Este otoño se
cumplirán seis años de la caída de Lehman Brothers, considerado
el pistoletazo de salida del crack financiero que aún sufrimos.
¿Cómo valora la
gestión de la crisis que han llevado a cabo las autoridades
económicas, capitaneadas por
el FMI?
Todo lo que ha ocurrido es una conexión de cosas que no hay que
hacer.
Para mí, lo más
desconcertante y preocupante es que no importa cuántas veces
quede en evidencia que ciertas políticas económicas son
desastrosas; se sigue insistiendo en las mismas.
Los economistas se
creen científicos, por lo menos decidieron ser científicos los
neoclásicos, a finales del siglo XIX.
Para ser científicos
decidieron que la economía se pareciera lo más posible a la
física, con lo cual hicieron una serie de inventos absurdos y
modelos matemáticos que son verdaderos disparates.
Además, si la
economía fuese una ciencia y los economistas, científicos,
actuarían como científicos... ¿y cómo actúa un científico cuando
una teoría determinada falla?
Inmediatamente se
ponen con toda la intensidad a buscar cuál es la alternativa a
esa teoría, porque esta no funciona, y ¡se destierra y se
acabó...!
Pues eso no es exactamente lo que los economistas parecen hacer.
¡No lo hacen!
Tienen actitud
científica cero, se insiste en los mismos errores. Lo que
ocurrió desde octubre de 2008 es, a mi juicio, una de las peores
monstruosidades de la historia.
Con todas las
especulaciones, la basura que vendían los bancos, absolutamente
repugnante… de repente se ven en una situación crítica y hay que
hacer todo lo imaginable e inimaginable para salvar a los
delincuentes.
O sea, no se salva a
las víctimas, las víctimas no tienen ninguna importancia, lo que
importa es salvar a los delincuentes, a los que provocaron la
crisis.
Y en cuestión de un
par de meses logran juntar a nivel de todo el mundo, para salvar
a esos delincuentes, del orden de diecisiete billones de
dólares.
Sí que
había dinero…
El informe de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura), de poco antes de octubre de
2008, indicó que para superar el hambre en el mundo se necesitan
del orden de 30.000 millones de dólares al año.
Divide diecisiete
billones (17.000.000.000.000) por treinta mil millones
(30.000.000.000):
obtienes
seiscientos años de un mundo sin hambre...
¿Dónde estaba esa
plata?
Yo mismo, que trabajé
en
las Naciones Unidas años atrás,
hasta hace poco estaba convencido de que era verdad que no
alcanzaban los recursos para resolver el hambre. ¡Pero sí hay
mil veces más recursos para salvar a los delincuentes...!
Eso, para mí, es tal
vez el acto inmoral más grande que se ha cometido en la historia
de la humanidad.
Cómo
explica que se recete austeridad a Europa y luego el economista
jefe del FMI reconozca el "error" a la hora de valorar el
impacto de las medidas.
¿No sabían lo que
iba a ocurrir?
No hay que ser economista, ¡es cuestión de sentido común!
Si tú no tienes nada,
perdiste la casa, perdiste tus ahorros, y yo te digo:
'¡Pero sé más
austero!',
...se llega a lo que
llegaron ustedes aquí en España.
Nunca había ocurrido,
que en España llegara un momento en que muera más gente por
suicidios que por accidentes de tráfico.
Y yo pregunto,
¿Esos suicidios
eran realmente suicidios?
¿O eran
asesinatos de un sistema económico perverso?
¿Qué manera
tienes de ser más austero cuando no tienes nada?
¡Pegarte un tiro!
¡Esa es la máxima austeridad...!
Eres un patriota,
porque ayudas a la economía al eliminarte. Esa es la situación.
Para mí, desde un punto de vista científico, ético, moral, desde
todo punto de vista, todo lo que ha ocurrido es una asquerosidad
inconmensurable, y que va además contra el más elemental sentido
común.
¿Qué lógica tiene
hacer sufrir a una población hasta los extremos más indecibles
para beneficiar a la economía?
¡Si la cosa es al
revés! La economía está para servir a las personas y no las
personas para servir a la economía. ¡La economía no es Dios!
Las consecuencias son
que una economía como esta mata a más gente que todos los
ejércitos del mundo juntos, pero no hay culpables.
Todos esos muertos
son muertos impunes.
¿Responde a
una cuestión de ineptitud o de intereses?
Es perversidad. A menos que sean absolutos imbéciles, que
supongo que no lo son.
Pero les conviene más
eso que lo otro. La gente no interesa, la gente es prescindible,
y eso está dentro de la teoría económica neoclásica.
¿Sabes que en un
libro de texto de
economía neoclásica, la
solidaridad es un acto irracional? ¡Si eso te lo enseñan!
Lo de que la única
racionalidad es maximizar tu utilidad, todo lo otro es
irracional…
Así que el
problema comienza en la educación económica… ¿No se forma
correctamente a los economistas?
No. En la época en que yo estudié Economía estudiábamos todas
las escuelas económicas.
Dos cursos
fundamentales del currículum eran Historia Económica e
Historia del Pensamiento Económico; ninguna de esas está en
ningún currículum hoy día.
Los economistas no
tienen ni idea de la historia económica del mundo ni de qué
otros economistas pensaron qué cosas, porque este ya es un
modelo definitivo para la eternidad, o sea que ¿para qué quieres
saber lo que pensaban otros?
Fíjate qué estupidez.
Y eso en todas las universidades, se pueden contar con los dedos
de la mano las que se han zafado de eso.
En consecuencia ahí
tienes una institución que en estos momentos tiene una inmensa
responsabilidad, y es la Universidad.
¿Qué
implica este tipo de educación?
Que son economistas absolutamente incultos, y además con teorías
que impiden que entiendan el mundo real.
Lo único que tienen
es un modelo matemático, y ese modelo es la realidad. Y si
resulta que ese modelo no funciona no es porque el modelo esté
mal, sino que la realidad hace trampas, y la función de la
realidad es adaptarse a tu modelo.
Esa es la actitud...
Mientras sigan
produciéndose economistas así no hay manera de cambiar, porque
son los economistas los que tienen acceso al poder:
los políticos,
los empresarios, consultan a los economistas.
O sea, ¡le consultan
al que menos entiende el mundo real...!
Es una comedia
dramática. Completamente absurda.
¿Qué
implicación tiene en ello la entrada de grandes empresas y
bancos a las universidades?
Uno de los problemas que tiene la Universidad hoy en día es que
dejó de ser lo que era y terminó vendida al mercado.
La Universidad
funciona de acuerdo a lo que le pide el mercado. Y el mercado
son las empresas… Hay muchas empresas que hacen donaciones
sabrosas a muchas universidades para que eduquen de la manera en
que a ellos les conviene.
Harvard educa a niños para Wall Street,
esa es la función. Se llamará la mejor universidad del
mundo, que yo tengo mis serias dudas, pero los educa para
Wall Street...
Está todo determinado
para satisfacer las codicias de grupos de poder.
Ha afirmado
usted en reiteradas ocasiones que los economistas no entienden
lo que es la pobreza.
Una cosa es saber y la otra comprender.
Saben todo lo que se
puede saber sobre la pobreza, pero no la comprenden. Tienen
todas las estadísticas, y sobre eso hacen planes para la
superación de la pobreza.
Pero no han estado en
la pobreza, no han convivido en la pobreza, no han olido, ni han
comido ni han dormido la pobreza.
Y eso es
tremendamente importante y fue gravitante en mi vida. Yo era un
joven brillante profesor en Berkeley, una de las mejores
universidades del mundo.
Tenía 27 años,
orgulloso. Cuando me fui a trabajar con organismos
internacionales a zonas de pobreza, recuerdo que estaba en la
sierra peruana, en una comunidad indígena, un día muy feo, había
llovido…
Yo estaba parado en
el barro y frente a mi, otro hombre pequeño, flaco, sin trabajo,
cinco hijos, una mujer, una abuela… Y nos miramos, y en ese
momento fue para mí como una puñalada, ¿qué le puedo decir a
este hombre?
Y me di cuenta de que
no tenía lenguaje. No tenía nada coherente que poder decirle.
En el momento en que
miré a lo ojos a la pobreza, me quedé mudo.
De ahí
acuña después el concepto de economía descalza…
Me di cuenta de que todo lo que había estudiado no me servía
para nada.
Ahí cambié
radicalmente como economista y surgieron mis principios de
economía descalza, desarrollo a escala humana, etc.
Una cosa es tener
información y la otra es comprender. Y yo diría que, como
problema general, nuestra época se caracteriza porque sabemos
muchísimo pero comprendemos muy poco.
Y la diferencia entre
saber y comprender te la puedo ilustrar de mi manera favorita:
puedes estudiar
todo lo que se pueda estudiar, desde una visión teológica,
antropológica, sociológica, biológica, química, bioquímica,
neurológica… sobre un fenómeno humano que se llama amor.
El resultado es que
vas a saber todo lo que se puede saber sobre el amor, pero nunca
vas a comprender el amor a menos que te enamores.
Es decir, que sólo
puedes comprender aquello de lo eres parte. Si no eres parte,
sólo tienes información.
Información
no nos falta hoy en día…
Piensa que nunca en la historia de la humanidad se ha juntado
tanto conocimiento como en los últimos cien años, ¡y mira cómo
estamos!
Me pregunto para qué
diablos sirvió todo ese conocimiento con un mundo destrozado,
hecho pedazos, como en el que estamos viviendo ahora.
No necesitamos saber
más, lo que necesitamos es comenzar a comprender, y para
comprender tienes que integrarte.
Mientras no nos demos
cuenta de que todo está integrado con todo, mientras sigamos con
un mundo atomizado, con una visión cartesiana, no se resuelven
los temas. La pobreza es eso. Tú eres parte de los pobres.
Por eso yo siempre he
dicho que uno no puede hacer nada por los pobres,
uno sólo puede hacer con los pobres. Métete, ve
qué potenciales hay en una comunidad pobre, y sobre esos
potenciales, construye.
Pero desde tu
oficina, con aire acondicionado y con todas las estadísticas,
hacer el gran plan como lo hacen en el Banco Mundial no sirve
para nada.
Desde 2008
hasta ahora, ¿podemos encontrar algún ejemplo de medidas
económicas bien aplicadas en algún país?
El ejemplo más notable y más espléndido es
el de Islandia.
Es el único país que
no socializó el disparate. Islandia tenía cuatro bancos, que
eran bancos nacionales. Privatizó los bancos, que se metieron
inmediatamente en el baile de todos los otros bancos.
A la vuelta de seis
meses ya tenían deudas que eran como cinco veces el PIB de
Islandia.
Llegó el momento del
colapso, y la reacción de toda la ciudadanía de Islandia fue,
'nosotros no
pagamos un centavo, si quebraron, que quiebren, y además que
se vayan a la cárcel'.
Quebraron los cuatro
bancos, juzgaron a los tipos, fueron a la cárcel y están presos.
El único país que lo hizo...
Ahora, llama la
atención de que se sepa tan poco eso, que no se haya divulgado,
y la razón es obvia, imagínate que hubiese provocado contagio, y
que ustedes hubiesen hecho lo mismo.
¿Te das cuenta qué
terrible para los 'pobres' banqueros?
Eso me recuerda a una
propuesta muy simpática que hizo mi amigo Galeano, por qué no
creamos el movimiento,
'sea generoso y
ayude a una banquerito'...
Islandia hizo lo que
había que hacer, y mira cómo está Islandia ahora,
espléndida...
¿Por qué no
se hizo en otros lados?
Si los otros lo hubieran hecho se habría resuelto el problema.
Pero surgen conceptos
como,
'es que es
demasiado grande para que caiga'
'es demasiado
poderoso para ir a la cárcel',
...todo ese tipo de
conceptos, 'too big to fail', ¡demasiado grande para fracasar!
Todos esos conceptos estúpidos...
Si tú quieres ser
delincuente impune, tienes que ser lo más grande posible.
Pero anda a robar una
gallina porque tienes hambre, que vas a pasar cinco años preso.
Eso sí que es inaceptable, es un peligro para la sociedad.
Estos monstruos ahí
están, más gordos que antes. En medio de la crisis, la plata
para salvarlos se la repartieron con bonos multimillonarios para
que se fueran a casa.
El que menos se llevó
20 millones de dólares en el bolsillo, por el buen trabajo
realizado.
¿Y los que
perdieron la casa porque no pudieron pagar la hipoteca?
¿Los que
perdieron el trabajo, el ahorro?
Bien, gracias, ahí
están...
Ha
mencionado antes el concepto de desarrollo a escala humana, ¿en
qué consiste?
Es un desarrollo que está orientado hacia la satisfacción de las
necesidades humanas fundamentales.
Y no está basado
meramente en el crecimiento, porque el crecimiento y el
desarrollo son dos cosas completamente distintas. Y el
desarrollo no necesita necesariamente de crecimiento.
El crecimiento es
una agregación de magnitudes cuantitativas, y el desarrollo,
de elementos cualitativos, creativos.
El desarrollo no
tiene límites y el crecimiento sí: no hay nada que pueda
crecer para siempre.
Y como decía
Kenneth Boulding,
'el que piensa
que en un mundo finito el crecimiento perpetuo es posible, o
está loco o es economista'...
Lo que yo propongo
hoy día para una nueva economía, coherente con los problemas que
tenemos, es una economía que se basa en cinco postulados y un
principio valórico irrenunciable:
-
La economía
está para servir a las personas y no las personas para
servir a la economía.
-
El desarrollo
tiene que ver con personas y no con objetos.
-
El
crecimiento no es lo mismo que el desarrollo y el
desarrollo no implica necesariamente crecimiento.
-
Ninguna
actividad económica es posible al margen de los
servicios que prestan los ecosistemas. La economía es un
subsistema de un sistema mayor y finito que es la
biosfera, en consecuencia el crecimiento permanente es
imposible.
-
Y el
principio valórico en que debe sustentarse es que ningún
interés económico, bajo ninguna circunstancia, puede
estar por encima de la reverencia por la vida.
Recorre esa lista uno
por uno y verás que lo que tenemos hoy es exactamente lo
contrario.
¿Y
llegaremos, como humanidad, a darnos cuenta a tiempo de esto?
No sé, porque no tengo una bola de cristal, pero el ser humano
es siempre lo suficientemente estúpido para no reaccionar
mientras no se haya llevado un golpe.
De manera que creo
que queda mucho sufrimiento por delante todavía. Y en muchos
aspectos ya hemos cruzado el punto de no retorno. El mundo ya
nunca volverá a ser lo que fue.
Si tuviese la oportunidad de tomar las riendas de la economía
mundial,
¿por dónde
comenzaría a corregir errores?
Ya te dije antes,
primero educar a economistas que entiendan el mundo. Eso para mí
es el paso número uno.
Y en seguida,
reforzar al máximo el mirar hacia adentro, fortalecer las
economías locales y regionales, fortalecer lo pequeño y lo
mediano, y olvidarse de
la pura globalización.
Porque esta
globalización ha terminado siendo tremendamente destructiva, con
impactos espantosos en el planeta, llena de absurdos y de
disparates que son imposibles de comprender.
Donde vivo yo, en el
extremo sur de Chile, que es una zona agrícola maravillosa, el
otro día, cuando fui a comprar la verdura, estaba sacando unos
ajos, y resulta que ahora los ajos que se venden en Valdivia
¡son ajos que vienen de China! Cuando nosotros producimos ajos
maravillosos...
Efectos de
la globalización…
¡30.000 kilómetros de viaje de ajos a un lugar donde se produce
ajo! ¿Puedes entender una estupidez como esa?
Y el argumento del
economista es que es más barato. Claro, ahí está la trampita
genial de los economistas, que inventaron esa cosa que se llama
externalidades, que los
impactos que provoca es una externalidad que no tiene nada que
ver conmigo.
El impacto que
significa ese traslado en términos ambientales, de emisión
de gases, etc. eso no entra en el precio.
El hecho de que
vas a destruir el producto local tampoco entra en el precio.
Que ese ajo viene
subsidiado por el gobierno chino, eso tampoco se considera
en el precio.
Simplemente se
cuenta que este vale 3 y este otro 3,50.
Los economistas están
llenos de esos trucos, y lo de las externalidades es uno de los
más escandalosos, porque es no hacerte responsable de los
efectos que tú estás provocando.
Eso es inaceptable.
Anticientífico por definición.
Tiene que
ver con no tener en cuenta escenarios que vayan más allá de lo
inmediato…
Claro que sí.
Yo siempre me
pregunto, toda esta gente que está destruyendo el medio ambiente
de forma escandalosa,
¿ninguno de estos
tíos se ha puesto a pensar que va a tener nietos, biznietos,
y en el mundo que les van a dejar?
¡Creo que no se les
pasa ni siquiera por la mente!
El negocio está en
la plata que voy a ganar de aquí al próximo año con esta
especulación. Eso es lo que interesa, el resto no tiene ninguna
importancia.
¡Por eso es muy
perverso..!