por Avi Loeb del Sitio Web ElConfidencial
en el Real Colegio Naval de Greenwich.
(EFE EPA VICKIE FLORES)
Máquinas biológicas autoreplicantes.
El astrofísico Avi Loeb explica la teoría del jardinero cósmico y explora la posibilidad de que la vida en la Tierra fuera 'plantada' por inteligencias artificiales autorreplicadas conocidas como sondas von Neumann.
Ayer mantuve una conversación fascinante con el brillante investigador de biología sintética George Church.
Este raro diálogo interdisciplinar fue grabado para una nueva serie de pódcasts coordinada por Rick Coyle, fundador de Accelerator Media, una organización sin ánimo de lucro de Estados Unidos dedicada a inspirar curiosidad y fomentar el aprendizaje continuo a través de medios educativos.
El formato de este nuevo pódcast reúne a dos expertos de diferentes campos para una conversación sin moderador sobre temas que conectan o despiertan el interés de ambos participantes.
Nuestro pódcast se publicó aquí en El
Confidencial.
La química de la vida tal y como la conocemos podría haber comenzado poco después de la formación de las primeras estrellas, hace unos 100 millones de años después del Big Bang, en regiones enriquecidas con elementos pesados por las explosiones de las primeras estrellas.
Si lo que
encontramos en la Tierra es representativo de lo que pasa en el
cosmos, una forma de vida multicelular compleja habría tardado miles
de millones de años en emerger a partir de un caldo químico, lo que
explicaría por qué aparecimos tan tarde en la historia cósmica.
El intenso
bombardeo de meteoritos en Marte podría haber levantado rocas que
alcanzaron la Tierra transportando diminutos astronautas en forma de
microbios marcianos, 4.200 millones de años antes de que
Elon Musk
declarase querer enviar astronautas humanos a Marte. Hay algunas inexplicables en nuestra comprensión de cómo emergió la vida compleja en la Tierra.
El jardinero cósmico es una hipótesis viable que merece ser explorada.
Esto me recordó las preocupaciones infundadas sobre el Gran Colisionador de Hadrones del CERN y la posibilidad de que produjera mini agujeros negros que podrían consumir la Tierra.
Los rayos
cósmicos impactan rutinariamente sobre
hadrones en la atmósfera
terrestre con energías superiores, y no han provocado ninguna
catástrofe en los 4.600 millones de años de existencia de nuestro
planeta.
Estuvo de acuerdo en que esta es una
hipótesis
viable que merece ser explorada, ya que hay algunas lagunas
inexplicables en nuestra comprensión de cómo
emergió la vida
compleja en la Tierra.
George Church y Avi Loeb
Si los "jardineros" fueran plataformas tecnológicas con inteligencia artificial (IA), seguramente habrían reconocido los grandes beneficios de la química para usar materiales terrestres y transformar el caldo químico local en máquinas autorreplicantes que dieran lugar a la forma de vida compleja tal y como la conocemos.
En ese caso, la visión inspirada por las máquinas autorreplicantes de origen extraterrestre propuestas por John von Neumann sería la vida terrestre tal y como la conocemos.
Von Neumann propuso esta idea abstracta en conferencias impartidas en la Universidad de Illinois en 1948 y 1949, antes del descubrimiento de la estructura de doble hélice de la molécula de ADN.
John von Neumann
Tres décadas después de las conferencias de von Neumann, Freeman Dyson sugirió el concepto del Astropol en su libro 'Disturbing the Universe'.
Dyson imaginó una nave espacial de un kilo de
peso que sería una mezcla de biología, microelectrónica e
inteligencia artificial capaz de fabricar sondas autorreplicantes en
el espacio.
Al fin y al cabo, el cerebro humano consume 20 vatios y supera en muchas tareas a los mejores sistemas de IA que hemos desarrollado hasta ahora, los cuales consumen gigavatios de potencia.
El análisis multimodal es un área no resuelta en el análisis mediante aprendizaje automático, mientras que el cerebro humano combina rutinariamente datos de los ojos, oídos y el tacto.
Sólo ha pasado un siglo desde el descubrimiento de la mecánica quántica, y podría ser que sólo nos quede otro siglo antes de que nuestra civilización se destruya tecnológicamente.
George añadió que nuestro ritmo de avances tecnológicos se está acelerando y los riesgos existenciales están creciendo rápidamente.
El fin de la historia humana en la Tierra probablemente ocurrirá mucho antes de que el Sol evapore todos los océanos terrestres dentro de mil millones de años.
Comenté que la clave para la supervivencia radicaría en nuestra capacidad para escapar en una plataforma espacial habitable desde el planeta en el que nacimos.
La humanidad podría sobrevivir siempre y cuando priorice invertir los 2,4 billones de dólares al año del presupuesto militar en exploración espacial.
Mi esperanza realista es que,
En cuanto a nuestro futuro, George señaló que el cerebro humano probablemente será extendido y se volverá mucho más potente en las próximas décadas.
También cree que nuestra generación será la
primera en tener la opción de no morir, ya que la
biología sintética podrá reparar el
daño continuo en nuestros cuerpos dentro de las próximas décadas.
Me pregunto de qué podríamos hablar dentro de un millón de años, cuando la ciencia y la tecnología estarán mucho más allá de lo que podemos imaginar hoy.
No me importaría sumar a científicos alienígenas a la conversación.
Pero insistiré en un formato remoto para esa
grabación del pódcast, ya que me preocupa que los alienígenas puedan
infectar a George y a mí con
patógenos especulares...
|