por Dr. Joseph Mercola
14 Diciembre 2020

del Sitio Web Mercola

Versión original en ingles

 

 

 

 


 

Historia en Breve

  • A principios de noviembre de 2020, Pfizer anunció que su vacuna tiene una efectividad superior al 90 %. Una semana después, Moderna, la empresa que diseñó su candidata a la vacuna en solo dos días, afirmó que contaba con un porcentaje de efectividad del 94.5 %
     

  • Los datos de los ensayos clínicos omiten información crucial, como el umbral del ciclo que utilizaron para la prueba de PCR, si los "casos" presentaron síntomas o no y cuánto tiempo dura la protección de la vacuna
     

  • Ningún ensayo del COVID-19 está diseñado para saber si la vacuna disminuye las tasas de hospitalización o la cantidad de muertes. Solo tienen como objetivo descubrir si reduce los síntomas en caso de infectarse


 


Las vacunas de emergencia contra el COVID-19 podrían causar muchos efectos secundarios

Dado a que las vacunas contra el COVID-19 están a punto de distribuirse de forma masiva, los medios de comunicación no dejan de hablar sobre quién la recibirá primero y cuál será el proceso.

 

Sin embargo, cuando se trata de estas vacunas, jamás hablan sobre la definición de "eficacia".

A principios de noviembre de 2020, cuando Pfizer anunció que su vacuna tiene una efectividad superior al 90 %, el mercado bursátil se fue por los cielos.

 

Una semana después, Moderna, la empresa que diseñó su candidata a la vacuna en solo dos días, afirmó que contaba con un porcentaje de efectividad del 94.5 %.

Sin embargo, si lee los comunicados de prensa de Pfizer y Moderna, así como otra información sobre ensayos clínicos, notará que omiten información crucial.

 

Por ejemplo:

  • No dicen cuántos ciclos utilizaron para las pruebas de PCR que tomaron en cuenta para contar los casos de COVID-19, lo cual es crucial para determinar la precisión de ese tipo de pruebas.
     

  • No dicen si los "casos" eran sintomáticos o asintomáticos.
     

  • No mencionan nada sobre hospitalizaciones o muertes, lo que significa que no hay indicios de que las evite.
     

  • No mencionan el tiempo que dura la protección de la vacuna cuando realmente es efectiva y protectora. Algunas indicaciones sugieren que para que la vacuna sea eficaz, es posible que deba aplicársela cada tres a seis meses.

 



La razón de probabilidad puede ser engañosa

En un artículo que publicó el Instituto Mises, el Dr. Gilbert Berdine, profesor asociado de medicina en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Tecnológica de Texas, escribió:

"El estudio de Pfizer involucró a 43 538 participantes y comenzó su análisis a partir de los 164 casos.

 

Lo que significa que solo unos 150 de 21 750 participantes (menos del 0.7 %) obtuvieron resultado positivo en la prueba de PCR en el grupo de control y alrededor de una décima parte de ese número obtuvo un resultado positivo en la prueba de PCR en el grupo de vacuna.

El ensayo de Moderna contó con 30 000 participantes.

 

Hubo 95 "casos" en los 15 000 participantes de control (alrededor del 0.6 %) y cinco "casos" en los 15 000 participantes de vacuna (alrededor de una vigésima parte del 0.6 %). Las cifras de "eficacia" citadas son razones de probabilidad...

Cuando el riesgo de un evento es bajo, la razón de probabilidad puede ser engañosa con respecto al riesgo absoluto.

 

Una medida de eficacia más significativa sería el número [necesario] a vacunar para prevenir una hospitalización o una muerte. Esas cifras no están disponibles.

Una estimación del número [necesario] a tratar del ensayo de Moderna para prevenir un solo "caso" sería de 15 000 vacunas para prevenir 90 "casos" o 167 vacunas por "caso" prevenido, lo cual no suena tan bien como efectividad del 94.5%".


 


Número necesario a vacunar de Pfizer es 256

En una carta al editor, el Dr. Allan Cunningham, un pediatra jubilado en Nueva York, también señala que el porcentaje de efectividad del 90 % de Pfizer no presenta la información de una manera en que las personas puedan entenderla, solo es el estimado del número necesario a vacunar.

 

Señala que:

"Aunque no se proporcionan datos específicos es fácil dar los números aproximados, es decir, con base en los 94 casos en un ensayo que involucró a 40 000 participantes:

8 casos en el grupo de vacuna de 20 000 participantes y 86 casos en el grupo de placebo de 20 000 participantes.

Esto produce una tasa de incidencia de COVID-19 de 0.0004 en el grupo de vacuna y 0.0043 en el grupo de placebo.

 

Riesgo relativo (RR) de la vacunación de 0.093, lo que se traduce en una "efectividad de la vacuna" del 90.7 % [100 (1-0.093)]. Y aunque esto suena impresionante, la reducción absoluta del riesgo para un individuo es solo de unos 0.4 % (0.0043-0.0004 = 0.0039).

El número necesario a vacunar (NNTV) es de 256 (1/0.0039), lo que significa que,

  • para prevenir un solo caso de COVID-19, se deben vacunar 256 personas

     

  • mientras que las otras 255 personas no obtienen ningún beneficio, pero sí corren el riesgo de sufrir los efectos secundarios de las vacunas, que aún no sabemos cuáles son"

 



Aún no se sabe mucho sobre cuestiones importantes de seguridad

De hecho, cuando se trata de seguridad, es importante señalar que debido a que solo unos cuantos voluntarios sanos han estado expuestos a la vacuna real, los probadores beta reales serán los cientos de miles de personas que reciban la vacuna una vez que esté disponible en el mercado.

En su artículo, Berdine enfatiza que aún no ha encontrado un colega médico que esté dispuesto a estar entre los primeros en recibir la vacuna experimental.

 

La mayoría dice que antes de considerar administrarse la vacuna, quieren revisar los datos de seguridad después de alrededor de un año de uso.

"Estos colegas están preocupados por los posibles efectos secundarios autoinmunes que podrían aparecer meses después de la vacunación", escribe Berdine.

Vale la pena señalar que ninguno de los ensayos en curso incluye voluntarios inmunodeprimidos, por lo que se desconocen por completo los efectos de estas vacunas en personas con una función inmunológica deficiente.

Este es un problema grave, ya que se estima que entre 14.7 y 23.5 millones de las personas que viven en Estados Unidos padecen alguna forma de enfermedad autoinmune, y estas personas también tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones por COVID-19 y muerte.

Si la vacuna agrava los problemas autoinmunes, el resultado podría ser devastador para una gran cantidad de personas.

 

Todos los voluntarios que están inscritos en los ensayos son más saludables que la persona promedio, sin embargo, los efectos secundarios parecen ser comunes incluso entre este grupo de "élite".

 

 

 


Lo que podemos esperar de la vacuna contra el COVID-19

Un artículo del 20 de octubre de 2020 que se publicó en Observer, enumera los efectos secundarios conocidos que han surgido en los diversos ensayos.

Escalofríos, fiebre, dolores corporales y dolor de cabeza son los más comunes, pero también se han producido al menos dos casos de mielitis transversa (inflamación de la médula espinal).

Incluso los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades advierten que los efectos secundarios de la vacuna "deben tomarse en serio" y Saad Omer, director del Instituto de Yale para la Salud Global, enfatizó la necesidad de una campaña de divulgación de gran alcance para discutir la realidad de los efectos secundarios, ya que existe la posibilidad de que los pacientes no regresen por la segunda dosis requerida si los efectos secundarios los toman por sorpresa.

El Dr. Eli Perencevich, profesor de medicina interna y de epidemiología de la Universidad de Iowa, sugirió que los trabajadores esenciales deben recibir tres días de licencia después de recibir la vacuna, ya que muchos se sentirán demasiado enfermos para trabajar.

Un artículo de CNBC publicado el 1 de diciembre de 2020, que analizó la frecuencia de las reacciones adversas, señaló que entre el 10 % y el 15 % de los participantes en los ensayos de Pfizer y Moderna reportaron efectos secundarios "considerables".

En la parte inferior del artículo se encuentra una sugerencia de un antiguo miembro del comité asesor, que propone cambiar la nomenclatura de "reacción adversa grave" a "respuesta inmunológica", esto con el fin de que las personas cambien la idea que tienen sobre estos efectos secundarios, incluso si terminan sin ir al trabajo debido a ellos.

El artículo también admite que no tienen idea de las reacciones a largo plazo, si es que las hay, lo que significa (como ya sabíamos) que este es un gran experimento de salud pública y, por supuesto, cualquier cosa que suceda después de la comercialización se considerará una "coincidencia".

En noticias relacionadas, un participante en el ensayo de AstraZeneca en la India, ahora está demandando a la compañía al declarar que la vacuna causó "daños neurológicos graves".

 

Un grupo de investigadores advierte que las vacunas contra el COVID-19 podrían aumentar su riesgo de infección por VIH.

 

Además, también existe la preocupación de que la vacuna contra el COVID-19 pueda alterar su ADN de forma permanente y convertirlo en un transhumano.

 

Como puede ver, hay muchas cosas que debe considerar antes de administrarse esta vacuna.

 

 

 


La pregunta es si realmente necesitamos una vacuna contra el COVID-19

Berdine también señala que la mayoría de sus colegas creen que,

"las dudas sobre la seguridad superan lo que perciben como un pequeño beneficio".

De hecho, en este punto, mucha información sugiere que la vacuna contra el COVID-19 podría ser innecesaria.

 

Por ejemplo:

  • La mortalidad por COVID-19 es muy baja fuera de los asilos de ancianos: el 99.7 % de las personas se recupera del COVID-19.

     

    Si tiene menos de 60 años, su probabilidad de morir por influenza estacional es mayor que su probabilidad de morir por COVID-19.
     

  • Los datos demuestran que el COVID-19 no ha aumentado excesivamente los casos de mortalidad general, lo que significa que el mismo número de personas que mueren durante un año determinado, en promedio, ha muerto en este año de la pandemia.

     

    Esto aplica incluso entre los ancianos, como se evidencia en un artículo de la Universidad Johns Hopkins que se publicó justo antes del Día de Acción de Gracias.

     

    De acuerdo con el artículo:

"Las muertes de personas de edad avanzada se mantuvieron igual antes y después del COVID-19.

 

Dado que el COVID-19 afecta principalmente a las personas de edad avanzada, los expertos esperaban un aumento en el porcentaje de muertes entre este grupo poblacional.

 

Sin embargo, los CDC no incluyen este incremento en sus datos.

 

De hecho, los porcentajes de muertes entre todos los grupos de edad siguen siendo casi los mismos".

Tan pronto como el artículo comenzó a ser tendencia en Twitter, Johns Hopkins lo eliminó y declaró que,

"se estaba utilizando para respaldar datos falsos y peligrosos sobre el impacto de la pandemia".

 

Porcentaje del total de muertes

por categoría de edad

 

  • Estudios sugieren que la inmunidad contra la infección por SARS-CoV-2 es mayor de lo que se sospechaba, gracias a la reactividad cruzada con otros coronavirus que causan el resfriado común.
     

    Es muy poco probable que las personas asintomáticas propaguen el SARS-CoV-2.

     

    Un estudio que analizó los datos de las pruebas PCR de casi 10 millones de residentes en la ciudad de Wuhan, descubrió que ni uno solo de los que habían estado en contacto cercano con un individuo asintomático (alguien que dio positivo, pero no tenía síntomas) había sido infectado con el virus.

     

    En todos los casos, los cultivos de virus de personas que dieron positivo pero que no presentaron síntomas también dieron negativo para el virus vivo.
     

 

 

Pero, ¿qué tan cierto es que las vacunas contra el COVID-19 salven vidas?

Peter Doshi, editor asociado de The BMJ, también cuestiona la efectividad de las vacunas contra el COVID-19, al señalar que los ensayos actuales no están diseñados para decirnos si las vacunas realmente salvarán vidas.

 

Y, si no lo hace, ¿para qué exponerse a sus efectos secundarios?

 

Doshi escribe:

"¿Qué significa exactamente cuando una vacuna se declara como "efectiva"?

 

Para el público, esto parece bastante obvio.

"El objetivo principal de una vacuna contra el COVID-19 es evitar que las personas se enfermen gravemente y mueran", dijo en una transmisión de la Radio Pública Nacional...

Sin embargo, los ensayos de fase III no están diseñados para demostrar este punto.

 

Ninguno de los ensayos en curso está diseñado para detectar una reducción en cualquier resultado grave, como ingresos hospitalarios, uso de cuidados intensivos o muertes.

 

Tampoco se están estudiando las vacunas para determinar si pueden interrumpir la transmisión del virus".

Doshi señala que, en una entrevista, cuando se le preguntó al Dr. Paul Offit, si un "evento" registrado en estos ensayos significaba una enfermedad de moderada a grave, respondió que sí, "así es".

 

Pero, de hecho, eso no es correcto.

 

Todos los ensayos de fase 3 incluyen síntomas leves como tos, como un "evento de COVID-19", y todos finalizarán sus análisis después de que solo 150 o 160 de los voluntarios desarrollen COVID-19 sintomático, independientemente de la gravedad.

"Parte de la razón pueden ser los números.

 

Es poco probable que se desarrolle una enfermedad grave que requiera ingreso hospitalario en un número significativo de participantes en los ensayos, ya que esto solo ocurre en una pequeña fracción de todos los casos sintomáticos de COVID-19.

A finales de abril los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades publicaron datos que reportaron una tasa total de hospitalización de casos sintomáticos del 3.4 %, la cual se divide en 1.7 % en personas de 0 a 49 años, 4.5 % en personas de 50 a 64 años y 7.4% en personas de 65 años en adelante.

Debido a que la mayoría de las personas con COVID-19 sintomático solo experimentan síntomas leves, incluso los ensayos con 30 000 pacientes o más presentaron un número relativamente bajo de casos de enfermedad grave", dice Doshi.

"Los ingresos hospitalarios y las muertes por COVID-19 son tan poco comunes en la población de estudio como para que una vacuna efectiva demuestre diferencias estadísticamente significativas en un ensayo de 30 000 personas".

Estos ensayos tampoco nos dicen nada sobre la capacidad de la vacuna para prevenir la transmisión, ya que esto requeriría hacer pruebas a los voluntarios dos veces por semana durante largos períodos de tiempo, una estrategia que es "operativamente insostenible", según Tal Zaks, director médico de Moderna.

 

 

 


La distribución de la vacuna COVID-19 enfrenta desafíos

También han surgido dudas sobre la posibilidad de que las vacunas contra el COVID-19 "se echen a perder" debido a un almacenamiento inadecuado.

La vacuna de Pfizer debe almacenarse a una temperatura extremadamente fría: -70 °C. (-94 °F).

 

La de Moderna es un poco menos extrema, "solo" se necesita una temperatura de -20 °C. (-94 °F).

Ambas vacunas representan todo un desafío para los proveedores que las administrarán.

Para tener una idea de por qué las vacunas deben congelarse, NPR las compara con chocolates que se derriten fácilmente.

 

La razón por la que las vacunas son tan frágiles es porque están hechas con ARN mensajero (ARNm), que convierte sus propias células en pequeñas fábricas que producen la proteína de SARS-CoV-2, que a su vez desencadena la producción de anticuerpos.

El problema es que el ARNm se descompone fácilmente, por lo que necesita temperaturas bajo cero para mantenerse estable. Pfizer dijo que su empaque especial, con ayuda de hielo seco, mantiene las vacunas congeladas.

 

Aun así, los proveedores deberán seguir directrices estrictas, una de las cuales dice que el compartimento del congelador que almacena las vacunas no se puede abrir más de dos veces al día y, cuando se abre, se debe cerrar dentro de un periodo de un minuto.

 

Una vez descongelada, la vacuna se puede mantener refrigerada durante cinco días.

Toda esta situación hace que la distribución también sea todo un desafío, ya que el pedido mínimo es de 975 dosis.

 

Eso significa que lo más probable es que las vacunas tengan que ir a lugares donde tengan que administrar una gran cantidad de vacunas en un corto período de tiempo para evitar que se echen a perder.

¿Que pasaría si se echan a perder o no se cuidan de la manera apropiada? Nadie sabe...

En el mejor de los casos, perderán su efectividad. En el peor de los casos, puede provocar efectos secundarios completamente inesperados.

 

 

 


La prisa por crear una vacuna y la indemnización a los fabricantes es un hecho preocupante
 

 

 


El hecho de que los fabricantes de vacunas estén indemnizados por cualquier daño causado por el uso de las vacunas es muy preocupante.

 

En el video de arriba, Children's Health Defense (CHD), fundado por Robert F. Kennedy Jr., destaca la fiebre del oro que ocurrió para las compañías farmacéuticas cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la influenza porcina como una pandemia en 2009.

En 2011, la vacuna contra la gripe porcina Pandemrix (utilizada en Europa, pero no en Estados Unidos durante 2009-2010) se relacionó causalmente con la narcolepsia infantil.

Varias vacunas experimentales se lanzaron de forma apresurada al mercado después de que la OMS declaró la pandemia de la gripe porcina en el año 2011.

 

Una de esas vacunas provocó que miles de niños y adolescentes europeos desarrollaran narcolepsia crónica y cataplejía (el colapso repentino debido a la pérdida del control muscular voluntario desencadenado por emociones fuertes o risa).

En los años siguientes, la vacuna contra la gripe porcina con adyuvante ASO3 Pandemrix (lanzada en Europa y no en los Estados Unidos) se ha relacionado con la narcolepsia infantil, la cual se disparó en varios países.

 

Niños y adolescentes en Finlandia, el Reino Unido y Suecia fueron los más afectados.

Otros análisis detectaron un aumento en los casos de narcolepsia entre los adultos que recibieron la vacuna, sin embargo, este vínculo no fue tan obvio como en los niños y adolescentes.

Un estudio de 2019 reportó que encontró una,

"relación novedosa entre la narcolepsia con la Pandemrix y el gen de ARN no codificante GDNF-AS1",

...un gen que se piensa regula la producción de factor neurotrófico derivado de la línea de células gliales o GDNF, una proteína que desempeña un papel importante en la supervivencia neuronal.

También confirmaron una fuerte relación entre la narcolepsia inducida por la vacuna y un cierto haplotipo, que sugirió,

"la variación en los genes relacionados con el sistema inmunológico y la supervivencia neuronal para aumentar la susceptibilidad a la narcolepsia inducida por Pandemrix en ciertas personas".

Ahora, en medio de otra controvertida pandemia, nos enfrentamos a una situación similar:

las compañías farmacéuticas están ansiosas por aprovecharse de la primera vacuna contra el COVID-19, lo que plantea la misma pregunta una vez más:

"¿Nos están haciendo lo mismo de nuevo...?"

 

 


La práctica hace al maestro

Durante siglos hemos presenciado muchas pandemias, pero en los últimos años han sido un medio de manipulación para beneficiar a las corporaciones, en particular a las farmacéuticas.

Por ejemplo,

la epidemia de la gripe aviar en 2015, que supuestamente mataría de 2 a 150 millones de personas.

 

En 2015, solo mató a 98 personas en todo el mundo, a 115 en 2006 y 86 en 2007.

 

En los Estados Unidos nadie murió a causa de esta infección.

 

Este engaño me llevó a escribir mi libro de la lista Best-seller del New York Times "The Great Bird Flu Hoax".

En 2006, 2007 y otra vez en 2008, las advertencias publicitadas sobre la gripe aviar se expusieron como lo que eran, un engaño cruel, diseñado para infundir miedo y llenar los bolsillos de la industria y de varias personas con derechos adquiridos.

 

En 2009, apareció el engaño de la gripe porcina, cuya campaña de vacunación, como se mencionó, fue todo un desastre.

En el verano de 2012 se hicieron terribles predicciones sobre la gripe aviar al decir que sus mutaciones eran capaces de crear una pandemia humana, por lo que surgieron vacunas de revisión acelerada.

Mas información en "Influenza - El Virus H1N1 - ¿Contaminacion Casual o Bioterrorismo?".

 

Todas esas "pandemias" fueron sumamente engañosas y el COVID-19 no es diferente.

 

Como se mencionó anteriormente, no hay evidencia de que este novedoso virus tenga un gran número de casos de mortalidad.

Sin embargo, la pandemia de COVID-19 difiere de las anteriores, ya que se está utilizando no solo para enriquecer a las compañías farmacéuticas y justificar las investigaciones de tipo ganancia de función, sino también,

para marcar el "inicio" de una era en la que los tecnócratas están al mando de la economía mundial...

Mientras que las economías de todo el mundo están en bancarrota debido a la pandemia, el sistema de los bancos centrales no han sabido enfrentar este problema y está a punto de desparecer.

La deuda mundial es tan alta que los países ni siquiera pueden pagar los intereses y, por lo tanto, el sistema dejó de funcionar.

 

Necesita "restablecerse", pero en lugar de deshacerse del 'sistema del banco central' y restablecerlo a algo estable (como regresar a un sistema respaldado por oro), los tecnócratas a cargo están marcando el comienzo de una moneda centralizada totalmente digital que les dará el control total de las finanzas de cada ser humano en la tierra.

Es más, el reinicio económico solo es una parte del apoderarse de todo el sistema.

 

La vacuna contra el COVID-19 es la herramienta perfecta para controlar a todas las personas del mundo y, de esta forma,

conectar esta vigilancia médica con la economía digital...

 

 


Nadie se hace responsable de los daños causados por las vacunas

Como lo señaló Barbara Loe Fisher, cofundadora del Centro Nacional de Información sobre Vacunas (NVIC), con base en los fracasos históricos de vacunas previas contra el coronavirus, una vacuna contra el COVID-19 de revisión acelerada podría convertirse en uno de los mayores desastres de salud pública de la historia.

Y al igual que sucedió con GlaxoSmithKline que jamás se hizo responsable de los casos de narcolepsia causados por Pandemrix, ninguno de los involucrados se hará responsable de las repercusiones.

 

Lo que sucederá es que, mientras todas las personas se exponen a los riesgos relacionados con estas vacunas, los fabricantes solo se harán más y más ricos.

Incluso cuando los efectos secundarios graves son poco comunes, si hablamos de vacunar a 7 mil millones de personas, incluso este pequeño porcentaje equivale a millones de personas afectadas...
 

 

 

 

Fuentes y referencias