por Laura Knight-Jadczyk
Julio-Agosto 2023

del Sitio Web SOTT

 

 

Laura Knight-Jadczyk

es una estadounidense floridana de séptima generación, una historiadora/mística y autora de 14 libros y muchos artículos publicados en medios impresos así como en Internet.

Es la fundadora de SOTT.net y la inspiración detrás del Experimento Cassiopaeo.

Vive en Francia con su esposo, el físico matemático Polaco, Arkadiusz Jadczyk, cuatro de sus cinco hijos, su familia extendida, ocho perros, cinco pájaros y un gato.


 

 

 


 

 

Contenido

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Primera Parte

19 Julio 2023

 

 

 

"En 1300 d. C. un terrible cometa apareció en el cielo...

y en este año, el día de San Andrés,

un terremoto sacudió el suelo de tal manera

que muchas construcciones se derrumbaron".

El Libro de los Milagros.

 

 

La mayor parte de lo que se incluye en este post procede directamente del libro Cometas y los Cuernos de Moisés (Comets and the Horns of Moses), aunque seleccionado y editado en aras de la brevedad.

 

Pretendo centrarme principalmente en los filósofos, pero me parece que lo que he escrito sobre ese tema sería incomprensible sin los antecedentes y el contexto.

 

Me parece que nada de lo que decían, hacían o escribían los primeros filósofos puede comprenderse fácilmente si no se tiene un buen conocimiento de la historia de la época.

 

Y esa historia no es sólo social y política, sino también medioambiental. Incluso con ese conocimiento, uno se encuentra en desventaja porque los escribas cristianos que se encargaron de la literatura durante siglos se aseguraron de que su historia fuera lo más consistente que pudieran.

 

Hay que prestar atención a todo para poder aducir algo sensato sobre cuestiones históricas.

El tema general de Los cuernos de Moisés es que las catástrofes cósmicas cíclicas han desempeñado un papel fundamental en la conformación de la historia de nuestro planeta y sus civilizaciones.

 

En la primera mitad del libro se aborda una gran cantidad de investigaciones científicas. Lo repasaré lo más brevemente posible.

 

No se puede eludir porque los hechos sobre el terreno importaron y tuvieron una influencia considerable en el pensamiento de los filósofos griegos.

Aunque ha habido mucha resistencia a la idea del catastrofismo (probablemente sobre todo por parte de los científicos del tipo seguidor autoritario), hace unos años la revista Proceedings of the National Academy of Science publicó un estudio de un equipo internacional de científicos que llegó a un acuerdo general de que un meteorito o fragmento de cometa cayó sobre la Tierra hace algo más de 12.000 años y es probable que fuera el responsable de la extinción de la megafauna y de muchos pueblos prehistóricos que se desarrollaron en esa época.

 

También se dice ahora que se han encontrado pruebas del calor extremo producido, equivalente a miles de explosiones nucleares aéreas, en al menos dos continentes.

La resistencia a la idea misma del catastrofismo es un fenómeno extraño.

 

Parece que muchos de los llamados científicos reaccionan ante este tema echando tanta espuma por la boca como cuando se enfrentan a las pruebas de lo llamado paranormal.

 

Las experiencias de Immanuel Velikovsky son un buen ejemplo.

A pesar de que hizo una serie de predicciones que más tarde resultaron ser correctas, Velikovsky pasó cuatro años tratando de ser escuchado en los círculos científicos establecidos, encontrándose con un fracaso total.

 

Los que le apoyaron sufrieron el ostracismo y el bloqueo académico.

 

El editor que se había encargado de la publicación de su libro fue despedido y, bajo la presión del establecimiento científico, los derechos de publicación se transfirieron a otra editorial.

 

La comunidad científica se esforzó mucho por desacreditar a Velikovsky, y el Anuario de la Enciclopedia Británica de 1950 ni siquiera menciona que Mundos en Colisión (Worlds in Collision) fue un éxito de ventas ese año.

¿Qué diablos dijo Velikovsky para suscitar reacciones tan censuradoras?

 

Seguramente, si simplemente no estuvieran de acuerdo con él, podrían escribir sus refutaciones y permitir que todos fueran escuchados en un foro abierto.

¿Por qué se esforzaron tanto por silenciar este libro?

 

En el marasmo de opiniones científicas divergentes, ¿por qué esta engendró un clamor casi unánime de "Falta"?

En su propio papel de psiquiatra, el Dr. Velikovsky analizó las reacciones de la comunidad científica como similares a la respuesta de un psicótico al que se le ha dicho que sus problemas provienen de la represión de los deseos de violar a su madre y matar a su padre; el paciente ha erigido elaboradas defensas contra esta verdad insoportable, y se manifiesta en trastornos que operan todos para ocultarle sus verdaderos deseos.

 

Y, aunque sepa que es la verdad, arremete con furia violenta contra quien le ha privado de sus elaboradas defensas.

Para decirlo en el contexto de nuestro tema, el catastrofismo ataca nuestros sentimientos de seguridad más profundos, nuestros prejuicios contra el cambio.

 

Los psicólogos han elaborado tablas en las que se detallan los acontecimientos que conducen al estrés, asignando a cada uno de ellos un valor en puntos.

 

Aparentemente, el bombardeo cósmico de nuestro planeta se sale de la escala.

 

Un pensamiento como este nos afecta profundamente, incluso si estamos hablando de cosas, que pueden haber sido experimentadas en épocas pasadas.

"Queremos sentir que nuestras casas descansan sobre cimientos sólidos y que el cielo azul sobre nosotros es un firmamento benévolo".

 

"¿De qué sirve una casa...", dijo Thoreau, "...si no tenemos un planeta respetable donde ponerla?".

 

(Nótese que este miedo está siendo politizado por el Movimiento Verde y su programa de Calentamiento Global Catastrófico/Cambio Climático.

 

Los activistas del Cambio Climático están tan rabiosos y aterrorizados como los que atacaron a Velikovsky).

Las teorías modernas de la geología, la paleontología, la arqueología, la biología, la cosmología, etc., se expresan todas en términos darwinistas que afirman que el cambio se produce lentamente a lo largo de eones, ayudado por procesos graduales de selección natural, erosión, etc., etc...

 

James Hutton, fundador de la visión moderna, lo expresó así:

"No hay que emplear poderes que no sean naturales al globo, no hay que admitir ninguna acción excepto aquellas de las que conocemos su principio".

Es una doctrina que durante mucho tiempo se dio por sentada dentro de la comunidad científica.

"Si la naturaleza no fuera uniforme, no se podrían utilizar los resultados de un experimento para predecir el resultado del siguiente; tampoco se podría suponer que las leyes fundadas en mil observaciones variadas seguirían siendo ciertas.

 

Sin uniformidad en la naturaleza, hacer física, química y biología sería como viajar al País de las Maravillas de Alicia.

 

La lógica, la ciencia y la vida misma se vendrían abajo".

Sugerir que esta idea de proceso lento y ordenado es, en su supuesto básico, totalmente errónea, es una amenaza del acontecimiento más perturbador de la historia de la ciencia.

 

La desestimación de esto como "verdad" eclipsaría el furor, que rodeó la negación de la tierra como centro del universo.

 

Mientras se aceptara que el Sol giraba alrededor de la Tierra, todos los demás errores antiguos se mantendrían como verdad. Del mismo modo, mientras el estado estacionario del sistema solar sea el dogma afirmado, todos los supuestos científicos actuales se mantendrán unidos en este punto.

Gracias a las personalidades autoritarias que buscan complacer a las ricas autoridades de élite que necesitan mantener su control sobre la sociedad, la ciencia cambia de opinión muy, muy lentamente y los investigadores verdaderamente dotados y originales están agotados de ser atacados y defenderse, o muertos, para cuando cambia el consenso.

 

Esto es muy malo para la ciencia y muy malo para la humanidad.

Así que, manos a la obra...

 

En primer lugar, permítanme mencionar el trabajo del dendrocronólogo y paleoecólogo Mike Baillie (ya jubilado), de la Universidad de Queens, en Belfast, Irlanda.

(Baillie es un destacado experto en dendrocronología, o datación mediante anillos de árboles. En los años ochenta, contribuyó a elaborar una cronología anual del crecimiento de los anillos de los árboles que se remonta a 7.400 años en el pasado).

Examinando los anillos de los árboles, Baillie descubrió periodos de estrés climático en 2354 a.C., 1628 a.C., 1159 a.C., 208 a.C. y 540 d.C..

 

Las pruebas sugieren que, en una u otra medida, se trató probablemente de fenómenos globales.

El acontecimiento del 540 d. C. coincide con la segunda mayor señal de amonio en el hielo de Groenlandia en los últimos dos milenios, ya que la mayor señal se produjo en 1014 d. C.

 

Baillie explica que la falta de referencias históricas se debe a que los pueblos de la época describían lo que veían en términos bíblicos.

 

De hecho, había representaciones artísticas de fenómenos atmosféricos asombrosos, ¡pero casi siempre se explicaban como metáforas de un concepto bíblico!.

 

También existía el problema de que predominaba la visión aristotélica de los "cielos perfectos", e incluso si los acontecimientos eran presenciados e informados, se explicaban o ignoraban en los relatos históricos.

El Dr. Baillie empezó a buscar en los registros históricos y en los mitos.

 

Descubrió que los declives medioambientales coincidían con el colapso de civilizaciones, como el imperio romano y el comienzo de la edad oscura en Europa.

 

Escribió Exodus to Arthur - Catastrophic Encounters with Comets (Éxodo a Arturo: Encuentros catastróficos con cometas - Batsford, 1999), que relaciona sus datos sobre anillos de árboles y núcleos de hielo con una serie de traumas mundiales ocurridos en los últimos 4.400 años, acontecimientos que pueden estar relacionados con el Éxodo bíblico y las edades oscuras de Egipto, China y Europa.

Un libro posterior de Baillie, The Celtic Gods - Comets in Irish Mythology (Los dioses celtas: los cometas en la mitología irlandesa - Baillie & McCafferty, 2005), se centraba en el acontecimiento del año 540 de la era cristiana, recogido en los registros históricos y los mitos de Irlanda.

 

Baillie sostiene que la imaginería mítica y la periodicidad de los acontecimientos concuerdan con un cometa que atraviesa la Tierra y se ha fragmentado, como el 2P/Enke, descrito por los astrónomos Victor Clube y Bill Napier (a quienes nos referiremos en breve).

 

El último libro de Baillie, New Light on the Black Death - The Cosmic Connection (Nueva luz sobre la peste negra: La conexión cósmica - Baillie, 2006), reúne las considerables pruebas de que la peste negra (1346-1350) se debió a una serie de desastres relacionados con cometas.

 

 

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Una pintura medieval datada en el 1456 d. C.,

representa el paso del cometa Halley.
 

 

El cometa de seis colas de 1744,

en el libro Flowers of the Sky

de Richard Anthony Proctor.

 


Luego vinieron los trabajos del físico Richard Firestone y los geólogos Alan West y Simon Warwick-smith, presentados en una serie de artículos académicos y un libro para el gran público:

The Cycle of Cosmic Catastrophes - How a Stone Age Comet changed the Course of World Culture (El ciclo de las catástrofes cósmicas: cómo un cometa de la Edad de Piedra cambió el curso de la cultura mundial - 2006).

Trataban de las - hasta entonces - inexplicables extinciones masivas de megafauna que se produjeron simultáneamente con el inicio de la mini-epoca glacial del Dryas Reciente o Joven Dryas (hace unos 13.000 años).

Sin embargo, mucho antes que Baillie y Firestone et al, en 1990, Victor Clube, astrofísico, y Bill Napier, astrónomo, publicaron El Invierno Cósmico, un libro en el que describen la realización de análisis orbitales de varias de las lluvias de meteoros que azotan la Tierra cada año.

 

Utilizando sofisticados programas informáticos, miraron cuidadosamente hacia atrás durante miles de años, trazando las órbitas de cometas, asteroides y lluvias de meteoros, hasta que descubrieron algo asombroso.

 

Muchas lluvias de meteoros están relacionadas entre sí, como,

  • las Táuridas

  • las Perseidas

  • las Píscidas

  • las Oriónidas

Además, algunos objetos cósmicos muy grandes están relacionados:

los cometas Encke y Rudnicki, los asteroides Oljato, Hephaistos y unos 100 más...

Cada uno de esos más de 100 cuerpos cósmicos tiene al menos media milla de diámetro y algunos kilómetros de ancho.

 

¿Y qué tienen en común?

Según esos científicos, todos son hijos del mismo cometa masivo que entró por primera vez en nuestro sistema hace menos de 20.000 años.

 

Clube y Napier calcularon que, para dar cuenta de todos los restos que encontraron esparcidos por nuestro sistema solar, el cometa original tuvo que haber sido enorme. [...]

Clube y Napier también calcularon que, debido a sutiles cambios en las órbitas de la Tierra y de los restos cósmicos, la Tierra atraviesa la parte más densa de las nubes de cometas gigantes aproximadamente cada 2.000 a 4.000 años.

 

Cuando observamos los registros climáticos y los núcleos de hielo, podemos ver ese patrón.

 

Por ejemplo, el iridio, el helio-3, el nitrato, el amonio y otras mediciones clave parecen subir y bajar en tándem, produciendo picos notables hace unos,

18.000, 16.000, 13.000, 9.000, 5.000 y 2.000 años...

En ese patrón de picos cada 2.000 a 4.000 años, podríamos estar viendo las "cartas de presentación" del megacometa que regresa.

Afortunadamente, los picos más antiguos fueron los más bombardeados, y las cosas se han ido calmando desde entonces, a medida que los restos del cometa se desintegran en trozos aún más pequeños.

 

Sin embargo, el peligro no ha pasado.

 

Algunos de los trozos de kilómetros de ancho que quedan son lo suficientemente grandes como para causar graves daños a nuestras ciudades, al clima y a la economía mundial.

 

Clube y Napier (1984) predijeron que, en el año 2000 y durante 400 años, la Tierra entraría en otra época peligrosa en la que la órbita cambiante del planeta nos llevaría a una posible trayectoria de colisión con las partes más densas de las nubes que contienen algunos restos muy grandes.

 

Veinte años después de su predicción, acabamos de entrar en la zona de peligro.

 

Es un hecho ampliamente aceptado que algunos de esos grandes objetos se encuentran en órbitas que cruzan la Tierra en este mismo momento, y la única incertidumbre es si pasarán de largo, como es lo más probable, o si chocarán contra alguna parte de nuestro planeta.

(Firestone et al., 2006, págs. 354-355)

 


Fragmentos del cometa Shoemaker-Levy

impactando contra Júpiter.

(Cámara de infrarrojo cercano,

telescopio de la Universidad de Hawái).

 


Según Baillie, Clube y Napier, et al., del mismo modo que Júpiter fue golpeado repetidamente en 1994 por los impactos de un millón de megatones del cometa Shoemaker-Levy, la Tierra fue bombardeada hace 13.000 años por los fragmentos de un cometa gigante que se desintegró en el cielo ante los ojos aterrorizados de la humanidad.

 

Los múltiples impactos sobre el planeta en rotación provocaron maremotos, incendios voraces, explosiones similares a bombas atómicas, la extinción masiva de muchas especies prehistóricas como el mamut y el tigre dientes de sable, de la mayor parte de la humanidad, y dejaron el mundo a oscuras durante meses, si no años.

Fue este acontecimiento el que dejó los cientos de miles de bahías en Carolina, los millones de criaturas muertas - la mayoría de ellas megafauna - amontonadas en masas dispersas por todo el planeta, y también habría borrado casi por completo de la Tierra cualquier civilización humana existente. (Este cuello de botella es evidente en los estudios genéticos.)

 

Lo que Baillie, Clube y Napier proponen, además del escenario propuesto por Firestone et al., es que nuestro planeta ha sido golpeado numerosas veces desde entonces (y quizá incluso antes de ese gran acontecimiento), y no ha terminado...

 



Distribución geográfica

de las bahías de Carolina.

 


Muchos estudiosos empiezan a considerar este "nuevo" tipo de catástrofe natural como la explicación más probable de los colapsos culturales generalizados y simultáneos ocurridos en distintos momentos de nuestra historia.

 

Estas ideas han sido promovidas en gran medida por profesionales de las ciencias duras - astrónomos y geólogos, dendrocronólogos, etc. - y siguen siendo casi totalmente desconocidas (o malinterpretadas) entre los profesionales de las ciencias blandas: arqueólogos e historiadores.

 

Este hecho dificulta considerablemente los esfuerzos de los profesionales de las ciencias blandas por explicar lo que pueden estar viendo en el registro histórico.

Un ejemplo reciente, conocido como el acontecimiento de Tunguska, se produjo sobre Siberia en 1908, cuando un bólido explotó a unos 5 km del suelo y devastó por completo un área de unos 2.000 km² mediante explosiones de bolas de fuego.

 

Aunque sigue siendo objeto de controversia entre los investigadores, se cree que este cuerpo cósmico midió unos 60 m de diámetro (algunos dicen que 190 m) y tuvo una energía de impacto de entre 20 y 40 megatones (algunos dicen que entre 3 y 5 megatones), equivalente a la explosión de unas 2.000 bombas nucleares del tamaño de Hiroshima (o al menos varios centenares), aunque no hubo impacto físico real sobre la Tierra.

 

En otras palabras,

si hubo civilizaciones antiguas y avanzadas destruidas por múltiples sucesos similares a Tunguska (¿recuerdan los cientos de miles de bahías de Carolina...?), no sería de extrañar que no quedaran rastros, o muy pocos, y que las pruebas que existen, como las bahías, se atribuyan normalmente a "anomalías" o se ignoren por completo.



La explosión aérea de Tunguska

derribó unos 80 millones de árboles

en un área de más de 2.000 km2.

 


Baillie, Clube y Napier identificaron al progenitor del complejo de las Táuridas como un cometa gigante que fue lanzado a una órbita de período corto (unos 3,3 años), en algún momento de los últimos veinte a treinta mil años.

 

Actualmente, el complejo de las Táuridas incluye la corriente de meteoros de las Táuridas, el cometa Encke, "asteroides" como el cometa 2101 Adonis y el 2201 Oljato, y enormes cantidades de polvo espacial clasificado a lo largo de la órbita en aglomeraciones que pueden incluir cuerpos bastante mayores.

 

Los asteroides del complejo de las Táuridas parecen tener lluvias de meteoros asociadas, lo que significa que es probable que muchos asteroides sean cometas extintos.

 

En otras palabras, en un cometa puede haber algo más que polvo y nieve: puede haber un núcleo rocoso importante y también muchos gases y sustancias químicas venenosas.

 

Pero, por supuesto, tener una órbita de 3,3 años no significa necesariamente que cada 3,3 años se produzcan catástrofes; hay algo más en juego a la hora de colocar la Tierra en la posición correcta cuando los cuerpos que la atraviesan están presentes.

 

Esta visión del sistema solar me dio una visión totalmente diferente de los antiguos mitos que yo había estado tratando de clasificar como posibles acciones históricas de los seres humanos que habían sido mitificadas por los griegos y luego re-historizadas por los hebreos.

Durante años, la corriente astronómica dominante fue muy crítica con Baillie, Clube y Napier y su 'hipótesis del cometa gigante'...

 

Sin embargo, los impactos del cometa Shoemaker-Levy 9 en Júpiter en 1994 provocaron un cambio de actitud bastante rápido, al menos entre los científicos curiosos y de mente abierta.
 

 

 


Cosmología del plasma

Mi discusión en Los Cuernos de Moisés incluye una explicación simplificada de la Cosmología del Plasma que, aunque breve, es demasiado larga para incluirla aquí, ya que sólo intento dar suficientes antecedentes para que el lector entienda mi discusión sobre los filósofos griegos.

 

Así que esta es la versión seriamente abreviada.

Los plasmas son la fase más común de la materia en el universo, tanto en términos de masa como de volumen.

Todas las estrellas están hechas de plasma, e incluso el espacio interestelar está lleno de plasma.

 

Esto es algo ampliamente reconocido por astrónomos y físicos.

Sin embargo, cuando alguien intenta ir más allá, los autoritarios salen en tromba e invocan al dios Einstein. (Ese es un tema para otro día).

 



Durante la ionización,

un aporte de energía expulsa

un electrón de un átomo existente.

El resultado es un electrón libre

y un ion con carga positiva.

 


Muchas de las ideas de la cosmología del plasma proceden del premio Nobel de 1970 Hannes Alfvén.

 

Alfvén propuso el uso de la escala de plasma para extrapolar los resultados de los experimentos de laboratorio y las observaciones de la física del plasma espacial a escalas de órdenes de magnitud mayores.

 

Los seguidores de Einstein reconocen que la física del plasma desempeña un papel importante en muchos fenómenos astrofísicos, si no en la mayoría (lo admiten), pero protestan porque muchas de las conclusiones de los experimentos de física del plasma realizados en laboratorios no pueden ser la explicación de los fenómenos celestes, ¡porque "contradecirían a Einstein"!

 

Para la ciencia dominante, la gravedad es la principal fuerza que controla el comportamiento de los cuerpos celestes, a pesar de que las fuerzas electromagnéticas son más fuertes que las gravitatorias en una magnitud de 1039, lo que convierte al electromagnetismo en la fuerza motriz de facto de nuestro universo.

Alfvén escribió un artículo en 1939 en apoyo de la teoría de Kristian Birkeland, que había escrito en 1913 que lo que ahora se llama viento solar generaba corrientes en el espacio que causaban la aurora.

 

La teoría de Birkeland fue discutida en su momento y el trabajo de Alfvén, a su vez, fue discutido durante muchos años por el geofísico y matemático británico Sydney Chapman, una figura destacada de la física espacial, que defendía la opinión mayoritaria de que las corrientes no podían atravesar el vacío del espacio y, por tanto, las corrientes tenían que ser generadas por la Tierra.

 

Sin embargo, en 1967 se demostró que la teoría de Birkeland, denominada anteriormente "de los bordes (fringe)", era correcta tras el envío de una sonda al espacio (es decir, hipótesis de observación, experimento).

 

Estas corrientes de campo magnético alineado reciben ahora el nombre de corrientes de Birkeland en su honor.

Una corriente de Birkeland no es más que un flujo de electrones dentro del plasma, del mismo modo que un cable eléctrico transporta electrones.

Las corrientes de Birkeland tienen forma de filamento porque están pinzadas por la fuerza magnética generada por la propia corriente.

Como en un alambre clásico, las corrientes de Birkeland se producen cuando se produce una diferencia de potencial eléctrico entre dos regiones del espacio. entonces se formarán corrientes que tenderán a equilibrar el potencial de las dos regiones mediante la migración electrónica.

Para comprender la interacción eléctrica entre el Sol y sus planetas, debemos recordar que una ley fundamental de la teoría del plasma es que, en el espacio, cualquier objeto cargado eléctricamente genera una burbuja aislante a su alrededor.

 

Esta envoltura aislante se denomina "isoterma de Langmuir", en honor a Irving Langmuir (1881-1957), químico y físico estadounidense, ganador del Premio Nobel de Química en 1932.

 


 


Como la mayoría de los cuerpos celestes, el Sol tiene su propia isoterma de Langmuir, que se extiende casi 100 au (100 veces la distancia Sol-Tierra) hacia el exterior.

 

También se denomina "heliosfera".

 

Desde el punto de vista eléctrico, la pareja Sol-heliosfera actúa como un condensador gigante: el Sol es el electrodo positivo (ánodo) y la superficie interna de la heliosfera es el electrodo negativo (cátodo).

 

Los objetos (cometas, planetas, etc.) de la heliosfera pueden desencadenar descargas eléctricas procedentes del Sol (erupciones solares, manchas solares, eyecciones de masa coronal, etc.).

Winston H. Bostick (1916-1991), físico estadounidense que descubrió los plasmoides, los focos de plasma y los fenómenos de vórtice de plasma, realizó experimentos de laboratorio en los años 50 vaporizando hilos de titanio con una corriente de 10.000 A, que los convertía en plasma.

 

Sus experimentos fueron,

"los primeros en registrar la formación de estructuras espirales en el laboratorio a partir de plasmoides en interacción y en observar la sorprendente similitud con sus análogos galácticos".

Bostick fue otro de los que señaló de forma bastante razonable que el escalamiento del plasma se aplicaba a estos experimentos de laboratorio y demostró que las galaxias se habían formado inicialmente a partir de plasma bajo la influencia de un campo magnético. (Véase Plasmoides nebulares más adelante).

 


 


Las simulaciones por ordenador de nubes de plasma en colisión realizadas en los años 80 por Anthony Peratt (físico estadounidense especializado en plasma que trabaja para el Laboratorio Nacional de Los Álamos desde 1981) también imitaban la forma de las galaxias.

 



Las interacciones electromagnéticas

hacen que los dos filamentos se replieguen hacia el interior

 y giren uno alrededor del otro

para formar un par de filamentos helicoidales,

también conocido como vórtice de plasma.
Ver simulación

 


La simulación de la imagen superior muestra la sección transversal de dos filamentos de plasma que se unen en lo que se denomina un z-pinch:

los filamentos parten de una distancia equivalente a 300.000 años luz y transportan corrientes de Birkeland de 1018 amperios.

Las simulaciones también mostraron chorros emergentes de material procedentes de la región central de amortiguación, que se asemejan a los observados en cuásares y núcleos galácticos activos, que se atribuyen a "agujeros negros" según la física einsteniana.

 

Lo fascinante fue que, al dejar que la simulación siguiera funcionando, se reveló,

"la transición de radiogalaxias dobles a radiocuásares, a QSO radioquietos, a galaxias peculiares y Seyfert, para terminar finalmente en galaxias espirales".

(Peratt & Green,1983, 'On the Evolution of Interacting, Magnetized, Galactic Plasmas'. Peratt - 1986, 'Evolution of the Plasma universe: ii. the Formation of systems of galaxies')

 



Izquierda: Rayo en manos de Ninurta,

mientras luchaba contra el monstruo Anzu.

 



Las ilustraciones anteriores interpretan

las imágenes del rayo griego como descarga de plasma,

destacando la contribución tridimensional

de las láminas y los cilindros de corriente.

 



Fotografía de descarga de laboratorio

 publicada por Anthony Peratt.

 



Descarga de laboratorio, en color artificial,

 ilustra la configuración "horquilla",

constituida por láminas de corriente cilíndricas

en un pinzamiento de plasma.

 



La nebulosa del Reloj de Arena

ofrece una útil demostración

de la configuración de la descarga.

 



Esta imagen producida por el Very Large Telescope,

enfocó el punto de pinzamiento en el "cuello" del

reloj de arena de la Nebulosa de la Mariposa.

Muestra una banda toroidal de plasma polvoriento

que ocluye la estrella en el centro

de una descarga de alta energía.

Un toroide de este tipo, visible o no,

está predicho por la ciencia de la descarga de plasma.

 



En fotografías del convertidor

de imágenes de la penumbra plasmática.

(a) Antes del pinzamiento columnar.

(b) Durante el pinzamiento o enfoque.

 


 

 


Para las imágenes

de la "Escalera del Cielo",

véase aquí.

 


En resumen, muchos de los fenómenos verdaderamente extraños del universo que resultan inexplicables - o explicables sólo con las ideas más estrambóticas y contradictorias en un esfuerzo por apoyar la relatividad de Einstein - resultan ser una evolución natural de los fenómenos electromagnéticos.

La simulación explica las curvas de rotación planas de las galaxias sin tener que introducir elementos exóticos como la materia oscura para que las ecuaciones funcionen.

 

Esto es una blasfemia, ya que la discrepancia entre las curvas de rotación de las galaxias observadas y las simuladas basándose en la gravedad de Einstein ha tenido que explicarse exactamente así: pura invención de algo para que la clavija cuadrada encaje en el agujero redondo.

 

Sin embargo, como demostraron los experimentos de Peratt, una curva de rotación plana surge de forma bastante natural en una galaxia gobernada por campos electromagnéticos, los brazos espirales de las galaxias son como muelles rodantes que tienen la misma velocidad de rotación a lo largo de su longitud.

 

En otras palabras,

una galaxia es la parte física y visible de gigantescas corrientes que fluyen por el espacio.

En un Universo Eléctrico, las galaxias giratorias, los cuerpos celestes en órbita, los planetas y las estrellas giratorios, por no hablar de cosas más mundanas como tornados y ciclones, son las consecuencias lógicas de las corrientes de Birkeland y de los campos electromagnéticos giratorios que inducen.

La cosmología del plasma propone que las comas y colas cometarias se producen por un intercambio eléctrico entre el Sol y un cometa.

La coma es la Langmuir del cometa...

El intenso campo eléctrico alrededor del cometa desencadena descargas masivas (de ahí el intenso brillo).

 

Estas descargas también aparecen como chorros que erosionan la superficie de, y expulsan materia desde, el cometa. La cola está formada por estos residuos ionizados que permanece cohesionada porque forma corrientes de Birkeland guiadas electromagnéticamente.

 

Los principales científicos se están acercando a reconocerlo, llamando al inexplicable brillo del cometa Linear en 2000, una "reacción de intercambio de carga".

 

Eso se acerca a la herejía en el 'culto a Einstein'...

 

Los hechos son que,

antes de que Einstein llegara y arruinara la ciencia, ya había especulaciones que conducían a una comprensión de la naturaleza eléctrica del universo.

Por ejemplo, a finales del siglo XIX, Scientific American (27 de julio de 1872, pág. 57). publicó un artículo en el que se afirmaba que el profesor Zollner de Leipzig atribuía la "autoluminosidad" de los cometas a la "excitación eléctrica".

 

Zollner propuso que,

"los núcleos de los cometas, como masas, están sujetos a la gravitación, mientras que los vapores desarrollados a partir de ellos, que consisten en partículas muy pequeñas, ceden a la acción de la electricidad libre del sol..."

Luego, en el número del 11 de agosto de 1882 de English Mechanic and World of Science (págs. 516-7) se escribió respecto a las colas de los cometas,

"...parece crecer rápidamente entre los físicos el sentimiento de que tanto la luz propia de los cometas como los fenómenos de sus colas pertenecen al orden de los fenómenos eléctricos".

En 1896, Nature ( Nº. 1370, vol. 53, 30 de enero de 1896, pág. 306) publicó un artículo en el que se afirmaba que,

"desde hace mucho tiempo se ha imaginado que el fenómeno de las colas de los cometas se debe de algún modo a una repulsión eléctrica solar, y recientes investigaciones físicas arrojan luz adicional sobre este tema."

Pero entonces,

llegó Einstein y la ciencia cayó en un auténtico agujero negro...

En los años sesenta, un ingeniero llamado Ralph Juergens, que había trabajado como editor técnico en la editorial McGraw-Hill, propuso que,

el Sol era un cuerpo cargado positivamente en el centro de un sistema eléctrico y que el propio Sol era el foco de una descarga eléctrica cósmica que era la fuente de su energía... no la vieja rutina de E = MC2.

¡Horror de los horrores! ¡Una blasfemia...!

Según la hipótesis de Juergens, un cometa pasa la mayor parte del tiempo en las regiones más externas del sistema solar, donde el campo eléctrico es más negativo.

 

Según Juergens, el núcleo del cometa adquiere de forma natural la carga negativa de su entorno.

 

Esto provoca tensiones eléctricas en el cometa a medida que cae hacia el Sol.

 

Juergens escribe:

"comenzará a formarse una envoltura de carga espacial para proteger el plasma interplanetario del campo extraño del cometa. a medida que el cometa corre hacia el Sol, su envoltura adopta la forma de una larga cola que se extiende alejándose del Sol..."

El modelo de Juergens del Sol Eléctrico y de los cometas con descarga eléctrica fue adoptado inmediatamente por Earl Milton, profesor de física de la Universidad de Lethbridge (Canadá).

 

En su intervención en la reunión anual de la Sociedad de Estudios Interdisciplinarios, en abril de 1980, Milton respaldó sin ambages la hipótesis de Juergens:

"El cuerpo cometario adopta la [carga eléctrica] del espacio en el que ha pasado la mayor parte del tiempo.

 

En esas apariciones infrecuentes cuando entra en el espacio del sistema solar interior, el cuerpo del cometa se desequilibra porque ahora se mueve en un entorno eléctricamente diferente al que está ajustado.

 

Se produce entonces un flujo eléctrico para rectificar la situación.

 

La envoltura que se forma alrededor del cuerpo cometario brilla intensamente y adopta la forma característica de la cabeza y la cola del cometa."

(Goodspeed, 2011), 'El cometa eléctrico: ¿el elefante en el salón de la NASA?'

Como saben los expertos en cometas,

la cabeza y la cola pueden adoptar apariencias radicalmente distintas, algo inexplicable en términos de las teorías dominantes sobre cometas, pero perfectamente normal en la dinámica de los cometas eléctricos.

Además, estas diferencias fueron registradas por los chinos:

 


 


En resumen, el Sol no es un sistema cerrado que pueda quedarse sin combustible algún día.

 

Parece que el Sol obtiene su energía de una corriente eléctrica que recorre la galaxia. Mientras la corriente siga fluyendo, el Sol seguirá funcionando.

 

Sin embargo, cuando el Sol se apaga, puede significar que, de alguna manera, se está descargando de forma más eficiente.

 

No estamos hablando aquí de una descarga intraheliosférica habitual como las que desencadenan los cometas y que aumentan la actividad solar.

 

La actividad cometaria parece haber aumentado en los últimos años, lo que, según la dinámica eléctrica de los cometas, debería incrementar la actividad del Sol. sin embargo, no es el caso.

Una de las hipótesis es que el Sol esté siendo "aterrizado", posiblemente por un objeto masivo con carga opuesta, como una estrella compañera que incluso podría ser oscura, es decir, una enana marrón.

 

Si una estrella compañera se aproxima a nuestro sistema solar, podría ser responsable tanto del aumento de la actividad meteórica (porque impulsaría cuerpos de asteroides desde la nube de Oort hacia nuestro sistema solar) como de la disminución de la actividad solar ("puesta a tierra").

 

Hay que tener en cuenta que la actividad solar es uno de los principales fenómenos que permiten la destrucción de los cuerpos asteroides entrantes al ejercer sobre ellos intensos campos eléctricos.

 

De este modo, una estrella compañera de este tipo podría suponer una gran amenaza para la vida en la Tierra, tanto por el envío de cometas hacia la Tierra como por la desactivación del "sistema de protección" (aumento de la actividad solar en respuesta a los intrusos) contra la amenaza del impacto cometario.

Como ya se ha señalado, Anthony L. Peratt y sus colegas de Los Alamos Research Laboratories realizaron experimentos con plasma y descubrieron que las potentes descargas de plasma adoptan formas asombrosas, como figuras humanoides, humanos con cabeza de pájaro, anillos, rosquillas, serpientes retorcidas, etcétera.

 

Se da la circunstancia de que este tipo de formas han sido registradas por humanos ancestrales de todo el mundo, sobre todo en grabados rupestres conocidos como petroglifos.

 

Él escribe:

El descubrimiento de que objetos del Neolítico o de principios de la Edad de Bronce llevan patrones asociados a z-pinches de alta corriente proporciona una posible visión del origen y significado de estos antiguos símbolos producidos por el hombre. [...]

El descubrimiento de que las morfologías básicas de los petroglifos son las mismas que las registradas en las descargas de altísima densidad energética ha abierto una vía para desentrañar el origen de estas figuras aparentemente toscas, mal dibujadas y desordenadas que se encuentran en cantidades incontables por toda la Tierra.

 

Dibujados en estilo heteromac, estos antiguos patrones podrían imitar y reproducir fenómenos de alta energía que se grabarían en una pantalla de plasma no borrable.

 

Muchos petroglifos, aparentemente grabados hace varios milenios, tienen una descarga de plasma o contrapartida de inestabilidad, algunos en una base de uno a uno o superpuestos.

 

Más sorprendente es que las imágenes grabadas en roca son las únicas encontradas en experimentos de densidad de energía extrema; no se observan otros tipos de morfología o patrones

(Peratt, 2003, "Characteristics for the Occurrence of a High-Current, Z-Pinch aurora as Recorded in Antiquity").



Similitudes entre las formas de plasma

y los antiguos grabados en piedra.

 


Los eventos plasmáticos pueden calentar y fundir rocas, incinerar cosas que de otro modo no arderían, derretir capas de hielo, provocar terremotos y erupciones volcánicas, vaporizar masas de agua poco profundas y crear lluvias torrenciales.

 

Además, es muy probable que la radiación procedente del plasma afecte a los genes de los seres vivos, incluidos los humanos.

 

En resumen,

las interacciones plasmáticas entre la Tierra y los cometas pueden crear el caos.

En presencia de tales fenómenos, los humanos estarían aterrorizados y seguramente pensarían que están en presencia de seres vivos poderosos y destructivos, es decir, "dioses".

 

Durante esos periodos, podrían buscar cuevas, construir refugios subterráneos y ciudades, construir refugios de piedra maciza, etc. Las pruebas de todo ello están presentes en el registro arqueológico.

Robert Schoch, el geofísico de la Universidad de Boston que creó una polémica al señalar que la esfinge debe ser miles de años más antigua de lo que afirman los arqueólogos de la corriente dominante, debido a la presencia de una meteorización extrema por agua en su superficie, piensa que los eventos de plasma registrados por los antiguos en su arte rupestre se deben a la actividad extrema del sol.

 

Pero, como vamos a ver en algunas de las pruebas escritas reales más adelante, entender los cometas como cuerpos cargados eléctricamente, y tener en cuenta la hipótesis del cometa gigante de Clube y Napier, encaja mejor.

 

No excluyo la posibilidad de que el sol haya producido ciertamente algunos fenómenos de plasma aterradores en diferentes momentos de la historia, pero creo que la explicación más concisa que incluye todos los datos es la del,

cometa gigante con una carga eléctrica completa interactuando con el campo electromagnético de la tierra, incluyendo exhibiciones particularmente aterradoras de fragmentos entrando en la atmósfera terrestre.

Un cometa gigante también podría interactuar con los demás planetas del sistema solar, haciendo cosas como despojar a Marte de agua y vida, intercambiando potenciales eléctricos y dejando horribles cicatrices en ese planeta, interactuando con Venus de tal manera que Venus podría despojar de carga al cometa gigante, alterando así su propia composición electroquímica, y así sucesivamente.

 



La gigantesca cicatriz de Marte

tiene más de 3.000 km de longitud.

 


Como ya se ha señalado, Clube y Napier han hecho un cálculo retrospectivo de las órbitas de las corrientes de cometas y han descubierto que hace 9.500 años, dos corrientes principales se encontraban en órbitas idénticas, es decir, que debían de ser un solo cuerpo. eso significa que fue una época de ruptura importante.

 

El cometa (o asteroide) Oljato, uno de los cuerpos en cuestión, se encuentra en una órbita que lo habría situado en el plano orbital de la Tierra durante varios cientos de años en torno al 3000-3500 a. C., lo que significa que en ese periodo se habrían producido bastantes encuentros cercanos de tipo desastroso.

 

Al mismo tiempo, el cometa Encke también habría tenido una presencia dramática en los cielos.

 

Se calcula que los actuales meteoros táuridos del norte se separaron del cometa Encke hace unos mil años, lo que concuerda con las pruebas de Mike Baillie sobre los anillos de los árboles y los núcleos de hielo, y está registrado en los archivos chinos.

 

En resumen, el rastreo de órbitas de corrientes de meteoros y asteroides revela astronómica y científicamente lo que debió ocurrir en los cielos en diversos periodos de la historia de nuestra civilización actual, así como de civilizaciones anteriores.

 

La suma del volumen de los cometas y asteroides en cuestión, junto con las estimaciones de las diversas nubes y corrientes de polvo conectadas, indica que nuestro visitante gigante más reciente, que los antiguos conocían como Saturno (no el planeta), era realmente un monstruo.

 

Dio a luz a toda una familia de monstruos, y algunos de los productos de sus escisiones iniciales pasaron a convertirse en monstruos por derecho propio, cada uno con su propia familia de ahijados.

A pesar de que las cosas en los cielos se han calmado mucho, lo más probable es que todavía haya cientos de miles de cuerpos capaces de generar explosiones multimegatón tipo Tunguska en la Tierra, orbitando en las corrientes que cruzan la Tierra dejadas por el cometa gigante progenitor.

 

Clube y Napier escriben:

A los astrónomos, y a los científicos en general, les gusta considerarse jueces tolerantes y muy adaptables a los nuevos descubrimientos. sin embargo, en este caso la evidencia es mayoritariamente la contraria.

 

Por lo tanto, cabe esperar que en algunos círculos se ignoren los datos que están apareciendo ahora sobre la corriente de meteoros de las Táuridas, con la esperanza de que aparezca algo tranquilizador.

 

Si bien se trata de una estratagema académica consagrada para el tratamiento de nuevos datos discordantes, en este caso existe una dimensión moral: el enjambre tiene dientes.

(Clube y Napier, 1990, pág. 154.)
 


Las antiguas religiones del hombre prehistórico tenían un inequívoco carácter politeísta y astronómico. Esto plantea interrogantes sobre la naturaleza básica de los dioses a los que se rendía culto.

 

Si los cometas se incluían entre las deidades principales, su movimiento errático y su apariencia cambiante bien podrían haber inspirado una fácil aceptación del carácter voluble de los dioses antiguos. [...]

 

Muchos filósofos griegos y romanos estaban, entre otras cosas, muy preocupados por explicar los cometas en términos materialistas y despojarlos de cualquier cualidad sobrenatural.

 

En la medida en que las cabezas y colas de los cometas parecían adoptar a menudo una forma humana o animal, el objetivo parece haber sido demostrar que se trataba de ilusiones creadas por causas perfectamente naturales. [...]

 

En la práctica, sin embargo, la creencia en los dioses estaba tan arraigada que los argumentos parecen haber servido simplemente para convencer de que los dioses eran invisibles [en el cielo] [...]

 

El auge del materialismo en la época clásica llegó con el fallecimiento de algunos dioses prehistóricos muy importantes que eran cometas en el cielo.

 

Así pues, muchas de las leyendas de la mitología pueden interpretarse como relatos muy adornados de la evolución de uno, o quizá unos pocos, cometas muy grandes durante los últimos 2.000 años de la prehistoria.

(Clube y Napier, 1982, pág. 157)

En el Neolítico y en los primeros tiempos de la historia, debió de haber una cadena de cometas a simple vista que se movían a lo largo del zodiaco de forma muy parecida a como lo hacen los planetas.

 

En un momento dado, probablemente sólo había unos pocos cuerpos realmente grandes y dominantes, "hijos" del monstruoso progenitor.

 

Algunos de los "hijos" vinieron a la Tierra y causaron estragos o se enzarzaron en "guerras entre sí", produciendo interminables espectáculos aterradores.

 

Los núcleos de los cometas habrían sido mucho más brillantes que Venus, incluso a una distancia "segura".

 

Las tormentas de meteoros debieron de ser frecuentes, con muchas bolas de fuego explotando en la atmósfera durante las mismas:

los auténticos rayos de los dioses.

Y ciertamente los despliegues eléctricos debieron de ser impresionantes, ya fuera entre los cometas, o entre ellos y la Tierra, o entre ellos y otros planetas del sistema solar.

 

Como ya he señalado, el progenitor gigante es probablemente responsable de la destrucción y cicatrización de Marte y de la carga de la atmósfera de Venus, aunque eso fue muy al principio de su carrera.

 


con el plano que contiene la órbita de la Tierra

en diversas fechas Antes del presente.

Después de Clube y Napier.

 


En la figura anterior, vemos varios nodos de intersecciones importantes entre la órbita del cometa Encke y el plano de la órbita terrestre.

Estas fechas aproximadas coinciden con los datos científicos obtenidos de la propia Tierra.

Las antiguas tradiciones del "fin del Mundo", (sí, muchos "mundos" han terminado a lo largo de la historia), los periodos intermedios egipcios, el colapso de la Edad de Bronce, el fin del Imperio Romano, y más, todos tienen que ser reexaminados con la inclusión de los datos científicos basados en observaciones astronómicas y la ingeniería retrospectiva de los datos así obtenidos.

Con el paso del tiempo, por supuesto, los cometas comenzarían a perder su carga y sus gases y sus colas habrían disminuido y desaparecido de la vista, dejando sólo las predecibles lluvias de meteoros anuales.

 

Los dioses que antaño lanzaban rayos celestes y que periódicamente se enfadaban con los seres humanos y "destruían el mundo entero" experimentaron su propia inmolación, el Gotterdammerung, aunque sospechamos que sus "cadáveres" siguen ahí fuera, ennegrecidos por el fuego - invisibles, por así decirlo - pero todavía letales.

En los primeros tiempos, las catástrofes celestes procedían de la constelación de Aries, pero debido a la evolución de las órbitas, se desplazaron gradualmente a Tauro.

 

En los Textos de las Pirámides, la religión celeste más antigua, incluso más que los faraones, era el culto a un dios dador de vida, lluvia y "fuego celeste".

El culto al dios del cielo domina tanto a los indoeuropeos del norte como a los pueblos semíticos del sur desde los tiempos más remotos.

 

E incluso en los primeros tiempos, el dios del cielo no existía solo: dio a luz y propagó todo un panteón de dioses menores y semidioses.

Un buen número de investigadores alternativos se han subido al carro de afirmar que los planetas actuales de nuestro sistema solar se mueven fuera de sus órbitas e interactúan entre sí de forma cercana y aterradora, incluyendo el intercambio de "rayos" y demás.

 

Parece que la razón de esta interpretación se debe a la confusión sobre los nombres de los dioses que más tarde se dieron a los planetas que antes se asociaban a un determinado acontecimiento cometario.

 

No creo que estas personas estén considerando realmente la mecánica de lo que proponen, que en realidad es improbable, si no imposible. Tenemos que buscar una comprensión más profunda y ahí es donde encontramos que la teoría de Clube y Napier de un cometa gigante - o más de uno - y la investigación que han hecho de las órbitas y textos antiguos, completa el cuadro.

Como veremos más adelante, fue en el siglo IV a. C. cuando el pensamiento cosmológico cambió de forma significativa con el auge del nuevo racionalismo griego.

 

Esto sólo pudo ocurrir si los "dioses" que habían estado aterrorizando a la Tierra durante milenios empezaban a disminuir en tamaño, número y frecuencia de aparición; a esparcirse y dispersarse en órbitas más largas.

 

Es en este punto donde descubrimos que el estudio del movimiento planetario surgió como una "explicación" de lo que los antiguos, ignorantes e irracionales pueblos estaban realmente hablando cuando hablaban de "dioses en el cielo".

 

Sólo después de esta época se dio a los planetas los nombres de dioses conocidos, nombres que antes habían pertenecido a los cometas gigantes y a sus descendientes.

 

Al mismo tiempo, a los planetas se les asignaron algunas características cometarias, lo que no tiene ningún sentido a menos que los nombres pertenecieran originalmente a cometas.

 

Ya en el siglo IX, el astrólogo de Bagdad Kitab al-Mughni,

describía a Júpiter como "barbudo" y a Marte como "lámpara", a Mercurio como "lanza" y a Venus como "jinete".

Son términos que siempre, antes y después, se han utilizado para describir a los cometas.(También se nos recuerda la "lámpara" que pasó entre la ofrenda del pacto de Abraham, por no hablar de los arbustos ardientes, las columnas de fuego y nube, etc.).

La idea de que los planetas, en sus distantes y plácidas órbitas, tuvieran alguna importancia se debe a Platón y Eudoxo.

 

Ellos elaboraron una explicación de las órbitas que eran estables, circulares, geométricas y simples, aunque Platón tuvo en cuenta la antigua visión del mundo y sus acontecimientos en el Timeo.

 

Luego llegó el discípulo de Platón, Aristóteles, con su cosmología radical que desterraba todo lo que no fuera evidente "aquí y ahora".

Sombras de Einstein y el dogma científico moderno, ¡sin duda!

Los dioses cometarios se redujeron a lejanos recuerdos populares de héroes terrenales y se suprimió por completo la sensación de que "allí y entonces" las cosas eran muy diferentes; sin duda, había un motivo político detrás de esto.

La cosmología aristotélica, centrada en las "esferas" planetarias perfectas, ascendió y dominó la religión y el mundo académico, y esta condición se mantiene, más o menos, hasta el presente, a pesar de Tunguska y otras pruebas.

A medida que los dioses del cielo se desvanecían, los mitos sobre ellos se hacían cada vez menos comprensibles. Evidentemente, se trataba de seres celestiales, pero su identificación planteaba un problema.

 

Los únicos cuerpos aparentemente móviles del sistema solar eran los planetas y algún que otro cometa, y estaba claro que los planetas eran demasiado pocos en número y demasiado simples en movimiento para sustentar las alocadas historias de los mitos celestiales.

 

Así, junto con la transferencia de los nombres de algunos de los principales cometas a los planetas, los nombres de muchos de los otros dioses pasaron a asignarse a antiguos héroes, fundadores de ciudades, etc.

Las pruebas parecen apuntar a la idea de que Aristóteles (entre otros, como veremos más adelante) se ocupó de,

acallar los temores y erradicar las supersticiones del hombre medio.

Hizo bien su trabajo y nosotros hemos sufrido las consecuencias durante mucho tiempo, y puede que aún suframos más.
 

 


Obsérvese en el gráfico anterior que,

en la época de Platón,

aún se utilizaba el nombre de "estrella de _____".

Esta designación de "estrella de..."

era una referencia directa a la naturaleza brillante

de los cometas que habían evocado estos nombres.

Sin embargo, hacia el año 200 a. C., el término "estrella de"

había desaparecido y, hacia el 100 a. C.,

probablemente ya nadie recordaba que

esos nombres pertenecieran a cometas.

 


(Aquí me salto los siguientes capítulos del libro donde presento las pruebas de que los nombres de estos "dioses" babilónicos eran originalmente nombres de cometas/fragmentos de cometas).

La conclusión es la siguiente:

las ciencias "duras" deben tener la última palabra sobre lo que ocurrió exactamente en términos astronómicos y eso es lo que Clube, Napier, Baille, Hoyle y algunos otros han proporcionado...

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