CAMBIO CLIMÁTICO:
11. Subrayamos
la urgencia de transformar y diversificar rápidamente los
sistemas energéticos, promover la seguridad y resiliencia
energética y la estabilidad de los mercados, acelerando y
asegurando transiciones energéticas limpias, sostenibles e
inclusivas (...) y un flujo de inversiones sostenibles.
Aunque el documento esté firmado por los líderes de diferentes
países, está claro que éstos no son más que los voceros de la
"élite" de poder financiero que es quien realmente diseña y
ejecuta la
Cuarta Revolución Industrial.
Este párrafo se traduce
entonces mejor como,
"Nosotros, los planificadores de estas
políticas, buscamos canalizar grandes flujos de inversiones para
hacer realidad estas transiciones en los sistemas energéticos (y
productivos) lo más rápido posible, y los líderes de los
gobiernos declaran su subordinación a nuestra agenda".
12. Reconocemos la importancia de acelerar el desarrollo,
despliegue y difusión de tecnologías, y la adopción de políticas
para la transición hacia sistemas de energía de bajas emisiones,
incluso aumentando rápidamente el despliegue de generación de
energía limpia (...) incluida la aceleración de los esfuerzos
hacia la reducción gradual de energía de carbón (...)
Aumentaremos
nuestros esfuerzos para implementar el compromiso asumido en
2009 en Pittsburgh de eliminar y racionalizar, en el mediano
plazo, los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles que
fomentan el consumo derrochador.
Estamos comprometidos a promover la inversión en infraestructura
e industria sostenibles, así como tecnologías innovadoras y una
amplia gama de mecanismos fiscales, de mercado y regulatorios
para apoyar las transiciones de energía limpia, incluido, según
corresponda, el uso de mecanismos de tarificación y no
tarificación del carbono.
Los multimillonarios más grandes que jamás han existido, quienes
obtuvieron sus fortunas gracias al consumismo y las condiciones
económicas creadas por las burbujas financieras, ahora descubren
que el resto de la humanidad "derrocha" y debe ser más austera.
Naturalmente un sistema como el actual basado en el crecimiento
continuo del PBI, combustibles fósiles no renovables y la
sobreexplotación de recursos, no puede mantenerse
indefinidamente.
Será necesario en algún momento cambiarlo...
Quienes planifican a largo plazo lo saben, y por ello vienen
buscando alternativas que les permitan realizar la transición
sin perder su lugar de poder.
El mismo
Klaus Schwab ha
manifestado que en el nuevo sistema,
"la tiranía del crecimiento
del PBI terminará"...
(Covid-19 - El Gran Reset, p. 28)
Los avances tecnológicos más importantes en cuanto a nuevas
fuentes de energía seguramente se mantendrán en secreto el mayor
tiempo posible para no perder la ventaja sobre los competidores.
Actualmente se habla abiertamente en la prensa de importantes
avances en la tecnología de fusión de hidrógeno, una tecnología
muy cara que sin duda estará por largo tiempo en manos de las
principales potencias.
Sin embargo cuando uno se informa más en
detalle, se da cuenta que aparentemente hay desafíos técnicos
que no se han podido resolver, de manera que nos preguntamos,
si
en realidad los avances no se estarán logrando por otro lado... 1
Sea como sea, las
grandes inversiones realizadas por EE.UU. o Europa en la
investigación de "energías limpias" son un indicador de que a
algo se debe estar arribando.
Sería muy ingenuo creer que la
familia Rockefeller abandona aceleradamente sus inversiones en
petróleo, a pesar de haber todavía reservas suficientes para
muchos años, para reinvertirlas en energías alternativas, debido
a una súbita preocupación por el planeta.
Lo mismo ocurre con
las principales petroleras, como Exxon, Shell o Repsol, que han
dejado de buscar nuevos pozos, ya que no les es rentable.
Les
conviene dejar que suba el precio del crudo y hacerse con la
ganancia.
El petróleo está lejos de acabarse, pero el petróleo
de extracción fácil que no requiere grandes costos sí está
comenzando a escasear.
Lo que es seguro para nosotros es que
no existe ninguna
catástrofe climática en ciernes...
Constatar que es una coartada
lo deja a uno estupefacto.
La instalación de ese tema en el
sentido común de la gente no es más que otra muestra del enorme
poder de propaganda e intromisión en los programas de estudio
que puede lograr todo aquello que es impulsado desde la "elite".
Cualquier climatólogo realmente informado tiene, como mínimo,
sus grandes reservas frente a esos pronósticos apocalípticos,
que la prensa y los engendros de organismos internacionales como
el IPCC agitan constantemente.
Los memoriosos recordarán que ya
en los años '90 y a principios del siglo XXI se nos decía, desde
titulares catastróficos en los principales diarios, que para la
época actual habría ciudades costeras bajo el mar por el
derretimiento de los casquillos polares, lo cual nunca estuvo ni
cerca de ocurrir.
Tampoco ahora los propietarios de hoteles
costeros, los servicios de inteligencia de los principales
países o la mayoría de los científicos parecen realmente
preocupados por ninguna catástrofe inminente que ponga en
peligro a la humanidad, cuyos signos no se ven por ningún lado.
Lo cierto es que el volumen de CO2 es insignificante frente a
otros gases de la atmósfera, y principalmente frente al vapor de
agua, principal responsable de mantener el efecto invernadero.
Además han existido antes de nosotros épocas con temperaturas
más altas en veranos, como el óptimo medieval, o sin ir tan
lejos, la década de los años '20 del siglo pasado, de la cual
tenemos registros detallados de temperatura para muchos países,
y ello no condujo a ninguna catástrofe.
La curva estadística que
muestra un leve aumento de temperatura promedio desde los años
'50 o '70 se está estabilizando, lo cual no permite ya abusar de
ella haciendo proyecciones lineales a 50 años, y por otra parte
no es uniforme en todo el globo (por ejemplo en la Antártida la
cantidad de hielo ha aumentado en los últimos años).
Todo indica que los cambios generales de temperatura de una
época a otra son cíclicos y se deben principalmente a la
actividad solar.
Existen sin embargo actualmente algunos eventos
climáticos desusados, modificaciones llamativas como la que ha
ocurrido con la Corriente del Niño, pero no son tan extremos
como se los presenta, y se deben a múltiples factores, desde la
tala indiscriminada a muy posiblemente la manipulación
deliberada de las precipitaciones en ciertas zonas mediante
ingeniería climática.
Es decir, nada indica que vaya a haber
ninguna modificación brusca del clima, menos por la emisión de
carbono o metano de las actividades productivas, y mucho menos
por las actividades vitales diarias (eso ya es ridículo). Si
llega a ocurrir, habría que investigar seriamente si sus causas
no son artificiales.
Sin embargo los promotores de la histeria climática siguen
diciendo que estamos en un punto de no-retorno y debemos hacer
los mayores sacrificios inmediatamente.
Esta es una afirmación
política que no cuenta con respaldo en el mundo científico, y
cuanto más se la exagera para justificar toda clase de medidas
disparatadas, más evidente resulta.
Al Gore, quien fue el
responsable de instalar este tema en la agenda política en 2006
con la publicación del libro Una verdad incómoda, había
pronosticado entonces que se llegaría a ese "punto de
no-retorno" alrededor de 2016, lo cual evidentemente no ocurrió.
Lo notable es que para sostener el discurso del "calentamiento
global inédito producido por el hombre que nos lleva a un apocalipsis planetario" sus voceros nunca pueden ir más atrás de
la década de los '70 o '50 del siglo XX, momento en el cual las
temperaturas estuvieron en un punto mínimo.
Cuando se les contra, argumentan que hay múltiples testimonios e incluso
registros detallados de que antes de eso hubo épocas con
temperaturas mucho más altas, alegan que los registros
anteriores no cubrían el globo entero, y que allí donde señalan
un mayor calor, se trata seguramente de un fenómeno local, sin
embargo,
¡ellos tampoco pueden demostrar que la temperatura
global era entonces más baja!...
Así de endeble es el relato del "calentamiento global".
Una
proyección estadística antojadiza y manipulada del aumento de un
grado centígrado (sí, leyeron bien, uno) en la temperatura media
global registrada desde la década de los ́70 hasta hace unos
pocos años atrás, cuya relación con las emisiones de CO2 es muy
discutible, y en el mejor de los casos muy parcial.
En el corto
plazo, si se quitan de forma abrupta los subsidios al petróleo y
se crean impuestos arbitrarios a los combustibles fósiles, se
encarecerá artificialmente la energía para el consumo individual
y para las fábricas. Esto golpeará especialmente a los países en
desarrollo.
Se sabe además que el mecanismo de "bonos de carbono" no es más
que un gran negocio financiero, que no ha disminuido en nada la
cantidad de emisiones contaminantes supuestamente responsables
del calentamiento global por parte de los países
industrializados.
Sirve solamente para obligar a las grandes
empresas a subsidiar la investigación de nuevas fuentes de
energía, mientras su capacidad de contaminar sigue intacta.
A la
vez, genera un mercado millonario de especulación de bonos.
Es
además un instrumento deliberado para frenar el desarrollo de
los países del tercer mundo, ya que el límite de emisiones de
carbono se ha fijado según el desarrollo de cada país (cuantas
más empresas contaminantes, más permisos, paradójicamente).
Naturalmente, no vemos nada de malo en el desarrollo de fuentes
de energía menos contaminantes.
Lo perverso del asunto es que
las medidas de reducción de "emisiones de carbono" están muy
lejos de quedarse en impuestos a algunas industrias, y eso es lo
que muchos ecologistas bienintencionados ni siquiera sospechan.
En realidad es una descarada coartada multi-uso, en cuya
instalación a nivel social se ha seguido el principio de la
ventana de Overton hasta un extremo surrealista, pero ya nada
sorprende, ni la más descarada impostura.
En un principio se instaló la idea de limitar
las emisiones de
CO2 criticando los excesos de la actividad industrial, lo cual
hacía el objetivo simpático por varios motivos ecológicos.
Pero
más tarde, en un giro más que llamativo, se comenzó a señalar
como culpables de "emisiones de gases de efecto invernadero"
también al ganado con sus flatulencias, a los automóviles y a la
misma actividad vital diaria de los seres humanos.
Comenzamos a
asistir en los últimos años, entre incrédulos y azorados, a la
proliferación de notas periodísticas y afirmaciones de
organismos internacionales y políticos de primera línea
completamente anticientíficas, que nos aseguran con total
seriedad que,
para "salvar al planeta" debemos dejar de comer
carne, no desplazarnos muy lejos de nuestro hogar y tener menos
hijos o no tenerlos directamente, ya que los seres humanos (no
ya las fábricas) son grandes "emisores de carbono" y por lo
tanto un atentado contra la "vida en el planeta" por su misma
existencia excesiva...
13. Tomando nota de las evaluaciones del IPCC según las
cuales el impacto del cambio climático será mucho menor con un
aumento de temperatura de 1,5°C en comparación con 2°C,
resolvemos continuar los esfuerzos para limitar el aumento de la
temperatura a 1,5°C. (...)
Esto requerirá acciones significativas
y efectivas y el compromiso de todos los países (...) y el consumo
y la producción sostenibles y responsables como facilitadores
críticos.
14. Celebramos el progreso realizado hasta la fecha hacia
el logro de un Marco Mundial para la Diversidad Biológica post
2020 (GBF).
Instamos a todas las partes y países a finalizar y
adoptar el GBF con miras a realizar la Visión 2050 de "Vivir en
armonía con la naturaleza". (...)
Reconocemos el esfuerzo
realizado por varios países para garantizar que al menos el 30%
de la tierra mundial y al menos el 30% de los océanos y mares
mundiales se conserven o protejan para 2030, y ayudaremos a
avanzar hacia este objetivo de acuerdo a las circunstancias
nacionales.
Nos comprometemos a reducir los impactos ambientales
cambiando los patrones de consumo y producción insostenibles.
15. Seguiremos promoviendo el desarrollo y estilo de vida
sostenibles, la eficiencia de recursos y la economía circular
(...) particularmente para avanzar en la acción climática basada
en el océano.
El insistente lado "ecológico" del discurso que envuelve la
Agenda 2030 es llamativo, y tal vez tenga razones que terminen
de develarse cuando la "propuesta filosófica" del nuevo sistema
termine de ser revelada.
En una primera instancia uno se
pregunta,
¿cómo es posible congeniar la visión antinatural de un
mundo hipertecnificado e hiperdiseñado, con seres intervenidos
genéticamente y controlados tecnológicamente, con una "armonía
con la naturaleza"?
Evidentemente la visión de "la naturaleza"
que subyace a estas propuestas es algo extraña, pero tal vez sea
la contraparte necesaria para disimular el lado más abominable
de esas intervenciones.
Por supuesto, nada mejor que consultar
la misma página
del WEF para entender hacia dónde apuntan las
propuestas.
Allí podemos ver (oh, sorpresa) de qué se trata en
realidad su propuesta principal detrás de la preocupación por la
"pérdida de la biodiversidad", la cual ciertamente no parece
preocuparles cuando se trata de extender los monocultivos
genéticamente modificados de Monsanto.
"El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF)
ha destacado que pueden ser necesarias algunas medidas más
drásticas para combatir el declive de la biodiversidad (...)
El WWF está pidiendo a
los tomadores de decisiones que incluyan un hito para reducir a
la mitad la producción y el consumo humanos". 2
El "consumo humano"
mencionado no se refiere a bienes superfluos ni de lujo, como
uno podría llegar a suponer (como los celulares, o los visores
de realidad virtual y otras maravillas tecnológicas prometidas),
sino a un cambio de dieta.
Principalmente se busca eliminar la
carne...
También se promueve insistentemente el
consumo de
insectos...
La "acción climática basada en el océano" incluye a su
vez, entre algunos objetivos menores que parecen aceptables
(como reducir la pesca ilegal), la eliminación de los subsidios
estatales a la actividad pesquera y varias formas de ingeniería
climática que implican la alteración de los mares o el
fitoplancton.
Utilizan la estrategia del tero.
Gritan preocupados por el clima
o la pérdida de biodiversidad, las crisis económicas o el hambre
causadas por las mismas políticas que impulsan, pero alejan la
atención de sus verdaderas causas (ellos mismos), y la dirigen
hacia esfuerzos inútiles o contraproducentes, que por caminos
indirectos finalmente ayudan a la consumación de su siniestra
agenda.
Una técnica hábil, pero a esta altura burda por las
asombrosas propuestas que surgen de ella, que dan a pensar
cuáles son los objetivos finales.
Un informe que pretende hacer punta y sentar las bases con que
se manejará el "problema climático" es El futuro del consumo
urbano en un mundo 1,5°, publicado en 2019 como un trabajo
conjunto de C40 Cities, Arup y la Universidad de Leeds.
C40 es
una de las tantas fundaciones filantrópicas capaz de reunir a
100 de los alcaldes de las ciudades más importantes del mundo y
marcarles la agenda.
Es financiada por el
Banco Mundial, la Open Society, Wellcome Trust y una telaraña de organismos
internacionales, fundaciones filantrópicas, empresas dedicadas
al desarrollo de tecnología verde, gobiernos (Reino Unido,
Dinamarca) y grandes multinacionales.
Recientemente el Jefe de
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta,
fue nombrado vicepresidente regional de esa entidad.
Según concluye este trabajo, el objetivo de mínima para el año
2030, para lograr reducir las "emisiones de gases de efecto
invernadero" globales,
sería que cada ser humano no coma más de
16 kilos de carne por año, y no más de 90 kilos de lácteos.
El
objetivo de máxima sería reducir a cero ambos consumos.
También
estaría entre sus objetivos de mínima que cada persona compre
sólo 8 prendas de vestir nuevas por año, que haya sólo 190
vehículos privados cada 1000 habitantes, y la posibilidad de
realizar un solo vuelo en avión de menos de 1500 kms cada dos
años por persona.
El objetivo de máxima es:
3 prendas de vestir
nuevas por año, ningún vehículo privado (sólo transporte
público, y el menos posible) y un vuelo cada 3 años.
Es fácil
ver cómo estas medidas confluyen con otras similares muy
publicitadas con motivo de la última pandemia (restricciones a
los vuelos), o propuestas como moda a los jóvenes (veganismo), o
bajo la apariencia de diseños más eficientes (ciudades "de 15
minutos"), etc.
Cuando sumamos a esta propuesta la idea
promovida desde estas mismas instancias internacionales, dentro
del marco de la Cuarta Revolución Industrial, de una Renta
Universal y una creciente automatización del trabajo, el
panorama queda bastante claro.
La Renta Universal naturalmente
se ajustará a estos patrones de consumo impuestos por la
necesidad del "bien del planeta".
La idea de que todos podemos
alcanzar los niveles de consumo de los más beneficiados es una
ilusión.
Por supuesto, la súper élite planetaria, que puede
vivir si lo desea en islas privadas y consume comida orgánica,
no se someterá a estas regulaciones en su consumo, ni siquiera
lo harán los medianamente ricos, esto se proyecta para la
mayoría de la población.
Pero aún hay más.
Actualmente se ha llegado a afirmar, dentro
del marco de las reuniones del Foro
de Davos y los documentos
emanados de las mismas, que,
se podría medir la "huella de
carbono" de cualquier ser humano sobre el globo con dispositivos
tecnológicos ponibles o implantables provistos de conexión Wi-Fi
(los mismos que se quieren utilizar para monitorear
constantemente los procesos corporales dentro del paradigma de
la nueva "medicina personalizada"),
...de manera de controlar
continuamente las actividades cotidianas de cada individuo con
ayuda de la Inteligencia Artificial, y ponerles un límite si han
superado cierto porcentaje de "emisiones de carbono".
De manera
que la preocupación altruista por el "bien del planeta" ha
mutado a una coartada para la vigilancia de la actividad de toda
la población y la intromisión de microdispositivos que pueden
controlarse remotamente en el cuerpo, que haría ruborizar a
cualquier dictador del pasado.
Que la vigilancia individualizada y la nanotecnología integrada
al cuerpo son parte de la agenda se evidencia también en que los
mismos objetivos son propuestos desde las mismas instancias
supranacionales con muy diferentes excusas (entre otras, desde
ya, las futuras pandemias).
No estamos aquí haciendo relaciones
caprichosas, sino que son bastante evidentes para cualquiera
que quiera verlas, aunque se las disfrace bastante burdamente.
Esa apelación a un imaginario positivo y hasta naif, sin
relación evidente y hasta opuesto al objetivo perverso que
realmente se quiere lograr, es una técnica a la cual se echa
mano en todo el planteamiento siniestro de esta Agenda.
La
apariencia artificial de esas excusas, de todos modos, no se
logra disimular, y pareciera que ni siquiera se hace un esfuerzo
en ese sentido, como si en cierta manera se quisiera el
asentimiento inconsciente de las víctimas (o sea, de todos
nosotros).
S. Matthew Lao, director del Centro de Bioética de la
Universidad de Nueva York y profesor de Salud Pública Global
(uno de los encargados de proponer los "marcos éticos" para el
uso de las nuevas tecnologías), ha llegado a promover,
la
intervención genética de los fetos en el vientre materno para
hacer nacer seres humanos de baja estatura, que produzcan menor
"huella de carbono" y "salven al planeta".
3
Está claro que el
marco científico de referencia sobre las causas y gravedad del
supuesto "calentamiento global", que ya era cuestionable desde
un principio, directamente estalla ante el tenor de propuestas
como estas, pero eso muestra claramente que nada de esto es
ciencia realmente, sino propaganda y agenda.
La implementación mundial de los "objetivos climáticos" es
reglamentada desde espacios como las reuniones anuales de la
Convención Marco de las Naciones sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Los acuerdos a los que se obliga a suscribir a los diferentes
países mencionan mucho a los pequeños granjeros y sus técnicas
ancestrales, pero terminan intensificando la agricultura sin
mano de obra y con agrotóxicos (bajo el nombre de "laboreo
cero"), y buscan introducir los nuevos cultivos genéticamente
modificados "listos para el clima" de,
Se habla de las emisiones de gases de efecto invernadero de una
vaca, como si el proceso completo de fabricación de la carne
artificial de
Bill Gates no involucrase más emisiones de esos
gases, y fuera más "eficiente" que el organismo de la vaca.
También se suelen obviar las emisiones producidas en el proceso
completo de fabricación de las baterías de los autos eléctricos,
los paneles solares, etc., que resultan mucho más contaminantes y
derrochadoras en su totalidad.
Toda esa remodelación alucinante
del mundo natural y tecnológico actual, que implica multiplicar
aún más los procesos tecnológicos prescindibles, es presentada
como más "eficiente" y menos derrochadora.
Con la excusa de un Nuevo Acuerdo para la Naturaleza y el
nefasto plan 30 por 30, la ONU ayuda a expulsar comunidades
realmente auto-sustentables de sus tierras en Asia y África, y
busca realizar el mayor acaparamiento de tierras de la historia
bajo el manto de la protección de la biodiversidad.
El sector
marítimo alrededor de la Antártida (que incluye parte de nuestro
territorio) es otro de sus principales objetivos.
¿Son esos sólo
"efectos colaterales" involuntarios de macromedidas tomadas con
buena voluntad...?
No es posible creerlo, ya que no hay relación
entre la extensión de las medidas propuestas y los peligros
reales.
Un ejemplo entre varios es el plan drástico para reducir
las "emisiones de nitrógeno" realizado recientemente por el
Primer Ministro de los Países Bajos, Mark Rutte (quien forma
parte del WEF), el cual produjo movilizaciones masivas de los
granjeros, que se enfrentan a la posibilidad cierta de perder
sus propiedades y de una hambruna generalizada artificialmente
inducida en la población.
En definitiva, las coartadas multi-uso obsesivas de las
"emisiones de carbono" y la "preservación de la biodiversidad"
se utilizan como excusas para acaparar tierras y hacer avanzar
la agenda de la Cuarta Revolución Industrial dentro de la
actividad industrial y agrícola, con la intención de lograr
profundas reformas en el sistema productivo a nivel mundial en
un tiempo relativamente rápido.
Se perjudica a los granjeros
mientras se da todo el dinero a los bancos.
Ello está ocurriendo
al menos en todo Occidente.
El ideal a alcanzar parece ser un
mundo de infra-consumo hiper-tecnificado, medido y controlado, una
suerte de bolchevismo 2.0 realizado por la élite bancaria
multimillonaria.
Por qué se han fijado ese objetivo, aún no
aparece del todo claro, pero se apunta en esa dirección.
16.
Reconocemos la necesidad urgente de fortalecer las políticas y
movilizar financiamiento de todas las fuentes, de manera
predecible, adecuada y oportuna para abordar el cambio climático
(...)
También apoyamos las deliberaciones sobre un nuevo y
ambicioso objetivo colectivo cuantificado de financiamiento
climático desde un piso de 100 mil millones de dólares por año
para apoyar a los países en desarrollo, que ayude a cumplir el
objetivo de la CMNUCC (Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático) y la implementación del Acuerdo de
París.
Se insta a hacer todo lo más pronto posible, naturalmente en la
dirección y sólo en la dirección en que los inversores lo
decidan, sin preguntarse demasiado qué es exactamente el "cambio
climático".
Este comenzó siendo el "calentamiento
global", pero
como desde el 2015 aproximadamente el aumento gradual de unas
décimas de grado de un verano a otro se ha estabilizado, y
además hay inviernos helados con récords de bajas temperaturas,
se ha reemplazado la palabra "calentamiento global" por "cambio
climático".
Esta frase tiene la ventaja de ser mucho más vaga, y
puede incluir tanto el calor del verano, como las lluvias más
fuertes, los aludes o los inviernos más fríos, en definitiva
cualquier cosa.
Claro que ya es muy difícil achacar todo eso
sólo o principalmente al incremento del CO2 atmosférico (sobre
todo los inviernos más fríos) pero no importa, porque ya se ha
instalado la idea, y ahora se pueden abandonar como si nada los
argumentos científicos con los que se la introdujo, siempre que
se agite el fantasma de una catástrofe inminente.
Realmente, como dijimos, no es más que una excusa para
implementar una remodelación gradual pero rápida del sistema
productivo, monetario y energético mundial, ya que de entre
todas las posibles soluciones al supuesto problema, ya hay una
sola ruta prefijada de antemano.
Basta ver la uniformidad de
compromisos adquiridos por los diferentes países en virtud del
Acuerdo de París, por ejemplo el nuestro (Argentina):
-
Realización de una
transición energética hacia el hidrógeno o las energías
renovables
-
Cambio hacia patrones de consumo "sostenibles"
-
Economía circular (reciclaje más minucioso con la ayuda de big
data)
-
"Erradicación de la indigencia" (léase Renta Universal)
-
Adopción de nuevas tecnologías basadas en la economía del
conocimiento (digitalización) para la agricultura y la ganadería
La excusa ecológica para la adopción de esas nuevas tecnologías
es que al obtener un mayor rendimiento por hectárea, se
reducirían las superficies a cultivar, y podrían destinarse a
bosques.
Suena bonito, pero,
¡sería la primera vez que un
adelanto técnico no se traduce en una mayor explotación de los
recursos...! 4
17. Reiteramos
que nuestra combinación de políticas hacia la neutralidad de
carbono y el cero neto debe incluir una gama completa de
mecanismos fiscales, de mercado y regulatorios, incluido, según
corresponda, el uso de mecanismos e incentivos de fijación de
precios y sin fijación de precios del carbono, y eliminar y
racionalizar, en el mediano plazo, los subsidios ineficientes a
los combustibles fósiles.
Por si no quedó claro, se lo reitera:
se utilizarán todos los
medios posibles para obligar a los países en desarrollo, y a la
misma Europa, a minar sus fuentes de energía, por ejemplo,
dinamitando centrales de carbón perfectamente funcionales, o
cerrando centrales nucleares (Alemania acaba de cerrar la última
que tenía), aunque esto redunde en problemas energéticos.
No
ocurre lo mismo con China...
Tampoco es cuestión de parar al
taller del mundo, que aunque sea "comunista" (de nombre, porque
no lo es ya hace mucho) es uno de los firmes aliados de la élite globalista...