por
Ernesto Milá
Enero 2019
del Sitio Web
Info-Krisis
Parte 1
17 Enero
2019
Hay que leer las páginas
económicas y, sobre todo, los informes especializados que no llegan
a la prensa, para advertir que en estos momentos se están
produciendo cambios en la tendencia económica que afectarán a
nuestro futuro.
Y son cambios en cadena.
Ya resulta difícil
entender cómo, al producirse la primera gran crisis de la
globalización, en 2007-2008 (negada hasta la saciedad por un
tontorrón llegado de carambola a la presidencia del gobierno en
España) los gobiernos de todo el mundo no adoptaron medidas al
comprobarse que el mundo era demasiado grande y, sobre todo,
demasiado desigual para que existiera - en ese momento - una
economía mundial globalizada.
Pues bien, ahora nos
aproximamos a la segunda gran crisis de
la globalización.
Si los gobiernos que
comían de la mano de los "señores del dinero" que eran los que
dictaban las reglas del juego (y las siguen dictando), en esta
segunda, algo está cambiando también en el terreno político.
En efecto, lo que está ocurriendo en estos momentos en Francia -
la revuelta de los "chalecos amarillos"
frente a la que la "revolución de mayo" del 68 fue un juego de niños
y la "intifada urbana" de 2005 no pasó de ser una travesura de las
"bandas étnicas" - indica que las clases medias ya no pueden más:
en un tiempo récord,
el "presidente" Macron se encuentra en las horas más bajas que
haya sufrido un mandatario francés después de la derrota ante
Alemania en junio de 1945…
¿Qué ocurre...?
Ocurre algo tan simple
como que el electorado va por un lado y el poder económico intenta
ir por otro:
Macron no es más que
el delegado del poder político que, amparado por
la Brunete-mediática se
encaramó en la presidencia engañando al electorado y contándole
que podía solucionar sus problemas.
Luego, una vez en el
poder, ha decepcionado a todos sus electores.
Sí, esto es algo normal
en política, pero, a fuerza de hacerse una y otra vez, el electorado
ha ido cambiando, gustos, preferencias y actitudes.
Si miramos en el mapa de Europa se cumple lo que auguramos cuando se
inició la
crisis económica de 2007-2008:
ésta sería,
inicialmente, sólo económica, pero al generar un volumen de paro
insoportable y, consiguientemente, de malestar social, mutaría
en poco tiempo en crisis social y, de persistir, terminaría
siendo una crisis política.
Entonces - y pueden
leerse todos los artículos que escribimos en aquellos momentos - nos
fijábamos solamente en España, pero ahora podemos constatar que se
ha tratado de un efecto mucho más amplio que abarca a toda Europa e
incluso al continente americano:
ahí están
Bolsonaro y
Trump en sus cargos
evidenciando que la crisis social ha llevado directamente a un
cambio de orientación política.
Porque una cosa era que
estallara la "burbuja inmobiliaria" (primera fase de la crisis) y
que, en la fase actual, el grueso de las viviendas ya no sea
comprada por ciudadanos de a pie, sino por grupos económicos que las
destinan al turismo o bien se trata de clientes de "alto standing".
-
El fenómeno de
las microcasas en los EE.UU. o de los pisos compartidos en
España (1.000 euros por cuchitriles en los que se albergan
tres treintañeros, algo habitual en Barcelona)
-
La incapacidad
para formar familias (que no se resuelve publicitando los
"nuevos modelos familiares" o con inmigración masiva)
-
Los bajísimos
niveles de ahorro
-
La pérdida
constante de capacidad adquisitiva y el hecho de que los
ciudadanos que tienen una nómina se vean presionados por
impuestos cada vez más asfixiantes destinados a pagar a
Estado que no quiere enterarse de que la olla a presión
social está a punto de estallar, por no hablar de una España
inviable con 17 autonomías
Todo esto son algunos de
los elementos que ya conocemos y que están presentes en nuestra
sociedad generando un malestar social creciente.
Y lo peor está por venir:
-
cuando la
robótica reduzca sistemáticamente los puestos de trabajo
-
cuando los
repositores de los supers se vean sustituidos por robots,
las cajeras por chips que calculen automáticamente el costo
de la compra con solo pasar cerca del lector
-
cuando los
oficios de la construcción sean sustituidos por
prefabricados
-
cuando los
servicios de correos, mensajería y logística, sean
realizados por drones y los taxis por coches dirigidos por
GPS
-
cuando los
trabajos agrícolas terminen de ser sustituidos completamente
por máquinas
-
cuando la
inteligencia artificial pueda reducir el número de técnicos,
incluso de abogados,
...no bastará solamente
con autorizar el consumo de cannabis para tener a la población
tranquila y somnolienta.
Pero hay algo más:
el precio de la
gasolina no puede dejar de crecer y, si bien es cierto, que en
breve buena parte del parque móvil será híbrido, no es menos
cierto que aviones y barcos de mercancías jamás podrán
prescindir del combustible fósil… que se va acabando y que,
consiguientemente, iniciará un ascenso continuo.
De hecho, ya está
ascendiendo.
Y esto hace que lo que
hasta ahora resultaba rentable (fabricar palillos en China y
traerlos a Europa en barco), a partir de ahora ya no resulte tan
rentable (y sí lo sea, por ejemplo, comprarlos en Polonia).
Por increíble que pueda
parecer, las cifras del comercio mundial están variando:
¿qué está pasando?
Muy simple:
Era evidente que esto
podría ocurrir y, de hecho, los economistas de la "revolución
conservadora" alemana de los años 30, ya habían previsto ese
fenómeno:
allí en donde,
-
los economistas
modernos creen haber inventado la pólvora con la noción de
"regionalización"
-
los economistas
alemanes, que luego se pusieron al servicio del Tercer
Reich, le llamaban "economía de grandes espacios": Europa
era uno de ellos
-
pero la Europa
que se construyó después de la guerra ha terminado siendo
una pieza más de
la globalización...
Copio y pego de La
Vanguardia de hoy:
"los intercambios
globales han dado en los últimos años un paso atrás, para dejar
mayor espacio a las importaciones y exportaciones que tienen
lugar en un área regional delimitada"...
Es la economía de los
"grandes espacios".
El flujo del comercio
mundial ha bajado en los dos últimos años a la mitad. Los bienes que
se venden al exterior están en todo el mundo en declive.
Esto ha hecho que el PIB
mundial que, en 2007 estaba en el 28% haya descendido hoy al 22,5%.
Incluso la
deslocalización está en declive:
en la actualidad,
sólo el 18% de los intercambios obedece a esta lógica de
producción barata y esta externalización sólo afecta al 3% de la
fuerza laboral global.
En otras palabras, casi
ocho de cada diez unidades de consumo que se importan y exportan hoy
en día y no sigue el recorrido países de bajo coste-economías
avanzadas.
¿A qué se debe este fenómeno?
La explicación que da la
consultora McKinsey es muy fácil de
entender:
los países emergentes
consumen ahora cada vez más lo que fabrican.
Para el 2030, su
población representará la mitad de la demanda mundial.
Las mercancías no tienen
hoy tanta necesidad de desplazarse:
se quedan dentro.
Es el caso de China:
Hoy los chinos tienen
cada vez más poder adquisitivo. En el 2007 China vendía al
exterior el 17% de lo que producía. Diez años después, sólo el
9% (en Alemania el porcentaje es del 34%).
Pensemos en los móviles:
hoy los chinos pueden
encontrar marcas locales sin tener la necesidad de comprar una
extranjera.
Y luego está la
logística:
las rutas
transoceánicas que hacían que fuera más barato un pantalón
producido en Bangladesh y vendido a Europa que uno fabricado in
situ en el Viejo Continente, están cambiando su rumbo.
La consultora ofrece
cifras concretas:
"Desde el 2013, el
porcentaje del comercio intrarregional sobre los intercambios
globales ha subido un 2,7% (a costa de las operaciones
comerciales que tenían lugar entre regiones alejadas), llegando
casi a la mitad del total".
Por el contrario, se ha
detectado un aumento del comercio en las áreas homogéneas, como la
Europa de los 28 y en el seno de la región Asia Pacífico.
Para McKinsey,
"la regionalización
es tangible en aquellas cadenas de valor innovadoras, donde
ahora hay que integrar los proveedores más próximos".
Dicho de otra manera:
la deslocalización es
algo que ya empieza a pertenecer al pasado.
La robotización de los
procesos, por otra parte, tiende a igualar los costes de lo
producido en Europa con lo que se produce en otras regiones del
mundo.
Para la consultora
citada, la automatización reducirá el comercio global de bienes un
10% en el año 2030.
Los dos pilares mundiales de la globalización, China y EE.UU.,
tienden en estos momentos a estar enzarzados en una guerra comercial
con aumento respectivo de las barreras arancelarias lo que hace que
el comercio multilateral global sea cada vez más caro.
La oleada de
proteccionismo hará que el PIB chino descienda un 1,5% y el
norteamericano un 1% en los próximos dos años. Parece poco, pero,
considerado en bruto supone una cantidad significativa.
El esquema es el siguiente:
la globalización
generó crisis económicas, estas, a su vez, generaron, crisis
sociales y, finalmente, de ellas se ha recompuesto el panorama
político en cada nación… asumiéndose políticas (populistas) que
generan, finalmente, la crisis de la globalización.
Este es el planteamiento
central que lo explica todo.
Ahora hará falta realizar consideraciones sobre las consecuencias
político-económicas de todo este proceso y extraer algunas
consecuencias.
Parte 2
18 Enero
2019
Si las cifras macroeconómicas indican que la globalización está en
retirada y si el sentido común nos dice que es un sistema perverso
que jamás debió ver la luz, hay que reconocer, también,
paralelamente, que existen muchas fuerzas que todavía lo apoyan y
que creen en sus virtudes.
El que la
globalización emprenda la retirada no quiere decir que haya sido
vencida, ni remotamente.
E, incluso, en la
actualidad, el problema estriba en intuir las consecuencias que
puede tener este cambio de rumbo para las naciones europeas.
Lo cierto es que hoy, solamente China apuesta decididamente por la
globalización amparada en el hecho de que se trata de un mercado
enorme y atractivo para las importaciones y que solamente ofrece
garantías a los países que tienen abiertas sus puertas a los
productos chinos.
A partir de los 90 se
produjeron deslocalizaciones masivas, fueron los años del petróleo
barato y la época dorada del comercio mundial.
Los optimistas defendían
el
sistema mundial globalizado
diciendo que cada país se especializaría en la producción de algunos
bienes y pintaban un armonioso cuadro de importaciones y
exportaciones en todas direcciones y en todo el planeta.
El resultado fue:
-
que las plantas
de producción industrial se desplazaron progresivamente a
China
-
que China se
confirmó en la "factoría mundial"
-
que la economía
de los países occidentales se desplazó del sector industrial
al sector servicios
-
que se produjeron
nuevas deslocalizaciones de China a Vietnam, con mano de
obra más barata aún
Pero no hay que olvidar
el fenómeno más perverso y que precedió a todo esto:
desde el final de la
Guerra Fría ya se observó una "financiarización" de la economía:
los inversores no
buscaban generar riqueza con su capital, sino especular en
unos mercados económicos, progresivamente más volátiles.
Los neoliberales abrieron
las puertas a la libre circulación de capitales, que precedió a la
libre circulación de mercancías.
Y este es el problema:
que aunque el
tránsito de mercaderías propio de la globalización tienda a
disminuir, la economía financiera sigue viva y activa.
Y este es el gran peligro
del siglo XXI...
El riesgo de una economía basada en la especulación es
imposible de estabilizar:
tan pronto el capital
mundial inversor se concentra en un país que en ese momento
ofrece las mejores posibilidades para obtener beneficios, como
unos meses después, ese mismo capital migra a otros horizontes
en los que los beneficios son mayores.
Tenemos así un capital en
permanente fuga a la búsqueda del máximo rendimiento y que ni
siquiera es controlado por brokers o por grandes inversores, sino
por sistemas de software.
Y los programadores no
han considerado más criterio que la optimización de los beneficios.
Hasta ahora, ningún país ha habilitado defensas contra el capital
especulativo.
Hacerlo, podría suponer
el que bolsas inmensas de capital financiero se retiraran de las
bolsas del país que osara modificar las reglas del juego y
precipitarlo en la falta de fondos incluso para sobrevivir como
Estado.
No hay que olvidar que
uno de los productos financieros seguros es la deuda pública
(que en España ha llegado a los dos billones y que en EE.UU. está
por los ¡¡30 billones de dólares!!).
Pero si los reductos del capital financiero (grupos bancarios,
consorcios financieros, fondos de inversión, fondos de
capital-riesgo) apuestan todavía por la globalización y parecen
intocables, hay otras fuerzas que también apuntan en dirección
contraria a la economía real.
Distinguiremos entre
"globalización" y "mundialismo":
-
el primero es un
concepto exclusivamente económico
-
el segundo, por
el contrario, afecta a la cultura, a los valores y a las
orientaciones de la sociedad
No son lo mismo, ni
tampoco están promovidos por los mismos centros de poder:
su coincidencia es
meramente táctica, van en la misma dirección, pero no por los
mismos carriles.
El mundialismo está
facilitado por distintas organizaciones internacionales nacidas en
1945:
fundamentalmente
la UNESCO, laboratorio
ideológico del "Nuevo
Orden Mundial".
La UNESCO promueve valores
"universalistas", lo que implica homogeneizar las cultural
regionales en beneficio de un "mestizaje" cultural, étnico y
religioso.
Con frecuencia se suele
confundir el carácter de la UNESCO:
su tarea como
defensora del patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad
es su tarea oficial, pero oficiosamente, la secta que controla
el organismo tiende a extender un mensaje ideológico construido
a partir del puro sincretismo y de la idea de que la humanidad
ha entrado en una nueva fase de "unificación mundial" y que
todas las actividades, cultura, raza, lengua, religión, sexo,
deben servir a este propósito mediante la palabra más habitual
utilizada en sus foros:
"multiculturalidad" que ha sustituido a aquella otra que
tiene connotaciones más negativas: "mestizaje".
Así pues, la realidad
obliga a constatar que:
-
Las poblaciones
están reaccionando contra la globalización y el mundialismo
en Europa y en el continente americano. Así pues, se está
produciendo un cambio de rumbo político que es visible por
la aparición de opciones populistas en Europa y por la
victoria electoral de Donald Trump y de Jair Bolsonaro en
EE.UU. y Brasil.
-
El comercio
mundial remite, pero no así la economía financiera y, hasta
ahora, ningún gobierno está en condiciones de poner el
cascabel al gato: ¿cómo desmontar la economía financiera?
¿cómo actuar contra las grandes acumulaciones de capital sin
generar una desplome de las inversiones? ¿cómo romper la
santa alianza entre el capital financiero y los medios de
comunicación que posibilita la realización de campañas en
contra de gobiernos y formaciones políticas contrarias a la
globalización? En una palabra: ¿cómo desactivar la economía
financiera mundial?
-
Los factores
geopolíticos cuentan en la ecuación: si bien
Rusia comparte la idea de
que la globalización es inviable y en esto existe un acuerdo
tácito con las posiciones de Trump o de Bolsonaro, incluso
con las de parte de los "populismos" europeos, no es menos
cierto que, mantiene su alianza con China, principal
beneficiario de la globalización y lo hace por razones
geopolíticas.
-
La reducción del
comercio mundial globalización no puede hacer olvidar el
hecho de que treinta años de deslocalizaciones han generado
desertización industrial en Europa y en América del Norte
(EE.UU. ha perdido desde 2008, 5 millones de puestos de
trabajo en el sector industrial).
-
Europa, cuya clase política
que emergió en 1945 está desgastada y
avejentada, huérfana de nuevas ideas, cree que el
futuro sigue siendo de la globalización y que ésta tiende al
mejor de los mundos. De ahí que se vea incapaz de reformar
la UE y de convertirla en algo muy diferente a lo que es
hoy: la pieza europea de la globalización. Esta inadecuación
creciente es lo que explica que, por todas partes, aparezcan
"populismos", más o menos conscientes de la necesidad de
rectificar el rumbo. Pero el problema para los "populismos"
una vez lleguen al poder es que les va a resultar difícil
recuperar la industria perdida en los años dorados de la
deslocalización, especialmente en sectores estratégicos.
-
Nunca hay que
perder de vista que
la China Popular actual
representa una contradicción insuperable entre en un sistema
de producción capitalista y el régimen de estructura
comunista. A medida que la población china vaya ganando
nivel de vida y se vaya formando una burguesía lo
suficientemente densa como para generar cambios políticos,
aumentará la inestabilidad interna: pero el conflicto es
insuperable y conduce directamente al conflicto civil. Hará
falta ver si el gobierno chino no opta por la táctica
habitual en EE.UU.: "ante conflictos interiores, mejor optar
por aventuras bélicas en el exterior".
En conclusión:
la situación, a
diferencia de hace cinco años cuando parecía que el "nuevo orden
mundial" estaba solidificado, es extraordinariamente fluida.
Y mucho más en
España...
Parte 3
19 Enero 2019
La tercera etapa de nuestro rápido estudio tiene como objetivo
repasar el lugar de España en el mundo post-globalizado.
Si realizamos un rápido
recorrido de lo ya visto podemos resumir afirmando que la
globalización económica, en estos momentos está siendo sustituida
por la "regionalización" (esto es, por lo que, desde los años 30,
los economistas alemanes llamaron "economía de grandes espacios").
Sin embargo, la
globalización conserva todavía la iniciativa en el terreno de la
economía financiera y está a la ofensiva en el terreno cultural a
través de su punta de lanza,
la UNESCO.
Sin embargo, en este
terreno, el radicalismo y la irrealidad de sus propuestas, han
contribuido, junto con el rechazo a la idea de inmigración masiva,
multiculturalidad y mestizaje, una reacción por parte del electorado
que, de momento, el stablishment no ha logrado recuperar.
Así las cosas, queda
examinar el papel de España y la situación de nuestro país en un
mundo post-globalizado.
En el terreno en el que España está ubicado geopolíticamente, la
Unión Europea, se produjo una mutación en los años 90:
tras el
Tratado de Maastrich, las
instituciones centrales europeas ganaron peso y fueron
conquistadas por políticos neoliberales que la transformaron en
la "pieza
europea de la globalización".
Eso implicó un creciente
rechazo por parte del electorado que se concretó en la negativa
holandesa y francesa aceptar la "constitución" propuesta por la
Comisión Europea.
Luego vino la crisis
económica de 2007, los problemas de la deuda en los países del Sur
de Europa y, diez años después, el panorama político de la UE ha
cambiado radicalmente (los partidos clásicos de centro-derecha y de
centro-izquierda están en recesión y se asiste al nacimiento de
fuerzas políticas nuevas que pueden obtener hasta el 25% de los
escaños en el Parlamento de Estrasburgo esta primavera), mientras
que el proceso de "construcción" europea ha quedado embarrancado.
Algo parecido ha ocurrido con
la OTAN que los gobiernos
norteamericanos han querido seguir manteniendo como piezas militares
de su política militar contra, a pesar de que la URSS desapareciera.
Los gobiernos europeos
han ido ahorrando inversión en defensa, considerando que,
subsidiariamente, el Pentágono llega allí donde no llegan nuestros
gobiernos.
El resultado ha sido
doble:
Europa sin defensa y
Europa sin política exterior independiente de los EE.UU. en
relación a Rusia.
Esto lleva al absurdo de
que reactores españoles vayan al Báltico a "vigilar" las
inexistentes incursiones de cazas soviéticos o que la infantería
española, legión y paracas, vayan a los países más lejanos como
"tropa auxiliar" de las aventuras coloniales de EE.UU.
Todo esto, unido a la debilidad y a la falta de carácter y estatura
de los distintos gobiernos españoles, a ocupar un lugar periférico
en la UE:
España hoy, a pesar
de ser, con Polonia, los dos países de tamaño medio de la UE que
podrían bloquear cualquier iniciativa que fuera contra sus
intereses, nuestros gobiernos nos han transformado en el
"convidado de piedra" de la UE.
Esto ha hecho que algunos
nos planteáramos sinceramente si el lugar España en la geopolítica
del futuro estuviera vinculada a la UE o a Iberoamérica.
Es más, algunos hemos
establecido la prioridad en política exterior:
confluir con
Portugal, condición sine qua non, para jugar un peso decisivo en
cualquiera de las dos opciones.
Es hora de tener el valor
de reconocer que los tiempos de
Aljubarrota y de las rivalidades
entre España y Portugal pertenecen al pasado.
La organización de una
"federación ibérica" en la que los antiguos reinos de Castilla,
Aragón y Portugal participaran, liquidaría de un plumazo el absurdo
problema autonómico, salvaría a Portugal de la situación en la que
se encuentra hoy tras el Brexit al ver debilitada su tradicional
alianza con el Reino Unido, y supondría una formidable plataforma de
actuación tanto de cara a todo el continente americano como a
Europa.
Sobre Europa:
la irrupción del
"populismo" en Europa es todavía confusa en esta materia.
Para sus dirigentes
más lúcidos, no se trata de regresar al viejo nacionalismo
decimonónico, sino más bien de reconocer que la fórmula de
organización en Estados-Nación ha quedado fuera de la corriente
general de la historia y que se precisa algún tipo de
cooperación entre países del mismo ámbito geográfico, étnico,
cultural y económico.
La idea que, en estos
momentos, se está gestando en los cerebros más lúcidos del
populismo europeo es:
"Si a Europa, no
a esta Europa", o bien "Europa sí, pero no así".
Son muy pocos, cada
vez menos, los que rechazan la idea de una aproximación de las
políticas y de las economías europeas.
Incluso en el ámbito
del Euro, el hecho de que su implantación haya
causado perjuicios extraordinarios
en las economías del sur de Europa, no es óbice para que la idea
de una divisa única para todo el continente, no sea buena.
El cambio de posición
de Marine Le Pen en la materia a principios de 2019 confirma lo
que decimos.
¿Qué puede hacer España ante la futura Europa?
-
En primer lugar,
recuperar lo que nunca debimos de haber perdido:
el que las
enormes extensiones agrícolas de España se vuelvan a
convertir en el granero de Europa.
Resulta increíble
que nuestros gobiernos no hayan hecho nada para vetar los
acuerdos agrícolas de la UE con Marruecos, Argelia,
Sudáfrica o Israel y que tengamos que estar comiendo
mercaderías procedentes de estos horizontes mientras
nuestros campos de cultivo, cada vez más, se ven desiertos.
España necesita
una "segunda revolución agraria" que reordene el sector,
especialmente todo lo relativo al cooperativismo.
-
En segundo lugar,
la UE precisa defenderse con aranceles proteccionistas de la
ofensiva de manufacturas importadas.
Es mucho más
importante protegerse de la penetración china - porque, en
cualquier momento, China se puede ver abocada a un conflicto
interior o bien puede presionar a Europa con la amenaza de
interrumpir importaciones e inversión - que exporta a China.
-
En tercer lugar,
Europa - y con ella España - precisa olvidarse de la
economía liberal y neo-liberal y obligar al Estado a
intervenir, por una parte, regulándola en beneficio de la
empresa y del consumidor europeo y, por otra parte,
generando iniciativas económicas a nivel europeo que
permitan que los beneficios de las nuevas tecnologías se
queden en Europa.
Esto implica
también, invertir preferencialmente en el sector
tecnológico.
Para ello habrá que
sacrificar otros sectores:
-
la ayuda al
tercer mundo en primer lugar
-
los subsidios a
la inmigración que deberá retornar ordenadamente a sus
países de origen y generar allí riqueza en lugar de absorber
recursos en Europa
-
finalmente,
obligar a que sea la iniciativa privada la que financie a
las ONGs existentes
Si todo el dinero que hoy
se dilapida en estos sectores sin futuro, se invirtiera en
renovación tecnológica podrían ponerse en marcha nuevos proyectos
científicos y económicos capaces de hacer que, en apenas una década,
Europa recuperase el retraso que lleva.
España tiene mucho que
ofrecer en este terreno, pues no en vano, disponemos de
universidades capaces de formar profesionales competentes. Nuestro
problema está en la enseñanza primaria que ha perdido su carácter
educativo para convertirse en un simple almacén de niños díscolos.
Una de las primeras
exigencias que requiere nuestro país es una reforma radical de la
enseñanza, con renovación completa del cuerpo profesoral, y con una
orientación radicalmente diferente a la que ha tenido en los últimos
45 años.
Está claro que sin una
política de juventud que incluya prohibición de cualquier tipo de
drogas y condenas ejemplares para quienes trafiquen con la salud
pública, nada de todo esto puede ser eficiente.
La península ibérica es una especie de gigantesco portaviones
situado en el Atlántico:
es la plataforma para
llegar al continente americano y también la puerta del
Mediterráneo.
Esto último es lo que
determina nuestro papel en Europa:
contener al "sur",
contener al islam que se ha mostrado incompatible e irreductible
a cualquier otra forma de vida que no sea la que propone.
Esto determina una
actitud clara:
no hay lugar para el
islam en Europa y, por supuesto, desde 1492 no hay lugar para el
Islam en España. La orilla norte del Mediterráneo debe
protegerse de la incapacidad de la orilla sur para ordenar sus
países.
Así pues, primera
prioridad:
federación ibérica.
Segunda prioridad:
renegociación del
tratado con la UE sobre bases nuevas y en base a la primera
prioridad, con el objetivo de abandonar la periferia europea en
la que estamos ahora España y Portugal y pasar al "centro", a
ser uno de los ejes directores de una Unión Europea reformada y
emancipada de las redes mundiales de la globalización.
Pero esto último no puede
hacerse sin atender a lo que está ocurriendo en el continente
americano.
A efectos geopolíticos,
el problema histórico de España ha sido desde el siglo XVI que está
geográficamente en Europa, pero… en un extremo de Europa.
Las necesidades
geopolíticas y el papel de España no puede ser el mismo que el de
Rumania (fronterizo con Rusia) o el de Alemania (centro de Europa).
Además, la lengua que se
habla en Iberoamérica es el castellano (incluso en Brasil va
progresando) y el avance de los "latinos" en los EE.UU. es superior
al de cualquier otra comunidad étnica:
hoy en un 15% de los
EE.UU. se habla castellano de manera preferencial y esto es solo
el comienzo del vuelco demo-lingüístico que está teniendo lugar
y que el presidente Trump ha identificado demasiado tarde.
Por tanto, la habilidad
de una conducción política en España consiste en hacer pasar los
intereses de Europa en Iberoamérica a través de España y viceversa.
Si bien la lejanía
geográfica es un impedimento para poder hablar de algo más que
cooperación económica, política y cultural, si parece claro que una
federación ibérica debería de orientar su política de
cooperación e inversiones hacia el continente americano.
Por eso precisamente es
necesaria una "federación ibérica" porque a través de Castilla
debería ponerse el ojo en la presencia en la UE renovada, a través
de Aragón en el Mediterráneo y a través de Portugal en la proyección
oceánica sobre el continente americano.
¿Qué hace falta para aproximarse a este ideal?
Voluntad política que
solamente puede salir de una renovación de la clase
política actual y de una verdadera "revolución" que liquide
la herencia nefasta de los últimos cuarenta años de corrupción y de
debilidad política.
Y es entonces cuando
regresamos a lo que ya hemos tratado en anteriores "quejíos":
véase el artículo
LAS CUATRO FASES DE LA REVOLUCIÓN
CONSERVADORA.
Hacía solamente cuatro
años, nada de todo esto podía siquiera intuirse:
pero los cambios
políticos que se han producido tanto en Europa como en América,
permiten pensar en nuevos objetivos y, sobre todo, sentenciar la
recesión de la colaboración y la crisis del modelo
humanista-universalista propuesto por los mundialistas de la
UNESCO y por sus antenas en la izquierda española.
No existen grandes
diferencias en la izquierda:
el PSOE se ha
declarado siempre partidario de la globalización y del
mundialismo, a diferencia de Podemos que se sitúa contra
la globalización pero se muestra a favor del mundialismo.
Tales son los "enemigos
principales" porque la lucha decisiva es tanto contra la
globalización económica como contra el mundialismo cultural
en la medida en que ambos restan identidad, soberanía y personalidad
a los pueblos...
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