por Rafael Palacios Septiembre 2008 extraído del libro "Extraterrestres - El Secreto Mejor Guardado" del Sitio Web Academia
Nos retratan, en fin, un enfrentamiento entre los defensores del progreso (evolucionistas) y los que quieren volver a la era de las tinieblas (creacionistas).
Tanto es así que
ha llegado hasta a haber un juicio acerca de si se permitía enseñar
teorías en los colegios que pusieran en duda la "Teoría de la
Evolución". Pero esta discusión sólo es parcialmente cierta.
El debate
está catalizado, precisamente, a partir de los nuevos hallazgos
científicos, y han abierto el camino a una "tercera vía", que una
los mitos y la ciencia; la Creación por parte de unas entidades
inteligentes y la evolución.
El "libro" de los códigos de la vida aparecía ante los ojos de los científicos, al fin, deslumbrante ("olvidando" el estado real de las investigaciones secretas, por supuesto).
Acto seguido - y con la ayuda de las poderosas computadores - los científicos se lanzarían a la réplica de moléculas que pudieran curar enfermedades como la diabetes, y a la clonación de células, que podrían reparar tejidos y órganos dañados. En el horizonte, la capacidad de que el ser humano se convirtiera en un "dios", capaz de crear seres vivos; los míticos "golem" de la tradición hebrea y que, por supuesto, fue anticipado en obras de la literatura de ciencia ficción.
La más famosa, sin duda, es Frankenstein, escrita por Mary Shelley, y que, como todas las grandes obras de ciencia ficción, contiene un mensaje oculto. Gracias a Internet, ha salido a la luz que Shelley había leído la historia de los jacobinos (la facción radical de la Revolución Francesa a quienes se asocia con la Orden de los Iluminati) y, al mismo tiempo, era miembro de la orden de los "Perfectibilitistas".
Lo curioso del caso es que, aunque no hay constancia de que hubiera estado jamás en esta localidad, Shelley sitúa el laboratorio del doctor Frankenstein en la localidad de ¡Ingolstadt!, en Baviera. La misma ciudad donde, en 1776, el ex jesuita Adam Weishaupt fundó la orden de los Iluminati.
Casualidad o causalidad, pocos años después de la publicación de ese libro, en el que se describe la creación de un primitivo hombre-máquina, comenzaría en Inglaterra la Revolución Industrial y, con ella, el camino hacia la creación de los "Cyborgs":
Sin tener que recurrir a la Teoría de la Conspiración y a esa discutida fórmula de que la investigación real siempre está varias décadas por delante de lo que nos muestran, lo que es seguro es que el ser humano ya creó a lo largo de lo siglos pasados seres vivos en forma de plantas - mediante injertos, y de razas de animales de todo tipo - cruzando especímenes previamente seleccionados para dar lugar a una raza con unas condiciones determinadas (la raza de perros "Doberman" es un buen ejemplo de ello, por supuesto, alemana...).
La
Creación - con mayúscula - a la luz de las investigaciones y
desarrollos humanos, ha resultado ser una labor meticulosa, compleja
y extraordinariamente complicada.
Las creaciones de la nanotecnología en
los campos de la biomedicina, cosmética, alimentación, agricultura,
construcción, industria química y de materiales o textil - y que
forman ya parte de nuestra vida cotidiana - son la mejor prueba de
ello.
Dithfurt afirma lo siguiente en "La noche secreta de los dinosaurios" (Volumen 2, página 64) respecto a la controversia sobre si pudo aparecer por 'accidente' o no:
El profesor turco Ali Demirsoy, también defensor de la Teoría de la Evolución, es otro de tantos evolucionistas que están comprendiendo el callejón sin salida en el que se han metido.
Demirsoy afirma en "Herencia y evolución" (Ankara, Meteksan Publishing, 1984, página 61) que,
Sin embargo, el turco acepta este tipo de proposición irracional debido, como él mismo reconoce, a su ideología:
El científico turco admite que acepta lo imposible con el objeto de "no aceptar las fuerzas metafísicas", es decir, para no tener que admitir la creación por parte de una Fuerza Superior.
O lo que es lo mismo, este enfoque no tiene relación de ningún tipo con la ciencia, y sí más bien con un cierto tipo de ideología materialista.
Cuando Demirsoy se mete en otro polémico tema, como el origen de la mitocondria en la célula, acepta abiertamente la explicación de "la casualidad", aunque sea "totalmente contraria al pensamiento científico":
Como puede contemplar el lector cada día en los Medios de Comunicación, el ser humano terrícola del Siglo XXI está avanzando día tras día hacia la consecución de individuos, órganos, tejidos, células y moléculas creados artificialmente.
Y todo ello, con una dedicación en horas, personal, material y, sobre todo, voluntad, ingente. Destaco la palabra "voluntad" porque la propia investigación es un acto volitivo, es decir, que sin la paciencia y la dedicación de esos científicos, no sería posible.
Ni, por tanto, sus resultados.
Es decir que, gracias a que ese proceso se extendió durante millones de años, fue posible que esas casualidades fueran aconteciendo. Los evolucionistas conocen el "jardín" en el que la biogenética les está metiendo y, por eso, han comenzado a extender un nuevo paradigma que pueda justificarlo.
El profesor de química de la Universidad de Nueva York y experto en ADN, Robert Shapiro, explica así en "Origenes: una guía escéptica de la creación del hombre en la tierra" (Summit Books, New York: 1986) esta creencia de los evolucionistas y el dogma materialista en que se fundamentan:
La absurda "Teoría del caos", es decir, que todo caos crea un orden por sí solo, ha sido el paradigma creado para sacar a la ciencia evolucionista de ese atolladero.
Un sencillo experimento es suficiente para comprobar la fiabilidad de esta teoría: deja tu casa sin recoger y sin limpiar un mes, y comprueba si el caos se convierte, mágicamente, en orden.
¿Y
si pasaran un millón de años?; ¿se ordenaría sola?
Un conocido genetista y portavoz evolucionista, Richard C. Lewontin, de la Universidad de Harvard, confiesa en "El mundo del demonio cazado" (The New York Review of Books, 9 de enero de 1997) que él es "primero materialista y después científico":
Estas afirmaciones tan impropias de un científico, dejan bien claro que el debate que nos pintan los Medios de Comunicación entre "progresistas" y "creacionistas" tiene unos tintes políticos mucho más acusados de lo que parece.
Cualquier científico que exprese públicamente su creencia en que hubo alguna inteligencia superior que participó en la creación será apartado del régimen de subvenciones con el que sobreviven la práctica totalidad de los científicos.
De esa manera,
se mantiene el dogma de fe de cara a los profanos en la materia.
El excelente libro "El
timo del evolucionismo", de Harun Yahya, del cual he extraído gran
parte de la siguiente información, ha hecho saltar en pedazos gran
parte de los dogmas evolucionistas.
Se
emplearon ingentes recursos para encontrar ese "eslabón perdido",
esos homínidos, semi-monos, semi-humanos, que validarían la Teoría
de la Evolución. Gracias a las excavaciones subvencionadas por los
gobiernos, similares descubrimientos se deberían hallar entre el pez
y el anfibio y entre el reptil y el ave, entre otros "eslabones"
necesarios para sostener la cadena de la evolución.
Simplemente, son animales que no han evolucionado, se explicó. Lo que sí admitieron los evolucionistas es que el periodo Cámbrico fue un auténtico aluvión creativo… lo que pone en duda, al mismo tiempo, el mero hecho de la evolución a lo largo de las Eras.
El comienzo de ese periodo en la Tierra, hace unos 550 millones de años, marca la explosión evolutiva que llenó los mares con las primeras criaturas complejas. En un abrir y cerrar de ojos de la Historia cósmica, un planeta dominado por seres simples tipo esponjas, dio paso a otro gobernado por una vasta variedad de bestias sofisticadas, cuyos parientes aún habitan el mundo de hoy.
Richard Dawkins, zoólogo de la Universidad de Oxford y uno de los principales defensores del pensamiento evolucionista en el mundo, hizo un comentario sobre esta realidad que invalida los fundamentos de los argumentos que él mismo ha estado defendiendo:
Dawkins deja caer la
evidencia de que la deseada evolución quedaba en entredicho por la
llamada "explosión cámbrica", pero los hallazgos del pasado siglo
parecieron dar la razón a Darwin, sin lugar a dudas.
El físico israelita Lee Spetner fue el primero que notó en su superficie unas tallas artificiales que lo invalidaban. Tras un corto período en el que los científicos oficiales desdeñaron esas acusaciones, dos renombrados disidentes, Alfred Hoyle y Wickramasinghe, apoyaron la tesis del israelita.
Finalmente, el Museo retiró el fósil de la vista del público - que había llegado en el siglo XIX de manos de un investigador de Baviera - interesado en apoyar las tesis de Darwin.
Baviera, por si alguien no lo recuerda, es el
lugar donde nacieron
los Iluminati…
Durante más de
un siglo, se nos hizo creer que los adorables simios eran los seres
más parecidos a nosotros.
Los dos últimos son considerados "homo sapiens", es decir, seres humanos, aunque menos "evolucionados" que los seres que ahora pueblan la Tierra.
Sus ancestros habría que encontrarlos en estos
hombres-monos que tan bien fueron pintados en la saga
cinematográfica "El planeta de los simios" y que inculcaron en el
imaginario colectivo la posibilidad de unas civilizaciones
anteriores de monos inteligentes, al tiempo que inducía al miedo a
la humanidad de volver a la esclavitud…
En realidad, el análisis de sus huesos ha dejado meridianamente claro que los Australopitecos no son otra cosa más que una vieja especie de monos extinguida: todas las clases de Australopiteco corresponden a monos extinguidos que se asemejan a los monos actuales.
Sus volúmenes craneales eran iguales o más pequeños que los de los chimpancés actuales, mientras que en manos y pies disponían de salientes que usaban para trepar a los árboles, de la misma manera que los chimpancés de hoy día.
Sus extremidades inferiores les servían para mantenerse en las ramas de los árboles, eran de escasa altura (1,30 m. aproximadamente) y, al igual que los chimpancés, los machos eran más grandes que las hembras.
Muchas de sus características morfológicas, como las particularidades en los cráneos, la cercanía de ambos ojos, el molar agudo, la estructura maxilar, los largos brazos largos o las cortas piernas son evidencias de que no diferían para nada de los monos de hoy día.
La ciencia oficial asume que estas criaturas aparecieron
primero en África, hace unos 4 millones de años.
Dos anatomistas mundialmente conocidos, y evolucionistas convencidos, Lord Solly Zuckerman de Inglaterra y el Profesor Charles Oxnard de Norteamérica, realizaron extensas investigaciones sobre varios ejemplares de Australopitecos, llegando a la conclusión de que, siendo bípedos, se movían prácticamente como los monos de hoy día.
Tras quince años de estudios Lord Zuckerman y su equipo de
especialistas financiados por el gobierno británico, determinaron
que el Australopiteco era solamente una especie de mono común. (Solly
Zuckerman: "Más allá de la torre de marfil", Toplinger Publications,
1970. páginas 75-94. Charles E. Oxnard: "El lugar del
Australopitecus en la evolución humana: terreno de dudas", Nature,
Volumen 258, página 389).
El primer homínido que es capaz de
caminar erguido fue nombrado "Erectus" y al eslabón intermedio se le
calificó de "Habilis", es decir, un homínido con capacidades
intelectuales que habría que considerar mitad hombre, mitad mono.
De acuerdo a la tesis de los Leakey, esta nueva especie que clasificaron como "Homo Habilis", tenía una capacidad craneal relativamente grande así como la disposición para caminar erguido y usar herramientas de madera y de piedra.
Por lo tanto podía haber sido el ancestro del
hombre.
Investigadores como Bernard Wood y C. Loring Brace, que analizaron estos fósiles, pasaron a calificar al "Homo habilis" como "Australopitecus Habilis", es decir, "monos de Sudáfrica capaces de usar herramientas".
¿La razón?:
Los evolucionistas suponen que los seres vivientes de la serie "Homo" están más desarrollados que los Australopitecos y no son muy distintos de los hombres modernos.
Se dice que el ser humano de hoy día, es decir, el
Homo sapiens, se ha formado en la última etapa de la evolución de
esta especie.
Los canales de los humanos, que caminan erguidos,
diferían considerablemente de los de los monos, que andaban
inclinados hacia delante. Pues bien, de su análisis resultó que los
canales del oído interno de todos los Australopitecos y ejemplares
de Homo Habilis eran idénticos a los de los monos modernos mientras
que los canales del oído interno de los Homo Erectus eran similares
a los del hombre moderno.
La jugada del tal Leakey merece aparecer en los anales mundiales de los timos pues el cráneo que presentó como "KNM-ER 1470" y que fue datado con una edad de 2,8 millones de años, era - según el profesor Tim Bromage, quien analizó por computadora el citado rostro en 1992 - el "resultado de un ensamblado anormal".
En otras palabras, que el tal Leakey, con todo su rostro - y nunca mejor dicho - había unido los pedazos que halló, ¡a su conveniencia!, dotándole de la apariencia de hombre-mono que, posteriormente, las revistas de divulgación "¿científica?" irían conformando en nuestro imaginario colectivo como esos seres mitad humanos-mitad monos que nos antecedieron.
El modelo "Planeta de los simios", vaya...
Por el lado del "Homo", tanto Erectus como Cromagnón o Neandertal, las investigaciones de los últimos años, y que los medios de comunicación oficiales se han negado a ensamblar para que los seres humanos nos demos cuenta del error en el que hemos vivido, han supuesto verdaderos varapalos para la teoría de la evolución.
Las conocidísimas investigaciones de Atapuerca, Burgos (España) han puesto de manifiesto, por un lado, que los hombres de Neandertal y de Cromagnón convivieron durante miles de años, por lo que no se puede hablar de una evolución propiamente dicha de uno a otro.
Todavía más: las investigaciones acerca de los cráneos y esqueletos hallados, demuestran que no hay distancia evolutiva entre el Hombre de Neandertal y grupos de seres humanos que existen actualmente como los pigmeos o los aborígenes australianos.
Los hombres de Neandertal enterraban a sus muertos,
tañían instrumentos musicales y tenían prácticamente las mismas
capacidades que los Cromagnón, de manera que las diferencias hasta
ahora valoradas, han desaparecido como la espuma.
Curiosamente, los restos del Hombre de Pekín, se "perdieron misteriosamente" (¿quizás porque eran un fraude?).
Por su parte, los restos del Hombre de Java eran un
fragmento de cráneo y un hueso de la pelvis encontrados a unos
metros uno del otro, sin ningún indicio de que perteneciesen al
mismo ser viviente.
Al efectuar comparaciones entre estos restos y los de los seres humanos modernos, los científicos evolucionistas, incluido Leakey, finalmente reconocieron que no había más diferencia entre estos fósiles y el ser humano actual que las que se pueden hallar entre las diferentes razas de seres humanos modernos.
El Profesor William Laughlin, de la Universidad de Connecticut, realizó extensos exámenes anatómicos sobre los esquimales y los nativos de las Islas Aleutianas y advirtió que sus esqueletos eran extraordinariamente similares a los del Homo erectus.
De lo cual, concluyó que todas esas razas, en
realidad, eran distintas variedades de Homo Sapiens (hombre
moderno).
Los Homo Habilis, supuestamente, vivieron hasta 1.7-1.9 millones de años, mientras que el Homo Rudolfensis, supuestamente más adelantado que el Habilis, tiene 2,5 millones de años de antigüedad, lo que le hace más antiguo que su ancestro.
A todo esto, el supuesto Homo Erectus apareció entre 1.6 y
1.8 millones de años, lo que le hace coetáneo de su supuesto
antepasado, el Homo Habilis.
La cercanía de ambos fósiles en el segundo estrato desmiente que estos linajes descendieran los unos de los otros.
Esta nueva "autoderrota" de la Teoría de la Evolución hizo que el famoso paleontólogo de la Universidad de Harvard, y escritor de best sellers, Stephen Jay Gould, preguntara retóricamente:
La puntilla a esta teoría se la da el propio Homo Sapiens, a cuyo origen estamos dedicando este capítulo: la posibilidad de que el ser humano haya aparecido mucho antes de lo que pensamos, concretamente, hace un millón de años.
Y fue el propio Louis Leakey, paladín de estas búsquedas, como hemos visto, quien desenterró las dudas. En 1932, descubrió en la región de Kanjera, cerca del Lago Victoria en Kenya, varios fósiles que pertenecían a la Época del Pleistoceno Medio, los cuales no tenían ninguna diferencia con el ser humano moderno. Y esa época significa, nada más y nada menos, un millón de años atrás.
Dado que este descubrimiento puso al árbol genealógico evolutivo patas arriba, fue despreciado por algunos paleoantropólogos evolucionistas, que han tenido que soportar "auto-sabotajes" a sus propias teorías.
Este
sabotaje a todos los científicos que aportan datos que se "salen de
la verdad oficial" se parece tanto a la persecución sufrida por los
disidentes en el campo de la energía que se puede afirmar que son la
misma conspiración.
A pesar de que la datación fue corroborada posteriormente, McKinntyre fue coaccionada por la ortodoxia científica para que se desdijera de su afirmación. Como no lo hizo, le retiraron la subvención y fue progresivamente apartada de los foros de paleoantropología en una persecución que se ha repetido en numerosas ocasiones.
Las pinturas, tallas y glifos que muestran a seres humanos conviviendo con dinosaurios - algo imposible para la ciencia oficial - se hallan en numerosos lugares del Planeta:
Hasta el momento sólo la ciencia ficción y los científicos disidentes se ha atrevido a proponer que los grandes saurios y los seres humanos hubieran convivido…
La película más famosa con este tipo de relato se llama
"Parque Jurásico" y su director es... Steven Spielberg.
Según investigadores como el hispanoirlandés Colin Rivas, existen muchos otros descubrimientos, apartados en los museos, que demuestran que la aparición del ser humano en la Tierra fue muy anterior a lo que nos están contando.
Uno de ellos es el "Niño de Chihuahua", Méjico, que ha sido analizado por el investigador Lloyd Pie.
Después de comprobar que su extraordinaria cabeza no era fruto de una trepanación, comprobaron que su cerebro (1600 centímetros cúbicos) excedía al de un ser humano terrícola.
Las pruebas de ADN
realizadas certificaron la hipótesis de que este cráneo podría
corresponder a un híbrido humano-alienígena.
En el año 2007, seguramente como consecuencia del empuje de la teoría del "diseño inteligente", se produjeron muchos supuestos descubrimientos de "eslabones perdidos".
Y digo supuestos porque fueron noticias espectaculares, que suelen contener mentiras.
Sin duda, el más increíble de todos estos descubrimientos fue realizado por el profesor Unter Tan, de la Universidad Cukurova de Adana, Turquía.
Nada menos que una familia que caminaba a cuatro patas y a la que se consideró como "un eslabón perdido entre el hombre y el mono". Se trataría, según Tan, de un acontecimiento evolutivo "puntual", como ya propusieron en su día los biólogos Stephen Jay Gould y Richard Lewontin, y no de una evolución gradual, como tradicionalmente sostiene la teoría darwiniana clásica.
En
realidad, la siniestra noticia correspondía a unos seres humanos con
unas malformaciones genéticas que les impedían caminar con
normalidad… Una más de las fabulaciones "científicas" para sostener
una teoría insostenible.
La culpable es la teoría de la "Panspermia cósmica", es decir, que la semilla de la vida llegó a la Tierra en forma de meteorito. Después de décadas siendo despreciada, ha acabado por ser aceptada por la ortodoxia científica con lo que, implícitamente, han terminado por enterrar el principio número uno de la Evolución:
Pero es que el defensor de la "Panspermia Cósmica", el eminente astrofísico británico Fred Hoyle, publicó varios libros aludiendo al origen extraterrestre del ser humano, como "Pruebas de que la vida es cósmica" y "Fuerza vital cósmica", amén de relatos de ciencia ficción en los que "camuflaba" sus ideas más avanzadas.
Hoyle pasa por ser el acuñador del término, junto a Chandra Wickramsinghe (1978), pero ya el sabio griego Anaxágoras, en el Siglo V a C, había propuesto que "semillas por doquier" conformaban la materia, tanto inerte como viva.
Los varapalos que
Hoyle otorgó a la ciencia oficial hicieron que la Academia de las
Ciencias sueca evitara otorgarle el lógico Premio Nobel… dándoselo a
uno de los mejores seguidores de su teoría, Willy Fowler.
Y así, un científico evolucionista tan renombrado como el descubridor del ADN, Francis Crick, admitió finalmente la "panspermia dirigida", es decir, que la vida no llegó de un cometa por azar, sino que fue conscientemente sembrada en nuestro mundo.
En otras palabras, que la
ciencia oficial, o al menos una parte de ella, se ha apuntado al
"diseño inteligente".
El astrobiólogo Paul Davies, profesor de Filosofía Natural en el centro Australiano de Astrobiología de la Universidad Macquarie, y Charles Lineweaver, astrofísico de la también australiana Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sydney, proponían que ese ADN del que hoy día desconocemos su utilidad, podría ser, por un lado, la explicación de nuestro origen y, por otro lado, la clave para nuestra futura evolución.
El propio Paul Davies, en un artículo de New Scientist, que reproducía José Rafael Gómez en la revista Año Cero 11 - 208, llegaba más lejos y proponía que,
En este estado de cosas, la figura del científico ruso de cultura hebrea, Zecharia Sitchin, que publicó en el año 1976 su primera parte de la monumental obra "Crónicas de la Tierra" ha emergido con fuerza, estableciendo un puente entre el mito y la ciencia y dotando, al mismo tiempo, de una coherencia científica a las llamadas "anomalías históricas y científicas".
Es decir, a los hallazgos arqueológicos que - como las
pirámides egipcias y mayas, las ruinas de
Tiahuanacu, los moais de
la
isla de Pascua o los fósiles de esqueletos - no concuerdan con la
teoría de la evolución y han sido retirados a los almacenes de los
museos para no alentar al nutrido grupo de disidentes de la ciencia
que ponen en cuestión la Teoría de la Evolución.
Tras un siglo dedicando ingentes recursos económicos y personales a
la búsqueda de ese homínido - que fue puente entre ambas especies -
son muchos ya los que afirman sin embages que nunca podrá llegar a
ser encontrado por la sencilla razón... de que nunca existió.
Hasta ese momento, se carecía de pruebas de que esos lugares nombrados en la Biblia hubieran existido en realidad; se había perdido ese vestigio y eran tan sólo una leyenda como ahora mismo lo es el propio Génesis. Aquella fue la época de los intrépidos aventureros que han quedado representados en la figura de Indiana Jones (dirigida, cómo no, por Steven Spielberg).
En las películas de la saga, el director norteamericano de origen judío retrata unas luchas entre alemanes e ingleses por alcanzar un gran secreto… que existió en la realidad;
Desconocidos para el gran público, los hallazgos - a principios del Siglo XX - de centenares de tablillas correspondientes a la civilización mesopotámica han alumbrado una completa revisión de la historia de esas culturas.
En el mejor de los casos - es decir, que hayas oído hablar de las famosas tablillas de barro con inscripciones, halladas en las ruinas de esas ciudades - seguramente desconocerás que han habido personas que, al igual que con los jeroglíficos egipcios, han llegado a descifrar esos códigos.
Y lo que han hallado en esas escrituras es,
simple y llanamente, un cambio de dimensiones sísmicas en la
concepción de la Historia.
En el texto conocido como "Gilgamesh", por ejemplo, aparece un equivalente a Noé, de nombre 'Khisustros' o "Zisudra", a quien Dios ordena construir un arca donde debería colocar a una pareja de animales de cada especie, en previsión de un diluvio, y que permitiría sobrevivir a la especie humana.
La fecha del 10.228 marca el inicio de la civilización para los sumerios, y la sitúan en ese preciso acontecimiento mundial, que contó con la "ayuda divina".
Todavía más sorprendente es conocer que este relato no es exclusivo
de los sumerios sino que aparece en gran parte de las culturas
indígenas del Planeta que, supuestamente, no han tenido relación
entre sí. Una casualidad difícilmente explicable en términos probabilísticos - matemáticos.
Este enigmático párrafo de la Biblia (Ezequiel 15:15) dice así:
Josef F. Blumrich,
miembro de la Administración Nacional y del Espacio de la NASA,
afirma que ese relato se corresponde con la descripción de un
helicóptero, compuesto de una cabina sobre cuatro ejes, que producen
un torbellino.
Jacob describe que los Ángeles del señor estaban muy ocupados subiendo y bajando por la escalera, de esta manera:
Pero hay más referencias extrañas en la Biblia.
En el segundo capítulo del Libro de los Reyes se detalla que,
Lo curioso del caso es
que el famoso profeta - para algunos una encarnación previa de Juan
el Bautista - se estaba enfrentando por aquella época con los falsos
sacerdotes judíos que adoraban a Baal, el dios de la guerra
babilónico, el mismo dios que, con el nombre de Moloch, es adorado
por los Iluminati de Baviera.
La descripción que se hace de esa destrucción - "llovía azufre y fuego" - hizo que investigadores como Erich Von Dániken propusieran que lo que había sucedido fue una bomba nuclear.
Vestigios hallados en los restos de estas ciudades, Tell Dhraa y Numeira, han hecho a los investigadores recuperar la
teoría de Erich Von Dániken, apoyada por Zecharia Sitchin, quien
apunta a una guerra de una civilización superior.
El texto que nos ha llegado dice así:
El término "Dios" es una mala traducción del original "Elohim" que, según Sitchin y otros expertos en hebreo antiguo, es un plural que debe identificarse como "los dioses".
Malbin, un destacado cronista judío del siglo XIX, reconocía estos orígenes al escribir:
El término "nefilim" significa literalmente "los que fueron arrojados a la Tierra" o, en la terminología cristiana "los ángeles caídos". (Ilustración Pictogramas páginas 174 y 175 de "El 12 Planeta" de Zecharia Sitchin, Ediciones Obelisco).
Los modernos estudiosos de la Biblia coinciden en que el libro sagrado por antonomasia es una mezcla de varios textos diferentes, lo que explicaría las diferentes concepciones de Dios que allí aparecen: un dios vengativo que exige sacrificios para demostrarle su fidelidad, como ocurrió con Moisés, y un Dios compasivo y magnánimo en otros muchos capítulos.
El autor Max. J. Dimont sostiene en su obra "Judíos, Dios e Historia" que lo que conocemos como Biblia es la unión de dos textos diferentes que han llamado "E" y "J" en referencia a sus autores - los del norte "E" y los del Sur o "Jehovistas", seguidores de Jehová, un elohim que se levantó contra el Dios Supremo - y por eso describen dos concepciones de Dios totalmente diferentes.
A ello habría que añadir los añadidos de un grupo de sabios judíos en el siglo IV después de Cristo y que conformarían "El Talmud", la versión del judaísmo hoy considerada por muchos como la ortodoxa y que, en realidad, son textos recopilados durante su exilio en Babilonia, con influencias, por tanto, de los cultos a Baal y el resto de las divinidades sumerias.
Un ejemplo del Talmud babilónico, diferente a la Biblia, es este texto referido al propio Mesías no reconocido por un parte de los hebreos de aquella época :
Según diversos autores, Jehová sería el dios particular de una determinada tribu que se haría con el control de las escrituras hebreas, aunque no todos los judíos comulgan con la misma idea de un dios vengativo y que pide a sus súbditos sacrificios humanos.
Algunos de estos judíos ortodoxos
antisionistas están agrupados en el grupo Naturei Karta.
Datado en el Siglo I de nuestra Era, pudo haber sido un intento de reconstruir el Génesis original.
En él se cuenta que Adán declaró:
En ese relato podemos ver retratado al dios del miedo, el mismo que atemorizó a Moisés pidiendo que sacrificara a su hijo, nada que ver con el Dios misericordioso de otros pasajes del propio Antiguo Testamento ni, por supuesto, del Nuevo Testamento.
En esas crípticas palabras se
reconoce a una entidad de superior inteligencia que esclaviza al Ser
Humano para servir a sus intereses.
Ese secreto de la inmortalidad tendría que ver con la "serpiente", es decir, con el ADN y la clonación.
Como vimos, la primera oveja clonada
oficialmente fue en Roslin, hogar del templo masónico por
antonomasia. La referencia al plural "nosotros" sería la prueba de
que ese conocimiento fue transferido a esas sectas secretas por unos
"demonios" extraterrestres.
En el Popol Vuh, libro sagrado de la civilización Maya, se puede leer:
El experto colombiano en códigos mayas, Guillermo Hernández, cree que el Popol Vuh tiene claras referencias a un origen extraterrestre.
Los aztecas
mejicanos también recibieron sus enseñanzas de un dios, Kukulkán,
que descendió del cielo.
Su derivado, los 64 hexagramas del I Ching o "Libro de las mutaciones", correspondería a los 64 codones del ADN en una clara correspondencia entre el orden cósmico y el humano.
Al igual que sucede con el Tao, no hay constancia de un autor definido del I - Ching - más allá de las alusiones al sabio Confucio - por lo que no son pocos los que piensan que fue una "donación divina".
Más sorprenderá a muchos
conocer que el Padre del hip hop, Afrika Bambaata, afirma que "fue
un regalo de las estrellas" y que dedicara un tema a la mágica
ciudad de Shamballa-Agartha, con platillos volantes incluidos.
Un concepto
que hoy se conocería como "Campo de conciencia colectivo" o "Campo morfogenético", en la terminología del biólogo
Rupert Sheldrake,
es decir, una capa de conciencia ancestral. La información
encontrada por los arqueólogos europeos a principios del Siglo XX en
Irak, o lo que es lo mismo, en Babilonia, la más antigua
civilización de la Humanidad (con el permiso de los Han chinos)
sería la más cercana a esa "memoria colectiva humana".
En la interpretación de Sitchin, el impacto de ese astro sobre un planeta anterior, llamado "Tiamat" dio lugar, al mismo tiempo, a la Tierra y al cinturón de asteroides, cuya órbita se encuentra entre Marte y Júpiter, al tiempo que hacía que este nuevo astro se convirtiera en un nuevo satélite de nuestro Sol, con una órbita de 3.600 años.
Un número fractal, el 360, que tiene una importancia capital en nuestros sistemas de medida, de la mano del sistema sexagesimal; presente tanto en la circunferencia (360 grados) como en el medida del tiempo (60 minutos, 60 segundos), que es una derivación de esa proporción espacial.
No en vano, fueron los mesopotámicos quienes dividieron la bóveda del firmamento en 12 secciones, de 30º grados cada una, lo que dio lugar a los signos del zodiaco, a los meses y a las Eras.
Cómo conocieron datos astronómicos tan precisos como la "precesión
de los equinoccios" es algo que apuntala la teoría de que su saber
fue donado por una civilización superior.
Sólo en 1801, casi 6.000 años después de la Civilización Sumeria, el italiano Guiseppe Piazzi descubrió el llamado "cinturón de asteroides".
Todas las culturas
ancestrales que habitaron el actual Irak (Sumeria, Babilonia,
Asiria) tenían este conocimiento mucho antes de que la ciencia
oficial lo publicara.
Sin embargo, al igual que la ciencia ha reconocido, por fin, que la vida no pudo originarse "sola" en nuestro planeta, adoptando la hipótesis de un meteorito - que bien podría ser este Nibiru - en los últimos años la NASA ha admitido, por fin, la existencia de vida en algunos planetas de nuestro sistema solar.
Concretamente, las naves Pioneer 10 y 11 y
las cápsulas Voyager recogieron indicios de que también en Marte
puede haber agua - bajo la superficie, y en formato hielo - al igual
que en Venus y en la luna de Saturno, Titán.
La agencia espacial afirmó que las irregularidades persistentes en las órbitas de Urano y Neptuno,
Si el misterioso objeto es un nuevo planeta, puede estar cinco mil millones de millas más allá del anillo orbital exterior de los planetas conocidos, según la agencia espacial. Si fuera un objeto del tipo de estrella oscura, estaría 50.000 millones millas más allá de los planetas conocidos.
Algo allá afuera, más allá de los más lejanos alcances del sistema solar conocido, está ejerciendo atracción sobre Urano y Neptuno.
Una fuerza gravitatoria sigue perturbando a los dos planetas gigantes, causando irregularidades en sus órbitas. La fuerza sugiere la presencia de un objeto grande, el lejano y largamente buscado Planeta X. Hay irregularidades matemáticas en las órbitas de los planetas exteriores.
Los astrónomos están muy seguros de esta existencia de este planeta que ya lo han nombrado:
Es de reseñar que la agencia
espacial haya utilizado la misma nomenclatura que los sumerios para
nombrar a este astro, señal de que conocen las profecías
babilónicas.
La existencia de este Planeta X está siendo silenciosamente seguida por todos los observatorios astronómicos más potentes del Mundo, incluido el del Vaticano (VATT) y el ruso, que afirma sin ambages que se está acercando peligrosamente a la Tierra.
Como hemos visto, esta
hipótesis forma parte de uno de los escenarios previstos por el
Gobierno Secreto MJ 12-Bilderberg en la "Alternativa 3" y entronca a
la perfección con todas las tradiciones espirituales del Planeta
Tierra que, desde la judeocristiana (a la musulmana, de la maya a la
sumeria, advierte de un astro celestial que finalizará una Era (de
Piscis, Kali Yuga) y dará paso a la nueva (Era de Acuario, Era de la
Verdad, Edad de Oro o Satya Juga).
De allí, de Nibiru, habrían venido
los Anunnaki, unos
"astronautas" que habrían tenido un papel decisivo en la historia
del Ser Humano.
La vieja costumbre de los monarcas y aristócratas de mezclarse entre ellos - aludiendo a la "sangre azul" - tendría así una explicación.
Sin embargo, en los relatos babilónicos se
explica que los dioses se juntaron con las humanas, algo que también
han hecho los monarcas últimamente (Príncipe Felipe de España,
Príncipe Carlos de Inglaterra), seguramente porque se dieron cuenta
de que tanta consanguinidad estaba perjudicando el resultado…
Más adelante, añade:
Este relato está directamente relacionado con otro libro apócrifo del siglo I Antes de Cristo, el Libro de Enoch, tanto sólo aceptado por la iglesia etíope, en el que se puede leer:
Parece pues que han existido dos versiones de la Biblia - que a veces se contradicen - y que el término "Elohim" alude a los "dioses" y no a "Dios" como entidad rectora final del Universo.
En el capítulo 2, versículo 7, según la versión de la Biblia del Rey Don Jaime se lee:
Y después:
Más adelante, continúa relatando la creación del primer hombre y la primera mujer, creada a partir de la costilla de Adán:
Sitchin repara en que el plural empleado "hagamos" hace referencia a varios responsables de la creación de ese "Adán" que no sería un mero individuo sino un "genérico".
Cuando acude a los textos sumerios - que descifra con
gran pericia - el sabio judío encuentra la aclaración a estas
leyendas. Su impagable interpretación ha quedado impresa en los
extraordinarios "El 12 planeta" y "Génesis revisado", de los cuales
extraigo los siguientes datos.
Y apoya su argumentación aludiendo a que, en idioma sumerio, el término que designa "hombre" es "Lu", que también quiere decir "trabajador", teniendo el término "lulu" el significado de "El mezclado".
Es decir, que esos seres Anu-nnakis, hijos de Anu, crearon un trabajador.
¿Cómo lo crearon?
En la Epopeya sumeria se narra, sin mucho lugar para las interpretaciones, la existencia de 12 dioses mayores, 6 hombres y 6 mujeres, que llegaron a la Tierra desde ese planeta llamado Nibiru.
Los dos hijos de Anu, Enlil y Enki, después de muchas disputas - que bien podrían ser el origen de las míticas "guerras de los dioses", tanto de la mitología egipcia como hindú, y del propio mito de Caín y Abel - se repartieron la Tierra en dos áreas de influencia.
Ello explicaría, para diversos autores, las similitudes entre las construcciones piramidales de Oriente Medio y Centroamérica, así como las continuas referencias a los "dioses reptiloides", representados tanto en la iconografía egipcia y mesopotámica como en la centroamericana, cuyo máximo exponente es el dios azteca "Quetzalcoatl", literalmente, "serpiente con plumas".
En todos los casos, la serpiente (o el reptil) trae el conocimiento,
fenómeno que, como veremos, se repite en las culturas china,
australiana y africana.
Y apoya este dato con la
evidencia de que hay minas en África que han sido explotadas en Suazilanda y Zu-lu-landia (Sudáfrica) desde hace más de 60.000 años,
una anomalía científica más, que se une a que los primeros
yacimientos de restos humanos proceden de este continente.
También se la conoció como "Mammi", de donde derivaría el nombre, común en todas las culturas humanas, de "mama" o madre. Dado que los trabajadores venidos de Nibiru no aceptaban muy bien el trabajo en las minas, habrían decidido crear un ser a partir del homínido que se encontraba en este planeta.
En contra de lo que se pueda suponer, las referencias a un hecho tan improbable son numerosas, no sólo en la propia escritura sino - con una buena atención - en los propios glifos mesopotámicos, donde se observan cilindros que hacen recordar a las probetas de los científicos (página 174, "Genesis Revisado", Zecharia Sitchin, Ediciones Obelisco).
La omnipresencia del número "12" nos retrotrae, mágicamente, a las casas del zodíaco, a las horas del día (12x2), al número de Apóstoles de Cristo, los 12 caballeros de la Tabla Redonda que buscan el grial y al propio Majestic-12, que guarda el secreto de los extraterrestres.
El 13, el número que hacían tanto Jesucristo como el Rey Arturo unidos a sus discípulos, el número calificado de "gafe" por la tradición dominante, sería el de la transformación, el de la trascendencia.
Una tecnología cuya importancia habría sido ocultada a los ojos de los que "no pueden saber". Reverenciado por la cultura maya, es un número clave para las logias secretas que se habrían quedado, de esta forma, con una clave secreta de incalculable valor.
Sin ir más lejos, la pirámide Iluminati que aparece en el anverso del billete de un dólar, creado por la Reserva Federal en 1933, tiene 13 escalones.
Según los mejores investigadores, más allá de los 33
grados de la masonería, existe un Consejo de 13 personas que dirige
los destinos del Planeta. Se le conoce como el "Consejo de los 13".
Por encima, sólo quedarían "los Maestros Ocultos de la masonería",
para algunos, una forma de llamar a los Anunnaki.
Sitchin revela en su obra "Génesis revisado" el significado de la palabra "Abzu".
En otras palabras, está haciendo alusión a la obtención de su semen porque la palabra "Shiru" hacía referencia a "kisru" que, proviniendo de un varón, obviamente, hace alusión a su fluido reproductor.
Siguiendo el relato del "Atra Hasis" sumerio, la extracción de la arcilla, el núcleo y la vida no eran suficientes y Ninti sólo tuvo que fijar "el molde" donde se culminaría la "fijación".
Es decir, faltaba únicamente la
implantación del óvulo fecundado.
(Algo que, por otra parte, hicieron los nazis de Hitler, seleccionando a "buenas alemanas" que fueron fecundadas con genes arios puros para mejorar la raza.
De estos experimentos nacieron 12.000 seres que fueron donados al Estado).
Las crónicas sumerias y
acádicas relatan que este primer experimento alumbró a siete varones
y siete hembras, algo que se parece muchísimo a las crónicas de
la
Cosmogonía Dogón, que vimos al principio, aunque el número varía a 8
en el relato africano.
Sin embargo, duplicado, es decir, "TITI" adquiere el significado de "vientre".
Gracias a la mezcla de esos significados en el original mesopotámico, el relato del Génesis bíblico adquiere otras connotaciones mucho más "realistas".
Si lo leemos desde el moderno conocimiento de la técnica de la ingeniería genética, el relato bíblico adquiere una nueva comprensión:
La sensación que recoge Sitchin a la luz de esta interpretación es
que se realizó un implante de la médula ósea en una "trabajadora" -
uno de esos esclavos humanoides, creando así la "Nueva Eva", madre
de todos los seres humanos y que en idioma sumerio, según el
investigador Samuel N. Kramer, significa "Aquélla que tiene vida".
El símbolo de la serpiente está unido al conocimiento en el logotipo internacional de las farmacias y, como símbolo de la vida, es la "Kundalini" de la tradición mitológica hindú y el nombre de una de las hermandades secretas más importantes.
Según el investigador inglés, David Icke, entre otros reconocidos autores, la madre de todas las logias de la actualidad sería la "Hermandad de la Serpiente" que bebería de las fuentes mesopotámicas de aquellos astronautas Anunnaki que crearon al Ser Humano mediante la ingeniería genética.
Las inexplicadas tallas mesopotámicas y jeroglíficos egipcios donde continuamente aparecen serpientes enhiestas serían la prueba de que la clase real de aquella época eran descendientes directos de esos extraterrestres reptiloides y cuyo poder se habría preservado a lo largo de los siglos mediante las propias logias y hermandades secretas.
Curiosamente, una aproximación al "Ojo" inscrito en la pirámide Iluminati que aparece en el billete de un dólar revela que es… ¡El ojo de un reptil!
Las inscripciones del templo de Hathor, en Dendera,
Egipto, son para Icke y el también inglés Christopher Everard, las
mejores pruebas de que estas sectas poseían conocimientos y
tecnologías muy superiores a las de la época. Armas similares a los
proyectos suprimidos del propio
Nikola Tesla.
Al mismo tiempo, se identificaría con la doble hélice del ADN. El arriesgado investigador inglés David Icke llega más lejos al sugerir que esa raza - que creó a los seres humanos y los ha mantenido esclavizados durante siglos - eran, simple y llanamente, de naturaleza reptiloide.
Una aparentemente descabellada propuesta que reflejó la serie de televisión "V".
Por su parte, el
científico americano MacLean mantiene que nuestro cerebro se compone
de tres capas, la primera de las cuales, asociado al sistema
límbico, correspondería con nuestros antepasados reptilianos, en
términos evolucionistas, claro está.
El chamán e investigador africano, Credo Mutwa, revela las sorprendentes similitudes entre los relatos de la creación de diferentes tribus africanas.
Nuevamente, nos encontramos con la creencia de que, "antes, los hombres volaban".
Una tras otra, todas las culturas ancestrales, sin aparente relación
entre sí, sostienen tan extraña afirmación. La capacidad de volar de
los dioses sumerios es algo que - al igual que entre las mitologías
griegas, hindúes y africanas - está completamente asumido.
Así, volando, se desenvolvía Inana-Ishtar, la libidinosa diosa que serviría de modelo a las deidades mediterráneas y que, en repetidas ocasiones, se pinta o esculpe con una "caja a la espalda", a modo de mochila, y unos ostentosos círculos alrededor de las orejas que hoy podemos identificar como "auriculares".
Ése es el modelo de las Damas Mediterráneas (como la de Elche) y su prolongación, las "falleras valencianas", a las que aludimos en capítulos anteriores.
Todavía más descriptivo es este párrafo en el que se describe cómo se viste Inanna-Ishtar antes de comenzar uno de sus viajes.
Se coloca estos siete atuendos, con especial relevancia a los "pendientes medidores".
A lo largo de los años, los arqueólogos, han ido hallando objetos mesopotámicos que se asemejan mucho a la descripción de la vestimenta de Inanna (página 136-137 y 138 de El 12 planeta, Zecharia Sitchin, Ediciones Obelisco).
Protectores oculares y auriculares son habituales
"incorrecciones arqueológicas" como otras que hemos visto, en las
que "incurren" las civilizaciones mesopotámicas.
Desde los tiempos del masón Napoleón Bonaparte hasta los del también masón George Washington, los obeliscos fueron plantados en ciudades de Europa y América, en los lugares más emblemáticos de El Vaticano, Londres, París o Washington. Es decir, los lugares de Poder de la actualidad.
Casi con toda seguridad, las logias masónicas a las que han pertenecido una gran parte de los políticos y Presidentes - herederas de los Misterios griegos y egipcios a través del Neoclasicismo masónico - son las responsables de que estos símbolos sean casi obligatorios.
Especialmente singular fue la colocación -
por parte del masón François Mitterand - de una pirámide negra en la
"Ciudad de la Luz", es decir, de los "Iluminados" o Iluminati, en el
lugar conocido como el "Campo de Marte" que traza una línea
geométrica sobre el plano de París que conecta el Arco de Triunfo
con un obelisco.
Redondeando este aserto, la invasión de la antigua Babilonia - actual Irak - en el año 2003, capitaneada por las élites de varios países con fuertes nexos religiosos (Israel, Estados Unidos y Gran Bretaña) nos lleva directamente al relato del Apocalipsis, fundamental para las sectas cristianas-sionistas que gobiernan los Estados Unidos a través de distintas Fundaciones y las propias logias de las que hablamos al principio.
Uno de los primeros sucesos acaecidos en la capital - la antiquísima Bagdad - cuando fue tomada por las tropas norteamericanas, estuvo intrínsicamente relacionado con el objeto de este capítulo.
La toma del Museo de la ciudad, donde se atesoraban gran parte de los secretos que forman la columna vertebral que estamos desvelando, se convirtió en un auténtico expolio de un verdadero Tesoro para la Humanidad, en el más estricto sentido de la palabra.
Aunque la versión oficial achacó estos "robos" a "bandas incontroladas", otras informaciones aluden a que fueron las propias tropas estadounidenses - o, más bien, los Servicios Secretos - quienes robaron este Museo, de tanto valor para las logias masónicas. El 19 de diciembre del 2007 una noticia explicaba que se había abortado la venta por Internet de una tablilla mesopotámica de más de 3.000 años de antigüedad…
Ni más ni menos que una de esas tablillas que cuentan los secretos de esos astronautas que bajaron a la Tierra y que tan importantes son para conocer nuestro origen.
Cuatro años antes, el 8 de mayo del 2003, la página israelita "Debka
file" relataba que tropas especiales estadounidenses buscaban por el
subsuelo iraquí una copia antiquísima del Talmud babilónico que
contendría las leyes que se querían implantar dentro del "Nuevo
Orden Mundial" y eran conocidas como "leyes de Noé"
Por eso, los mesopotámicos se afanaban en construir "shem", imitando los cohetes de sus dioses, para llegar a ellos.
Por eso, igualmente hoy día los grandes millonarios de los emiratos del golfo Pérsico e incluso de España, repiten sus diseños para erigir edificios que expongan su poder.
La profusión de obeliscos en las grandes urbes del Planeta,
directamente relacionados con esos ancestrales cohetes, termina de
sacarnos de la duda sobre quién detenta realmente el Poder.
Por su parte, el águila bicéfala fue símbolo de la Alemania nazi, lo es de la bandera de Albania y, en su versión unicéfala, aparece en la antigua insignia de la bandera española, amén de la de Estados Unidos, entre muchas otras.
Como vimos, la primera comunicación de los astronautas masones cuando llegaron a la luna fue:
El círculo (de 360 grados) se había cerrado...
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