Grégoire Canlorbe:
El activismo climático es considerado como el Caballo de Troya
del Marxismo, una forma para que sus seguidores sigan adelante
con su rostro enmascarado, en la interminable guerra santa que
el Marxismo afirma que será necesaria para establecer el
totalitarismo comunista.
Sin embargo, fue realmente
Margaret Thatcher, la musa del libertarismo conservador, quien le dio la
partida al IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change).
¿Cómo usted le encuentra sentido a esto?
István Markó: Más precisamente, Margaret Thatcher, aunque
era una química entrenada y por lo tanto consciente del carácter
mendaz de tal
acusación sobre el
Dióxido de Carbono (CO2), fue
la primera proponente que usó la excusa de las implicaciones
climáticas planteadas por el CO2 para conseguir sus fines
políticos.
En ese entonces, es decir, a mediados de los años
'80, Thatcher estaba emprendiendo la guerra contra el
todopoderoso sindicato del carbón.
En aquellos días los
sindicatos del carbón del Reino Unido se estaban remunerando a
sí mismos con sumas públicas, y, haciendo lobby por medio del
Partido Laborista, habían logrado que se aprobara un enorme
número de leyes y subvenciones para mantener a flote a una
industria que ya no era rentable por sí misma.
Mientras enfrentaba una huelga de los mineros británicos,
presididos por Arthur Scargill (apodado "Arthur el Rojo"), quien
más tarde fundaría y lideraría el Partido Laborista Socialista,
Thatcher pensó que valía la pena sacralizar la
tesis del
calentamiento vinculado a emisiones de CO2 para terminar con los
sindicalistas que tenían como rehén a su país.
Pero ella no fue
realmente la iniciadora
del IPCC. Su comienzo vino más de
personalidades que estaban involucradas en el ecologismo duro,
como el noruego Harlem Gro Brundtland, quien presidió la
Comisión de Naciones Unidas responsable del famoso informe de
1987 "Nuestro Futuro Común", o el canadiense
Maurice Strong, que
está entre los miembros fundadores del IPCC.
La creencia en un catastrófico efecto invernadero debido a
emisiones de CO2 proporcionó a Thatcher un recurso adicional, en
su disputa con el sindicato, para establecer que el Reino Unido
abandonara el carbón y se cambiase a la energía nuclear.
Aquélla
era una creencia que ella sabía que era infundada, pero que en
gran parte ayudó a atrincherar y popularizar. Uno puede, es
verdad, deplorar la estrategia de Thatcher basada en una
perversión de la ciencia.
Pero está el hecho de que, en ese
entonces, las industrias de generación de energía eléctrica,
principalmente la del carbón, no lo hacían en condiciones muy
limpias.
Incluso aunque el CO2 no tenga absolutamente nada que
ver con un veneno, existía entonces una verdadera contaminación
asociada con la quema de carbón debido a una carencia de
tecnología moderna de control de emisiones.
En efecto, la combustión de carbón no sólo produce emisiones
inofensivas de CO2, sino que conjuntamente tiene asociados
desechos sulfurosos y nitrogenados, produce emisiones,
-
de SO2
(dióxido de azufre)
-
de SO3
(trióxido de azufre)
-
de NOx (óxidos nítricos),
...expulsa partículas finas, y deja cenizas
nominalmente radiactivas (a pesar de que la evidencia
epidemiológica y los datos para cualquier daño de salud serio
son todavía muy polémicos y difíciles de obtener).
Desde los
años '80, sin embargo, el tratamiento de la contaminación
industrial ha evolucionado.
Hoy una planta de generación de
alimentación eléctrica que usa el carbón como una materia prima
ahora produce muy poca contaminación del medioambiente.
Canlorbe: Una
persona sensible a los encantos pastoriles, según usted,
enamorada de los verdores y variados campos de pasto, sólo puede
celebrar el aumento de la concentración de dióxido de carbono en
el aire.
¿Podría usted referirse de nuevo a la necesidad de
dejar de demonizar al CO2 como un "gas satánico" en vista de los
datos objetivos de la química?
István Markó: Repitamos:
el CO2
no es, y nunca ha sido, un
veneno. (1)
Cada una de nuestras exhalaciones, cada uno de
nuestros alientos, emite una cantidad astronómica de CO2
proporcionado al que hay en la atmósfera (unas 40.000 ppm); y
está muy claro que el aire que expiramos no mata a nadie que
esté frente a nosotros.
Lo que debe ser entendido, además, es
que el CO2 es el
alimento elemental de las plantas. Sin CO2 no
habría plantas, y sin plantas no habría oxígeno y por lo tanto
no habría humanos. La ecuación es tan simple como eso.
Las plantas necesitan,
Éstos son los
mecanismos de la
fotosíntesis, para generar los azúcares que los
proveerán de alimento básico y componentes básicos.
Aquel hecho
fundamental de la botánica es uno de los motivos primarios de
por qué alguien que esté sinceramente comprometido con la
preservación del "mundo natural" debería abstenerse de
demonizar
al CO2.
Durante los últimos 30 años ha habido un incremento
gradual del nivel de CO2.
Pero lo que también se observa es que
a pesar de la deforestación, la vegetación del planeta ha
crecido en aproximadamente un 20%. Esta expansión de la
vegetación en el planeta, los amantes de la Naturaleza en gran
parte la deben al aumento de la concentración de CO2 en la
atmósfera.
Si estudiamos, sin embargo, lo que ha estado ocurriendo en el
nivel geológico durante varios millones de años, comprendemos
que el período actual se caracteriza por un nivel
extraordinariamente bajo de CO2.
Durante el
Jurásico, el
Triásico, etcétera, el nivel de CO2 se elevó a veces a valores
del orden de 7.000, 8.000 ó 9.000 ppm, lo que excede
considerablemente las ínfimas 400 ppm que tenemos hoy.
No sólo
existió la vida en aquellos remotos tiempos cuando el CO2 estaba
tan presente en grandes concentraciones en la atmósfera, sino
que plantas como los helechos comúnmente alcanzaban alturas de
25 metros.
Recíprocamente, lejos de beneficiar a la actual
vegetación, la reducción de la presencia de CO2 en la atmósfera
probablemente comprometería la salud, e incluso la
supervivencia, de numerosas plantas.
Una caída por debajo del
umbral de 280 ó 240 ppm conduciría claramente a la extinción de
una gran variedad de nuestras especies vegetales.
Además, nuestra implacable cruzada para reducir el CO2 podría
ser más dañina para la Naturaleza dado que las plantas no son
los únicos organismos que basan su nutrición en el CO2.
Las
especies del
fitoplancton (vegetales microscópicos del ambiente
acuático que alimentan a los animales que viven en el agua)
también se alimentan de CO2, usando el carbono del CO2 como un
componente básico y liberando oxígeno.
A propósito, vale la pena
recordar que el 70% del oxígeno presente hoy en la atmósfera
viene del fitoplancton, no de los árboles.
Contrariamente a la
creencia común, no son los bosques sino los océanos los que
constituyen los "pulmones" de la Tierra.
En cuanto al supuesto vínculo que existiría entre calentamiento
global y emisiones de CO2, simplemente no es verdadero que el
CO2 tenga un importante efecto invernadero.
Vale la pena
recordar aquí también, que el CO2 es un gas menor. Hoy él
representa sólo el 0,04% de la composición del aire, y a su
efecto invernadero se le atribuye el valor de 1.
El mayor gas de
efecto invernadero en la atmósfera es el vapor de agua, que es
diez veces más potente que el CO2 en ese efecto.
El vapor de
agua está presente en una proporción del 2% en la atmósfera.
Aquellos hechos son, en principio,
enseñados en la escuela y en
la universidad, pero uno todavía logra incriminar al CO2 junto a
este aprendizaje, al hacer uso de un truco sucio que presenta el
efecto calentador del CO2 como menor pero exacerbado por los
otros efectos invernaderos, por medio de bucles de
realimentación (feedback loops, circuitos que mediante
auto-ajustes mantienen estable el sistema).
Canlorbe: Muchas
teorías que afirman ser científicas equivalen a una elaboración,
más o menos rigurosa desde el punto de vista lógico, y más o
menos sólida desde el punto de vista experimental, destinada a
justificar algunos sentimientos intrínsecamente encontrados en
aquellas mismas teorías.
Además, para la gente que se deja
influir más bien por sus sentimientos que por argumentos, el
poder persuasivo de una teoría vendrá esencialmente de los
sentimientos que ella expresa, y no del barniz
lógico-experimental que los cubre.
Más allá de intereses
políticos, ¿cuáles son entonces los sentimientos que inspiran la
tesis del calentamiento global antropogénico y que la hacen tan
atractiva?
István Markó: Como científico, naturalmente espero que yo pueda
lograr restringirme al campo de lo que Vilfredo Pareto solía
llamar el método lógico-experimental, y que no me deje
influir,
sin mi conocimiento, por sentimientos que interfieren con la
seriedad de mis teorías y la validez de mis experimentaciones.
Pero mis sentimientos muy ciertamente están en juego cuando
examino el discurso del militante acerca de la tesis del
calentamiento antropogénico y la extraña influencia que ella
ejerce en los gobiernos y la opinión pública.
Para comenzar, yo creo en la ciencia.
Quiero decir que creo en
la posibilidad de conocer objetivamente la realidad por medio de
la ciencia.
Creo que hay verdad y falsedad, que la ciencia
permite que nosotros distingamos entre las dos, y que la verdad
debe ser conocida; que el conocimiento científico debe ser
colocado en las manos de la población.
También creo en la
libertad.
Creo que cada hombre tiene derecho a conducir su vida
y manejar sus bienes como le parezca, que él es el único
poseedor de sí mismo, y que el
control socioeconómico estatista
es tan moralmente reprensible como dañino en sus consecuencias
sociales, económicas y medioambientales.
Noto dos cosas que me inquietan:
-
en primer lugar, la población
está cada vez más mal informada científicamente
-
en segundo
lugar, los
medios de comunicación y los gobiernos aprovechan eso
para propagar una teoría que es dudosa, a saber, la del
calentamiento causado por el hombre, y para promover medidas
coercitivas en su nombre
Pocas personas se toman el tiempo para
conseguir información vital sobre la actual huella de CO2, y
pocas personas más, generalmente están todavía interesadas en
la ciencia.
Lamento profundamente que nuestras sociedades
occidentales hayan tenido éxito en cultivar tal desconfianza de
la ciencia, tal renuencia a tener confianza en la capacidad de
ella para conocer el mundo objetivamente y para transformarlo
positivamente.
La teoría del calentamiento antropogénico afirma ser científica;
pero si la gente acepta esa teoría, si ellos sostienen que es
verdadera, aquello claramente no es de interés para la ciencia.
Una teoría tan frágil, en vista de los hechos del CO2 que le he
presentado, nunca podría haber sido aceptada por la gente que
realmente se preocupa por la ciencia ni por quienes poseen un
entendimiento profundo en aquel campo.
En mi opinión, hay dos
motivos principales - o si usted prefiere, dos tipos principales
de sentimientos - que hacen que la gente se deje seducir tan
fácilmente por la teoría del calentamiento provocado por el
hombre.
En primer lugar,
la religión católica está en decadencia
en el mundo occidental; y lo que yo llamo ecologismo viene para
reemplazarla.
En segundo lugar, los occidentales tienen un pronunciado gusto
por la auto-flagelación; y la teoría del calentamiento
antropogénico proporciona la justificación para aquella
tendencia, probablemente anclada en nuestra herencia cristiana.
De este modo,
-
por una parte, tenemos sentimientos religiosos, fe
en un nuevo sistema de pensamiento, que es el ecologismo; la
veneración de una nueva divinidad, que es la benévola y
protectora Naturaleza.
-
por otra parte, tenemos un sentimiento de
culpa, expresado en nuestra convicción de que si el clima se
calienta es por culpa nuestra, y de que si no limitamos
inmediatamente nuestras emisiones de CO2, habremos ensuciado y
desfigurado nuestro planeta.
Canlorbe: Los
siguientes hechos nos son comúnmente presentados como la prueba
de que el planeta se está calentando, y que eso tiene algo que
ver con la toxicidad del CO2:
-
en primer lugar, el nivel de mares
y océanos aumentaría año tras año, sumergiendo islas enteras,
mientras que el nivel de glaciares y capas polares disminuiría
-
en segundo lugar, las temperaturas registrarían un aumento
gradual, mientras que la frecuencia de eventos climáticos
extremos y el área afectada por sequías también alcanzarían
niveles cada vez más altos
-
en tercer lugar, el resurgimiento de
algunas enfermedades como la del ántrax, en Rusia, seguiría al
retorno de bacterias liberadas por el descongelamiento del permafrost en el Norte
¿Cuál de aquellos hechos comúnmente
aceptados juzga usted que tiene justificación?
István Markó: Durante los últimos 12.000 años lo que hemos
presenciado es una oscilación entre períodos cálidos y fríos,
períodos con aumento y declinación de los niveles del mar.
Indiscutiblemente, los niveles del océano y de los mares han
estado creciendo desde el final de la Pequeña Época Glacial que
ocurrió aproximadamente desde comienzos del siglo XIV hasta el
final del siglo XIX.
Al final de aquel período, las temperaturas
globales comenzaron a elevarse.
Con eso presente, el aumento
registrado es de 0,8 grados Celsius y aquello no es, por lo
tanto, nada extraordinario. Si la temperatura sube, el agua del
océano obviamente se dilata y algunos glaciares retroceden.
Eso
es algo que los glaciares siempre han hecho, y no es algo
específico de nuestro tiempo.
Así, en los antiguos tiempos romanos los glaciares eran mucho
más pequeños que los que conocemos hoy día.
Invito al lector a
mirar los documentos que se remontan hasta los días de Aníbal,
quien logró cruzar los Alpes con sus elefantes porque él no
encontró hielo en su camino hacia Roma (excepto durante una
tormenta de nieve justo antes de llegar a la llanura italiana).
Hoy, usted ya no podría hacer el viaje de Aníbal. Él pudo ser
capaz de tal proeza precisamente porque el clima era más cálido
en tiempos romanos.
Los niveles del mar están actualmente en aumento; pero ése es un
fenómeno sobrestimado. El aumento registrado es de 1,5 milímetro
por año, es decir, 1,5 cm. cada diez años, y no es, por lo
tanto, dramático en absoluto.
En efecto, resulta realmente que
islas enteras son sumergidas; pero en el 99% de los casos
aquello es debido a un clásico fenómeno de erosión
(2) y no a
niveles crecientes del mar.
En lo que se refiere a la ciudad
italiana de Venecia, el hecho de que se vea enfrentada a
desafíos del agua no se debe a ningún aumento del nivel de la
laguna, y es sólo la manifestación de la triste realidad de que
la "Ciudad de los Dogos" (o Duxes = magistrados y a la vez
gobernantes) se está hundiendo bajo su peso en la tierra
pantanosa.
Nuevamente, los niveles globales del océano están en
aumento, pero la amenaza efectivamente representada por aquel
fenómeno está lejos de ser tangible.
Noto que las
islas Tuvalu (en la Polinesia), cuyo hundimiento fue previamente anunciado
como inminente, no sólo no han sido sumergidas sino que han
visto su propio nivel de tierra elevarse con respecto al de las
aguas alrededor de ellas.
Todavía otro fenómeno que tendemos a exagerar es el
'derretimiento' de las capas polares.
La cantidad de hielo en el
Ártico no ha disminuido durante 10 años:
uno bien podría
presenciar, de un año a otro, fluctuaciones del nivel del hielo,
pero en promedio aquel nivel ha permanecido constante.
Justo
después de la
Pequeña Edad de Hielo, ya que la temperatura
subió, el Ártico comenzó a derretirse; pero el nivel de hielo en
el Ártico finalmente se asentó.
Además, el hielo ha estado
expandiéndose en la Antártica durante los últimos 30 años; y de
manera similar, observamos en Groenlandia que la cantidad de
hielo aumentó en 112 millones de kilómetros cúbicos el año
pasado (2016).
A una escala global, los glaciares son
insignificantes, estando la mayor parte del hielo localizado en
la Antártica y en Groenlandia.
Uno no puede sino notar un nivel
de hielo casi inalterable durante cientos de años.
Existen muchos otros mitos y leyendas con respecto al clima.
Desde tormentas a tornados, acontecimientos extremos están
ocurriendo por todo el mundo; y cuando ellos ocurren, su nivel
es mucho más bajo, también.
Como lo ha explicado el físico del
MIT Richard Lindzen, la reducción del diferencial de
temperaturas entre el hemisferio Norte y la parte ecuatorial de
nuestro planeta hace la energía ciclónica mucho más pequeña:
la
importancia y la frecuencia de acontecimientos extremos, de esa
manera, tienden a disminuir.
Pero una vez más, el aumento de
temperaturas muestra una magnitud considerablemente más baja con
respecto a la que actualmente proyectamos.
Si usted mira los datos satelitales y las mediciones de globos
sonda, usted entonces nota que el aumento de temperaturas
alrededor del mundo es relativamente modesto; que es muy
inferior al aumento que nos han predicho las autoridades, y que
esas predicciones se basan en cálculos que son muy inciertos.
Eso es porque los datos que se ingresan para las
simulaciones no
pueden tener en cuenta temperaturas pasadas (para las cuales no
hay datos de precisión), (3) excepto ajustando subjetivamente
datos que no siempre son conocidos.
Las recientes variaciones de
temperaturas medidas por satélites y globos son parte de una
clásica fuerza natural que es llamada
El Niño.
Ese fenómeno de
corto plazo consiste en un retorno de las aguas muy cálidas a la
superficie del Océano Pacífico ecuatorial. El calor así liberado
en la atmósfera hace subir la temperatura global, y el CO2 no
desempeña ningún papel en aquel proceso.
Me gustaría plantear otra cuestión:
los actuales desiertos,
lejos de estar expandiéndose, están retrocediendo; y lo están
haciendo debido a la cantidad más alta de CO2 disponible en el
aire.
Resulta que los operadores de invernaderos voluntariamente
inyectan tres veces tanto CO2 en el invernadero comercial como
el que se encuentra presente en la atmósfera.
El resultado que
podemos observar es que las plantas crecen más rápido y son más
grandes, que ellas son más resistentes a enfermedades y a
insectos destructivos, y que su fotosíntesis es mucho más
eficiente, y que ellas por lo tanto consumen menos agua.
De
similar manera, el aumento del nivel de CO2 en la atmósfera hace
a aquellas plantas necesitar menos agua y así ellos pueden
permitirse colonizar regiones áridas.
En cuanto a enfermedades y otros fenómenos extraños
apresuradamente atribuidos al calentamiento del clima, hay un
sitio Web -
globalwarminghoax.com, si recuerdo bien - que
colecciona los diferentes rumores y observaciones sobre ese tema.
(4)
El hecho de que la fertilidad masculina esté disminuyendo;
el hecho de que las alas de las aves se encogen; el hecho que un
tiburón apareció en el Mar del Norte...
Absolutamente cualquier
cosa es susceptible de ser relacionada con
el cambio climático
si uno despliega la suficiente deshonestidad intelectual...
Ahí es
donde los periodistas honestos entran en juego:
su papel es
investigar la verdadera razón de los fenómenos y desmitificar el
pensamiento manufacturado de antemano que las fuerzas
financieras y políticas le piden a los medios de comunicación
que transmitan servilmente.
Las enfermedades relacionadas con el clima son relativamente
raras, e incluso la malaria no depende directamente del clima
sino más bien de la manera en que permitimos que el parásito se
reproduzca y que el mosquito prospere en el lugar donde estamos
localizados.
Si usted se encuentra en un área pantanosa, las
probabilidades de que usted se infecte con malaria son altas; si
usted ha drenado el sistema y usted ya no tiene aquel pantano,
las probabilidades de que contraiga la enfermedad son muy bajas.
Al final, culpar automáticamente al
cambio climático por el
resurgimiento de alguna enfermedad equivale a remover la
responsabilidad personal de la gente involucrada, como negar que
su carencia de higiene puede ser parte del problema.
Canlorbe: En su
discurso de 1993, en Liechtenstein, Alexander Solyenitsin se vio
alarmado por las desventajas asociadas con el florecimiento de
la industria y el consumo de masas.
"El primer punto descuidado,
sólo recientemente descubierto", afirmó él, considerando tanto
los regímenes comunistas como también las economías
capitalistas, "es,
-
que un Progreso ilimitado no calza bien con
los limitados recursos del planeta
-
que la Naturaleza debe ser
conservada más bien que demasiado explotada
-
que estamos
haciendo un daño impresionante a un medioambiente que es también
nuestro destino común".
Solyenitsin reclamó por la abundancia de
bienes de consumo baratos, por el progreso de la industria, por
la búsqueda de la facilidad material, todo lo que ha desecado el
alma de los occidentales.
"La victoria de la civilización
científica y técnica ha insuflado una especie de inseguridad
espiritual en nosotros. Sus regalos nos enriquecen, pero también
nos mantienen en la esclavitud.
Todo consiste en intereses, y
nos vemos obligados a ocuparnos de los nuestros; todo es lucha
por bienes materiales; pero una voz interior nos dice que hemos
abandonado allí algo puro, superior, y frágil".
¿Cómo responde
usted a aquel archipiélago de agrias opiniones...?
István Markó: El análisis de Solyenitsin, que reprende lo que él
llama "la civilización científica y técnica", me parece estar
imbuido de un curioso desafío con respecto a la ciencia y el
progreso tecnológico, aquella misma desconfianza, de hecho, que
se ha esparcido como fuego incontrolable en nuestras sociedades
occidentales.
Imagino que la tendencia pesimista de Solyenitsin
proviene de su vida oscura y dolorosa bajo el régimen soviético.
No sé si también habría que reconocer en su discurso rasgos de
pensamiento típicamente Ortodoxo y eslavo.
Sea como fuere, su
angustia ante el desarrollo científico, industrial y material
recuerda en algo algunos pasajes de Dostoyevski.
Para comenzar, aquellos que comunican la idea de que el carácter
finito de los recursos hace imposible el crecimiento infinito,
no tienen en cuenta la capacidad del ser humano para innovar en
nuestra tecnología, para enriquecer nuestro conocimiento de la
Naturaleza, y para mejorar nuestras estrategias de extracción.
Tomemos el caso de este recurso finito que es
el petróleo:
-
uno
nota, en primer lugar, que nuevas reservas son descubiertas con
regularidad
-
en segundo lugar, que las reservas empobrecidas
(originalmente extraídas mediante perforación convencional) son
explotadas por métodos más avanzados que mejoran la producción y
la recuperación del petróleo restante, antes no recuperable
-
en tercer
lugar, que la máxima tasa de extracción (peak oil,
después de la cual la producción comenzaría a disminuir
progresivamente), que los Malthusianos constantemente dicen que
está a punto de ser alcanzada, es constantemente pospuesta
Por
otra parte, la Humanidad idea métodos de reciclaje que nos dejan
vislumbrar la posibilidad, en un futuro más o menos surrealista,
de construir el crecimiento en base a recursos reciclados de
manera permanente e integral.
Estoy de acuerdo con que debemos conservar nuestro
medioambiente, y evitar la sobreexplotación.
Pero lo que también
debemos entender es que la Naturaleza no da nada
espontáneamente:
los recursos no están disponibles por sí
mismos; ellos siempre deben ser producidos o extraídos por medio
de alguna tecnología.
Además, la Naturaleza no es hospitalaria
por sí misma.
Para sobrevivir y prosperar, tuvimos que
adaptarnos a nuestro medioambiente, y adaptar nuestro
medioambiente. El historial medioambiental de los regímenes
comunistas, que fallan, o han fallado, en todo, es en realidad
desastroso, y la desconfianza de Solyenitsin hacia "la
civilización científica y técnica" probablemente viene de allí.
Culpar al consumo de masas y al progreso industrial en cuanto
tales, me deja perplejo, porque es sólo el desecho que eso
produce, no el consumo mismo, el que es el verdadero problema.
Tanto como la lucha contra la basura me parece estar bien
fundada y ser necesaria, la lucha contra la "sociedad de
consumo", que resultó inspirar un cierto terrorismo, me parece
irrelevante.
Recuerdo que es principalmente el consumo de masas
derivado de la explotación industrial de recursos fósiles el que
ha liberado a la sociedad occidental de la pobreza y de toda una
serie de tareas que antes la degradaban.
La victoria de la
medicina, que es tan a menudo elogiada, nunca habría sido
posible sin la química de los recursos fósiles.
Son los
avances
químicos e industriales en pesticidas, insecticidas y
fertilizantes los que nos han permitido dominar nuestro
medioambiente.
A menos que uno considere degradante y esclavizador el hecho
mismo de mejorar nuestras condiciones de vida, nadie puede
seriamente culpar a la ciencia, la tecnología y el consumo de
mantenernos en la esclavitud.
La crítica de Solyenitsin parece
evitar negar los beneficios económicos y sanitarios del
"progreso".
Es decir, parece enfocarse en las consecuencias
psicológicas. Pero incluso desde aquel punto de vista, uno
fácilmente exagera los deletéreos efectos asociados con el
desarrollo científico y tecnológico y la resultante comodidad
material y el consumo de masas.
Los comportamientos patológicos,
como las adicciones, son obra de una minoría de consumidores;
ellos son por lo tanto excepcionales y casuales y no una especie
de enfermedad congénita de las "sociedades de consumo".
En cuanto a la idea de que tener una vida cómoda crearía en
nosotros un desierto moral, de que ello nos haría avaros y
despiadados, esa noción tampoco resiste el escrutinio.
Basta con
notar hasta qué punto la gente en sociedades opulentas da a
instituciones benéficas de toda clase.
Irónicamente, las
sociedades asiáticas, que han permanecido fieles a sus
tradiciones espirituales, hoy cultivan un mucho mayor respeto
por la ciencia y la tecnología que el que prevalece en el
secularizado Occidente.
Es por lo tanto falso afirmar, como Solyenitsin parece hacerlo, que la
espiritualidad de la gente se
atrofia cuando su estilo de vida está más centrado en la ciencia
y la tecnología.
Con eso presente, hay en efecto inconvenientes psicológicos que
pienso que pueden ser legítimamente atribuidos a la comodidad
material.
A través de las generaciones dicho bienestar
gradualmente dispone a la gente que da su comodidad por
descontado a perder de vista el mundo inhospitalario y peligroso
en el cual ellos viven.
Cegados por la facilidad de su nivel de
vida, y las facilidades que se derivan de su progreso
científico, industrial y tecnológico, los occidentales han
olvidado finalmente una ley fundamental: este mundo no da nada
sin esfuerzo.
Nuevamente, la razón de que seamos capaces de
habitar este planeta en condiciones que son tan favorables a
nuestra salud y a nuestro bienestar higiénico, así como para
nuestro desarrollo económico y demográfico, es que hemos hecho
hospitalario nuestro medioambiente.
Gaia no nos toma bajo su protección, ni es ella aquella delicada
e inocente diosa, ofendida por la sangre y el trabajo duro,
violada por fábricas, minas y grupos urbanos, que los
ecologistas tanto celebran.
Mencioné ya la colonización de
desiertos por medio de las plantas gracias a la mayor cantidad
de CO2 disponible para ellas.
La colonización genuina viene de
la propia Naturaleza, no del ser humano; no es tanto que la
gente haya "inventado" la colonización, o la industria, el
comercio, la guerra, o incluso los infanticidios; sólo heredamos
aquellos comportamientos de la Naturaleza.
Si el lector no me
toma en serio en cuanto a los infanticidios, que piense en los
osos polares, que no vacilan en matar a sus propios
descendientes y llevarse sus cabezas para la cena.
Canlorbe: Usted
parece tener una ternura muy especial para China, donde usted ha
viajado extensamente.
En particular, el sistema nuclear chino de
4ª generación parece capturar su atención.
Basándose en su
experiencia local y en su investigación, las políticas
medioambientales y de energía de China y su versión semi-planificada
de una economía capitalista,
¿producen, en su opinión, resultados
superiores a aquellos obtenidos en Rusia y en el mundo
occidental?
István Markó: Como profesor visitante en dos universidades
chinas, he viajado extensamente a China; y debo admitir, como
usted dice, que tengo un afecto especial por aquel país.
La
apertura
de Rusia a la economía capitalista fue demasiado brutal
y precipitada:
condujo a lo que yo llamaría el capitalismo de
tipo mafia.
Los chinos entendieron bien eso...
En vez de
"liberalizar" como locos, con aquellas desafortunadas
consecuencias, ellos han preferido optar por una suave
transición desde el totalitarismo comunista al capitalismo semi-planificado.
Los miembros clave del gobierno chino son todos entrenados como
científicos o ingenieros:
ellos son líderes que pueden razonar
de un modo lógico, que pueden analizar y diseccionar un problema
científicamente; y ya que ellos no tienen que preocuparse de
organizar una campaña electoral cada dos o cinco años, están en
condiciones de tomar decisiones sobre el largo plazo.
Aquel tipo
de producción de la élite es una fuerza indudable del
capitalismo chino; y el desarrollo del sistema nuclear de cuarta
generación, como usted correctamente señala, es uno de los
grandes éxitos para crédito de ellos.
Habiendo dicho eso, me siento obligado a declarar que no soy
ingenuo con respecto al destino de las libertades políticas y
sociales allí. Noto, sin embargo, que la libertad de expresión
está avanzando a muy rápida velocidad.
En particular, presencié
manifestaciones en la plaza Tiananmen que eran al más puro
estilo europeo, y eso no provocó que ninguno de los
participantes fuera baleado o decapitado.
En 1993 un estudiante
de doctorado que quería venir a Bélgica sólo podía hacer eso si
su familia permanecía como rehén en suelo chino.
Hoy, ya no hay
ningún problema para que su familia lo acompañe.
En la Internet china, el discurso es desinhibido, y casi cada
persona joven posee uno o incluso dos teléfonos móviles; las
cosas son dichas y transmitidas a una velocidad fenomenal.
Hay,
es verdad, restricciones, pero no más en China que en otras
partes. Es verdad que Google y Facebook han sido bloqueados,
pero la culpa es de sus dueños.
No sostengo que China es el
paraíso de la libertad; todo lo que quiero indicar es que China
está evolucionando hacia la libertad y que respeta la ciencia,
mientras que en Occidente estamos evolucionando hacia el
comunismo, la atrofia de la libertad de expresión y el desprecio
por la ciencia.
Donald Trump parece saber esto; y él parece ser
el líder alfa natural que Estados Unidos necesita para acabar
con su proceso de decadencia y mantener su liderazgo contra el
competidor Chino.
Dos cosas merecen ser dichas sobre el equilibrio ecológico de
China.
Al contrario de lo que es sugerido por un cierto
prejuicio pesimista, los chinos son cada vez más ricos.
Uno nota
la aparición de una verdadera clase media, y a medida que ellos
se hacen más ricos, aumentan sus preocupaciones
medioambientales.
Pero los chinos, tanto las élites como los
"ciudadanos ordinarios", no se preocupan por el calentamiento
global.
Sus preocupaciones tienen que ver con,
...y no con un hipotético
calentamiento
climático que debería ser neutralizado.
Además, los chinos han
entendido que el futuro de la electricidad y la generación de
energía está en la energía nuclear o fósil, y ciertamente no en
intermitentes energías "renovables".
La industria del viento, ante la cual los ecologistas se
excitan, produce resultados muy imprevisibles, que dependen de
la intensidad del viento.
Incluso en condiciones atmosféricas
buenas, el viento entrega demasiado poca electricidad para ser
una industria provechosa por si misma.
Warren Buffet, que posee
una de las granjas de viento más grandes en Iowa, lo dijo
derechamente:
"Sobre la energía eólica, conseguimos una
reducción de impuestos si construimos muchas granjas de viento.
Ésa es la única razón para construirlas.
Ellas no tienen sentido
sin esa reducción".
El equilibrio ecológico es igualmente malo:
las turbinas de viento en tierra matan a cientos de miles, o
incluso millones, de aves y murciélagos cada año.
En cuanto a
turbinas de viento en el mar, ellas matan a muchos mamíferos
marítimos, nuevamente, ante la completa indiferencia de los
ecologistas.
Estamos plagados, en Europa, por un miedo mórbido a la energía
nuclear.
Los chinos, pero también los rusos y los indios, saben
que este miedo es irracional, y que las energías renovables que
sólo puede proporcionar una energía intermitente, no son una
alternativa viable.
Ellos están desarrollando su industria
nuclear a un rápido ritmo y están experimentando ya con el
reactor nuclear de la siguiente generación, alimentado con
torio.
En cuanto a los alemanes y los franceses, y pronto los
belgas, lamentablemente ellos están retrocediendo.
Ellos están
horrorizados por
el accidente de Fukushima,
(5)
animados por tontas élites, y de ese modo ellos están
destruyendo sus maravillosas zonas industriales de generación de
energía, convirtiéndose en el hazmerreír de los países
emergentes.
Recuerdo que el terremoto y maremoto de 2011
(11 de
Marzo) ciertamente causaron numerosas víctimas, aproximadamente
20.000 muertes. Pero nadie ha muerto debido al accidente nuclear
como tal. (6)
En Estados Unidos, allí actualmente sucede haber un aumento de
la financiación para lo que uno llama pequeñas unidades
modulares.
Pero China sin duda posee el liderazgo en la
industria nuclear. Ellos están en el primer lugar antes de los
rusos y los indios.
Los chinos con regularidad construyen
centrales nucleares, habiendo llegado a convertirse en maestros
en aquel campo, y lo hacen cada vez más rápido. Ellos están hoy
en el proceso de diseñar dos centrales nucleares pilotos basadas
en el torio.
Ellos saben que su combustión tiene como efecto
productos muy radiactivos, con largos períodos de vida; pero han
logrado solucionar aquel problema y encontrar un modo de obtener
productos últimos que son muy débilmente radiactivos.
Además de eso, los chinos están en camino de convertirse en
líderes en la conquista del espacio.
Ellos construyeron sus
propias plataformas, las que lograron enviar al espacio, y
tienen también sus propios lanzadores, que son muy confiables y
que son mucho más baratos, por ejemplo, que los lanzadores
Ariane.
Si los chinos son tan altos realizadores y tan
innovadores, es porque, como los indios y los rusos, ellos
tienen fe en la ciencia; ellos tienen fe en la capacidad de la
ciencia de embellecer su futuro y crear un mundo mejor.
En
Europa, hubo un tiempo en que también tuvimos fe en la ciencia,
y fe en una evolución de nuestras sociedades que se basaría en
la ciencia.
Hoy no sólo hemos dado la espalda a la ciencia sino
que estamos ahogados e infantilizados por burócratas que están
sorbiendo las fuerzas vivas del viejo continente.
Canlorbe: Según una
recurrente afirmación de su parte, el oso panda (hace poco una
especie en peligro) constituye un "error de la Naturaleza".
Usted lo ve como una criatura demasiado mal adaptada a su
medioambiente y demasiado complicada en términos de estrategias
de supervivencia o reproducción.
¿Podría usted decirnos más al
respecto?
Por último, ¿dónde acaba la responsabilidad de los
seres humanos y dónde comienza la de la propia Madre Naturaleza
en la extinción de sus hijos?
István Markó: Se me ocurrió salir con la expresión "error de la
Naturaleza" para calificar al panda.
Perteneciendo a la familia
de los
Úrsidos, el panda es normalmente un herbívoro. Se
alimenta casi exclusivamente de bambúes, de un cierto tipo de
bambú, de hecho, que tiene una capacidad energética variable
según la época del año.
Además, el panda es un animal solitario,
que evita buscar la compañía de sus congéneres, y que por lo
tanto raramente abandona su propio territorio.
Aquellos dos
hechos se unen para hacer de la reproducción del panda algo
altamente improbable.
Encima de eso, es más improbable ya que el
tiempo de fertilidad de un panda hembra es de aproximadamente
sólo tres días por año.
En primer lugar, cuando la hembra es fértil, debe trasladarse
para encontrar a un macho dispuesto a copular con ella, y ella
debe hacerlo rápidamente.
En segundo lugar, cuando ella
encuentra un macho, este último rechaza la proposición en nueve
de cada diez casos, y eso es porque en esa época del año su
fuente de alimentación de bambú tiene una calidad energética muy
pobre.
El panda macho por lo tanto prefiere descansar, lo que no
es extraño ya que su nivel de testosterona, en esa época del
año, es también muy bajo.
Además, los pandas se preocupan muy
poco por sus crías. Por todas esas razones, pienso que el panda
es una especie naturalmente en peligro, una especie condenada
por la Naturaleza y salvada por el ser humano.
Entre las especies que desaparecen cada año, algunas lo hacen
por motivos naturales, y otras deben su extinción a la actividad
del ser humano.
Este segundo escenario es la minoría, en
realidad. Como en el caso del
Dodo, las especies que
desaparecen, o han desaparecido, por culpa del ser humano, son
generalmente casos aislados.
Una vez que el hábitat de ellas ha
sido reducido, tienen pocas posibilidades de defenderse a sí
mismas.
Es completamente verdadero que hay aproximadamente 800
especies, durante los últimos 600 años, que pueden haber
desaparecido, pero las cifras que nos machacan ad nauseam
(7) los activistas medioambientales, las supuestas decenas
de miles de especies que pueden desaparecer cada año, son
esencialmente sacadas de un sombrero mágico. (8)
Un día escribí un correo electrónico al WWF (World Wildlife Fund)
pidiéndoles que enumeraran, preferentemente en latín, los
nombres de las especies que desaparecieron este año, así como
que indicaran la localización de los cadáveres.
Hasta este día,
¡nunca he recibido una respuesta...!
Y por una razón muy simple:
las ONGs quieren asustarnos y hacernos sentirnos culpables con
acusaciones infundadas...
Además, deberíamos recordar que ocurre
muy regularmente que especies que se creía que habían
desaparecido han reaparecido, como el
celacanto, por ejemplo,
pero también el
lobo de Nueva Guinea.
Canlorbe: La utopía
de un califato mundial, revivida en la Era de la Información y
de las redes instantáneas y globalizadas, no es en absoluto
anacrónica, ya que replica el sueño Gaianista y "calentista" de
entregar las riendas del desarrollo sostenible a un gobierno
global.
¿Ve usted surgiendo una convergencia de luchas entre el
ecologismo totalitario y el Islam?
István Markó: Muchas personas, generalmente aquellas que vienen
del antiguo Bloque Oriental, se dejan seducir por la idea de que
la resolución de nuestros problemas ambientales sería la de la
forma de gobierno global.
En muchos aspectos, el
ecologismo es
también el comunismo del siglo XXI. Del mismo modo que el Islam,
ocupa el lugar dejado vacante por la decadencia del
marxismo-leninismo.
No sé si una convergencia de luchas entre
islamistas y ecologistas realmente tomará forma; sin embargo,
noto que ya tenemos el equivalente, a una escala más pequeña,
del califato ecológico global.
Estoy pensando en
la Unión
Europea, que nos da un anticipo de la forma de gobierno
burocrática, global y totalitaria que
las Naciones Unidas
manifiestamente procura establecer.
Ya que estamos hablando de
globalización, vislumbrada en su
aspecto político, la perspectiva de un gobierno mundial, pero
también en su aspecto económico y, digamos, informativo - las
redes, a veces instantánea, de personas, bienes e ideas - me
gustaría comentar sobre un posible efecto perverso.
A medida que
las culturas y las mentalidades se mezclan, la religión
ecologista (o Gaianista) de los occidentales, así como su
propensión al arrepentimiento, parecen alcanzar incluso a
algunos pueblos asiáticos.
Japón, que surgió espiritualmente
castrado de la Segunda Guerra Mundial, es más probable que
permita ser invadido por aquella santificación occidental de la
auto-negación que representa el ecologismo.
Canlorbe: En la
Cumbre Mundial austriaca, en Junio de 2017, Arnold
Schwarzenegger describió el destino que él reservaría para un
escéptico del cambio climático en un escenario como sigue:
En
una película, habría sido más simple.
Uno habría dicho:
"¿Quién
piensa que los gases de invernadero no son contaminantes?".
Y al
que hubiera contestado:
"Yo lo pienso", yo habría atado su boca
con una correa al tubo de escape de un camión (y) encendido el
motor.
En cuanto a usted, ¿qué tratamiento le gustaría ver que
recibiera en pantalla un devoto del calentamiento antropogénico?
István Markó: Habiendo yo mismo practicado culturismo en mi
juventud, soy un gran admirador de Arnold Schwarzenegger, del
hombre y su cinematografía.
Pero sospecho que su conocimiento de
química, al menos lo que él muestra de ello, es un poco frívolo,
en contraste con el de la estrella sueca de la pantalla Dolph
Lundgren, quien al menos se graduó en ingeniería química.
Cuando
se trata de recibir un consejo sabio en política o filosofía, yo
más bien confiaría en Jean-Claude van Damme. (9)
Schwarzenegger se muestra ahí completamente ignorante de que no
todos los gases de invernadero son venenos. Atar el tubo de
escape de un automóvil con correa a la boca de alguien y
encender el motor sólo causará que revienten los pulmones de esa
persona, lo cual no tiene mucho que ver con el efecto
invernadero.
Por mi parte, el peor de los "castigos" que yo
desearía para un devoto del calentamiento antropogénico, en la
pantalla o en la realidad, sería que fuera confrontado con
información honesta, con datos y cifras que no han sido
manipulados, que lo obliguen a reconocer la vacuidad de su
dogma.
Volviendo a Schwarzenegger, entre los gases que salen de un
motor impulsado, uno encuentra algunos que son nocivos
contaminantes - por ejemplo, monóxido de carbono, óxido de
nitrógeno, u ozono - pero el dióxido de carbono no es parte de
ellos.
Entre aquellos gases contaminantes, no todos tienen un
efecto invernadero.
En cuanto al aumento del nivel del mar, en
muchos lugares, principalmente en Europa, el nivel de la tierra
se está elevando con respecto al de las aguas.
Éste es un
fenómeno geológico clásico que es conocido como el rebote,
debido a que al final de la última glaciación se derritieron
enormes cantidades de hielo que cubrían el continente europeo y
norteamericano, permitiendo que la tierra que era impulsada
hacia abajo por el peso de los hielos se elevara lentamente.
Se nos dice que el nivel del agua aumentará en todo el mundo, y
que aumentará hasta el punto que cubrirá una gran parte de
nuestros continentes.
Como ha mostrado Hans von Storch, uno de
los principales modelistas climáticos del mundo, los modelos que
apoyan aquellos pronósticos son en un 98% totalmente falsos.
Se
nos dice que el aire que respiramos en las grandes ciudades
nunca había estado tan contaminado. Uno sólo tiene que revisar
los documentos sobre el aire que la gente solía respirar en
Londres en los años '60 para comprender cuánto ha disminuido la
contaminación urbana.
En Pekín, ciudad a menudo censurada por su
pobre calidad del aire, allí se da, de vez en cuando, una niebla
reminiscente del smog de Londres.
Pero incluso aquella
contaminación en Pekín está lejos de competir con la que, hasta
hace poco, reinaba en Londres...
Canlorbe: Gracias por
su tiempo. ¿Quisiera usted añadir alguna otra cosa?
István Markó: Me gustaría agradecerle por la importancia de sus
preguntas.
Yo estuve recientemente en Santa Bárbara, California,
donde tuve la oportunidad de comer con platos y cubiertos hechos
de maíz, que son por lo tanto biodegradables.
Ésa es una
iniciativa a la cual doy la bienvenida, y aquello no tiene nada
que ver con la lucha vana, costosa y espiritualmente letal
contra las emisiones de CO2.
Si hay un mensaje final que me
gustaría comunicar, es que tenemos que estar preocupados por los
verdaderos problemas ecológicos:
los contaminantes nocivos, la
basura no tratada, las aguas residuales humanas no tratadas...
Tenemos que dejar de permitir que nos manipulen con causas que
aparentan ser buenas para nuestro planeta pero que son
simplemente pretextos para esclavizar y amarrar a la Humanidad.
Dios sabe que hay cosas abominables que le están sucediendo a
nuestro planeta.
Piense en la contaminación de los océanos, el
"séptimo continente"; piense en la extinción de algunas especies
marítimas como el bacalao, que es víctima no sólo de la sobrepesca sino de la proliferación de focas, cuya caza ha sido
prohibida.
Debemos conservar nuestro medioambiente, demás está
decirlo.
Pero debemos también ejercer nuestra mente crítica e
identificar los verdaderos problemas, ya que de otro modo
nuestros buenos sentimientos para "salvar el planeta" son sólo
arrogantes, hipócritas y estúpidas lágrimas.
El
Acuerdo de París COP 21 no fue firmado para salvar el planeta
e impedir que nos asemos debido a un imaginario aumento de las
temperaturas de +2°C.
Detrás de toda esa mascarada está
escondida, como siempre, la fea cara del poder, la avaricia y la
ganancia.
Todos los industriales que están a favor de aquel
compromiso, que arruinará a Europa y empobrecerá enormemente a
sus ciudadanos, hacen aquello por la buena razón de que ellos
encuentran en ello una enorme y fácil fuente de ingresos.
En
cuanto a las ONGs, cuando ellas no están simplemente motivadas
por la avaricia, su motivo consiste en una ideología
resueltamente
Malthusiana.
Su objetivo es que el mundo vuelva a
tener
una población muy pequeña, del orden de unos pocos cientos
de millones de personas.
Para hacer eso, ellos empobrecen el
mundo, retiran el poder de las energías de los combustibles
fósiles, y así aseguran que el número de muertes aumente.