están en pleno boom...
Para protegerse se construyen cada vez más búnker de lujo.
CNN tiene un artículo en el que reseña esta tendencia y destaca
algunos de los búnker más notables pertenecientes a los
multimillonarios que se están preparando (uno de ellos, señala, es
Bill Gates).
Según un ejecutivo de una de las
empresas que fabrican estos refugios de lujo, en los últimos años la
construcción de estas propiedades ha aumentado un 700%.
Les llaman "Designer
Arks", como el Arca de Noé pero con diseños vanguardistas,
personalizados a las "necesidades" de los multimillonarios.
Según CNN, The Oppidum, en la República Checa, podría ser (código 8636) el,
Se trata de una ex-instalación de alta seguridad comunista que ahora tiene un
complejo subterráneo de 77 mil pies con todas las amenidades: cine,
spa, cava de vinos, etcétera.
Rushkoff narra cómo en lugar de presentarse ante una audiencia, como suele ocurrir cuando da una plática, fue sentado en una mesa con cinco hombres multimillonarios del mundo de las finanzas, los cuales no estaban realmente interesados en lo que había preparado.
Los jerarcas tenían sus propias preguntas:
De manera más alarmante, uno de los hombres de este cónclave lo cuestionó sobre cómo mantener su autoridad una vez que ocurriera "El Evento", algo así como la singularidad, o el cataclismo que se viene (sea cual sea su detonador final), cuando las masas y sus propios trabajadores finalmente se subleven en su contra.
Rushkoff escribe que para estas personas "el futuro de la tecnología" significaba prepararse para el momento en el que se pudiera,
En una sola palabra, dice Rushkoff, la tecnología para ellos se trata de "escapar".
-
¿Sólo los Más Ricos Sobrevivirán y Trascenderán la Condición Humana?
- 09 Julio 2018 del Sitio Web PijamaSurf
Douglas Rushkoff ha escrito un importante artículo sobre las implicaciones de la ideología transhumanista y el actual paradigma tecno-económico...
Es quizás uno de los más dignos herederos de Marshall McLuhan, seguramente el analista de medios más brillante de la historia.
En los albores del Internet, Rushkoff se mostró muy entusiasta del poder de este nuevo medio, en el cual veía un potencial casi psicodélico de transformar la cultura de una manera viral (él mismo acuñó el término "viral" para referirse a la transmisión contagiosa de información en línea y su capacidad de producir cambio).
Con el tiempo, sin embargo, Rushkoff ha vivido un progresivo desencantamiento de su postura inicial, al notar que el espíritu libre de Internet ha venido decayendo en proporción al enorme poder de grandes corporaciones como, Recientemente, Rushkoff ha sido especialmente crítico de la economía digital basada en el crecimiento infinito (pedal-to-the-metal) y no en la verdadera prosperidad humana, así como también de la creciente automatización, tema que trata con gran énfasis en su podcast Team Human.
A grandes rasgos, Rushkoff considera que la automatización y el dataísmo (la cuantificación de la experiencia humana y la apuesta a favor de los algoritmos y las máquinas por sobre las facultades humanas) ponen en riesgo aquellas cualidades más importantes de la vida humana encarnada en el mundo.
Podríamos decir que para Rushkoff
el transhumanismo - la corriente de pensamiento en la vanguardia de
Silicon Valley - es, en realidad, una deshumanización o un
antihumanismo.
En lugar de presentarse ante una audiencia, como suele ocurrir, fue sentado en una mesa con cinco hombres multimillonarios del mundo de las finanzas, los cuales no estaban realmente interesados en lo que había preparado.
Los jerarcas tenían sus propias preguntas: querían saber cosas puntuales como,
De manera más alarmante, uno de los hombres de este cónclave lo cuestionó sobre cómo mantener su autoridad una vez que ocurriera "El Evento", algo así como la singularidad, o el cataclismo que se viene (sea cual sea su detonador final), cuando las masas y sus propios trabajadores finalmente se subleven en su contra.
Rushkoff escribe que para estas personas "el futuro de la tecnología" significaba prepararse para el momento en el que se pudiera,
En una sola palabra, dice Rushkoff, la
tecnología para ellos se trata de "escapar".
Quizás habría que preguntarnos hasta qué punto también nosotros, aunque probablemente no tenemos estas intenciones tan perversas o majestuosas para la tecnología, también la usamos sobre todo para escapar.
El matemático francés Blaise Pascal escribió hace más de 300 años que,
Desde hace 300 años por lo menos, la tecnología ya era usada por las clases más altas para evitar enfrentar lo más crudo de la condición humana.
El mismo Pascal también escribió que:
Es buscando evitar ese momento de confrontación con nuestro propio ser - con el tedio o con el silencio - que puede verse casi como una anticipación de nuestra muerte o del vacío, que el hombre,
...que a fin de cuentas no son más que distracciones o evasiones de aquello que realmente le apremia.
Como dice el mismo Pascal,
A diferencia de lo que suelen creer los magnates de Silicon Valley y su grupo de intelectuales, para Rushkoff no es tan obvio que sea algo bueno trascender la condición humana.
La trascendencia no sólo implica superar el sufrimiento y la muerte -si es que tal cosa es posible-; implica también, seguramente, trascender,
Y dicha trascendencia parte de la noción, tomada como verdadera por el transhumanismo, de que los humanos somos reductibles a nada más que,
Como notó preclaramente McLuhan,
El tema aquí es que aunque es indudable que la visión del mundo enarbolada por la ciencia es sumamente poderosa, esta visión no está completa, especialmente porque no tenemos un modelo mínimamente aceptable de qué es realmente la conciencia ("el problema duro de la ciencia"), lo cual significa que realmente no sabemos quiénes somos.
Por esto es relevante la confrontación que hace Rushkoff entre el "equipo humano" (team human) y el "equipo de las máquinas".
Si bien en primera instancia esta confrontación puede ser polarizadora y simplista, está justificada, pues el mismo poder tecno-económico ya ha elegido su bando al decidir que el ser humano debe ser trascendido, ya que no es capaz de resolver su predicamento existencial de manera satisfactoria por sus propios medios.
Alguien
debe defender a los humanos.
Actualmente, empiezan a haber señales preocupantes que evocan las distopías más suaves y sofisticadas - no la de Orwell, sino más bien la de Huxley o las de Dick.
Pues, como dice Rushkoff, estos hombres multimillonarios que se sientan arriba de la pirámide ven el mundo como una especie de videojuego apocalíptico,
Estos grandes CEOs no parecen estar apostando ni por el ser humano ni por el planeta Tierra; más bien, parecen asumir que ambos son casos perdidos o al menos prescindibles.
Su apuesta es por encontrar una puerta de salida - un cohete interestelar, una máquina que albergue su conciencia, algún tipo de elixir de la larga vida - para asegurar su propia continuidad cuando hayamos destruido la casa o cuando simplemente las cosas ya sean demasiado hostiles.
La realidad es que el mundo está en crisis,
Seguramente, no porque no tenga el potencial de hacerlo, sino porque no es usada ética y humanamente.
El problema, explica Rushkoff, es que se programa y se diseña desde una perspectiva en la que no se le da mucho valor al ser humano:
Rushkoff plantea simplemente humanizar la tecnología, ponerla al servicio de las personas y, sobre todo, embeber en el sistema operativo de la cultura la noción básica de que,
Esto puede sonar ingenuo, pero quizá sea la única chance que tenemos si no queremos llegar a un escenario auténticamente distópico como el que constantemente imagina la ciencia ficción, o como el que ha planteado ya Yuval Noah Harari en su libro de no-ficción Homo Deus, el cual, por cierto, es uno de los favoritos de los ejecutivos de Silicon Valley.
Harari escribe:
En principio, esto puede sonar muy bien.
Esto no es nuevo; el ser humano naturalmente busca convertirse en algo superior, teme la muerte y anhela la divinidad.
No obstante, es difícil creer, suponiendo que tal salto evolutivo sea posible, que el Homo Deus no estará reservado para Bezos, Zuckerberg y sus amigos (o sus sucesores).
El panorama no pintaría muy bien, en dicho caso, para la mayoría de los sapiens, meros mortales.
Especialmente en tanto que, como nota el mismo Harari,
Así que no es probable que todos puedan acceder a un upgrade, y más aún, que los que ya lo hayan hecho quieran que los demás los alcancen.
Quizás podremos convertirnos en "dioses", pero es muy probable que tal estado superior refleje nuestros intereses, deseos y deficiencias morales actuales.
Y es que, como dice Rushkoff,
Todo esto me hace recordar algo que alguna vez dijo Carl Jung:
Me pregunto si nuestra conciencia y nuestra moralidad están a la altura de nuestra tecnología. No se puede hacer demasiado hincapié en el riesgo de que no lo estén.
Me queda el consuelo, sin embargo,
de pensar (o querer creer) que sin un verdadero sentido moral, es
difícil que el conocimiento llegue muy lejos.
Quizás necesitemos una nueva declaración de la dignidad humana (y de paso, un nuevo Martín Lutero que desafíe a la "iglesia de la tecnología").
Mientras tanto,
releer el texto de Pico no está de más, especialmente porque Della Mirandola plantea ahí un camino para alcanzar lo mismo que desea el
transhumanismo, pero desde el humanismo...
|