por Carlos Sánchez del Sitio Web BrownstoneEsp
una organización militar defensiva.
Su espíritu nunca ha sido el de promover la democracia ni el de ayudar a resolver conflictos de manera pacífica...
Donald Trump se ha plantado en el cuartel general figurado de la organización atlantista con la escoba y el recogedor, amenazando con levantar todas las alfombras y barrer la porquería que allí se esconde.
Como dijo Edward Bulwer-Lytton,
En tiempos de Bulwer-Lytton no había bombas atómicas, claro está, pero de nuevo se cumple la metonimia.
El bolígrafo de Trump tiene más poder que las bombas atómicas, al menos de momento. Bien es cierto que quien ostenta hoy el el bolígrafo, tiene un buen puñado de bombas nucleares en su arsenal.
Como no podía ser de otro modo, la camarilla de dignatarios europeos y estómagos agradecidos del gobierno en la sombra han colapsado visiblemente.
Al show de Zelensky en el Despacho Oval y los sopapos metafóricos con que la nueva administración americana despidió al autócrata ucraniano, han seguido sendas declaraciones tanto de Elon Musk como JD Vance amagando con sacar a EE.UU. de la OTAN.
Dichas amenazas no han encontrado respaldo en el extenso primer discurso del Presidente Trump ante el Congreso.
No es mal momento para revisar algunas
presunciones sobre el pretendido papel de la OTAN, tras la que se
esconde deliberadamente su verdadera naturaleza.
En el ámbito político, según la descripción que de sí misma hace en su página Web,
Empezando por Turquía, estado fundador, hasta la Grecia de los coroneles, pasando por la cooperación con España firmada con el General Franco allá por 1953, la OTAN ha establecido diversas líneas de colaboración y membresía con toda suerte de dictadores señores de la guerra.
Resulta por tanto evidente que,
Desde la caída del muro de Berlín han promovido golpes de estado de todo color y condición.
No deja de resultar llamativo que sus voceros del Council of Foreign Relations (CFR) insistan en difundir la idea de que,
Desde la unificación alemana pactada con Gorbachov,
Véanse las recientes declaraciones del señor Josep Borrell, cuya labor al frente de la diplomacia europea se ha caracterizado más por incendiar que cualquier otra cosa, cuando reconocía este hecho, ocultado por la inmensa mayoría de los opinadores a sueldo, pese a ser una realidad verificable de manera sencilla.
Basta mirar un mapa para observar que, desde 1990, la OTAN ha ido ampliando su lista de Estados Miembros exclusivamente hacia el este de Europa... una contravención palmaria de los acuerdos en virtud de los cuales se llevaron a cabo procesos de independencia pacíficos en la década de los 90.
Estas promesas fueron explícitamente expresadas en febrero de 1990 por el Secretario de Estado James Baker tanto al Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Eduard Shevardnadze, como al Presidente Mijail Gorbachov.
Según Borrell, si bien estos compromisos existieron, ya son "historia". Papel mojado, para entendernos...
Cabría comentarle al señor Borrell, que cualquier compromiso adquirido en el pasado es "historia", lo que no justifica su incumplimiento.
También es historia el Memorándum de Budapest, aquel texto firmado en 1994 por Rusia, EE.UU., Francia y Reino Unido, que sirvió precisamente para asegurar la independencia pacífica de Ucrania, Bielorrusia y Kazajistán, tan manoseado en los últimos meses por la clá de palmeros atlantistas.
¿Acaso el Memorándum es más respetable que los acuerdos que lo facilitaron?
La independencia pacífica de estos territorios hunde sus raíces en estos compromisos, señor Borrell, por lo que menospreciarlos como si fuesen compromisos menores implica la mutilación del espíritu del acuerdo y, por tanto, una justificación tácita de la política de agresión a Rusia y a sus legítimas aspiraciones de seguridad.
Otro de los argumentos esgrimidos de manera recurrente por la ralea de opinadores interesados asociados al Council of Foreign Relations, es el de que Ucrania renunció a su arsenal nuclear.
¿Cómo que renunció?
El arsenal nuclear era soviético, no ucraniano. Ucrania no tenía entidad política al momento de la firma del Memorándum. Si la hubiese tenido, no hubiese necesitado el apoyo de EE.UU., Francia y el Reino Unido.
Es tan obvio que repele a la inteligencia. Ucrania, como comunidad política, no era más que una mera entidad usufructuaria de derechos otorgados por terceros. Ni siquiera puede considerarse que sus fronteras procedan de procesos de formación de una identidad nacional.
Pongamos por caso la cuestión de Crimea.
Del mismo modo, la región del Donbass, hoy en liza por la así llamada "Operación Especial" rusa, se constituyó en origen, allá por 1918, como República Soviética de Donetsk-Krivói Rog, teniendo que aceptar por la vía de los hechos su propio proceso de asimilación artificial a la República Socialista Soviética de Ucrania.
Como vemos, lo que hoy llamamos Ucrania, no es más que un constructo histórico derivado de eventos más o menos azarosos, que explican la actual situación de división étnica.
Hablar, por tanto de la integridad territorial ucraniana, obviando su historia reciente, es simple y llanamente puro voluntarismo atlantista.
Iré más allá:
A la luz de lo expuesto, se puede colegir que,
Al margen de consideraciones históricas sobre la integridad territorial de Ucrania, desde la firma del Memorándum de Budapest, la voluntad de incumplimiento y desprecio a la palabra dada por parte de la OTAN se hizo cada vez más patente.
Todavía se puede ver un vídeo de un jovencísimo Joe Biden, entonces senador por Delaware, durante una reunión del Atlantic Council en junio del 97, haciendo mofa de las preocupaciones que le hacían llegar sus homólogos rusos:
No anduvo muy perspicaz el viejo Joe.
Poco después, llegaron las adhesiones de Hungría, Polonia, República Checa, Eslovaquia, y todos los países que encontraron hasta llegar a las puertas de Rusia, hasta las puertas de Kiev.
El valor simbólico de Kiev para la cultura rusa, no tiene parangón.
Mientras escribo estas líneas, evoco los acordes imaginados en 1874 por el genial compositor ruso Modest Mussorgsky, cuya "Gran Puerta de Kiev" supone el punto álgido de su inmortal obra "Cuadros para una Exposición".
Recientemente, Wikileaks publicó varias decenas de cables diplomáticos intercambiados durante 2008 entre diplomáticos rusos y estadounidenses a través de los cuales Rusia avisaba de las consecuencias catastróficas de forzar a Ucrania a entrar en la OTAN, cuya situación de división étnica entre el este, étnicamente ruso, y el oeste ucraniano, permitía adivinar un horizonte de guerra civil.
Tras el golpe de estado del Maidán, alentado y favorecido desde las entrañas del estado profundo, a través de la inefable USAID con la inestimable colaboración de la National Endowment for Democracy (NED) y la red de fundaciones de George Soros, instaladas desde 1990 en la región, la situación ha discurrido tal y como profetizaban los cables rusos de 2008.
Desde 2014, una guerra civil silenciada por los medios de intoxicación occidentales tiene lugar en el este de Ucrania, donde los habitantes de la región del Donbass han tenido que aprender a hacer su vida entre bombardeos, malviviendo en sótanos, ajenos a cualquier empatía occidental.
Como en Crónica de una Muerte Anunciada, los hechos han ocurrido tal y como denunciaba Rusia que ocurrirían.
También la Corporación Rand, una de esas organizaciones militares a caballo entre el estado profundo yankee y los medios de intoxicación de masas, publicaba la hoja de ruta de lo que debería ser el proceder de la administración americana en el este de Europa.
La receta, seguida por Biden con precisión de cirujano, consistía en hostigar a Rusia deliberadamente en todos los frentes que fuese posible, a saber:
...y, por supuesto, armar a los "rebeldes sirios", ya saben ustedes, los rebanapescuezos moderados del HTS, marca blanca de Al Qaeda, a los que tras sesión de chapa y pintura, han pretendido colar como demócratas de toda la vida.
Como diría Mafalda,
Dicho y hecho...
El panorama preconizado por la Rand Corporation ha resultado tal y como se planteaba en su informe, coherente con el acervo atlantista, cuyos objetivos teleológicos, tan elocuentemente expresados por el primer Secretario General de la OTAN, Lord Hastings Lionel Ismay, consistían en,
Todos estos escenarios, como el lector puede suponer,
Veamos qué dice al respecto la página de la OTAN.
En el ámbito militar, la OTAN afirma,
Para poder resolver disputas de manera pacífica, lo primero que hay que hacer es crearlas...
Para ello, el deep state cuenta con una maquinaria muy bien engrasada de injerencia, regada abundantemente con dinero,
...con destino a organizaciones como el National Endowment for Democracy (NED) o la Fundación Freedom House, que a su vez participan en la creación de redes locales de presión política.
Son los llamados "métodos no violentos"...
Poco después, como setas en otoño brotan las manifestaciones, las batucadas, los bailes y flashmobs televisados para consumo de las masas occidentales, que desarrollarán vagamente una empatía acrítica con los alegres manifestantes.
La democracia abriéndose paso...
Si el país en cuestión tiene suerte, y el mandatario al que se pretende remover hinca la rodilla, se procede al cambio de régimen deseado, siempre de manera pacífica, claro.
Los nuevos mandatarios, plegados a los intereses de sus patrocinadores,
Todos contentos y todos felices, y los que puedan permitírselo incluso comerán perdices.
Los medios de comunicación occidentales destacan las incontrovertibles virtudes democráticas de los flamantes nuevos títeres, y tras unos días de campaña promocional, se procede al cierre del telón.
Sin embargo, puede ocurrir que el dignatario en cuestión no esté dispuesto a dar su brazo a torcer.
Es momento del plan B, de los ataques de falsa bandera como ocurrió con los muertos del Maidán, o los famosos gaseamientos de Alepo.
El objetivo es dibujar al mandatario como un sátrapa sanguinario, un enemigo de la democracia o un genocida abyecto. Años más tarde, se destapará la argucia, como ocurrió en los dos ejemplos descritos, pero pocos prestarán atención.
Mientras tanto, las masas adocenadas de Occidente aplaudirán fuerte los bombardeos de la OTAN en Serbia, en Libia, en Siria o donde se tercie, felices de que por fin se libere al pueblo de turno de las garras de un mandatario cuyo nombre no saben pronunciar y sobre el que semanas antes nunca habían oído hablar.
Ya será el tiempo de los Timber Sycamore, de los Batallones Azov o, más recientemente, de los rebanapescuezos moderados sirios.
Estos últimos están dando buena cuenta de su crueldad en los últimos días, filmando orgullosos sus ejecuciones y torturas a miembros de comunidades religiosas ajenas a su sanguinario culto salafista.
Y es que, aunque el rebanapescuezos se vista de Armani, rebanapescuezos se queda.
Esta limpieza étnica, que durante un largo mes los medios han conseguido silenciar, se vende hoy como "choques" entre las autoridades sirias (los rebanapescuezos ) y "fuerzas leales a Assad" (civiles, mujeres e incluso niños).
En definitiva,
Si para ello hay que mentir, ocultar, asesinar, bombardear y torturar, se miente, se oculta, se asesina, se bombardea y tortura.
Al otro lado de la narrativa se encuentra China, quien lidera junto a Rusia a los BRICS, cuyo modelo de injerencia se antoja más civilizado...
Infraestructuras a cambio de recursos naturales, en la construcción de una realidad geopolítica multipolar a la que Europa permanece obstinadamente ajena.
En palabras de Gramsci,
Ya se nos está haciendo largo el claroscuro...
Cada muerto, cada nuevo sacrificio humano en el altar del globalismo se clava en el alma de quienes aún no hemos sucumbido a la banalización del mal, a convertir el sufrimiento humano en un nuevo objeto de consumo.
El globalismo se muere, el mundo multipolar tarda en aparecer, y en el claroscuro siempre está ¡la OTAN...!
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