En
estos momentos, los medios de comunicación nos hacen la
boca agua con los insectos.
¡Y
con razón...!
Ciertos 'círculos' tienen gran interés en acostumbrarnos
a comerlos.
Porque los insectos son fáciles de manipular
genéticamente, lo que da muchas oportunidades a las
empresas alimentarias y farmacéuticas y supone grandes
riesgos para todos nosotros.
Este
programa demuestra que la ingeniería genética tiene
pocas luces pero muchos lados oscuros.
Desde hace unos meses,
los medios de comunicación nos hacen
apetecibles los insectos en el sentido más estricto de la palabra.
Cómo se produjo este repentino cambio de opinión de los medios de
comunicación, así como los riesgos y efectos secundarios de comer
insectos, ya lo hemos señalado en el archivo "Los insectos en la
alimentación".
Pero aquí acecha un
peligro aún mayor...
La biotecnología y la manipulación genética son vistas por muchos
como la clave para resolver problemas fundamentales en el suministro
de alimentos y la atención sanitaria.
Esto se debe en gran parte a la cobertura mediática actual, que nos
promete alimentos baratos y nuevos medicamentos. En el pasado, la
información era mucho más equilibrada.
En 1999, la radiotelevisión bávara advirtió de las consecuencias
extremas de los alimentos manipulados genéticamente y de las
maquinaciones sin escrúpulos de la industria biotecnológica con el
documental "Gekaufte Wahrheit
-
Scientists Under Attack -
Video en ingles" ("Científicos
Bajo Ataque").
Entre otras cosas, se
publicaron los escandalosos manejos con el profesor Árpád Pusztai.
Pusztai demostró con un estudio de alimentación independiente de los
intereses del fabricante que el consumo de patatas manipuladas
genéticamente provocaba 36 cambios orgánicos significativos en ratas
al cabo de 10 días.
Dos días después de la publicación, fue despedido y obligado por
contrato a no contradecir de ninguna forma las afirmaciones de la
industria biotecnológica.
Esta influencia extrema es posible porque todos los científicos que
investigan en este campo están pagados directa o indirectamente por
las empresas, con la consecuencia de que prácticamente no hay
controles independientes.
Cualquiera que critique
es amordazado...
En los 20 años transcurridos desde entonces, el poder y las
posibilidades de esta red han aumentado considerablemente. Lo que se
ha confirmado recientemente en la aprobación de nuevos insectos en
los alimentos.
Los datos necesarios para ello no los determinó el organismo
regulador, sino que los proporcionaron las empresas. Al final, todas
las normativas sólo sirven para proteger a las empresas e
instituciones influyentes de la competencia indeseada.
Impiden que se descubran sus maquinaciones para mantener al
consumidor en un estado de aparente seguridad para que no se
incomode.
A continuación, explicaremos brevemente cómo funcionan las opciones
de ingeniería genética existentes y contrastaremos sus
oportunidades, presentadas de forma muy positiva, con sus peligros.
1 - ¿Qué es la
ingeniería genética?
Desde hace miles de años, plantas y animales se cruzan según las
leyes de la herencia para potenciar determinadas características y
reducir las indeseables mediante esta selección de cría.
De este modo, se criaban de forma natural, por ejemplo, variedades
vegetales de mayor rendimiento o animales con más carne.
En ingeniería genética, se utilizan procesos biotécnicos para
intervenir en el genoma (insertar: genoma = material genético) y en
los procesos de control bioquímico de los organismos vivos.
Esto incluye tanto la modificación como la recomposición de
secuencias de ADN en el tubo de ensayo y en organismos vivos.
Estas criaturas
modificadas biotecnológicamente NO se encuentran de esta forma en la
naturaleza...
2 - Procesos y
productos de ingeniería genética
El ADN (insertar: ADN = ácido desoxirribonucleico = portador de
información hereditaria) de una criatura viva es, por así decirlo,
las instrucciones de construcción que controlan el desarrollo, la
función y la reproducción de la criatura viva.
Al cambiar partes de este plano, también cambian ciertas propiedades
y características de la criatura. Las plantas se modificaron por
primera vez de este modo en los años setenta. El primer ratón
modificado genéticamente nació en 1974.
El tomate Flavr-Savr, el primer alimento modificado genéticamente,
salió al mercado en 1994. En este tomate antibarro, el proceso de
putrefacción se ralentizó mediante modificación genética, de modo
que parece fresco durante 14 días más.
Hoy en día, los cultivos modificados genéticamente más comunes son
el maíz y la soja, resistentes a las fumigaciones de algunos
fabricantes. Los microorganismos modificados genéticamente, como las
levaduras transgénicas y los aromas, se encuentran desde hace años
en los alimentos procesados.
En medicina, las hormonas y algunos medicamentos se producen con
organismos modificados genéticamente.
Entretanto, el tema ha adquirido una dinámica totalmente nueva. En
el pasado, las intervenciones de ingeniería genética eran muy caras,
complicadas y requerían mucho tiempo.
Esto cambió bruscamente con las nuevas tecnologías de edición del
genoma, que también suele denominarse cirugía genómica.
Consiste en el uso de enzimas producidas artificialmente que
reconocen la secuencia de ADN no deseada, la cortan y proporcionan
una nueva secuencia de ADN. Ésta se inserta en lugar de la original
mediante el proceso de reparación natural.
Los métodos más populares son,
-
el
CRISPR (Clustered
Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats)
-
las nucleasas de
dedos de zinc (ZFN)
-
las TALEN (Transcription
Activator-like Effector Nucleases)...
Estos métodos permiten a
prácticamente cualquier laboratorio realizar experimentos genéticos
en cuestión de semanas por unos pocos cientos de dólares.
La evolución es
comparable a la del primer ordenador, que llenaba una casa entera,
al actual smartphone al alcance de todos.
3 - Riesgos y
aceptación por la población
Debido a los
posibles riesgos para la salud, muchos consumidores
rechazan los alimentos modificados genéticamente.
La falta de estudios científicos bien fundados y la supresión de
informes preocupantes - como en el caso descrito al principio con
los daños en los órganos causados por las patatas modificadas
genéticamente - confirman que estas preocupaciones están más que
justificadas.
Para muchos, también es inaceptable por razones éticas que los
científicos jueguen a ser Dios e intervengan de este modo en la
creación.
Así, aunque a primera
vista suene positivo que la modificación genética haga posibles
nuevos medicamentos, esto no resuelve el problema causal.
Se ha observado, por ejemplo, que los casos de cáncer se disparan
debido a nuestra contaminación ambiental y a nuestros hábitos de
vida. En este caso, sería mucho más sensato tomar medidas
correctoras que intentar ocultar los problemas a posteriori.
Por supuesto, las
empresas implicadas no tienen ningún interés en ello, ya que
obtienen pingües beneficios.
El problema se agrava cuando se utilizan las llamadas
tecnologías de
impulsión genética para acelerar la propagación de los genes. En
lugar de que un gen se transmita al 50% de la descendencia, como
ocurre normalmente, con el impulsor genético se transmite al 100%.
Esto ya se está
utilizando hoy en día, especialmente en levaduras e insectos.
Con la consecuencia de que,
las especies naturales pueden ser
completamente desplazadas por las especies creadas por manipulación
genética...
Esta posibilidad de
genocidio abre la puerta al abuso de poder, que no es un escenario
de una película de ciencia ficción, sino que ya se está practicando.
4 - Eludir las
prohibiciones de investigación
Si un científico solicitara fondos para garantizar que las futuras
generaciones de seres humanos sólo pudieran tener descendencia si se
cumplieran determinados criterios, el revuelo mediático sería
mayúsculo.
Pero si esta
investigación se oculta tras el objetivo aparentemente noble de
erradicar la malaria, el dengue o la fiebre amarilla, a menudo se
financia.
Los científicos llevan años experimentando con los mosquitos que
propagan estas enfermedades.
Modificándolos genéticamente, las
futuras generaciones de mosquitos hembra deberían ser estériles y la
enfermedad debería extinguirse con ellas.
Pero esto no sólo se investiga en el laboratorio, sino que ya se
practica sobre el terreno.
Al igual que en el caso
de
la vacuna Corona, los científicos dan la impresión de que tanto
la tecnología como su uso están bien controlados y carecen de
efectos secundarios, ¡pero no es así ni mucho menos!
¡Todo lo contrario...!
5 - Se abre la
caja de Pandora
La empresa británica de biotecnología
Oxitec liberó más de 12
millones de mosquitos modificados genéticamente en Brasil entre 2013
y 2015 en un intento de contener la población del mosquito
Aedes aegypti, portador de la fiebre amarilla.
Según los investigadores,
los mosquitos liberados y sus crías deberían haber muerto sin seguir
reproduciéndose con la forma salvaje.
De forma totalmente inesperada, lo imposible, según los
investigadores, se hizo realidad:
30 meses después, se descubrió que
hasta el 60 % de los mosquitos locales también tenían la
modificación genética...
Pero no sólo eso:
la reducción del 90 %
de la población de mosquitos que se pretendía conseguir
inicialmente volvió a su nivel anterior al cabo de 18 meses...
Así que el experimento no
sólo no logró su objetivo, sino que propagó la modificación genética
de forma incontrolada.
Con consecuencias
imprevisibles, como que las "nuevas criaturas" son aún más
resistentes y peligrosas.
Las consecuencias de tales experimentos no
se han estudiado con el endeble argumento de que su tecnología es
100% letal para la descendencia femenina.
Una suposición que se ha demostrado errónea, pero que aún así no ha
llevado al cese de estos ensayos irresponsables.
Aparte de Brasil,
también se han liberado mosquitos modificados genéticamente en
Panamá, Malasia y las Islas Caimán, a pesar de los aterradores
resultados.
En Estados Unidos, los mosquitos modificados genéticamente se
han liberado en Florida y California, a pesar de que los
patógenos ni siquiera existen en las populaciones de mosquitos
de California.
En Nueva York, se ha probado en ensayos de campo la
polilla de
la col (Plutella xylostella), también modificada genéticamente
por la empresa biotecnológica Oxitec, y en Arizona el gusano
rojo de la cápsula de algodón (Pectinophora gossypiella)
modificado genéticamente.
¿Ingeniería
genética? ¡NO GRACIAS!
Hasta la fecha, no existen estudios independientes bien fundados
sobre los riesgos y los efectos a largo plazo de los alimentos
modificados genéticamente para los consumidores.
Tampoco se han realizado
estudios sobre los efectos de las plantas y animales modificados
genéticamente en la flora y la fauna.
Algunos podrían argumentar que esto ya se hubiera notado.
Pero muchas enfermedades
están aumentando, como las alergias y el cáncer:
¿quién puede
descartar con seguridad que esto no esté relacionado con los
productos modificados genéticamente?
¡NADIE...!
Precisamente por eso hay
que rechazar por precaución los alimentos modificados genéticamente,
igual que hay que rechazar la investigación con plantas y animales.
Sobre todo porque resulta
esquizofrénico cuando,
según el Tribunal
de Justicia de las Comunidades Europeas, ni siquiera una
madriguera de hámster de campo abandonada puede verse afectada
por un proyecto de construcción, pero al mismo tiempo se
invierten millones en fondos de investigación en una tecnología
como el gene drive, que puede conducir al genocidio de toda una
especie y cuyas consecuencias ulteriores se desconocen.
Sólo los insectos que
actualmente se anuncian para el consumo y los alimentos producidos
sintéticamente a partir de ellos encierran riesgos inimaginables (ver).
Es inconcebible a qué
daños y costes consecuentes tendremos que hacer frente dentro de 10
o 20 años si los insectos también son modifican genéticamente.
Lo cual es bastante probable si no actuamos con decisión.
Instituciones influyentes como el Foro Económico Mundial
FEM de
Klaus Schwab y multimillonarios
como
Bill Gates promueven tanto la
ingeniería genética como el consumo de insectos.
Ambos forman parte de la
implementación de su
Agenda 2030 del
Transhumanismo.
Para que mañana podamos seguir teniendo alimentos libres de
transgénicos, depende de todos y cada uno de nosotros.
Como consumidores en
la caja y como ciudadanos críticos en los debates con los
representantes políticos...
Cuantos más seamos los
que digamos NO, más posibilidades tendremos.
Por ello, por favor,
informe también a sus amigos y conocidos...