por Bea Talegon
14 Marzo 2025

del Sitio Web BrownstoneEsp

 

 

 

 

 



Hoy leía que un estudio (La falta de sueño puede alimentar creencias conspirativas) de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido ha revelado que,

"la mala calidad del sueño puede aumentar la susceptibilidad a las creencias conspirativas, y que la depresión probablemente desempeñe un papel clave en esta relación".

Según explicaba esta sorprendente noticia, publicada en la portada de la agencia de noticias Europapress, en su sección de salud (Infosalus.com), expertos de la facultad de Psicología de la Universidad examinaron,

el vínculo entre la calidad del sueño y las "creencias conspirativas" en dos estudios en los que participaron más de mil personas...

Los "hallazgos" de estos investigadores han sido publicados en el Journal of Health Psychology.

 

Señalan que las personas con peor calidad de sueño durante el último mes,

"tenían más probabilidades de respaldar teorías conspirativas", especialmente, "después de la exposición a contenido conspirativo".

Imagino que a estas alturas, mi querido lector, ya se puede ir imaginando por dónde van a ir "los tiros".

 

Porque la clave en todo esto está en qué consideran estos expertos de la Universidad de Nottingham lo que ha de denominarse "teoría conspirativa".

No se preocupe, porque pronto, el artículo que he leído, nos da la clave.

"Las teorías conspirativas sostienen que grupos poderosos y secretos actúan en su propio interés, en detrimento de la sociedad."

Hasta aquí, todavía la lectura me resultaba entretenida, y con un cierto punto desenfadado, hasta divertido.

 

Pero lo que me temía estaba por llegar:

"Estas creencias pueden tener consecuencias graves, como el aumento de la reticencia a las vacunas, el escepticismo sobre el cambio climático y la desconfianza política".

Se trata así de vincular la mala calidad de sueño con el hecho de oponerse al discurso que se pretende imponer como si no hubiera posibilidad de no estar de acuerdo estando sano mentalmente.

 

De esta manera, da igual que seas un experto en la materia en cuestión, porque no estar de acuerdo con los dictados impuestos por los grupos de poder (esos que no son secretos y que todos conocemos porque se exponen constantemente),

te sitúa automáticamente en un espacio digno de ser estudiado por psicólogos que parten de la base, cual axioma, de que tu punto de vista es equivocado.

Señala el estudio (Investigating the Link Between Sleep Quality and Belief in Conspiracy Theories) que,

en su primer análisis, 540 participantes completaron una evaluación estandarizada de la calidad del sueño antes de leer un artículo sobre el incendio de la Catedral de Notre Dame en París.

 

Algunos fueron expuestos a una narrativa conspirativa que sugería un encubrimiento deliberado, mientras que otros leyeron un relato verídico que atribuía el incendio a un accidente.

Los investigadores descubrieron que quienes tenían peor calidad de sueño eran más propensos a creer la versión conspirativa de los hechos.

Continúa la información explicando que,

en un segundo estudio, con 575 participantes, se ampliaron los hallazgos y fueron más allá.

 

Investigaron los mecanismos psicológicos subyacentes que explican el vínculo entre la mala calidad del sueño y las creencias conspirativas.

Según la investigación, los resultados habrían mostrado que, tanto la mala calidad del sueño como el insomnio estaban positivamente vinculados con la aceptación de "teorías conspirativas" y que la depresión emerge como un mecanismo.

 

Se añade, además, la ira y la paranoia al cuadro.

 

Aunque, para no generar alarma, el artículo deja claro que aunque estas dos últimas aparecen, y desempeñan un papel, sus efectos son menos consistentes.

Es entonces cuando recuerdo aquella noticia que salió durante la "pandemia" en la que se llegó a considerar "terrorismo" estar en contra de las medidas que se nos imponían, incluida la manipulación de la voluntad para inocularnos productos desconocidos.

Da la sensación de que algunos han estado siguiendo una linde (y continúan con aquella acabada), sin prever que todo el imperio que se había montado pudiera ¡desmoronarse...!

 

Es decir,

que se reconociera haber censurado información honestamente cierta, como hizo Zuckerberg...

 

O que se destaparan las líneas de financiación, como las de USAID,

...para descubrir que existían mecanismos organizados de nutrición económica a través de los cuales se controlaba la opinión pública mediante propaganda organizada.

 

Imagino que estos investigadores pasaron por alto que algún día se descubriría cómo habían operado algunas revistas científicas, y ni se plantearían que algún día llegaría el desmantelamiento de los "verificadores" para evidenciarse que mentían, precisamente sobre,

¡Qué casualidad...!

El doctor Daniel Jolley dirigió el equipo de investigación, y él mismo ha explicado que,

"el sueño es crucial para la salud mental y el funcionamiento cognitivo".

Hasta aquí, es imposible no estar de acuerdo con el experto, incluso cuando no se es científico.

Sin embargo, la parte en la que el hallazgo resulta, cuanto menos, sospechoso, tiene que ver con que,

las "creencias conspirativas" aparecen detalladas y etiquetadas como "paranoicas".

La conclusión del estudio apunta a que,

mejorar la calidad del sueño nos ayudaría a todos a protegernos contra la propagación "del pensamiento conspirativo"...

Me pregunto si ya estarán ideando un plan para que nos durmamos,

porque será "por nuestro bien", pero sobre todo, "por el de todos los demás",

...ya sabe, igual que nos engañaron con las inoculaciones para no matar a la abuela, ahora nos harán dormir para no contagiar con nuestros pensamientos peligrosos...

 

El artículo de Europapress-Infosalus termina diciendo que,

"estos hallazgos resaltan el potencial de las intervenciones centradas en el sueño para mitigar la susceptibilidad a las teorías conspirativas".

Quién sabe si la próxima vacuna será, precisamente esa, la vacuna para dormir, pues los despiertos molestan...