiones y socialización.

No obstante, cualquier insinuación que conlleve un “lema moral” es siempre sugestivo, aun si el criterio “moral” usado es solamente una invención ad hoc. Cualquier acto puede, así, probar ser inmoral o moral por medio del uso de “paramoralismos” a través de una activa sugestión, y las personas que sucumbirán a esta manipulación son abundantes.

Buscando un ejemplo de un acto de maldad, cuyo valor negativo no provocaría duda en cualquier situación social, los eruditos de las éticas frecuentemente mencionan abuso infantil.

No obstante, los psicólogos a menudo se encuentran con afirmaciones paramorales a tales conductas, en su práctica.

Lobaczewski anteriormente dio el ejemplo de una mujer con daño en el campo prefrontal, quien era sadísticamente abusiva con su hijo, pero era apoyada en su abuso con su niño, por sus hermanos, quienes estaban totalmente bajo su influencia y estaban convencidos de sus “cualidades de excepcionalmente alta moral”.

Ejemplos particularmente monstruosos de este tipo de cosas ocurren a menudo en el contexto religioso, donde los niños han sido azotados a muerto para “sacarle los demonios”. Siempre es hecho para “salvar las almas”, y esto es un ejemplo de “paramoralismo” usado de manera conversiva.

Ciertamente, hemos sido sujetos a este tipo de uso de “paramoralismos”, pero esa es otra historia.

Las afirmaciones y sugerencias paramoralísticas acompañan tan a menudo varias clases de males que parecen bastante irreemplazables. Desafortunadamente, se ha vuelto un fenómeno frecuente para individuos y grupos opresivos, o sistemas pato-políticos, inventar criterios morales siempre innovadores, a conveniencia de alguien. Tales sugerencias privan a las personas de su razonamiento moral y deforman el desarrollo de los niños. Las fábricas de paramoralismo han sido encontradas a todo lo largo y ancho del mundo, y un ponerologista encuentra difícil de creen que ellos son manejados por personas psicológicamente normales.

Los rasgos conversivos en el génesis del paramoralismo parece probar que es derivado mayormente de rechazo subconsciente (y regresión del campo de la conciencia) de algo completamente diferente, lo cual llamamos la “voz de la conciencia”. … Como todo fenómeno conversivo, la tendencia a usar paramoralismos es psicológicamente contagiosa.

Lobaczewski señala que los “paramoralismos” fluyen profusamente de tales individuos, de manera que inundan las mentes de las personas promedio.

Para el hechizador, todo se vuelve subordinado a su convicción de que ellos son excepcionales, a veces aún mesiánicos. Una ideología puede surgir de tales individuos que es ciertamente, parcialmente verdadera, y el valor de la cual se afirma ser superior a todas las otras ideologías.

 

Ellos creen que encontrarán a muchos conversos a su ideología, y cuando descubren qhe este no es el caso, se “shockean” y bufan de la cólera con indignación “paramoral”. La actitud de la mayor parte de las personas normales hacia tales hechizadores es generalmente crítica, llena de aflicciones y perturbadora.


El hechizador coloca en un plano altamente moral a cualquiera que sucumba a su influencia, y éste bañará a tales personas con atenciones y adulaciones de todo tipo. Los críticos se encontraran con furia “moral” y el hechizador afirmará que la minoría que se queja de ellos es realmente una mayoría.

Tal actividad es siempre caracterizada por la incapacidad de ver por anticipado sus resultados finales, algo obvio desde el punto de vista psicológico, porque en el fondo contiene un fenómeno patológico, y tanto el hechizar como el encanto les hace imposible percibir con exactitud la realidad, por lo menos para poder prever por lógica los resultados.

En una sociedad sana, las actividades de los hechizadores encuentran la suficiente crítica como para sofocarlos rápidamente. No obstante, cuando son precedidos por condiciones que operan destructivamente el sentido común y el orden social – tales como la injusticia social, el atraso cultural, o gobernantes intelectualmente limitados manifestando características patológicas – las actividades de estos hechizadores han conducido a sociedades enteras a tragedias humanas a gran escala.

Tal individuo pesca un ambiente o sociedad para personas que sea favorable a su influencia, profundizando sus debilidades psicológicas hasta que finalmente se convierte en una unión ponerogénica.

Por otra parte, la gente que ha mantenido sus facultades críticas sanas y intactas, intentan contrarrestar las actividades de los hechizadores y sus resultados, basados en su propio sentido común y criterio moral. En la polarización resultante de actitudes sociales, cada lado se justifica por medio de categorías morales.

La conciencia de que un hechizador es siempre un individuo patológico debería de protegernos de los resultados conocidos de una interpretación moralizante del fenómeno patológico, asegurándonos criterios objetivos para una acción más eficaz.

[Un alto cociente intelectual] generalmente ayuda a tener inmunidad contra hechizadores, pero solo moderadamente. Reales diferencias en la formación de actitudes humanas bajo la influencia de tales actividades debería ser atribuida a otras propiedades de la naturaleza humana. El factor más decisivo en cuanto a asumir una actitud crítica es una buena inteligencia básica que condicione nuestra percepción de la realidad psicológica.

Podemos observar también cómo las actividades de un hechizador “descascaran” a individuos favorables con asombrosa regularidad.


Asociaciones Ponerogénicas

Le daremos el nombre de “asociación ponerogénica” a cualquier grupo de personas caracterizadas por procesos ponerogénicos de intensidad social sobre el promedio, donde los portadores de varios factores patológicos funcionan como inspiradores, hechizadores y líderes, y donde se genera una estructura social apropiadamente patológica. Asociaciones más pequeñas y menos permanentes podrían ser llamadas “grupos” o “uniones”. Tales asociaciones le dan el nacimiento al mal que lastima a otras personas tanto como a sus propios miembros.

Podríamos enumerar varios nombres atribuidos a tales organizaciones por tradición lingüística: pandillas, turbas criminales, mafias, clicas y coterías, las cuales astutamente evitan el choque con la ley mientras están buscando ganar su propia ventaja. Tales uniones frecuentemente aspiran al poder político para imponer su legislación conveniente ante la sociedad, en nombre de alguna ideología convenientemente preparada, derivando ventajas en forma de una desproporcionada prosperidad y satisfacción de su anhelo de poder.[…]

Un fenómeno que tienen en común todos los grupos y asociaciones ponerogénicas es el hecho que sus miembros pierden (o ya han perdido) la capacidad de percibir a los individuos patológicos como tales, interpretando su conducta de manera fascinante, heroica o melodramática. Las opiniones, ideas y juicios de personas portadoras de varios déficits psicológicos están dotados con una importancia por lo menos igual a aquella de individuos excepcionales entre la gente normal.

La atrofia de las facultades críticas naturales respecto a individuos patológicos se vuelve una abertura a sus actividades, y al mismo tiempo un criterio para reconocer la asociación en concierto, como ponerogénica. Llamemos esto el primer criterio de ponerogénesis.

Otro fenómeno que todas las asociaciones ponerogénicas tienen en común es su estadísticamente alta concentración de individuos con varias anomalías psicológicas. Su composición cualitativa es crucialmente importante en la formación del carácter total de la unión, de sus actividades, su desarrollo o extinción.

Grupos dominados por varias clases de individuos caracteopáticos desarrollarán actividades relativamente primitivas, probando poder ser quebrantada más bien fácilmente por una sociedad de personas normales. Las cosas son diferentes cuando tales uniones están inspiradas por individuos psicopáticos. Aduzcamos el siguiente ejemplo, ilustrando los papeles de dos diferentes anomalías, seleccionadas entre algunos eventos estudiados por el autor.


En pandillas criminales de jóvenes, un papel específico es desempeñado por muchachos (y ocasionalmente chicas) llevando los resultados característicos, a veces dejados atrás por una inflamación de las glándulas parótidas (paperas). Como se h e mencionado, esta enfermedad tiene como secuelas reacciones cerebrales, en algunos casos, dejando atrás un discreto, pero permanente blanqueo de sentimientos o sensaciones, y una leve disminución de habilidades mentales en general. Resultados similares son a veces dejados como secuelas después de una difteria. Como resultado, tales personas fácilmente sucumben a las sugestiones de individuos más astutos.

Cuando estos individuos son arrastrados hacia un grupo criminal, se vuelven ayudantes con poco criterio, y ejecutores de las intenciones de estos últimos, herramientas en las manos de líderes más traidores, usualmente psicopáticos. Una vez arrestados, ellos se someten a las explicaciones insinuadas por sus líderes, que sienten que la idea grupal más alta (paramoral) demanda que se vuelvan chivos expiatorios, asumiendo ellos la mayor parte de la culpa. …

Los individuos con los anteriormente descritos rasgos de post-paperas y post-difteria constituyen menos que el 1.0% de la población como un todo, pero sus alcances llegan al 25% de los grupos delincuentes juveniles. Esto representa una condensación del orden de 30 veces, lo cual ya no requiere más métodos de análisis estadístico. Al estudiar el contenido de las uniones ponerogénicas lo suficientemente, a menudo nos encontramos con una condensación de otras anomalías psicológicas que también hablan por sí mismas.

Dos tipos básicos de las uniones arriba mencionadas deben ser diferenciados: Los ponerogénicos primarios y los ponerogénicos secundarios.

Describamos ahora una unión ponerogénica primaria, cuyos miembros anormales estaban activos desde el mismo principio, jugando el papel de catalizadores cristalizantes desde que comenzó el proceso para la creación del grupo.

Llamaremos ponerogénicos secundarios a una unión que fue fundada en nombre de alguna idea con un significado social independiente, generalmente comprensible dentro de las categorías de la visión natural del mundo, pero que más tarde sucumbió a cierta degeneración moral. Esto, a su vez, abrió la puerta a la infección y activación de los factores patológicos adentro, y más tarde a una ponerización del grupo como un todo, o a menudo de una fracción.

Desde el mismo principio, una unión ponerogénica primaria es un cuerpo extraño dentro del organismo de sociedad, colisionando su carácter con los valores morales respetados por la mayoría. Las actividades de tales grupos provocan oposición y disgusto, y son considerados inmorales; como regla, por ello, tales grupos no se extienden mucho, no se extiende a numerosas uniones. Finalmente pierden su batalla con la sociedad.

Sin embargo, para tener una ocasión de convertirse en una asociación ponerogénica grande, es suficiente que una cierta organización humana, caracterizada por metas sociales o políticas, y una ideología con algún haber valorado como creativo, sean aceptados por un gran número de personas normales antes de que sucumba a un proceso de malignidad ponerogénica. La principal tradición y valores ideológicos podrían, entonces proteger durante largo tiempo a una unión que haya sucumbido al proceso de ponerización desde el punto de vista del sentido común de la sociedad, especialmente sus componentes menos críticos.

Cuando el proceso ponerogénico toca tal organización humana, la cual emergió y actuó en nombre de metas políticas o sociales, cuyas causas estaban condicionadas en la historia y en la situación social, los valores originales primarios nutrirán y protegerán tal unión – a pesar del hecho de que aquellos valores primarios sucumben a una degeneración característica, volviéndose su función práctica completamente diferente de la primaria – porque los nombres y símbolos son retenidos. De tal modo, el “sentido común” individual y social pone al descubierto su punto más débil. […]

Dentro de cada unión ponerogénica se crea una estructura psicológica , la cual puede ser considerada una contraparte caricature de la estructura normal de la sociedad, o de una organización social. Individuos con varias aberraciones psicológicas complementan los talentos y características de cada uno. … Fases tempranas de la actividad de la unión son usualmente dominadas por caracteópatas, particularmente por individuos paranoicos, quienes a menudo juegan un papel de inspiradores o hechizadores en el proceso de ponerización. A este punto, la unión todavía indica un cierto rasgo romántico, y todavía no es caracterizado por una conducta excesivamente brutal. No obstante, pronto, más miembros normales son empujados a funciones de poca importancia y finalmente son excluidos…


Los individuos con desviaciones hereditarias, entonces, progresivamente asumen el control sobre las posiciones de liderazgo e inspiración. El papel de los psicópatas esenciales gradualmente crece. …

Un hechizador, al principio, simultáneamente juega el papel de líder en un grupo ponerogénico. Más tarde aparece otra clase de “talento de liderazgo”, un individuo más vital quien a menudo se ha unido más tarde a la organización, una vez que ésta haya sucumbido a la ponerización. El individuo hechizador, siendo más débil, es forzado a llegar a términos, siendo empujado hacia las sombras, y reconociendo el “genio” del nuevo líder, a menos que éste acepte la amenaza del fallo total. Se reparten los papeles.

El hechizador necesita el apoyo del líder primitivo, pero decisivo, quien, a su vez, necesita al hechizador para mantener la ideología de la asociación, tan esencial para mantener la actitud apropiada por parte de aquellos miembros del rango y fila que traicionan una tendencia a la crítica y la duda de la variedad moral. El hechizador deberá reempacar la ideología apropiadamente, haciendo resbalar nuevos contenidos bajo viejos títulos, para que esto pueda continuar satisfaciendo su función de propaganda bajo condiciones siempre cambiantes.

El tiene también que mantener la mística del líder dentro y fuera de la asociación. Una completa confianza no puede existir entre los dos, sin embargo, puesto que el líder secretamente siente desprecio por el hechizador y su ideología, mientras que este último desprecia al líder, por ser un individuo grotesco. El arreglo de cuentas es siempre probable; quien sea más débil se convierte en el perdedor.

La estructura de tal unión experimenta una diversidad y especialización adicional. Un abismo se abre entre las masas más normales y los iniciados de la élite, quienes son, por regla general, más patológicos. Este subgrupo se vuelve cada vez más dominado por factores patológicos hereditarios, el anterior por los efectos secundarios de las varias enfermedades que afectan el cerebro, individuos psicopáticos menos típicos, y gente cuyas personalidades mal formadas fueron causadas por una temprana privación o por métodos brutales de crianza por parte de individuos patológicos.

Hay cada vez menos y menos sitio para gente normal en el grupo. Las intenciones secretas de los líderes son mantenidas escondidas de la unión del proletariado; los productos del trabajo de los hechizadores deberán ser suficientes para este segmento.

Un observador que ve las actividades de tal unión desde afuera, y usando la visión psicológica natural del mundo, siempre tenderá a sobre estimar el papel del líder y su supuesta función autocrática. Los hechizadores y el aparato de propaganda son movilizados para mantener esta opinión externa errónea. El líder, sin embardo, depende de los intereses de la unión, especialmente de los iniciados de la élite, a un grado mayor de lo que él mismo sabe.

El emprende una constante batalla para mantener su posición; es un actor con un director. En uniones macro-sociales, esta posición está generalmente ocupada por un individuo más representativo, con ciertas facultades críticas; el iniciarlo en todos esos planes y calculaciones criminales sería contraproducente. Conjuntamente con parte de la élite, un grupo de individuos psicopáticos, escondiéndose detrás de la escena, está dirige al líder como lo hizo Borman y su pandilla, dirigiendo a Hitler.

Si el líder no satisface su papel asignado, el generalmente sabe que la pandilla que representa la élite de la unión está en posición de matarlo, o de otra manera, de quitarlo.[…]

 

El Proceso de Ponerización

La observación de los procesos de ponerización de varias uniones humanas a través de la historia, fácilmente lleva a la conclusión que el paso inicial es una tergiversación moral del contenido ideacional del grupo. […]

Lobczewski discute largamente cómo la ideología es distorsionada y torcida por la infiltración de personas patológicas en cualquier grupo que puede estar yendo en una dirección positiva.

Un ejemplo muy bueno es el Comunismo, el cual, de hecho, según el nuevo testamento es una ideología cristiana.

Sin embargo, una vez que se han infiltrado grupos comunistas, el proceso de Ponerización comenzó, y el comunismo se convirtió meramente en un tipo de Corporautocracia Facista, siendo “el Estado” la corporación.

 

El Fenómeno Macro-Social

Cuando un proceso ponerogénico abarca la clase predominante entera de una sociedad o nación, o si se sofoca la oposición por parte de las sociedades de gente normal – como resultado del carácter masivo del fenómeno, o usando medios hechizantes y compulsión física – estamos tratando con un fenómeno ponerológico macro-social.

En aquel momento, sin embargo, la tragedia de una sociedad, a menudo acoplada con el sufrimiento del propio investigador, abren ante el un volumen entero de conocimiento ponerológico, donde éste puede leer todo acerca de las leyes que gobiernan tales procesos, si éste es capaz de familiarizarse a tiempo con su lenguaje naturalístico y su gramática diferente. Los estudios del génesis del mal que están basados en la observación de pequeños grupos de gente, nos pueden indicar los detalles de estas leyes. […]

Aceptaré la denominación de “patrocracia” para un sistema de gobierno así creado, donde una pequeña minoría patológica toma el control sobre una sociedad de gente normal. El nombre sí seleccionado sobre todo, subraya la cualidad básica del fenómeno psicopatológico macro social, el cual lo diferencia de los muchos sistemas sociales posibles que son dominados por una estructura, costumbres y leyes de gente normal. …

Pienso que este nombre es consistente con las demandas de la semántica, puesto que ningún término conciso puede caracterizar adecuadamente tal complejo fenómeno.

 

 

Implicaciones Políticas de la Patocracia

El logro de los patócratas de absoluta dominación en el gobierno de un país no sería permanente, puesto que grandes sectores de la sociedad se volverían desafectos por tal gobierno, y encontraría un camino para derribarlo

La patocracia a altos niveles de una organización gubernamental tampoco constituye el cuadro complete del “fenómeno maduro”. Tal sistema de gobierno no tiene otro lugar más donde ir sino hacia abajo.

Cualquier posición de liderazgo – hasta abajo, a los cabecillas del pueblo y los gerentes cooperativos de comunidades, sin mencionar a los directores de unidades policíacas, y personal policial de servicios-especiales, y activistas en el partido patocrático – deberán ser llenados por individuos cuyos sentimientos de vinculación hacia tal régimen están condicionados por las correspondientes desviaciones psicológicas, las cuales son heredadas como regla.

No obstante, tales personas se vuelven más valiosas, porque constituyen un muy pequeño porcentaje de la población. Su nivel intelectual o habilidades profesionales no pueden ser tomadas en cuenta, puesto que las personas representando habilidades superiores, con el requisito de desviaciones psicológicas- son todavía más difíciles de encontrar.

Después de que tal sistema ha durado durante varios años, el cien por ciento de todos los casos de psicopatía esencial están involucrados en actividad patocrática. Son consideramos los mas leales, aunque algunos de ellos fueron parte, de un modo u otro, del "otro lado".

Bajo tales condiciones, ningún área de vida social puede desarrollarse normalmente, ya sea en economía, cultura, ciencia, tecnología, administración, etc.

La Patocracia progresivamente paraliza todo.

Las personas razonables deberán desarrollar un nivel de paciencia más allá de la vista de cualquiera viviendo en un sistema normal humano, solo para explicar que hacer y cómo hacerlo a algún obtuso mediocre, psicológicamente desviado. Esta pedagogía especial requiere mucho tiempo y esfuerzo, pero de otra manera no sería posible mantener condiciones tolerables de vida, y los logros necesarios en el área económica o en la vida intelectual de una sociedad. No obstante, la patocracia progresivamente se inmiscuye por todas partes y decolora todo.

Aquellas personas que inicialmente encontraron la ideología original atractiva, eventualmente llegar a la realización que, de hecho, estaban tratando con otra cosa.
La desilusión experimentada por tales antiguos adherentes ideológicos es amarga en extremo.

Los intentos de la minoría patológica para retener el poder, siempre estarán amenazados por la sociedad de personas normales, cuyo criticismo continúa creciendo. Por una parte, cualquier y todos los métodos de terror y políticas de exterminación deberán, entonces, ser usadas en contra de individuos conocidos por sus sentimientos patrióticos y entrenamiento militar.; por otra parte, actividades de “adoctrinamiento” específica, tales como esas que hemos presentado son también utilizadas.

Al carecer del sentimiento natural de estar vinculados con la sociedad, se vuelven irreemplazables en cualquiera de estas actividades. El primer plano debe, de nuevo, ser ocupado por casos de psicopatía esencial, seguido por aquellos con anomalías similares, y finalmente por personas alienadas de la sociedad en cuestión, como resultado de diferencias raciales o nacionales.
 

El fenómeno de patocracia madura durante este período: se construye un extensivo y activo sistema de indoctrinación, con una ideología adecuada y restaurada que constituye el vehículo del caballo de Troya para el proceso de patologizar el pensamiento de individuos y de la sociedad. La meta jamás es admitida: forzar a las mentes humanas a incorporarse a métodos experimentales patológicos y patrones de pensamiento, y consecuentemente hacerlos aceptar tal regla. […]

Durante el choque inicial, el sentimiento de vínculos sociales se desvanecen; después de que se sobrevive a esto, no obstante, la gran mayoría de las personas manifiestan su propio fenómeno de inmunización psicológica. La sociedad simultáneamente comienza a recolectar conocimiento práctico en el tema de esta nueva habilidad y sus propiedades psicológicas. Las personas normales lentamente aprenden a percibir los puntos débiles de tal sistema, y utilizar las posibilidades de un arreglo más conveniente para sus vidas.

Ellos comienzan a aconsejarse mutuamente en estos temas, así, lentamente regenerando los sentimientos de vínculos sociales y mutua confianza. Un nuevo fenómeno ocurre: la separación entre los patócratas y la sociedad de personas normales. Estos últimos tienen una ventaja respecto a talento, a capacidades profesionales y a un sentido común sano. Por lo tanto, sostienen algunos ases.


La patocracia finalmente realiza que deberá encontrar algún “modus Vivendi” o relaciones con la mayoría de la sociedad:

“Después de todo, alguien tiene que hacer el trabajo para nosotros.”

Hay otras necesidades y presiones, especialmente desde afuera. La cara patológica deberá esconderse del mundo, de alguna forma, puesto que el reconocimiento por la opinión mundial sería catastrófico. Principalmente para los intereses de la nueva élite y sus planes expansionistas, un estado patocrático deberá mantener relaciones comerciales con los países de hombres normales. Tal estado tiene como meta lograr el reconocimiento internacional como cierta clase de estructura política; teme el reconocimiento en términos de diagnóstico clínico.

Todo esto hace que los patócratas tengan la tendencia de limitar sus medidas de terror, sujetos a métodos de propaganda y adoctrinamiento para colocarse cierto maquillaje, y de acuerdo con la sociedad que ellos controlan, algún margen de actividad autónoma, especialmente en cuanto a vida cultural. Los patócratas más liberales no serían adversos a darle a tal sociedad un cierto mínimo de prosperidad económica, para reducir el nivel de irritación, pero su propia corrupción e incapacidad de administrar la economía, les previene hacer esto.

Esta gran enfermedad social corre su curso a través de una nueva fase: los métodos de actividad se vuelven más suaves, y hay una coexistencia con países cuya estructura es aquella del hombre normal. Cualquiera estudiando este fenómeno… es recordado más bien, del estado disimulativo de la fase de un paciente intentando jugar el papel de una persona normal, escondiendo la realidad patológica, aunque continúe estando enfermo o siendo anormal.

Por ello, usaremos el término “la fase disimulativa de la patocracia” para el estado de asuntos en donde un sistema patocrático juega aun más hábilmente el papel de un sistema sociopolítico normal. En este estado, las personas se vuelven resistentes y se adaptan a la situación dentro del país afectado por este fenómeno; hacia fuera, sin embargo, esta fase está marcada por una realzada actividad ponerogénica.

El material patológico de este sistema, se infiltra más bien fácilmente en otras sociedades, particularmente si son más primitivos, y todas las avenidas de expansión patocrática son facilitadas por la disminución de crítica de sentido común por parte de las naciones que constituyen el territorio de expansionismo.
 

Mientras tanto, en el país patocrático, la estructura activa del gobierno descansa en las manos de individuos psicopáticos, y la psicopatía esencial juega un papel estelar. Especialmente durante la fase disimulativa. No obstante, los individuos con rasgos obviamente patológicos deberán ser quitados de ciertas áreas de actividad: es decir, de puestos políticos con exposición internacional, en donde tales personalidades podrían traicionar el contenido patológico del fenómeno. […]

Necesidades similares aplican en otras áreas también. El constructor del edificio de una nueva fábrica es a menudo alguien apenas conectado con el sistema patocrático, pero sus habilidades son esenciales. Una vez la plante esté en operación, el control de su administración es asumida por patócratas, lo cual a menudo lleva a una ruina técnica. El ejército similarmente necesita a personas dotadas con perspicacia y cualificaciones esenciales, especialmente en el área de armas modernas. …

En tales situaciones, muchas personas son forzadas a adaptarse, aceptando el sistema gobernante como un status quo, pero también criticándolo. Ellos cumplen con sus deberes a pesar de las dudas y conflictos de conciencia, siempre buscando una mejor salida, lo cual discuten dentro de círculos de confianza. …

La siguiente pregunta se sugiere así: ¿Qué sucede si la red de entendimientos entre los psicópatas logra poder en posiciones de liderazgo con exposición internacional?

 

Esto puede sucedes, especialmente durante las últimas fases del fenómeno. Incitados por su carácter, tales personas tienen sed por solamente eso, aunque entrara en conflicto con sus propios intereses de vida. … Ellos no comprenden que sobrevendría una catástrofe. Los gérmenes no están conscientes de que serán quemados vivos o escondidos en lo profundo del suelo, junto con el cuerpo humano cuya muerte ellos están causando.

Si varias posiciones de mando de un gobierno son asumidas por individuos carentes de suficientes habilidades para sentir y comprender a otras personas, y quienes tienen también deficiencias en cuanto a imaginación técnica y habilidades prácticas – todas las áreas, tanto dentro del país en cuestión como con respecto a las relaciones internacionales.
 

En el interior, la situación se volverá intolerable aun para aquellos ciudadanos que fueron capaces de anidarse dentro de un “modus vivendi” relativamente confortable. Afuera, otras sociedades comienzan a sentir la cualidad patológica del fenómeno muy distintamente. Tal estado de asuntos no puede perdurar mucho tiempo. Uno debe, entonces, estar preparado para cambios aun más rápidos, y también comportarse con gran circunspección.

La Patocracia es una enfermedad de grandes movimientos sociales seguidos por sociedades enteras, naciones e imperios.

En el curso de la historia humana, esto ha afectado a movimientos sociales, políticos y religiosos, así como a las ideologías acompañantes… convirtiéndolas en caricaturas de ellos mismos. … Esto ocurrió como resultado de la … participación de agentes patológicos en un proceso similarmente patodinámico. Esto explica porqué todas las patocracias del mundo son, y han sido tan similares en sus propiedades esenciales.…

Identificando este fenómeno a través de la historia, y calificándolos apropiadamente de acuerdo a su verdadera naturaleza y contenidos – no de acuerdo a la ideología en cuestión, la cual sucumbió al proceso de caricaturización – es un trabajo para historiadores. […]

Las acciones de patocracia afectan a la sociedad entera, comenzando con los líderes e infiltrando cada pueblo, negocio e institución. La estructura social patológica gradualmente cubre el país entero, creando una “nueva clase” dentro de aquella nación. Esta clase privilegiada se siente permanentemente amenazada por los “otros”, es decir, por la mayoría de las personas normales. Ni los patócratas mantienen ninguna ilusión acerca de su destino personal, de haber un retorno al sistema del hombre normal.

Una persona normal privada del privilegio o alta posición va por allí haciendo algún trabajo que le hará ganarse el sustento; pero los patócratas nunca poseyeron ningún talento práctico, y el marco de tiempo de su gobierno ha eliminado cualquier posibilidad residual de adaptarse a las demandas del trabajo normal.

Si le ley del hombre normal habría de reinstalarse, ellos y los de su clase podrían ser sujetos a juicios, incluyendo una interpretación moralizadora de sus desviaciones psicológicas; ellos serían amenazados por una pérdida de libertad y vida, no meramente una pérdida de posición y privilegios. Puesto que son incapaces de esta clase de sacrifico, la sobrevivencia de un sistema el cual es mejor para ellos se convierte en una idea moral. Tal amenaza deberá ser batallada por medios de astucia política y carencia de escrúpulos respecto a aquellos otras personas de “calidad – inferior”.

En general, esta nueva clase está en la posición de depurar a sus líderes si su conducta pone en peligro la existencia de tal sistema. … La Patocracia sobrevive, gracias a la sensación de estar siendo amenazado por la sociedad de personas normales, así como por otros países en donde persisten varias formas del sistema del hombre normal. Para los gobernantes, mantenerse en la cima es, por ello, el clásico problema de “ser o no ser”.

Así, pues, podemos formular una pregunta más cautelosa: ¿Puede, tal sistema, alguna vez renunciar a una expansión política y territorial en el exterior y establecerla como sus posesiones actuales? ¿Qué sucedería si sobreviniera una situación que confiriera paz interna, el orden correspondiente y una relativa prosperidad dentro de la nación?

La gran mayoría de la población del país – siendo normal – haría un hábil uso de todas las posibilidades emergentes, tomando ventaja de sus cualificaciones superiores para luchar por un alcance cada vez más grande de actividades. Gracias a sus números más altos, habría una mayor tasa de nacimientos de su clase, y se incrementaría su poder.

A esta mayoría se les unirían algunos hijos de la clase privilegiada, quienes no heredaron los genes psicopáticos. El dominio de la patocracia sería grandemente debilitado, finalmente llevando a una situación en donde la sociedad de gente normal retoma el poder. Para los patócratas, esta es una visión conocida y es su pesadilla.

Así, la destrucción biológica, psicológica, moral y económica de esta mayoría de gente normal es una necesidad “biológica” para los patócratas.

Muchos medios sirven a este fin, comenzando con los campos de concentración e incluyendo la guerra contra una turba obstinada, bien armada que devastará y debilitará la energía humana lanzada e él, es decir, que gobierna el mismo poder de poner en peligro a los patócratas. Una vez están muertos con seguridad, los soldados serán decretados héroes, para ser venerados, y útiles para criar a una nueva generación fiel a la patocracia.

Cualquier guerra emprendida por una nación patocrática tiene dos frentes: el interno y el externo. El frente interno es más importante para los líderes y la élite gobernante, y la amenaza interna es un factor decisivo en lo que respecta a dar rienda suelta a la guerra. Considerando si comenzar una guerra en contra de un país patocrático, u no deberá considerar principalmente el hecho de que uno podría ser usado como ejecutor de la gente común, cuyo aumento de poder representa un incipiente peligro para la patocracia. Después de todo, los patócratas no vacilan en hacer correr la sangre y el sufrimiento a la gente que ellos consideran que no son completamente como ellos. […]

La patocracia tiene otras razones internas para la búsqueda de expansionismo a través del uso de todos los medios posibles. Mientras exista ese “otro” mundo, gobernado por los sistemas del hombre normal, instalado en y dentro de los esfuerzos de la mayoría no patológica, creando, de tal modo, cierto sentido de dirección.

La mayoría de la población no-patológica del país jamás dejará de sonar con el restablecimiento del sistema del hombre normal de cualquier forma posible. Esta mayoría jamás dejará de observar a otras países, esperando el momento oportuno; su atención y poder deberá, por eso, ser distraída de este propósito, y las masas deberán ser educadas y canalizadas en dirección de esfuerzos imperialistas. Tales metas deberán buscarse tenazmente, para que todo el mundo sepa para que se está luchando y en nombre de quien deberán ser aguantadas las duras disciplinas y la pobreza.
 

Este último factor efectivamente limita la posibilidad de actividades “subversivas” por parte de la sociedad de personas normales.
 

La ideología debe, por supuesto tener una justificación correspondiente para este supuesto derecho para conquistar al mundo, y deberá, por ello, ser apropiadamente elaborada. El expansionismo es derivado de la naturaleza misma de a patocracia, no desde la ideología, sino este hecho deberá ser enmascarado con ideologías. […]

Por otra parte, hay países con gobiernos de hombres normales, en donde la gran mayoría de sociedades tiemblan solo de pensar que un sistema similar podría ser impuesto en ellos.

Los gobiernos de tales naciones, por eso hacen todo lo que pueden dentro del marco de trabajo de sus posibilidades y su entendimiento del fenómeno, para poder contener su expansión. Los ciudadanos de esos países suspirarían con alivio si algún levantamiento fuera a reemplazar este malévolo e incomprensible sistema con un método de gobierno más humano, más fácilmente entendido, con quien sería posible una coexistencia pacífica.

Tales países emprenden así varios medios de acción para este propósito, dependiendo su calidad de la posibilidad de entender esa otra realidad. […]

Los factores económicos constituyen una parte muy significativa de la motivación para esta tendencia expansionista. Puesto que las funciones directivas han sido asumidas por individuos con una inteligencia mediocre y rasgos patológicos de carácter, la patocracia se vuelve incapaz de administrar apropiadamente cualquier cosa en absoluto. […]

La prosperidad recolectada de naciones conquistadas puede ser explotada durante un tiempo, haciendo que los ciudadanos se vean forzados a trabajar más duro por una ínfima remuneración. Por el momento, no se le ha dado pensamiento al hecho de que un sistema patocrático, dentro de un país conquistado, causará eventualmente similares condiciones improductivas; después de todo el correspondiente auto-conocimiento en esta área no es resistente en el psicópata. […]

Como ha sido el caso durante siglos, el poder militar es, por supuesto, el principal medio para alcanzar estos fines. A través de los siglos, dondequiera que la historia haya registrado la aparición del fenómeno descrito, se han vuelto aparentes medidas específicas de influencia – algo en el orden de inteligencia específica al servicio de la intriga internacional, facilitando la conquista. Esta cualidad se deriva de las características de personalidad que inspiran el fenómeno; debería constituir información para que los historiadores identifiquen este tipo de fenómeno a través de la historia.

Los psicópatas existen en todas partes en el mundo; incluso una patocracia muy lejana evoca una respuesta resonante en ellos, trabajando en su sensación subyacente de que “hay un lugar para personas como nosotros allí.” Las personas no críticas, frustradas y abusadas también existen en todas partes, y ellas pueden ser alcanzadas por medio de una propaganda apropiadamente elaborada.

El futuro de una nación es grandemente dependiente de cuántas de estas personas contenga. Gracias a su conocimiento psicológico específico y su convicción de que la gente normal son ingenuos, una patocracia es capaz de improvisar sus técnicas “anti-psicoterapéuticas” y patológicamente egotistas, como usual, para insinuar su mundo de conceptos desviados a otros. […]

Siempre que una nación experimenta una “crisis interna del sistema” o una hiperactividad de procesos ponerogénicos, se vuelve objeto de una penetración patocrática, cuyo propósito es servirse del país como botín. Entonces se vuelve fácil tomar ventaja de su debilidad interna y de sus movimientos revolucionarios para imponer reglas en base al uso limitado de la fuerza. … Después de una imposición forzada de tal sistema, el curso de patologización de la vida se vuelve diferente; y tal patocracia será menos estable, dependiendo su existencia misma del factor de la fuerza exterior interminable…

La fuerza bruta debe primero sofocar la resistencia de una nación agotada; las personas que tienen habilidades militares o de liderazgo deberán ser liquidados, y cualquiera apelando a valores morales y principios legales deberá ser silenciado. Los nuevos principios nunca son explícitamente declarados. La gente deberá aprender la nueva ley no escrita por medio de dolorosa experiencia. La influencia anulada de este mundo de conceptos desviados termina el trabajo, y el sentido común demanda precaución y resistencia.

Esto es seguido por un choque que aparece como trágico, siendo espantoso. Alguna personas de cada grupo social – ya sean gente común que han sido abusados, oficiales aristócratas, literarios, estudiantes, científicos sacerdotes, ateos o don nadie no conocidos – repentinamente comienzan a cambiar su personalidad y visión del mundo. Solo ayer eran decentes cristianos y patriotas, ellos ahora exponen la nueva ideología y se comportan despectivamente con cualquiera que todavía de adhiera a los viejos valores. Solamente más tarde se vuelve evidente que esta ostensible avalancha, como proceso, tiene sus límites naturales. …

La patocracia impuesta a la fuerza llega en una forma acabada . podríamos incluso llamarla madura. Las personas observándola de cerca fueron incapaces de distinguir las fases tempranas de su desarrollo; cuando los esquizoides y carateópatas estaban a cargo. …

En un sistema impuesto, el material psicopático ya es dominante. […]

La primera conclusión que se sugería a sí misma pronto después del encuentro con el “profesor” [discutido anteriormente] fue que el desarrollo del fenómeno está limitado por naturaleza, en términos de la participación de individuos susceptibles dentro de una sociedad dada. La evaluación inicial del aproximadamente 6% probó ser realista.

Datos estadísticos coleccionados progresivamente, y ensamblados más tarde, no contradijeron este gravamen. Esta valor varía de país en país, en una magnitud de cerca de un por ciento hacia arriba o hacia abajo. … La psicopatía esencial juega un papel desproporcionado, comparado a los números, saturando el fenómeno como un todo con su propia calidad de pensamiento y experiencia.

Otras psicopatías – asténica, esquizoide, anankástica, histérica y otras – definitivamente tocan el segundo violín, aunque en suma son mucho más numerosas. Los individuos esquirtoidales se vuelven compañero viajeros, guiados por su lujuria por la vida, pero sus actividades son limitadas por consideraciones a su propia ventaja.

En naciones no-semíticas, los esquizoides son algo más numerosos que los psicópatas esenciales; aunque altamente activos en las fases tempranas del génesis del fenómeno, éstos traicionan una atracción a la patocracia, como también la distancia racional del pensamiento eficiente. Así, se encuentran divididos entre tal sistema y la sociedad de personas normales.

Hay personas menos distintamente inclinadas en la dirección patocrática. Estas incluyen estados causados por las actividades tóxicas de ciertas sustancias, tales como el éter, el monóxido de carbono, y posiblemente algunas endotoxinas. [¿Tal como la nicotina? ¿Habremos quizás ahora encontrado la razón por la cual la actual patocracia y la anterior – La Alemania Nazi – era tan fascista en su imposición de la legislación antifumadora?]

Los individuos paranoicos cuentan con el apoyo sin crítica alguna, dentro de tal sistema. No obstante, en general, los portadores de varias clases de daño al tejido cerebral claramente se inclinan hacia la sociedad de personas normales, y como resultado de sus problemas psicológicos, bajo una patocracia, sufren incluso más que las personas sanas.

También resultó que los portadores de algunas anomalías fisiológicas, conocidas a los médicos y a veces a los psicólogos, y las cuales son, sobre todo, de naturaleza hereditaria, manifiestan tendencias partidas, similares e las de los esquizoides. De manera similar, las personas cuya naturaleza les ha cargado con una vida corta, y una frecuencia de muerte relacionada con cáncer indica una característica e irracional atracción hacia este fenómeno. … La resistencia disminuida de un individuo a los efectos de la patocracia y su atracción a ella, parece ser una respuesta holística del organismo de la persona, no meramente de su maquillaje psicológico por sí solo.

Aproximadamente el 6% de la población constituyen la estructura activa de la patocracia, la cual lleva su propio y peculiar sentido de conciencia para sus propias metas. El doble de personas constituyen un segundo grupo: aquellos que han logrado envolver sus personalidades para resolver las demandas de la nueva realidad. …

Este segundo grupo consiste de individuos quienes, en promedio, son más débiles, más enfermizos y menos vitales. La frecuencia de enfermedades mentales conocidas en este grupo es dos veces el índice del promedio nacional. Podemos asumir, así, que el génesis de su actitud sumisa hacia el régimen, mayor es su susceptibilidad a los efectos patológicos, y su caprichoso oportunismo incluye varias anomalías relativamente impalpables. …

El grupo del 6% constituye la nueva nobleza; el grupo del 12% forma una nueva burguesía, cuya situación económica es la más ventajosa. … Solamente el 18% de la población del país está, así, a favor del nuevo sistema de gobierno.

La gran mayoría de la población forma la sociedad de personas normales, creando una red informal de comunicaciones. Es necesario que nos preguntemos porqué estas personas rechazan las ventajas que produce la conformidad, conscientemente prefiriendo el papel se oposición: pobreza, hostigamiento y acortamiento de las libertades humanas.

 

¿Qué ideales los motivan? ¿Será meramente un tipo de romanticismo?

Una persona con un subconsciente normal humano, una buena inteligencia básica y completas facultades de pensamiento crítico tendría un rato difícil aceptando tal compromiso; devastaría su personalidad y engendraría neurosis. Al mismo tiempo, tal sistema fácilmente lo distingue y lo separa de su propia clase, sin importar sus vacilaciones esporádicas. Ningún método de propaganda puede cambiar la naturaleza de este fenómeno macro-social, o la naturaleza de un ser humano normal. Éstos permanecen extraños uno a otro para siempre.

Después de que ha sido formada una estructura patocrática, la población es efectivamente dividida de acuerdo con líneas completamente diferentes de lo que alguien, que haya sido criado afuera de lo articulado en este fenómeno, pudiera imaginar, y que de alguna manera cuyas condiciones actuales son también imposibles de comprender. …

 

La Patocracia corroe el organismo social entero, echando a perder sus habilidades y energía. … Los típicos patócratas toman todas las funciones administrativas en una estructura totalmente destruida de una nación. Tal estado deberá ser a corto plazo, puesto que ninguna ideología puede vivificarlo. El tiempo llega cuando las masas comunes de la gente desean vivir como seres humanos, y el sistema ya no puede resistirlo más.

La Patocracia es incluso menos que un sistema socioeconómico que una estructura social o un sistema político. Es un proceso de enfermedad macro social afectando naciones enteras, y corriendo el curso de sus características propiedades patodinámicas. … Mientras nos mantengamos usando métodos de comprensión para este fenómeno patológico, que intentan doctrinas políticas para definirlo, (aun si esas doctrinas son heterogéneas a él), no seremos capaces de identificar las causas y propiedades de la enfermedad.
 

Una ideología correspondientemente preparada podría disimular las cualidades esenciales de las mentes de científicos, políticos y gente común.



Personas Normales Bajo Regla Patocrática

Como lo hemos citado arriba, la anomalía distinguida como psicopatía esencial inspira el fenómeno global en una patocracia bien desarrollada… El mundo patocrático – el mundo de egotismo y terror patológico – es tan difícil de entender para las personas criadas fuera del alcance de este fenómeno, que a menudo manifiestan ingenuidad infantil, aun si han estudiado la psicopatología y son psicólogos de profesión. …

Si una persona con un sustrato instintivo normal e inteligencia básica ya ha escuchado y leído acerca de tal sistema de despiadada autocracia “ “basada en una ideología fanática”, siente que ya ha formado una opinión en el tema. Sin embargo, una confrontación directa con el fenómeno causa que se sienta intelectualmente impotente. Todas sus anteriores proyecciones demostraron ser virtualmente inútiles; no explican absolutamente nada. Esto provoca una molesta sensación de que el y la sociedad en la que fue educado son bastante ingenuos…

Una de las diferencias observadas entre una persona normalmente resistente y alguien que ha sido sometido a una transpersonificación es que el primero tiene mayor capacidad para sobrevivir este vacío cognoscible y desintegrador, mientras que el último llena el vacío con el material de propaganda patológica, y sin suficientes controles.

Cuando la mente humana entra en contacto con esta nueva realidad, tan diferente de cualquier experiencia encontrada por una persona criada en una sociedad dominada por gente normal, esto suelta síntomas de choque psicofisiológico en el cerebro humano, con un tono más alto de inhibición de la corteza y una sofocación de sensaciones, las cuales a veces fluyen incontrolablemente. Las mentes humanas trabajan más despacio y menos intensamente, puesto que los mecanismos asociativos se vuelven ineficientes.

Especialmente cuando una persona tiene contacto directo con representantes psicopáticos del Nuevo régimen, quienes usan su experiencia específica como para traumatizar las mentes de los “otros” con sus propia personalidades, su mente sucumbe a un estado de catatonía temporal (N. d T. – síndrome propio de psicosis esquizofrénica que supone negativismo, mutismo, sugestionabilidad, estereotipia, etc.) . Sus arrogantes y humillantes técnicas, sus brutales paramoralizaciones, matan sus procesos de pensamiento y sus capacidades de auto defensa, y sus métodos de de experiencias divergentes se ancla en su mente.

Solamente después de que han pasado estos estados psicológicos increíblemente desagradables, gracias al descanso en compañía benevolente, es posible reflejar – lo cual es siempre un difícil y doloroso proceso – o volverse consciente que la mente de uno y el sentido común ha sido engañado por algo que no puede encajar en la imaginación normal humana.

El hombre y la sociedad están parados al comienzo de una larga ruta de experiencias desconocidas, las cuales, después de mucho ensayo y error, finalmente conduce a cierto conocimiento hermético de cuáles son las cualidades del fenómeno, y cómo acumular resistencia psicológica a ello.

Especialmente durante la fase disimulativa, esto hace posible adaptarse a la vida en este mundo diferente y así hacer arreglos para unas condiciones de vida más tolerables.
 

Por ello observaremos los fenómenos psicológicos, el conocimiento, la inmunización y adaptación, tal como no habría podido ser predicha antes, y tampoco pudo ser entendida en el mundo restante, bajo la regla de los sistemas del hombre normal. Sin embargo, una persona normal nunca puede adaptarse completamente a un sistema patológico; es fácil volverse pesimita acerca de los resultados finales de esto.

Tales experiencias son intercambiadas durante discusiones vespertinas entre un círculo de amigos, creando así, dentro de la mente de las personas, una especie de conglomeración de percepción, la cual es inicialmente incoherente, y contiene deficiencias objetivas. [...]

La ideología oficialmente predicada para la patocracia continúan conservando sus energías sugestivas, que continúan disminuyendo, hasta que llega el momento en la razón humana logra localizarla como algo subordinado, lo cual no es descriptivo de la esencia del fenómeno. [...]

Bajo tales condiciones, tanto el instinto como las sensaciones y la resultante inteligencia básica juegan papeles instrumentales, estimulando al hombre a hacer selecciones que son en gran medida subconscientes.

Bajo las condiciones creadas por la regla patocrática impuesta, nuestro subconsciente instintivo es un factor instrumental para unirse a la oposición. Similarmente, las motivaciones ambientes, económicas e ideológicas que influenciaron la formación de la personalidad del individuo, incluyendo aquellas actitudes políticas que fueron asumidas más temprano… desaparecen dentro del acercamiento estadístico y disminuye a través de los años de gobierno patocrático.

Las decisiones y las selecciones de caminos hechas de regreso a la sociedad del hombre normal son finalmente decididas por factores usualmente heredados por medios biológicos, y así, no son el producto de la opción de la persona, y predominantemente en procesos subconscientes.

La inteligencia general del humano, especialmente su nivel intelectual, juega un papel relativamente limitado en este proceso de seleccionar un camino de acción, como expresado por la significativa estadística, pero baja correlación de -0.16. Mientras más alto sea el nivel general de talento de la persona, más difícil es usualmente para el reconciliarse con esta realidad diferente, y encontrar dentro de ella un modus vivendi.

Al mismo tiempo, las personas con dones y talento sí se unen a la patocracia, y ásperas palabras de desprecio contra el sistema pueden escucharse por parte de personas simples, sin educación.

Solamente aquellas personas con el grado más alto de inteligencia – las cuales, como ya se ha mencionado, no acompañan psicopatías - son incapaces de encontrar el significado de la vida dentro de tal sistema. A veces son capaces de tomar ventaja de su mentalidad superior para encontrar caminos excepcionales en los cuales ser útiles a otros.
 

Desperdiciando los mejores talentos predice una eventual catástrofe para cualquier sistema social.

Puesto que esos factores sujetos a las leyes de la genética han probado ser decisivos, la sociedad se vuelve dividida en los adherentes de la nueva regla, la nueva clase media, mencionada arriba, y la mayoría de oposición por medio de criterio no conocido antes.
 

Puesto que las propiedades que causan esta nueva división aparecen en más o menos iguales proporciones dentro de cualquier viejo grupo social o nivel, esta nueva división corta justo a través de estas capas tradicionales de la sociedad. Si tratamos la antigua estratificación, cuya formación fue decisivamente influenciada por el factor talento, como horizontal, la nueve debería ser referida a ella como vertical. El factor más instrumental en esta última es una buena inteligencia básica, la cual, como ya sabemos, es ampliamente distribuida a través de todos los grupos sociales.

Incluso aquellas personas que fueron objeto de injusticia social en el sistema anterior y luego se les confiere otro sistema, el cual supuestamente los protege, lentamente comienzan a criticar a esta último. [...]

Uno de los primeros descubrimientos hechos por una sociedad de personas normales es que es superior a los nuevos gobernantes en inteligencia y capacidades prácticas, sin importar cuan genios estos parezcan ser (por medio del magnetismo o encanto). Los nudos que anulan la razón son gradualmente soltados, y la fascinación con el conocimiento secreto y el plan de acción del nuevo régimen comienza a disminuir, seguido por la familiarización con el conocimiento acerca de esta nueva realidad..

El mundo de personas normales es siempre superior al otro, siempre que sea necesaria una actividad constructiva, ya sea la reconstrucción de un país devastado, del área de tecnología, la organización de la vida económica o científica, y el trabajo de medicina. [...]
Como ya hemos señalado anteriormente, cada anomalía psicológica es, de hecho, un tipo de deficiencia. Las Psicopatías están basadas principalmente en deficiencia en el subconsciente instintivo; sin embargo, su influencia ejercida sobre el desarrollo mental también conduce a deficiencias en la inteligencia en general, como lo discutimos ya arriba.

Esta deficiencia no es compensada por la creación del conocimiento especial psicológico que observamos entre algunos psicópatas.

Tal conocimiento pierde su poder hipnotizante cuando la gente normal aprende a entender este fenómeno también. El psicopatólogo no se sorprendió por el hecho que el mundo de personas normales es dominante, y requiere habilidades y talento. Para aquella sociedad, sin embargo, esto representó un descubrimiento que engendró esperanzas y relajación psicológica.

Puesto que nuestra inteligencia es superior a la de ellos, podemos reconocerlos y entender cómo piensan y actúan. Esto es lo que aprende una persona en tal sistema, por su propia iniciativa, forzado por las necesidades diarias. El aprende al ir a trabajar a su oficina, escuela o fábrica, ya sea que necesite tratar con las autoridades, o al ser arrestado – algo que solo muy poca gente logra evitar.

El autor y muchos otros aprendieron mucho acerca de la psicología de este fenómeno macro social, durante el entrenamiento de indoctrinación obligatoria. Los organizadores y conferencistas no podrían haber pensado en tal resultado. El conocimiento práctico de esta nueva realidad va acrecentando, gracias a lo cual la sociedad gana recursos de acción que les permite tomar una mejor ventaja de los puntos débiles del sistema de gobierno.

Esto permite una reorganización gradual de acoplamiento social, que con el tiempo trae sus frutos. …
 

 

Capitalismo y Psicopatía

Los miembros de la Quantum Future School (Escuela de Futuro Cuántico) han sido contratados para estudiar la psicopatía y la pseudo-psicopatía durante varios años. Esto ciertamente ha preparado a la mayoría de nosotros a ser capaces de ver al hombre detrás de la cortina, o, en este caso, detrás de la “máscara de la cordura”.

Estos estudios condujeron a la pregunta: ¿porqué el comportamiento psicopático parece estar ten extendido en los Estados Unidos? (Eso no significa que no existe en cualquier otras partes – esto es un hecho).

Linda Mealey, del Departamento de Psicología en la Universidad de San Benedicto en San José, Minnesota, recientemente propuso ciertas ideas en su papel: “La socio-biología de la sociopatía – Un Modelo Evolucionario Integrado" (The Sociobiology of Sociopathy - An Integrated Evolutionary Model.)

Estas idean abordan el aumento de la psicopatía en la cultura estadounidense, sugiriendo que en una sociedad competitiva – capitalista por definición – la psicopatía es adaptativa y probable que se incremente.

Ella escribe:

“Yo he, así, discutido que algunos individuos parecen tener un genotipo que los predispone a la psicopatía.

[La psicopatía describe] las diferencias individuales, genéticamente basadas y dependientes de la frecuencia en el empleo de estrategias de vida. [Los psicópatas] siempre aparecen en toda cultura, sin importan cuales son las condiciones socio-culturales. [...]

La competividad incrementa el uso de estrategias antisociales y maquiavélicas, y puede contrarrestar una conducta pro-social… Algunas culturas estimulan más que otras la competividad, y estas diferencias en valores sociales varían tanto culturalmente como a través de las culturas. […]

A través de ambas dimensiones, altos niveles de competitividad están asociados con altas proporciones de crímenes y maquiavelismo.

Una alta densidad de la población, una forma indirecta de la competición, es también asociada con una conducta pro-social reducida y un comportamiento anti-social incrementado.”

[Mealey, op. cit.].

La conclusión es que el modo capitalista de vida, asociada, en los Estados Unidos, con la “democracia” ha optimizado la sobrevivencia de psicópatas, con la consecuencia de que es una “estrategia de vida” adaptativa, que es extremadamente exitosa en la sociedad estadounidense, y así ha incrementado en la población en términos genéticos, así como actuando como un factor de atracción para los individuos psicopáticos en otros países durante ya bastante tiempo.

El hecho es que los Estados Unidos están probablemente inundados con psicópatas y esquirtoides, como lo menciona Lobaczewski.

Es más, como consecuencia de una sociedad que es adaptante para lal psicopatía, muchos individuos que NO son psicópatas genéticos se han adaptado similarmente, volviéndose psicópatas “efectivos”, o “caracteópatas”, como lo ha descrito Lobaczewski.
 

Mealey:

“Por supuesto, porque no son discapacitados intelectualmente, esos individuos [psicópatas] progresarán normalmente en términos de desarrollo perceptivo, y adquirirán una teoría de la mente. Sus teorías, sin embargo, serán formuladas puramente en términos instrumentales [¿Que podría CONSEGUIR para mi el asumir esto u lo otro?], sin acceso al entendimiento empático en el que nos fiamos nosotros la mayor parte del tiempo.

Podrán volverse excelentes juzgadores del comportamiento de otros, ya que no están sugestionados por la ‘intrusividad’ de la emoción, actuando como lo hacen los apostadores profesionales, únicamente sobre las leyes nomothetics y datos actuarial (actuarial data) datos actualizados en vez de en sensaciones y corazonadas.

En la determinación de cómo ‘actuar’ en los encuentros sociales del acontecer diario, ellos usarán un acercamiento puramente de costos y beneficios, basados en resultados personales inmediatos, sin cotar con reacciones emocionales de los otros con quienes están tratando.

Sin ningún verdadero amor que los ‘comprometa’, sin ansiedad alguna que les prevenga el miedo de ‘ser detectados’, sin culpabilidad que les inspire arrepentimiento, esos son libres para jugar continuamente para su beneficio a corto plazo.

Al mismo tiempo, por los cambios en las frecuencias de los genes dentro de la población, no serán capaces de mantener el paso con los parámetros tan rápidamente cambiantes de las interacciones sociales, una proporción adicional fluctuante de sociopatía será el resultado, porque, en una sociedad de []psicopatía], las circunstancias ambientales hacen una estrategia antisocial de la vida más provechosa que una estrategia favorable socialmente.”

[Mealey, op. cit.]

En otras palabras, en un mundo de psicópatas, aquellos que no son psicópatas genéticos, son inducidos a comportarse como psicópatas para sobrevivir. Cuando se establecen reglas para hacer a una sociedad “adaptable” a la psicopatía, convierte a todos en sociópatas.

Lo que hace al psicópata tan peligroso y atemorizante es que el o ella llevan puesta una completamente convincente “máscara de Cordura”- esto pueda, al principio hacer parecer a tal persona muy persuasiva y obligatoriamente sana, de acuerdo al psiquiatra Harvey Cleckley. Chackley fue el primero en describir los síntomas dominantes del desorden.


En general, el psicópata exitoso “computa” hasta donde pueden salirse con una proporción de costos y beneficios de las alternativas. Entre los factores que ellos consideran como los más importantes están el dinero, el poder y la gratificación de deseos negativos.

Ellos no están motivados por tal refuerzo social como ventajas al futuro o al bienestar de otros – aun incluyendo aquellos que uno sospecharía que sí les importarían, como serían sus propias familias. Se han realizado estudios que muestran que encerrando a un psicópata no tiene absolutamente ningún efecto en ellos en términos de modificar sus estrategias de vida. De hecho, se ha demostrado que esto los hace peores.

Efectivamente, cuando son encerrados, los psicópatas simplemente aprenden cómo ser mejores psicópatas.

El psicópata está obsesionado con el control, aun si dan la impresión de ser desamparados. Su pretensión de sensibilidad emocional es realmente parte de su función de control: Mientras más alto sea el nivel de creencia que el psicópata pudiera inducir en su víctima a través de sus dramas, mayor “control” cree el psicópata que tiene. Y, de hecho, esto es verdad.

Ellos tienen el control cuando otros creen sus mentiras. Lamentablemente, el grado de creencia, el grado de “sumisión” a este control por medio de falsas representaciones, generalmente produce mucho dolor cuando la verdad es vislumbrada, que la víctima preferiría continuar en esa mentira que enfrentar el hecho que ha sido embaucado.

La conducta pasada de una sociedad será usada por el psicópata (o por la red ponerológica) para predecir el futuro comportamiento de esa sociedad. Como un jugador individual, una sociedad tendrá cierta probabilidad de detectar engaño y una memoria más o menos exacta de quien lo ha engañado en el pasado. La sociedad también tendrá una cierta probabilidad de haber desarrollado o no una propensión a tomar represalias en contra de un mentiroso o timador.

Puesto que el psicópata está usando un abordamiento actuado para determinar los costos y beneficios de diferentes conductas, (hasta que grado puede salirse con la suya), es realmente el comportamiento pasado de la sociedad el que entrará en sus cálculos, en vez de cualquier gravamen de riesgo basado en cualquier “miedo o ansiedad” de ser pillado y castigado, que las personas empáticas pudieran sentir con anticipación al hacer algo ilegal.

Así, para reducir el comportamiento psicopático en la sociedad y en el gobierno, una sociedad debe establecer y reforzar una reputación para más altos promedios de detección de engaño e identificación de mentirosos, y de una buena voluntad para tomar represalias. En otras palabras, debe establecer una exitosa estrategia de disuasión.

Puesto que el psicópata es particularmente incapaz de tomar decisiones basadas en consecuencias a futuro, es capaz solamente de enfocar su atención en una gratificación inmediata – metas a corto plazo – es posible que se pueda tratar con tales individuos, estableciendo una historia de castigo social de rápida distribución. Es decir, el identificar y castigar a mentirosos y timadores deberá ser inmediato y consistente, siendo así, predecible cuando esto ocurra.

Y aquí venimos al tema referente a las interacciones sociales humanas del mundo real a gran escala: reducir la psicopatía en nuestros líderes depende de que expandamos la memoria colectiva de la sociedad sobre las conductas pasadas de jugadores individuales. Aquellos que no recuerdan la historia están condenados a repetirla.

Cualquier exploración razonable en las noticias revelará que las mentiras y el engaño no están tan “encubiertos” como los apologistas americanos quisieran pensar.

Incluso los estadounidenses menos informados tiene alguna idea de que hubo ciertamente algo que olía mal acerca de la investigación del asesinato de JFK. En años recientes, el hombre a cargo de la Comisión Warren, Gerald Ford, también expresidentes, admitió haber “engañado” en el reporte cuando admitió haber cambiado el lugar de una de las heridas de bala en el reporte final.


Entonces vino el Watergate, seguido por el Asunto Irán-Contra, sin mencionar el “Mónica-gate”. Esto parece casi ingenuo comparado con las mentiras de la gente actualmente en el poder. Las mentiras de la “pandilla de Bush", de elecciones robadas, hasta los ataques del 9/11 y a través de las infames armas de destrucción masiva en Irak, han tomado el arte de la mentira a alturas que impresionarían a Hitler mismo. Y aquí estamos solamente tocando algunas cosas destacadas que son más familiares para todos los estadounidenses.

¿Que consecuencias sufrieron los engañadores de la sociedad?

Ninguna. De hecho, en casi cada caso, fueron recompensados elegantemente con aquellas cosas de valor para el psicópata: dinero y bienes materiales. Si alguien piensa que se avergonzaron por exposición al público, ¡piénselo de nuevo! Pero lo que de interés crucial aquí es el hecho que el pueblo estadounidense simplemente no ha respondido a las revelaciones de las mentiras en el gobierno con ningún ultraje que pudiera ser considerado como símbolo. En el presente, ni siquiera hay un “ultraje simbólico”.

¿No encuentra esto extraño?


Pero nosotros ya hemos notado la razón: el estilo de vida estadounidense ha optimizado la sobrevivencia de la psicopatía y en un mundo de psicópatas, aquellos que no son genéticamente psicópatas, son inducidos a comportarse como sicópatas simplemente para sobrevivir.

Cuando las reglas se fijan para hacer una sociedad “adaptada” a la psicopatía, hace de todos unos sociópatas. Como consecuencia, un largo número de estadounidenses son sociópatas efectivos. (Aquí, nosotros usamos la palabra “sociópata” como designación de aquellos individuos que nos son psicópatas genéticos)

Y así, tenemos a George Bush y el Cuarto Reich calculando hasta dónde pueden salirse cn la suya viendo en la historia las reacciones de las personas estadounidenses al engaño.

No hay ninguno, porque el sistema es tan adaptado a la psicopatía. En otras palabras, los estadounidenses aguantan a Bush y a su agenda porque la mayoría de ellos son, efectivamente, como el.
 

Pero eso no es porque todos nacieron de esa manera. Es porque la psicopatía es requerida para sobrevivir en la sociedad capitalista, competitiva estadounidense.

Cuando una sociedad vuelve más grande y más competitiva, los individuos se vuelven más anónimos y más maquiavélicos. La estratificación y segregación social conduce a sensaciones de inferioridad, pesimismo y depresión entre los “no-tengo”, promoviendo el uso de “estrategias de engaño” en la vida, que, entonces, hacen el ambiente más adaptable para la psicopatía en general, porque aquellos que están sufriendo responderán positivamente a cualquier signo de cambio, incluso si no realizan que el cambio está siendo propuesto por aquellos que realmente harán peores sus vidas.

La conducta psicopática entre los psicópatas no-genéticos pudiera visualizarse como un método funcional para obtener los recursos deseables, incrementando el estatus de un individuo en un grupo local, e incluso un medio de proporcionar un estímulo que la gente social y financieramente acertada encuentra aceptable en los desafíos físicos e intelectuales.

En los Estados Unidos, la gran mayoría de hogares son afectados por el hecho que el trabajo, divorcio o ambos, les han quitado a uno o ambos padres de la interacción con sus hijos durante la mayor parte del día. Esto es una consecuencia de la economía capitalista.

Cuando los padres están ausentes, o incluso cuando uno de los padres está presente, pero no posee el conocimiento suficiente o la información, los niños son dejados a la merced de lo que está disponible a sus ojos (TV, Nintendo, etc.), una cultura formada por los medios de comunicación. Armados con palancas de mando y controles remotos de TV, los niños son guiados desde South Park y Jerry Springer hasta Combate Mortal en el Nintendo. Los niños normales se desensibilizan a la violencia.

Niños más susceptibles – niños con una herencia genética a la psicopatía - son empujados hacia un peligroso precipicio mental. Mientras tanto, el gobierno regularmente está pasando leyes, a demanda de los padres y de la comunidad psicológica, diseñados a evitar las consecuencias impuestas sobre el comportamiento violento de los jóvenes.

En cuanto a la violencia de los medios de comunicación, pocos investigadores continúan tratando de disputar que el derramamiento de sangre en la TV y en las películas tiene un efecto en los niños que las miran. Agregado a esta mezcla están ahora los juegos de video estructurados alrededor de modelos de caza y matanza. Enganchados por los gráficos, los niños aprenden a asociar los chorros de “sangre” con la satisfacción principal de anotar un “triunfo”.

Una vez más, la economía – el capitalismo disfrazado como “democracia” – controla su realidad.

El hecho es que es un sistema casi mecánico el que opera basado en la naturaleza psicológica de los seres humanos, la mayoría de los cuales prefiere vivir en la negación o necesitan vivir en la negación para complacer a sus padres, sus parejas, sus líderes religiosos y sus líderes políticos. Todo lo que ellos quieren hacer es tener alguna relajación para disfrutar el “Sueño Americano”.

Después de todo, “si la ignorancia es una dicha, es tonto ser sabio”. Esto es más que nada especialmente verdad cuando consideramos el instinto de sobrevivencia del ego. Si la cultura oficial – creada por psicópatas - dice que “no hay hombre detrás de la Cortina”, trabajando a través del sistema de creencias inculcado, hay muy poca posibilidad de que la mayoría de gente sea capaz de ver la fuente del fenómeno ponerológico en nuestro mundo.

Ahora, considere toda la previa información ahora en relación a los ataques del 9/11.

De hecho, ellos han CREADO sus procesos de pensamiento!