por Redacción
26 Febrero 2024
del Sitio Web
MPR21
La Organización Mundial de la Salud (OMS),
que desde enero de 2020 ha recibido 782 millones de dólares en
subvenciones de la Fundación Bill y Melinda
Gates, es una agencia de
las Naciones Unidas financiada por
corporaciones y presionada por grupos de presión sin jurisdicción
legal sobre los territorios de sus 194 estados miembros, sobre los
que actúa teóricamente con carácter consultivo, pero eso va a
cambiar pronto.
El 3 de marzo de 2022, cuando se revocaron la mayoría de
confinamientos y restricciones COVID
en toda Europa, y la
OTAN declaró su guerra contra Rusia,
el Consejo Europeo adoptó una decisión para autorizar la apertura de
negociaciones para un Tratado internacional sobre prevención,
preparación y respuesta ante pandemias, que está pasando sin
pena ni gloria por la agenda informativa.
Según los términos de este Tratado,
los estados miembros de la Organización
Mundial de la Salud estarán legalmente obligados a implementar
restricciones a derechos y libertades, como libertad
ambulatoria, el uso obligatorio de mascarillas, las terapias
genética obligatorias, un sistema de identidad digital y
programas de vigilancia y censura,
...todo
a 'juicio' de la OMS.
La base de este acuerdo es el artículo 19 de la Constitución de la
Organización Mundial de la Salud, que establece que la Asamblea
General de la OMS puede adoptar acuerdos que, si son aprobados por
una mayoría de dos tercios, son vinculantes para todos los estados
miembros.
Según estos acuerdos, los estados miembros de la
OMS pueden ceder su soberanía a la alta institución para que sea
ésta quien decida qué restricciones impondrán a sus poblaciones,
independientemente de los gobiernos.
Lo más importante es que, una vez plasmadas en un tratado
jurídicamente vinculante, la eficacia o la lógica de estas llamadas
"medidas", ninguna de las cuales se ha utilizado antes como
respuesta a pandemias virales, y todas ellas han demostrado ser
ineficaces y muchas veces más peligrosas que el virus, ya no estará
abierto a debate.
En cambio, la OMS se convertirá en algo así como el Comité de
Expertos o el llamado "Consejo Interterritorial de Salud"
español, es decir,
un comité tecnocrático cuyos integrantes
nadie ha elegido y al que los gobiernos de los estados
nacionales pueden ceder sus ámbitos de decisión bajo pretexto
sanitario cuando así lo deseen, y que es el ejemplo máximo de
las formas de gobernanza que actualmente pueblan a la mayoría de
Estados de la Unión Europea, en los que la fachada
democrática se va derrumbando por momentos.
Al igual que el Foro Económico Mundial (FEM)
con el que se asoció el 11 de marzo de 2020 (el mismo día en
que la Organización Mundial de la Salud declaró la "pandemia"), esta
tecnocracia internacional no
elegida y que no rinde cuentas, es el nuevo paradigma de gobernanza
que ha surgido bajo el manto de la "crisis" fabricada por el
coronavirus.
El Consejo Europeo está dispuesto a firmar la resolución de la
Organización Mundial de la Salud sobre Prevención, Preparación y
Respuesta a Pandemias, para la cual más de 70 estados miembros,
incluyendo España, han abogado por un acuerdo internacional fuerte y
jurídicamente vinculante.
Sin embargo este Tratado es un cheque en blanco para los gobiernos
nacionales de justificar y disculpar las consecuencias devastadoras
de,
Por lo tanto, cuando se adopte, el Tratado de
Prevención, Preparación y Respuesta a Pandemias despolitizará y
eliminará de la impugnación parlamentaria o jurídica la discusión
sobre dichas medidas represivas.
La adopción de este Tratado por todos los gobiernos occidentales,
sin referéndum, votación parlamentaria, debate público o mención en
los medios, demuestra que la fachada de democracia que estos
gobiernos lucharon por mantener durante dos años de confinamientos y
vacunación masiva ahora se ha desgarrado, y ahora estamos en guerra.
Y como cada guerra librada por Occidente desde 1945, fue iniciada
por Estados Unidos.
Lo que hace que éste sea diferente y nuevo es que
se libra no sólo contra el tradicional eje del mal (Rusia, China,
Irán, etc.), sino que también es una guerra interna.
Las armas de esta guerra no son los tanques y los misiles de largo
alcance, sino la identidad digital, la moneda digital del banco
central y la terapia genética.
Sus alianzas son
la Agenda 2030 y el
Tratado de Prevención, Preparación y
Respuesta a Pandemias.
Sus campañas son confinamientos y ciudades de
15 minutos.
Sus gritos de batalla son "sostenibilidad", "inclusividad"
y "bioseguridad".
Según el Tratado de Prevención, Preparación y
Respuesta a Pandemias de la Organización Mundial de la Salud, cuyo
primer borrador se publicó el 1 de febrero de 2023, 194 países
asignarán el 5 por ciento de sus presupuestos de salud y un
porcentaje aún no especificado de su Producto Interno Bruto para
implementar sus artículos.
En efecto, esto dará a la OMS control sobre un presupuesto mayor que
el del Departamento de Defensa de Estados Unidos, y con fines
similares.
Esto supondrá la expropiación anual de billones
de dólares de fondos públicos de las arcas de los Estados firmantes
al control presupuestario y administrativo de la Organización
Mundial de la Salud.
La traducción de esto es la cada vez mayor privatización de la
atención sanitaria mundial a través de contratos con el creciente
número de empresas que suministran "productos pandémicos" - desde
equipos de protección personal y pruebas RT-PCR hasta terapias
genéticas y tecnología de vigilancia.
Con estos productos el seguimiento y censura de cualquier opinión,
dato, evidencia, argumento o conocimiento que contradiga los
pronunciamientos y juicios de la Organización Mundial de la Salud
será de inmediato censurado y perseguido, como ya está ocurriendo
con la mayoría de plataformas y redes sociales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de este
Tratado, ejercerá
la autoridad del brazo de
bioseguridad de un Gobierno Mundial no elegido, tecnocrático,
irresponsable, autoritario y totalitario que fusiona los intereses
del Estado nación con los de las corporaciones internacionales.
En otras palabras,
el 'Tratado' es el instrumento del fascismo
del siglo XXI...
|